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Todos queremos vivir en paz, proclaman jóvenes colombianos en multitudinaria marcha

América del Sur/Colombia/8 Octubre 2016/Fuente: Telesurtv

A través de redes sociales, un grupo de jóvenes de universidades y activistas sociales convocaron la marcha de este miércoles en respaldo a la paz.

Miles de jóvenes colombianos participaron este miércoles en una «marcha del silencio» en Bogotá para respaldar la paz, y reiterar su apoyo al acuerdo rubricado en La Habana por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).

La concentración, a la que también se sumaron miles de personas ajenas a las universidades, comenzó con movilizaciones de pequeños grupos hacia el Planetario, el punto de encuentro, mientras gritaban arengas como «quiero paz, quiero amor, quiero acuerdos por favor».

Cuando los manifestantes se congregaron en el Planetario, comenzaron una marcha de 1,7 kilómetros hasta la céntrica Plaza de Bolívar enarbolando banderas blancas, así como con el puño en alto y velas o antorchas encendidas por la paz mientras guardaban silencio.

“Ni una víctima más para esta guerra. Cese bilateral definitivo”, se leía en las pancartas que los manifestantes cargaban en su ruta del silencio. La convocatoria fue hecha a través de redes sociales por un grupo de jóvenes de universidades y activistas sociales que la denominaron #PazAlaCalle y aconteció luego de que los colombianos rechazaran en el plebiscito del pasado domingo el acuerdo firmado en La Habana por el Gobierno y las FARC-EP.

La exsenadora Piedad Córdoba, quien medió con las FARC-EP para la liberación de varios políticos, soldados y policías secuestrados, expresó que estaba «hasta contenta» con el resultado del plebiscito porque permitió que hubiera una marcha como la de este miércoles convocada por los universitarios. «Maravillosa la convocatoria de los jóvenes, es muy esperanzador y es sobre todo una convocatoria llena de alegría, de felicidad y una propuesta de rechazo total a esos pactos de élites que creen que la paz la negocian ellos», dijo.

También hubo espacio para que manifestantes levantaran pancartas de apoyo a las víctimas, especialmente a las de Bojayá, un municipio del Chocó (noroeste), donde el 2 de mayo de 2002 murieron entre 74 y 119 personas al caer sobre la iglesia una bomba lanzada por las FARC en un combate con paramilitares y el «sí» obtuvo una arrolladora victoria con el 95,76 % de los sufragios el pasado domingo.

Las voces de los protagonistas

María Herrera, una estudiante de 25 años. “El pacto nacional no es que los políticos del Sí y del No acuerden en un salón de la Casa de Nariño, el verdadero pacto nacional es el que hicimos los ciudadanos hoy en las calles de Bogotá y otras ciudades”.

José Burgos, estudiante de ingeniería de la Universidad Javeriana y promotor del grupo “Javerianos por la paz”: “Nosotros teníamos la idea de que si ganaba el Sí íbamos a invitar a los del No a que se unieran a Javerianos por la paz. Ahora que el No ganó, tenemos la misma idea: unirnos todos a trabajar por el país y debatir sobre qué hay que hacer para que el país salga adelante”.

Julián Carrero, estudiante de la Universidad de los Andes y uno de los promotores de la marcha: «Los jóvenes queremos que el conflicto se termine con una salida negociada (no sabemos si con estos acuerdos o renegociando otros), y que el cese bilateral se mantenga.Todos queremos vivir en paz”.

Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Todos-queremos-vivir-en-paz-proclaman-jovenes-colombianos-en-multitudinaria-marcha-20161006-0008.html

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Entrevista a Ilse Schimpf-Herken y Kathy Bickmore:¿Es posible construir la paz desde las aulas?

02 Octubre 2016/Fuente y Autor: Semana Educación

Semana Educación entrevistó a dos expertas sobre la memoria en tiempos de guerra para la reconciliación y los currículos para la paz.

El próximo domingo 2 de octubre los colombianos decidirán si apoyan lo acordado en La Habana o no. Este domingo termina una campaña electoral cargada de insultos y marcada por la polarización que vive el país. Lo cierto es que Colombia necesita más que nunca un proceso de reconciliación, independientemente de las posturas políticas. Es necesario entonces seguir trabajando y reflexionando sobre cómo construir un país en paz.

En ese contexto, la Fundación Compartir y Espiral Asociados organizaron “La construcción de paz: retos de la educación”, un foro en el que convocaron del 22 al 24 de septiembre a expertos nacionales e internacionales, para hablar sobre cómo desde las aulas es posible pensar en un país diferente. Semana Educación entrevistó a Ilse Schimpf-Herken, directora del Instituto Paulo Freire de Berlín y a Kathy Bickmore, profesora de estudios curriculares y desarrollo docente internacional y comparado de la Universidad de Toronto.

Semana Educación (S.E.): ¿Cómo es posible hacer memoria durante la guerra sin que los recuerdos se conviertan en una carga que impida la reconciliación?
Ilse Schimpf-Herken (I.S.H.): Para nosotros, memoria no es contar los hechos, sino darles sentido. Sabemos que hay muchas percepciones desde cada experiencia. La memoria no es fija, la memoria es el vínculo que conecta a la narración con lo que pasó, para transformar la experiencia vivida en algo que tenga sentido, con el objetivo de no sufrir en el futuro. La memoria no es nada triste, es recordar para el futuro en común. Por eso es necesario hacer memoria en medio de la guerra, porque una guerra destruye el tejido social, hace que las víctimas se sientan impotentes e incapaces. Nuestro trabajo entonces es crear un espacio para que las víctimas puedan narrar, para entenderse y relacionarse con el otro. La víctima no necesita venganza, la víctima necesita narración.

S.E.: ¿Qué tanto contacto tiene con el Centro de Memoria Histórica? ¿Cuál es su opinión sobre su trabajo de memoria?
I.S.H.: Varios de mis estudiantes trabajan allá. Estamos muy felices de trabajar desde la educación popular, desde lo vivido y la biografía; así podemos trabajar en la reconciliación. Estamos convencidos que no hay una forma de enseñar la paz y es que no se puede otorgar la paz. La paz ya está, tenemos que hacer un ejercicio para que las personas en este proceso de posguerra se reubiquen y entiendan por qué durante la guerra actuaron como actuaron; o que simplemente por qué no actuaron y dejaron a las víctimas solas. Entonces, es importante superar la vergüenza, causada por la falta de diálogo entre las víctimas y la sociedad, para crear una cultura de paz.

S.E.: ¿Cómo hacer para que no se construyan memorias hegemónicas, marcadas por la tendencia política de quien hace memoria? Por ejemplo, hay numerosas investigaciones sobre las víctimas del paramilitarismo, pero no tantas sobre ganaderos asesinados y secuestrados.
I.S.H.: Pienso que lo que en este momentos sentimos es que en Colombia hay un gran silencio, porque hay desconfianza entre las personas. Pero en este momento tienen que posicionarse, sin embargo, les cuesta mucho encontrar una u otra posición. Por eso, la memoria puede ayudar a crear una aceptación de diferentes memorias paralelas del mismo acontecimiento. Por esta razón, en la Alemania de la posguerra empezamos con memoria histórica local, preguntamos en todas las calles qué había pasado y quién podía contar. Tratamos de organizar talleres locales para recrear la vivencia a partir de los recuerdos de las personas.

S.E.: ¿Qué hacer con estas situaciones en las que la sociedad no quiere recordar?
I.S.H.: Hay que tener paciencia, porque la vergüenza es algo que te hace callar y tú no puedes exigirle que hable. Entonces, tú tienes que crear primero muchos tejidos para que la persona ya no se sienta tan avergonzada. No es raro que no quiera contar lo que ha vivido. Por ejemplo, nuestros padres no querían hablar con nosotros, pero los abuelos ahora quieren hablar con los nietos, para no morir sin haber contado lo que les pasó. En todo nuestro trabajo tenemos que saber que a unos les hace más falta que a otros. Pero cada uno tiene la responsabilidad de sacar a la víctima del olvido.

S.E.: ¿Cuál es el papel de las instituciones gubernamentales en este proceso?
I.S.H.: En Alemania sin el gobierno no hubiéramos logrado nunca lo que alcanzamos. Cuando tú como sociedad civil estás tratando de entender lo que pasó, siempre hay una opinión pública que dice ‘ustedes siempre son los mismos; tienen una posición política y no quieren entender‘. Pero cuando el gobierno en 1975 hizo la reforma educativa, el tema de la memoria histórica hacía parte del currículo. No era el profesor que era un politiquero, sino un maestro que trataba de transmitirles a los estudiantes las diferentes memorias y el concepto que trae desde el libro de historia, para trabajar la memoria reciente o las memorias recientes.

S.E.: ¿Cómo incluir la paz dentro del currículo?
Kathy Bickmore (K.B.): Hay un currículo explícito y unas lecciones oficiales en cada asignatura. En cada materia existen unos conflictos centrales, entonces, durante las clases se puede practicar con estos problemas, con su resolución y transformación. Por ejemplo, en Ciencia se pueden abordar las discusiones científicas, las investigaciones están llenas de desacuerdos; también, es posible discutir cómo se aplican las ciencias a la vida con tecnología, políticas de salud, ambientales, ofrecer respuestas y miradas. Entonces, se puede aprender mucho de los conflictos para capacitarse y entrenarse en su resolución.  Por otra parte, también hay un currículo implícito, en el que ocurren los modelos y las prácticas diarias. Ahí es importante cómo los maestros se relacionan con los alumnos, cómo los alumnos se relacionan entre ellos. Es importante reflexionar en cómo se tratan los conflictos, no sólo la violencia sino los desacuerdos. Hay varios momentos en la escuela, en los que se puede practicar la ciudadanía democrática para la paz, para participar en las soluciones, y también para criticar. Hay muchas oportunidades para cambiar el currículo explícito, pero también para que la cotidianidad sirva como un ejercicio de civilidad.

S.E.: ¿En Colombia no hay un currículo único, pero ahora que se habla de enseñar la reconciliación en el colegio, pero deberíamos ponernos de acuerdo en un currículo para la paz?
K.B.: Los conflictos son oportunidades para aprender. Si hay desacuerdos sobre el currículos, sobre el significado de las palabras como currículo, paz, justicia, podemos usarlos como modelos de diálogo. Pero necesitamos apoyar a los docentes y tenemos que reflexionar juntos, dialogar, no para tener consenso, sino para tener un tipo de relación. Podemos tener menos desacuerdo si tenemos diálogo. Eso es lo más importante. No debe ocurrir, por ejemplo, que haya en Colombia leyes de convivencia basados en el control, e inclusive, en el castigo. Porque su enfoque no es incorporar, escuchar sus preocupaciones, sino silenciar. Y eso no funciona. Necesitamos generar relaciones. Necesitamos el diálogo para que sea posible crear una paz democrática y duradera. No solamente una paz de control, porque el control con jóvenes funciona solo temporalmente.

S.E.: Muchas veces en los colegios se habla de paz, pero se queda en el discurso. Los estudiantes saben qué responder una prueba de ciudadanía y democracia. ¿Realmente es posible hacer un currículo que cree una cultura de paz?
K.B.: No creo que la escuela pueda hacerlo todo. Pero la escuela que frecuentemente contribuye a la competición y a la violencia, que enseña que la explotación de género, y de las personas diferentes, no contribuye a la paz. Y si no contribuye tenemos un gran problema, porque la escuela toca a cada familia en el país. Entonces las escuelas tienen una responsabilidad de transformar. Tenemos que usar las oportunidades dentro de nuestras materias, para interrumpir patrones de violencia, sólo así podremos contribuir a una escuela de paz. Pero es una cuestión de democratización y no de imposición. Tenemos que crear relaciones y oportunidades de participación, porque la paz no es un momento, sino un proceso para enfrentar y solucionar problemas día tras día.

Fuente del articulo: http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-para-la-paz/495962

Fuente de la imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2016/9/30/496010_1.jpg

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Banco Mundial: La paz de Colombia puede conducir a un crecimiento económico inclusivo

Colombia/29 septiembre 2016/Fuente: Banco Mundial

El presidente del Grupo del Banco Mundial Jim Yong KimPortafolio.

La paz está al alcance de Colombia. Poner fin a un conflicto armado que se ha apoderado del país por más de 50 años y ha afectado la vida de tres generaciones, es más que una buena noticia para los colombianos. Una paz duradera será la base sólida para el progreso contra la pobreza y para un desarrollo inclusivo, estableciendo un bastión contra las fuerzas que originan la violencia.

Por décadas, Colombia ha estado atrapada en un ambiente de violencia arraigada en la desigualdad, la pobreza y en instituciones locales débiles que el conflicto armado sólo ha empeorado. Con el recién anunciado acuerdo de paz, el país está más cerca que nunca de poner fin a este círculo vicioso, y de iniciar el largo y difícil proceso de transformación y desarrollo territorial.

Hasta ocho millones de personas han sido afectadas directamente por el conflicto y más de cinco millones han sido desplazadas internamente. Estas víctimas están entre los ciudadanos más pobres y vulnerables de Colombia. Se estima que los desplazados internos representan la mitad de las personas en extrema pobreza en Colombia. No tienen acceso a una vivienda digna, educación de calidad ni oportunidades económicas.

Y Colombia se enfrenta a enormes retos para compensar y reintegrar a esta población. La etapa del posconflicto traerá consigo retos, pero también será un período de oportunidades para abordar importantes asuntos pendientes tales como el desigual desarrollo territorial, la equidad y la pobreza extrema.

Ahora será crítico para Colombia apoyar la estabilidad y construir la confianza de las víctimas a través de la prestación efectiva de servicios sociales. La reconstrucción del tejido social permitirá que todos los colombianos comiencen a darse cuenta de su potencial. Alcanzar el potencial pleno del país requerirá la participación de todos, de cada región, de todas las partes de la sociedad.

El Banco Mundial ha estado trabajando con Colombia para construir una estrategia de desarrollo que beneficie a los pobres y colaborar con el país para aprovechar las posibilidades que trae la paz. En los últimos años, hemos trabajado para construir y mejorar la actividad económica y los servicios públicos en las regiones menos desarrolladas y en las afectadas por el conflicto, con un enfoque especial en las necesidades de las víctimas a través del Proyecto Reparación Colectiva de Víctimas.

A principios de este año, tuve la oportunidad de ver el potencial de este enfoque cuando visité la comunidad afrodescendiente de Guacoche, al norte de Colombia. Esta sufrió extrema violencia por parte de grupos paramilitares en la década de los 90 y se está beneficiando de los esfuerzos del Gobierno en la reconstrucción del tejido social, compensación económica, restitución de tierras, rehabilitación y seguridad personal de las víctimas. Esta forma de reparación colectiva sirve como un ejemplo para otros esfuerzos en el país y en el mundo donde los conflictos similares se enconan.

La construcción de una paz estable también requerirá un enfoque en la infraestructura vital: los servicios de agua y saneamiento, electrificación, transporte y la revitalización del segundo puerto más grande (Buenaventura),-todo lo cual beneficiará a una comunidad predominantemente afrodescendiente y a una gran población de desplazados.

La agenda de desarrollo del posconflicto seguirá siendo el centro de nuestra alianza con Colombia, que se enfoca en apoyar los esfuerzos del país para mantener y fortalecer el desarrollo, tales como movilidad social, desarrollo territorial, productividad y política macroeconómica.

La experiencia internacional ofrece algunos ejemplos positivos de negociaciones exitosas y de transiciones a la paz después de largos períodos de conflicto. Aceh en Indonesia y Mindanao en Filipinas son dos casos en los que los gobiernos nacionales usaron a la comunidad internacional para apoyar las bases de la estabilidad y para hacer frente a los objetivos de desarrollo a largo plazo.

En su larga historia de trabajo con los países en etapas de posconflicto, el Grupo del Banco Mundial ha elaborado una serie de lecciones claves. Éstas incluyen:

  • Las inversiones se deben adaptar a los contextos regionales y locales para construir credibilidad y propiedad.
  • Los resultados rápidos ayudan a establecer las bases para la estabilidad y el cambio en el mediano plazo.
  • El gobierno debe participar en la construcción de la confianza pública.
  • Incluir a los ciudadanos y a agentes no estatales relevantes en las decisiones y en la asignación de recursos amplía la propiedad, mejora la precisión de los programas de intervención y fortalece la confianza.
  • Las encuestas periódicas son esenciales para medir el progreso y el impacto.

Las autoridades colombianas han esbozado un camino seguro para la transición del conflicto a la paz. Y nosotros en la comunidad internacional estamos listos para a apoyar un plan de paz y de desarrollo integral que contempla abordar algunas de las causas fundamentales de la violencia.

La paz y el desarrollo van de la mano -una agenda de desarrollo fuerte y sostenible es fundamental para el éxito continuo-. La paz en Colombia ofrece una oportunidad para demostrarle al mundo que es posible sanar a través de la inclusión y el desarrollo equitativo.

Fuente noticia: http://www.bancomundial.org/es/news/opinion/2016/09/26/op-ed-colombias-peace-can-lead-to-inclusive-economic-growth

Fuente imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1412165904679/sites/telesur/img/news/2014/09/25/colombia_-_paz.jpg_1718483346.jpg
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