Cuando tu hijo adolescente te recomienda ‘Sex Education’

Una tarde de este invierno mi hijo adolescente me recomendó ver Sex Education. La primera reacción fue pensar que cómo quería que me gustase una serie de su interés cuando estamos en momentos muy distintos y pocas veces coincidimos con los gustos. Pero la propuesta ya me había calado y, sea por curiosidad de saber de qué iba la serie o, probablemente, por conocer un poco mejor a esta personita que tan poco se comunica últimamente, reconozco que acabé devorando la serie.

La verdad es que agradezco la propuesta. Es una serie inglesa situada en un instituto con su abanico de personajes variados que capítulo a capítulo va tratando muchas de las cuestiones que rodean a los chicos de estas edades, cuestiones como los miedos, la aceptación, la homosexualidad, el travestismo, la masturbación, el acoso sexual, el feminismo, el aborto, las enfermedades sexuales, el bullying y algunas otras.

Algunos pensarán que es una serie más de adolescentes en un instituto, y de alguna manera así es; los que hemos trabajado en estos centros de secundaria reconocemos como reales muchos de los clichés típicos de estas series (las tribus urbanas, los frikis, el chico y la chica populares…), todos los hemos visto. Pero no es eso, evidentemente, lo que hace interesante Sex Education. No es una serie más. El gran mérito de esta serie progresista es la capacidad que tiene de hablar de la sexualidad desde la responsabilidad.

Un argumento original

Sex Education está entre las tendencias de Netflix, es una serie muy bien acogida por su frescura, originalidad, diversión y atrevimiento. Su éxito radica en la naturalidad con la que enhebra ocho capítulos en cada una de las dos temporadas, tratando básicamente el tema de la sexualidad.

El protagonista, Otis, es hijo de una terapeuta sexual y, a pesar de su inocencia y a veces falta de habilidades sociales, es empujado por otra de las protagonistas, la extrovertida y madura Meave, a ejercer como consejero sexual en el instituto de Moordale. El instituto está lleno de adolescentes en su despertar sexual; chicos y chicas con miedos, descubriendo sus nuevos cuerpos, obsesionados por la pérdida de la virginidad, desconociendo las ETS, buscando su orientación sexual… Capítulo a capítulo, Otis va aconsejando a cada uno de los alumnos que decide recurrir a su ayuda. ¿Pero de dónde saca la información para poder aconsejar? A veces de lo que escucha de las consultas de su madre y otras veces de su propio conocimiento.

También se van desarrollando las relaciones entre los alumnos del centro, relaciones de amistad, de enamoramiento, de competición o hasta de bullying. Y cuando no están en el centro educativo van sucediendo también situaciones hogareñas donde se ven diferentes tipos de vínculos entre padres e hijos, algunos marcados por la comprensión y otros, sobre todo, por la incomprensión.

Sin ánimo de hacer spoiler, cabe destacar especialmente el último capítulo, verdaderamente impactante.

Un reparto diversificado

En primer lugar es destacable los diferentes tipos de familias que podemos encontrar en la trama: familia tradicional, homosexual, desestructurada, monoparental, numerosa… Reflejando así la realidad que podemos encontrar en cualquier instituto.

En segundo lugar, y como pasa en la mayoría de series ambientadas en un instituto, Sex Education cuenta con una gran variedad de personajes: la chica o chico popular, las bandas o tribus urbanas, los frikis, el malote, el acosado… Podríamos decir que están bastante bien representados los diferentes tipos de alumnos que vemos en los institutos, pero quizás lo que es más difícil de encontrar en la realidad de los centros son las combinaciones o tipos de relaciones que aquí encontramos, a veces poco creíbles. A pesar de ello el producto no pierde ni un ápice de interés.

Un reconocimiento a la labor educativa

El valor máximo de esta serie es el valor educativo que acaba teniendo gracias a la manera natural y respetuosa con la que trata temas aún tabúes para gran parte de la sociedad. Ver estos capítulos es pasar un buen rato entre risas, pero también es información y nos hace reflexionar sobre temas de los que no hablamos fácilmente. Y más en un caso como el nuestro, cuando en un mismo período de tiempo la está viendo un adolescente y una madre, cada uno por su lado.

Permite, de vez en cuando, entablar alguna conversación, o comentar simplemente alguna situación que sin el precursor de la serie quizás nunca se hubieran comentado. Cualquier serie, película o libro que favorezca la comunicación entre padres e hijos para hablar sobre la sexualidad se merece un gran reconocimiento, sobre todo por parte de los que sabemos lo difícil que a veces es poder hablar tranquilamente con los adolescentes.

Una proposición para Laurie Nunn

Probablemente ya tendrá pensado el guión para la tercera temporada. O para la cuarta. A pesar de ello, y aprovechando la oportunidad, quisiera proponer alguna idea. La serie está ambientada y va sobre jóvenes, pero inevitablemente es visionada no sólo por cientos de miles de jóvenes sino que también ha sido muy bien acogida por cientos de miles de adultos. Sin querer cambiar en ningún momento su rumbo, propongo lo siguiente:
¿Qué tal si los profesores del instituto reciben un curso de educación sexual, pero no solo de la salud sexual (anatomía, anticonceptivos y enfermedades), que son los cursos que poco a poco se van incorporando, sino un curso mucho más amplio en el que se expliquen la diversidad de orientaciones sexuales, tipos de relaciones, etc.?

O, por ejemplo, igual que hay una madre terapeuta sexual que se cuida de resolver los conflictos de sus clientes, podría haber otro familiar que hablase más de la sexualidad consciente, más tranquila, más amorosa, que ayudara a entender el gran valor de la sexualidad.

Reflexión final

Con series como ésta sí que podemos empezar a alejarnos de la violencia sexual, de las agresiones y de la intolerancia todavía tan presentes en nuestra sociedad. Diariamente las noticias nos recuerdan que es una de las principales preocupaciones de la sociedad actual, por lo que es obligación de los educadores y de la sociedad en general cambiar estas actitudes tan graves.

Sabemos la influencia que tiene la pequeña pantalla sobre la sociedad en estos momentos, y en especial sobre los adolescentes. Aprovechemos bien este valioso recurso, recordemos su función educativa. Necesitamos más series como Sex Education: divertidas, atrevidas, actuales, y respetuosas; y menos reality shows donde impera el machismo, el insulto y la mala educación.

Lídia Codony Vidal. Maestra de Primaria especializada de Ciencias y Matemáticas (UAB). Máster en Innovación en Didácticas Específicas de Ciencias (UVic).

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/09/cuando-tu-hijo-adolescente-te-recomienda-sex-education/

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‘Sex Education’: las series adolescentes quieren tomar el relevo para hablar de sexo

Por:smoda.elpais.com/ María López Villodres/Reseña/09-01-2018

Un consultorio sexual en el instituto gestionado por dos alumnos. La nueva comedia dramática que Netflix estrena el 11 de enero confirma que los adolescentes son el target ante el que rendirse y que la manera de informarse sobre sexo adopta nuevas formas.

Élite, Stranger Things, Skam, Por 13 razones, The End of the Fucking World, Derry Girls… Que las series de adolescentes son ahora el filón que ninguna plataforma de streaming quiere dejar pasar está claro. Los perteneciente a la generación Z han nacido ya en la era del consumo a la carta y demandan ficciones con las que identificarse y que puedan consumir de un atracón. La última en sumarse para inaugurar el curso en Netflix es Sex Education, una producción británica creada por Laurie Nunn que el gigante estrena a nivel mundial el 11 de enero y que, como no es difícil adivinar, trata sobre todo (y en abundancia) de sexo. Su protagonista, Otis Milburn (Asa Butterfield), es el hijo de la sexóloga Jean Milburn, interpretada por Gillian Anderson (Scully en Expediente X). Con pocas habilidades sociales y virgen, también en lo que a darse placer a sí mismo respecta, acaba convirtiéndose en una suerte de gurú sexual para sus compañeros del instituto aprovechándose de todo lo que ha escuchado en casa.

La idea del consultorio clandestino corre a cargo de Maeve Wiley (Emma Mackey), la chica ‘mala’ e involuntariamente popular con la que va a medias en el negocio -y que bien podría pasar por la hermana pequeña de Margot Robbie-. Maeve gestiona los contactos y el dinero y Otis, que se cuelga por ella, resuelve los problemas más íntimos del resto de alumnos. La premisa de aportar solución a las trabas y dudas sexuales de sus compañeros sirve de excusa para acabar exponiendo sus propias dificultades en materia, a pesar de contar en casa con una madre que, según se ve en el tráiler, está dispuesta a abordar el tema en cualquier ocasión. “Me he dado cuenta de que estás fingiendo que te masturbas y me preguntaba si querrías hablar de ello”, le suelta Jean mientras se sientan en el sofá. Tamaño genital, vello incontrolable o inseguridades en las primeras veces en pareja son algunas de las inquietudes que rondan las cabezas de aquellos que atienden a su despertar sexual y a las que la serie da visibilidad.

El sexo no es ninguna novedad en una serie adolescente, pero sí lo son las narrativas en torno a él, a la relación con el propio cuerpo y a asuntos como identidades de género u orientación sexual. “La homofobia pasó de moda en 2008” es una de las frases que, según recogen en Fórmula TV, se escucha en la serie cuando el matón de turno ataca a Eric Effiong (Ncuti Gatwa), el mejor amigo de Otis, homosexual e hijo de padres muy religiosos que hace tutoriales de maquillaje en YouTube a escondidas. Desde Refinery 29, en otra de las pocas reseñas publicadas sobre Sex Education antes del estreno, señalan que el hecho de que la falta de experiencia del protagonista no se trate como un continuo chiste, a diferencia del comportamiento del que abusan programas como The Bachelor con el caso de Colton Underwood (cuya virginidad ha sido objeto de debate en medio Estados Unidos), es un punto a subrayar.

Lo son también sus personajes femeninos: “Maeve, con su chaqueta de cuero y su pelo rosa, se hace con la serie como una joven implacablemente complicada que es mucho más que una manic pixie dream girl a la que Otis pueda rondar”, escribe la periodista Ariana Romero. Y señala también su “apetito sexual sin disculpas” como uno de los rasgos más necesarios del personaje. Como en el caso de Élite con el personaje que tiene VIH, la manera de tratar los temas resulta didáctica, sin pretensión de serlo, por la naturalidad y la cercanía con la que se abordan. En el caso concreto de la producción española, la portadora del virus es quien más habla de ese tema tabú y lo normaliza. La crítica, de hecho, es hacia los personajes de los padres que, ya sea por una protección mal entendida, por prejuicio, o por ambas, quieren mantener silencio al respecto.

El papel que juega el audiovisual (que esta generación consume principalmente en internet) a la hora de informar sobre sexo a los adolescentes es importante. Como recogían en TVE a través del Instituto de la Juventud, “más de la mitad de los adolescentes de entre 14 y 17 años encuentran en internet su principal fuente de información sobre sexo” y “a partir de los nueve años ya es probable que se hayan topado con contenido pornográfico”, indicaban en la Asociación Protégeles. Un tipo de imágenes que aportan una percepción tóxica, peligrosa, alejada de la realidad sobre qué es el sexo, cómo se practica y sobre el consentimiento. Contribuyendo también a fomentar la violencia machista. “Ofrece modelos que no son reales, genera expectativas que no se van a cubrir y propone metas que te meten en el terreno de las obligaciones y aleja del mundo de los deseos”, explicaba el sexólogo Carlos de la Cruz. El mismo reportaje decía que 12 de cada 100 chicas explican haberse visto obligadas a realizar prácticas sexuales que no querían hacer en realidad, solo porque el porno tradicional ha enseñado a hombres y mujeres que ellas son sumisas y su placer es secundario.

Ante esta situación, las vías para combatir los modelos dañinos son la base de una educación sexual en las aulas, que en España depende de las autonomías y que a menudo se acaba reduciendo a uno o dos pequeños talleres o clases al año, y también en casa. Tener ‘la conversación’ o mejor, ‘las conversaciones’ sobre sexo es tan clave como difícil de abordar y, a menudo, con el conocimiento ‘inconsciente’ de que los niños tienen acceso a todo tipo de información en internet, se abandona la tarea. Por este motivo existen plataformas como The Porn Conversation, creada por la directora de cine porno alternativo Erika Lust y su pareja, Pablo Dobner, en la que se dan consejos para padres de niños de diferentes franjas de edad sobre cómo hacerlo. En este escenario, las series se postulan como una vía sencilla, efectiva y con enganche para conseguirlo.

*Fuente:https://smoda.elpais.com/placeres/sexo/sex-education-las-series-adolescentes-quieren-tomar-el-relevo-para-hablar-de-sexo/

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