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Capitalismo y patriarcado, sin igualdad de género en el trabajo

Por: Eduardo Camín

Un año y medio después de entrar en la pandemia de la Covid-19, la igualdad de género en el mundo del trabajo ha empeorado, ya que este año habrá 13 millones menos de mujeres empleadas que en 2019, mientras que el empleo de los hombres podría recuperar los niveles de dos años atrás.

Un nuevo análisis de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que aunque el crecimiento del empleo femenino previsto para 2021 supera al de los hombres, no alcanzará para devolver a las mujeres a los niveles de empleo anteriores a la pandemia.

A pesar que todos nuestros países y sus gobiernos han aprobado convenciones, tratados y convenios internacionales, y se han comprometido en cuanta conferencia internacional les sale al paso, a reducir la discriminación, las brechas de desigualdad, y a generar mayor igualdad entre mujeres y hombres, la realidad muestra otra realidad. La igualdad de género en el trabajo ha empeorado. Las mujeres han sufrido pérdidas desmesuradas de empleo e ingresos, debido también en parte, a su sobrerrepresentación en los sectores más afectados, y muchas siguen trabajando en primera línea, sosteniendo los sistemas de cuidados, las economías y las sociedades y a menudo realizando también la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerados.

A nivel mundial, entre 2019 y 2020, el empleo de las mujeres se redujo en un 4,2 por ciento, el equivalente a una caída de 54 millones de puestos de trabajo, mientras que el empleo de los hombres se redujo en un tres por ciento, o 60 millones de puestos de trabajo. En 2021 solo el 43,2 por ciento de las mujeres en edad de trabajar estarán empleadas, frente al 68,6 por ciento de los hombres en edad de trabajar.

 La OIT asegura en el informe  

Avanzar en la reconstrucción con más equidad: Los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19 , que la desproporcionada pérdida de empleos e ingresos sufrida por las mujeres durante la pandemia seguirá en el futuro. Según la reseña de la OIT, las mujeres han sufrido una pérdida de empleo e ingresos desproporcionada, debido a su excesiva presencia en los sectores más afectados, como los servicios de alojamiento y servicio de comidas y el sector manufacturero.

Sin embargo, no todas las regiones se han visto afectadas de la misma manera. La región de las Américas experimentó la mayor pérdida de empleo femenino a consecuencia de la pandemia (-9,4 por ciento). El segundo mayor descenso en el número de mujeres empleadas se observó en los Estados Árabes. Entre 2019 y 2020, el empleo femenino se contrajo un 4,1 por ciento, y el de los hombres un 1,8 por ciento.

En Asia y el Pacífico, la crisis de la pandemia provocó una disminución del empleo femenino del 3,8 por ciento, frente a una disminución del 2,9 por ciento en el caso del empleo de los hombres. En Europa y Asia Central, la crisis de la COVID-19 ha reducido el empleo de las mujeres considerablemente más que el de los hombres, provocando una disminución del 2,5 por ciento y del 1,9 por ciento, respectivamente.

Trabajo decente, empleo indecente

En 1999, Juan Somavia –primer director general de la OIT (fundada en 1919) proveniente del hemisferio sur– presentó su memoria en la 87° Conferencia Internacional del Trabajo denominada “Trabajo Decente”.   En ella introduce el mencionado concepto, caracterizado por cuatro objetivos o pilares estratégicos: los derechos en el trabajo, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social.

A pesar que los términos «empleo» y «trabajo» se usan como sinónimos, destacamos que este alude a una categoría de actividad humana más amplia que aquel. Debemos indicar que la OIT  define al trabajo como el conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o que satisfacen las necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos. Mientras que el empleo es definido como «trabajo efectuado a cambio de pago (salario, sueldo, comisiones, propinas, pagos a destajo o pagos en especie)» sin importar la relación de dependencia (si es empleo dependiente-asalariado, o independiente-autoempleo). Actualmente, el trabajo decente es un concepto que busca expresar lo que debería ser, en el mundo globalizado, un buen trabajo o un empleo digno.

El trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades no es cualquier trabajo; no es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo social.

Entre capitalismo y patriarcado, concepto y amnesia

Aun suele ocurrir que resulte difícil, y en ciertos casos imposible, distinguir exactamente la semántica de los organismos internacionales. Por eso a veces es necesario darle otra visión a esta parafernalia conceptual y ampliar la disyuntiva de los horizontes, generando el debate sobre  los (des)conocimientos que adolecen los informes, que se puede definir como un producto en constante construcción , pero siempre con los mismos materiales.

Urge  recordar que el capitalismo es un sistema económico basado en relaciones de explotación y de expoliación cuyo objetivo es la búsqueda de la mayor ganancia posible a través de la reducción progresiva de costos. Mientras tanto, el patriarcado es una forma de organización política, social, económica, ideológica y religiosa basada en la idea de la autoridad y superioridad de lo masculino sobre lo femenino, fundamentada ridículamente en mitos y que se reproduce a través de la socialización de género.

Dos evidencias conceptuales que en muchas ocasiones no se tiene conciencia de ello, y tampoco se cuestiona por haberlo visto siempre como algo “natural”. Si bien es un hecho inapelable que el patriarcado surgió mucho antes que apareciera el capitalismo, es precisamente con la aparición de éste donde se refuerza y profundiza la división sexual del trabajo: el trabajo para el mantenimiento de la vida (trabajo reproductivo o del cuidado) atribuido a las mujeres, y el trabajo para la producción de los medios de vida atribuído a los hombres.

Cuando aparece la producción excedentaria surge la necesidad de la acumulación de la riqueza y la división del trabajo en la familia sirvió de base para distribuir la propiedad entre hombre y mujer, como sostiene Federico Engels “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”. A partir de entonces, la esfera de lo reproductivo pasó a ocupar un segundo plano, después pasó a institucionalizarse mediante la costumbre, la religión y las leyes, que le asignaban la “superioridad” a lo masculino sobre lo femenino.

Las desigualdades de género se han ido reproduciendo hasta la fecha, por imposición social, lo que conlleva a que actualmente pervivan grandes desigualdades económicas entre hombres y mujeres. De esta manera, la diferencia biológica de ser hombre o ser mujer se convierte, en la práctica, en un determinante para acceder al empleo –y en particular, a determinados tipos de empleo– y limita, sobre todo, las posibilidades de las mujeres aumentando sus dificultades para insertarse o progresar en el mercado laboral.

El capitalismo y el patriarcado les niegan a las mujeres tener acceso y control sobre los recursos económicos internos y externos, y de esta manera permiten que se mantenga invisibilizado el aporte del trabajo doméstico o reproductivo en los agregados macroeconómicos. Bajo estas condiciones, las mujeres son explotadas y expoliadas, al igual que los hombres bajo el sistema capitalista; pero con un impacto diferenciado.

En las últimas décadas se han mantenido las desigualdades en cuanto al acceso y control de recursos económicos que permitan la autonomía económica de las mujeres. Los hombres tienen más acceso al trabajo remunerado que las mujeres debido a que las éstas son las que mayormente asumen las responsabilidades domésticas. Y en cuanto al acceso a propiedad de empresas existe una brecha muy marcada entre hombres y mujeres. El modelo neoliberal, a través de los ajustes fiscales y la reducción del gasto social, ha provocado que la carga del trabajo doméstico se incremente, puesto que la reducción del gasto social se traduce en eliminación o “focalización” de subsidios, escasez de medicamentos, reducción de los servicios sociales públicos, lo que contribuye a que se dediquen más horas de trabajo no remunerado a los cuidados de personas adultas, niñez, y discapacitados. Esto deriva en que los impactos ocasionados por los programas de ajuste no han sido neutrales con respecto al género.

Bajo la crisis actual -con pandemia o sin ella-, a la que nos ha llevado el capitalismo y que no sólo es económica sino también ecológica, social y política; es necesario integrar dentro de los paradigmas teóricos de la economía tanto la igualdad de género como el principio de la sustentabilidad ambiental en los procesos de producción y consumo.
Muchas veces nos invade el sentimiento que hablar de las injusticias del capitalismo, en las “multinacionales del humanismo”, está prohibido, es un tema tabú, no obstante este es el pecado original por el cual se desatan todas las catástrofes humanitarias, de un sistema condenado por la historia.

No sólo se trata de “incluir a las mujeres” en las cuentas y en los indicadores de las estadísticas nacionales, ni en  los informes internacionales,  sino más bien de cambiar la lógica del funcionamiento del sistema económico, cambiar la lógica de la acumulación por la lógica del mantenimiento de la vida, en todas sus formas. Trabajo decente sí… pero la historia sigue reproduciendo los vicios del pasado, en un presente digitado y un futuro inadecuado.

*Periodista uruguayo acreditado en la ONU- Ginebra Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
https://estrategia.la/2021/07/29/capitalismo-y-patriarcado-sin-igualdad-de-genero-en-el-trabajo/

 

Fuente de la información e imagen: https://rebelion.org

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Violencia y acoso, un problema estructural del capitalismo

Por: Eduardo Camín

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó una campaña para promover la ratificación del Convenio sobre la Violencia y el Acoso, que entra en vigor el próximo 25 de junio de 2021, dos años después de su adopción por la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT)

Hasta el momento, seis países han ratificado el Convenio sobre la violencia y el acoso, 2019 (número 190): Argentina, Ecuador, Fiji, Namibia, Somalia y Uruguay. Los países ratificantes están jurídicamente obligados a cumplir las disposiciones del Convenio un año después de la ratificación. Junto con la Recomendación número 206, el Convenio 190 reconoce el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso, y prevé un marco común para la acción.

La violencia y el acoso en el trabajo adoptan diversas formas y causan un daño físico, psicológico, sexual o económico. Tras la adopción del Convenio, la pandemia de COVID-19 ha puesto esta cuestión aún más de relieve, pues desde el inicio del brote en todos los países se han denunciado muchas formas de violencia y acoso relacionadas con el trabajo, en particular contra las mujeres y los grupos vulnerables.

Para conmemorar la entrada en vigor de este instrumento, la OIT pondrá en marcha una campaña mundial para promover su ratificación y aplicación. El objetivo de la campaña es explicar en términos sencillos qué es el Convenio, las cuestiones que abarcan y cómo procura poner coto a la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.

Guy Ryder, Director General de la OIT señaló al respecto: “Un futuro del trabajo mejor está exento de violencia y acoso”. Añadió que “el Convenio número 190 exhorta a todos los Estados Miembros de la OIT a erradicar del mundo del trabajo la violencia y el acoso en todas sus formas. Insto a los países a ratificar el Convenio y ayudar a construir, junto con los empleadores, los trabajadores y sus organizaciones, una vida laboral digna, segura y saludable para todas las personas”.

La Semana de Acción dio comienzo con un diálogo virtual de alto nivel. Entre los oradores estuvo el Director General de la OIT, Ministros de Trabajo de la Argentina y Madagascar, y representantes de la Organización Mundial de Empleadores (OIE), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Unión Interparlamentaria (UIP).

Después de la Semana de Acción, la OIT publicará una guía destinada a ayudar a los mandantes y otras partes interesadas a promover y aplicar el Convenio y la Recomendación. La guía abarca principios fundamentales y medidas que los países pueden adoptar a fin de prevenir, abordar y eliminar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, entre otras cosas, ejemplos de leyes, reglamentos y políticas nacionales.

El dialogo virtual “de alto nivel” una dicotomía entre los hechos y las palabras
El arte de narrar es tan antiguo como la humanidad; pasando de las leyendas populares a las normas de buena educación de los relatos históricos y las leyes. Tal vez sea porque la existencia de un pensamiento narrativo es un género de aptitud o predisposición que, en la experiencia cotidiana, no siempre concuerdan el plano de las acciones (el hecho) y el de las palabras que expresan nuestros sentimientos.

Teniendo en cuenta estas reflexiones, adquieren un valor especial los informes sobre algunos temas, que implican un conjunto de teorías intuitivas relacionadas con el funcionamiento de la humanidad.

Sin dudas, las masivas movilizaciones que en los últimos años han tenido lugar en una gran cantidad de países en contra de los feminicidios y de las múltiples violencias machistas son una muestra de que la legislación concreta sobre violencia machista, así como la actuación de la Justicia en estos casos, es insuficiente, cuando no tardía.

Eso no significa no acompañar el reclamo de justicia para víctimas de feminicidio o violencia, o la exigencia al Estado por derechos elementales para las mujeres. Pero visto lo visto, no habría que conformarse sólo con eso.

No se debe ignorar que en la relación entre el capitalismo y el patriarcado se puede ver en las leyes hechas por el Estado capitalista y sus instituciones que benefician la legitimación de las violencias machistas, como pueden ser las reformas laborales y los recortes en sanidad, educación y leyes de dependencia, que se suman a las ofensivas que defienden el papel de la mujer como ama de casa y cuidadora dentro del hogar.

Y todo esto –recortes y roles de género- también beneficia al capitalismo con el ahorro de las tareas domésticas y de cuidados, es decir, el trabajo de reproducción del trabajo, que llevan mayoritariamente las mujeres dentro de los hogares, y que es indispensable para el mantenimiento de la fuerza de trabajo de la que se nutre el capitalismo.
Los Estados y sus leyes consideran el feminicidio como un fenómeno aislado, con componentes de comportamientos individuales. Muchas veces se presenta a estos individuos como inadaptados o con algún tipo de patología individual, dejando de lado que el machismo es una cuestión estructural.

Por lo tanto, se debe considerar sin ambigüedades como expresiones de violencia machista el maltrato físico y psicológico, la violencia laboral ejercida hacia la mayoría de las mujeres (trabajadoras, jóvenes e inmigrantes), la sexual, el acoso callejero, o la presión estética, por ejemplo.

Sin embargo, ninguna de estas expresiones de violencia machista desaparecerá bajo la actual sociedad capitalista. En el ejemplo de la presión estética, a pesar de que haya mujeres que rompen con los cánones estéticos que brutalmente se les imponen desde pequeñas, no estará al alcance de todas hasta que se acabe con el empleo en el que no te contratan si no encajas con lo socialmente considerado atractivo.

Las leyes y la política capitalista tienen un claro objetivo: gestionar los intereses de la burguesía. Confiar en esta legislación como garantía de “protección” o “libertad”, en lo que respecta a la violencia machista, es poner el peso de la lucha en el mismo Estado que legisla según los intereses que tenga en ese momento, a favor o en contra de los derechos de la mayoría de las mujeres.

En el mejor de los casos, cuando el Estado capitalista hace ciertas concesiones en forma de leyes, el problema sigue existiendo porque continúa rigiendo un sistema capitalista, que tiene uno de sus pilares en la desigualdad. Por lo tanto, a pesar de la legislación, las concesiones no son accesibles a todas las mujeres.

 

En muchos países con legislaciones avanzadas se concedieron permisos de maternidad. No obstante, la realidad sigue siendo que miles de mujeres tienen que renunciar a sus trabajos para cuidar de sus hijos e hijas porque tienen unos trabajos precarios y sigue existiendo una profunda brecha salarial entre hombres y mujeres. Todo esto se profundiza con los recortes en sanidad, dependencia y educación, por los que miles de mujeres tuvieron que volver a sus casas a cubrir este trabajo no garantizado por el Estado, dejando sus empleos o cargándose con una doble jornada laboral interminable.

La perspectiva o enfoque de género es una categoría de análisis de los hechos e instituciones sociales que incide en el examen de las relaciones entre poder, sexo y género, sus distintas manifestaciones y los procesos a través de los cuales se originan, reproducen y se transforman.
Así pues, se incide en el análisis de las ideologías y las relaciones sociales inequitativas, el acceso o no a los recursos materiales y simbólicos de la sociedad o sus limitaciones y las jerarquías sociales en función al sexo-género de las personas.
De esta forma, el enfoque de género proporciona una manera de descubrir y decodificar los significados de las diversas y complejas formas de interrelación humana, las relaciones de poder y sus distintas manifestaciones construidas culturalmente en función a la diferencia sexual.
Los convenios vinculantes avalados por los Estados pueden servir -a condición de que se apliquen. Que no sean un simple ardid de tardes soleadas en la ciudad de Calvino en interminables asambleas so pretexto de los derechos (in)humanos.

 

El autor es periodista uruguayo acreditado en la ONU- Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).

Fuente e imagen:   www.alainet.org/
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Malasia: Abandoned By Family In A Pandemic

Abandoned By Family In A Pandemic

 

According to the International Labour Organization (ILO), the economic backlash of the COVID-19 pandemic wiped out some 81 million jobs in Asia-Pacific last year. Moreover, millions of other workers were also asked to reduce their work hours. In a report titled, “Asia-Pacific Employment and Social Outlook 2020,” working hours in the region decreased by an estimated 15.2 percent in the second quarter and by 10.7 percent in the third quarter of 2020, relative to pre-crisis levels.

Back in October, the World Bank estimated that between 88 and 115 million people worldwide would be pushed into extreme poverty in 2020. In a more recent forecast, the organisation now expects the COVID-19-induced new poor in 2020 to rise between 119 and 124 million.

The ASEAN Post has published a number of articles about the repercussions of COVID-19, poverty and unemployment. In a desperate bid to earn a quick buck during these difficult times, some have even resorted to selling their bodies, or borrowing money from loan sharks. Others have asked their children to take a leave of absence from school to join the harsh labour force.

Global media have also reported incidences of child marriages, as impoverished parents are unable to take care of their children.

Other than that, some experiencing immense financial difficulties have also taken another extreme step to alleviate their burden, that is, by abandoning those under their care.

employment in asia pacific

The Young

A few months ago, a heart-breaking story was picked up by Malaysian media which went viral across the country. Images of an abandoned baby boy, fast asleep inside a cardboard box were circulated on social media. A note was also attached to the baby, asking the public to take good care of the child.

“We apologise for not being able to care for Muhammad Arif due to financial constraints,” the note read. “We seek assistance from anyone who can care and look after him.” Baby diapers, talc and wet tissues were also found in the box, next to the infant. He was found in front of a local surau.

Malaysia is notorious for baby-dumping cases with a baby dumped every three to four days, as reported by local media. OrphanCare Foundation, a Malaysian non-profit organisation reported that 45 babies were rescued nationwide between March and December last year during the country’s partial lockdown.

This social problem is not exclusive to Malaysia, but is happening all over the world as well. In India where millions of children are left each year by their parents, the pandemic has led to this phenomenon of abandoning children to rise dramatically.

Give India, India’s largest charity group, said that “a large number of young and older children from marginalised sections of society have been collateral victims of the pandemic. This includes child labourers, abandoned children, those living in child care institutions (CCIs), orphanages, as well as street children. Many among these vulnerable children are malnourished which makes them highly susceptible to the virus.”

The group also added that while the number of abandoned children has increased during the pandemic, adoption activities were also disrupted due to COVID-19.

The Old

Unfortunately, it’s not just babies and children being abandoned during the health crisis, but the elderly too. Some would leave their older and ill parents in nursing homes, while some, would cruelly leave them in public areas, never to be seen again.

Back in March 2020, soldiers in Spain made a shocking discovery while disinfecting a nursing home – elderly people were abandoned and some were even dead in their beds. This came as Spain was experiencing its first wave of COVID-19 cases.

Unfortunately, abandonment of the elderly has also been reported in ASEAN member states.

In February alone, Malaysia highlighted two cases of abandoned senior citizens. Earlier this month, a man in his 60s was abandoned by his family members at a surau located in the outskirts in the country’s capital city of Kuala Lumpur. Local media reported that his family had brought him to the surau for a congregational prayer only as a ploy to drive him out of the house.

In a separate incident reported days after, an elderly Malaysian woman in a wheelchair was found alone by the road with diapers and a bag of clothes. Officials said that “efforts to contact her family were made but we did not get them to cooperate when not a single family member was willing to take her home and gave many excuses.”

The woman also has an amputated leg, as well as bad memory. Despite it all, the woman still wished the best for her child.

In the Philippines, the number of abandoned elderly people has been increasing every year.

“Imagine being abandoned by your own daughter. That’s very painful. I have many relatives but no one is willing to take care of me,” 73-year-old Timoteo told local media. He is currently under the care of the House of the Lord, a foster home for abandoned elderly in Talisay City.

“When my daughter was a baby, I made sure not one fly would touch her. I don’t know why she has become this way,” he added.

Fr. Rowell Gumalay, head of the House of the Lord, said that some families find it a burden to care for the elderly. Timoteo’s story was reported back in March 2020. Perhaps in recent months, as things get tougher due to the pandemic, more senior citizens will face similar experiences as their children can no longer afford to take care of them.

 

Fuente de la Información: https://theaseanpost.com/article/abandoned-family-pandemicn

 

 

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El trabajo infantil en América Latina «tiene rostro de mujer y niña»

Redacción: DW

La Organización Internacional del Trabajo estima que unos seis millones de niños y niñas sufren explotación laboral en América Latina. La pandemia de la COVID-19 empeorará esta situación, advierte experto.

Los países que aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, una iniciativa impulsada por Naciones Unidas, se comprometieron, entre otras cosas, a erradicar el trabajo infantil hasta el año 2025.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo infantil como todo tipo de actividad laboral que «priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico». En sus formas más extremas, «los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades».

Según el último índice de Esclavitud Global, publicado en 2018, al menos 40,3 millones de personas en el mundo viven y trabajan en condiciones de esclavitud. Esta lacra moderna es un gran negocio, solo por detrás del contrabando de armas y el narcotráfico.

La OIT estima que unos 6 millones de menores de edad sufren explotación laboral en América Latina, desempeñándose en trabajos peligrosos. En total, alrededor de 10,5 millones se encuentran en situación de trabajo infantil, es decir, el 7,3 por ciento de la población regional de 5 a 17 años. La esclavitud infantil se da sobre todo en el sector agrícola. Sin embargo, no solo es un problema rural. La minería, los basureros, el trabajo doméstico, la cohetería y la pesca son otros sectores de alto riesgo para los niños y las niñas.

Entre las peores formas de trabajo infantil figuran la explotación sexual comercial, la trata de niños y niñas con fines de explotación laboral y la utilización de niños y niñas en conflictos armados y el tráfico de drogas.

Un fenómeno aceptado

En muchas familias latinoamericanas, el trabajo infantil se acepta como un ingreso adicional. Sobre todo en las comunidades que dependen de la agricultura, muchas veces es visto como una tradición. «Algunas actividades pueden ser consideradas parte de la formación y socialización de sus integrantes, lo que relativiza los riesgos y peligros que pueden entrañar para el desarrollo y la seguridad de niños, niñas y adolescentes», se lee en la página online del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC, por sus siglas en inglés), de la OIT.

Luis Fernando Figueroa, consultor en proyectos de cooperación con temática infantil y juvenil, del Centro San Isidro, en Santa Cruz, Bolivia, pone como ejemplo de explotación laboral forzosa la cosecha de caña de azúcar en América Latina. Muchas familias bolivianas van a la cosecha en Argentina o Chile. Asimismo, en las minas de la región, los menores de edad trabajan más de ocho horas bajo condiciones extremas.

Bolivia: trabajo infantil legal

El consultor también hace hincapié en la creciente migración campo-ciudad. «Cuando migran, los jóvenes venden su fuerza laboral a las peores condiciones».

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Brasil, México y Perú son los países latinoamericanos done el trabajo infantil es más frecuente en números absolutos; en términos porcentuales, los países con mayor prevalencia de trabajo infantil son Bolivia (26,4 por ciento), Paraguay (22,4 por ciento) y Perú (21,8 por ciento).

El coronavirus arrastrará América Latina

De cara a la pandemia del nuevo coronavirus, Fernando Figueroa teme que la crisis se vaya a acrecentar. Las economías latinoamericanas están paralizadas para prevenir la propagación de la COVID-19. «Las economías son débiles, hay una debilidad institucional en cuanto a la generación de políticas para promover y fortalecer la capacidad productiva de los países. Como consecuencia, muchas más personas de temprana edad saldrán a trabajar», dice a DW.

«Ese trabajo infantil también tiene un rostro de mujer y de niña, es el 70 por ciento de población que va a estar en peores condiciones de trabajo. Muchos países están solicitando préstamos para hacer frente a las consecuencias económicas de la pandemia, pero la creciente informalidad va a ser otro sector que va a impulsar que los niños salgan a trabajar». Fernando Figueroa advierte que, si los Gobiernos no toman las medidas correctas, la pandemia va a diezmar la «fuerza laboral de jóvenes que pueden aportar de manera digna, instruida, con capacidad y formación a la economía de los países».

Si bien el experto señala que ha habido avances graduales en la  reducción de trabajo infantil en América Latina, teme que, con la pandemia del coronavirus, las metas de Naciones Unidas al respecto se vuelvan una «utopía». (few)

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5 recursos didácticos para luchar contra la explotación infantil

Por: Laura Román

Conocer la vida de activistas referentes en la lucha contra la explotación infantil, visionar cortometrajes sobre esta temática o lecturas de libros pueden ayudar a introducir la problemática social del trabajo infantil en las aulas. A pesar de que ahora se celebra el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, es una cuestión que puede ser debatida en clase en cualquier momento

El 16 de abril de 1995, y con tan solo 13 años de edad, el pakistaní Iqbal Masih fue asesinado por la mafia que controlaba la fábrica de alfombras en la que trabajaba desde los cuatro años de edad. ¿Cuál fue la razón? Su lucha por denunciar las duras condiciones laborales en las que se encontraban sus compañeros, niños como él.

Por eso, esta fecha fue elegida para conmemorar el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil. La historia de Masih, y la de otros muchos personajes reales o ficticios, puede ayudar a introducir esta problemática social en las aulas, fomentar el pensamiento crítico del alumnado y el debate en grupo.

A continuación, proponemos cinco recursos para que los estudiantes descubran más sobre este día y por qué es importante para los derechos de todos los niños.

1Un libro: ‘La historia de Iqbal’

La protagonista de este relato es Fátima, una chica que trabaja de sol a sol en una fábrica de alfombras, sin descansos ni apenas comida. Es ella la que cuenta la historia de Iqbal Massih, un joven del que se hace amigo y que comienza a trabajar en el mismo sitio. Aunque realiza su trabajo a la perfección, Masih lucha para acabar con la explotación y las condiciones en las que realiza su trabajo.

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2Un referente: Kailash Satyarthi

Este activista trabaja desde la década de los 90 contra el trabajo infantil a través de  una organización, Bachpan Bachao Andolan, que ayuda a los niños a escapar de las formas denigrantes de trabajo infantil que se producen en el mundo. En el año 2014 consiguió  el Premio Nobel de la Paz, que compartió con la también activista Malala Yousafzai.

3Un corto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

En este vídeo se muestra cómo afecta a los niños los conflictos bélicos o las catástrofes naturales y de qué forma tienen que sobrevivir. Muestra las situaciones reales de menores refugiados procedentes de Siria que se encuentran en el Líbano y cómo reciben distintas ayudas para mejorar su vida. Para ello, explica los distintos centros educativos que se han creado para ellos, cómo han participado las organizaciones internacionales y distintas ONG y cómo se consigue proporcionar un trabajo digno para sus familias.

4Una web: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo

Dispone de numerosas herramientas para tratar el tema de la explotación y pobreza infantil en el mundo. Entre ellas destaca el apartado Historias de Cooperación, donde se cuenta de qué forma ayuda la Agencia Española para sacar de la exclusión social a niños y jóvenes en el mundo, dándoles un futuro en los que la educación es la pieza clave. También sobresalen las alianzas españolas con otras zonas, como en América Latina, para acabar con el trabajo infantil antes de 2025.

5Una película: Slumdog Millionaire

Consiguió ocho premios Oscar en el año 2008 y cuenta la historia de Jamal Malik, un adolescente que vive en los suburbios de Bombay y que consigue participar en el programa de televisión ‘¿Quién quiere ser millonario?’. Cuando está a punto de alcanzar el premio final, la policía lo detiene acusado de hacer trampas. En esta película se trata, a través del protagonista, la pobreza en India además de las condiciones laborales de muchos niños que viven en esta parte del mundo.

Fuente de la reseña:  https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/luchar-contra-esclavitud-infantil/103838.html

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12 de junio: Día mundial contra el trabajo infantil

Redacción: AIM Digital

En 2019, la Organización Internacional del Trabajo celebra 100 años promoviendo la justicia social y el trabajo decente. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. El trabajo infantil existe en casi todos los sectores, sin embargo, 7 de cada 10 niños trabajan en el sector de la agricultura.

Este año, el Día mundial contra el trabajo infantil examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. También miraremos con interés hacia la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la cual fue establecida por la comunidad internacional e insta a adoptar medidas inmediatas y eficaces para eliminar el trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025.

 

 

Protejamos a los niños del trabajo infantil

Unos 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el “Día mundial contra el trabajo infantil” en 2002 para concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad. El 12 de junio de cada año tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil.

En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluían un renovado compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, la Meta 8.7, hace un llamamiento a la comunidad internacional para “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.

Los niños deberían trabajar en sus sueños, no en el campo

Los niños no deberían trabajar en el campo, sino en sus sueños. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. Aunque esto ocurre en todos los sectores, 7 de cada 10 niños en situación de trabajo infantil pertenecen al sector de la agricultura.

Este 2019, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra 100 años promoviendo la justicia social y promoviendo el trabajo decente. La celebración de este día examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. Desde su fundación en 1919, la protección de los niños se ha inscrito en la Constitución de la OIT (Preámbulo). Uno de los primeros convenios adoptados por la OIT se refería a la edad mínima en la industria (Convenio núm. 5, 1919).

Asimismo, este año miraremos con especial interés hacia la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para eliminar el trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025. Para fomentar la Alianza 8.7 Disponible en inglés, que tiene como objetivo catalizar la acción para lograr dicha meta, solicitamos que se tomen dichas medidas para llevar a cabo los últimos desafíos, de modo que la comunidad mundial pueda avanzar firmemente hacia la eliminación del trabajo infantil. Un informe de la OIT Disponible en ingléspublicado recientemente allana el camino para los enfoques y respuestas en materia de políticas.

Este 2019 es, además, el vigésimo aniversario de la adopción del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, 1999 (núm. 182). Con la pequeña ausencia de algunos países que aún no lo han revalidado, este Convenio está cerca de la ratificación universal. En este Día, pedimos la plena ratificación y aplicación de este convenio y del Convenio de la OIT sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138); así como la del Protocolo de 2014 del Convenio sobre el trabajo forzoso, que protege tanto a los adultos como a los niños.

¿Qué se entiende por trabajo infantil?

El trabajo infantil pone en riesgo a los menores y viola tanto el derecho internacional como las legislaciones nacionales. Priva a los niños de su educación o les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela. El trabajo infantil, que debe ser eliminado, es un subconjunto de actividades laborales llevadas a cabo por menores de edad e incluye:

Las «incuestionablemente» peores formas de trabajo infantil, tales como la esclavitud, o prácticas similares, y el uso de niños en la prostitución u otras actividades ilegales.

El trabajo hecho por los niños menores de la edad legal para ese tipo de tareas, tal y como se establece en las legislaciones nacionales de acuerdo con los estándares internacionales.

En la actualidad, cerca de 168 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo. Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad de estos niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud, y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.

El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), guiado por los principios consagrados en el Convenio núm 138 sobre la edad mínima y el Convenio núm 182 sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, trabaja para alcanzar la abolición efectiva del trabajo infantil.

Estándares laborales

Uno de los principales objetivos que se fijaron para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cuando se fundó en 1919 fue la abolición del trabajo infantil. Desde una perspectiva histórica, el principal instrumento de la OIT para alcanzar el objetivo de la abolición efectiva del trabajo infantil ha sido la adopción y la supervisión de los estándares laborales en los que se aborda el concepto de edad mínima de admisión al empleo o al trabajo. Además, desde 1919, el principio de que las normas relativas a la edad mínima deberían ir asociadas a la escolarización ha formado parte de la tradición normativa de la OIT en esa esfera. En él Convenio núm. 138 se establece que la edad mínima de admisión al empleo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar.

La adopción por la OIT diez años después del Convenio núm. 182 consolidó el consenso que existía a escala mundial en torno a la eliminación del trabajo infantil. Este instrumento estableció los objetivos más concretos que tanto se necesitaban, sin abandonar el objetivo general expresado en el Convenio núm. 138 de la abolición efectiva del trabajo infantil. Además, el concepto de las peores formas contribuye a fijar prioridades y puede servir como punto de partida para abordar el problema principal del trabajo infantil. El concepto también ayuda a prestar atención a los efectos del trabajo en los niños y al tipo de trabajo que realizan.

El trabajo infantil, prohibido en el derecho internacional, queda comprendido en tres categorías, a saber:

Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.

Un trabajo realizado por un niño que no alcanza la edad mínima especificada para ese tipo de trabajo (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño.

Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina «trabajo peligroso»

Datos y cifras

En todo el mundo, 218 millones de niños de entre 5 y 17 años están ocupados en la producción económica. Entre ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil; casi la mitad, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso.

En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.

En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.

En términos de prevalencia, 1 de cada 5 niños de África (19,6 por ciento) están en situación de trabajo infantil, mientras que en otras regiones la prevalencia oscila entre el 3 por ciento y 7 por ciento: 2,9 por ciento en los Estados Árabes (1 de cada 35 niños); 4,1 por ciento en Europa y Asia Central (1 de cada 25); 5,3 por ciento en las Américas (1 de cada 19); y 7,4 por ciento en la región de Asia y el Pacífico (1 de cada 14).

Casi la mitad de los 152 millones de niños víctimas del trabajo infantil tienen entre 5 y 11 años; 42 millones (28 por ciento) tienen entre 12 y 14 años; y 37 millones (24 por ciento), entre 15 y 17 años.

La prevalencia del trabajo infantil peligroso es mayor en los niños de entre 15 y 17 años. Con todo, una cuarta parte de los niños ocupados en el trabajo infantil peligroso (19 millones) son menores de 12 años.

De los 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, 88 millones son varones y 64 millones son niñas.

Los niños varones representan el 58 por ciento del total de ambos sexos en situación de trabajo infantil, y el 62 por ciento del total de ambos sexos que realizan trabajo peligroso. Se observa que los niños corren más riesgos que las niñas de verse involucrados en el trabajo infantil, pero esta apreciación puede deberse a que el trabajo de las niñas no siempre se declara, especialmente en el caso del trabajo infantil doméstico.

El trabajo infantil se concentra en primer lugar en la agricultura (71 por ciento), que incluye la pesca, la silvicultura, la ganadería y la acuicultura, y comprende tanto la agricultura de subsistencia como la comercial; el 17 por ciento de los niños en situación de trabajo infantil trabaja en el sector de servicios; y el 12 por ciento en el sector industrial, en particular la minería.

Fuente: Estimación mundial sobre el trabajo infantil: Resultados y tendencias, 2012-2016, Ginebra, septiembre de 2017.

Fuente: http://www.aimdigital.com.ar/12-de-junio-dia-mundial-contra-el-trabajo-infantil/

 

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Efemérides: 12 de junio: Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, ¿cuál es el origen y objetivo de esta fecha?

Europa/España/12.06.18/Fuente:www.notimerica.com

Son 12,5 millones de niños latinoamericanos –168 millones en todo el mundo– los que se levantan cada mañana para ir a trabajar, abandonando su infancia y sus estudios y su tiempo para crecer. Ellos son niños adultos, un concepto que se debe erradicar de nuestra sociedad. Es por ello que cada 12 de junio se celebra el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. ¿Cuándo, cómo y por qué se eligió esta fecha?, ¿qué objetivo principal se plantea?

Sus vidas pasan, con demasiada frecuencia, desapercibidas para las autoridades. Por ello, en 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), declaró el 12 de junio como el Día Internacional Contra el Trabajo Infantil con el claro propósito de arrojar un poco de luz a esta problemática, concienciar a la sociedad y promover iniciativas para resolver una triste realidad. TEMÁTICA    Cada año se elige un tema sobre el que versarán todas las actividades desarrolladas en este día.

TEMÁTICA

Cada año se elige un tema sobre el que versarán todas las actividades desarrolladas en este día. Este año el lema es ‘Generación segura y saludable’.

Con este día se quiere conseguir una implicación por parte de la población a nivel mundial así como de las autoridades competentes de cada país, con el objetivo de que los niños vivan su inocencia e infancia y no sean víctimas del trabajo infantil.

DATOS EN IBEROAMÉRICA

Respecto a Iberoamérica, en 2014 se creó la Iniciativa Regional de América Latina y el Caribe libre del Trabajo Infantil, una plataforma de cooperación intergubernamental integrada por 27 países y que tiene como objetivo acelerar la reducción del trabajo infantil en toda la región.

trabajo infantil 1

Afortunadamente, la eliminación del trabajo infantil en la región va por buen camino y según los datos de la OIT, ocho países han logrado resultados significativos en la lucha contra esta práctica y el trabajo infantil en América Latina y el Caribe se redujo a la mitad en los últimos ocho años.    Estos lugares son Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Paraguay y Perú. Sin embargo, existen todavía desafíos como la vinculación de niños, niñas y adolescentes a actividades ilícitas, prohibición y reconversión del trabajo peligroso.

La OIT anunció recientemente que el país con la tasa más alta de trabajo infantil es Perú, que aunque sus datos han mejorado con respecto a hace 8 años, todavía hay un 21,8% de niños y adolescentes que trabajan, recoge ‘Perú 21’. Según el ranking del Departamento de Trabajo de Estados Unidos sobre las peores formas de trabajo infantil en el mundo, los tres países de Sudamérica con la tasa más alta son Perú, Bolivia con 20,2 pro ciento y Paraguay con 10,4 por ciento. Por el contrario, los países con tasas más bajas son Chile con 3,5 por ciento y Brasil con 2,9 por ciento.

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El problema en la erradicación de este fenómeno, al igual que otras formas de trabajo infantil, es que está socialmente aceptado. Por ello, desde el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), advierten de que no solo es necesario el apoyo de las instituciones –ausentes en muchas ocasiones–, sino también de la población, testigo o partícipe de esta lacra.    Como bien se dice popularmente, «el trabajo no es cosa de niños», hagamos cumplir este lema entre todos y que los niños de nuestro planeta tengan tiempo de crecer.

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Fuente de la reseña: http://www.notimerica.com/sociedad/noticia-12-junio-dia-mundial-contra-trabajo-infantil-cual-origen-objetivo-fecha-20180612005933.html

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