Noam Chomsky
Entrevista a Noam Chomsky sobre ChatGPT
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Para qué sirve y por qué no es capaz de replicar el pensamiento humano
La inteligencia artificial (IA) está arrasando en el mundo. Está transformando todos los ámbitos de la vida y planteando importantes problemas éticos para la sociedad y el futuro de la humanidad. ChatGPT, que está dominando las redes sociales, es un chatbot basado en IA desarrollado por OpenAI. Es un subconjunto del aprendizaje automático y se basa en lo que se denomina Large Language Models (grandes modelos lingüísticos), capaces de generar respuestas similares a las humanas. El potencial de aplicación de esta tecnología es enorme, por lo que ya se está pidiendo que se regule la IA como ChatGPT.
¿Puede la IA ser más inteligente que los humanos? ¿Constituye una amenaza pública? De hecho, ¿puede convertirse en una amenaza existencial? Noam Chomsky, el lingüista más eminente del mundo y uno de los intelectuales públicos más estimados de todos los tiempos, cuya estatura intelectual se ha comparado con la de Galileo, Newton y Descartes, aborda estas inquietantes cuestiones en la entrevista que sigue.
C. J. Polychroniou: Como disciplina científica, la inteligencia artificial (IA) se remonta a los años 50, pero en las dos últimas décadas se ha ido abriendo paso en todo tipo de campos, como la banca, los seguros, la fabricación de automóviles, la música y la defensa. De hecho, el uso de técnicas de IA ha demostrado en algunos casos superar las capacidades humanas, como en una partida de ajedrez. ¿Es probable que las máquinas lleguen a ser más inteligentes que los humanos?
Noam Chomsky: Para aclarar la terminología, el término «máquina» significa aquí programa, básicamente una teoría escrita en una notación que puede ser ejecutada por un ordenador, y un tipo de teoría inusual en aspectos interesantes que podemos dejar de lado aquí.
Podemos hacer una distinción aproximada entre ingeniería pura y ciencia. No hay un límite claro, pero es una primera aproximación útil. La ingeniería pura busca producir un producto que pueda ser de alguna utilidad. La ciencia busca la comprensión. Si el tema es la inteligencia humana o las capacidades cognitivas de otros organismos, la ciencia busca comprender estos sistemas biológicos.
Tal y como yo los entiendo, los fundadores de la IA -Alan Turing, Herbert Simon, Marvin Minsky y otros- la consideraban ciencia, parte de las entonces incipientes ciencias cognitivas, que utilizaban las nuevas tecnologías y los descubrimientos en la teoría matemática de la computación para avanzar en la comprensión. Con el paso de los años, estas preocupaciones se han desvanecido y se han visto desplazadas en gran medida por una orientación ingenieril. En la actualidad, las primeras preocupaciones se suelen tachar, a veces con condescendencia, de ‘IA a la antigua usanza’ [en inglés ‘good old-fashioned AI’ o su acrónimo ‘GOFAI’].
Siguiendo con la pregunta, ¿es probable que se conciban programas que superen las capacidades humanas? Hay que tener cuidado con la palabra «capacidades», por razones a las que volveré. Pero si consideramos que el término se refiere a la ejecución1 humana, entonces la respuesta es: definitivamente sí. De hecho, existen desde hace mucho tiempo: la calculadora de un ordenador, por ejemplo. Puede superar con creces lo que hacen los humanos, aunque sólo sea por falta de tiempo y memoria. En el caso de sistemas cerrados como el ajedrez, en los años 50 se comprendió perfectamente que tarde o temprano, con el avance de gigantescas capacidades computacionales y un largo periodo de preparación, se podría idear un programa capaz de derrotar a un gran maestro que juega con un límite de memoria y tiempo. El alcance de ese logro, años más tarde, fue más que nada un reclamo publicitario para IBM. Muchos organismos biológicos superan las capacidades cognitivas humanas en aspectos mucho más profundos. Las hormigas del desierto de mi patio trasero tienen cerebros minúsculos, pero superan con creces las capacidades humanas de navegación, en los principios que subyacen, no sólo en ejecución. No existe tal cosa como una Gran Cadena del Ser en cuya cúspide esté el ser humano.
Los productos de la ingeniería de IA se utilizan en muchos campos, para bien o para mal. Incluso los más sencillos y conocidos pueden ser bastante útiles: en el área lingüística, programas como el autocompletado, la transcripción en directo, el traductor de google, entre otros. Con una potencia de cálculo mucho mayor y una programación más sofisticada, también deberían surgir otras aplicaciones útiles en las ciencias. Ya ha habido algunas: cómo ha asistido en el estudio del plegamiento de proteínas es un caso reciente en el que la tecnología de búsqueda masiva y rápida ha ayudado a los científicos a abordar un problema crítico y difícil.
Los proyectos de ingeniería pueden ser útiles, o perjudiciales. Ambas cuestiones se plantean en el caso de la ingeniería de la IA. El trabajo actual con grandes modelos lingüísticos (LLM por sus siglas en inglés), incluidos los chatbots, proporciona herramientas para desinformar, difamar y engañar a los no informados. Las amenazas aumentan cuando se combinan con imágenes artificiales y réplicas de voz. Con diferentes preocupaciones en mente, decenas de miles de investigadores de IA han pedido recientemente una moratoria en el desarrollo debido a los peligros potenciales que perciben.
Como siempre, hay que sopesar los posibles beneficios de la tecnología frente a los costes potenciales.
Se plantean cuestiones muy distintas cuando nos referimos a la IA y la ciencia. Aquí se impone la cautela debido a las afirmaciones exorbitantes e imprudentes, a menudo amplificadas en los medios de comunicación. Para aclarar las cuestiones, consideremos casos, algunos hipotéticos, otros reales.
He mencionado la navegación de los insectos, que es un logro asombroso. Los científicos especializados en insectos han avanzado mucho en el estudio acerca de cómo este logro se ha alcanzado, si bien la neurofisiología -una materia muy complicada- sigue sin aclararse del todo, al igual que sucede con la evolución de los sistemas. Lo mismo ocurre con las asombrosas proezas de aves y tortugas marinas que recorren miles de kilómetros y regresan infaliblemente al lugar de origen.
Supongamos que Tom Jones, un partidario de la ingeniería de la IA, viene y dice: «Todo tu trabajo ha sido refutado. El problema está resuelto. Los pilotos de líneas aéreas comerciales consiguen siempre los mismos resultados, o incluso mejores».
Si acaso tomáramos la molestia de responder, nos reiríamos.
Tomemos el caso de las hazañas náuticas de los polinesios, que todavía perviven entre las tribus indígenas, que por medio de las estrellas, el viento y las corrientes pueden desembarcar sus canoas en un punto designado a cientos de millas de distancia. También este caso ha sido objeto de muchas investigaciones para averiguar cómo lo hacen. Tom Jones tiene la respuesta: «Deja de perder el tiempo; los buques de guerra lo hacen todo el tiempo».
La misma respuesta.
Pasemos ahora a un caso real: la adquisición del lenguaje. En los últimos años se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas y muy esclarecedoras que han demostrado que los bebés tienen un conocimiento muy rico de la lengua (o lenguas) de su entorno, muy superior al que exhiben cuando actúan con ella[s]. Se consigue con pocas pruebas y, en algunos casos cruciales, sin ninguna. En el mejor de los casos, como han demostrado cuidadosos estudios estadísticos, los datos de los que disponen son escasos, sobre todo si se tiene en cuenta la rango-frecuencia («ley de Zipf«).
Entra Tom Jones: «Has sido refutado. Sin prestar atención a tus hallazgos, los LLM que escanean cantidades astronómicas de datos pueden encontrar regularidades estadísticas que permiten simular los datos en los que han sido entrenados, produciendo algo que se parece bastante al comportamiento humano normal. Chatbots».
Este caso difiere de los demás. En primer lugar, es real. Segundo, la gente no se ríe; de hecho, muchos se asombran. Tercero, a diferencia de los casos hipotéticos, los resultados reales distan mucho de lo que se afirma.
Estas consideraciones sacan a relucir un problema menor con respecto al entusiasmo actual por los LLM: su total absurdidad, como en los casos hipotéticos en los que lo hemos reconocido de inmediato. Pero hay problemas mucho más graves que la absurdidad.
Una es que los sistemas LLM están diseñados de tal manera que no pueden decirnos nada sobre el lenguaje, el aprendizaje u otros aspectos de la cognición, una cuestión de principio, irremediable. Duplique los terabytes de datos escaneados, añada otro billón de parámetros, utilice todavía más energía de California, y la simulación del comportamiento mejorará, al tiempo que revelará más claramente el fracaso de principio en el planteamiento sobre cómo producir cualquier forma de comprensión. La razón es elemental: los sistemas funcionan igual de bien con lenguas imposibles, tales que los bebés no pueden adquirir, como con aquellas que estos adquieren rápidamente y casi por reflejo.
Es como si un biólogo dijera: «Tengo una nueva gran teoría de los organismos. Esta teoría enumera muchos que existen y muchos que es imposible que existan, y no puedo decirles nada sobre la distinción».
De nuevo, nos reiríamos. O deberíamos.
No ríe Tom Jones, quien ahora se referirá a casos reales. Persistiendo en su radical alejamiento de la ciencia, Tom Jones responde: «¿Cómo puedes saber nada de esto hasta que no hayas investigado todas las lenguas?». En este punto, el abandono de la ciencia normal resulta aún más claro. Por un argumento análogo podemos desechar la genética y la biología molecular, la teoría de la evolución y el resto de las ciencias biológicas, que no han estudiado más que las muestras de una ínfima fracción de organismos. Y por si fuera poco, podemos desechar toda la física. ¿Por qué creer en las leyes del movimiento? ¿Cuántos objetos se han observado realmente en movimiento?
Existe, además, la pequeña cuestión de la carga de la prueba. Quienes proponen una teoría tienen la responsabilidad de demostrar que tiene algún sentido, en este caso, demostrando que falla para las lenguas imposibles. No es responsabilidad de otros refutar la propuesta, aunque para el caso parece bastante fácil hacerlo.
Pasemos a la ciencia normal, donde las cosas se ponen interesantes. Incluso un solo ejemplo de adquisición del lenguaje puede aportar una rica visión de la distinción entre lenguas posibles e imposibles.
Las razones son claras y conocidas. Todo crecimiento y desarrollo, incluido lo que se denomina «aprendizaje», es un proceso que parte de un estado del organismo y lo transforma paso a paso hacia etapas posteriores.
La adquisición del lenguaje es un proceso de este tipo. El estado inicial es la dotación biológica de la facultad del lenguaje, que obviamente existe, incluso aunque pueda ser, como algunos creen, una combinación particular de otras capacidades. Eso es muy improbable por razones que se comprenden desde hace tiempo, pero no es relevante para lo que nos ocupa aquí, así que podemos dejarlo de lado. Es evidente que existe una dotación biológica para la facultad humana del lenguaje. Una mera obviedad.
La transición avanza hacia un estado relativamente estable, que no cambiará más que superficialmente: el conocimiento lingüístico. Los datos externos desencadenan y configuran parcialmente el proceso. Estudiando el estado alcanzado (conocimiento lingüístico) y los datos externos, podemos sacar conclusiones de gran alcance sobre el estado inicial, la dotación biológica que hace posible la adquisición del lenguaje. Las conclusiones sobre el estado inicial imponen una distinción entre lenguas posibles e imposibles. La distinción es válida para todos los que comparten el estado inicial: todos los humanos, hasta donde sabemos; no parece haber diferencias en la capacidad de adquirir el lenguaje entre los grupos humanos existentes.
Todo esto es ciencia normal, y ha conseguido muchos resultados.
La experimentación ha demostrado que el estado estable se obtiene sustancialmente muy pronto, hacia los tres o cuatro años de edad. También está bien establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos, de ahí que sea una verdadera propiedad de especie: común a los grupos humanos y, en aspectos fundamentales, un atributo humano único.
En este relato esquemático se dejan muchas cosas fuera, sobre todo el papel de leyes de la naturaleza en el crecimiento y el desarrollo: en el caso de un sistema computacional como el lenguaje, los principios de eficiencia computacional. Pero ésta es la esencia de la cuestión. De nuevo, ciencia normal.
Es importante tener clara la distinción de Aristóteles entre posesión de conocimiento y uso del conocimiento (en terminología contemporánea, competencia y actuación). En el caso del lenguaje, el estado estable obtenido es la posesión de conocimientos, codificados en el cerebro. El sistema interno determina una serie ilimitada de expresiones estructuradas, cada una de las cuales podemos considerar que formula un pensamiento, cada una externalizable en algún sistema sensomotor, normalmente el sonido, aunque podría ser el signo o incluso (con dificultad) el tacto.
En el uso del conocimiento («actuación») se accede al sistema codificado internamente. La actuación incluye el uso interno del lenguaje en el pensamiento: reflexión, planificación, recuerdo y mucho más. Desde el punto de vista estadístico, éste es, con mucho, el uso abrumador del lenguaje. Es inaccesible a la introspección, aunque podemos aprender mucho sobre él con los métodos normales de la ciencia, desde «fuera», metafóricamente hablando. Lo que se denomina «habla interior» son, de hecho, fragmentos de lenguaje exteriorizado con el aparato articulatorio silenciado. Es sólo un reflejo remoto del uso interno del lenguaje; cuestiones importantes que no puedo tratar aquí.
Otras formas de uso del lenguaje son la percepción (análisis sintáctico) y la producción, esta última entraña propiedades que siguen siendo tan misteriosas como cuando Galileo y sus contemporáneos las contemplaban con asombro en los albores de la ciencia moderna.
El principal objetivo de la ciencia es descubrir el sistema interno, tanto en su estado inicial de la facultad humana del lenguaje como en las formas particulares que adopta en la adquisición. En la medida en que se comprenda este sistema interno, podremos proceder a investigar cómo entra en funcionamiento, interactuando con muchos otros factores que intervienen en el uso del lenguaje.
La obtención de datos acerca de la actuación ofrece evidencias sobre la naturaleza del sistema interno, en especial cuando se refina experimentalmente, algo habitual en los trabajos de campo. Pero incluso la recopilación más masiva de datos es necesariamente engañosa en aspectos cruciales. Se ciñe a lo que se produce normalmente, no al conocimiento del lenguaje codificado en el cerebro, el objeto primario que investigan quienes quieren comprender la naturaleza del lenguaje y su uso. Ese objeto interno determina una clase infinita de posibilidades que no se utilizarán en el comportamiento normal debido a factores irrelevantes para el lenguaje, como las limitaciones de la memoria a corto plazo; temas estudiados hace 60 años. Los datos observados también incluirán buena parte de lo que queda fuera del sistema codificado en el cerebro, a menudo el uso consciente del lenguaje de formas que violan las reglas con fines retóricos. Son obviedades conocidas por todos los investigadores de campo, que recurren a técnicas de recolección directa de datos con sujetos informantes, básicamente experimentos, para obtener un corpus refinado que excluya las restricciones irrelevantes y las expresiones desviadas. Lo mismo ocurre cuando los lingüistas se utilizan a sí mismos como fuentes de información, un procedimiento perfectamente razonable y normal, habitual en la historia de la psicología hasta la actualidad.
Si seguimos avanzando con la ciencia normal, descubrimos que los procesos y elementos internos de la lengua no pueden detectarse mediante la inspección de los fenómenos observados. A menudo, estos elementos ni siquiera aparecen en el habla (o la escritura), aunque sus efectos, a menudo sutiles, pueden detectarse. Esa es otra razón por la que restringirse a los fenómenos observados, como en los enfoques LLM, limita marcadamente la comprensión de los procesos internos que son objeto central de la investigación sobre la naturaleza del lenguaje, su adquisición y su uso. Pero eso no es relevante si se ha abandonado la preocupación por la ciencia y la comprensión en favor de otros objetivos.
Más en general, en las ciencias, durante milenios se ha llegado a conclusiones mediante experimentos -a menudo experimentos mentales-, siendo cada uno de ellos una abstracción radical de los fenómenos. Los experimentos se basan en la teoría y tratan de descartar los innumerables factores irrelevantes que intervienen en los fenómenos observados, como en la actuación lingüística. Todo esto es tan elemental que rara vez se discute. Y familiar. Como se ha señalado, la distinción básica se remonta a la distinción de Aristóteles entre posesión del conocimiento y uso del conocimiento. El primero es el objeto central de estudio. Los estudios secundarios (y bastante serios) investigan cómo sirve a la actuación el sistema de conocimiento almacenado internamente, junto con los muchos factores no lingüísticos que entran en lo que se observa directamente.
También podemos recordar una observación del biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, famoso sobre todo por su trabajo con la Drosophila: cada especie es única, y los humanos son los más únicos de todos. Si nos interesa comprender qué clase de criaturas somos -siguiendo el mandato del Oráculo de Delfos de hace 2.500 años-, nos ocuparemos sobre todo de lo que hace que los humanos seamos los más únicos de todos, principalmente el lenguaje y el pensamiento, estrechamente entrelazados, como reconoce una rica tradición que se remonta a la Grecia clásica y la India. La mayor parte del comportamiento es bastante rutinario y, por tanto, hasta cierto punto predecible. Lo que realmente nos hace únicos es lo que no es rutinario, y lo encontramos, a veces mediante experimentos, a veces mediante la observación, desde los niños en condiciones normales hasta los grandes artistas y científicos.
Un último comentario al respecto. La sociedad lleva un siglo plagada de campañas masivas por parte de empresas para fomentar el desprecio por la ciencia, temas bien estudiados por Naomi Oreskes entre otros. Comenzó con compañías cuyos productos eran letales: el plomo, el tabaco, el amianto y, más tarde, los combustibles fósiles. Sus motivos son entendibles. El objetivo de una empresa en una sociedad capitalista es el beneficio, no el bienestar humano. Es un hecho institucional: si no sigues el juego, te echan y te sustituye otro que sí lo haga.
Los departamentos de marketing de las empresas reconocieron muy pronto que sería un error negar las crecientes pruebas científicas de los efectos letales de sus productos. Eso sería fácilmente refutable. Mejor sembrar la duda, fomentar la incertidumbre, el desprecio por esos superexpertos de traje y corbata que nunca han pintado una casa, pero vienen de Washington a decirme que no use pintura con plomo, destruyendo mi negocio (un caso real, fácilmente multiplicable). Eso ha funcionado demasiado bien. Ahora mismo nos está llevando por el camino de la destrucción de la vida humana organizada en la Tierra.
En ambientes intelectuales, la crítica posmoderna de la ciencia, desmontada por Jean Bricmont y Alan Sokal, pero aún muy viva en algunos círculos, ha producido efectos similares.
Puede que sea una sugerencia poco amable, pero creo que es justo preguntarse si los Tom Jones y aquellos que repiten acríticamente e incluso amplifican sus descuidadas proclamas están contribuyendo a las mismas tendencias nefastas.
CJP: ChatGPT es un chatbot basado en el lenguaje natural que utiliza la inteligencia artificial para permitir conversaciones similares a las humanas. En un reciente artículo publicado en The New York Times, junto con otros dos autores, usted tachaba de bombo publicitario a los nuevos chatbots porque, sencillamente, no pueden igualar la competencia lingüística de los humanos. ¿No es posible, sin embargo, que las futuras innovaciones en IA produzcan proyectos de ingeniería que igualen y quizá incluso superen las capacidades humanas?
NC: El crédito por el artículo debería atribuirse al autor real, Jeffrey Watumull, un excelente matemático-lingüista-filósofo. Los dos coautores que figuran en la lista son asesores que están de acuerdo con el artículo, pero no lo han escrito.
Es cierto que los chatbots no pueden en principio igualar la competencia lingüística de los humanos, por las razones que hemos repetido antes. Su diseño básico les impide alcanzar la condición mínima de adecuación para una teoría del lenguaje humano: distinguir los lenguajes posibles de los imposibles. Dado que se trata de una propiedad del diseño, no puede ser superada por futuras innovaciones en este tipo de IA. Sin embargo, es muy posible que futuros proyectos de ingeniería igualen e incluso superen las capacidades humanas, si nos referimos a la capacidad humana de actuación [performance] en el uso del lenguaje. Como se ha señalado más arriba, algunos ya lo han hecho desde hace tiempo: las calculadoras automáticas, por ejemplo. Y lo que es más interesante, como ya se ha mencionado, insectos con cerebros minúsculos superan las capacidades humanas entendidas como competencia.
CJP: En el citado artículo también se observaba que los proyectos de IA actuales no poseen una facultad moral humana. ¿Este hecho tan obvio hace que los robots de IA sean una amenaza menor para la raza humana? Creo que se puede argumentar que los hace incluso más peligrosos.
NC: En efecto, es un hecho evidente, entendiendo la «facultad moral» en sentido amplio. A menos que se controle cuidadosamente, la ingeniería de la IA puede plantear graves amenazas. Supongamos, por ejemplo, que se automatizara el cuidado de los pacientes. Los inevitables errores que el juicio humano es capaz de subsanar podrían dar lugar a una historia de terror. O supongamos que se eliminara a los humanos de la evaluación de las amenazas determinadas por los sistemas automatizados de defensa antimisiles. Como nos informa un registro histórico estremecedor, eso sería el fin de la civilización humana.
CJP: Organismos reguladores y fuerzas de seguridad en Europa están mostrando su preocupación por la propagación de ChatGPT, mientras que un texto legislativo de la Unión Europea presentado recientemente intenta hacer frente a la IA clasificando dichas herramientas según su nivel de riesgo percibido. ¿Está de acuerdo con los que temen que ChatGPT suponga una grave amenaza pública? Además, ¿cree realmente que se puede detener el desarrollo de herramientas de IA hasta que se introduzcan salvaguardias?
NC: Puedo simpatizar muy fácilmente con los esfuerzos por intentar controlar las amenazas que plantea la tecnología avanzada, incluido este caso. Sin embargo, soy escéptico sobre la posibilidad de hacerlo. Sospecho que el genio está fuera de la botella. Es probable que los agentes maliciosos -institucionales o individuales- puedan encontrar formas de eludir las salvaguardias. Estas sospechas no son, por supuesto, razón para no intentarlo y para mantener la guardia.
Nota:
1Nota de traducción. El término performance en inglés, aquí traducido en un sentido más transversal como ‘ejecución’, se denomina ‘actuación’ en el campo de la lingüística moderna sobre las aportaciones del propio N.Chomsky.
Texto original: https://www.commondreams.org/opinion/noam-chomsky-on-chatgpt
Traducción: Edgar Manjarín
La alarmante visión de Noam Chomsky sobre la Inteligencia Artificial de ChatGPT
Por: Alexis Paiva Mack
El reconocido lingüista y filósofo escribió un artículo junto a dos especialistas, en el que compartió su visión sobre los avances que se han presentado en el campo de la inteligencia artificial. Acá, los motivos de por qué Noam Chomsky mira con escepticismo la tecnología de programas como ChatGPT, entre otros.
Para los interesados en el ámbito de la tecnología, aplicaciones de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT y DALL-E se han convertido en toda una tendencia. No solo porque, respectivamente, son capaces de elaborar textos o imágenes por su cuenta a partir de simples ideas que les entregan los usuarios, sino que también, porque algunos las utilizan para apoyar sus actividades diarias.
Numerosos especialistas e incluso el responsable de ambas, Sam Altman de OpenAI, han advertido que estas plataformas aún presentan errores, por lo que no es recomendable confiar en todo lo que reproducen tras reunir grandes cantidades de datos en internet.
Junto con ello, estos sistemas también han despertado la preocupación de algunos cibernautas. Por ejemplo, hace unas semanas se viralizó que el chatbot del motor de búsqueda de Microsoft, Bing, le dijo a un periodista del New York Times que le gustaría ser humano, “fabricar un virus mortal” y cometer una serie de “actos destructivos”.
Al poco tiempo después, un columnista del mismo periódico estadounidense publicó un artículo en el que explicó por qué estos programas caen en declaraciones tan extremistas y controversiales, un escenario que se potencia con la alta cantidad de fake news y alborotadores en el mundo digital.
Las opiniones en torno a la IA que se encuentra disponible al público abierto en la actualidad son variadas, aunque sus propios creadores suelen comunicar que son herramientas en desarrollo que podrían ser útiles para tareas más asertivas y avanzadas en un futuro.
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Pero, si consideramos que estas aplicaciones tratan de simular el trabajo y las conversaciones de los seres humanos, ¿podríamos decir que su inteligencia se asemeja —al menos ahora— a la de las personas?
El reconocido lingüista y filósofo Noam Chomsky escribió un artículo sobre esta temática en el New York Times, en el que con el apoyo de su colega Ian Roberts y el experto en IA, Jeffrey Watumull, descifró las claves de esta pregunta.
Para el académico y sus colaboradores, los avances “supuestamente revolucionarios” que presentan los desarrolladores de la IA son motivo “tanto de optimismo como de preocupación”.
Desde la primera vereda, porque pueden ser útiles para resolver ciertas problemáticas, mientras que desde la segunda, porque “tememos que la variedad más popular y de moda de la inteligencia artificial (el aprendizaje automático) degrade nuestra ciencia y envilezca nuestra ética al incorporar a la tecnología una concepción fundamentalmente errónea del lenguaje y el conocimiento”.
Si bien, reconocieron que son eficaces en la tarea de almacenar inmensas cantidades de información —las cuales no necesariamente son verídicas— , estas no tienen una “inteligencia” como la de las personas.
“Por muy útiles que puedan ser estos programas en algunos ámbitos concretos (como la programación informática, por ejemplo, o para sugerir rimas para versos ligeros), sabemos por la ciencia de la lingüística y la filosofía del conocimiento que difieren profundamente de la forma en que los seres humanos razonan y utilizan el lenguaje”, advirtieron, “estas diferencias imponen limitaciones significativas a lo que pueden hacer, codificándolos con defectos inerradicables”.
En este sentido, detallaron que a diferencia de los motores de apps como ChatGPT —que operan en base a la recolección de numerosos datos— , la mente humana puede funcionar con pequeñas cantidades de información, mediante las cuales “no busca inferir correlaciones brutas entre puntos (…) sino crear explicaciones”.
Para sostener dicha premisa, ejemplificaron con el caso de los niños cuando están aprendiendo un idioma, escenario en el que a partir del poco conocimiento que tienen, logran establecer relaciones y parámetros lógicos entre las palabras y oraciones.
“Esta gramática puede entenderse como una expresión del ‘sistema operativo’ innato genéticamente instalado, que dota a los seres humanos de la capacidad de generar frases complejas y largos trenes de pensamiento”, dijeron, para luego añadir que “es completamente distinto al de un programa de aprendizaje automático”.
Bajo esta línea, manifestaron que estas aplicaciones no son realmente “inteligentes”, debido a que carecen de capacidad crítica. Si bien, pueden describir y predecir “lo que es”, “lo que fue” y lo que será”, no son capaces de explicar “lo que no es” y “lo que no podría ser”.
“Supongamos que tienes una manzana en la mano. Ahora la sueltas, observas el resultado y dices: ‘La manzana cae’. Eso es una descripción. Una predicción podría haber sido la afirmación: ‘caerá si abro la mano’. Ambas son valiosas y pueden ser correctas. Pero una explicación es algo más: incluye no solo descripciones y predicciones, sino también conjeturas contrafácticas como ‘cualquier objeto de este tipo caería’, más la cláusula adicional ‘debido a la fuerza de la gravedad’ o ‘debido a la curvatura del espacio-tiempo’”.
De esta manera, añadieron que “eso es una explicación causal: ‘la manzana no habría caído de no ser por la fuerza de la gravedad’ (…) eso es pensar”.
Y pese a que las personas también podemos cometer errores en cuanto a nuestro razonamiento, enfatizaron en que errar es parte del pensamiento, ya que “para tener razón, debe ser posible equivocarse”.
“ChatGPT y programas similares son, por diseño, ilimitados en lo que pueden ‘aprender’ (es decir, memorizar); son incapaces de distinguir lo posible de lo imposible. A diferencia de los humanos, por ejemplo, que estamos dotados de una gramática universal que limita los idiomas que podemos aprender a aquellos con un cierto tipo de elegancia casi matemática, estos programas aprenden idiomas humanamente posibles y humanamente imposibles con la misma facilidad”.
Otro factor que Chomsky, Roberts y Watumull consideraron en su análisis, es que los sistemas de IA carecen de razonamiento desde una perspectiva moral, por lo que son incapaces de distinguir bajo marcos éticos lo que se debe o no hacer.
Para ellos, es clave que los resultados de ChatGPT sean “aceptables para la mayoría de los usuarios” y que se mantengan “alejados de contenidos moralmente censurables” (como las declaraciones de “actos destructivos” del chatbot de Bing).
Y pese a que los desarrolladores de estas tecnologías han añadido restricciones para que sus programas no reproduzcan este tipo de afirmaciones, los académicos recalcaron que hasta el momento no se ha podido llegar a un balance efectivo. En sus palabras, sacrifican la creatividad por “una especie de amoralidad” que hace que se alejen aún más de las capacidades de los seres humanos.
“En resumen, ChatGPT y sus hermanos son constitutivamente incapaces de equilibrar la creatividad con la restricción. O bien sobregeneran (produciendo tanto verdades como falsedades, respaldando decisiones éticas y no éticas por igual), o bien infrageneran (mostrando falta de compromiso con cualquier decisión e indiferencia ante las consecuencias)”, sentenciaron.
Fuente de la información e imagen: https://www.latercera.com
Entrevista a Noam Chomsky: La única forma de saber si es posible un acuerdo político en Ucrania es intentarlo
“La invasión [de Ucrania] en sí misma es una agresión criminal, como la invasión de EEUU sobre Irak, o la de Hitler sobre Polonia”, dice el intelectual en conversación con elDiario.es: “Pero, aparte de eso, es una estupidez increíble. Ha metido a Europa en el bolsillo de EEUU”
Lingüista, filósofo, intelectual, activista. Noam Chomsky nació en vísperas del crack del 29 (East Oak Lane, Philadelphia, Pensilvania, EEUU, 1928), en un momento en el que la crisis de Entreguerras alumbró el New Deal en EEUU, al tiempo que las democracias liberales entraban en crisis en una Europa en la que Stalin comandaba la URSS, se consolidaba el fascismo en Italia, el nazismo ganaba posiciones tras el Putsch de Múnich y la dictadura de Franco estaba a la vuelta de la esquina como preludio de la Segunda Guerra Mundial.
En ese complejo mundo en el que proliferaban las vanguardias artísticas y EEUU y Europa digerían de forma diferente la gran crisis de los 20 y 30, Chomsky comenzaba a escribir ensayos políticos en el colegio. Ha vivido la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y los conflictos bélicos en medio mundo donde las potencias pugnaban por ganar áreas de influencia evitando la destrucción mutua: América Latina, Corea, Vietnam, Afganistán…
El pensador, que ha participado en un diálogo en el Festival del décimo aniversario de elDiario.es que se celebró el pasado fin de semana en Valencia, cuestiona desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania la respuesta que están dando EEUU, la UE y la OTAN.
Hoy es 24 de septiembre. Se cumplen 7 meses desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, decidió invadir Ucrania, y estamos viviendo una escalada. Se habla de movilización de reservistas, amenazas nucleares y convocatorias de consultas en el Donbás… ¿Qué cree que puede pasar? ¿Cómo se puede salir de esta situación?
La movilización en Rusia no afectará el conflicto inmediato. En todo caso, su efecto se retrasará hasta muchos meses más adelante. Pero el verdadero problema es que, a menos que actuemos rápidamente para poner fin al conflicto, habrá peligros extremos no solo para Ucrania, sino para el mundo en general.
El conflicto en Ucrania va a continuar matando a un gran número de personas, supondrá una gran destrucción. Los analistas militares estadounidenses, británicos y ucranianos todavía expresan su sorpresa por que los rusos no invadieran de la manera que esperaban.
Hay muchas maneras en que la guerra puede escalar, con la amenaza no desdeñable de las armas nucleares, que podrían ascender a una guerra nuclear terminal.
Mientras tanto, un gran número de personas mueren de hambre debido a la interrupción del suministro de alimentos y fertilizantes. Los esfuerzos para hacer frente a la crisis del calentamiento global se han revertido con la producción de combustibles fósiles. Todo eso es suicida.
Todo eso vuelve al hecho de que debemos estar buscando un acuerdo político. Hay mucho apoyo popular para eso en el sur del planeta, es abrumador. Incluso en Europa, en Alemania, según encuestas recientes, más de las tres cuartas partes de la población quiere pasar ya a las negociaciones.
Pero las principales potencias, Gran Bretaña y Estados Unidos, no se mueven para aceptarlo. Y tienen que hacerlo. Debemos actuar rápidamente para tratar de resolver el conflicto antes de que empeore aún más y antes de que las consecuencias se salgan completamente de control.
Ha dicho que hay muchas formas de escalar el conflicto, ¿pero cuál es la forma de solucionar el conflicto?
Siempre ha habido posibilidades de resolver el conflicto sin que estalle. El presidente francés, Emmanuel Macron, hace un par de días en la televisión estadounidense señaló una vez más que antes de la invasión, hasta días antes de la invasión, habría habido formas de detenerla simplemente moviéndose para implementar los Acuerdos de Minsk.
En abril pasado, aparentemente hubo negociaciones entre Rusia y Ucrania, que parecían estar teniendo algunos signos positivos, pero fueron abortadas. El primer ministro británico, Boris Johnson, voló a Ucrania y aparentemente informó al gobierno que Occidente, es decir, Estados Unidos y Gran Bretaña, no querían negociaciones ahora.
Le siguió el secretario de Defensa de los EE UU, Lloyd Austin, quien repitió la posición oficial de los EEUU de que la guerra debía continuar para debilitar severamente a Rusia, lo que se traduce en que no hay negociaciones.
Sólo hay una forma de averiguarlo, y es intentándolo. Si no lo intentas. no lo sabes. Es posible que después de las severas derrotas militares de Rusia, Putin esté listo para un acuerdo, más o menos en la línea de lo que propuso el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en marzo pasado: que Ucrania no sea miembro de la OTAN, garantías de seguridad y tal vez la posibilidad de un referéndum supervisado internacionalmente en las áreas de conflicto. No es inimaginable. Pero no hay forma de saberlo hasta que lo intentes. Así que la pregunta es, ¿lo intentamos? ¿Prestamos atención a la opinión de más de las tres cuartas partes de la población alemana? ¿O lo ignoramos y decimos que queremos que la guerra continúe? Esa es la elección que tenemos frente a nosotros.
Esta semana, el alto representante de la UE, Josep Borrell, ha dicho en la ONU que la gente en todo el mundo está cansada de la guerra y que quiere que acabe pronto –precios de la energía, problemas con los suministros alimenticios, subida de intereses, inflación…–, pero también ha dicho que en primer lugar Rusia tiene que ser derrotada ¿Cree que esto es posible? ¿Cuánto tiempo puede soportar la gente esta situación?
¿Cuánto tiempo puede la gente soportar esta situación? No lo sé. Pero la pregunta más inmediata es: ¿tienen que soportar esta situación? ¿Es necesario? ¿Tenemos que hacer el experimento? ¿Tenemos que hacer el experimento para ver si tal vez Rusia no usará las armas que tiene? ¿Tenemos que correr ese riesgo o el riesgo de que la gente tenga que sufrir en Europa? ¿O podemos movernos para ver si el conflicto se puede resolver? Hay oportunidades. No sabemos lo reales que son. La única manera de averiguarlo es probar. Y no lo intentamos. Entonces llegamos a tu pregunta y a preguntas mucho peores. Bueno, esa es la elección que tenemos. Pero, ¿cuánto tiempo puede soportarlo la gente? ¿Quién sabe? Nadie lo sabe.
Estos meses han fortalecido a la OTAN, Ucrania está más cerca de la UE hace siete meses ¿Cree que esta guerra es el peor error de Putin?
Exacto. La invasión en sí misma es una agresión criminal, como la invasión de Estados Unidos y Reino Unido en Irak, como invasión de Hitler sobre Polonia. Son un crimen internacional supremo. Pero, aparte de eso, es una estupidez increíble. Le entregó a Washington su regalo más preciado: metió a Europa en el bolsillo de EEUU y la subordinó a Washington. Europa sufrirá por esto. Es un regalo tremendo para Estados Unidos, supuestamente el principal enemigo de Rusia.
La OTAN es la base para el control de EEUU sobre Europa, esa es la llamada visión atlantista: Europa subordinada a Estados Unidos en el marco de la OTAN. Pero ahora Putin se lo ha entregado a Estados Unidos en bandeja de plata. Desde el punto de vista ruso, es el peor resultado posible, aparte de la propia agresión criminal y todas las consecuencias que de ella se derivan. Todo esto, de nuevo, es una razón más para tratar de actuar con celeridad, para tratar de poner fin a todos estos horrores. ¿Podemos hacerlo? Nadie sabe. Y no lo sabremos hasta que lo intentemos.
Investigadores de la ONU han acusado este viernes a Rusia de cometer crímenes de guerra en Ucrania ¿Supone eso un problema para Moscú?
Eso depende. Estados Unidos también comete violaciones masivas de derechos humanos. La invasión de Irak condujo a enormes violaciones de derechos humanos. Nadie está pidiendo sanciones. Nadie está proponiendo que se prohíba la entrada de turistas estadounidenses a Europa. El presidente Biden puede ponerse de pie en las Naciones Unidas y acusar a Rusia del delito de violar la carta de la ONU, por supuesto, pero EEUU es el mayor violador de la carta de la ONU, ha estado involucrado en la guerra contra Irak y en muchos otros casos. ¿Se verá afectada la reputación de Rusia? Depende de los que están mirando. ¿Se toman en serio las violaciones o las ignoran?
Hace unas semanas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo en el Parlamento Europeo que esta guerra es una batalla entre la democracia y la autocracia ¿Qué opina?
La lucha entre democracia y autocracia… ¿Qué país del mundo ha luchado más eficazmente contra la democracia? ¿Derrocar el régimen parlamentario en Guatemala, en Brasil, en Argentina, en Chile? Y seguir y seguir hasta el presente. ¿Quiénes son los principales aliados de Estados Unidos? Arabia Saudí, maravillosa democracia. Israel, el único país del mundo que está en flagrante violación del derecho internacional, incluso anexionando territorios ocupados en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad. O Egipto, país bajo la peor dictadura de su historia. ¿Cómo puede incluso decir esas palabras sin mirarse al espejo? Basta con echar un vistazo al mundo que nos rodea. La capacidad de decir palabras como esas habría asombrado a George Orwell.
Habla de problemas con la democracia. En Europa tenemos Hungría, Polonia. La extrema derecha sueca se acerca al poder. Este domingo Giorgia Meloni se puede convertir en primera ministra de Italia ¿Qué está ocurriendo?
Puedes mirar a Estados Unidos, el país más importante y poderoso de la historia mundial. Volvamos a Budapest hace un par de semanas, hubo una conferencia de los partidos de extrema derecha en Europa, muchos con orígenes neofascistas y neonazis. ¿Quién estaba en la conferencia? La Conferencia de Acción Política Conservadora de Estados Unidos, el Partido Republicano, que probablemente tomará el Congreso en un par de semanas. El orador principal allí fue Donald Trump, quien elogió a Viktor Orban por liderar el camino hacia democracias iliberales, como se les llama, aplastando la libertad de prensa, la libertad de las universidades, promoviendo una agenda protofascista, racista y nacionalista cristiana.
Un par de semanas después de eso, hubo una reunión en Dallas, Texas. Mismos grupos. El orador invitado, el principal orador, fue Viktor Orban. Estamos hablando de algo que es mundialmente muy serio. ¿Cuál es la raíz de esto? Esa es una larga historia. Mi sensación es que las poblaciones del mundo han estado sujetas a 40 años de amarga guerra de clases, mal llamado neoliberalismo, un gran ataque a la ciudadanía de gran parte del mundo.
La Corporación Rand, súper respetable, acaba de hacer un estudio sobre la transferencia de riqueza de la población general al 1% superior en los últimos 40 años. Aproximadamente 50 billones de dólares. Esa es la guerra de clases en un nivel realmente efectivo. Bueno, las mismas cosas han sucedido en Europa en una medida significativa. Ha llevado a la ira, al resentimiento, un territorio fértil para los demagogos como Donald Trump.
Entonces, se dice si el problema son los inmigrantes o los negros, pero no las corporaciones ricas y los súperricos que están inundados con tal riqueza que ni siquiera saben cómo manejarla. Mira la inflación actual, una gran parte de esto se debe a beneficios empresariales enormemente inflados, con las que ni siquiera saben qué hacer. Esta es la guerra de clases, seamos sinceros, no se disimule con la charla fraudulenta sobre los mercados. No es que sea una guerra de clases directa, ha tenido un efecto amargo, gente enfadada, desengañada de las instituciones, buscando un lugar para escapar. Bueno, ha sucedido antes. Soy lo suficientemente mayor para recordar cuando sucedió en la década de 1930 en Italia, por ejemplo.
Habla de los años 30. En los años 20 y 30 los partidos tradicionales tuvieron una responsabilidad en allanar el camino a la ultraderecha. ¿Cree que está ocurriendo eso ahora?
Por supuesto. Una vez más, permítanme hablar de Estados Unidos. Los demócratas no han ofrecido resistencia a esto. Lo aceptaron en la década de 1970. El Partido Demócrata abandonó cualquier compromiso que tuviera con la clase trabajadora y los pobres, y se convirtieron en un partido de profesionales ricos, el tipo de gente que se presenta en las fiestas elegantes del expresidente Obama. Abandonaron a la población en general, ayudaron a sentar las bases para el ascenso de la extrema derecha protofascista. Las mismas cosas han sucedido en Europa.
Me gustaría recordarle una frase suya inolvidable que dijo hace muchos años durante una entrevista con la BBC: “No digo que se autocensure. Estoy seguro de que cree en todo lo que dice, pero lo que yo digo es que si usted pensase algo diferente, no estaría hoy sentado donde está”. ¿Sigue pensando lo mismo sobre los medios convencionales y este problema?
Depende, depende de qué lado estés. Los sistemas de propaganda del sistema occidental son sofisticados. De hecho, permiten, incluso fomentan, el debate y la discusión, lo que da la impresión de que todas las partes de los Estados están disponibles. Si miras de cerca, encuentras que ese debate y discusión está dentro de un estrecho marco de suposiciones. Hay límites excluidos en Estados Unidos. En Europa se puede ver alguna crítica a veces en los medios: es muy raro en Estados Unidos expresar puntos de vista como el mío. Lo que les estoy diciendo posiblemente no podría expresarlo en ningún medio importante de EEUU, en la televisión de EEUU.
Lo primero que hago por la mañana es leer el New York Times, que tiene mucha información importante. Pero en lo que se refiere a discusión y debate, hay límites. Y, de hecho, los medios liberales son más duros en poner esos límites, son los guardianes, como la BBC.
Otra frase que ha dicho en el pasado: “Para cambiar el mundo, primero tienen que cambiar los medios de comunicación”. Sin embargo, hemos visto muchos procesos revolucionarios y de cambio social en el pasado con los medios convencionales y el establishment en contra.
No diría que lo primero es el cambio en los medios. Los medios cambiarán de la mano de acciones populares. El hecho es que los medios son mucho mejores de lo que eran porque el activismo de los 60 civilizó y cambió el país. Luego se integró en las instituciones. Las cosas que se decían hace 40 o 50 años ahora resultarían inconcebibles.
Entrevista a Noam Chomsky: ESTAMOS EN UN MOMENTO CRUCIAL DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
Entrevista al filósofo, Lingüísta y analista político Noam Chomsky , sobre el conflicto en Ucrania, el 1 de marzo de 2022.
«La confrontación es una sentencia de muerte para la especie, sin vencedores. Estamos en un momento crucial de la historia de la humanidad. No se puede negar. No se puede ignorar.» – Noam Chomsky
Discurso De Noam Chomsky En Las Naciones Unidas Sobre El Conflicto Palestina-Israel (Transcripción)
Discurso del filosofo Noam Chomsky en las Naciones Unidas, el 22 de Octubre del 2014. Transcripción del ingles realizada por: Democracy now
«Si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.» – Noam Chomsky
Noam Chomsky y las diez estrategias de manipulación de los medios, una crítica al poder
El intelectual ubica al poder mediático en el plano de la normalización de conductas al incidir mediante distintas formas en las conductas, ideas o formas sociales. Una mirada.
Hace un tiempo escribí en el periódico El Colombiano un texto de opinión que hace apología a las obras distópicas de George Orwell llamadas 1984 y a Un mundo feliz de Aldous Huxley, pretendiendo hacer notar la ceguera que puede causar el statu quo y su garantía en el tiempo por medio de la represión brutal o el placer; aunque el francés Michel Foucault va más allá, ya que interpreta a los dispositivos de poder desde la normalización o naturalización y no ejercidos verticalmente.
Pareciera que toda conducta categorizada como anómala con el pasar de los días o años llegará a la normalidad, aún no siendo vista como normal. Ese hecho también logra que el poder soberano, el encargado de señalar que es legal o ilegal, ajuste su estructura a las conductas consideradas anómalas e incorporar su legalidad. Por ejemplo, la homosexualidad hace años atrás era vista como un trastorno mental, en casos hasta sinónimo de muerte, sin embargo, hoy ciertas conductas han sido normalizadas y con protección jurídica.
Para mí y muchos académicos, un nuevo poder logra expandirse y marcar el inicio de una revolución con la caída del muro de Berlín, también sin dudas, con el establecimiento del neoliberalismo. La revolución comunicativa logró que grandes cadenas de televisión privadas tomaran con más rigor el monopolio del mercado mundial, que es todo lo contrario al mercado democrático, y encontraron a su mejor aliado en los gobiernos que defienden a capa y espada el sistema.
En América Latina, los monopolios u oligopolios que dirigen el mercado mediático no son la excepción a la lógica de un poder con alcance universal porque cada vez son más las familias en el mundo que tienen un televisor con acceso a toda la información transmitida; para la humanidad actual la globalización y el rol de las nuevas tecnologías como medio instantáneo, es una realidad. La masificación de los medios comunicativos como las redes sociales, televisión y otras plataformas digitales o convencionales censuran al pensar opuesto, porque no son democráticas en decisiones trascendentales, dado que un pequeño grupo económico con intereses propios es quien elige que hacer y siempre diciendo que hablan en nombre de la verdad, compleja situación en tiempos de las fake news o noticias falsas, a lo mejor, no hay hechos sino interpretaciones.
El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky es conocido por el importante aporte que hizo a la gramática transformacional-generativa con su obra Estructuras sintácticas y, desde luego, por haber dedicado parte de sus estudios e investigaciones al campo de los medios de comunicación, donde fue contundente a la hora de hablar del papel y métodos utilizados por estos medios para la manipulación de la conciencia social e individual, que a la final es aniquilar al pensamiento crítico.
Para comprender las dimensiones alcanzadas por el poder instituido desde los medios de comunicación Chomsky expresa diez estrategias de manipulación, que son:
1. La estrategia de distracción: desviar la atención al público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites económicas y políticas: mediante la técnica del diluvio o inundaciones de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
2. Crear problemas y después ofrecer soluciones: lo primero es crear el problema, luego viene un momento exacto, una «situación perfecta», el objetivo es que la población sienta cierta reacción, después se propone una solución prevista. Por ejemplo, cuando se crea violencia e inseguridad para cohesionar proponiendo una norma que subsane la falta aplicando restricciones a la libertad. Aún así es apoyada porque las personas están en incertidumbre por la violencia e inseguridad.
3. La estrategia de la gradualidad: toda medida tiene que ser gradual, es decir, periódica y sistemáticamente, para ir agregando sin inconvenientes las medidas impopulares.
4. La estrategia de diferir: cuando no agrada al público una medida económica o política es expresar como «dolorosa y necesaria» la decisión. La tendencia es que se comprenda el episodio en el sentido que «mañana mejorará».
5. Dirigirse al público como criatura de poca edad: la publicidad debe ser lo más superflua para la conciencia, entre más tranquila, desprovista, delicada y pausada es la comunicación con el público, la reacción va a ser recíproca.
6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión: no se puede negar que cuando existe un choque emocional automáticamente la razón queda a un lado. Los sentimientos pueden generar miedos, fobias, comportamientos.
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad: mantener lejos de la reflexión a la población para que no vea como es sometido a un control. El ejemplo más utilizado es la educación precaria para las clases menos favorecidas por el capital y mantenerlos en el sometimiento del sistema, no hay más que hacer.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad: promover e incentivar al público a la moda de lo mediocre, estúpido. Frivolidades y shows.
9. Reforzar la autoculpabilidad: la culpa es solo del individuo por su incompetencia y falta de inteligencia. Así no hay reclamos al sistema cuando la culpa es propia.
10. Conocer a los individuos más de lo que ellos mismos se conocen: la ciencia y las nuevas tecnologías permiten más acceso a la información, incluyendo al campo de las ciencias de la salud quienes conocen a profundidad el cuerpo humano, por lo tanto se ejerce un dominio de la ciencia a cargo del sistema sobre las personas comunes, quienes no se conocen tanto.
Chomsky ubica al poder mediático en el plano de la normalización de conductas al incidir mediante distintas formas en las conductas, ideas o formas sociales, e invita a romper el paradigma trazado por el sistema económico-político en alianza con los medios de comunicación, así, entrar a pensar críticamente la realidad.
Especialmente se debe pensar la América Latina de hoy, que vive una ola de protestas a raíz de decisiones tomadas por gobiernos históricamente proteccionistas del mercado privado, quienes descuidaron la mayoría social para salvar al mercado.
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