Ciencia con conciencia: 40 años de una genuina propuesta para el bienvivir

Ecoportal

Como enmarcaba en el artículo anterior sobre el análisis del libro Homo Cooperans 2.0, la búsqueda de un objeto o idea podría darse en tres escenarios diferentes; un escenario con luz, otro con sombras y otro invisible. Aplicables también mayormente a los marcos presente, pasado y futuro. En esta construcción del paradigma del “ bienvivir ” suelo acercarme a ideas, artículos, libros del presente porque, por la regla heurística de no emplear mucho tiempo, hay muchas probabilidades de que estos ya más o menos contienen o han tenido en cuenta ideas del pasado. Sin embargo, a veces en la historia, hay bifurcaciones que dejan a ciertos autores o ideas en un camino no tan transitado.

En mi opinión, este podría ser el caso de Carlos A. Mallmann del que tomé prestado sus ideas de desarrollo humano y necesidades como una de las tres patas o teorías fundamentales para el modelo normativo de sostenibilidad que construí. En aquel momento no tuve mucho tiempo de indagar en su obra, pero justo esta semana he hecho una búsqueda intensiva y me he encontrado con este documento que presentó en la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) hace exactamente 40 años. Era una reunión de expertos sobre investigación y necesidades humanas que se realizó en Paris entre el 24 y 28 de octubre de 1977. Es un documento corto que merece la pena leerlo, en lugar de hacer un resumen donde perdería su esencia y mensaje. El documento se titula “Prioridades de investigación y conocimiento holístico” que puede descargarse aquí. No obstante, he tomado uno de sus gráficos principales sobre las necesidades y satisfactores humanos, parecido al que había presentado en 1973 en un congreso en México, el cual tomé como referencia para mi trabajo. Este diagrama nos da esa gran perspectiva o mapa a tener en cuenta para guiarnos a través del proceso de la vida humana. Ahora cada explorador o exploradora tiene que tomar su brújula interior y con sus propias decisiones, intentar guiarse a través de esa experiencia que es la vida humana.

Los aspectos más relevantes del documento en general, hacen hincapié, a mi parecer, en dirección a tres prioridades que darían un gran paso de la humanidad hacia el bienvivir:

1ª) La importancia del conocimiento holístico en la ciencia frente al conocimiento analítico. Ya que la UNESCO, en aquel tiempo, era la única organización de la ONU que tenía un mandato holístico en relación al conocimiento. Era necesario revertir ese proceso de fragmentación del conocimiento con el fin de revertir el proceso que estaba deformando nuestra actitudes y sociedades.

2º) En el ámbito de las necesidades humanas, la propuesta constructiva de Mallmann exponía un modelo holístico de las necesidades y su funcionamiento. Una vez conocido el modelo, lo prioritario en investigación era orientarse a conseguir lo antes posible una satisfacción perdurable de las necesidades humanas relacionadas con el vivir (mantenimiento, protección y amor), de acuerdo con los deseos expresados por la propia población contribuyendo al mismo tiempo a la mejora de la satisfacción de las restantes necesidades humanas (convivencia, crecimiento y perfección).

3º) Finalmente, de los cinco problemas que planteaba la satisfacción de las necesidades humanas vitales en el texto, uno de ellos, es prácticamente universal y afecta a todas las sociedades del mundo. Este trataba de las relaciones autoritarias y discriminatorias hacia la mujer. No sólo afecta a los países menos desarrollados sino también a los más desarrollados. Por lo tanto, una iniciativa a resolver este problema pondría en común un objetivo idéntico para todos los países. La solución de ese problema daría sinergias con otras necesidades.

Una vez presentado ese documento para aquellos cuya curiosidad les haga abrir la puerta de su lectura, analizaré el contexto de la época de ese documento junto con algún otro de Mallmann que he encontrado en inglés. El objetivo es dar visibilidad a esas propuestas que van dirigidas hacia un camino hacia el bienvivir que quedó realmente poco transitado. Hay que darse cuenta que en 1979 y en 1981 en el Reino Unido y en USA entraron como ministra y presidente Margaret Thatcher y Ronald Reagan respectivamente. Fueron unos largos mandatos que movieron la ventana de Overton en la agenda económica y política mundial hacia el lado contrario del bienvivir.

Por lo tanto, las propuestas de Mallmann y otros investigadores para un mundo mejor quedaron ciertamente enmudecidas ante el ruido atronador del movimiento neoliberal que aún perdura en nuestros días. Habría que preguntarse¿qué habría pasado con esas propuestas si en aquella época el movimiento neoliberal no hubiera tomado el poder? Realmente no se puede cambiar esa historia.

Hay que aceptarla, pero sí que se puede dar justicia moral a la agenda que no siguió y retomarla con fuerza en aquellos movimientos alternativos de estos días que de uno u otro modo continuaron por aquel sendero.

Un lugar en el mundo. El modelo mundial Latinoamericano

Carlos A. Mallmann, físico-matemático fue el primer presidente del consejo directivo de la Fundación Bariloche en Argentina. Esta organización se hizo famosa en los años 70 por su modelo mundial Latinoamericano (MML) o modelo Bariloche que era la alternativa al modelo planteado en el MIT, el modelo World 3 cuyos datos fueron utilizados para escribir el libro “Los límites del crecimiento” (1972). Este libro ha marcado mucho la agenda medioambiental y política que llega hasta nuestros días. Se han escrito nuevas versiones de ese libro, 20, 30 y 40 años después.

Del mismo modo, del Modelo Mundial Latinoamericano se han escrito revisiones 30 y 40 años después apelando a la vigencia de ese modelo. ¿Cuáles eran las principales diferencias entre los dos modelos? ¿Cuál era el camino que se proponía desde el Sur y que devino en el menos transitado?

Como ambos modelos se basaban en las matemáticas, en lo técnico, lo que añade complejidad para los no entendidos, me centraré en dar unas pinceladas sobre la filosofía de la que partía MML y así dar voz para que por lo menos pueda ser escuchado. Los axiomas que damos por buenos, necesitan de tiempo en tiempo una reflexión. Similar a la propuesta de Edgar Morin en su libro Ciencia con consciencia, los autores del MML partían de una postura ético-política. Así, Scolnik, uno de sus autores, señalaba como las técnicas matemáticas se pueden y deben usar como herramientas para el diseño de políticas. Es decir, la ciencia no es aséptica y una vez asimilado esto, hay que hacer transparente y conscientes los porqués de una elección. A ser posible darle el sentido moral a lo que se hace.

Gallopin, otro de los autores del MML, aclaraba hace un año junto con otros autores las diferencias entre los modelos y la conciencia de aquel proyecto. Esto tuvo lugar en una conferencia en la Universidad Nacional Litoral (UNL) de Argentian bajo la pregunta ¿Qué mundo queremos?

“Con el MML no negábamos la posibilidad de límites físicos, ni postulábamos un crecimiento material económico indefinido. Nuestro argumento era que en el horizonte de tiempo considerado y a las escalas globales o regionales, los límites operacionales a la humanidad eran sociopolíticos y no físicos”

“Mientras otros modelos globales se concentraron en la crisis en el futuro, la mayoría de la población ya vivía en la pobreza y la miseria. Ignorar esto equivalía a aceptar el status quo y los valores centrales de la sociedad vigente y subordinar la necesidad de cambio a evitar una catástrofe futura que llevara la crisis al Norte. En este contexto, las políticas orientadas al equilibrio global como las de los ‘Límites al Crecimiento’ tenderían a asegurar que las injusticias actuales del sistema global se mantuvieran”.

En una interesante investigación llevada a cabo sobre la vigencia del MML cuatro décadas después, apuntaban a cuatro suposiciones fundamentales que consideraban como lo mínimo deseable y alcanzable, teniendo en cuenta las capacidades existentes en los años setenta.

1) Una sociedad socialmente igualitaria puede basarse en la satisfacción de los derechos inalienables de todos los individuos: derecho al alimento, a la vivienda, a la salud y a la educación. El modelo tomó estos derechos para constituir la definición de las necesidades básicas de la humanidad, como una base de construcción inicial.

2) Se reconocieron múltiples aspiraciones y necesidades, que difieren cualitativamente de las necesidades básicas planteadas. El modelo expresamente dejó estas aspiraciones y necesidades afuera, para focalizarse únicamente en las necesidades básicas.

3) Cada individuo puede participar activamente en la toma de decisiones.

4) La sociedad planteada en el modelo, es no consumista, en el sentido en que consideró que el consumo no es un valor en sí mismo, sino sólo un medio para la satisfacción de las necesidades básicas.

En esa misma conferencia de hace un año, se manifestaba que el MML surgía como una crítica a los modelos capitalista y socialistas tal como habían evolucionado y su propuesta era los fundamentos de una sociedad deseable donde las necesidades humanas básicas para toda la población fueran satisfechas en un previsible futuro, posiblemente, alrededor de 2060.

Gallopin afirmaba: “En esta propuesta, la participación fue el eje central, tanto como fin en sí mismo y como mecanismo para establecer la legitimidad de las necesidades en la nueva sociedad. Así, la propuesta era más socialista que capitalista, aunque el énfasis central en la participación democrática diferenciaba nuestra propuesta de los países socialistas entonces existentes. Hoy, sería ‘post-capitalista’”

Aquello que, según Gallopin, podría haberse alcanzado en poco más de una generación, no se llegó a realizar por el camino o agenda tomada a nivel global. No obstante, y lamentablemente, aunque aquello no se alcanzó, su mensaje central sigue vigente:“Hay al menos un camino viable hacia un futuro sustentable y deseable, pero este requiere de cambios institucionales fundamentales y de una transformación del sistema de valores predominante. Las estrategias del ‘todo como siempre’ (business as usual) llevarán a un sufrimiento humano innecesario y extendido y a la insostenibilidad ambiental”.

Necesidades humanas y bienvivir:

Como decía Bernardo de Chartres, somos como enanos a los hombros de gigantes. Manfred Max-Neefsiguió el camino menos transitado y dejó el camino fácil para adentrarse en el camino arduo de hacer de este mundo un mundo mejor. Después del golpe de estado de Chile donde estaba trabajando se exilió en Argentina y concretamente se dirigió a la fundación Bariloche que estaba fuertemente marcada por Carlos Mallmann. Allí compartió con Mallmann diferentes investigaciones que posteriormente dieron a sus relevantes escritos del desarrollo a escala humana y la economía descalza.

Mallmann también tuvo inspiración en otros gigantes, entre ellos como confiesa en un texto “Moving towards Sinergy” escrito en 1979, se encuentran los libros de Erich Fromm y la música de Gustav Mahler. De este último intuyo que se inspiró para poner un departamento de música en la fundación Bariloche. Es decir, la mirada holística de Mallmann influyó para que la fundación Bariloche no sólo se dedicara a los ámbitos naturales y sociales sino también al Arte alineado con esa triada de Verdad, Bondad y Belleza.
En cuanto a la influencia de Erich Fromm, he podido constatar en los escritos que he leído de Mallmann, las metáforas sobre la sociedad sana y enferma, el concepto del carácter y la influencia del “Arte de Amar”.

Sin ir más lejos dejo el enlace de este texto precioso, utópico de una sociedad en 2100 “Moving towards Sinergy” que merece la pena sus lectura ya que en mi opinión en un canto al bienvivir (texto de 4 páginas en inglés descargable aquí). En él hace hincapié a los dos sucesos que han hecho pasar de una sociedad centrada en el paradigma de la alienación a una sociedad centrada en el paradigma del Amor. Los dos sucesos que cambiaron esa perspectiva fue la revolución interior donde cada uno se interroga, se cuestiona internamente y se hace más consciente y la revolución de la mujer algo que daba por finalizado en 2070 y que en esa época 2100 desde donde lo escribe parece tan obvio que nadie pensaba que tal cosa pudiese suceder antes. El artículo finaliza con dos propuestas,mantener siempre esa reflexión interior de cada uno, aunque ella depare ciertas afliccionesy su propuesta de felicidad que merece enmarcarse:

Finalmente, en uno de los capítulos del libro titulado “Visiones de sociedades deseables” (1979) editado por Masini, Barbieri y Galtung, Mallman escribe sobre las sociedades alternativas orientadas hacia la satisfacción de necesidades. La metáfora que emplea es la de la salud:

DIAGNÓSTICO Y CURACIÓN:

“Si tuviera que contestar con una frase la siguiente pregunta:

¿Cuáles son las causas de la extremadamente baja calidad comparativa de la vida que la mayoría de los pueblos ha tenido a lo largo de la historia y tiene todavía en este momento dentro de sus sociedades y en el mundo?

Yo diría que las causas son:

a) desde un punto de vista social e inter-humano, las formas de organización autócratas, jerárquicas y patriarcales; b) desde el punto de vista personal o intra-humano, las estructuras de carácter autoritarias, dependientes y auto-enajenantes; y c) desde el punto de vista ambiental o extra-humano, la relación explotativa-posesiva y depredatoria con el hábitat.

El diagnóstico de nuestra enfermedad inmediatamente señala hacia un enunciado general sobre la estrategia social o inter-humana que debemos seguir para curar el mal:

Debemos erradicar las inequidades del existir y, al hacerlo también erradicaremos las inequidades del tener.”

Posteriormente continua con la medicación y se centra en identificar los procesos que reproducen las características culturales de generación en generación, y consecuentemente las perpetúan en el tiempo si no hay cierta ruptura. Esos procesos se dan con la socialización, psicologización y la ambientalización de los niños. La clave principal,señala Mallmann, está en enfocarse en los niños ya que son las personas nuevas y no aculturadas de cada generación y por el hecho psicológico de que los rasgos del carácter adquiridos durante la juventud son más difíciles y penosos de cambiar posteriormente.

Para Mallmann, “las buenas sociedades son aquellas en las que sus miembros satisfacen sus necesidades de una manera sinérgica con ellos mismos, tienen una relación sinérgica con la sociedad y tienen una relación sinérgica con el medio ambiente.”

Finalmente, las propuestas de acción que propone Mallmann deben presentarse para un marco sociocultural específico. En su caso y a modo de ejemplo ya que vive en Argentina proponía para esa sociedad concreta y en ese contexto de tiempo, entre otras medidas:

– La democratización de las instituciones.

– La democratización de las familias.

– Creación de una nueva moneda paralela cuyos billetes serían equivalentes a las horas, días, semanas y meses de trabajo.

– Democratización de la propiedad del capital.

– Creación de una nueva rama del poder judicial cuyos atributos fueran la inspección de la distribución de los bienes materiales y no materiales, como por ejemplo, la participación en las decisiones, la educación, la información, el ingreso, el capital, la recreación, etc., y acusar a los poderes gubernamentales que sean responsables de deteriorarlos.

Estudios avanzados: estudios del futuro o cuando lo deseable llega al presente encontrándose con el camino del pasado:

Un repaso a la trayectoria profesional de Mallmann hacia 2002 poco antes de jubilarse nos mostraba esta fotografía del camino que había recorrido.

Carlos A. Mallmann. Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Buenos Aires. Argentian. Ha realizado investigación en Física Nuclear de Bajas Energías, 1951-1966; Política Científica y Tecnológica, 1966-1972; Desarrollo Humano, Calidad de Vida, Desarrollo Social, Dinámica Societal de Largo Plazo y Escenarios del Futuro, 1972- 2002. Ha ejercido la docencia, investigación y dirección en la Universidad de Buenos Aires, la Comisión de Energía Atómica e Instituto de Física Balseiro, Argentina; USA Atomic Energy Comisión; Fundación Bariloche; y United Nations University.

Ya hemos hecho referencia a sus estudios sobre desarrollo humano, calidad de vida, desarrollo social y su cooperación en el modelo mundial Latinoamericano. De una formación inicial de Físico-Matemático, se ve cómo empezó su carrera profesional enfocado en temas de Física hasta tomar un camino por temas de desarrollo humano y calidad de vida.

En la última parte de su carrera utilizó intensamente la parte matemática para intentar hallar un modelo cíclico. Este fue uno de sus trabajos más complejos. Junto con Lemarchand desarrolló un modelo formalizado matemáticamente donde se pudiera explicar los orígenes de los fenómenos de auto-organización que de alguna forma generan patrones temporales en las sociedades. Dentro de cada ciclo encontraron cuatro fases a las que identificaron como:

1) Relacionando y organizando de acuerdo con formulación de identidad social alcanzada en el periodo anterior. Características: conservativa, concordante, afirmativa, reconstructiva y dialógica.

2) Actuando y alcanzando las relaciones y organizaciones establecidas. Características: conducente, estable, certera, constructiva y ordenada.

3) Cuestionando y comprendiendo las acciones y logros previos. Características: crítica, discordante, dubitativa, deconstructiva y confrontativa.

4) Reformulando la identidad social de acuerdo con la experiencia previa. Características: conflictiva, inestable, incierta, destructiva, caótica.Ante la pregunta de si ese modelo era determinista con respecto a la evolución societaria los autores argumentaban que si y no.

“Sí, en términos de la predictibilidad de la secuencia de preocupaciones de motivación económica y política de las sociedades. No, en términos de las respuestas a esas preocupaciones motivacionales porque estarán determinadas por la lucha entre los actores sociales de una sociedad y su interacción con los actores sociales de otras sociedades.”

Conclusión personal final:

Como había comentado al principio, el apoyo en los hombros de Mallmann fue primordial para para la creación de un modelo de sostenibilidad humana holístico que realicé para el Master de Sostenibilidad. Por cuestiones semánticas o lingüísticas he optado por cambiar la capacidad humana de “Perfección”, por la de “Conciencia” manteniendo las necesidades de trascendencia y madurez como elementos para llegar a ella.

Así mismo, siguiendo un camino menos transitado he podido construir una red con 10 nodos o elementos que de algún modo u otro, según se apoye o no en una perspectiva ética o moral holística, nos pueden llevar hacia una sociedad enferma o al malvivir o hacia una sociedad deseable o al bienvivir. Esto todavía requiere más investigación holística, pensamiento complejo y probablemente matemáticas si quisiera modelarlo.

Esta nueva revisión exhaustiva de su vida y obra, me ha hecho descubrir nuevos gigantes como sus compañeros en el modelo mundial Latinoamericano y la visión inclusiva de este priorizando las necesidades humanas básicas de la población global.

El camino menos transitado suele ser duro, pero si es elegido moralmente es muy significativo. Una ciencia con conciencia, reflexiva sobre los pasos que se van dando es una necesidad humana global. Uno de esos sitios donde la ciencia se hace con conciencia es el Schumacher College en UK, lugar que he podido visitar unas cuantas veces cuando vivía cerca de allí. Pero quizás Daniel Wahl en este magnífico artículo “Ciencia con Conciencia. Schumacher College educación para el siglo XXI” (ver aquí) nos da de primera mano las vivencias integrales que allí se desarrollan. Como en ese artículo afirma:

“Lo que necesitamos son ciencias con conciencia, que enfoquen la participación apropiada en los procesos de la vida y no sigan la meta anticuada de las ciencias del siglo XIX, que era establecer la humanidad como dueña de la naturaleza a través de la predicción y el control”

Y para cerrar este artículo subrayo la cita que el profesor de astro-física, Chris Clarke expresó durante uno de los cursos del Schumacher College titulado “Viendo las ciencias con ojos nuevos”, “tenemos que empezar a pensar sobre el universo como una conversación, como una comunidad de seres en interacción consigo mismos. Es como que cada organismo está actuando y existiendo en el contexto creado por todos los otros organismos.”

Fuente del articulo: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/40-anos-de-una-propuesta-para-el-bienvivir/

Fuente de la imagen: https://www.ecoportal.net/wp-content/uploads/2017/11/bienvivir.jp

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Entrevista a Joaquim Sempere: «Tenemos que aprender a controlar nuestras expectativas a lo psíquicamente razonable y ecológicamente posible. La palabra clave es autocontención»

Entrevista a: Joaquim Sempere

Nuria del Viso (NV): Para abrir este boletín sobre calidad de vida, nos gustaría primeramente que nos ayudaras a acotar conceptos y relaciones entre calidad de vida y bienestar; y entre buena vida y su equivalente del buen vivir en América Latina.

Joaquim Sempere (JS): “Bienestar” y “calidad de vida” se usan a menudo como sinónimos, aunque con acentos distintos. Bienestar alude más bien a los elementos “objetivos” o utilitarios, como la satisfacción de necesidades básicas objetivables: alimentación adecuada y suficiente, buen estado de salud, acceso a vivienda digna, vestido, protección ante los imprevistos de la vida, etc. Calidad de vida alude a aspectos más cualitativos y subjetivos, es decir, a los niveles de satisfacción experimentados, que incluyen presupuestos culturales distintos para las distintas sociedades consideradas, así como la adecuación a los tipos y niveles de expectativas de las personas consideradas. De todos modos, las diferencias son pequeñas y los dos términos a menudo se usan indistintamente para designar lo mismo.

Entiendo que el “buen vivir” de las comunidades autóctonas de América Latina es más que lo que nosotros consideramos “vida buena” porque incluye una relación armónica con el medio natural que supone también armonía social, esto es, justicia, reciprocidad en los derechos y deberes, vida humana adaptada a ritmos menos artificiales que los de las ciudades modernas. Es obvio que se trata de un planteamiento de vida del que tenemos mucho que aprender.

Quiero insistir en el tema de las expectativas. La sociedad productivista-consumista genera incesantemente expectativas materiales cada vez más altas, lubricando así la tendencia al crecimiento, pero con efectos psicológicos y morales devastadores porque reproducen sin cesar la insatisfacción (que a su vez realimenta el deseo de más cosas). Tenemos que aprender a controlar la formación de nuestras propias expectativas, a adaptarlas a lo que es psíquicamente razonable y ecológicamente posible. La palabra clave en esto es autocontención.

NV: Desde tu óptica, ¿cuáles son los ejes principales de la calidad de vida?

JS: En la calidad de vida creo que debe incluirse la satisfacción suficiente y adecuada de las necesidades básicas materiales (alimentación, vivienda, vestido, salud) junto con ciertos parámetros que dan a la vida humana una densidad de significación satisfactoria. Comer, vestirse y cuidar la salud son, en definitiva, bienes instrumentales: necesarios para “estar bien” pero no suficientes para una vida buena. Se dice, con razón, que estamos físicamente bien cuando no sentimos el cuerpo, porque funciona como debe: es al enfermar o sufrir dolor cuando nos apercibimos de que “tenemos” cuerpo. Con las necesidades materiales pasa algo parecido: si están bien satisfechas no las sentimos y podemos dedicar nuestras energías a construir nuestra vida, nuestra persona, nuestras relaciones con los demás. “Calidad de vida” viene a ser esta conjunción de unas necesidades básicas adecuadamente satisfechas con una panoplia de actividades y relaciones humanas que dan sentido e interés a nuestra existencia.

Conviene precisar que “necesidades materiales” es un término que a veces se usa de manera restrictiva, olvidando que en su satisfacción propiamente humana se juega una gran variedad de aspectos. La comida no es mero metabolismo animal, sino arte, gastronomía, cultivo de la riqueza sensorial, búsqueda y experimentación, y comer es también un acto social donde juegan elementos de reciprocidad, compañía, intercambio de dones y de afectos, etc. Algo parecido puede decirse del alojamiento: la vivienda no sólo nos protege de la intemperie, sino que es el espacio que organizamos a nuestra manera, proyectando nuestra personalidad en la decoración y en la búsqueda de algún confort vital, etc. Y lo mismo de otras necesidades materiales.

Pero la calidad de vida no se detiene ahí. Incluye todo lo que da a nuestra vida sentido, relieve, riqueza emocional, artística e intelectual, incluyendo las experiencias relacionales de amor, amistad y otras interacciones, como las comunitarias, políticas, recreativas, ceremoniales, deportivas…

NV: Todas estas actividades implican tiempo. Precisamente, una de las percepciones más repetidas actualmente es la sensación de falta de tiempo con la aceleración de los ritmos de vida. En este contexto, ¿qué significa la aparición del movimiento slow? Y en el ámbito laboral, ¿cómo incidir para una mejora de la calidad de vida?

JS: El movimiento slow es una rebeldía contra la prisa que invade la vida moderna en casi todas sus facetas. La sensación de falta de tiempo y la prisa que se deriva de ella proceden de la lucha fáustica contra la finitud de la vida humana, la reacción desesperada para lograr este imposible que es detener el tiempo, otra manera de experimentar la ilusión de la eternidad imposible. Naturalmente, se refuerza con la dinámica capitalista de la acumulación indefinida de capital que requiere una ampliación permanente de la demanda de mercancías; el resultado de esta dinámica es la demanda incesante de más bienes y servicios para consumir, que se disputan entre sí el tiempo de que disponemos, que es limitado. No puedo trabajar mis ocho horas al día, preparar la comida, comer, aprender idiomas, jugar al tenis, ir al cine, ver televisión, usar mi teléfono móvil para mil y un usos, y así al infinito en las 24 horas que dura un día. El mensaje del movimiento slow lo interpreto así: el tiempo que nos es asignado es, en cualquier caso, limitado; como no nos permite abarcarlo todo, tenemos que autolimitarnos; es mejor hacer menos cosas y dedicar más tiempo a cada una de ellas, experimentándolas con la máxima intensidad posible, en lugar de mariposear superficialmente sobre un montón excesivo de actividades y estímulos, para descubrir, al final, la vaciedad y la frustración de tantas experiencias veloces, acumulativas, abundantes y superficiales. Más vale saborear con detenimiento y atención pocas experiencias que nos dejen huella.

NV: Nos hallamos inmersos en una profunda crisis ecológica y social. Sin embargo, las políticas económicas al uso continúan situando la meta del bienestar en el crecimiento (para “tener más cosas”), lo que implica no sólo mantener, sino aumentar, el ritmo de extracción de energía y materiales, alimentando estilos de vida que no son generalizables. ¿En qué consiste la calidad de vida en este contexto?

JS: La calidad de vida que se nos vende en estas circunstancias es una estafa. No digo que no se pueda vivir bien teniendo más cosas, pero cuando se descubre la profundidad de la crisis ecosocial, cuando se le cae a uno la venda de los ojos, ya no se puede ser feliz sin tratar de detener esta carrera hacia el desastre. La respuesta tiene dos vertientes, a mi juicio. Por un lado, la lucha política (en sentido amplio) para detener la carrera hacia el abismo, tratando de influir en la cultura, en la vida pública, en la política, para encaminar nuestras sociedades hacia la sostenibilidad. Por otro lado, adoptar personalmente, y con la gente que te rodea, estilos de vida congruentes con la consciencia de la crisis, tratando de reducir el impacto ecológico propio: andar, ir en bicicleta, viajar poco o nada en avión, prescindir del coche particular, instalar fotovoltaicas, vigilar lo que comes y lo que consumes en lo que atañe al despilfarro de recursos y energía, etc. El cambio personal de estilo de vida no resuelve el problema, que es de dimensiones colectivas inmensas, pero determina la ejemplaridad de la conducta adoptada como conducta deseable: en este sentido tiene que articularse con la acción política contribuyendo a señalar el camino correcto. Y a la vez, es una manera de avanzar en calidad de vida congruentemente con la toma de conciencia del desastre ambiental.

NV: En un artículo anterior para Boletín ECOS, relacionado con tu libro Mejor con menos (Crítica, 2008), apuntabas que “hace falta una reconsideración de muchos parámetros de la vida social”. ¿En qué consistiría este cambio de paradigma?

JS: Consistiría en no superar la biocapacidad de la biosfera para que podamos vivir dignamente en ella todos los seres humanos y el máximo número posible de especímenes de otras especies animales. En otras palabras: no superar la huella ecológica media por habitante que la biosfera puede soportar sin degradarse. ¿Cómo se arbitra esto? Ahí radica la dificultad, dado que hemos construido un mundo no sólo insostenible ecológicamente, sino encadenado por unas dinámicas incontrolables. Las interdependencias son tan densas y tan fuertes que no se puede intervenir en un lugar sin que tengan lugar efectos en otros lugares. Y como la oligarquía mundial del dinero controla los mecanismos esenciales, procura que ninguna comunidad, ningún país, escape a la lógica dominante, y puede conseguirlo. El ahogo de Grecia por la UE es un ejemplo. Para que la ciudadanía recupere capacidad de autogobierno, tendrá que producirse, a mi entender, un desmontaje de estas interdependencias, una transición a comunidades más autárquicas (permitidme esta palabra maldita) o más autosuficientes. No pienso en autarquía plena, sino en reorganizar el metabolismo entre sociedades humanas y medio natural cercano para lograr un aprovechamiento eficaz y no destructivo de los recursos que proporciona la naturaleza. Así sería más fácil ajustar las necesidades humanas al entorno ecológico cercano, materializando una cierta armonía entre ser humano y naturaleza.

Lo ideal sería conservar los adelantos de la tecnociencia que pueden enriquecer la vida humana, y para ello la autarquía propuesta debería combinarse con una “mundialización espiritual” que permitiera compartir los saberes y las otras expresiones espirituales sin limitación. Las técnicas de comunicación de que disponemos hoy hacen posible esta mundialización. Pero esto requeriría también una estructura industrial muy sofisticada: ¿cómo hacerla compatible con un metabolismo simplificado? Esta compatibilidad es uno de los retos importantes para “salvar” el progreso tecnocientífico sin sacrificar la biosfera.

NV: ¿Alguna pista sobre las medidas necesarias para implantar ese cambio de paradigma?

JS: El capitalismo desregulado que impera en el mundo es, en las actuales circunstancias, lo peor que nos podía suceder, pues las tareas necesarias para salvar la civilización humana requieren dosis importantes de intervención deliberada en la vida pública, regulación y planificación (con todos los correctivos que se desprenden de los fracasos del siglo XX en materia de planificación). Pero no se ve cómo introducir cuñas en un sistema tan compactamente interdependiente para introducir regulaciones conscientes. A mí, este sistema capitalista, asociado a una megamáquina, como decía Mumford, se me aparece como invencible. Sin embargo, se me aparece tan invencible como inviable: creo que camina hacia su autodestrucción. Si esto es así, tras la autodestrucción del capitalismo tecnológico desregulado surgiría la oportunidad de reconstruir una sociedad nueva desde las ruinas de la vieja. Pero esto sólo sería posible si hubiese una masa crítica de personas con la suficiente consciencia ecosocial (y la suficiente mochila de experiencias alternativas previas, aunque fueran modestas y locales) para tomar el relevo y marcar la dirección a seguir. Si en el momento oportuno no existe esa masa crítica, la ruina de la megamáquina puede desembocar en el caos más espantoso, en una “nueva Edad Media” dominada por grupos armados y mafias que impongan la ley del más fuerte en un planeta devastado. Por eso creo en las pequeñas acciones, en las intervenciones modestas para construir desde hoy embriones de futuro en los intersticios de la sociedad existente. Estas experiencias pueden parecer insignificantes hoy, pero pueden ser decisivas mañana. El futuro no está escrito en ninguna parte: dependerá de lo que hagamos desde hoy mismo. Y no debemos despreciar ningún ámbito de acción: ni esta construcción de experiencias locales que sean embriones de futuro, ni la acción política, ni la acción cultural, ni el desarrollo del saber, ni la transformación personal.

Joaquim Sempere (Barcelona, 1941) es doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona y licenciado en Sociología por la Universidad de París-X. Ha trabajado como director de la revista Nous Horitzons y forma parte del consejo editorial de la revista Mientras tanto. Es profesor emérito de Sociología de la Universidad de Barcelona, especializado en temas de medio ambiente. Ha desarrollado su pensamiento en torno a las necesidades humanas, el papel de la ciencia y los conflictos socioecológicos. Entre sus libros más recientes figura Mejor con menos (Crítica, 2008) y, en coautoría con Jorge Riechmann, Sociología y medioambiente (Síntesis, 2014). En esta entrevista desgrana su visión sobre la calidad de vida.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=220492

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