Tres apuntes educativos sobre Madrid

La supresión de exámenes de septiembre, la política educativa que lleva a una de las segregaciones socioeconómicas más fuertes de Europa y la persecución del elitismo son ejes de la educación en Madrid.

1.- La Consejería de Educación del Gobierno de la Comunidad Madrid ha suprimido el examen de septiembre. Profesorado, familias y estudiantes han denunciado la situación caótica que se está viviendo en muchos institutos sobrepasados por una medida impuesta con la más absoluta falta de rigor. Por la precipitación, la falta de análisis y por la ausencia de una agenda compartida en sus objetivos, contenidos, tiempos y recursos con la comunidad educativa y los sindicatos más representativos del sector.

La Federación Regional de Enseñanza de CCOO presentó, en su día, un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra la orden en la que se suprimía la convocatoria de septiembre. Argumentaba, y la situación actual le ha dado la razón, que un cambio en este sentido correspondía hacerlo desde las órdenes que regulan la evaluación; que los centros educativos madrileños no disponían de medios suficientes para lograr recuperar alumnado en 15 días, y que la recuperación en junio no tiene sentido como medida aislada, sino en el marco de una evaluación continua apoyada en una planificación de refuerzos, desdobles, distintos apoyos, etc. Para CCOO de Madrid, ni las plantillas ni los recursos materiales existentes hacían viable esta propuesta.

La supresión del examen de septiembre, como otras medidas que enturbian el buen funcionamiento del sistema educativo, tiene dos fundamentos. Por una parte, la mayoría de los problemas que se plantean en el subsistema escolar, con repercusiones en los subsistemas familiar y sociocultural, tienen su origen en unas normas generales de aplicación a todos y todas por igual, que no tienen en cuenta las realidades sociales, culturales y de aprendizaje de cada persona. Por otra, no hay evidencias empíricas generalizables desde datos comparativos que permitan extraer conclusiones sobre la eficacia de la recuperación en septiembre, pero debiera haberlas. Algunas comunidades autónomas ya han experimentado las pruebas en junio y han vuelto a implantar las de septiembre, y otras las mantienen en la actualidad. Esos datos debieran estar a disposición de todas las comunidades de forma transparente y haber sido objeto de análisis por las administraciones educativas, sirviendo de base a sus decisiones. Las administraciones neoliberales se comportan como un martillo para el cual todas las personas y las circunstancias son clavos.

2.- El Gobierno regional de Madrid convoca desde hace años una entrega de premios a la excelencia académica. Un canto al elitismo más conservador de la política educativa del PP madrileño, que centra toda su preocupación en exaltar al alumnado que académicamente obtiene mejores notas olvidándose del resto, como los más creativos o los que, a pesar de los contextos hostiles y desfavorecidos, son capaces de sacar adelante sus estudios, entre tantos otros y otras.

Algunos medios de información han recogido las palabras que el estudiante premiado, Francisco Tomás y Valiente, nieto del catedrático de Derecho Constitucional del mismo nombre asesinado por ETA, dirigió a las autoridades autonómicas alertando públicamente de que se estaba confundiendo excelencia con elitismo, y que esta turbia idea de la excelencia no puede situarse por encima de la equidad y del derecho a la educación para todas y todos los estudiantes: “No solo son excelentes aquellos que obtienen óptimos resultados, sino muy especialmente quienes consiguen progresar desde circunstancias menos ventajosas, en ocasiones con problemas familiares, aprietos económicos o dificultades de aprendizaje”.

Este elitismo encaja a la perfección en ese ideal de ‘economía de casino’ en el cual el pobre es pobre porque se lo merece. Y que hace de la competitividad más feroz entre los jóvenes el fundamento de una sociedad insolidaria y hostil con los demás. Un modelo social que tiene como correlato un modelo educativo que abandona a su suerte a las personas con más problemas sociales, económicos y culturales.

3.- Según un estudio de la OCDE, la Comunidad de Madrid es la segunda región de Europa, después de Hungría, con más segregación en la enseñanza secundaria en función del origen socioeconómico del alumnado. Produciendo un sorprendente agrupamiento en función de su estatus económico y social. Una investigación reciente elaborada desde la Universidad Autónoma de Madrid refuerza esta tesis y aporta tres variables para entender la descohesión social que fomenta el sistema educativo madrileño, fruto de las políticas educativas del Gobierno regional: a) la libre elección de centros; b) los centros bilingües, y c) la promoción y el fortalecimiento de la enseñanza privada apoyada desde la Administración educativa.

Las partes integran un mismo todo:

  1. No sólo tendrían que desaparecer los exámenes de septiembre, sino esta forma de evaluar al alumnado, con toda la trama de exámenes y pruebas externas que están convirtiendo la educación en un campo de instrucción y de tiro donde la competición, inmersa en una espiral de actividades y refuerzos extraescolares (para las familias que se los pueden permitir) se convierte en la única garantía de supervivencia social. Una sociedad movida por la insolidaridad, el individualismo, y el desprecio “al otro”.
  2. De ahí, que la educación en valores debiera ser la gran preocupación del sistema educativo. La verdadera excelencia es la excelencia ética y moral. Ya es una prioridad educar a personas excelentes: solidarias, capaces de cooperar y fraternizar con los demás, sin estar todo el día mirando por el retrovisor para saber por dónde viene el supuesto competidor y enemigo.
  3. No obstante y por seguir ahondando en un modelo elitista que abandona a su suerte a cientos de miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, el presidente del gobierno regional de la Comunidad de Madrid, ya tiene en cartera la inversión de 6,7 millones de euros en becas de excelencia, destinadas a 3.215 alumnos para el próximo curso haciendo caso omiso del pilar que debería vertebrar nuestro sistema educativo: la equidad educativa.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/21/tres-apuntes-educativos-sobre-madrid/

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Salir del hoyo cavando

Por: Pedro Badía

Debemos de trabajar por un sistema educativo inclusivo, de justicia social. Más participativo, más colaborativo y solidario. Con más capacidad para integrar conocimientos y experiencias frente a un sistema neoliberal que quiere hacerse con el mercado educativo.

Más allá de las buenas o de las malas notas; de la disciplina y del esfuerzo para aprender y aprobar asignaturas. Más allá del fracaso escolar y del abandono escolar temprano, hay que la mayoría del alumnado que lo aprueban todo no son necesariamente excelentes, tampoco son pésimos aquellos y aquellas que suspenden, fracasan y abandonan cada curso. ¿Por qué un joven capaz de mantener una conversación, de tener alertas de noticias en el móvil sobre las cuales tiene opinión y de leer prensa y algún libro de su interés fracasa en la escuela? ¿Por qué abandonan el sistema educativo jóvenes normales y corrientes? Seguramente porque la escuela sea de las pocas instituciones importantes que quedan para garantizar un orden social más selectivo que solidario y más competitivo que colaborativo. En la “sociedad del riesgo” la escuela es infalible. El sistema escolar ha resistido el empuje de las nuevas tecnologías y de las redes sociales y se sigue moviendo por una lógica del apartheid, donde un importante número de jóvenes ya parecen de antemano excluidos y excluidas.

La educación es el resumen de los derechos humanos más importantes. Hablar de educación es hablar de justicia social y de valores morales que deben ser exigibles en cualquier sistema educativo, y que debemos de aprender porque su ausencia es un lastre para la sociedad civil. “La excelencia moral es la que más vale porque, sin ella, las demás excelencias valen menos”, Aurelio Arteta.

Es importante decantar el debate que existe actualmente entre modelos educativos que, como ha escrito Camila Crosso, pugnan entre sí con “diferentes sentidos, valores y prácticas de la educación”. En este momento predomina una concepción más economicista de la educación, reducida a la instrucción en determinadas disciplinas, según la jerarquía de materias que existe en el currículo. Los ejes que organizan el trabajo dentro del sistema educativo son el aprendizaje de ciertas habilidades y de determinados conocimientos y la medición, que no evaluación, mediante pruebas nacionales e internacionales cuyos resultados marcan las políticas educativas de algunos gobiernos. Se acumulan conocimientos medibles para ser más competitivos en el mercado laboral. En un mundo cada vez más complejo sigue ganando fuerza la instrucción y la medición.

¿La solución? Parece que en los últimos años no la tienen los gobiernos. España es un ejemplo. La LOMCE no sólo es ineficaz para solucionar los problemas y afrontar los retos que tiene el sistema educativo, sino que agudiza los primeros e ignora los segundos. Es una ley que insiste en la instrucción como guía, en la fragmentación y jerarquización como principales valores del currículo y en la medición de conocimientos como fórmula para avanzar en el sistema educativo. La solución que aporta la LOMCE tiene como principal objetivo “consolidar un modelo de desarrollo educativo, económico y social que profundiza las brechas de injusticias generadas por un mundo cada vez más desigual. Una perspectiva que despolitiza el derecho a la educación y transforma a las pruebas y los resultados de aprendizaje estandarizados en el epítome de la calidad educativa”. Palabras escritas por Camila Crosso sobre la tendencia predominante en educación mundial, pero aplicables al caso español.

En el suplemento Babelia de El País, sábado 9.09.2017, Iñigo Errejón escribía una crítica muy interesante, y recomendable del libro Contra el Populismo (José María Lassalle, Debate, 2017) y señala algunos de los problemas más complejos que forman parte del escenario actual en el que se ubica el sistema educativo, y al que las políticas neoliberales son incapaces de dar respuestas. Errejón indica que ante la grave fractura social, el control de las democracias por poderes privados incontrolables, la voladura de las instituciones que garantizan la buena salud de la democracia y especialmente la voladura de las políticas públicas que tenían como objetivo limitar el poder de los más fuertes, elevar las oportunidades de los más débiles y garantizar unas reglas del juego compartidas por la comunidad política, la solución que ofrece el neoliberalismo es “salir del hoyo cavando”. Protegerse aún más de los componente solidarios, cooperativos, de justicia social, así como del fortalecimiento del espacio público tan importante para promover una ética ciudadana que supere el individualismo y apueste por la construcción de la igualdad, la justicia social y el bien común.

El derecho humano a la educación es el terreno más importante que conquistar por el neoliberalismo, y el lugar donde se está dando una de las batallas más cruentas. De aquí la importancia de que la comunidad educativa se organice en movimientos de amplio espectro social y suficientemente organizados para resistir y al mismo tiempo avanzar con una propuesta educativa que garantice la educación a lo largo de toda la vida como un derecho de ciudadanía capaz de compensar las desigualdades; que garantice unas condiciones dignas de infraestructuras y de inversión pública; que ponga en valor la profesión docente, desde una perspectiva política y social; que consolide el objetivo de una educación, y una cultura de paz, para la ciudadanía.

Debemos de trabajar por un sistema educativo inclusivo, de justicia social. Más participativo, más colaborativo y solidario. Con más capacidad para integrar conocimientos y experiencias.

“Un sistema educativo puede presumir de excelencia si está pensado para formar en ella a todos sus alumnos, pero no si se deshace de todos aquellos alumnos que no la alcanzan por sí mismos”, Jorge Wagensberg. Ya sabemos lo que no funciona y la solución no es seguir cavando.

* Aurelio Arteta. Catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco.
*El sistema educativo está compuesto por tres componentes esenciales el subsistema escolar, el subsistema familiar y el subsistema sociocultural. Según la definición de Xavier Melgarejo.
*Camila Crosso es la coordinadora general de la Campaña Latinoamericana por los Derechos de la Educación, CLADE, y presidenta de la Campaña Mundial por la Educación.
*Iñigo Errejón. Politólogo y político. Investigador. Diputado por Madrid en la lista de Podemos.
* Jorge Wagensberg. Profesor, investigador y escritor español.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/09/22/salir-del-hoyo-cavando/

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Precariado universitario

Enrique Javier Díez Gutiérrez

La gestión neoliberal de nuestra Educación Superior está convirtiendo las universidades públicas en empresas, como constatan investigadores de prestigio como Noam Chomsky.

El personal docente e investigador (PDI) se vincula cada vez más con las universidades con fórmulas contractuales caracterizadas por la precariedad y por la temporalidad. La contratación de “profesores y profesoras asociados” y de figuras cada vez más temporales, precarias y con derechos cada vez más recortados, a fin de reducir costes laborales e incrementar el servilismo laboral, es parte del asalto neoliberal general a los servicios públicos, a los bienes comunes, a los denominados “procomunes”.

La Ley Orgánica de Universidades de 2000 (LOU) creó seis modalidades de contratación de carácter temporal. A lo que habría que añadir el profesorado visitante, los y las investigadoras Ramón y Cajal, o Juan de la Cierva, así como las y los técnicos de investigación y el profesorado asociado. Esta última figura, por su bajo coste, por ser los que más carga docente tienen, y por su carácter contingente, ha animado a utilizar profusamente esta figura en las Universidades. Se les despide cada semestre, para no pagarles las vacaciones. La conjunción entre asociados y becarios de investigación, evidencia que buena parte de la docencia universitaria está en manos del profesorado peor pagado de todo el sistema educativo.

Este modelo neoliberal pretende un sistema dual de profesorado, como en su reflejo empresarial: una “élite” investigadora y docente de “fichajes estrella” con contratos blindados y una mayoría de profesorado en condiciones precarias, temporales y dependientes de continuas renovaciones de sus superiores, mal pagados y trabajando “a destajo”, con graves dificultades para mantener una cierta “libertad de cátedra” e independencia académica.

A esa élite hay que añadir la proliferación de otra “élite de ejecutivos” que florecen en este modelo de negocio empresarial universitario. Gerentes, cargos administrativos y burocráticos, y empresas asociadas de gestión, se convierten en imprescindibles si tienes que controlar a la gente: una suerte de despilfarro económico, pero útil para el control. En los últimos años se ha registrado un aumento drástico en nuestras universidades de estos “profesionales” de la gerencia y los cargos burocráticos, más que bien pagados y “afines” a quien los contrata.

No obstante, la fe de los fanáticos talibanes en el credo neoliberal es inquebrantable. Cuando Alan Greenspan, economista norteamericano conocido por haber sido presidente de la Reserva Federal de EE. UU., testificó ante el Congreso en 1997 sobre este modelo económico, explicó que una de las bases de su éxito era que estaba imponiendo lo que él mismo llamó “una mayor inseguridad en los trabajadores”. Según esta ideología, si la clase trabajadora está insegura no exigirá aumentos salariales, no irá a la huelga, no reclamará derechos sociales. Y eso es lo óptimo para la salud económica de las grandes empresas. En su día, a todo el mundo le debió parecer razonable el argumento de Greenspan, a juzgar por la falta de reacciones y los aplausos registrados, recuerda Chomsky.

Eso es lo que se ha transferido a las universidades. Conseguir una mayor “inseguridad” de los profesionales que en ellas trabajan manteniéndoles pendientes de un hilo que puede cortarse en cualquier momento, de manera que mejor que sean dóciles, acepten salarios ínfimos y trabajen a destajo. Esa es la manera como se consiguen universidades “eficientes” desde el punto de vista de la ideología empresarial. Y en la medida en que las universidades avanzan por la vía de un modelo de negocio empresarial, la precariedad es exactamente lo que se impone.

Los efectos de esta lógica neoliberal individualizada, precarizada y competitiva, que fija retribuciones, dedicación y prestigio en función de los resultados, supone un aumento de la presión y del estrés laboral, del ritmo de trabajo. Se perciben con mayor claridad cuando afectan a colectivos precarios de docentes e investigadores porque los hace responsables no sólo de su competencia profesional (de su nivel de reconocimiento) sino de mantener (o de conseguir en un horizonte incierto) el propio puesto de trabajo, responsable de su potencial empleabilidad. En estos colectivos la desregulación laboral se traduce en exigencias de flexibilidad y en mayor precariedad. A la flexibilidad temporal (inestabilidad de contratos, dependencia de las subvenciones variables) hay que añadir la flexibilidad horaria (disponibilidad más allá de lo estipulado) y la flexibilidad funcional (polivalencia y tensión formativa correlativa a los posibles cambios en los requisitos de las distintas instancias evaluadoras). Estas nuevas reglas del juego laboral tienen también como efecto perverso una despolitización del profesorado y una casi exclusiva dedicación a aquello que se considera clave en el reconocimiento académico de méritos, centrándose únicamente lo que permite superar pruebas de rendimiento, tener visibilidad y reconocimiento institucional.

Las políticas públicas de gobiernos conservadores, neoliberales y socialdemócratas han promovido y están incentivando que nuestras universidades públicas se orienten hacia este modelo de gestión empresarial, donde parece que lo que importa es mantener los costos bajos y asegurarse de que el personal contratado es dócil y obediente.

La idea es transferir la mayor parte de la docencia a trabajadores precarios, lo que mejora la disciplina y el control. Los costos, claro está, los pagan los estudiantes y quienes se ven obligados a desempeñar esos puestos de trabajo precarios. Pero es un rasgo típico de una sociedad dirigida por la mentalidad empresarial transferir los costos a la gente. La universidad impone costos a los estudiantes y a un personal docente que, además de dificultar gravemente su carrera académica, se le mantiene en una condición que garantiza un porvenir sin seguridad. Todo eso resulta perfectamente natural en los modelos de negocio empresariales. Es nefasto para la educación, pero está claro que su objetivo no es la educación.

Es sorprendente que el dogma neoliberal sea incapaz de comprender que la Universidad debe ser una institución democrática, en la que la comunidad universitaria (profesorado, estudiantes, personal no docente) debe participar en la determinación de la naturaleza de la institución y de su funcionamiento. Esto no es ninguna propuesta ni siquiera progresista o de izquierda, por cierto. Procede directamente del liberalismo clásico de sus fundadores, como John Stuart Mill, que daba por descontado que los puestos de trabajo tenían que ser gestionados y controlados por la gente que trabajaba en ellos: eso es libertad y democracia.

Es la comunidad universitaria y sus docentes quienes tienen que establecer qué van a enseñar, cuál será el programa, cómo se va a desarrollar las investigaciones y cómo compartirlas y colaborar en ellas. En un sistema representativo, necesitas tener a alguien haciendo labores administrativas, pero tiene que poder ser revocable, sometido como está al servicio de los componentes y la institución que administra.

Es bueno para las personas, para la sociedad e incluso para la economía el que la gente sea creativa e independiente y libre. Todo el mundo sale ganando de que la gente sea capaz de participar, de controlar sus destinos, de trabajar con otros: puede que eso no maximice los beneficios económicos inmediatos ni la dominación de unos pocos sobre otros, pero, como plantea Chomsky también, ¿por qué tendríamos que preocuparnos de esos “valores”?

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=224568

Fuente de la imagen: http://e02-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2015/02/05/14231409414006.jp

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Director de Educación de la OCDE: ‘La calidad de la educación no excederá la de los maestros’

Por: DANIEL SALAZAR MURILLO / www.elfinanacierocr.com

OCDE aprueba políticas educativas del país, pero cuestiona eficiencia en gasto.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio el visto bueno a las políticas educativas de Costa Rica el pasado 31 de julio.

Andreas Schleicher (director de Educación de la OCDE y coordinador de las pruebas PISA) y su equipo, examinaron el perfil educativo de Costa Rica y evaluaron favorablemente al país, pero resaltaron extensos retos en la calidad docente, la oferta educativa y la equidad en el acceso.

Aquí un resumen de la conversación que EF mantuvo con el investigador.

¿Es cuantiosa nuestra inversión educativa? ¿Es suficiente?

—Hay áreas en las que la inversión todavía no es suficiente. En edades tempranas –niños de dos o tres años– ahí no se está haciendo el nivel de inversión necesaria.

“En la educación primaria creo que se gasta lo suficiente, pero deben encontrar vías para gastar mejor: atraer los maestros más talentosos a las zonas con más desventaja. Muchas escuelas son muy pequeñas, y eso hay que cuestionarlo. En educación superior, Costa Rica gasta mucho más que cualquier otro país: 1,5% del PIB. La pregunta es cómo encontrar más equidad. Si usted obtiene un buen título de colegio, tienes acceso a la universidad y el Gobierno te da más dinero. Si no lo logras, debes ir al sector privado y pagar enormes sumas”.

Los incentivos para estudiar se han multiplicado cinco veces en los últimos quince años. ¿Qué evaluación hace de ellos?

—En escuelas, las becas no están llegando a los niños más brillantes de las familias pobres. Se necesita más esfuerzo en asegurarse de que son los más brillantes, y no los más adinerados, los que tendrán las mejores oportunidades. Los niveles de becas son buenos, pero la forma en que se distribuyen debe pensarse más.

“En secundaria creo que ha sido un gran éxito. La participación ha mejorado muchísimo y ha ayudado mucho para avanzar a un acceso universal”.

Pero aún la deserción sigue siendo muy importante…

—Creo que no es una pregunta sobre becas sino sobre cómo diversificar mejor la educación secundaria. La gente aprende de forma diferente y, algunas veces, se aprende diferente en diferentes etapas de la vida.

“Hoy, la única ruta para el éxito es que obtengas todas las calificaciones de un bachillerato. Así que no es un problema de dinero, es que los colegios solo valoran un tipo de habilidades académicas. Tener un mejor grupo de estudiantes con potencial y talentos pasa por reconocer diferentes acercamientos para aprender.

“Sabes, la deserción es también un fenómeno sobre qué tan ‘relevante’ es, para mí, estudiar . La gente de los ambientes más desventajosos puede no encontrar el sentido de aprender muchas cosas para su futuro y sus vidas. Diversificar es clave”.

¿La educación dual y técnica sería clave?

Lo creo. Ofrecer a los estudiantes diferentes caminos. Hoy no hay mucho de dónde elegir.

Se gradúan 10.000 docentes por año y no hay mecanismos para conocerlos. No hay pruebas, entrevistas o perfiles de contratación. ¿Cuán grave es eso?

—La calidad de la educación no puede nunca exceder la calidad de los maestros. El problema es que la mayoría de las carreras no están siquiera acreditadas. No sabemos la calidad de los cursos que llevan. Sin embargo, antes de hablar de la evaluación de maestros, deberíamos hablar de la evaluación de los programas de enseñanza para maestros. Si lo logran, harán una mejora enorme.

“El segundo punto es que, aunque hay mejoras de competitividad, tiene que haber mejor retroalimentación para los profesores y más liderazgo. Los directores de los colegios y escuelas son administrativos y no son líderes sobre cómo enseñar”.

¿Hay mucha burocracia y control alrededor de los maestros? ¿Se necesita más autonomía?

Muchísima, lo creo. Pero más autonomía requiere de más capacidad. Si quieres que las escuelas sean más autónomas necesitas buenos directores. Costa Rica tiene que aumentar la autonomía y, tienes razón, el país está al final de la lista en eso. Pero también debe aumentar la capacidad de liderazgo en términos de enseñanza, no de administración.

Nuestros estudiantes no son buenos leyendo, no saben resumir y no les gustan las matemáticas, según PISA. ¿Qué nudos impiden mayor calidad educativa?

—Hay que responder a la pregunta sobre cómo hacer el aprendizaje un proceso más relevante. Uno de los pasos más grandes que han hecho es crear un currículo que pone énfasis en la aplicación y competencia del conocimiento. Eso está muy bien, pero es un pedazo de papel, y aún no se ha logrado transformar en una mentalidad de los profesores, que no deben transmitir conocimientos preconstruidos, sino que deben coconstruir el conocimiento con sus estudiantes. Aprender debe ser un proceso relevante.

Algunos candidatos presidenciales plantean eliminar las pruebas de bachillerato. ¿Qué impacto tendría hacerlo?

Eliminar el bachillerato será como cerrar los ojos: ustedes se quedarán ciegos si lo hacen. El examen es muy importante para decirle a los estudiantes qué es relevante y para enseñarle a los profesores qué pueden mejorar. Incluso los empleadores pueden conocer qué saben los estudiantes. Pero hablábamos antes de hacer la educación más amplia, para que si los estudiantes que tenían un gran éxito, pero solo en algunas materias, pudieran obtener un reconocimiento por eso. Hay que hacer el bachillerato más diverso, más abierto para que pueda reconocer diferentes fortalezas y debilidades, en lugar de decir que todos tienen que pasar el mismo examen.

La crisis de los años 80 tuvo unos efectos devastadores en nuestra educación. De esa generación, un 68% no logró graduarse del colegio. Ellos son la fuerza laboral de hoy en día. ¿Qué podemos hacer para ayudarles?

Creo que este es uno de los más grandes retos que Costa Rica enfrenta. La gente que tiene más años casi no tiene oportunidades. En teoría, el sistema permite a la gente volver a la secundaria, pero –de nuevo– el sistema es muy rígido y académico. Si, realmente, quieres incentivar que vuelvan a estudiar, tienes que darles las herramientas relacionadas con su vida, con su trabajo. Hay que traer más de ese aprendizaje en el espacio de trabajo, integrar el mundo del trabajo en el mundo del aprendizaje, e impulsar a los empleadores a incorporarlas.

Incluir a las mujeres en la economía es uno de nuestros mayores retos. ¿Qué hacemos bien y mal al respecto?

—Costa Rica tiene una de las tasas más bajas de participación estudiantil en niños de dos o tres años. Para cualquier mujer, eso es una barrera para participar en el mercado laboral. Proveer a las mujeres mejores oportunidades para avanzar en los empleos es importante, pero es más fácil proveer buenos espacios de educación temprana que permita combinar trabajo y familia.

¿Cómo nos evalúa en educación sexual, interpersonal y financiera? ¿Debería estar la educación sexual en manos de las familias o de las escuelas?

—La educación (y el sistema educativo) existe para que las personas tengan más éxito en la vida. Las habilidades para la vida son realmente lo que hace falta. Creo que hacer el aprendizaje relevante es incorporar las habilidades socioemocionales.

Hoy son centrales preguntas como: ¿puedes trabajar con otras personas que piensan distinto a ti? ¿puedes colaborar en un mundo cada vez más diverso?

La economía y el mundo de trabajo cambia y un país como Costa Rica no está inmune a ello. Así: ¿cómo pueden las personas lidiar y aprovechar los cambios?

“En sexualidad, aún no tenemos muchas comparaciones, pero las escuelas tienen una enorme responsabilidad. Si vienes de una familia rica, tendrás probablemente toda la educación que necesites y la escuela no será tan importante. Si vienes de una familia pobre, solo tienes una oportunidad y esa única oportunidad es la educación… Por eso, los retos de la vida no deben dejarse fuera de la escuela”.

Usted hablaba sobre el alto gasto en educación superior. ¿Qué tal lo hacemos en términos de equidad?

El sistema de ustedes trabaja así: tienes una buena nota en el colegio y accedes a las mejores universidades. Si puedes pagar por un colegio privado tienes muchas más probabilidades de llegar. El sistema está muy parcializado hacia los privilegiados. Las personas pobres no están logrando tener las oportunidades que merecen.

El segundo reto es, simplemente, la calidad. Las más prestigiosas universidades de Costa Rica están bien. Pero mire las universidades privadas: nadie sabe lo que ofrecen. Como persona joven no sabes cuán buena es una universidad. Como gobierno deberías saberlo y deberías asegurarte de que cada estudiante escoja lo mejor.

Por último, hay que hacer la educación universitaria más asequible. No creo que se requiera de más dinero para eso. No creo que esté mal darle préstamos a la gente, no es un mal sistema. ¿Quieres estudiar? Estudia, pero cuando tengas un buen salario, devuelve el dinero. Es una de las mejores formas para recortar la brecha financiera, pero la más importante es la de equidad.

¿Cuáles fueron las principales recomendaciones que dan a Costa Rica a corto y largo plazo?

—En el corto plazo, la educación superior tiene que acreditarse. Hay que asegurarse de eso. No es tan difícil. En el Congreso hay una propuesta para eso, debe hacerse rápido, tendrá un impacto enorme.

“En el mediano plazo, hay que verificar la eficiencia en el gasto, ver que el acceso es equitativo.

“En el largo plazo, ¿puede Costa Rica soportar escuelas tan fragmentadas?, ¿es sostenible, en términos de calidad, tener escuelas de un solo maestro?

“Por último, también, se necesita más inversión en la educación temprana. Al momento, la educación temprana no es el negocio de nadie, pero ese debe ser el negocio de todos”.

Fuente: http://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/educacion-OCDE-pruebas_PISA-MEP-escuelas-colegios-universidades-estudiar_0_1224477559.html

 

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