Las mujeres afganas pierden la esperanza de recuperar sus derechos tras más de 1.000 días sin educación.

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El 15 de agosto de 2021, marcó un nuevo capítulo oscuro en la historia de Afganistán cuando los talibanes retomaron el poder. Una víctima de esta situación es Amal, una estudiante universitaria de 24 años que soñaba con convertirse en una gran periodista. Hoy, sin embargo, su vida ha dado un giro dramático debido a la prohibición de la educación para las niñas mayores de 12 años impuesta por los talibanes.

Amal, cuyo nombre real se mantiene en secreto, comenzó a manifestarse en las calles junto a otras mujeres poco después de la toma de poder de los talibanes. A pesar de las amenazas y la violencia, incluso estableció una escuela clandestina en su casa. Sin embargo, los talibanes irrumpieron en su casa hace siete meses, amenazando con matarla a ella y a su familia, y la golpearon brutalmente. Amal, al igual que muchas mujeres afganas, vive en clandestinidad y soledad, luchando por su derecho a la educidad y sintiéndose abandonada por la comunidad internacional.

La comunidad internacional ha sido rápida para condenar las acciones de los talibanes, pero sus palabras han tenido poco impacto en la realidad de las mujeres en Afganistán. Los talibanes no han revocado ninguna de sus prohibiciones a las mujeres, y países vecinos como Rusia y China están dando pasos hacia el reconocimiento de su gobierno. La ONU incluso ha invitado a los talibanes a participar en una conferencia internacional sobre Afganistán en Doha, Qatar, a finales de junio.

Esta invitación ha causado indignación entre los grupos de mujeres afganas que han estado protestando contra lo que los expertos de Naciones Unidas describen como un «apartheid de género«. Estas mujeres temen que se estén dando pasos hacia la normalización de los talibanes. La soledad y el aislamiento de las mujeres afganas son tales que estas activistas solo pueden protestar fotografiándose con la cara tapada y pancartas en sus manos dentro de sus casas. Algunas, las más valientes, incluso se atreven a salir a la calle para protestar, a pesar de la represión brutal.

El jueves pasado, marcó 1.000 días desde que las adolescentes afganas fueron prohibidas de estudiar por los talibanes. La agencia de las Naciones Unidas para la infancia, Unicef, se unió a la conmemoración de este día sombrío, deplorando las 3.000 horas de educación que se han perdido para un millón y medio de jóvenes afganas. Esta pérdida amenaza su autonomía y su futuro.

Además de la educación, los talibanes también han prohibido el derecho al trabajo para las mujeres afganas, su libertad de movimiento, e incluso su libertad de expresión. El último de estos ataques se anunció recientemente, cuando el líder supremo de los talibanes, Hibatullah Ajundzadá, limitó el salario de todas las mujeres del país a una cantidad insignificante, independientemente de su edad, puesto de trabajo, experiencia y formación académica.

En Afganistán, ya no hay policías, juezas, diputadas, abogadas, ni apenas funcionarias, ni periodistas mujeres. Los talibanes también han prohibido a las mujeres trabajar en ONG y en las agencias de la ONU, con contadas excepciones en los ámbitos sanitario y educativo. La educación secundaria y superior también están prohibidas para las mujeres. En diciembre de 2022, los talibanes prohibieron a las mujeres estudiar en la universidad. En abril de 2023, cerraron las academias privadas donde muchas niñas estudiaban idiomas o matemáticas, entre otras disciplinas, incluidas en una lista de materias «no aptas» para mujeres.

Las afganas, y por consiguiente sus hijos pequeños, tienen prohibido viajar sin un guardián masculino y no pueden entrar en parques infantiles ni naturales. Tampoco pueden entrar en gimnasios, ni en baños públicos, ni siquiera ir de pícnic al campo. Los fundamentalistas han cerrado peluquerías y salones de belleza y les han prohibido llamar a programas de radio. El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, denunció en abril que tres periodistas habían sido detenidos por aceptar llamadas de oyentes femeninas.

Entre junio de 2023 y marzo de 2024, el «régimen asfixiante» que rige Afganistán aprobó 52 reglamentos que atentan contra los derechos de las mujeres y las niñas del país, según un informe del relator especial de Naciones Unidas para los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett.

A finales de marzo, el emir Ajundzadá anunció en la radiotelevisión pública del país una enésima y grave decisión contra las mujeres afganas: la reinstauración de la flagelación pública y la lapidación de mujeres por adulterio. En reacción a esta decisión, Sahar Fetrat, investigadora afgana de Human Rights Watch, afirmó en declaraciones al diario The Guardian que la inacción de la comunidad internacional explica este anuncio.

Sin educación ni perspectivas de tener un trabajo, la suerte de muchas adolescentes afganas está echada. Las organizaciones internacionales alertan de la relación directa entre el abandono escolar, los matrimonios forzados y las maternidades precoces, y la perpetuación de la pobreza. El costo económico anual de la prohibición de trabajar a las mujeres afganas es de unos 934 millones de euros, el 5% del PIB del país, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Desde su escondite en Kabul, Amal deplora que la violación de los derechos de las mujeres no solo no haya provocado una intervención de la comunidad internacional, sino que se ha convertido en una herramienta de chantaje de los talibanes para alcanzar «sus objetivos políticos». El primero, el de ser reconocidos como gobernantes legítimos de Afganistán. Algunas voces, como la del Gobierno chino, defienden ya que hay que hablar con ellos.

https://mediatribu.cl/2024/06/18/las-mujeres-afganas-pierden-la-esperanza-de-recuperar-sus-derechos-tras-mas-de-1-000-dias-sin-educacion-internacional/

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Economía mundial pierde $30 billones anuales por niñas sin escuela

19 Julio 2018/Fuente: Hispantv

La economía mundial pierde cada año hasta 30 billones de dólares por la falta de acceso de al menos 130 millones de niñas a la escuela en todo el mundo.

Según un informe publicado el miércoles por el Banco Mundial (BM), si todas las niñas del mundo recibiesen una educación completa de 12 años, los ingresos totales de las mujeres podrían aportar a la economía mundial entre 15 y 30 billones de dólares adicionales.

Los datos de la entidad global del 2016 indican que alrededor de 132 millones de niñas entre los 6 y 17 años no asisten a clases, reportó la agencia británica de noticias Reuters.

Nueve de cada diez niñas (89,3 por ciento) reciben educación primaria, pero solo tres de cada cuatro (77,1 por ciento) concluyen la enseñanza secundaria.

En los países de bajos ingresos, menos del 65 por ciento de las niñas termina la primaria y solo un tercio (34,4 por ciento) finaliza la enseñanza secundaria.

Las mujeres que terminaron la primaria ganan solo un 14-19 por ciento más que las mujeres sin instrucción.

Las muchachas que superaron la enseñanza secundaria (12 años, según el BM) pueden aspirar a un salario casi dos veces más alto que aquellas que no hayan estudiado, y las que tienen un título de la enseñanza superior hasta el triple que aquellas que no superaron la primaria.

Fuente: https://www.hispantv.com/noticias/economia/382364/educacion-ninas-perdidas-banco-mundial

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Matrimonio infantil en África: La niñez perdida

Por: Prensa Latina/ Deisy Francis Mexidor*/06-10-2017

La Habana, (PL) Cada dos segundos una niña es obligada a contraer nupcias en el mundo, de ellas muchas en África, continente que a la vuelta de tres décadas tendrá alrededor de 310 millones de menores de edad casadas.

La lentitud de la lucha contra el mal social y el incremento demográfico de la población son las principales causas del aumento del matrimonio infantil en África, contrariamente al resto del planeta.

Estimados apuntan que el número de niñas en la región se elevará de 275 millones en la actualidad a 465 millones en 2050; así lo confirman estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas al abordar la aterradora realidad.

Por tal motivo, la Unión Africana (UA) se erigió como puntero de una campaña continental por erradicar el problema y a su vez implementar un plan de acción para los gobiernos con el fin de reducir las hasta ahora imparables tasas.

La organización, entre otros aspectos, pidió facilitar el acceso a una educación de calidad y a servicios de salud reproductiva; el fortalecimiento y la aplicación de leyes y políticas que protejan los derechos de las niñas, así como la prohibición del matrimonio hasta los 18 años.

Durante la primera Cumbre para poner fin al Matrimonio Infantil en África, celebrada con la participación de ONU Mujeres y bajo auspicio de la UA, celebrada del 24 al 27 de noviembre de 2015 en Lusaka, Zambia, se trató de movilizar a líderes tradicionales y políticos en torno al tema.

Un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) presentado en la propia cita, alertó que de continuar con este ritmo África superará al sur de Asia como la región con el mayor número de mujeres de entre 20 y 24 años que se casaron siendo niñas.

‘El matrimonio infantil genera una serie de normas que resultan cada vez más difíciles de exterminar; normas que socavan el valor de nuestras mujeres’, dijo la entonces presidenta de la Comisión de la UA, Nkosozana Dlamini Zuma. A través de un mayor grado de conciencia, junto con un enfoque que implique a todos, será posible erradicar sus dañinos efectos, acotó.

Las estadísticas muestran que los países africanos suponen 17 de los 20 con Los índices más altos a nivel global.

Por ejemplo, el 76 por ciento de las niñas en Níger y cerca del 70 por ciento de las de República Centroafricana y Chad se casan antes de cumplir los 18 años.

Es una realidad muy latente en África, opinó el presidente de Zambia, Edgar Lungu, en un evento en Nueva York previo al segmento de alto nivel del 72 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, realizado este mes.

Tanto Lungu como sus homólogos de Uganda, Yoweri Museveni, y de Malawi, Peter Mutharika, expresaron su compromiso de apoyar los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil en África en 2030.

DATOS DIVERSOS DE UN GRAVE PROBLEMA

Justo en 2016 Malawi se unió a Gambia y Tanzania al prohibir el matrimonio infantil antes de los 18 años y quienes lo infrinjan cometen un delito punible con cinco años de prisión y una multa de unos 143 dólares.

El expresidente gambiano Yahya Jammeh proscribió la práctica que ahora se castiga con 20 años de prisión, al tiempo que en Tanzania, un tribunal declaró inconstitucionales las secciones 13 y 17 de la Ley del Matrimonio, que posibilitaba a las niñas unirse a los 15 años con permiso de los padres y a los 14 años con el permiso de una corte de justicia.

Igualmente, el Parlamento de Chad adoptó hace poco una reforma de su código penal que eleva la edad legal de matrimonio de 16 a 18 años.

El mandatario chadiano, Idriss Deby, también promulgó una ley que castiga al infractor con penas de cinco a 10 años de prisión y una multa que en algunos casos puede rondar los ocho mil 800 dólares, según el cambio.

Zimbabwe aún no ha elaborado leyes para criminalizar los matrimonios de niños. Algunos datos de instituciones especializadas y organismos internacionales arrojan que, por ejemplo, en Senegal solo el 18 por ciento de las mujeres usan métodos anticonceptivos.

Mientras en Mali, según el ‘Código Familiar’ vigente desde 2011, las mujeres le deben obediencia a sus esposos; en tanto, Níger refleja que la edad media del matrimonio es de 15.8 años.

Por su parte, en Malawi, cuatro de cada cinco chicas casadas no terminó la educación primaria, y en Mozambique, la violencia emocional, física y sexual son factores por los que muchas niñas abandonan la escuela y terminan en nupcias.

En Zambia, el 31 por ciento de las mujeres entre 20 y 24 años fueron casadas a sus 18 y en Tanzania, se eleva el 61 por ciento.

Las propias fuentes aseguran que después de África occidental, la tasa más alta de matrimonio infantil se registra en la región de Asia.

‘El número de niñas afectadas -y lo que esto significa en términos de infancias perdidas y de futuros destruidos- subraya la urgencia de prohibir la práctica del matrimonio infantil de una vez por todas’, a juicio del director ejecutivo del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Anthony Lake.

Para el alto funcionario de la ONU, ‘cada niña casada es una tragedia individual’ y por lo tanto ‘un aumento en su número es intolerable’.

Al casarse de manera forzada, se les niega, especialmente a las niñas, su dignidad y la oportunidad de tomar decisiones que son esenciales en sus vidas.

Además, cuentan con menos probabilidades de terminar sus estudios y más posibilidades de ser víctimas de la violencia y de contraer el VIH, a lo que se añade el que los hijos corren más riesgo de bajo peso y mortalidad, ya sea al nacer o poco después.

Pero no es una solución simple y quienes toman decisiones lo saben. La sociedad en su conjunto tendrá que crear condiciones para eliminar el flagelo.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Fnuap), más de 140 millones de niñas contraerán matrimonio antes de 2020 y si el ritmo del fenómeno persiste, 14 millones 200 mil niñas por año, o sea 39 mil por día, se casarán a temprana edad.

De esos 140 millones, al menos 50 millones no habrán arribado a los 15 años.

No hay soluciones simples, opinan los especialistas, pero llegará el día en que desaparezcan de la prensa confesiones como la de una niña malawi, quien resumió en un lamento: ‘nunca he experimentado la felicidad en mi matrimonio. Nunca he visto el beneficio de estar casada’.

*Periodista de la Redacción de África y Medio Oriente de Prensa Latina

*Fuente: prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=121648&SEO=matrimonio-infantil-en-africa-la-ninez-perdida
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