Asia/Filipinas/Diciembre 2020/eldiariodelaeducacion.com
Pandemia covid-19
México seguirá con educación virtual en 2021 por Covid-19
América del norte/México/Diciembre 2020/prensa-latina.cu
Según la nota, el anuncio formal lo hará la Secretaría de Educación Pública antes de iniciar el receso de fin de año y para ello, la SEP tomó en cuenta el pronóstico de contagios, las entidades en nivel rojo, y las que lo estarán, así como los datos según los cuales los niños y jóvenes son grandes propagadores del virus al ser asintomáticos.
También pesó en la decisión la cantidad de niños huérfanos a causa de esta enfermedad.
EDUCACIÓN HONDURAS: Por la covid-19, un millón de jóvenes abandonaron las aulas
Centroamérica/Honduras/Noviembre 2020/https://www.oncenoticias.hn/
La covid-19, al igual que en muchas otras naciones, golpeó duro a todos los sectores del país, la educación no fue la excepción y más de un millón de niños perdió el año escolar por culpa de la pandemia.
Aproximadamente un millón de niños y adolescentes abandonaron el sistema de educación en el país por la suspensión de clases y el “encierro” aplicados para contener el virus.
“Casi un millón de jóvenes renunciaron a la escuela en Honduras este año”, alertó la organización Casa Alianza, en un informe presentado.
En el mismo, la organización que vela por la protección de menores en América Latina, anunció que, de casi 1.8 millones de alumnos matriculados, más del 60% dejó sus estudios en el abandono.
Se detalló además, que la “deserción escolar”, afectó principalmente a las escuelas y colegios públicos de zonas de bajos recursos económicos.
Por otro lado, se aclaró que las escuelas privadas también sufrieron esta problemática, ya que los padres de familia perdieron sus empleos y no pueden pagar una “educación virtual”.
Honduras que ya suma más de 105 mil contagios y más de dos mil fallecidos, impuso el confinamiento obligatorio en marzo cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus en la población.
Los países del triangulo norte, mantienen las tasas de homicidio más altas del mundo, producto de las pandillas y el crimen organizado que siembran el terror.
Casa Alianza concluyó que el abandono estudiantil “es grave”, pues los menores están en riesgo de caer en exclusión social o unirse a estos grupos criminales que operan en el país.
Fuente: https://www.oncenoticias.hn/educacion-por-la-covid-19-un-millon-de-ninos-abandono-las-aulas/?
La dignidad de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en tiempos de Pandemias social y biológica.
Por Luis Delgado
Que la pandemia del Covid-19 haya servido para dejar al descubierto el aumento de la depauperación de los sectores populares desprotegidos por un capitalismo neoliberal incapaz de esconder las miserias que destruyen el ambiente, la estructura del empleo digno, la salud, la cultura y educación pública, sin duda, es un hecho que pocos se prestarían a negar.
Propia de esa continua exclusión económica, política social y cultural, expuesta ahora por el covid 19, es la abundancia de diagnósticos, de organismos multilaterales, que demuestran la sostenida demolición de los principios de la convivencia humana bajo la orientación de los derechos humanos, la democracia y la ciudadanía.
Confirmada queda esta realidad cuando un organismo como la Comisión Económica para América Latina CEPAL, señala en el Informe Especial, titulado “El Desafío Social en los Tiempos del COVID-19”, que en el año 2020 la pobreza en Américalatina alcanzará una estimación total 224,7 millones de personas, ratificando que los más vulnerables a esta crisis serían las mujeres, las personas con ingresos bajos y medios bajos, los ubicados en el trabajo informal, trabajadoras domésticas, niñas, niñas y adolescentes, jóvenes y personas adultas mayores, población rural, pueblos indígenas, afrodescendientes, personas con discapacidad, migrantes y personas en situación de calle.
En la dinámica de esta realidad tan compleja y ruda para los sectores populares se desenvuelve la Coordinación Regional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores en Venezuela y especialmente en el estado Trujillo, en su decidida intención de favorecer el trabajo digno, asociativo y solidario desarrollando experiencias autoorganizativas centradas en el protagonismo de los niños, niñas y adolescentes en áreas como la organización de los infantes y adolescentes, el acompañamiento escolar y el proceso de agroproducción.
Comunidades como 7 Colinas –La Marchantica, donde los y las adolescentes, acompañados por Oliver Ramos y Michel Hernández luchan por mantener en óptimas condiciones la producción la Empresa de Producción Social Comunitaria en el ramo de la serigrafía. Similar situación se plantea en la comunidad de Mesa de los Viejitos en San Luis parte Alta, donde Oswaldo Ramos y Liliana Laguna productores de la zona con su experiencia acompañan en la producción de ajonjolí, rubros de ciclo corto y la producción de proteína animal, impulsado, además, la prosecución escolar de aquellos que no han concluido su sexto grado o el bachillerato, impulsando que tanto la misión Robinsón y el Inces Trujillo con la contribución solidaria de la docente Yorbelis Manzanilla, se concluya estudios de sexto grado, y se gradúen de 10 personas en bachillerato agrícola.
Semejante iniciativa se desarrolla en Agua Clara parte Alta y Barrio Nuevo del Municipio Valera, donde se comparte iniciativas de acompañamiento escolar y el accionar agroproductivo de las manos solidarias de Fátima Andara, Carmen Andara, Yocasta Ávila, Ulises Balestrini, Marianela Perdomo y Nela Balestrini, Alfonso Araujo quienes junto a los niños, niñas y adolescentes donan lo valioso de su precioso tiempo para acompañarlos en la construcción de esperanzas, allí donde el pesimismo no ve más que contrariedades.
Por otro lado, en el Pensil, territorio ya Municipio Escuque, de manera similar, jóvenes del movimiento de recreadores como Eliecer y Elimar Quevedo, con la luchadora comunitaria Jenifer López han impulsado el encuentro de niños, niñas y adolescentes para brindarles oportunidades del buen uso del tiempo libre, a través de las actividades recreativas, cultivando además un espacio desde la experiencia intergeneracional con los campesinos del sector, cultivando rubros de maíz, caraota y otros variados rubros de ciclo corto.
Así mismo, los niños, niñas y adolescentes de la comunidad de Loma Pancha en el Municipio Boconó junto con sus padres desarrollan sus cultivos propios de maíz, caraota, otros rubros de ciclo corto, pero además junto a un grupo de docentes de la zona encabezados por Yelimar Fernández realizan el acompañamiento escolar y los festivos encuentros recreativos creando opciones lúdicas y de conocimiento en este hermoso paraje trujillano.
Culmina nuestro recorrido de acompañamiento de niños, niñas y adolescentes con la experiencia adelantada por promotores comunitarios como Luisana Delgado y Oreste Bastidas en la comunidad Mirabelito. Allí desde el potencial lúdico y educativo de los juguetes tradicionales como las muñecas y muñecos de trapo, acompañan a niños, niñas y adolescentes en la elaboración de obras de teatro facilitando la identidad a través del conocimiento de la historia trujillana, orientan a la producción de proteína animal y formándolos en el ámbito radiofónico y audiovisual.
Aquí está la obra de Corenats, con sus 17 años en Venezuela y en nuestro terruño trujillano, construyendo desde las bases del conocimiento y la organización popular una alternativa por la dignidad del trabajo de niños, niñas, adolescentes y sus familias, por la equidad, la simetría y la justicia social, ejemplo de resistencia comunal construida con y desde las bases populares, esas mayorías indómitas donde pervive la conciencia, paz y la alegría del compartir, sustento inequívoco de la soberanía y el vibrar de la patria.
Artículo enviado a Ediciones OVE
Los derechos de la infancia en tiempos de Covid
Por: Jaume Carbonell
- El 20 de Noviembre se celebró el Día Mundial de la Infancia. Es una ocasión propicia para comentar y denunciar algunas de las transgresiones de la Convención de los Derechos del Niño, que en estos tiempos de pandemia se agravan y se hacen más llamativas.
“A esta hora exactamente hay un niño en la calle.
Es honra de los hombres proteger lo que crece,
Cuidar de que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate.”
Canción para un niño en la calle, de Mercedes Sosa (del libro Otra educación. Con cine, literatura y canciones. De Jaume Carbonell y Jaume Martínez Bonafé).
En muchos lugares del mundo se suceden cotidianamente estampas como esta de abandono, hambruna y de callejeo sin destino, por mera supervivencia. La Convención sobre los Derechos del Niño, sellada en 1989, sigue señalando estos y otros derechos que los Estados deberían proteger. En efecto, son muchos los niños y niñas que se mueren de hambre, que son explotados mientras trabajan con materiales tóxicos u oficios de riesgo, que se les obligan a empuñar un fusil, que son objeto de abusos y maltratos de todo tipo, visibles e invisibles, sin identidad jurídica (Art. 32, 34 y 38). También son millones los que no asisten a la escuela ni disponen de la mínima atención sanitaria. La Covid-19 se ha añadido a otras pandemias y enfermedades a las que no alcanza la vacunación ni el sistema de salud. Llueve sobre mojado.
Aunque la lista de incumplimientos es larga, vamos a ceñirnos al caso español y a cuatro situaciones de transgresión de derechos que la pandemia no ha hecho más que agravar. La primera se refiere a la situación de pobreza. Según el último informe FOESSA (2018) el número de menores de edad en riesgo de exclusión social asciende al 23%. Es fácil imaginar que dicha estadística, tras la actual emergencia sanitaria, se va a disparar. Los bancos de alimentos, ONG y servicios sociales que tratan de atender las necesidades básicas familiares se ven desbordadas.
Presenciamos escenas televisivas de un dramatismo conmovedor: los desahucios de familias enteras porque no les alcanza para pagar el alquiler. Para las entidades financieras -sin que los gobiernos lo remedien- no existe un mínimo atisbo de solidaridad y compasión en tiempos de crisis aguda. Por otro lado, se restringen las ayudas familiares y para atender necesidades educativas como la adquisición de material o para el comedor escolar. Tampoco se implementan medidas para reducir la tasa de deserción escolar (art.28), pues abundan los casos de absentismo, desconexión digital y otras incidencias que dificultan una educación de calidad para todas y todos.
La segunda situación afecta a los menores extranjeros no acompañados -los llamados menas– que llegan a España desnutridos, tras un viaje en condiciones harto precarias y después de haber vivido experiencias traumáticas: guerras, hambrunas, abusos, maltratos, desaparición de sus padres, raptos de sus hermanas, etc. Son seres humanos a quienes se les ha robado la infancia, extraordinariamente vulnerables y con un alto riesgo psicosocial que, caso de no atenderse, sus problemas se van a cronificar, con la marginalidad a la vuelta de la esquina.
A pesar de que existen programas muy sólidos por parte de algunas comunidades autónomas y asociaciones, así como profesionales muy comprometidos, lo cierto es que ni los recursos de la sanidad pública ni más específicamente los de la salud mental, son suficientes para proteger a estas infancias desvalidas (art.17). Por otro lado, no siempre reciben el trato más adecuado -hay varias denuncias al respecto- en los centros de acogida y protección de menores. Se evidencian vacíos legales y mecanismos de control democrático para garantizar su inclusión social y su transición a la vida adulta y al mercado de trabajo. Las urgencias apremian en un momento que crece el número de menas y todo apunta que aún puede incrementarse más a raíz de las consecuencias del cambio climático, con la progresiva desertización y pérdida de algunos cultivos, sobre todo en los países africanos.
La tercera situación de vulnerabilidad tiene que ver con el desarrollo armónico de la infancia, su salud integral y el derecho al juego (Art. 6, 17 y 31). Niños y niñas fueron sometidos a uno de los confinamientos más estrictos de Europa, sin poder salir de sus casas, jugar al aire libre o asistir a la escuela. Es evidente que tal medida de seguridad trataba de protegerlos del coronavirus –aunque hay suficiente evidencia acerca de su mínimo contagio-, pero al propio tiempo los desprotegía de ansiedades, estrés, dificultades para conciliar el sueño u otras sintomatologías que afectan a su salud mental e integral. Sobre todo, en la niñez de la pobreza, hacinada en pisos reducidos que les impedía la necesaria libertad de movimiento, así como la conectividad con el exterior al no disponer de ordenadores.
Otra circunstancia igualmente perjudicial, que durante la pandemia se ha acentuado, es el uso intensivo de los artefactos tecnológicos y la exposición excesiva a las pantallas. Contrariamente a las bondades educativas que venden las grandes plataformas tecnológicas -no podría ser de otro modo dado los jugosos beneficios que obtienen-, cada día son más los profesionales que, a partir de la investigación y la evidencia científica, señalan los numerosos problemas que suponen para el desarrollo de la infancia y adolescencia: sobre el cuerpo, las emociones y el desarrollo intelectual. El libro de Michael Desmurget (2020), La fábrica de cretinos digitales, lo cuenta con todo lujo de detalles.
Una última anotación interrogativa sobre las medidas que se han tomado en torno a la infancia: ¿En algún momento su voz ha sido escuchada?, pues se trata de otro de sus derechos que puede ejercer ante cuestiones que le conciernen directamente. ¿De qué sirven los órganos de participación en los que está representada la infancia?
Una última situación atañe al interés superior del niño (art. 3) ¿Hasta qué punto se respeta cuando los padres, en nombre de una discutible libertad de elección, terminan haciendo un uso abusivo de esta para imponer lo que sus hijos han de aprender en función de sus intereses particulares, de sus convicciones ideológicas o de sus creencias religiosas? ¿No se está incurriendo en una suplantación de derechos, al no consultar a los niños y adolescentes sus propias elecciones y decisiones? Porque es posible, por ejemplo, que estos prefieran asistir al colegio público del barrio, donde asisten sus amigos, que no desplazarse a un centro privado de la otra punta de la ciudad. O que no les guste tomar clases de religión o asistir a un centro que les separe por sexos, que les clasifique por niveles de rendimiento o que tenga que seguir las clases con una lengua vehicular mediante un currículum diferenciado de la mayor parte del grupo-clase.
Tampoco es de recibo, en el marco de una educación democrática, respetuosa con el pluralismo y abierta a la realidad del entorno, que los padres se opongan a que sus hijos reciban enseñanzas y contenidos que se opongan a sus credos morales y religiosos (véase en este mismo Diario: Pin parental: un ataque a la escuela pública, al pluralismo democrático y a los derechos de la infancia). El conflicto de intereses entre la infancia, la familia y el Estado es sin duda una de las cuestiones más complejas y controvertidas y que, por supuesto, requiere un amplio debate.
Si nos fijamos en el calendario escolar nos daremos cuenta de que está repleto de conmemoraciones mundiales: el día del medio ambiente, del docente, de la mujer, de la infancia, el día de,… ¿De qué sirven estas fechas señaladas -incluso con frecuencia olvidadas- si en el transcurso del año no son objeto de estudio, trabajo y propuestas para ampliar el conocimiento y el compromiso sobre los derechos de la infancia? ¿Qué lugar ocupan en el currículo? ¿Qué actividades e iniciativas se desarrollan en el ámbito de la comunidad? ¿Qué mecanismos de control, más ágiles y democráticos, se establecen a distintos niveles para velar por su cumplimiento? ¿Qué otros derechos habría que legislar para garantizar la protección, la libertad y el desarrollo integral de la infancia?
Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2020/11/20/los-derechos-de-la-infancia-en-tiempos-de-covid/
La importancia del fuera de campo
Por: Juana M. Sancho
Con motivo de la celebración del 150 aniversario del nacimiento de María Montesori, estaba finalizando una columna sobre las implicaciones de “colocar al niño y la niña en el centro”, pero los acontecimientos que vivimos la han relegado al mes que viene. No, no me refiero a los sucesos relacionados con la Covid-19, sino a otros que nos van afectando y nos van a afectar también directamente y a mucho más largo plazo, por larga que se prevea la pandemia.
Estos días estamos siguiendo los intensos, y a veces improductivos y repetitivos, debates sobre la nueva ley de educación (LOMLOE). En este contexto, recuerdo de forma especial las reflexiones de Federico Mayor Zaragoza, en una ponencia impartida en 2002, en el congreso “La educación crea futuro». Decía que, nada más ser nombrado ministro de Educación, pensó en acometer una reforma de la enseñanza secundaria, porque le parecía que debía mejorarse. Comenzó a documentarse sobre la historia de este ciclo educativo y descubrió que en los últimos 150 años este tramo de enseñanza había experimentado treinta reformas. Lo que significaba una cada cinco años. Mayor Zaragoza pensó que no había ningún proceso de cambio sustantivo que pudiera llevarse a cabo en cinco años y que quizás lo que los centros y los docentes necesitaban en aquellos momentos era una cierta tranquilidad para trabajar. Yo añadiría, para reflexionar, repensarse y transformarse porque vivimos en contextos en continuo devenir. En continua transformación.
Pero llevo también mis reflexiones a otro lugar que solemos olvidar y que lo considero de lo más importante. Las leyes de educación, las discusiones en este ámbito, se suelen centrar en un foco extremadamente reducido “la Escuela”, ni siquiera “la Educación” (llevo debatiendo sobre lo que implica este reduccionismo desde hace años). De ahí que no se considere “el fuera de campo”. Algo fundamental en la construcción de la realidad. En el mundo de la imagen se entiende por fuera de campo “la parte de la escena que no está en el encuadre delimitado por el campo óptico de la cámara. Este campo puede ser invariable (plano fijo) o variable (plano panorámico y/o travelling y/o un zoom óptico), en ambos casos el fuera de campo no se graba en la película (https://n9.cl/i8n6c). ¿Qué es lo que no se está grabando en esta película? ¿Qué se deja fuera?
Estas preguntas me llevan a una catarata de otras muchas. ¿Está teniendo en cuenta esta nueva propuesta de ley el mundo que nos rodea? ¿Se ha preguntado por la visión y la experiencia de la sociedad que se están ofreciendo a niños, niñas y jóvenes desde la política, la economía y la tecnología?
La propuesta de ley afirma que las “sociedades actuales conceden gran importancia a la educación que reciben sus jóvenes, en la convicción de que de ella dependen tanto el bienestar individual como el colectivo”. A su vez, el Documento base sobre La Reforma de Currículo de le Marco de la LOMLOE, elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, afirma: “La primera y más importante finalidad de cualquier sistema educativo ha de ser lograr que todos y todas las jóvenes puedan lograr su máximo desarrollo integral”. Y, continua, es “necesario profundizar en una propuesta curricular que […] ayude a nuestros estudiantes a adquirir las competencias que les permitirán desenvolverse con garantías en la sociedad de las próximas décadas”.
¿Estamos seguros de que algo tan imbricado en el tejido económico, tecnológico y social como “el bienestar individual como el colectivo” depende exclusivamente de la educación escolar? Porque como este mismo documento reconoce “quizá el elemento más perturbador del momento en que vivimos es la incertidumbre ante el futuro. Los procesos económicos, sociales, tecnológicos, políticos y culturales derivados de la globalización a escala mundial están produciendo cambios a tal velocidad que resulta imprescindible plantearse, mirando al futuro, qué, para qué y cómo enseñamos y evaluamos”. Para lo que propugnan la adquisición “de ‘competencias transformativas’ –creación de valor, resolución de tensiones y dilemas y asunción de responsabilidades–, que también deben quedar integradas en el currículo, al menos de forma transversal”.
Si tenemos en cuenta el libro Capitalismo 1679-2065 (2020, Editorial Ariel), en el que el profesor Santiago Niño-Becerra argumenta que “la dinámica histórica hoy va contra la ciudadanía”; que la ciudadanía dejará de ser necesaria, que la tecnología hace cada vez más prescindible el factor trabajo; que tener un puesto de trabajo será un privilegio, que la tecnología ha terminado de hundir al factor trabajo y está dejando a millones de personas no en el paro, sino simplemente en excedente. ¿Qué papel tendría que desempeñar el sistema educativo? ¿Puede afrontar solo, sin debatir con todos los entes que representan los papeles más destacados en configurar la sociedad? Y sobre todo ¿qué tipo de sociedad queremos contribuir a crear?
La educación formal sigue siendo un espacio destacado en la vida de los individuos. Puede abrirles oportunidades, mundos, marcos de pensamiento, posibilidades increíbles, pero también encerrarlos, “aburrirlos”, marginarlos, impedirles desarrollar su potencial… Aquí nace la constante necesidad de seguir mejorándola. Pero, cada vez parece más claro que no puede afrontar sola los retos actuales. De ahí la importancia de considerar el “fuera de campo” en los nuevos vientos de reforma de la ley de educación de implicar de forma responsable a los “auténticos” forjadores del tiempo presente y en devenir. Porque, como ya he planteado en otras columnas, en palabras de Rita Mae Brown en Sudden Death, o Albert Einstein (se les atribuye a los dos) “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.
Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/23/la-importancia-del-fuera-de-campo/
Internet segura para infantes en Costa Rica
Centroamérica/Costa Rica/Noviembre 2020/prensa-latina.cu
Lo anterior es una plataforma de formación para apoyar a las familias a hacer un uso seguro y responsable de las tecnologías, con recursos multiformato, lúdicos y creativos.
Otra de los instrumentos es la App 9-1-1, una aplicación móvil para responder de inmediato a los casos de explotación y abuso sexual con solo presionar un botón, el cual da aviso al Servicio Nacional de Emergencias 9-1-1 con la ubicación por GPS.
Asimismo, el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Seguridad en Línea; y la Encuesta país sobre el acceso, uso y apropiación de las tecnologías por parte de niñas, niños y adolescentes, y a su vez conocer y comprender los riesgos a los que están expuestos.
Finalmente, el marco normativo e institucional para medir y organizar la capacidad en prevención y respuesta de la explotación y el abuso sexual en línea a nivel nacional.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) apunta que la pandemia de la Covid-19 cambió el uso de la red, la cual pasó a ser un espacio de socialización, trabajo y estudio de las familias en toda Costa Rica, trasladando sus horas productivas a la pantalla de un dispositivo con conexión a Internet.
Para el Micitt ello trae tres grandes desafíos a enfrentar por el país: reducir la brecha digital; garantizar la seguridad en línea para niñas, niños y adolescentes; y el trabajo coordinado entre el Estado y la empresa privada en temas de derecho a la conexión, derecho a la información y derecho a la educación, todos ligados a la Internet.
La directora de Estrategia e Innovación de la Fundación Paniamor, Milena Grillo, reconoció que el ecosistema digital ha pasado de ser un espacio más a ser un nuevo sistema de socialización, donde niñas, niños y adolescentes construyen subjetividades, establecen relaciones, exploran y generan conocimiento.