Una de cada cuatro mujeres sirias se ha casado siendo niña, el doble que antes de la guerra

Uno de los efectos colaterales de la guerra en Siria ha tenido por protagonistas a las niñas, principales víctimas de un matrimonio temprano que ya afecta al 26 por ciento de las mujeres, el doble que antes de que estallase el conflicto hace ya diez años, según la ONG Plan International.

Siria ocupa el puesto 150 de la lista de 153 que elabora el Informe Global de Brecha de Género 2020 y que analiza los peores países del mundo para ser niña o mujer. La guerra no ha hecho sino exacerbar situaciones de violencia machista, abusos, acoso sexual o matrimonio infantil forzado.

Antes del conflicto, el 13 por ciento de las mujeres sirias contraían matrimonio siendo menores de edad, pero el dato se ha duplicado y asciende incluso hasta el 29 por ciento si se tiene en cuenta únicamente a las refugiadas que viven a día de hoy en Jordania y Líbano, según un estudio de Plan.

También han empeorado los datos de trabajo infantil, al tiempo que han aumentado la cifra de hogares encabezados por mujeres. Un 39 por ciento de las familias de sirias en Jordania están encabezadas por mujeres y los ingresos de estos hogares pueden ser hasta un tercio más bajos que aquellos en los que hay hombres.

La directora general de Plan International España, Concha López, ha lamentado que «el conflicto en Siria sigue marcando la vida de millones de niños, y especialmente niñas y adolescentes, cuya infancia ha sido arrebatada y cuyos derechos continúan vulnerándose de forma constante».

La ONG ha lanzado un «llamamiento urgente» para que tanto las autoridades locales como la comunidad internacional «protejan los derechos de los niños y niñas que viven en Siria y de los que viven en los países vecinos para asegurarles un futuro digno a través de la educación, el trabajo y el acceso a los servicios básicos».

El cierre prolongado de escuelas y el impacto socioeconómico de la pandemia preocupa especialmente, en la medida en que las niñas y adolescentes son quienes corren más riesgo de no volver nunca más a clase. La ONU estima que 2,5 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años no están escolarizados y 1,6 millones corren el riesgo de abandonar la educación.

Plan ha reclamado programas centrados en la atención de niñas, adolescentes y mujeres y que sus voces se escuchen de cara al desarrollo futuro. En este sentido, ha recordado que en las últimas conversaciones de paz organizadas en Ginebra solo el 15 por ciento de los participantes eran mujeres.

https://www.notimerica.com/politica/noticia-siria-cada-cuatro-mujeres-sirias-casado-siendo-nina-doble-antes-guerra-20210311144929.html

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Evitar que Paraguay siga siendo el país de las niñas abusadas

“Una niña embarazada es una niña abusada”, dice el lema de una campaña gubernamental, con apoyo internacional, que recuerda la escalofriante realidad de que el Paraguay ocupa el primer lugar en la región en embarazo de niñas. Solo en lo que va del 2020 se registran casi 300 nacimientos en niñas de 10 a 14 años. Lo llamativo es que mientras los ministerios de Salud y de la Niñez exigen que haya educación sexual en las escuelas como método de prevención, el ministro de Educación, Eduardo Petta, ha erradicado la educación sexual integral de la malla curricular. En esta divergencia, que obedece más a motivos religiosos o ideológicos que pedagógicos, se sostiene una dramática realidad social que debe ser cambiada.

La campaña Ñangareko, lanzada por varias instituciones del Gobierno, con respaldo de organismos internacionales, busca crean conciencia sobre la dramática realidad del Paraguay, que ocupa el primer lugar en la región en embarazo de niñas. Con el lema “Una niña embarazada es una niña abusada”, la iniciativa busca crear conciencia acerca de una situación que muchos consideran como algo “normal” o como parte de la cultura social, cuando en realidad responde a una perversa situación naturalizada por la población, y en muchos casos por las propias autoridades.
Ñangareko es llevada adelante por el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación y Ciencias, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, con la cooperación del Gobierno de la India.

Tan solo en los siete primeros meses del 2020, en el Paraguay se han registrado 282 embarazos en niñas menores de 14 años y más de 7.500 embarazos en niñas entre 14 y 19 años. Las cifras de años anteriores son igualmente elevadas, ubicando a nuestro país en primer lugar en la región en este indeseable ránking.

La situación afecta mayormente a niñas y adolescentes de hogares vulnerables, en condiciones de marginalidad y pobreza. La falta de una mejor educación y de oportunidades de desarrollo, sumada a la inmadurez física y sicológica, hace que las niñas que no deberían ser madres vean truncadas su infancia y su primera juventud, impidiendo en muchos casos la posibilidad de seguir estudiando para salir de la pobreza. Muchas ni siquiera alcanzan a terminar la escuela primaria. Lo terrible es que muchas son a su vez hijas de madres adolescentes, repitiendo una historia enraizada en la cultura popular.

El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, dijo en la presentación de la campaña que “hay que hacer visible el problema, hay que mostrarlo, y hay que desnaturalizar”. La ministra de la Niñez, Teresa Martínez, fue aún más determinante: “Las niñas deben ser protegidas contra toda forma de abuso, contra toda forma de violencia; una adolescente o niña embarazada es una niña o adolescente abusada. Si bien es cierto los padres y las madres son los principales responsables de la educación de sus hijos, no es menos cierto y es absolutamente imperioso que la educación sexual integral se incorpore a la malla curricular del Ministerio de Educación. Tienen que tener información veraz, confiable, científica de qué ocurre con sus cuerpos, cuando van cambiando, cuando van creciendo tienen que tener información de que pueden hacer con ellos y ellas, y hasta dónde puede llegar un adulto sobre sus cuerpos, y la escuela es una gran responsable”.

Por ello resulta llamativo que, a pesar de acompañar oficialmente la campaña, el Ministerio de Educación y Ciencias haga todo lo contrario. El responsable de la cartera, Eduardo Petta, ha erradicado la educación sexual integral de la malla curricular. En esta divergencia, que obedece más a motivos religiosos o ideológicos que pedagógicos, se sostiene una dramática realidad social que debe ser cambiada.

Fuente: https://www.ultimahora.com/evitar-que-paraguay-siga-siendo-el-pais-las-ninas-abusadas-n2899430.html

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