Morir de hambre en la posmodernidad

Algo de lo que se respira en el aire de estos tiempos: el sentimiento de que no está en nuestras manos la deriva del mundo. Cuando haya terminado de leer estas líneas, al menos diez personas en el mundo habrán muerto de hambre, y en una semana, posiblemente, lo haya olvidado.

Un estudio hecho en 2019 por Schema, Axiols y Google Trends, descubrió que incluso la noticia más impactante tiene una vida media de tan solo siete días. Cuando haya terminado de leer estas líneas, al menos 10 personas en el mundo habrán muerto de hambre, y en una semana, posiblemente, lo haya olvidado.

Cada 4,25 segundos, según el cálculo de 238 organizaciones humanitarias en 2022, alguien pierde la vida por falta de alimentos. En el nuevo siglo -el de mayor desarrollo tecnológico de la historia- aún no hemos dado con la tecla para evitar que millones de seres humanos se vayan a la cama con el estómago vacío. Unos 839 millones de personas no pudieron alimentarse dignamente el año pasado, y son 10,7 millones más que en 2021, según las previsiones de la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Cada vez estamos más lejos de un mundo sin hambre”, afirmaba el economista jefe de la organización.

Los efectos venenosos de las sequías y las inundaciones, las restricciones a las exportaciones, los altos niveles de deuda de los países más pobres, el aumento en las tasas de interés, los costes energéticos y los conflictos bélicos presentes en el mundo, han acelerado el hambre en el mundo. El escenario ya era desolador antes del estallido de la pandemia del Covid. En 2019, había más de 618 millones de personas que pasaban hambre. Pero con la llegada del coronavirus la cifra se disparó entre los 702 y 828 millones, según la FAO. Hoy el panorama empeora si se considera aquellos que viven con la incertidumbre de conseguir alimentos o que no pueden permitirse una dieta saludable, es decir, que están en inseguridad alimentaria. En esta condición viven más de 2.300 millones de personas: una de cada cuatro en el mundo. De ellos, unos 205 millones se enfrentan a una situación de alta gravedad, con pocos alimentos y medios, por lo que su vida corre peligro, según el Banco Mundial.

Los problemas medioambientales, sociales, políticos y económicos se abren paso dejando su impronta en los precios de los alimentos, que acumulan una serie de máximos históricos, y una estela de gente con cada vez más dificultades para acceder a la comida. Según la FAO, más del 40% de la ingesta calórica mundial procede de solo tres cultivos (trigo, maíz y arroz), que se producen en unos pocos países y que dominan cada paso de la cadena de valor. La desigualdad es tan grande que solo cinco países tienen más de dos tercios de las exportaciones mundiales de trigo y carne de res.

La FAO ha contabilizado unos 62 países que ante todos estos factores no solo están comprando menos alimentos, sino pagándolos más caros. No solo compran menos cantidades, también se centran en lo más básico. Mientras que los países de renta alta siguen adquiriendo toda la gama de productos, el gasto de las regiones en desarrollo se concentra cada vez más en la importación de alimentos. La situación se agrava aún más con los altos tipos de interés por parte de las principales economías del mundo (con lo que buscan paliar la inflación), pues las monedas de las naciones menos favorecidas económicamente pierden fuerza frente al dólar estadounidense. La participación de esta última divisa es relevante en el comercio mundial: 4 de cada 10 productos exportados se hace con el billete verde. Dicha proporción no ha cambiado en los últimos 20 años, según el Fondo Monetario Internacional. Para muchos de estos países el debilitamiento de sus monedas con relación al dólar es su verdadero dolor de cabeza. Para aquellos con elevada deuda comprometida en divisas, la situación es más que desafiante, pues la mitad de todos los préstamos transfronterizos y títulos internacionales están denominados en dólares estadounidenses. Así que muchos países tienen poco margen para pedir un préstamo, ante sus elevados compromisos financieros. Si no tienes capacidad de endeudarte, no tienes capacidad de compra de alimentos. Somalia es el mejor ejemplo. Según las estimaciones de Oxfam, más de 300.000 personas están al borde de la hambruna.

Este mundo que denota una tremenda carencia de humanidad sostenido sobre una ideología hiperliberal posmoderna, que se caracteriza por su oposición al racionalismo y un culto predominante por el individualismo y la falta de compromiso social, funciona como una lógica justificativa de un tipo de capitalismo hoy en quiebra. Una ideología dominante que se presenta como totalizadora, con capacidad para penetrar todos los ámbitos de la vida social.

Algo que tiene que ver con lo que se respira en el aire: el sentimiento de que no está en nuestras manos la deriva del mundo, que otros deciden por nosotros si el infierno aumenta o se reduce.

España, Logroño, 11 de noviembre de 2024.

* Periodista. Colaborador de Página 12, “Las Mañanas” de Víctor Hugo Morales. Ex Jugador de Vélez Sarsfield, clubs de España, y Campeón Mundial Juvenil Tokio 1979.

Fuente de la información e imagen:  https://lateclaenerevista.com

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La ONU condena los últimos ataques contra personal humanitario en República Centroafricana

Fuente: europapress

La coordinadora humanitaria de la ONU en República Centroafricana, Denise Brown, ha condenado «enérgicamente» este miércoles los últimos ataques contra personal humanitario en ese país africano, ocurridos los días 7 y 9 de abril.

«En los últimos ataques, seis cooperantes y un trabajador del distrito sanitario resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, mientras realizaban una misión en el sur del país», ha alertado el portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric.

Así, ha explicado que estos ataques obligaron a una de las organizaciones afectadas a «suspender sus clínicas móviles y sus actividades para mejorar el acceso al agua potable de 11.000 personas en zonas remotas de la prefectura de Basse-Kotto».

«Desde principios de año se han registrado 43 incidentes de seguridad que afectan a las organizaciones humanitarias, en los que han resultado heridos once cooperantes», ha subrayado Dujarric.

Dujarric ha precisado que estos incidentes de seguridad dificultan la entrega de ayuda humanitaria, de la que depende más de la mitad de la población. «El año pasado se registró al menos un incidente de seguridad diario que afectó a los trabajadores humanitarios» en este país, ha zanjado.

Fuente de la información e imagen: https://www.europapress.es/internacional/noticia-onu-condena-ultimos-ataques-contra-personal-humanitario-republica-centroafricana-20220421063634.html

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Investigadores diseñan una herramienta para medir la resiliencia de los refugiados sirios adolescentes

Por: La Vanguardia

  • Investigadores de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, junto con socios de universidades de Canadá, Jordania y Reino Unido, han desarrollado una herramienta breve y fiable para medir la resiliencia en niños y adolescentes que han sido desplazados por el conflicto en Siria. Más de cinco millones de personas han sido forzadas a huir del conflicto de seis años en Siria y más de 650.000 sirios están ahora reconstruyendo sus vidas en la vecina Jordania.

El restablecimiento de la resistencia en las personas afectadas por la guerra es una prioridad para los trabajadores humanitarios, pero no hay una medida establecida que pueda ayudar a evaluar las fortalezas que los jóvenes de Oriente Próximo tienen en la adversidad, lo cual dificulta la evaluación de la naturaleza de la resiliencia y el seguimiento de los cambios en el tiempo.

Los investigadores, en colaboración con organizaciones humanitarias que trabajan en la frontera sirio-jordana, han diseñado y probado una herramienta culturalmente relevante en inglés y árabe, cuyos resultados se detallan en un artículo publicado este jueves en ‘Child Development’.

«Las organizaciones humanitarias se esfuerzan por aliviar el sufrimiento y también nutren la resiliencia de los refugiados, su capacidad para superar la adversidad –explica la principal autora del estudio, Catherine Panter-Brick, profesora de Antropología y Asuntos Mundiales de la Universidad de Yale–. Si sólo te concentras en lo negativo –el trauma de la gente– entonces te falta la imagen completa. Hemos desarrollado una herramienta para medir con precisión la resiliencia en los jóvenes que hablan árabe. Esta encuesta ayudará a los investigadores y proveedores de servicios a diseñar intervenciones eficaces que refuercen las fortalezas de las personas».

La herramienta es útil para medir rápidamente la resiliencia en las comunidades de refugiados y de acogida. Identifica fortalezas a nivel individual, familiar y cultural, incluyendo así fuentes individuales, interpersonales y colectivas de resiliencia. Pide a los encuestados que califiquen 12 declaraciones, incluyendo «tengo oportunidades de desarrollarme y mejorar para el futuro», «mi familia está a mi lado en tiempos difíciles» y «la educación es importante para mí», en una escala de cinco puntos desde «en absoluto» a «mucho».

En consulta con grupos de jóvenes refugiados sirios y anfitriones jordanos, el equipo de investigación examinó primero la comprensión local de la resiliencia. Luego, adaptaron y tradujeron una herramienta que se ha utilizado con éxito en otras culturas con poblaciones vulnerables –la Medida de Resiliencia del Niño y la Juventud– para hacerla contextualmente relevante para su uso en comunidades de refugiados de habla árabe.

MENOS ESTRÉS A MAYORES NIVELES DE RESILIENCIA

Para probar la herramienta, los investigadores entrevistaron a 603 niños y niñas de 11 a 18 años de edad, incluidos refugiados y no refugiados, que vivían en cinco ciudades cerca de la frontera sirio-jordana. Como era de esperar, encontraron que los niveles más altos de resiliencia se asociaron con menos estrés y menos problemas de salud mental, además de diferencias interesantes en las fuentes de resiliencia dentro de las poblaciones encuestadas.

Los niños y las niñas pusieron un énfasis diferente en la importancia del apoyo familiar, la participación en actividades religiosas y la educación como puerta de entrada al «futuro». Y mientras que los jordanos identificaron modelos de roles como importantes para la resiliencia, los jóvenes refugiados sirios sacaron fuerzas de superar sus experiencias traumáticas, sintiéndose reestablecidos, manteniendo la ambición y creyendo que la educación formal era todavía importante.

Para todos estos jóvenes, la confianza en los lazos familiares fue primordial, más que las relaciones con los compañeros, señalaron los investigadores. «Esta nueva herramienta mide un aspecto importante del bienestar, que examina la fuerza positiva, más que la vulnerabilidad y las dificultades –afirma la coautora Rana Dajani, líder del equipo, en la Universidad Hachemita, en Jordania–. Ayudará a las organizaciones humanitarias a evaluar sus programas para los jóvenes y sus familias».

Fuente: http://www.lavanguardia.com/vida/20170615/423417912094/investigadores-disenan-una-herramienta-para-medir-la-resiliencia-de-los-refugiados-sirios-adolescentes.html

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Diez claves para entender la situación de los refugiados en Grecia

Asia/Siria/Europa/Grecia/06 de septiembre de 2016/Fuente: publico

Tras el «acuerdo de la vergüenza» entre la UE y Turquía, la llegada de migrantes a las costas de las islas del Egeo, fundamentalmente a Lesbos, no ha dejado de producirse, a pesar de que desde hace meses se haya silenciado.

MITILENE.- Desde 2015, más de un millón de personas que huyen de la guerra ─fundamentalmente de Siria─ han pasado por Grecia. El 20 de marzo, la Unión Europea y Turquía firmaron un acuerdo con la intención de frenar ese flujo de refugiados y las fronteras de Europa se cerraron. En la actualidad, se calcula que entre 40.000 y 70.000 personas están atrapadas en Grecia.

Las 10.000 personas que se encontraban en el campo de Idomeni, en la frontera con Macedonia, fueron realojadas a partir del 24 de mayo en los alrededores de Tesalónica, al norte del país. También siguen llegando refugiados a las costas de las islas del Egeo, fundamentalmente a Lesbos, aunque desde hace meses se haya silenciado. Este es un decálogo para comprender la situación actual tras un recorrido por los campos de Lagadikia, Oreokastro, Sindos y Veria, ubicados en el norte peninsular, y de Moria y Kara-Tepé en Mitilene, la capital de Lesbos:

Entre 40.000 y 70.000 personas están atrapadas en Grecia. - TOMÁS PARRA

Pintada en la entrada al campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

1. El acuerdo alcanzado el pasado 20 de marzo entre la Unión Europea y Turquía es conocido como “Acuerdo de la vergüenza”. El mismo supone la devolución a Turquía de todos los inmigrantes irregulares y refugiados que lleguen a las islas del Egeo a partir de esa fecha. A cambio se estudia, con más mimo que nunca, la adhesión de Turquía a la UE y se negocia que los ciudadanos turcos pueden acceder sin visado al territorio Schengen, aunque por el momento este aspecto está paralizado y Turquía exige su cumplimiento.

El pacto se selló bajo la excusa de que se podía considerar al país euroasiático como un lugar seguro y, por tanto, capaz de albergar allí a los refugiados que huyen de la guerra y tratan de acceder a Europa a través de la costa griega. El golpe de Estado de principios de julio, los recientes atentados que han sacudido al país, así como la sombra de la restauración de la pena de muerte en Turquía demuestran que no lo es y que está lejos de cumplir los estándares de “país seguro” que recoge la Convención de Ginebra, firmada por los mismos Veintiocho que hoy abandonan el espíritu integrador con el que un día se fundó la Unión Europea.

Las llegadas por la ruta Turquía-Lesbos no han dejado de producirse. - TOMÁS PARRA

Puerta de acceso a Moria, antiguo campo de refugiados convertido desde marzo en un centro de detención, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

2. El flujo de llegadas no se ha detenido. Aunque es considerablemente menor, las llegadas por la ruta Turquía-Lesbos no han dejado de producirse. Antes del 20 de marzo, cada día llegaban a la costa griega una media de 1.740 migrantes. Tras el pacto, la media estaba en 47, aunque en las últimas semanas la cifra ha aumentado a 100 y se prevé que los acontecimientos en Turquía puedan reactivar esta ruta. La consecuencia del acuerdo no es el cerrojo al tránsito en el mar, sino la reactivación de vías más peligrosas, como la que va de Libia a Lampedusa (Italia). Las organizaciones humanitarias han alertado en más de una ocasión de que en esa ruta hay una presencia mucho mayor del Estado Islámico y que la práctica totalidad de las mujeres que acceden a Europa por esa vía han sufrido agresiones sexuales. En lo que va de año, más de 160.000 personas han accedido a Europa y cerca de 4.000 han perdido la vida en el mar. Entre ellos centenares de niños.

Interior del campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Interior del campo de Oreokastro, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

3. Objetivamente, la situación de los campos de refugiados que abarrotan el país es menos dramática de lo que cabría imaginar. Aunque sobreviven en naves industriales o descampados alejados de cualquier lugar transitable y hacinados en tiendas de campaña provistas con lo mínimo e imprescindible, allí se les garantizan tres comidas al día, ropa, agua, luz y una sensación de semi-seguridad. Estas medidas podrían aceptarse como temporales, muy temporales, pero todas las autoridades hablan de que es posible que los procedimientos de solicitud de asilo (para quienes estaban en Grecia antes de la firma del acuerdo) se demoren hasta dos años.

Si estos lugares se convierten en asentamientos a largo plazo, urge mejorar las condiciones de falta de privacidad, de una dieta nada variada, de ausencia de actividades que permitan su desarrollo personal y profesional. Del mismo modo, debería exigirse con más ahínco que se informe a los solicitantes de asilo de los plazos que se barajan. Pese a la decepción inicial al saber que sus próximos dos años los pasarán ahí, podrían organizarse y volver a sentirse productivos, superando así el trauma que supone una rutina desde hace seis, ocho o diez meses que consiste en despertarse, comer, esperar que pasen las horas y dormir.

Mujeres cocinando en el campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Mujeres cocinando en el campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

4. Las mujeres son las más perjudicadas por la situación en estos campos. El miedo a salir al baño (siempre situado fuera de la nave) durante la noche las obliga a dormir con pañales. No importa que tengan 20, 40 ó 60 años, su dignidad ya se ha perdido. Se turnan para hacer guardias nocturnas y vigilar las tiendas en las que viven mujeres para evitar que se produzcan violaciones. A las embarazadas, además, se les debería proporcionar una dieta infinitamente más variada.

Los refugiados parodian la visita "express" de periodistas en Idomeni. – HASAN TOPAL

Los refugiados parodian la visita «express» de periodistas en Idomeni. – HASAN TOPAL

5. El acceso a los campos para los periodistas, pese a las referencias que se leen en prensa, no es complicado. La burocracia es lenta y se requiere un permiso específico del Ministerio del Interior para acceder a todos aquellos campos que gestionan los militares y otro de la Alcaldía pertinente para acceder a los que se encuentran bajo control municipal. Una vez obtenido el permiso, las propias autoridades que custodian el acceso facilitan todo lo necesario, desde la entrada hasta información y cifras. Se permite hacer entrevistas y fotografiar las instalaciones. Los militares, pero fundamentalmente los refugiados,critican la labor de todos los periodistas que “llegan a un campo, se les deniega el acceso al no haber solicitado el permiso, recopilan dos testimonios dramáticos, dos fotografías chocantes y se vuelven con un titular a sus vidas acomodadas”, en sus propias palabras.

Una niña dibuja en una pared del campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Una niña dibuja en una pared del campo de Sindos, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

6. El Gobierno griego, pese a los fallos y a la infinidad de aspectos cuestionables, es el único de los países de la Unión que se ha comprometido a hacer algo cuando Hungría, Austria o Macedonia han cerrado su frontera a cal y canto y cuando el resto de países han acogido con cuentagotas a perfiles de refugiados muy concretos. Del más de un millón de personas que han pasado por Grecia desde 2015, sólo se ha reubicado a 3.000 y se estima que en la actualidad hay 66.400 refugiados repartidos en más de sesenta campos de todo el país. La limosna que recibe de la UE para gestionar todos esos campos (unos seis millones de euros) es absolutamente insuficiente. Más, si se compara con los 6.000 millones que va a recibir Turquía en dos fases por colocar a sus gendarmes como muro de contención y por violar sistemáticamente los derechos de los 2,7 millones de personas que huyen del horror y que se estima que se encuentran en el país. Por el contrario Grecia, incluso, se ha comprometido a incluir en su sistema educativo a todos los niños y adolescentes a partir de este septiembre.

Un vigilante griego reparte comida entre los refugiados de Kara-Tepé, en la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Un vigilante griego reparte comida entre los refugiados de Kara-Tepé, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

7. El pueblo griego, sin duda, es quien debe recibir el mayor de los reconocimientos. Con sus medios y su solidaridad sostienen los fallos de un sistema desbordado. Hay campos gestionados por completo por vecinos de los pueblos cercanos, hay familias griegas que han acogido a familias completas de refugiados en sus casas, hay cientos de ciudadanos anónimos que de su bolsillo han pagado equipos de rescate a las decenas de voluntarios que se encuentran custodiando la costa de Lesbos.

Manuel Elviro Vidal, voluntario de Proemaid, vigilando la posible llegada de embarcaciones a la costa sur de la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Manuel Elviro Vidal, voluntario de Proemaid, vigilando la posible llegada de embarcaciones a la costa sur de la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

8. Imprescindible también es la labor de voluntarios y organizaciones humanitarias. En Grecia hay miles de voluntarios trabajando en los campos, miles de personas que han dejado sus vidas para mejorar las de los demás, que les garantizan bienes de primera necesidad, que entretienen a los más pequeños para que dediquen el menor tiempo posible a entender el horror que les queda por delante o a recordar el que dejaron atrás, que imparten clases y talleres de cualquier cosa. Pero fundamentalmente, hay voluntarios que custodian las costas griegas para reducir todo lo posible las muertes en el mar, como todo el equipo de Proem-aid. Bomberos, socorristas y personal sanitario que desde hace un año pasan cada noche en las playas y que han auxiliado a más de 50.000 personas de las aguas del Egeo con sus medios y su trabajo desinteresado. Las organizaciones pequeñas conocen el terreno y se organizan a la perfección. Las grandes, en cambio, deberían hacer autocrítica. Hay demasiadas organizaciones humanitarias, de todos los países, de todos los grandes organismos. Su falta de coordinación hace que la ayuda esté mal gestionada y se inviertan infinidad de recursos, materiales y económicos, de manera inútil.

Onio Reina, uno de los fundadores de Proemaid, reclamando un 'paso seguro' entre Turquía y la UE. - PROEMAID

Onio Reina, uno de los fundadores de Proemaid, reclamando un ‘paso seguro’ entre Turquía y la UE. – PROEM-AID

9. Son muchísimas las organizaciones y partidos políticos en toda Europa que reclaman un paso seguro. Este consistiría en facilitar el acceso de los migrantes desde Turquía hasta Grecia, pagando por subir a un ‘ferry’ los 42 euros que pagaría cualquier viajero por recorrer los 16 kilómetros de distancia que hay entre ambas orillas y no los hasta 4.000 que les pueden llegar a cobrar las mafias. Mafias de las que los medios de comunicación no hablan y que, una vez facturada esa cantidad por pasaje, montan a 50 personas en una embarcación que parece de juguete. Les cobran aparte un chaleco relleno de polietileno expandido (porexpan) que se hunde y hace el efecto contrario al que se le presupone a un chaleco salvavidas y los lanzan al agua, cuando muchos de ellos no han visto el mar en la vida, con un motor que ha sido reutilizado cientos de veces y que posiblemente les dejará a la deriva en mitad de la travesía. Por si fuera poco, las mafias ─y lo que viene a continuación está sacado de testimonios de los propios migrantes y de organizaciones humanitarias─, aliadas de los guardacostas turcos, disparan y hunden la mayoría de las embarcaciones cuando llevan unos cientos de metros recorridos. Los guardacostas los interceptan, los devuelven a la orilla y vuelta a empezar. Otros 4.000 euros. Quién sabe hasta cuántas veces.

Refugiados palestinos en el campo de Lagadikia, en los alrededores de Tesalónica. - TOMÁS PARRA

Refugiados palestinos en el campo de Lagadikia, en los alrededores de Tesalónica. – TOMÁS PARRA

10. Esta no es una crisis de refugiados sirios. Si bien son una notable mayoría, hay miles de paquistaníes, iraquíes y afganos en Grecia, entre otras muchas nacionalidades. Son los grandes silenciados de esta crisis. Los sirios, con suerte y tras un periodo largo, lograrán el asilo en algún país europeo, algo que será más fácil para las familias con niños o para aquellos que tengan familiares ya en Europa. Todos los demás, en cambio, pese a huir de las mismas guerras, son considerados migrantes económicos para la Unión, lo que automáticamente les deja fuera de cualquier posibilidad de asilo.

Un hombre protesta tras las alambrada de espino colocada en el campo de Moria, en la isla de Lesbos. - TOMÁS PARRA

Un hombre protesta tras las alambrada de espino colocada en el campo de Moria, en la isla de Lesbos. – TOMÁS PARRA

CODA. Las personas que buscan refugio en la Unión Europea huyen de las bombas y la guerra. La mayoría de los varones tenía dos opciones: unirse a algún bando o huir, solos o con sus familias. Hay una tercera, que era aceptar la muerte. Quienes no quisieron empuñar un arma y matar a sus compatriotas decidieron salir de allí. No son terroristas, no vienen a nuestros países a atentar. Europa, negándoles el acceso, está violando decenas de tratados internacionales que ha firmado y con los que se ha comprometido. No es sólo un deber moral, sino de cumplimiento de estos tratados, garantizar la seguridad de las personas que huyen de un conflicto armado o que son perseguidas en sus países de origen por cualquier razón. Es una obligación asegurar el respeto a la dignidad de todos ellos. Y es aún más fundamental el cumplimiento de los derechos de los niños. Lo que es absolutamente ilegal es externalizar el drama de millones de seres humanos, ponerse una venda en los ojos y hacer oídos sordos a las peticiones de quienes no hacen más que reivindicar que Turquía no es un país seguro.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/diez-claves-entender-situacion-refugiados.html

Imagen: www.publico.es/files/article_main//files/crop/uploads/2016/09/02/57c9a84f603e0.r_1473020223452.0-118-830-546.jpg

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Los conflictos en Sudán del Sur provocan una ola de refugiados hacia Uganda

Sudán del sur/30 de julio de 2016/Fuente: ACNUR

El ACNUR expresa su gran preocupación por la volátil situación de seguridad en Sudán del Sur, donde cerca de 4.000 personas huyen diariamente hacia Uganda.

– Hasta la fecha, los recientes combates en Sudán del Sur han obligado a 37.491 personas a huir a Uganda. Para poner esta situación en contexto: más refugiados han llegado a Uganda en las últimas tres semanas que durante los primeros seis meses de 2016, cuando 33.838 personas salieron buscando seguridad.

El 25 de julio un estimado de 2.442 refugiados de Sudán del Sur fueron recibidos en Uganda. Cerca de 1.213  cruzaron en el punto fronterizo Elugu en Amuru, 247 en Moyo, 57 en Lamwo y 370 en Oraba. Y otros 555 fueron recibidos en el asentamiento Kiryandongo. La mayoría de las llegadas, más de 90%, son mujeres y niños. Las personas vienen de la región de Ecuatoria Oriental de Sudán del Sur, así como Yuba y otras áreas del país.

El portavoz del ACNUR Adrian Edwards expresó en una nota de prensa en Ginebra que la intensidad de la violencia que   irrumpió en Sudán del Sur entre facciones rivales leales a Salva Kiir y Riek Machar ha subsistido desde inicios de julio. Sin embargo, la situación de seguridad continúa volátil.

“Los recién llegados en Uganda reportan una continua violencia así como saqueos por parte de los militares, quemas de casas y asesinatos de civiles. Algunas de las mujeres y niños nos dijeron que fueron separados de sus esposos y padres por los grupos armados, que según reportes están realizando reclutamientos forzosos de hombres y evitan que ellos crucen las fronteras”, dijo Edwards.

“Algunas de las mujeres y niños nos dijeron que fueron separados de sus esposos y padres por los grupos armados”.

Pascalina Juwa, de 60 años, estaba entre los refugiados recién llegados que hablaron con el ACNUR en el norte de Uganda. Esta fue la tercera vez en su vida que ella huyó a Uganda. Ella no confía en la paz actual, y huyó de su hogar en Opari Payam, tan pronto como pudo.

 “Ahora estamos peleando entre todos. ¿Por qué? En Pageri, había un joven menor de 18 años, él venía de la molienda. Venía en su motocicleta, y cuando iba de vuelta, le dispararon. Mira, esto es lo que los soldados están haciendo en la comunidad”.

El ACNUR continúa extremadamente preocupado por la situación. Las llegadas diarias en promedio eran de 1.500 hace 10 días, pero han crecido a más de 4.000 en las semanas pasadas. Más oleadas de llegadas son una posibilidad real.

La afluencia está poniendo tensión en la capacidad de los puntos de recolecta, y los centros de tránsito y recepción, que son muy pequeños para el creciente número de llegadas. Durante el curso de la semana, las organizaciones humanitarias trabajaron para descongestionar los puntos de recolecta e instalar albergues temporales para aumentar las capacidades. El ACNUR ha desplegado personal adicional, así como camiones y buses para la asistencia.

En su punto más alto, más de 11.000 refugiados se hospedaban en Elegu, al norte de Uganda, en un albergue equipado para 1.000 personas. Durante el curso de la semana, el centro se descongestionó significativamente, y solo 300 personas durmieron ahí la noche del lunes. Muchos refugiados han sido movidos al centro de tránsito Nyumanzi, donde reciben comidas calientes, agua, albergues y otras asistencias para salvar vidas; otros han sido llevados a centros de recepción expandidos en Pagirinya.

El manejo y expansión de los centros de recepción, así como la apertura de una nueva área de asentamiento continúan como prioridades claves. Una nueva área de asentamiento ha sido identificada en el distrito de Yumbe, con la capacidad de albergar potencialmente a más de 100.000 personas. Los albergues comunales temporales también se construyen para acomodar a más recién llegados.

La respuesta humanitaria a la afluencia de refugiados de Sudán del Sur tiene un serio déficit debido a un grave desfinanciamiento.

La respuesta humanitaria a la afluencia de refugiados de Sudán del Sur tiene un serio déficit debido a un grave desfinanciamiento, Edward dijo, “La solicitud interagencial está financiada únicamente en un 17%, lo que restringe al ACNUR y a sus socios a que únicamente brinden actividades de emergencia y para salvar vidas, causando limitaciones  en la amplitud de asistencia humanitaria que se puede ofrecer”.

El conflicto de Sudán del Sur, que irrumpió en 2013 ha producido una de las peores situaciones de desplazamiento, con un inmenso sufrimiento. Cerca de 1,69 millones de personas están desplazadas dentro del país, mientras que hay 831.582 refugiados de Sudán del Sur fuera del país, principalmente en Etiopía, Sudán y Uganda.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/los-conflictos-en-sudan-del-sur-provocan-una-ola-de-refugiados-hacia-uganda/

Imagen: http://www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_07.2016.26_Noticia_Sud%C3%A1n_0b8c64e96a.jpg

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