Los niños superdotados invisibles o el “yo no lo veo”

Por: Olga Carmona

La realidad es que el grueso de los menores que lo son sigue sin ser detectados y tienen una alta probabilidad de que nunca lo serán

A pesar de esa sensación que empieza a llegarnos a los profesionales que trabajamos con niños de alta capacidad, acerca de padres y profesores que comentan que “ahora todos los niños tienen altas capacidades”, la verdadera realidad es que el grueso de niños que lo son, siguen sin ser detectados y con alta probabilidad no lo serán nunca porque no responden al falso estereotipo de niños académicamente brillantes. Y lo que es peor, puede que hasta sean diagnosticados con diferentes patologías, tales como el Déficit de Atención con Hiperactividad (o sin ella), el trastorno bipolar o el Síndrome de Asperger. Una tragedia para padres y para hijos. Y para todos. Una sociedad que patologiza la sobredotación por pura ignorancia, es muy mal síntoma.

Está comprobado por numerosos estudios que suelen ser los padres quienes son los primeros en darse cuenta de la diferencia de sus hijos, sin embargo, si esta diferencia no responde a unas calificaciones académicas excepcionales, empezarán a sospechar la posibilidad de que su hijo tenga “algo raro”. Algunos de ellos, los más proactivos, acudirán a un psicólogo que muy probablemente no tenga formación en alta capacidad y por ello difícilmente va a ver lo que realmente le pasa al niño. Les hablarán de falta de límites, de necesidad de disciplina y en muchos casos de ser unos padres demasiado tolerantes o sospechosos de narcisismo al pensar que su hijo es “especial”. Con suerte, no saldrán de la consulta con una etiqueta patológica acerca de su hijo aunque en la mayoría de los casos, sí con una sensación de incompetencia personal, de impotencia y angustia.

Y luego están los docentes del “yo no lo veo”. Como si tener alta capacidad llevara implícito una marcareconocible en alguna parte del cuerpo, como si hubiera un único patrón observable, como si tuvieran ciencia infusa a modo de enciclopedia andante…

En definitiva, lo triste es reconocer que no se puede ver lo que no se conoce.

Hablo de los llamados “superdotados invisibles”, los que no parecen destacar en nada, los que solo se comportan de manera disruptiva o peculiar , pero no se interesan por las clases, siempre distraídos, moviéndose sin parar, haciendo preguntas inusuales, negándose a hacer las fichas o los deberes, desafiando al profesor, estallando de rabia por razones incomprensibles, solos en los recreos, incluso con dificultades para entender un texto o una explicación. Hablo del potencial escondido por divergente, por inusual, por excepcional. En un sistema creado para la media, donde se ha confundido igualdad con uniformidad, excelencia como elitismo, salirse del patrón no está bien visto, sobre todo si no tienen un trastorno, entonces ni siquiera les alcanza la compasión o la empatía.

“Cuando se sabe qué buscar, el alto potencial de un niño aparece en los lugares más inesperados y se expresa de las formas más inusuales: Un grafiti lastimero, una razón muy inteligente para no hacer los deberes, un chiste ingenioso, una pregunta fascinante, un juego de palabras, la concienzuda dedicación a una actividad, hacer las cosas de forma inusual, pintarlas del revés, una pasión que perdura, el valor de defender a los indefensos, la capacidad de mantener la calma en los momentos de caos. Todos estos son indicadores cualitativos de la alta capacidad”.

Linda Kreger Silverman es psicóloga clínica. Autora de más de 300 libros, fundadora del Instituto para el estudio del desarrollo avanzado, y El Centro de Desarrollo de la superdotación (GDC) en Denver, Colorado.

Nuestra experiencia del día a día, nos trae a padres angustiados porque no saben qué les pasa a sus hijos: “siempre fue diferente”, “no obedece” “parece sordo” “explota con facilidad de forma muy intensa”, “parece ido, en su mundo”, “le cuesta relacionarse con los niños de su edad”, “nos hace preguntas inusuales” “le angustia la muerte”… y así llegan, esperando un diagnóstico de alguna patología porque han tenido una tutoría en el cole y les han dicho que “algo no va bien”.

La mayoría de los profesionales de la educación o de la psicología desconocen las sobre excitabilidades de los niños y niñas con Altas capacidades

Especialmente difíciles de detectar son los que provienen de entornos socio-económicos pobres, los que tienen además un problema de aprendizaje(doble excepcionalidad), los altamente creativos, los que tienen un estilo de aprendizaje predominantemente viso-espacial (la mayoría de superdotados tienen este estilo), los que tienen bajo rendimiento académico y las niñas.

La identificación de las niñas es especialmente complicada porque por un lado no suelen tener un comportamiento disruptivo en aula y además tienden a asemejarse a su grupo de referencia en cuanto a calificaciones y comportamiento, a fin de ser aceptadas por el grupo de iguales. Para las mujeres, la necesidad de aprobación social es pandemia.

La mirada de los padres y de los docentes es una variable determinante en la imagen que construya el niño (cualquier niño) de sí mismo. En el caso de los niños superdotados no detectados se produce con triste frecuencia el “efecto Pigmalión negativo”, cuando tanto unos como otros, niegan o ningunean la excepcionalidad del niño en un intento erróneo por “normalizarle”. El niño interioriza que ser como es él, no es bueno y tenderá a la desaprobación y al autorechazo. Es común escucharles decir, desde muy pequeños, que “no sirven para nada”.

La mayoría de los profesionales de la educación o de la psicología desconocen las sobre excitabilidades de los niños y niñas con Altas capacidades, de ahí la frecuencia de los diagnósticos erróneos:

  • La sobreexcitabilidad psicomotora se confunde con TDHA: El niño parece tener problemas de atención y su agitación motriz (verbal o física) hace que se piense en este trastorno. Si bien, cuando el niño está motivado en la tarea, inmerso en algo que le atrae y fascina, puede llegar a tener niveles de concentración fuera de lo esperado para su edad, olvidándose incluso de todo lo que le rodea.
  • La sobreexcitabilidad intelectual se confunde con Trastorno de Asperger, en tanto el niño superdotado muestra una curiosidad voraz que a veces proyecta sobre un único tema, obsesionándose y volcando toda su energía en él. El discurso, a veces tangencial, o la dificultad para las relaciones sociales y sus matices, puede llevar a pensar en este trastorno del espectro autista.
  • La sobreexcitabilidad emocional, la más frecuente de todas, la que los padres refieren como “niño muy intenso y extremo”, en algunos casos puede llevar a pensar a los que no conocen cómo es un niño con Alta Capacidad a pensar en un trastorno bipolar. Y nada más lejos de la realidad, son intensos emocionalmente pero no psicóticos, y este será, cuando sean adultos, uno de sus mayores recursos.
  • La sobreexcitabilidad sensorial hace que les moleste sobremanera las etiquetas de la ropa, el ruido de la clase o los olores del comedor, y supone para ellos algo tan invasivo que no pueden pensar en nada más. Incomprendidos casi siempre y juzgados la mayoría de las veces como maniáticos, cuando es algo que no pueden (ni debemos obligarles) a soportar.
  • La sobreexcitabilidad de la imaginación supone una enorme facilidad para inventar, fantasear a un nivel donde llegan a confundir la realidad con la ficción, creando sus propios mundos privados con compañeros imaginarios para escapar del aburrimiento. En aula suelen dibujar, escribir o imaginar historias con el fin de abstraerse de una realidad que la mayoría de veces les aburre profundamente, por rígida y árida.

Estas son solo algunas pinceladas que confío ayuden a algunos padres y docentes a cambiar la mirada hacia nuestros niños altamente dotados.

Es imprescindible la comprensión, la empatía, la canalización de un potencial que a veces amenaza con volverse en contra, el conocimiento de una realidad que es nuestra responsabilidad atender, desterrando tópicos y prejuicios, mirando de frente y sin miedo a los “diferentes”. Son sobre todo y por encima de todo, niños, con el legítimo derecho a ser felices, sin negarles su esencia.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/11/20/mamas_papas/1511190751_521756.html

Comparte este contenido:

España: Denuncian falta formación universitaria para atender superdotados en escuelas

Europa/España/8 de diciembre de 2016/Fuente: la vanguardia

– Los pedagogos catalanes han alertado hoy de que las universidades catalanas no ofrecen formación específica a los profesionales de la pedagogía para detectar y atender a los alumnos con altas capacidades intelectuales.

En declaraciones a Efe, la pedagoga Natalia Luján ha calificado de «desconcertante» que las altas capacidades formen parte del Plan de Atención a la Diversidad de los Centros Educativos y que, en cambio, «no haya asignaturas específicas en la formación universitaria del ámbito educativo».

Los profesionales de la pedagogía y la psicopedagogía que quieren formarse en el ámbito de las altas capacidades, «no tienen otra opción que hacerlo de manera complementaria y externa a la carrera universitaria», ha denunciado la pedagoga.

Luján es miembro del Grupo de Trabajo de Altas Capacidades del Colegio de Pedagogos de Cataluña (COPEC), que hoy ha hecho público un informe alertando sobre la falta de formación en este sentido para los profesionales de la pedagogía.

Las altas capacidades son todavía un tema» bastante desconocido», no sólo para la sociedad en general, sino también para los profesionales de la educación, ya sean maestros, profesores, pedagogos, psicopedagogos o psicólogos que trabajan directamente con alumnos», expone el informe.

Actualmente, en la mayoría de los planes de estudio de las carreras universitarias en España relacionadas con el mundo de la educación y de la pedagogía «no hay ninguna asignatura específica que trate las altas capacidades», advierte el informe.

El documento reconoce que en Cataluña «hay concienciación» sobre la necesidad de aprender a tratar las altas capacidades, y varias instituciones públicas y privadas organizan cursos, charlas y jornadas con el objetivo de formar a los profesionales de la educación sobre cómo detectar, identificar y atender a los alumnos con altas capacidades.

Señala el informe que la Universidad de Girona (UDG) ofrece el «curso de posgrado en diversidad, inteligencia y altas capacidades», de carácter semipresencial, que incluye prácticas en instituciones y que la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) lleva diez años impartiendo el curso «Diagnóstico y Educación de los Alumnos con Alta Capacidad».

De la mano del Colegio de Pedagogos y del Colegio de Psicólogos de Cataluña (COPC) el informe también remarca que a lo largo de estos año se han organizado las Jornadas Nacionales de Altas Capacidades, donde se han» analizado y debatido los temas que ocupan y preocupan tanto a padres como maestros y a toda la comunidad educativa».

Asimismo, el Grupo de Trabajo Interdisciplinario del COPC y COPEC ha elaborado de manera conjunta varios estudios sobre la intervención en el alumnado con estas características y sobre el bajo rendimiento de los alumnos con altas capacidades en secundaria y la aplicación de la creatividad en el aula.

El COPEC ha colaborado con el departamento de Enseñanza en el diseño de la «Guía de Detección y Actuación para el alumnado con Altas Capacidades», que se ha distribuido en las escuelas catalanas. Para seguir abordando la falta de formación de los profesionales de la enseñanza en altas capacidades, Luján ha explicado que el COPEC está elaborando «una maleta pedagógica con recursos de detección y abordaje de las altas capacidades cuando se dan con otros trastornos comórbidos» como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o Transtornos de Esprecto Autista (TEA).

La pedagoga ha explicado que el COPEC también está creando una herramienta educativa en formato de vídeo para que llegue a todos los profesores para «dar más visibilidad a los alumnos con altas capacidades en el contexto de una escuela inclusiva» y aumentar la detección de estos alumnos en los centros. EFE

Fuente: http://www.lavanguardia.com/vida/20161205/412417756050/denuncian-falta-formacion-universitaria-para-atender-superdotados-en-escuelas.html

Imagen: lawebdelestudiante.es/wp-content/uploads/2013/01/ninos_superdotados.jpg

Comparte este contenido:

Mil talentos en las aulas sevillanas

POR DIEGO J. GENIZ

  • Los padres reclaman mayor atención para detectar y tratar a los niños con altas capacidades.
  •  Muchos acaban en fracaso escolar por la falta de diagnóstico.

«Mi hijo llegó a pedirme un cambio de sexo para intentar agradar a los demás». El hijo de Nieves Santana nunca tuvo un problema de identidad sexual. Todo lo contrario. Lo único que quería con su propuesta era «ser aceptado». Con ocho años, este menor comenzó a dar síntomas de que podía ser un niño con altas capacidades intelectuales y superdotación (ACIS), un término del que su familia rara vez había oído hablar. «En segundo ya empezó a tener mal comportamiento en el comedor, quería llamar la atención de los demás. Como este problema se originaba fuera del horario lectivo, los maestros no se hacían responsables», recuerda Santana, quien en aquel momento llegó a pensar que el «conflicto» de su hijo podía estar relacionado con el entorno familiar, pero en ningún momento sopesó que poseyera una sobredotación intelectual.

El drama de esta sevillana lo viven muchas familias con hijos dotados con altas capacidades. Son niños, en su mayoría, que se sienten incomprendidos, rechazados y que, si no se detectan a tiempo, pueden convertirse en un nuevo caso de fracaso escolar. «A menudo se confunden con menores que sufren TDAH (trastornos por déficit de atención e hiperactividad), pero no está relacionado con este problema», apunta Verónica Gil, presidenta de Adosse (Asociación para el Desarrollo y Orientación de la Alta Capacidad en Sevilla), quien reconoce que se vio obligada a llevar a su hija al psicólogo cuando tenía ocho años «a escondidas» de su marido por el extraño comportamiento que presentaba. «Sufría insomnio, a menudo me decía una frase muy común en estos niños: no puedo controlar mi cabeza», añade Gil.

Nieves Santana encontró en esta asociación una vía para lograr que su hijo se aceptara tal como es. «Intenté quitarlo del comedor, porque allí es donde se mostraba agresivo, pero no lo consintió. Al final, a través de Adosse, lo llevé a un campamento de terapia emocional que le ha propiciado un cambio muy positivo», afirma esta madre. Jeannette Buiza también acudió a esta entidad. Al entrar su hija en Primaria empezó a presentar «síntomas extraños». «Cuando acabó Infantil comenzó a aburrirse. No quería trabajar», explica Buiza, a la que los maestros le dijeron entonces que se trataba de una niña «floja».

Éste es, sin duda, uno de los principales déficits de la educación pública a la hora de diagnosticar dichos casos. «Falta una formación en el profesorado para detectar y tratar a niños con altas capacidades», asevera la presidenta de Adosse. «Lo que nos encontramos en muchas ocasiones son a profesionales de la enseñanza que tienen un concepto de niño superdotado similar al que poseemos los padres de mi generación, y ello, pese a que el 10% de la población escolar andaluza presenta estas cualidades», incide Gil, que hace hincapié en que muchos padres «nos hemos sentido obligados a formarnos para que no nos callen la boca con la típica expresión de ‘esto no es así’ cuando reclamamos una atención adecuada para nuestros hijos». Según las estimaciones que maneja esta asociación, teniendo en cuenta que en la comunidad autónoma hay 7.703 alumnos con altas capacidades (los últimos datos son del curso 2014/15), en la provincia de Sevilla existen casi mil niños con estas cualidades. En Andalucía aún falta por identificar a más de 24.500 menores que poseen estas cualidades, pero que aún no están diagnosticadas como tales. No obstante, esta comunidad autónoma se encuentra entre las primeras de España en identificar a dichos escolares, que se incluyen en el amplio grupo de estudiantes con necesidades educativas especiales.

Jeannette Buiza ha tenido suerte en este sentido. La tutora de su hija en tercero de Primaria ya contó con un alumno con ACIS, por lo que está muy concienciada con estos casos. «Le manda proyectos. No se limita a que la niña realice fichas de enriquecimiento, que de tanto repetirlas le aburren. Intenta que no se aparte del resto de la clase, sino que su información, sus conocimientos, los comparta y se los explique a sus compañeros, una actividad que le estimula».

El aburrimiento constituye el principal problema que induce al fracaso escolar. «Es muy perjudicial que a un niño que puede dar más en clase se le frene. Esta limitación repercute en sus hábitos y aprendizajes. A muchos menores se les calla seis horas al día en el colegio por querer saber más», refiere Gil, que apuesta por cambiar «el sentido del aprendizaje». «No nos podemos quedar anclados en fijar unos objetivos mínimos para cada trimestre del curso. No conviene que a un alumno se le diga ‘esto no entra ahora’ o ‘ya se verá más adelante’ porque así sólo genera frustración en su interés por resolver las dudas», incide la presidenta de Adosse.

La falta de atención a estos alumnos provoca que el desapego que sienten por la educación siga sin resolverse al pasar a la Secundaria. Al llegar a esta etapa, ya se habrán generado consecuencias difíciles de paliar. Es lo que le ha pasado a Teresa Camacho con su hijo, que ya en tercero de Primaria comenzó a tener dificultades para «adaptarse al grupo de clase». «Desde entonces comenzamos una batalla en el colegio para que se le diera un tratamiento adecuado por los síntomas que presentaba. En pocos cursos pasó de sacar un 10 en Matemáticas a un 4. Sufría pérdidas de atención. No quería ir al colegio. Se sentía excluido, sin motivación», relata Camacho. No fue hasta sexto cuando la orientadora del colegio le realizó un test para valorar los talentos del menor. En ese momento se detectó su alta capacidad. Sin embargo, Camacho teme que el resultado llegue demasiado tarde: «Mi hijo, al pasar a la ESO, sigue sin motivación, sin ilusión. Consecuencia de tres años en los que le han frenado su interés».

Testimonios que conducen a una de las mayores carencias que padece la enseñanza andaluza: la atención a la diversidad. «Estos niños son infelices si no se les presta un trato adecuado», insiste Camacho. Para Buiza, el «verdadero problema» que sufren las escuelas es la falta de maestros de apoyo «tanto para atender a los alumnos que se encuentran por debajo de la media, como para los que lo están por encima, pues ambos casos conducen al fracaso educativo al no recibir una atención especializada».

«Muchas veces nos sentimos incomprendidas por otras familias, que piensan que buscamos recursos privilegiados para nuestros hijos porque son superdotados. Nada más lejos de la realidad. Deseamos que nuestros hijos se encuentren como los suyos, con el tratamiento debido, pero integrados en el aula, sin que se conviertan en rebeldes, problemáticos y fuera del sistema de enseñanza», mantiene Camacho. Los padres que integran Adosse insisten en que, pese a la alta capacidad intelectual de la que disponen sus hijos, muchos de ellos presentan problemas en la organización de sus estudios y en la adquisición de conocimientos, fruto del desapego hacia la escuela, como así reconoce Buiza que le ha pasado con su hija.

A ello se añade otro problema, el que se vive en los hogares. «Muchos padres, por la formación recibida, no podemos atender las necesidades de conocimiento que requieren estos niños, lo que provoca en nosotros también una gran frustración», insiste Nieves Santana, que exige que «sea la escuela la que supla esta carencia». Una situación que se sufre en muchas familias, con independencia de la zona en la que se resida. «Tenemos constatado que en las Tres Mil existen bastantes niños con altas capacidades, a los que sus padres ni se les pasa por la cabeza que posean esta dotación intelectual. La frustración que en los menores genera la falta de atención en la escuela y en la familia puede constituir un grave problema si no se soluciona antes de la adolescencia», explica Verónica Gil.

Los padres exigen que se cumpla lo que establece la ley: formación docente para detectar y tratar adecuadamente los casos de ACIS, personal suficiente para atender a este alumnado y abreviar el proceso burocrático desde que se detectan los primeros síntomas hasta el diagnóstico final. De lo contrario, como afirma Teresa Camacho, «se puede perder mucho talento en el camino».

El Plan de Actuación de la Junta de Andalucía para la atención educativa al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo por presentar altas capacidades intelectuales diferencia tres conceptos en función de diversos perfiles:

Hace referencia a las caraterísticas personales de un alumno que dispone de un nivel elevado (por encima del percentil 75) de recursos de capacidades cognitivas y aptitudes intelectuales como razonamiento lógico, gestión perceptual, gestión de memoria, razonamiento verbal, razonamiento matemático y aptitud espacial. Además, se requiere que este perfil aptitudinal vaya acompañado de una alta creatividad, igualmente por encima del percentil 75.

Hace referencia a aquel alumno con una elevada aptitud o competencia en el ámbito específico (por encima del percentil 95), como, por ejemplo, el verbal, matemático, lógico o creativo, entre otros.

Se trata del alumno que presenta una combinación de varias aptitudes (percentil superior a 80 en, al menos, tres capacidades).

Comparte este contenido: