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Entrevista a Angel Viñas (I) «Todo historiador es un eslabón en una cadena ininterrumpida»

Ángel Viñas es catedrático emérito de la Complutense. De familia muy modesta, tuvo una educación estrictamente laica en las escuelas del barrio de Atocha (Madrid). Se apañó para estudiar en Alemania y Escocia a base de becas extranjeras y de esfuerzos propios (chico de recados en París y Stuttgart, docker en Hamburgo, profesor de castellano en el extranjero y de alemán y francés en Madrid, traductor). Sus intereses abarcan desde Germánicas y las viejas economías de dirección central a la política económica, exterior, de defensa y seguridad, las relaciones internacionales y la historia (de Alemania, Estados Unidos, España) que es su auténtica pasión. Premio extraordinario en la licenciatura y doctorado de Ciencias Económicas. Técnico comercial del Estado, con el número uno de su promoción. Exfuncionario del FMI y exdirector de Relaciones Exteriores en la Comisión Europea. Exembajador de la UE ante Naciones Unidas. Exdirector general de Universidades. Exasesor de Fernando Morán y Francisco Fernández Ordóñez. Ha sido catedrático numerario de Economía en Valencia, Alcalá, UNED y Complutense. Cinco años de docencia en la Facultad de Historia de esta última. Casado. Véase www.angelvinas.es

Ángel Viñas: "Franco fue un impostor, iba de machito y líder de la  conspiración y es mentira"

En el que creo que es su último libro publicado, ¿Quién quiso la guerra civil? Historia de una conspiración, hace usted referencia en la presentación a ¿Qué es la historia? de E. H. Carr, y recuerda un consejo del gran historiador inglés: “antes de estudiar los hechos, estudien a quien los historie”. ¿Debe deducirse de ello que no es posible una historia objetiva, que el marco conceptual e ideológico del historiador siempre deja huella en su obra?

Muchas gracias. Creo, ante todo, que hay que diferenciar entre objetividad e imparcialidad. No son conceptos similares, sino muy diferentes, aunque a veces, como parece deducirse de su pregunta, se utilizan casi indistintamente. Me apresuro a señalar que ambos tienen tras de sí una larguísima historia que no puedo resumir en unas líneas.

El historiador se hace, no nace. Tras un largo aprendizaje, se preocupa por comprender, analizar y describir una parte del pasado. Insisto: una parte, en general minúscula. El pasado, que ya no existe, es inmenso, inabarcable. Lo hace a través de ciertos instrumentos y ciertas metodologías. Unos y otras han cambiado en el curso del tiempo. En general, se trata de residuos: testimonios, descripciones, restos materiales (artísticos, literarios, documentales, monumentales, etc.). Todos ellos sometidos a un proceso de cambio. Dicho esto: todo historiador utiliza una parte más o menos amplia de ese inmenso abanico de instrumentos.

Para mí es objetivo quien analiza crítica, escrupulosa y científicamente los instrumentos en que se basa. Estos no hablan por sí mismos. Como dijo Carr, hay que preguntarles. Las preguntas varían según los propósitos del historiador. La historia -un encuentro con el pasado- se hizo como “ciencia”, ciencia blanda ciertamente, en el siglo XIX. Un subproducto de las Luces. Desarrolló una metodología. Quien la aplica es objetivo y sus resultados, siempre provisionales, están sometidos a crítica intersubjetiva, a contrastaciones múltiples. Por eso, entre otras razones, la historia no es una ocupación meramente literaria, artística, subjetiva.

Vd. creo que, en la segunda parte de su pregunta, a lo que apunta es a la imparcialidad. El historiador, hombre o mujer, es un ser cultural. Nace en un medio determinado; está expuesto en su educación a influencias varias; crece como historiador; desarrolla una teoría de la historia (incluso del conocimiento) explícita o implícitamente; tiene creencias (religiosas, estéticas, éticas, políticas, etc.). NO ES UN MEJILLÓN. Ve el mundo (y el pasado) a través de una retícula axiológica. No puede ser de otra manera. Y, naturalmente, eso se refleja en su obra. Pero esta obra se sustenta no solo en su formación sino en los resultados a que llega y estos resultados deben ser objeto de confrontación, confirmación y aprobación o rechazo. ¿Por quién? Por sus pares. Como los resultados en microbiología son criticables, aceptables o denunciables por ¿quién?: por otros microbiólogos. NO HAY HISTORIA DEFINITIVA.

Insisto un poco más en este punto. ¿Qué tipo de disciplina teórica es la historia? ¿A qué podemos aspirar sensatamente cuando hacemos historia? ¿A hipótesis o conjeturas bien establecidas? ¿Se puede hablar razonablemente de ciencia de la historia?

En parte, he contestado. La historia no es una disciplina exacta. Es una disciplina en progreso. En constante cambio. Este cambio se deriva, en primer lugar, del paso del tiempo; de las transformaciones del método que aplica; de la aparición de los objetos con los que lidia, a su vez sujetos a transformaciones. El carácter científico o no de la historia es un tema que ha dado lugar a controversias sin cuento. Las pretensiones de las Luces han ido revelándose un tanto ilusorias. Pero, para responder rápidamente, yo creo que tiene un lado científico en la medida en que aplica un método científico que reduce, en lo posible, la subjetividad, permite y estimula la crítica entre pares, se fundamenta en “pruebas”. En suma, no conduce a resultados caprichosos, sometidos al libre albur y sin restricciones, de sus practicantes. Lleva a conjeturas respaldadas, susceptibles de modificación.

De todas maneras, historia es un concepto pluriforme. No es lo mismo investigar la civilización maya que la guerra civil española.

Cuando se habla de hechos históricos, ¿de qué se está hablando? ¿Qué es un hecho histórico en su opinión?

Toda ocurrencia, toda arruga, en la tela del pasado es susceptible de considerarse hecho histórico. Su mayor o menor entidad depende del objetivo o del propósito del investigador. Por ejemplo, en el siglo XVI un molinero escribió sus reflexiones sobre el cosmos en unos papeles que podrían haber desaparecido. Como millones y millones de otros. Pero este molinero fue sometido a juicio por la Inquisición por tener concepciones consideradas heréticas. Sus papeles los encontró, varios siglos después, un investigador. Aplicó a ellos conceptos científicos y escribió un libro maravilloso, muy conocido, titulado El queso y los gusanos. Si este historiador, Carlo Ginzburg, no lo hubiese encontrado, tratado y escrito su libro, aquella ocurrencia en el pasado (un mero micropunto en la inmensidad de este) hubiese permanecido, como millones, miles de millones, billones de micropuntos en la mas absoluta oscuridad.

Comparto su admiración por el libro de Ginzburg. Algunos filósofos de la ciencia de orientación analítica suelen hablar, refiriéndose a sobre todo a las ciencias naturales, de “hechos cargados de teoría”. ¿Ocurre de igual modo en la historia? ¿Los hechos están también muy marcados por las creencias previas del historiador? ¿Un historiador ve sólo aquello que está ya en predisposición de ver y comprobar?

No soy un filósofo de la ciencia. Lo que leí sobre ella, ya lo he olvidado. Con investigar parcelas del pasado (muy acotadas, por cierto) tengo bastante. Mi teoría de la historia, aplicada a estas parcelas (Segunda República, guerra civil, franquismo), me ha llevado a privilegiar el método inductivo. Es decir, desde mi primer libro de historia (aparecido en 1974) me dejé llevar por lo que descubriera en archivos. Era un tema prácticamente inexplorado en la literatura historiográfica (los antecedentes de la intervención nazi en la guerra civil). Subrayo el adverbio, porque obviamente se había escrito mucho sobre el tema, pero con una base empírica muy endeble: periódicos, relatos de protagonistas, controversias políticas e ideológicas, los documentos diplomáticos alemanes publicados.

En 1961, en un curso de verano en la Universidad de Freiburg, compré un libro que era la tesis doctoral de Manfred Merkes sobre la política nazi en la guerra civil. Tocaba de refilón los antecedentes. Al año siguiente compré en Berlín Oriental la respuesta de una historiadora comunista, Marion Einhorn. Los resultados eran completamente diferentes. (Todavía los conservo). Cuando empecé a investigar el tema, los aparté cuidadosamente (el primero ya había sido superado por la tesis de habilitación del mismo autor, que también dejé de lado) y me sumergí en los archivos. No en un archivo, sino en diez o doce. Y llegué a otras conclusiones. ¿Tenía yo alguna creencia previa? Creo que no. ¿En qué me basé? En la experiencia, modesta, adquirida como funcionario. Los procesos de adopción de decisiones suelen dejar huellas en expedientes, articulan alternativas, se basan en antecedentes, los actores se mueven en contextos determinados, están influidos por sus creencias, sus ambiciones, sus objetivos, sus esperanzas… Todo ello se refleja en papeles. Quizá con huecos, con lagunas, pero también en mucho papel. Un Estado moderno es un generador de inmensos volúmenes de información escrita.

Ahora bien, a medida que el historiador va haciéndose, en la praxis, va perfeccionando su metodología, va conociendo mejor el pasado, se familiariza con las querellas previas, lee a otros historiadores. En definitiva, “crece” en estatura y ambiciones.

¿Cómo concibe usted entonces el oficio del historiador?

Personalmente creo ser modesto. Aspiro a echar luz, nueva luz quizá, fundamentada empíricamente, sobre alguna parcelita del proceloso pasado. Sabiendo que muchos me han precedido y que muchos más hollarán el mismo camino después de haber desaparecido. En definitiva, todo historiador es un eslabón en una cadena ininterrumpida. Dentro de las coordenadas de la cultura, sociedad y embates del presente, sin poder anticipar el futuro, trato de explicar a los lectores de este que, en un período determinado, que para ellos será pasado, un historiador trató de comprender unas cuantas partículas de lo que para él también lo era. ¿Un modelo? Quizá el conde de Toreno, como historiador de la guerra contra los franceses a principios del XIX. Tengo una edición encuadernada en cuero primorosamente que me regaló Enrique Fuentes Quintana.

¿Cuáles han sido sus grandes maestros?

Un amplio repertorio, muy ecléctico. Por orden cronológico -y teniendo en cuenta lo que llegaría a ser mi campo de actividad como historiador- empezaría por Herbert R. Southworth y Manuel Tuñón de Lara (aunque lógicamente leí en mis años mozos a Hugh Thomas y Gabriel Jackson). Como me desperté a la escritura de la historia en Alemania, influyó sobre mí Andreas Hillgruber. Era un historiador muy conocido en los años sesenta y setenta sobre temas de política internacional y militar alemana, más bien conservador. Me impresionó estar sentado a su lado en los archivos federales de Coblenza, cuando él trabajaba en sus legajos, como si fuera lo mismo que el joven doctorando que yo era. De Southworth y de Hillgruber aprendí a hacer la exégesis crítica de documentos. Luego he leído a muchos otros, pero aquellos estuvieron presentes, de una u otra manera, en mis años de formación.

Sin embargo, mis maestros no fueron en general historiadores, sino economistas interesados por la historia: Enrique Fuentes Quintana, José Luis Sampedro, Manuel Varela Parache, Fabián Estapé. Un caso curioso, lo reconozco. Nunca he pretendido que aprendiese historia en la Universidad y mi recorrido por la española de la época fue un tanto accidentado, salpicado por largas estancias en el extranjero. Hoy eso no llama la atención. A principios de los años sesenta, no era así.

Una pregunta cuya desmesura no se me oculta. ¿Qué opinión le merece la historiografía de orientación marxista? ¿Hay algo o mucho de interés en ella, o se peca en general de un exceso de economicismo e ideologismo, y de cierta adoración acrítica por los grandes clásicos de la tradición y sus tesis más esenciales, nunca cuestionadas?

He leído mucho a historiadores marxistas, en particular a Pierre Vilar y a E. P. Thompson. También a Hobsbawn. Para el tipo de historia que escribo no se sitúan en el centro de mi interés, pero no dejo de reconocer su importancia en otros campos. Yo no escribo sobre grandes períodos históricos. No trato de comprender la emergencia, desarrollo y crisis de los sistemas económicos o políticos. Sí creo en la máxima del 18 de brumario de Marx de que los hombres (y mujeres) hacen la historia como pueden, pero siempre en condiciones dadas, condiciones que son superiores a ellos y que existen con independencia de su voluntad. Al estudiar esas condiciones creo que el análisis marxista aporta concepciones de interés.

Se escribía historia antes de Marx. Se escribe historia después de Marx. El peligro que siempre acecha al historiador es el de sobreimponer una determinada concepción del proceso histórico a los comportamientos que se manifiestan en el pasado que estudia. Digamos, más bien, que soy ecléctico, pero no hay que olvidar que cuando era joven fui uno de los pocos que viajaron por la RDA, por los países del Este, y que acumulé mucha literatura sobre la economía y la historia de la URSS. De hecho, mi ida a la universidad de Glasgow, al terminar la licenciatura de Económicas en Madrid, se explica porque quería estudiar con Alec Nove, uno de los grandes expertos británicos (de origen lituano) en la historia y economía soviéticas.

También debo decir una cosa que le ruego no considere como pretenciosa. Como no escribo grandes obras generales y me centro en cuestiones concretas (sigo a Rosa Luxemburg en esto), pero significativas para comprender rasgos esenciales de un período, a los 79 años de edad he ganado cierta experiencia (mejorable sin duda, siempre mejorable) y ya no soy muy susceptible de ningún tipo de adoración. Admiro, eso sí, a los grandes autores, pero ya no tengo tiempo de releerlos.

Una gran parte de su obra está centrada en la II República española. ¿Cuándo empezó a trabajar en este tema? ¿Qué le motivó a hacerlo?

Después de todo lo que le he dicho, me temo que se reirá Vd. En el fondo yo empecé a estudiar Germánicas. No sé por qué durante muchos años me sentí en Alemania (adonde llegué en 1959) como el pez en el agua. El idioma me encandilaba. También su literatura. Recuerdo que leía en voz alta los poemas de Bertolt Brecht. Gisela May, una cantante de la RDA en los años sesenta, me encantaba con sus interpretaciones. Cuando estoy deprimido la escucho en el móvil.

Luego hice Económicas, por razones familiares. Mi padre pensaba que con Germánicas no iría a ninguna parte y él quería que me hiciese inspector de Hacienda. Reconozco que lo defraudé en parte porque terminé haciendo, por sugerencia de Fuentes Quintana, oposiciones en 1968 y, como técnico comercial del Estado, pedí destino en Bonn (el FMI no me gustó nada) adonde llegué en 1971. Fuentes me pidió que le hiciera un artículo sobre la financiación nazi de la guerra civil. Escribí un estado de la cuestión que todavía conservo. Con la típica soberbia del economista eché de menos muchos aspectos y le dije que había que estudiar el tema yendo a las fuentes, a los informes, a los telegramas, a los expedientes. Así empecé y me di cuenta que primero había que explicar por qué diablos Hitler decidió ayudar a Franco. Fuentes aceptó el cambio y que lo presentara como tesis doctoral. Lo hice en 1973.

Cuando volví a España, ya con la idea de hacer cátedra, me acogió en el Instituto de Estudios Fiscales y me pidió que estudiase el “oro de Moscú”. Por las mañanas iba a los archivos (que se me abrieron gracias a él) y por la tarde preparaba oposiciones a cátedra. Una vida idílica en su simplicidad. Trabajar y empollar. Ni más, ni menos.

El libro sobre el oro se publicó y se embargó en 1976. Para entonces ya me había empapado en los problemas financieros de la República en guerra. He vuelto siempre a ellos que he podido y, como en 1971, seguí pensando que lo que había que estudiar era por qué hubo una guerra. Es en lo que estoy ahora y tengo mucho agrado en afirmar que sigo con el mismo método que descubrí hace más de cuarenta años.

Salvo error por mi parte, usted fue el primer historiador que, alejándose de propaganda e ideologismos, investigó en archivos el asunto del oro de Moscú, el pago de la República a la URSS por los suministros recibidos. ¿Qué significó para usted ese estudio sobre un asunto tan espinoso?

Dos cosas. La primera es que me permitió descubrir a Negrín, que me pareció haber sido un político desfigurado y difamado por sus múltiples adversarios en la derecha y en la izquierda. Amén, valga la expresión, de haber sido demonizado por el franquismo. La segunda es que su destino corrió en paralelo al de la República en guerra. Los abordé sin preconcepciones. En aquella época algo muy raro, porque la literatura existente era de llorar. Hice el descubrimiento de que no podía fiarme de NINGUNO de los historiadores españoles, los sedicentes maestros de la gente de mi generación que habían estudiado la licenciatura de Historia en España. Así que me fié de lo único que podía fiarme: de mi instinto. Y, bien o mal, creo más bien lo primero, llegué a conclusiones muy diferentes de las hasta entonces sostenidas en general. Añadí una diferencia: las demostré documentalmente.

En cuanto pude liberarme de la carga de mi profesión como economista y diplomático comunitario, volví a la guerra y a la Segunda República en ella. El oro fue, de nuevo, el eje central de mi investigación, simplemente porque fue el activo que permitió que la República mantuviera su resistencia contra la agresión, interior y exterior. Franco hizo su guerra a crédito gracias a las potencias fascistas y a la bolsa inagotable de Juan March. Nunca creí a la propaganda franquista, porque se caía a pedacitos viendo los papeles. Todavía algunos estúpidos siguen hoy propagándola por las redes sociales.

Sigo ahora. Descansemos un momento si no le importa.

Bien, de acuerdo, tomemos un respiro.

Fuente: https://rebelion.org/todo-historiador-es-un-eslabon-en-una-cadena-ininterrumpida/

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Entrevista a Kevin B. Anderson, profesor de la Universidad de California “Marx siempre apoyó los movimientos de autoemancipación negra”

En esta entrevista que hicimos con Kevin B. Anderson, profesor de la Universidad de California, pasamos revista a la trayectoria del pensamiento de Karl Marx, y su defensa de la cuestión negra y de la lucha de los pueblos coloniales contra el militarismo europeo. A partir de su estudio “Marx at the Margins”, podemos explorar en detalle la intersección entre clase, raza y nacionalidad en el pensamiento del fundador del socialismo científico. Cuestión muy importante, tomando en cuenta todos los esfuerzos hechos durante décadas por caratular a Marx como un pensador supuestamente eurocéntrico, como lo ha hecho en su obra, por ejemplo, Edward Said. En aquel libro de Anderson, se puede encontrar un Marx preocupado por problemas que van mucho más allá del Viejo Continente, con un conocimiento sofisticado de las sociedades no-occidentales y coloniales, como China, India, Polonia, Rusia, Irlanda, compartiendo estas reflexiones con su amigo y gran revolucionario Friedrich Engels. Junto con las batallas de la clase obrera internacional, Marx ha dedicado gran parte de su atención a las luchas por la emancipación nacional y contra la esclavitud. En el diálogo con Anderson, compartiendo la visión de sobre la postura revolucionaria de Marx, abordamos muchos temas en los que coincidimos y otros en los que tenemos diferencias, en particular consideramos que es indispensable tener presente que Marx siempre consideró la clase trabajadora como el sujeto central de la emancipación humana en esta sociedad capitalista, una centralidad estratégica que exhibe por su posición estratégica en los centros neurálgicos de la producción y reproducción de la sociedad. Desde este punto de vista, Marx consideraba la potencia de la revolución mundial para la emancipación de los pueblos oprimidos del mundo, una articulación estratégica que será desarrollada en el siglo XX por grandes revolucionarios como Lenin y Trotsky, algo hemos desarrollado en muchas elaboraciones de Ideas de Izquierda.

André Barbieri.- Hola profesor Kevin, es muy bueno tenerlo aquí con nosotros. Entonces, empecemos la entrevista. Si Ud. quiere hacer una breve presentación, si desea saludar a nuestra audiencia siéntase libre para enviar unas palabras.

Kevin Anderson.-Sí, hola André. Antes que nada muchas gracias por la invitación, es un placer para mí estar aquí comunicándonos con nuestros amigos y colegas brasileños y estoy ansioso por nuestra conversación.

André Barbieri.- […] La primera pregunta que quisiera hacer es esta: una de las cuestiones más importantes de su libro es traer a la superficie la verdad sobre la evolución del pensamiento de Marx sobre los países en la periferia del capitalismo, en particular sus opiniones sobre las civilizaciones no occidentales. Hay algunos escritores, algunos pensadores como Edward Said, que sin aprehender la evolución del pensamiento de Marx, lo critican indebidamente por tener algún tipo de pensamiento eurocéntrico. ¿Podría explicar el punto central de su argumento contra esa visión de que Marx era un pensador “eurocéntrico”?

Kevin Anderson.-Cierto, gracias André, es una cuestión muy importante. Creo que todavía es muy actual a 10 años de la publicación de este libro en inglés. En primer lugar, existe un aspecto cuantitativo que es el siguiente: los trabajos más conocidos de Marx son los Manuscritos de 1844, los Grundrisse, El Capital y podríamos nombrar algunos otros. Esos están casi enteramente dedicados a Europa occidental y a Norteamérica y el tipo de capitalismo que se desarrolló allí, pero existen muchos otros escritos que Marx escribió durante su vida, por ejemplo en los años 1850 en las Obras Completas de Marx, yo los tengo en inglés, tenemos esos 50 volúmenes de las Obras Completas [Collected Works].

André Barbieri.- Sí, esos volúmenes son preciosos.

Kevin Anderson.- Siete u ocho de esos volúmenes enteros están dedicados a sus escritos para el The New York Tribune en los años 1850. Buena parte de esos escritos son sobre sociedades fuera de Europa. Él básicamente escribió sobre todos los lugares del mundo, Latinoamérica, Europa, y claro, Europa oriental como Rusia, África, y ciertamente el norte de África, India y China. Él escribió sobre todos esos lugares y algunos de los escritos del período anterior como 1853 son muy problemáticos porque tal vez esté mirando muy ampliamente y entonces ve el capitalismo trayendo industria y modernización a lugares como India por medio del colonialismo británico, o incluso en el Manifiesto Comunista que es un escrito central de Marx y Engels. Está esa frase sobre tirar abajo las murallas chinas y forzar a las naciones bárbaras a entrar en el comercio mundial y un poco celebrándolo como una conquista de la burguesía. Entonces existe una especie de progresivismo en Marx, uno podría llamarlo así, presente en ese período anterior donde creo que no es completamente consciente de la brutalidad del capitalismo en términos de cómo opera fuera de Europa. En realidad podríamos ir más allá y decir que él no tiene total conciencia incluso del modo como el capitalismo actúa sobre la propia clase trabajadora británica, también porque en el Manifiesto Comunista y en algunos de los escritos anteriores hay muchos ataques al feudalismo y mucha discusión de que, aun siendo doloroso, mucho progreso está teniendo lugar. Si uno se va un poco después, a los libros Grundrisse y El Capital, lo que se encuentra es mucho más concentración en la brutal explotación de las clases trabajadoras. Hay una frase que encontré en el libro I de El Capital, en la que Marx celebra el progreso que está trayendo el capitalismo. La mayor parte del libro es muy, muy negativa sobre el modo en que el capitalismo trata a los trabajadores en lugares como Inglaterra. Entonces una evolución similar sucede desde su punto de vista y perspectiva sobre lugares como India y China, tan pronto como en 1856, es decir, solo tres años después de esos escritos sobre India que Edward Said tanto ataca que mencionaste antes, hay un cambio en la posición de Marx, porque China e India, las dos entran en procesos de rebeliones nacionalistas, o al menos insurrecciones anticoloniales contra los británicos, en China se la llama la Segunda Guerra del Opio, empezando en 1856. En India se la llama La Gran Rebelión o la Rebelión de los Puertos.

Entonces, esos procesos dos abarcan años y años de luchas antes que los ingleses y otras potencias occidentales sean capaces de reprimir esas revueltas, y Marx y Engels están un poco mirando ahí, y ellos empiezan a dar un fuerte apoyo a esas rebeliones contra el imperialismo. Entonces, eso está empezando a suceder. Ahora, ellos no apoyan el proyecto político de esas rebeliones porque el proyecto político toma centralidad, existe un proyecto político. Esas son rebeliones espontáneas, el proyecto político es una nostalgia del pasado por la política precolonial, entonces está claro que Marx y Engels, como socialistas, no pueden apoyar eso, pero aun así apoyan esos levantamientos y los consideran justificados y… si en 1848, en el Manifiesto Comunista, ellos le dijeron bárbaros a los chinos, ahora le están diciendo bárbaros a los británicos. El lenguaje del barbarismo está direccionado contra los británicos. Entonces, eso es un cambio que empieza a ocurrir en sus escritos. En términos de crítica de la economía política, puede verse un sentido más amplio en los Grundrisse, porque los Grundrisse de 1857-58 incluyen por primera vez un capítulo sobre modos de producción precapitalistas, un capítulo muy largo, y lo que hace allí básicamente es decir que sociedades como Roma y Grecia antiguas tienen una estructura social distinta a las sociedades como India, entonces da dos ejemplos: el de la India y el de Roma, y solo habla sobre eso por un tiempo, y concluye que toda la estructura de las relaciones de propiedad en las aldeas en India versus las aldeas en Roma, son dos civilizaciones agrarias pero son muy distintas entre sí. Entonces no elabora realmente sobre qué significa eso para el futuro, porque está hablando en términos de pasado. Pero una cosa que hace es librarse de lo que algunas veces se le llama paradigma teleológico en Marx. Eso no es algo por lo que Said ataca a Marx, pero otras personas, con una intención similar, algunas veces dicen que existe… Se lo menciona por primera vez en la Ideología Alemana. Existen varios modos de producción: el primitivo, el antiguo, de esclavismo o feudalismo basado en plebeyos o siervos, y entonces el burgués, o la sociedad capitalista, con trabajo asalariado libre, trabajo asalariado formalmente libre, y entonces el socialismo. Existen algunos marxistas que hasta hoy intentan encajar la China o la India precoloniales en esos esquemas, pero ellas no eran feudales, tenían Estados muy centralizados, tanto como lo permitía la tecnología de la época. Entonces no eran para nada feudales en el sentido occidental europeo. Este tipo de cosas, como que hay que pasar por el feudalismo, de ahí entonces al capitalismo, y finalmente por el socialismo, él lo empieza a romper, él crea las herramientas que permiten que escape de eso como modelo político después, en los Grundrisse, porque la historia pasada se torna más multilineal, podemos usar esa expresión […] Que hay un conjunto distinto de desarrollos en aquella parte del mundo, y tal vez en otras partes también, porque él habla sobre los Incas también, etc. Entonces, esas sociedades no pueden ser medidas por estadios que la civilización europea o la civilización occidental europea estaba atravesando, del Imperio Romano al capitalismo.

André Barbieri.- Sí, recuerdo que es una parte muy interesante esa evolución del pensamiento de Marx, porque en su libro, y yo vi también algunas cartas de Marx a Engels, en las que dice “India es nuestra mejor aliada para la revolución en Europa”, entonces eso y otras cartas en las que dice, criticando la brutalidad del colonialismo británico en China, expresando mucho entusiástico sobre la posible rebelión, o revolución incluso, en China, que ella podría ser el punto de partida para la revolución en Europa. Entonces, todos esos escritos de los años 1850, esa evolución del pensamiento de Marx, es muy importante porque aquí y en muchos otros lugares, tenemos algunos autores como Carlos Moore que dicen que Marx es un supremacista blanco. No es serio, simplemente no es serio […] Es una forma de ignorancia de los escritos posteriores de Marx en los años 1850 que para nada considera esos escritos importantes y todo lo que Marx escribió al final y después de las décadas de 1850 y 1860, Marx realmente le dio peso a ese apoyo a los pueblos coloniales, entonces creo que es muy muy interesante eso que Ud. dice y que planteó en su libro. Nos ayuda a eliminar ese tipo de pensamiento.

Kevin Anderson.-Sí, y quiero decir, ese autor particular tiene ese panfleto en inglés, “Eran Marx y Engels racistas blancos?” con un punto de interrogación, pero eso ya no es una cuestión.

André Barbieri.- Sí.

Kevin Anderson.- Lo que él hace es citar muy selectivamente, él incluso cita el fragmento que es racista que dice “la esclavitud trae progreso”, él cita eso, y Marx escribió eso. Él escribió eso en… Miseria de la Filosofía. Pero el problema de citar esto es que Marx estaba resumiendo la posición de Pierre-Joseph Proudhon, y algunas frases después comienza a atacar esa posición porque no está de acuerdo con esa posición. Pero ella está allá, entonces las personas se sienten libres incluso para… solo citar, y algunas veces probablemente incluso crean citas de Marx. Pero el problema es que… vino también del campo marxista esto, un tipo de reduccionismo de clase que pensaba que raza no era importante y nuevamente ese progresivismo. Si fuese verdad, que la sociedad pasa por aquellas etapas y entonces la esclavitud podría ser considerada progresista en una cierta etapa, pero uno nunca ve a Marx diciendo eso, en verdad.

André Barbieri.- Sí, y eso nos lleva a nuestra próxima pregunta, porque, como Ud. ya planteó, el joven Marx ya había teorizado que el capitalismo industrial fue fundado no solo sobre la explotación de la clase trabajadora asalariada sino también sobre la existencia del trabajo esclavo del pueblo negro. En los años 1860, la Guerra Civil estadounidense en verdad representó un período importante de su pensamiento, en el que Marx conecta clase, raza y nacionalidad, y lo hace no solo en los trabajos político-históricos sino también en los Grundrisse y en el libro I de El Capital, como mencionas en el libro. ¿Podríamos decir que Marx no separó los problemas de clase y de raza en una teoría de la emancipación? En tiempos de Black Lives Matter eso es muy importante para nosotros, ¿cierto?

Kevin Anderson.- Sí, bien… Marx no hizo todo, nosotros tenemos que hacer, pero él ciertamente apoyó a muchos movimientos negros por la autoemancipación durante su vida. Se opuso a la esclavitud toda su vida. La primera Internacional, la Asociación Internacional de Trabajadores que ayudó a fundar en 1864, quiero decir, la base real para [fundar] la base más importante para eso fueron los trabajadores europeos y los socialistas juntándose para apoyar al norte [abolicionistas] durante la guerra civil contra el Sur [esclavistas], porque varios gobiernos, principalmente el de Inglaterra, pero también de Francia, la Francia de Luis Bonaparte, estaban pensando en intervenir en América para sacar ventaja de la guerra civil y ambos tendían más hacia el lado del Sur que a apoyar al Norte, por diversas razones, y las clases trabajadoras de Inglaterra y de Europa se opusieron fuertemente a eso y las redes que se formaron alrededor de Marx estaba… En 1858 Marx estaba bien aislado de la clase trabajadora británica, y él conocía a algunas personas pero las conoció en el movimiento Cartista, y ese movimiento había sido ampliamente reprimido, entonces alrededor de 1861 están todas esas especies de grandes reuniones ocurriendo en Inglaterra porque los trabajadores están saliendo a la calle y se oponen a las sugerencias del gobierno de que tal vez debieran intervenir al lado del Sur en la guerra. Eso se torna un movimiento bien grande y Marx termina conociendo a esas personas y cuando ellas fundan la Primera Internacional, son los representantes de los trabajadores británicos, son las personas que eran parte de aquel movimiento apoyando al Norte, y tuvieron éxito. La presión de ellos impidió, o Marx ciertamente pensó que la presión de ellos impidió al imperio británico intervenir del lado del Sur en aquella guerra.

André Barbieri.- Sí, Marx y Engels tenían una posición muy bien delimitada en contra de la esclavitud, contra los Confederados, y ellos incluso criticaron a Abraham Lincoln por haber sido tan liviano contra los Confederados, ¿cierto?

Kevin Anderson.- Bastante, sí, especialmente al inicio porque pasaron dos años antes de que Lincoln realmente se posicionase totalmente en contra de la esclavitud, y la esclavitud no fue abolida legalmente, en verdad, hasta 1865, con la enmienda constitucional porque la proclamación de la emancipación de 1863 era solo una medida de guerra, entonces ella podía ser revocada cuando la guerra terminara, pero yo quiero decir que eso es realmente un ejemplo de internacionalismo proletario, en otras palabras. No hemos tenido tantos ejemplos así, ni siquiera hoy o ni siquiera a comienzos del siglo XX, pero aquí se tiene a los trabajadores británicos que están perdiendo sus trabajos y el gobierno británico está diciendo: “Ustedes están perdiendo sus trabajos porque el Norte está bloqueando los puertos de Charleston y Nueva Orleans y el algodón o está llegando a Manchester, por eso Uds. están sin trabajo”, pero los trabajadores no caen en esa, no lo compran. Dicen “nosotros no queremos preservarnos al precio del trabajo esclavo del otro lado del Atlántico”. Y claro, es idealismo y solidaridad de clase, pero también existe un interés material real allí. La gente no se da cuenta porque piensa en Inglaterra como el país de la libertad de expresión, etc. pero en 1864 la clase trabajadora no tenía derecho al voto. Ellos no lo pudieron tener hasta cerca de 20 o 30 años después. Entonces, en Estados Unidos, aunque fuese un país racista, y todavía lo es, hombres blancos de la clase trabajadora tenían el derecho al voto y no había prerrequisitos de propiedad para votar en la mayoría de los estados. Estados Unidos en aquella época era la mayor sociedad que poseía derechos democráticos burgueses básicos o el comienzo de eso en términos de que decenas de millones de personas podían votar, y tener acceso al sufragio, aunque no fuese un derecho para las mujeres, aunque no fuese un derecho para los negros… No estoy intentando exagerar los hechos. Entonces, cuando los trabajadores británicos están viendo la guerra, la prensa británica, los medios y el establishment están llenos de cosas tipo: “Hay una forma de gobierno republicano en Estados Unidos y miren a esos idiotas como Lincoln que ellos terminan eligiendo, todo el sistema se está despedazando y es obvio que ese experimento republicano tiene menos de 100 años, no va a funcionar», y el Sur realmente se muestra mucho mejor en términos de cómo se hacen que las cosas funcionen con personas más educadas teniendo poder. Porque ellos negaban el voto a muchas personas blancas en el Sur también.

André Barbieri.- Entonces esa tradición importante del marxismo en Estados Unidos es central ahora para, en mi opinión, combatir el racismo y todo eso que estamos viendo, la policía, el Estado, no solo a Trump sino también al Partido Demócrata, que son los verdaderos responsables por las muertes de personas negras allá, incluso en la época de Obama.

Kevin Anderson.- Cierto, y Minneapolis, donde todo comenzó, es una de las ciudades más liberales de Estados Unidos y ellos realmente intentaron reformar la policía bastante, pero no funcionó. Ellos no consiguieron y entonces estamos todavía con revueltas ocurriendo por todas partes, hasta en las ciudades “más liberales” como Seattle o San Francisco y Nueva York. Es decir, Nueva York es un caso distinto porque es una ciudad muy liberal, pero también es el hogar del gran capital, entonces siempre hubo una fuerza policial violenta. Entonces sí, cuando se empieza a hablar sobre desafiar a la policía o tal vez abolir la policía, quiero decir, no siempre se expresa abiertamente en términos anticapitalistas, pero es realmente un sostén del sistema capitalista, quiero decir: ¿cómo se termina con la policía sin abolir el capitalismo y los antagonismos de clase, si la policía existe exactamente para aplastar y prevenir que las clases subordinadas se levanten? Entonces esa es una cuestión muy difícil, y claro, si la policía fuese abolida y si mañana a la mañana yo muevo mi varita mágica y nosotros terminamos con la fuerza policial de Los Ángeles, lo que pasaría es que todos los ricos y los intereses privados simplemente empezarían a contratar policías privados, eso es lo que harían.

André Barbieri.- Sí, creo que estás muy en lo cierto en eso de que si se aboliera la policía habría que luchar contra el capitalismo, porque es el sistema, la policía es la guardia armada de la propiedad privada, entonces sí, si se la aboliera, habría que abolir lo que esa institución racista protege. Entonces, si tomamos de Estados Unidos estas cuestiones y vamos a Inglaterra e Irlanda, son temas muy importantes para Marx también. Especialmente en los años 1860 como mencionaste en tu libro, porque a partir de 1869, antes de la Comuna de París, realzás que Marx da un importante giro en su visión sobre cómo la emancipación de Irlanda se desarrollaría. Marx afirma que Irlanda era la clave para empezar la revolución en una sociedad capitalista avanzada como Inglaterra. Eso es una afirmación muy, muy importante. Podemos decir que es una idea falsa que Marx haya pensado la dinámica de la revolución empezando solo por los países desarrollados. ¿Qué pensás?

Kevin Anderson.- Sí, es decir, lo que pasa después de la muerte de Marx con personas como Karl Kautsky y afines es que hay expresiones mecánicas que terminaron transformándose en marxismo ortodoxo. Y es claro que los mejores pensadores de aquella era como Lenin o Trotsky o Rosa Luxemburg, aunque estuviesen operando dentro de esas categorías en algún grado, son capaces de ver más allá de eso. Pero hay cosas como que el campesinado es atrasado, la clase trabajadora industrial es progresista, los trabajadores que viven hace más tiempo en las ciudades son más inteligentes que los recién llegados del interior. Entonces yo creo que eso habría excluido a alguien como Lula. Una persona como Lula nunca podría haber sido de joven un dirigente, porque él vino… él no nació en San Pablo. En fin, todo ese tipo de cosas. Entonces, Marx en sí es siempre muy flexible y creativo en la forma en que mira la revolución. Hay una frase de los años 1850, creo que la citaste antes, donde dice que tal vez la revolución vaya a empezar en China y esparcirse. Él está hablando de la Rebelión de Taiping. En 1863, cuando explota la insurrección en Polonia, dice “quizás va a salir de Polonia hacia Europa Occidental» […] Él está esperando que otra era como 1848 pueda volver a pasar, tal vez vaya a empezar allí. Y claro, Irlanda, que es de lo que estamos hablando, es muy importante, porque Irlanda no es solo una colonia. Pero están también los trabajadores irlandeses en Gran Bretaña, que ocupan posiciones similares a las de los trabajadores negros en Estados Unidos. Eso lo que Marx dice. Él dice que su posición es similar a la de los trabajadores negros en Estados Unidos, y que los trabajadores blancos… él dice en realidad que los blancos «británicos» no les tienen simpatía y comprensión. Hay una frase en los trabajos no publicados de Marx del mismo período, un poco después, en la que está hablando sobre la esclavitud romana, los plebeyos romanos y los esclavos romanos y cómo esos levantamientos en los siglos I y II antes de Cristo siempre están divididos entre ellos. Entonces Marx dice en sus notas que esos trabajadores blancos, los plebeyos romanos, como los trabajadores blancos, o los blancos pobres, así lo escribe en inglés, los blancos pobres del Sur. Él está siempre muy preocupado por ellos y por qué a veces se unen con los negros, incluyendo a los negros esclavizados, pero en muchos otros momentos, ellos se sienten orgullosos de ser blancos, o como se le quiera llamar, y entonces se alían a la clase dominante. Y los trabajadores británicos, y los trabajadores ingleses dentro de Gran Bretaña, dice él, hacen mucho eso. Ellos desprecian a los irlandeses, ellos también se enorgullecen de que Gran Bretaña sea el centro de un imperio mundial, y entonces pierden, él básicamente dice que están perdiendo su conciencia de clase, minada por esas apelaciones a la raza y a la nacionalidad. Entonces la revolución irlandesa es muy importante, porque los trabajadores ingleses tienen ese estereotipo de los irlandeses. Lo que dicen sobre cualquier inmigrante es que trabajan por salario bajos, que son sumisos, que no quieren entrar en su sindicato, etc. Ellos los despreciaban, hasta los sindicatos ingleses decían «por qué querríamos tenerlos como miembros? De todas formas ellos no son miembros confiables”. Entonces si Irlanda pudiese levantarse y expulsar a los británicos –y sería a los propietarios rurales británicos quienes estarían expulsando– eso cambiaría la actitud de los trabajadores británicos en relación a ellos. “Esos irlandeses saben luchar, eso es interesante, creíamos que eran sumisos con el patrón, ahora son temibles, tal vez deberíamos estudiar más eso”, y lo que dice en 1869 y 1870 es que hasta que Irlanda no sea independiente no puede haber una conciencia de clase plenamente desarrollada en Gran Bretaña.

André Barbieri.- Sí, en ese sentido, déjeme hacerle una pregunta. En su libro menciona la teoría de Trotsky del desarrollo desigual y combinado. ¿Cuáles son las relaciones que ve entre el desarrollo multilineal en Marx y la teoría de Trotsky?

Kevin Anderson.- Sí, claro que hay similitudes y diferencias. Las similitudes y continuidades son que Trotsky percibe que lo que él llama un eslabón débil en la cadena del capitalismo puede ser el lugar donde la revolución mundial comience. Y claro, Marx y Trotsky también son similares en que ninguno de ellos creía en el socialismo en un solo país. Esa es una ficción inventada por Stalin. Nunca vas a encontrar eso en ninguno de los grandes dirigentes socialistas. Digo, mira lo que pasó con Grecia algunos años atrás. No es que fuese socialismo, pero incluso un intento de socialismo y es destruido por el capitalismo global. Esas son las continuidades. La discontinuidad es que, mientras Trotsky fue capaz de alejarse bastante de la ortodoxia reformista de la II Internacional, no lo hizo hasta el final en cuestiones como el campesinado. Porque mientras sus escritos sobre China son muy buenos en términos de criticar las políticas stalinistas en la década de 1920 y la alianza acrítica y oportunista que formaron con nacionalistas burgueses, él solo está interesado en el proletariado industrial, no desarrolla una posición que le permita ver una revolución agraria campesina. Mientras Marx es capaz de hacerlo, en la manera como Marx conceptualiza hay muchos lugares, incluso Irlanda, donde Marx cree que una revolución agraria es posible y progresista. No hay que esperar una industrialización sustancial. Otro punto donde Trotsky es similar a Marx, no sé si esto está en portugués, pero en Estados Unidos es siempre muy importante. Alrededor de 1939, Trotsky conversó con CLR James y varios otros intelectuales sobre negros en Estados Unidos. Y Trotsky toma una posición muy fuerte en el sentido de la necesidad de que los socialistas apoyen todas las luchas negras, incluso cuando ella asuma algunos tonos nacionalistas hay que apoyarla, dice él. Es una posición muy, muy fuerte, no hay ningún reduccionismo de clase allí, no es algo tipo “tenemos que esperar que los negros desarrollen una conciencia socialista antes de apoyarlos”. Hasta a las organizaciones negras burguesas, dice él, hay que apoyarlas en la lucha por los derechos democráticos básicos. Haciendo esto se da un paso muy importante en la conciencia de clase del proletariado como un todo en Estados Unidos, porque como los británicos en Irlanda, él no lo dice de esta manera pero veníamos hablando de eso, los trabajadores blancos en Estados Unidos, por su racismo y sus prejuicios, se bloquea en gran medida el desarrollo de una conciencia de clase completa y eso es tan verdad hoy como lo era en aquella época que Trotsky escribió eso o hizo esas declaraciones. Entonces Trotsky tiene varios puntos positivos pero yo diría que en esa cuestión de las sociedades agrarias es un poco débil.

André Barbieri.- Creo que es muy interesante lo que dijiste que Trotsky y Marx tuvieron una continuidad en esa visión de que la revolución debe ser mundial, que no está restringida a un país. Creo que hay algunos prejuicios stalinistas con relación a eso que a Trotsky no le importaba o nunca desarrolló una teoría sobre el campesinado, porque yo creo que en verdad Trotsky enfatiza la importancia de la revolución agraria en Rusia y en todos los países orientales, y dice que debe ser combinada con la revolución industrial para que el proletariado, la clase trabajadora industrial tenga un gran papel dirigente en esta alianza, de liderar esa inmensa lucha del campesinado y de los trabajadores rurales. Entonces creo que tenemos que ver de manera un poco más profunda esa teoría, porque la Teoría de la Revolución Permanente realmente tiene en cuenta la importancia del campesinado luchando junto con la clase trabajadora industrial, ¿no te parece?

Kevin Anderson.- Bueno, no es solo Trotsky el que dice eso, hay personas como Amílcar Cabral también. El problema es que ¿por qué la clase trabajadora, en una sociedad agraria, tiene que ser quien lidere la revolución necesariamente? Aquí es donde escritos de personas como Frantz Fanon valen la pena ser leídos. Los Condenados de la Tierra, donde habla de un movimiento revolucionario basado en el campesinado y él habla sobre los trabajadores. Y la Argelia del tiempo en que él escribe es tan subdesarrollada industrialmente que la clase trabajadora es un estrato privilegiado en las ciudades. Ahora, cada situación colonial es distinta. Entonces, por ejemplo, Sudáfrica tiene una gran clase trabajadora en la minería y también en la producción. Creo que el Apartheid es una continuación del colonialismo, entonces allá hay grandes movimientos obreros y el sector agrario es menos importante. Pero si uno mira las varias luchas africanas, varias de las luchas en India, China, Vietnam y otros lugares, creo que se considerarán a los campesinos más significativos que la teoría de Trotsky les permite ser. Sinceramente, creo que la verdadera posición caricaturesca es la de Kautsky, que ve a los campesinos simplemente como atrasados. Creo que de todas las personas, Luxemburg también, Lenin supera eso en mayor grado que Trotsky y Luxemburg.

Pero todos ellos tienen esa cosa sobre la centralidad del proletariado, del proletariado industrial de los grandes centros urbanos, que no es tan sutil como la teoría de Marx. No es tan sutil, no es tan dialéctico. Ellos mismos lo habrían admitido. Tal vez ellos mismos habrían dicho “no somos tan buenos como Marx”. Yo también lo creo, claro.

André Barbieri.- Claro. Recuerdo algunos escritos de los años 1930 de Trotsky, sobre India, Indonesia, donde él realmente tiene en cuenta la importancia de la cuestión agraria para revolucionar la sociedad. Entonces hace esa importante afirmación que la clase trabajadora, la clase trabajadora urbana, debe tener en cuenta, debe ayudar a que se desarrolle la revolución agraria. Este es un debate muy interesante, pero para volver a los escritos de Marx, me gustaría hacerte una pregunta muy importante para nosotros acá en Brasil, porque nosotros no tenemos publicado en portugués los Cuadernos Antropológicos de 1879-1882. Esa serie de artículos son casi desconocidos del gran público, principalmente porque la mayor parte no fue publicada. De su libro sabemos que Marx escribe sobre India, Indonesia, Rusia, Argelia y hasta Latinoamérica. ¿Qué tipo de novedad podemos extraer de esos estudios?

Kevin Anderson.- Bueno, en primer lugar hay que entender que no existen libros, no son ensayos, algunos son borradores, como líneas crudas, son notas sobre otros autores, etc. Hay mucho sobre Irlanda ahí. Él mira la estructura social interna de Rusia, de India, el norte de África, un poco de Latinoamérica, como dijiste. Irlanda y también mucho sobre grupos indígenas como sociedades nativas de las Américas, en particular estadounidenses pero también los Aztecas en el norte de México. Entonces él observa esas diversas sociedades indígenas y sus estructuras sociales, él estaba muy interesado en cómo empieza nuestra jerarquía social, el comienzo de las clases, no exactamente estructuras de clase sino cómo las clases sociales están surgiendo, los indicios de que están empezando a formarse. Claro que él está interesado en las relaciones de género. Ahora, parte de lo que nosotros, como marxistas, conocemos es el libro de Engels, “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Eso es así porque Engels leyó algunos de los cuadernos de Marx y entonces escribe un libro sobre la historia de las relaciones familiares y de género desde los tiempos antiguos hasta su tiempo, y concluye a través de eso que hubo un período ancestral donde la vida era más colectivista, más igualitaria entre hombres y mujeres, y que eso sería una especie de base a partir de la cual podríamos pensar el comunismo. Sabremos en el futuro que el modelo de Engels es un poco simplista comparado con el de Marx, entonces es interesante mirar los cuadernos de Marx, que son más dialécticos. Lo que Engels no se dio cuenta o no se concentró detenidamente es que hablan de colonialismo tanto como hablan de género, ambos son los focos de Engels, en los asuntos de relaciones familiares y de género. Entonces hay una amplia gama de material que no sabemos qué iba a ser Marx con él. Pero es realmente interesante, porque Marx terminó el volumen 1 de El Capital fue trabajando en él de 1867 a 1875. Siguió trabajando siete u ocho años antes de su muerte en el volumen 1 porque había una edición francesa (1872-75) que él se quedaba retrabajando y revisando. Los volúmenes 2 y 3 de El Capital, como sabemos, fueron escritos entre 1864 y 1865, y nunca volvió sobre ellos, solo un poco en el volumen 2 en la década de 1870. Entonces Engels y muchas otras personas pensaron “bueno, él debe estar terminando el resto de El Capital”. Pero en lugar de eso, al final de su vida estaba haciendo una serie de otras cosas, no solo sobre las sociedades, hay cuadernos sobre química, ciencias naturales, historia europea, etc. Entonces, él estaba haciendo un montón de cosas distintas. Pero esas en particular son interesantes porque Engels quedó asustado cuando Marx se muere y él ve los escritos de Marx y se pone triste, pensando: “¿Por qué no terminó El Capital? ¿Por qué se quedó trabajando en esto?” Entonces por ahí puede verse el eurocentrismo de Engels, “por qué está trabajando con cosas secundarias como India en lugar de terminar El Capital?” Entonces cuando los rusos en la década de 1920… bueno, vos sabés que la Segunda Internacional nunca publicó los escritos completos de Marx. Solo en Rusia vemos el primer intento en los años 1920 de ese joven David Riazanov. Es él quien establece lo que podemos llamar “Obras Completas de Marx”, la estructura y todo lo demás. Él nota bien que existen esos cuadernos que Marx escribió en el final de su vida e incluso considera que algunos son interesantes, pero cree que eso muestra básicamente el deterioro mental de Marx en sus últimos años, cuando ya no era capaz de hacer trabajos serios como la Crítica a la economía política, solo podía leer sobre India y Rusia. “Entonces no incluiremos esto en las Obras de Marx, obviamente”. Es por eso que por casi 100 años ese material ha sido conocido por los estudiosos de Marx en Moscú, en Berlín y en otros lugares, como Ámsterdam, pero nunca hubo mucho interés en publicarlo. Es donde estamos hoy. Entonces hay dos períodos en su vida, en 1850 y en el período final, esos son los períodos donde su pensamiento sale un poco de Europa en términos de investigación, y eso es algo realmente interesante para analizar. Conocemos algo que salió de eso que es la carta a Vera Zasulich y el prefacio a la edición rusa del Manifiesto Comunista de 1881 y 1882, las dos últimas cosas que escribe, donde habla… bueno, puedo contarte pero tal vez me esté alargando mucho…

André Barbieri.- Puede seguir, sin problemas.

Kevin Anderson.- Porque hay un tipo de conclusión política sobre esto, y la forma más sucinta y mejor para analizar si sos del tipo de persona que dice “bueno, tal vez Marx estuviese pensando solo en esas cosas”, pero es solo a través de los cuadernos que él realmente… cómo podemos saber qué estaba pensando realmente… Esas son solo sus notas, pero miremos el prefacio de 1882 al Manifiesto Comunista, esa es la última publicación de Marx, que, claro, está firmado por Engels también. Entonces, es el último escrito publicado por Marx en alemán, rápidamente traducido al ruso porque era la edición rusa del Manifiesto y rápidamente es publicada en alemán también. ¿Entonces qué dice? Dice “bueno, en el Manifiesto Comunista hay dos países que dejamos afuera, uno era Rusia”. Entonces empieza a hablar sobre el movimiento revolucionario en Rusia y cómo los populistas estaban atacando al gobierno con tácticas terroristas y que obligaban al gobierno a tener inmensas guardias policiales para todos los ministros. Entonces dice que tenemos que mirar también a Estados Unidos, habla sobre lo que ahora llamamos capitalismo monopolista que estaba empezando a surgir en Estados Unidos. Entonces vuelve a Rusia y dice que algo distinto está ocurriendo en Rusia, las aldeas rusas estaban empezando a ser impactadas por las relaciones sociales capitalistas y que la aldea rusa tenía una estructura social muy distinta que en la aldea de Europa occidental bajo el feudalismo. En aquella aldea rusa había relaciones colectivistas, y la propiedad comunal entonces él la llama comunismo, en realidad usa la palabra comunismo para esas relaciones comunales. Y dice que los rusos logran defender sus relaciones comunales en la aldea contra las invasiones capitalistas, si eso se generaliza, eso puede ser el comienzo de una revolución europea más amplia que podría ligarse al proletariado de Europa occidental, entonces, nuevamente como en Irlanda. La revolución empieza no en París o en Londres. Ella comienza en la aldea rusa, y lo que podría volverse la chispa. Claro que Marx no era adepto del socialismo en un solo país, entonces no creía que Rusia sola se desarrollaría en una sociedad socialista viable, pero podría volverse una chispa, y una importante parte de un movimiento amplio contra el sistema capitalista si lograra ligarse al movimiento obrero en Occidente. Entonces tenemos tres ejemplos: tenemos la Guerra Civil, donde el movimiento de esclavos, la rebelión de los esclavos fue una gran parte de la Guerra Civil. Esos esclavos o las personas negras se ligan con las aspiraciones de los trabajadores británicos dentro de Inglaterra, que los apoyan. Segundo, tenemos a Irlanda, donde los trabajadores británicos podrían apoyar o aprender con el movimiento nacional internamente en Irlanda, y los dos se ligarían a ese movimiento rural, y el movimiento obrero en Inglaterra y todas las minorías irlandesas dentro de la clase trabajadora inglesa. Ahora tenemos el tercero, que es la revolución mundial –o al menos en Europa y América del Norte– podría empezar en las aldeas rusas. Con personas intentando defender algunos remanentes de comunismo primitivo que podría generalizarse en Rusia y entonces ligarse con el movimiento socialista en Occidente, y que podría incluso triunfar. Pero la chispa podría ocurrir en Rusia.

André Barbieri.- Eso fue bastante interesante, la conexión que hace Marx de las sociedades que están “subdesarrolladas” desde el punto de vista capitalista y que pueden ser el puntapié inicial de la revolución en toda Europa. Es bien interesante eso que dijo sobre Irlanda y a veces menciona a China, y ahora hablando de Rusia. A modo de conclusión, quisiera hacer otra pregunta: el final de Marx en los márgenes muestra cómo la teoría del cambio social en Marx es en verdad la combinación de la lucha de clases, razas y nacionalidades. ¿De qué modo podemos conectar eso con la perspectiva, por ejemplo hoy, cuando tenemos el movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos, o la covid-19 en el mundo, y esa crisis económica capitalista que estamos viviendo?

Kevin Anderson.- La covid-19 es un buen ejemplo para empezar, porque por un lado el virus es completamente neutral y global, alcanza a todos y no le importan las razas o clases o nacionalidades, él va a todos los lugares, es totalmente impersonal. El capital tiene la misma forma. No es lo mismo, pero es una relación social que penetra e intenta desarrollarse. Incluso hay mucha gente que compara el capitalismo con un virus o un parásito. Uno de mis alumnos hizo una disertación sobre eso recientemente. Se llama Sean van Dalken. Pero por otro lado, eso está en un nivel altísimo de abstracción, pero cuando miramos más a fondo vemos que Marx escribía sobre la lucha de clases en el Manifiesto Comunista. Él y Engels pueden escribir que todo está polarizado entre dos clases, burguesía y proletariado, y todas las otras clases van desapareciendo, la aristocracia, la pequeñoburguesía, campesinos, todas van desapareciendo. Pero ese es un modelo muy abstracto. Es como la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Es una tendencia de larguísimo plazo, pero cuando se describe una sociedad particular, un país particular, hay que ser concreto, hay que establecer la dialéctica de lo concreto. Cuando miramos de cierto modo al volumen 1 de El Capital, Inglaterra era el país más puro, ¿cierto? Y todos los ejemplos venían de allí. Pero Inglaterra no es un país capitalista puro, porque su estructura de clase… antes de todo ellos tienen una aristocracia, no tiene solo una clase manufacturera. Y la aristocracia poseía tierras en Irlanda, y también tenían una clase trabajadora segmentada y dividida por el subproletariado irlandés. Entonces empezamos a mirar concretamente a la clase trabajadora británica y no podemos hablar solo de capital y trabajo. Tenemos que hablar sobre razas y etnias y nacionalismo y capital y trabajo. Tenemos que hacer un análisis histórico-sociológico concreto del lugar de Inglaterra en aquella determinada época. Y tenemos que ser muy dialécticos, y bien, yo soy sociólogo, y hay sociólogos muy buenos como Pierre Bourdieu, fantásticos a veces, para analizar las estructuras de dominación, Max Weber también, pero la sociología es muy débil como campo de observación de los subjetivo, en observar cuáles son las fuerzas en oposición y de la revolución, y Marx está siempre preocupado por ambas. Marx nunca escribió que los trabajadores británicos son todos una banda de etnocéntricos anti irlandeses y que nunca van a hacer una revolución por eso, ni siquiera cuando los blancos pobres del sur de Estados Unidos apoyaron la Guerra Civil. Ellos podrían haber apoyado a los Confederados y los dueños de esclavos en la Guerra Civil. Él nunca perdió la confianza en ellos, porque todas las clases sociales pasan por diferentes períodos de retrocesos y de saltos de la conciencia, y por eso siempre tenemos que ver la posibilidad que grandes cambios sociales puedan quebrar esos prejuicios y estructuras que mantiene el capital en los distintos lugares, que los mantiene alienados, y las falsas formas de conciencia de clase, siempre la posibilidad de que se quiebren. Aquí en Estados Unidos hablamos mucho de la clase trabajadora blanca como parte de la base de Trump, pero eso no es monolítico, no es que esas personas vayan a ser así para siempre. «Siempre fueron así y siempre serán de esta manera”. Lo que tenemos ahora con Black Lives Matter, como mencionaste, ese movimiento inmenso, que involucra a jóvenes negros, involucra a muchos jóvenes blancos, y a muchos jóvenes latinos, a personas de origen latinoamericano, la mayoría de origen mexicano, el mayor grupo de ellos, mexicanos-americanos por su origen, aunque muchos de ellos hayan nacido aquí. Ahora, eso ha ocurrido después de la campaña de Sanders, donde muchas personas se movilizaron alrededor de cuestiones de clase y ahora tenemos esa inmensa rabia contra el racismo del sistema social estadounidense. Están a la vanguardia y es muy interesante ver cómo todo eso está interactuando en este momento. Dicen que más personas han participado en este movimiento desde punto de vista numérico, que en cualquier otro movimiento de la historia de este país. Un antiguo líder negro, John Lewis, falleció recientemente, un líder muy importante del movimiento por los derechos civiles. Además, muchos viejos líderes negros tienen su base en la iglesia negra, en las iglesias, muchos de ellos son pastores y reverendos. Black Lives Matter tiene muy poco que ver con esos grupos, las dos fundadoras del movimiento son mujeres negras lesbianas. Entonces, en ese movimiento, desde que fue fundado, hace cuatro o cinco años atrás, nunca tuvo mucho que ver con la parte del movimiento negro basada en las iglesias, entonces es un poco distinto, es una nueva sensibilidad, una nueva conciencia, y está realmente moviendo las cosas de una forma que realmente no veíamos desde los años 1960 en este país. Creo que le podemos agradecer a Donald Trump, él es muy peligroso, puede hacer mucho daño. Digo, aunque no sea reelegido, estará en el poder hasta enero y ya está mandando la Policía Federal a Portland, estado de Oregon… parece que estamos en Brasil, hay policías que no tienen sus nombres identificatorios, simplemente ponen una cosa en la cabeza de las personas y las meten presas y dicen “no vamos a responder ninguna pregunta sobre por qué te estamos encarcelando”. Eso muestra cómo el mundo es realmente global, y Estados Unidos no tiene como apoyar por décadas ese tipo de regímenes en todo el mundo, y no tener eso de vuelta en su propio país, y Trump él es lo que es, demagógico, líder dictatorial, con aspiraciones de tener un golpe militar o algo de ese tipo.

André Barbieri.- Como dijiste, hay en Estados Unidos un régimen muy racista, un régimen agresivamente racista y bipartidista. El Partido Republicano y el Partido Demócrata han mostrado que ambos son responsables por eso. Trump es lo más vil que podemos pensar como ser humano, y si vamos a tener en cuenta las ideas que discutimos aquí, realmente me gustó esta conversación, porque apropiarse de las ideas marxistas, de las ideas de Marx y de todos esos escritos, podemos imaginar que todo eso muestra que en Estados Unidos necesitamos un movimiento marxista, ese movimiento socialista que sea necesariamente independiente, tanto del Partido Demócrata, Biden, Obama e incluso Sanders. Necesitamos un nuevo movimiento de la clase trabajadora que nos permita volver a pensar la revolución en Estados Unidos. Entonces, realmente me gustó esta conversación con el profesor Kevin, muchas gracias por su tiempo, nosotros haremos el cierre de la entrevista, si quiere puede dirigir unas últimas palabras a nuestra audiencia.

Kevin Anderson.- Claro, realmente me gustó la charla, tengo que decir que Brasil es un lugar que tiene mucho más conocimiento del marxismo que Estados Unidos, muchas más personas son versadas en marxismo, por eso estoy tan feliz que mi libro sea publicado en portugués en Brasil. Creo que encontrará una serie de lectores que realmente entienden sobre los asuntos de los que estoy hablando. Me gustaría mencionar que escribo para un sitio que se llama imhojournal.org, es una publicación online y varios de mis escritos cortos están allí. Tengo un artículo sobre Black Lives Matter que está en ese sitio, se lo recomiendo a todos que quieran leerlo. Vuelvo a agradecer, aprecié mucho el diálogo.

Fuente: https://rebelion.org/marx-siempre-apoyo-los-movimientos-de-autoemancipacion-negra/

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La URSS y su lucha contra las epidemias

01/04/2020/Autor y fuente: tercerainformacion.es

La actual pandemia de Coronavirus (Covid-19) ha demostrado que tales países han resultado mejor librados que los países capitalistas donde el papel de Estado es menor y al servicio exclusivo de los monopolios privados, aunque si fueran realmente socialistas, hubieran derrotado la epidemia más fácilmente. Mientras que Italia, España y ahora Estados Unidos, países capitalistas donde predominan los sistemas de salud privados, están siendo devastadas por la epidemia, con poca posibilidad de maniobra y con toda la carga para los trabajadores de esos países.

Al socialismo en la URSS no solo le correspondió la tarea de dar el primer paso en la emancipación del trabajo de todas las cadenas del capital, resolviendo la contradicción fundamental entre el capital y el trabajo, es decir, de la explotación y opresión de la burguesía contra el proletariado mediante la instauración de un nuevo régimen social con la socialización de los medios de producción, con un Estado de dictadura proletaria, una revolución de donde se desprenden un sinfín de hazañas y proezas admirables inclusive hasta nuestros días; como el papel de la liberación de la mujer, el desarrollo de las fuerzas productivas, la alfabetización y la lucha contra la ignorancia, el impresionante desarrollo cultural y científico, la derrota del nazi fascismo europeo y asiático, etc., sino que además tuvo el mérito de desplegar una victoriosa lucha por la salubridad pública y la erradicación de epidemias.

Tal es el ejemplo de la erradicación de la viruela, un virus que generó una mortal enfermedad que llevaba miles de años azotando a la especie humana y cobrando muchísimas vidas en cada brote, incluso en algunas momias en el antiguo Egipto hay rastros de dicha enfermedad. La viruela traída por los colonizadores europeos a América fue la principal causa de la casi total desaparición de los aborígenes en muchas partes de este continente, quienes fueron diezmados por la epidemia en el Siglo XVIII después de su conquista. En el Siglo XX, ese mismo virus cobró centenares de millones de vidas, que afectaba especialmente a niños con una tasa de mortalidad del 50%. Y aunque desde el siglo XIX se había descubierto una vacuna, el virus seguía generando muertes pues el capitalismo era incapaz de destinar los recursos para difundirla ampliamente.

El creador del plan para erradicar la Viruela fue Viktor Zhdánov; viceministro de salud de la URSS, quien en 1958 presentó ante una asamblea de la OMS un detallado plan para erradicar la viruela en 5 años. Aunque ya la dirección del socialismo se había extraviado a manos de los revisionistas tras la muerte de Stalin en 1953, la URSS aún no había entrado en crisis y mantenía la inercia del potente desarrollo que venía desplegándose desde la década del 30. Fue solo gracias a esto que la URSS pudo destinar 23 millones de vacunas para iniciar la campaña que fue aprobada en la asamblea de la OMS, además puso a disposición a un millar de médicos soviéticos. En 1959 se dio inicio al plan y en 1977 se produjo el último brote del virus en Somalia. En 1980 la OMS declaró erradicada la viruela y su paso a los anales de la historia.

Otro importantísimo ejemplo de las grandiosas luchas contra las epidemias fue la librada por una comisión médica que visitó a un pequeño pueblo llamado Kjara, de un país asiático y vecino de la URSS que a inicios de la década de 1940 tuvo un mortal brote con la temible “muerte negra”, llamada así por los pobladores del lugar, pero conocida como peste negra en occidente. Los médicos soviéticos libraron allí una dura lucha, tal historia sirvió como fuente de inspiración para la novela “Esta es tu causa” de Yuri Guerman, en donde se registra cómo la peste fue propagada por la caza irresponsable y desenfrenada de las marmotas cuyas pieles se vendían en el mercado y su precio se comenzó a cotizar hasta en 6 veces su precio normal. Esta caza de marmotas incluso enfermas generó la epidemia, la cual se transmitía por la pulga que parasitaba a estos animales, que a la vez transmitía con su picadura una bacteria mortal, la forma pulmonar de la peste negra era terriblemente letal, con una tasa del 100% de mortalidad. En el país asiático sus habitantes se organizaban en aldeas, cuando la peste invadía una, se izaba una bandera negra en señal de contagio. La lucha de 105 médicos soviéticos allí no solo se libró contra la peste, sino contra el grave crimen de las fuerzas imperiales que ante la epidemia comenzaron a desarrollar cercos y masacres en las aldeas infectadas, a donde llegaban eliminando sistemáticamente a sus pobladores, sin discriminar entre sanos y enfermos.

El gran avance dado por las ciencias, sumado a la creación de universidades y la facilidad de ingreso a las mismas en la URSS, y los recursos cuantiosos destinados además a la salubridad pública, ayudaron a que la población contara con un excelentísimo sistema de salud.

La Prevención como arma de combate

Por ejemplo, en la década del 30 era obligatorio que cada obrero acudiera por lo menos cada 2 meses al médico, el cual le diagnosticaba una dieta adecuada según su trabajo y un deporte acorde a sus necesidades, con el fin de fomentar una medicina preventiva.

La ingeniosidad y versatilidad fueron unas características fundamentales del sistema de salud soviético, que fue puesto a prueba en la segunda guerra mundial, a falta de haber descubierto los antibióticos, usaban bacteriófagos (1) para combatir las infecciones bacterianas ocasionadas por las heridas en la guerra -los bacteriófagos son virus que afectan sólo las bacterias-, de esa forma combatieron en la Segunda Guerra Mundial.

Hoy día solamente en los países socialistas por ejemplo China, Corea del Norte o Vietnam, han implementado las medidas que en su momento se realizaron en la URSS, y aún otras específicas para combatir la epidemia.

La actual pandemia de Coronavirus (Covid-19) ha demostrado que tales países han resultado mejor librados que los países capitalistas donde el papel de Estado es menor y al servicio exclusivo de los monopolios privados, aunque si fueran realmente socialistas, hubieran derrotado la epidemia más fácilmente. Mientras que Italia, España y ahora Estados Unidos, países capitalistas donde predominan los sistemas de salud privados, están siendo devastadas por la epidemia, con poca posibilidad de maniobra y con toda la carga para los trabajadores de esos países.

Mirar el pasado y la lucha de la URSS contra las epidemias, hoy en el marco de la cuarentena del Covid-19, llama al proletariado consciente, a la intelectualidad revolucionaria y al pueblo en general a tomar las banderas de la salubridad pública como una forma de defenderse en contra del negocio de la salud y del inminente despido y posterior hambruna y hacinamiento, como una forma no solo de combatir la epidemia sino contra el negocio de la salud, una oportunidad para organizar la revolución proletaria y derrocar este caduco y podrido Estado.

Notas:

1.- https://amistadhispanosovietica.blogspot.com/2020/03/bacterias-necesaria…

Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/memoria-historica/2020/03/30/la-urss-y-su-lucha-contra-las-epidemias

Fuente original: http://www.revolucionobrera.com/covid19/la-urss-y-su-lucha-contra-las-ep…

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Marchan Mujeres sin Tierra de Brasil contra la opresión

América del Sur/ Brasil/ 10.03.2020/ Fuente: www.telesurtv.net.

Además del Distrito Federal, las Mujeres sin Tierra se movilizan en todos los estados del país con marchas, ocupaciones, debates y capacitación.

En el contexto del primer encuentro nacional de Mujeres Sin Tierra, más de 3.500 féminas marcharon en Brasilia contra el racismo, el machismo, la violencia y todas las formas de opresión contra la clase trabajadora.

“Caminaremos juntos contra todas las formas de violencia, por el derecho a la diversidad, por la autonomía, por la libertad, por el derecho y la soberanía de nuestros cuerpos, por el derecho a existir”, consta en la convocatoria de la manifestación.

Precisa además que “estamos en defensa de los avances en derechos logrados por la clase trabajadora que han sido retirados. Lucharemos contra la violencia y el recorte de fondos promovido por el Gobierno de Bolsonaro para programas sociales, que debilitan y ponen en peligro la vida de las personas más pobres”.

MST Oficial

@MST_Oficial

✊🏾O Ato Unitário do em Brasília fez parte da programação do I Encontro Nacional das Mulheres Sem Terra.
🚩As Mulheres do MST marcharam ao lado de companheiras de mais de 50 organizações, numa luta contra o machismo, o racismo e o fascismo.

Ver imagen en Twitter

La concentración partió desde el Parque de la Ciudad hacia el Palacio de Buriti (sede del gobierno del Distrito Federal) y enrumbó después para la Fundación Nacional de las Artes, situada junto a la torre de televisión de Brasilia.

Además del Distrito Federal, las Mujeres sin Tierra se movilizan en todos los estados del país con marchasocupacionesdebates capacitación.

Como parte de encuentro, la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff destacó el coraje y la voluntad de luchar en todos los frentes del movimiento, en defensa de la soberanía y contra todas las formas de violencia.

Fuente de la noticia: https://www.telesurtv.net/news/marchan-mujeres-tierra-contra-formas-opresion-20200308-0018.html

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España: «La plantilla del 112 Andalucía nada tiene que celebrar en el Día Europeo del 112 de 2020»

Europa/España/16-02-2020/Autor(a) y Fuente: www.tercerainformacion.es

El incoherente Gobierno de la Junta de Andalucía se enorgullece, de cara a la galería, de la buena labor de las y los profesionales del 112, mientras nos oprime, subyuga y niega el reconocimiento profesional y la condición de trabajadoras/es públicos, dejándonos en manos de Ferrovial, para que esta empresa del IBEX35 siga incrementando sus millonarias cuentas de resultados con dinero de los impuestos de toda la ciudadanía andaluza, a costa de maltratarnos como profesionales de las emergencias.

Un servicio esencial en manos de una empresa privada, cuyo objetivo es hacer caja con las desgracias humanas, un servicio imprescindible para la ciudadanía que tiene a su plantilla bajo el convenio explotador de telemarketing, que Ferrovial ni siquiera respeta, esa es la realidad de las personas que atendemos el 112 en Andalucía.

El Sr. Bendodo, los miembros de su Consejería y de la Dirección General de emergencias y protección Civil son los verdaderos instigadores de unas condiciones laborales irrespetuosas con la labor que se realiza en el 112 y cómplices absolutos de la situación de desamparo de quienes dedican su vida a hacer mejor la de otros y poner los medios para salvarlos, todo ello de la mano de Ferrovial, que aún a pesar de no haber debido ser dejada participar en la licitación, ante sus múltiples condenas por violar derechos fundamentales de sus trabajadores/as, ha sido adjudicataria del servicio para los próximos dos años, mientras el gobierno del PP y sus socios, echa en saco roto sus propuestas y votaciones de mociones en el Parlamento andaluz, cuando eran oposición, para rescatar este servicio de las garras de empresas buitre como la mencionada.

La profesionalidad de quienes gestionan las emergencias es la mejor carta de presentación de la plantilla, aunque esta no sea reconocida por la administración andaluza y no se exija a Ferrovial que sus empleados/as estén acreditados/as profesionalmente para estas tareas, ni se reconozca social y laboralmente a quienes si lo están.

Ayudar a los demás y hacerlo a pesar de las inclementes condiciones, son el día a día de quienes nada tienen que celebrar y mucho tienen que seguir reclamando a la administración en este día europeo del 112, para que se dignifiquen las condiciones sociolaborales de las plantillas y se eliminen las empresas subcontratistas de los servicios de emergencias en Andalucía.

En el día europeo del 112, CGT sigue reclamando dignidad, justicia  y empleo público.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/02/11/la-plantilla-del-112-andalucia-nada-tiene-que-celebrar-en-el-dia-europeo-del-112-de-2020

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El nuevo y el viejo “pin parental”

El nuevo y el viejo “pin parental”

  • «Estamos ante una nueva guerra cultural planteada por la derecha y la extrema derecha. Es necesario combatir el “pin parental” con un sólido discurso público»
  • «Lo que esconde esta supuesta “libertad” es la potestad de imponer la ideología a los hijos, para lo que es necesario tener amordazados a los centros educativos»
  • «La lucha coherente contra el “pin parental” pasaría por exigirle al nuevo gobierno también la eliminación de los conciertos educativos»

La política educativa de los gobiernos autonómicos de PP y Ciudadanos con apoyo de VOX contribuye a clarificar la “naturaleza” de los mismos. Encontramos, por una parte, una previsible sintonía en materia económica en el seno del “trifachito”: son gobiernos con una dura agenda neoliberal que conciben los servicios públicos como nichos de negocio. Fijémonos en Andalucía: el recorte de líneas en centros públicos en combinación con medidas anunciadas como la extensión de los conciertos educativos a FP y Bachillerato, por ejemplo, evidencian la inspiración del “trifachito” en tantos años de políticas educativas del PP en la Comunidad de Madrid, anteriores a la emergencia de VOX. Por otra parte, estas agresivas políticas se aderezan con medidas planteadas por la extrema derecha pensadas para contentar al electorado más reaccionario, como la inclusión de la caza en el currículo o la implantación del “pin parental”.

Esta última es objeto de una polémica después de que en Murcia el gobierno de PP y Ciudadanos la hayan aceptado a cambio del apoyo de VOX a los presupuestos. Un chantaje similar se está dando en Andalucía. Se habla de “PIN parental” porque sería, grosso modouna solicitud que permitiría a los progenitores no solo requerir información a la dirección del centro sobre ciertas charlas o actividades, sino evitar que sus hijas e hijos asistan o participen en las mismas. Los contenidos “intrusivos” que pretenden vetar son -obviamente- los relacionadas con la memoria histórica, con la educación afectivo-sexual, con la lucha contra las violencias machistas y la LGTBIfobia, y con el fomento en general de la convivencia y el conocimiento y la aceptación de la diversidad.

Digámoslo claro: ese veto que llaman “PIN parental” es un mecanismo de censura de contenidos curriculares que forma parte de una estrategia más amplia de criminalización de la lucha contra la xenofobia, las violencias machistas o la LGTBIfobia, al tiempo que cuestiona la educación pública y a su profesorado. Para combatirlo hemos de tener en cuenta dos aspectos.

Hay que empezar poniendo sobre la mesa que la implantación del “pin parental” será difícil porque choca con la legalidad vigente. De hecho, cuando el presente curso arrancó en Andalucía, con la amenaza -por una parte- de la implantación de esta medida, y la llegada a los centros -por otra parte- de material de cierta organización ultracatólica defendiéndola, en el sindicato USTEA elaboramos un documento que estamos distribuyendo por los centros en el que se explica la legislación que no solo ampara, sino que obliga al profesorado a trabajar los contenidos que estos censores quieren vetar, con el objeto de informar y, por así decirlo, “tranquilizar” a las y los docentes. Lo ocurrido estos días lo ha puesto en evidencia: horas después de saberse que el gobierno de Murcia daría curso al “pin parental”, la ministra Isabel Celáa amenazaba con llevarlo a los tribunales si no lo retiraba, pues choca con leyes de ámbito autonómico y estatal, empezando por la propia ley de educación. Por su parte, el gobierno de Andalucía ha dicho que está estudiando el “encaje legal” de la medida.

Pero sería un error centrarse en el terreno de la legalidad. Estamos ante una nueva guerra cultural planteada por la derecha en general y la extrema derecha en particular. Es necesario combatir el “pin parental” con un sólido discurso público que, entre otras cosas, cuestione la tópica apelación -de nuevo- a la libertad, en esta ocasión a “la libertad de los padres a elegir la educación de sus hijas e hijos”.

De la apelación de la derecha a la “libertad” de los progenitores para educar a sus hijas e hijos se desprende una triste sensación de cosificación y “pertenencia” que parece “anularlos”, como si formaran parte de su “propiedad privada”. En realidad, lo que esconde esta supuesta “libertad” es la potestad de imponer la ideología a los hijos, para lo que es necesario tener amordazados a los centros educativos. Lo que debemos defender, porque es lo que aquí está en juego, es la libertad y el derecho de las y los jóvenes a recibir una educación integral, que les posibilite conocer y conocerse, también en lo referente a su sexualidad.

Porque no se trata solo de educar al alumnado en la diversidad, convirtiendo así la escuela –por emplear una socorrida metáfora- en una “ventana al mundo”. Las aulas deben ser también espacios desde los que contribuir a la lucha contra las opresiones, porque también hay que pensar en la libertad y los derechos de quienes las sufren. En esa alumna o ese alumno que está descubriendo su identidad LGTBI, a los que la escuela debe proporcionar formación y referentes que le sirvan de herramientas para facilitarle la comprensión y la aceptación (el periodista Raúl Solís escribía este fin de semana que de haber existido el “pin parental” cuando él tenía 16 años quizás se habría suicidado). O en esa alumna que sufre porque, pongamos por caso, su pareja le coge el móvil o la controla en las redes sociales, a la que la escuela pública debe explicar que eso es también violencia machista. Los ejemplos, en fin, podrían multiplicarse. Y vamos incluso más allá de la libertad y los derechos del alumnado: tenemos que luchar desde las aulas contra la opresión del heterocispatriarcado porque está oprimiendo y matando a la mitad de la población mundial, y están en juego la libertad y los derechos de esa mitad, o tenemos que hablar de emergencia climática porque también está en juego nuestro planeta, y no puede ser arrasado por los beneficios de una minoría en el marco de un sistema económico que es incompatible con los límites de la biosfera. De nuevo los ejemplos podrían multiplicarse.

La aceptación, en fin, de que desde los centros educativos debemos trabajar para proporcionarle al alumnado una formación integral y contribuir a la lucha contra las opresiones nos lleva a plantearnos una cuestión: ¿qué hacemos entonces con la educación concertada y privada? Porque lo que ahora llaman “pin parental” es tan solo, en realidad, un nuevo tipo de “PIN parental”. Hay otro muy arraigado al que también hay que oponerse: el que se aplica en las escuelas concertadas y privadas, en manos en su mayoría de la Iglesia. La activación del viejo “pin parental” no depende solo de la solicitud de los progenitores: el ingreso en esos centros educativos conlleva el veto automático a determinados contenidos y enfoques. Y en el caso de la concertada, ese “pin parental” se subvenciona con dinero público. En este sentido, resulta irónico y contradictorio que la ministra Celáa hable del derecho fundamental de las niñas y niños a ser educados, y afirme cosas como que “una familia homófoba no tiene derecho a que los hijos sigan siendo homófobos”, que evidentemente comparto, cuando el PSOE ha amparado y protegido la escuela privada y concertada.

Por eso, la lucha coherente contra el “pin parental” pasaría por exigirle al nuevo gobierno no solo que lleve a los tribunales a las Autonomías que pretendan implantarlo, sino también la eliminación de los conciertos educativos. Y más aún, debe llevar a cuestionarnos la existencia misma de la educación concertada y privada.

Fuente de la Información: https://www.cuartopoder.es/ideas/2020/01/21/el-nuevo-y-el-viejo-pin-parental/

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En.sueños

Por: Alfonso Enrique Dávila

Caminamos, corremos, volamos

Alegrías, tristezas, todas juntas

Soledad en senderos sin rumbo.

El instinto es el guía, no hay brújula

Charadas, algarabía-silencio de caverna

mucho bosque, mucha arena, grandes ríos.

Entre nubes vemos patios y enramadas,

La oscuridad juega con la luz.

Mientras las estrellas andan en el suelo,

los ríos se encaraman en los árboles.

Frutos que se elevan como pesadas piedras

desaparecemos de repente, paramos la eternidad,

aparece el sobresalto.

Enmudecemos frente al espanto,

Todo el cuerpo se paraliza,

Las piernas tiemblan sin movimiento.

Fieras trocean los huesos de cuadrúpedos

mientras, arropamos nuestros cuerpos

con la piel de la vaca mariposa

que, vuela hacia la eternidad.

Perseguidos por multitudes,

rechazados por el ser amado,

abrazos de sujetos invisibles,

caricias de quienes están lejos

de aquellos que nunca te vieron

atravesando desiertos, saltando abismos.

Multitudes nos aclaman

mientras, la horda nos persigue.

Amados a ratos, ignorados casi siempre.

Peregrinamos dentro del vientre de la utopía,

Perseguidos entre montes y caminos

Verde el que persigue, cazando como can

Buscando con olfato enardecido, estira la

nariz sin percibir y sustituye con tecnología.

La piel se eriza, parecemos puercoespín

al tiempo que el suelo y el gamelote disperso

se juntan para dibujar una sola figura,

figura que trastoca el sentido humano.

El tiempo nos lleva al encuentro,

desde el confín infinito se reúnen sabios,

variedad de personajes en cuerpos y voces.

Aristoteles, Descartes, Hegel, Locke, Heidegger,

Kant, Engels, Marx, Nietzsche, Husserl…

Se oyen tantas voces que, parece una madeja;

Dialogan de fenómenos, ideas, del hombre,

del ser, del espíritu, imperialismo y explotación.

¿Serán cambios de mundo?, es aterrador.

Nervios que se estiran y encogen

furias exaltadas, congoja junto al consuelo,

manos dando calor,

oídos prestos al sonido arrullador

junto a grandes ojos, buscando el cariño cercano.

Salta de la profunda oscuridad, el trueno

amenazante del enemigo invisible; destroza el alma

la quietud del cuerpo envuelto en algodón y seda

con el gozo fresco de la briza de pie de monte.

Somos otros, viene el demonio, dispersión y soledad.

Agotados de tanto andar; sin embargo,

seguimos tirados en la cama.

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