El Banco Mundial tiene que volver a su misión

Por: Jeffrey D. Sachs

El Banco Mundial declara que su misión es acabar con la extrema pobreza dentro de una generación e impulsar la prosperidad en común. Son metas acordadas universalmente como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), pero carece de una estrategia de ODS y está volviéndose a Wall Street para complacer a sus maestros políticos en Washington. El presidente del Banco, Jim Yong Kim, debería encontrar una mejor manera de avanzar, y puede hacerlo reexaminando uno de sus propios grandes éxitos.

Kim y yo colaboramos estrechamente de 2000 a 2005 para aumentar la escala de la respuesta mundial a la epidemia de sida. Partners in Health, la NGO que encabezó con su colega Paul Farmer de la Universidad de Harvard, había usado antiretrovirrales (ARV) para tratar a cerca de mil residentes de las áreas rurales empobrecidas de Haití, ayudándoles a recuperar la salud y la esperanza.

Hace 18 años les señalé a Kim y Farmer que su éxito en Haití se podría ampliar para llegar a millones de personas a bajo coste y con muy altos beneficios sociales. Les recomendé un nuevo mecanismo de financiamiento multilateral para combatir el sida, un fondo global, así como una nueva iniciativa de financiamiento por parte de los Estados Unidos.

A principios de 2001, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, lanzó el Fondo Global para la Lucha contra el sida, la Tuberculosis y la Malaria, y en 2003 el presidente estadounidense George W. Bush lanzó el programa PEPFAR. La Organización Mundial de la Salud, encabezada por su director general Gro Harlem Brundtland, reclutó a Kim para liderar la iniciativa de aumento de escala de la OMS. Kim hizo un trabajo fantástico y sus esfuerzos sentaron la base para tratar a millones de personas con antirretrovirales, salvando vidas, subsistencias y familias.

Hay cuatro lecciones que podemos aprender de este gran éxito.

Primera, el sector privado fue un socio importante, al ofrecer medicamentos protegidos con patentes al coste de producción. Las farmacéuticas renunciaron a hacer utilidades en los países más pobres por decencia y la conservación de sus reputaciones. Reconocían que los derechos de patentes, si se los ejercía en exceso, serían una condena a muerte para millones de pobres.

Segunda, fue un esfuerzo apoyado por filántropos privados que inspiraron a otros a contribuir también. La Fundación Bill y Melinda Gates respaldaron el Fondo Global, la OMS y la Comisión sobre Macroeconomía y Salud, que dirigí para la OMS en 2000 y 2001 (y que hizo una campaña exitosa para aumentar el financiamiento de los donantes de la lucha contra el sida y otras
enfermedades mortales).

Tercera, los fondos para luchar contra el sida adoptaron la forma de ayudas directas, no préstamos de Wall Street. El combate del sida en los países pobres no se veía como una inversión que generara ingresos ni necesitara complicados mecanismos financieros. Se lo veía como un bien público vital que requería que los filántropos y países de altos ingresos financiaran tratamientos que salvaran las vidas de los pobres y aquellos en trance de morir.

Cuarta, especialistas capacitados en salud pública impulsaron todo el esfuerzo, inspirados en Kim y Farmer como modelos de profesionalidad y rectitud. El Fondo Global no llena los bolsillos de ministros corruptos ni negocia fondos a cambio de concesiones petroleras o contratos de armas. El Fondo Global aplica estándares rigurosos y técnicos de salud pública y hace que los países destinatarios se hagan responsables de prestar los servicios, a través de requisitos de cofinanciamiento y transparencia.

El Banco Mundial tiene que volver a su misión. Los ODS llaman, entre otras cosas, a acabar con la extrema pobreza y el hambre, instituir la cobertura de salud universal, y la educación universal primaria y superior para 2030. Sin embargo, a pesar de mostrar solo avances lentos hacia estos objetivos, el Banco no expresa alarma ni estrategias para ayudar a retomar el camino de los ODS. Por el contrario, en lugar de abrazarlos, el Banco está prácticamente mudo, y se ha escuchado a sus autoridades murmurar negativamente en los corredores del poder.

Tal vez el presidente estadounidense Donald Trump no desea escuchar de las responsabilidades de su gobierno frente a los ODS. Pero es el trabajo de Kim recordarle estas obligaciones a él y al Congreso, y fue un presidente republicano, George W. Bush, quien impulsó la lucha contra el sida de manera creativa y exitosa.

Wall Street puede ayudar a estructurar el financiamiento de proyectos de energías renovables de gran escala, transporte público, carreteras y demás infraestructura que se pueda autofinanciar a través de peajes y tarifas a los usuarios. Una asociación entre el Banco Mundial y Wall Street podría ayudar a asegurar que se trate de proyectos ambientalmente sólidos y justos para las comunidades afectadas. Todo ello sería por el bien de todos.

Sin embargo, tales proyectos, diseñados para obtener utilidades o al menos la recuperación del coste directo, no son siquiera remotamente suficientes para acabar con la pobreza extrema. Los países pobres necesitan donaciones, no préstamos, para necesidades básicas como salud y educación. Kim podría recurrir a su experiencia como el campeón de la salud global que luchó con éxito contra el sida, en lugar de adoptar un esquema que ahogaría en deuda a los países pobres. Necesitamos la voz y los incansables esfuerzos del Banco Mundial para movilizar el financiamiento por donaciones de los ODS.

La atención de salud de los pobres requiere una capacitación sistemática y el despliegue de trabajadores de salud comunitaria, herramientas de diagnóstico, medicamentos y sistemas de información. La educación para los pobres requiere profesores capacitados, aulas seguras y modernas, y conectividad a otras escuelas y a currículos en línea. Estos ODS se pueden lograr, pero solo si existe una estrategia clara, un financiamiento por donaciones y mecanismos de entrega bien definidos. El Banco Mundial debería desarrollar la experiencia necesaria para ayudar a los donantes y los gobiernos destinatarios a hacer que estos programas funcionen. Kim sabe por su propia experiencia cómo hacerlo.

Trump y otros líderes mundiales son responsables en persona de los ODS. Tienen que hacer muchísimo más, así como los superricos, cuyo grado de riqueza no tiene precedentes históricos. Han recibido ronda tras ronda de recortes y exenciones tributarias especiales, créditos fáciles de bancos centrales y ganancias excepcionales de tecnologías que elevan las utilidades al tiempo que reducen los salarios de los trabajadores no capacitados. Incluso con la reciente blandura de los mercados de valores, los primeros 2 mil multimillonarios del mundo amasan unos US$10 billones en riqueza, suficiente como para financiar al completo el esfuerzo necesario para acabar con la extrema pobreza, si los gobiernos también hacen su parte.

Al ir a Wall Street, o Davos, u otros centros de riqueza, el Banco Mundial debería inspirar a los multimillonarios a poner su bullente cartera al servicio de la filantropía personal para apoyar los ODS. Bill Gates lo está haciendo con resultados históricos en el ámbito de la salud pública. ¿Qué multimillonarios encabezarán los ODS relacionados con educación, energías renovables, agua potable e higienización, y agricultura sostenible? Con un plan claro de ODS, el Banco Mundial podría encontrar socios para cumplir su misión central, histórica y vital.

Fuente: https://elperiodico.com.gt/domingo/2018/02/25/el-banco-mundial-tiene-que-volver-a-su-mision/

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Comprender la educación para la ciudadanía global.

Por: Kartikeya V Sarabhai.

La educación para un desarrollo sostenible ha venido concentrando paulatinamente la preocupación sobre el ambiente, el desarrollo económico y otros aspectos sociales. Desde 1976, cuando se realizó la primera conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Ambiente Humano, en Estocolmo, aumenta la conciencia sobre el intrincado vínculo entre la conservación ambiental y el desarrollo humano.

El hecho de que nuestro estilo de vida y la forma en que nos hemos desarrollado tengan un enorme impacto sobre el ambiente no es nuevo. Pero el libro “Primavera Silenciosa”, de Rachel Carson, abrió los ojos sobre este asunto, en especial en Estados Unidos, donde se publicó en 1962.

«No es solo con leyes que se cambiará el comportamiento de la gente, sino con ella misma actuando con sentido de responsabilidad. Y este sentido de responsabilidad está en el centro del concepto de ciudadanía».

La Conferencia de Estocolmo fue, quizá, el principio de la toma de conciencia sobre que desarrollo y ambiente deben atenderse en conjunto. En la primera Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro en 1992, se reconoció al deterioro ambiental como un asunto de interés global.

Las convenciones sobre Diversidad Biológica y el Cambio Climático fueron redactadas en esas conferencias. También quedó claro que los países ya no podrían resolver sus problemas ambientales a escala nacional. Con la mayor conciencia, en especial en materia de recalentamiento planetario, se hizo evidente que lo que ocurre en una parte del planeta, tiene un impacto en otra.

A pesar de la declaración del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en Río de Janeiro, sobre que “el estilo de vida estadounidense no se negociaba”, el mundo se dio cuenta de que, en definitiva, tenía que ver con el estilo de vida de la gente. El paradigma del desarrollo que emergió fue de intensas emisiones de dióxido de carbono y de un derroche excesivo.

La medida de la huella ecológica global fue desarrollada en 1990 por el ecologista canadiense William Rees y el proyectista regional, el suizo Mathis Wackernagal, en la Universidad de Columbia Británica. Fue una buena forma de saber cómo las acciones de una persona impactan en el planeta.

Desde la década de los 70, la huella ecológica supera la capacidad de regeneración del planeta.

El debate global de entonces y, en gran medida el actual, parece tender a que los cambios en las políticas y en la introducción de nuevas tecnologías pueden, de alguna forma, dejar una huella ecológica sostenible, pero es una noción ampliamente discutida.

En el centro del cambio necesario está la transformación que ocurre en la forma en que las personas se relacionan con el planeta y cómo producimos, consumimos y desperdiciamos recursos. No es solo con leyes que se cambiará el comportamiento de la gente, sino con ella misma actuando con sentido de responsabilidad. Y este sentido de responsabilidad está en el centro del concepto de ciudadanía.

La Ciudadanía Global emerge casi naturalmente de la comprensión del ambiente y del desarrollo sostenible. La educación para el desarrollo sostenible (EDS) se vuelve la fundación de la educación para la ciudadanía global (ECG).

Un ciudadano global no es alguien que pueda ser pasivo, sino que necesita aportar. A diferencia de los programas de educación formal, la EDS tiene el componente de acción necesario en sí misma.

En la sigla EDS se pierde una palabra tan importante como las otras tres: “para”. Esta palabra plantea un objetivo que implica acción al final del proceso educativo. No se trata solo de aumentar la conciencia pública y el conocimiento sobre el desarrollo sostenible, sino, de hecho, de alcanzarlo.

La Iniciativa Mundial para la Educación Antes que Nada (GEFI, en inglés), del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se refiere a la ciudadanía global como uno de los tres conceptos clave que el mundo debe procurar en la educación.

La ECG implica ampliar horizontes y mirar a los problemas desde otro ángulo. Los debates entre múltiples actores forman una parte importante del Programa de ECG. Aunque nos esforcemos, no es fácil comprender y experimentar distintos puntos de vista.

El Centro para la Educación Ambiental (CEE), en esta ciudad noroccidental india de Ahmedabad, junto con el CEE de Australia, lanzó el programa Ciudadanía Global para la Sostenibilidad, que implica conectar a niños y niñas de escuelas de diferentes países utilizando un tema vinculado a la naturaleza.Por ejemplo, Proyecto 1600 conecta ocho escuelas de la costa del estado indio de Gujarat, donde se ubica Ahmedabad , con otras tantas en el estado australiano de Queensland.

A través de proyectos sobre el ambiente marino, niñas y niños que viven en sociedades muy diferentes y con distintos grados de desarrollo comparan notas. El intercambio les obliga a pensar de otra forma y a comprender temas desde distintas perspectivas, ubicándose en otra parte del mundo.

Las pasantías en las que estudiantes están una temporada en países y ambientes muy distintos a los suyos también son una herramienta efectiva de la EDS. Además, la creciente conectividad abrió nuevas posibilidades al respecto que hubieran sido impensables hace unos pocos años.

El trabajo durante la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005-2014), encabezada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), junto a varias organizaciones internacionales, sentó las bases para la EDS.

Todavía se trabaja para conseguir herramientas que midan la EDS, al igual que el propio concepto. El Instituto Brookings dio el puntapié inicial.

Las continuas reacciones que recibe el programa que tiene el instituto para este fin y su propio fortalecimiento generará perspectivas específicas sobre la ECG, así como la década pasada de trabajo en la EDS permitió enseñar a la comunidad global los puntos más delicados de la creación de un sentido de responsabilidad hacia el planeta, al mismo tiempo que se participa en el proceso de desarrollo.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2014/12/comprender-la-educacion-para-la-ciudadania-global/

Imagen: http://www.araucaniacuenta.cl/wp-content/uploads/2015/01/Kartikeya_-V_Sarabhai.jpg

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La UNESCO y la OEA reafirman alianza para contribuir a la Agenda E2030 a través de la Red Interamericana de Educación Docente

18 Mayo 2016/ Santiago/ Oficina Unesco

En el marco de la nueva Agenda Mundial de Educación hacia el 2030 la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) junto a la Organización de Estados Americanos (OEA) han decidido aunar esfuerzos para fortalecer las capacidades de las y los docentes de la región, como lo establece la meta 10 de este nuevo compromiso mundial por la educación.

La Red Interamericana de Educación Docente recoge  los esfuerzos realizados por la OREALC/UNESCO Santiago, que gracias a la cooperación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) creó hace algunos años la Red INNOVEMOS, un esfuerzo de sistematización y registro de buenas prácticas docentes de la región, en los ámbitos de la alfabetización, diversidad cultural,ciudadanía y cultura para la paz, educación y trabajo, entre otros temas.

Todo este esfuerzo de producción de conocimiento en materia docente se aúna al trabajo de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos en su apoyo al profesorado del continente, canalizando dicha labor en la Red Interamericana de Educación Docente (RIED) de la OEA, en un esfuerzo conjunto por mantener informada a la comunidad docente y demás actores del sector educativo.

Jorge Sequeira, director de la OREALC/UNESCO Santiago, indicó que “esta alianza estratégica busca contribuir con mayor fuerza a los sistemas educativos de la región en el marco de la Educación 2030 a través de la diseminación de prácticas que contribuyen a mejorar el aprendizaje, particularmente aquellas que promueven una enseñanza innovadora”.

A través de sus componentes, la RIED ofrece oportunidades de cooperación y asistencia técnica a los ministerios de educación de la región y apoya el desarrollo profesional de los docentes a través de actividades que promueven la innovación pedagógica en el aula. Los contenidos de INNOVEMOS ya se encuentran disponibles en la plataforma de la RIED y disponibles al público.

En palabras de Atilio Pizarro, jefe de la Sección de Planificación, Gestión, Monitoreo y Evaluación de la OREALC/UNESCO Santiago y quien estuvo reafirmando esta alianza en Washington: “consideramos que el trabajo que hicimos junto a la AECID en la RED INNOVEMOS permitirá que ese conocimiento fortaleza el Colaboratorio Interamericano sobre la Profesión Docente (Co-PED), la comunidad virtual de prácticas de la RIED, sus cursos de desarrollo profesional docente centrados en la promoción de habilidades del pensamiento crítico y las distintas áreas de la red. Esta alianza nos fortalece a todos, y más importante, abre nuevas herramientas a los docentes de nuestra región”.

Esta plataforma contribuirá al cumplimiento de las estrategias que el Marco de Acción de la E2030 define como hoja de ruta para el cumplimiento de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible N°4: “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo el aprendizaje durante toda la vida.”

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/la_unesco_y_la_oea_reafirman_alianza_para_contribuir_a_la_agenda_e2030_a_traves_de_la_red_interamericana_de_educacion_docente/#.V0KKAH9Suko

Fecha de publicación en OVE: 23 Mayo 2016

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La UNESCO lanza en América Latina y el Caribe su campaña E2030 Educación para Transformar Vidas

Fuente OREALC Unesco / 7 de mayo de 2016

  • En el marco de la aprobación de la nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la UNESCO lanza a nivel regional la campañaE2030 Educación para transformar vidas, una serie de materiales que difunden las metas y estrategias para el logro del objetivo 4 de este marco mundial: “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo el aprendizaje durante toda la vida.”
  • Con esta iniciativa la UNESCO pone a disposición infografías y un video informativo de libre uso que ayudan a una mejor comprensión y difusión de los compromisos suscritos por los países para construir una educación de calidad para todos y todas de aquí al 2030.

    ¿Qué es la Educación 2030?

    Recientemente la Asamblea General de la ONU, compuesta por más de 190 países adoptó una Agenda Mundial para el Desarrollo Sostenible, cuyos 17 objetivos buscan poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático.

    Dentro de estos 17 objetivos, el N°4 está dedicadoa la educación, al cual el mundo se referirá de ahora en adelante como Educación 2030 o E2030. Este objetivo se compone de 10 metas que deben ser cumplidas, que cuentan con estrategias que pretenden contribuir a hacerlas efectivas y que fueron aprobadas por los Estados Miembros y Miembros Asociados de la UNESCO en su última Conferencia General.

    La UNESCO cree que la educación es la clave para cambiar el mundo, la mejor inversión que puede hacer un país y que la educación de calidad es un derecho que debe ser garantizado para todos y todas. Los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los movimientos sociales, junto a los organismos internacionales deben unirse para garantizar una educación inclusiva, equitativa, de calidad y con aprendizaje a lo largo de toda la vida.

    Con este material y trabajo constante, las oficinas de la UNESCO en América Latina y el Caribe se comprometen a contribuir al cumplimiento de dichos compromisos prestando asistencia técnica especializada y colaborando con conocimiento e información a los gobiernos y la sociedad civil.

    • Acceda a los materiales de difusión
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