Venezuela: El Perfil Científico y los Principios Ideológicos Subyacentes En la Medicina Herbaria

El Perfil Científico y los Principios Ideológicos Subyacentes En la Medicina Herbaria

Edgardo J. Rondón Cedeño

Aragua de Maturín, 2022

 

Resumen

Es necesario reconocer que los aborígenes, que son auténticos experimentadores que lograron descubrir los misterios de la naturaleza, y ofrecerle a todas las generaciones servicios y soluciones, sobre todo en cuestiones de salud y enfermedades, entre otras: como la sobrevivencia en lugares desérticos, es por estas razones que no hay que dejar morir en un simple recuerdo, toda esta sabiduría milenaria que nos representa principalmente a los pueblos del mundo. Como Perú, Colombia, Venezuela, Los chinos, Los Griegos, Romanos, Egipcios e Hindúes, pueblos de la antigüedad, que  sostienen un estudio completo de los principio activos sobre las especies vegétales, de cada área natural exploradas por ellos, sostienen que los  principios activos para tratar enfermedades desde las más comunes como las complejas se encuentra en las plantas. Existe una multitud de razones, que van desde la ciega desaparición hasta la búsqueda activa y positiva de una transformación que explica por que las personas están dispuesta a buscar ayuda de este saber ancestral;  tal vez sobran los motivos, pero hay algunos encaso específicos, donde las personas que reciben el rechazo de los biomédicos por una enfermedad que no pudieron tratar, esta decisión, puede hacer que esas personas busque ayuda en la medicina herbaria, con la fe y la esperanza de encontrar ayuda y solucionar su necesidades. Finalmente y de manera muy individual las personas, toman en cuenta a Dios como principio de su sanación, así lo expresa el siguiente párrafo. “el amor que Dios difunde en todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Libra el alma de culpas y tristezas, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de vida. Con él viene la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida” (Elena G. de Whitee. Mente, carácter y personalidad, tomo I, pag.256. Miami, Florida: Asociación publicadora Interamericana, 1990).

Palabras claves. (Dios, naturaleza, sabiduría, medicina herbaria, amor)

 

Una de las informaciones derivadas del conocimiento adquirido y de la praxis es la referida al estudio de la evolución de la medicina natural (herbaria). Al respecto nos acogemos a los estudios y reflexiones filosóficas e ideológicas mediante las cuales se ha establecido una diacronía teórica dividida en varias etapas:

  • La premodernidad, cuando la medicina se basaba “en la magia, la religión y la conciencia” en manos de sacerdotes y chamanes; era “una relación de ayuda basada en el amor por lo que se consideraba como “sagrada o espiritual”; se utilizaba la conciencia como potencial de sanación; y se invocaba espíritus, así como las fuerzas naturales y divinas, y, hasta el propio enfermo, sentía que sanaba a través de ciertos estados de conciencia inducidos por todo tipo de técnicas.
  • La modernidad en la cual se llega a establecer la importancia de la objetividad, la certidumbre, obtenida a través del diagnóstico correcto que se logra al analizar los componentes estructurales de una determinada cosa y fragmentándolos para su posterior estudio e instrumentalización. En estos principios –les explico- se basa el ejercicio de la biomedicina. El todo, después de ser fragmentado para su estudio, ofrece la manipulación de la materia desde sus pequeñas partes constituyentes lo que promete alcanzar una perspectiva única, realmente verdadera. A esta visión se le critica el hecho de no tomar en cuenta “al observador”; esta posición es totalmente modernista porque se queda en “la subjetividad” a la que hay que perseguir y anularla a través de todo tipo de métodos de control del sesgo. Se trata, pues, del empirismo positivista; empirismo porque se remite a la información obtenida de la experiencia sensorial y positivista porque exige pruebas explícitas.
  • Frente a esta forma de aplicar la medicina surge, no obstante, otra posición que defiende el tener que rescatarla importancia del médico naturista quien, además de dialogar en tiempo presente, profundiza en la vida del paciente, como sería el yo en primera persona, la conciencia individual o el sujeto último, aquél que observa eternamente la importancia del aquí, el ahora, la atención plena y la valiosa capacidad que tiene el ser humano de mirarse, sentirse y realizar una introspección o contemplación de sí mismo, el instrumento de observación es siempre uno mismo, la experiencia nunca está fuera de la conciencia individual, por lo tanto, cualquier verdad afirmada desde aquí debe ser corroborada en la experiencia interior. Se trata, pues, de un empirismo fenomenológico.

La permanencia de tantos años en el colectivo humano del planeta y, posteriormente, como estudioso e investigador, transformó el yo en nosotros. Paulatinamente, el terapeuta se va insertando en un conglomerado donde las necesidades eran comunes y las soluciones compartidas. Mi condición de investigador inmerso en un escenario temporal y natural demarcado por el ambiente familiar y vecinal, desde la infancia hasta la adultez, me hizo un receptor directo de una práctica medicinal que fui internalizando en la medida en que adquiría consciencia de ciertas limitaciones sociales, culturales y económicas detectadas entre los miembros de mi familia, de los vecinos y los pobladores de cualquier parte del mundo.

La actuación terapéutica directa por la necesidad de confrontar las dificultades de salubridad desde adentro, de conocer los factores de riesgos sanitarios, externos, que afectan a los pueblos del mundo, identificar los recursos con los que cuento para culminar exitosamente la tarea propuesta analizando las fortalezas, la habilidades y los recursos existentes en la población para transformar el deterioro de salud detectado en una situación de sustentabilidad que desarrolle en los afectados hábitos naturistas que los hagan autosustentables como pacientes herbarios.

 

De allí la importancia de que los terapeutas y pacientes herbarios se compenetren con la epistemología de este tipo de medicina ya que ello involucra los elementos objetivos, subjetivos, sociales y culturales que conforman el todo humano en un permanente y dinámico diálogo médico-paciente. El perfil del naturista, del herbario, responde, pues, a esta concepción epistemológica integral sin que se piense que su practicante se proponga invadir los terrenos de la biomedicina. Insistimos en esta visión porque debemos actuar como el médico postmoderno, el ser que indaga acerca de un paciente observado holísticamente, como un todo conformado por elementos objetivos, subjetivos, naturales, sociales y culturales.

 

Es necesario que este acto médico se conciba y ejecute como una estrategia médica pluridireccional, donde se establezca un profundo diálogo horizontal entre el terapeuta y el paciente, sin descartar la implicación de otros especialistas (psicólogos, psiquiatras, neurólogos, urólogos, etc.) lo que permite al herbario conocer lo que el enfermo vive y padece desde el punto de vista externo (objetivo), interno (subjetivo), sociocultural (contexto) y natural (ambiental).

 

Pero, no solo se trata de un diálogo horizontal simple sino de una indagación profunda sobre la sintomatología del paciente, de lo que siente (sus afectos), de lo circunstancial al interactuar dentro de un contexto que determina y marca su existencia, holísticamente, sin fragmentaciones arbitrarias ni aislamientos innecesarios de la enfermedad. Se concibe al paciente dentro de un todo susceptible de ser analizado críticamente a fin de diagnosticar en forma eficaz y eficiente su estado de salud quebrantado por la enfermedad y aliviado o curado, entre otros expertos, a través del tratamiento herbario.

 

La observación meticulosa y perceptiva que asume el médico naturista le permite establecer una interrelación estrecha con el paciente gracias a la cual la comunicación fluye y la confianza se consolida. Las áreas de la enfermedad que el doméstico/herbario no domine serán atendidas por los especialistas. De esa forma complementa su diagnóstico y actúa con rigurosidad sobre el valor medicinal verdadero de las plantas que va a recomendar. Es una responsabilidad compartida aun cuando no se establezca nexo entre uno y otro médico. Corresponde al paciente consciente, como intermediario, de comunicar a ambos terapeutas las indicaciones que responsable y respectivamente asume. De este proceder se infiere la responsabilidad compartida al determinar la validez o no del tratamiento herbario o de la asesoría de los otros especialistas.

En esta concepción epistemológica es prudente insistir en la relación interprofesional de modo que se compartan las responsabilidades a la hora de tomar decisiones o de asumir posturas relacionadas con lo verdadero o lo falso de éstas ya que se aplica criterios objetivos y subjetivos que contribuyen a obtener la verdad más valedera o rechazar aquello que implique riesgos irreparables para el paciente.

Las sociedades del conocimiento servirán de marco referencial cuando de avalar o rechazar decisiones trascendentales se trate. Resulta, en consecuencia, evidente que sería fuera de toda lógica que estas sociedades de especialistas, profesionales y empíricos no pudieran darse las manos para el reconocimiento dialéctico de las consultas y tratamientos en los que coincidan, puesto que ello se traducirá en avances para la ciencia y para los practicantes de la medicina alternativa, concretamente, la herbaria, lo que se traduciría en ganancias científicas, sociales, culturales y económicas para todos.

Por esa razón, procedo a sistematizar los principios provenientes de la cosmovisión indígena y la visión fenomenológica de la realidad. Esta simbiosis étnicocultural desveló puntos de pertinencia epistemológica lo que condujo a relacionar la visión de una medicina fundamentada en la cosmogonía, cosmología y cosmovisión indígenas y la concepción integral de la realidad, con la concepción fenomenológica de la medicina a la que se incorpora principios místicos, fisiológicos, psíquicos, espirituales, subjetivos, afectivos, sociales, étnicos y ecológicos.

En este orden de ideas, se recomienda a los terapeutas herbarios que actúan en territorios rurales y urbanizados como personas que dominan el uso práctico de la medicina doméstica/herbaria evitar complicarse con el uso de los ritos y ceremonias que, en su contexto originario, emplea el chamán para incitar al desarrolla estados de fe y consciencia que, también, complementan el acto de sanación, ya que podrían generar situaciones complejas que complicarían el acto de sanación.

En otras palabras, debemos tener información y conciencia de que la relación misticismo/chamanismo/terapeuta en la que se hace originalmente presente lo afectivo y lo neurológico como elementos naturales en los estados de éxtasis en su ¨medio natural¨ (tribal o comunal) no es un elemento trivial añadido, sino como algo consustancial a la condición étnica que complementa la actuación terapéutica que va más allá de la simple ingesta de los sustratos botánicos.  Son actos de fe y conciencia que en la terapia naturista ejecutada en el ambiente original involucra el rigor de las ceremonias y tradiciones para insertarlas en las complejas estructuras medicinales originarias donde el chamanismo desarrolla una fuerza de convicción indiscutible.

La cuestión que se deriva de esta reflexión y que se abre a una discusión de mayor profundidad sería: ¿Cómo manejan –eliminan o sustituyen- los terapeutas herbarios en la actualidad ese elemento místico-neurológico en su práctica medicinal urbana?

Al fondo de la situación terapéutica doméstica/herbaria, ejercida en cualquier territorio del país y el mundo persiste, y afecta nuestra conciencia, una grave crisis socioeconómica que no podemos ignorar. No obstante, insistimos en la posibilidad de lograr que la población asuma la medicina natural indígena, proveniente de los ancestros originarios, con la misma confianza y fe con las que la aceptan cuando se trata de profesionales, consultas y medicamentos biomédicos.

En correspondencia con esta especie de eje transversal de la problemática esbozada, como habitante de la región monaguense, heredero de parte de esa tradición medicinal milenaria, en mi condición de terapeuta doméstico/herbario y de docente integral, conocedor a profundidad de la calamidades descritas, me he formulado las siguientes preguntas, en aras de orientar mis inquietudes y las de las personas que están iniciándose en la terapia herbaria, hacia la búsqueda de una solución a la crisis sanitaria existente en gran parte de las poblaciones rurales:

  • ¿Sería factible planificar una intervención pedagógica a fin de capacitar a la población para que afronten eficientemente esta situación a través de hábitos de salud basados en el uso de la medicina tradicional indígena?
  • ¿Es pertinente y suficiente una formación andragógica como docente integral para diseñar acciones educativas dirigidas a la poblaciones adultas de manera que se le forme dentro del campo de la medicina doméstica/herbaria a fin de que la aplique responsable y disciplinadamente para que asuma lo herbario y manipule los productos provenientes del procesamiento de las plantas medicinales de la región como la farmacopea naturista correspondiente?
  • ¿Convendría realizar una investigación cualitativa ampliada con técnicas, conocimientos y métodos provenientes de otras metodologías como la pedagogía, la andragogía, la psicología, la etnografía, la resiliencia, la sociología… con la intención de desarrollar entre los piarenses hábitos sanitarios permanentes que contribuyan al mejoramiento de sus condiciones de vida?

La respuesta es sí, siempre y cuando se aplique un programa de esta naturaleza dirigido al saneamiento de una comunidad donde se actúe con equidad y justicia y se satisfaga el derecho a la salud y a la vida que tiene todo ciudadano.  Porque una sociedad es justa si, y solo si, cuenta con las condiciones que aseguren la satisfacción de las necesidades básicas de todos sus miembros, de acuerdo con la determinación de esas necesidades que hagan ellos mismos.

Convencidos, entonces, de la necesidad de investigar para actuar, individual y colectivamente, conforme a los resultados de dicha indagación, los miembros de la comunidad afectada, deben decidir formular el problema de manera que, según nuestro análisis, el epicentro del conflicto se focalice en las poblaciones rurales de los municipios, en las serranías de estos sectores y en el patrimonio histórico y ecológico de cada país.

Con esta propuesta de intervención pedagógica se busca transformar la adversidad sanitaria de los pueblos del mundo, en hábitos y competencias médicas diferentes a los de la biomedicina. Trabajamos para reivindicar la medicina indígena herbaria hasta transformarla en una terapia que esté a la par, acorde con los alcances de su propia naturaleza, de los tratamientos profesionales, en un sistema de sanación regido por algunos principios inherentes a su condición ancestral: la rigurosidad, la responsabilidad y el respeto a sus principios originales.

El avance en la lucha para lograr el objetivo arriba referido lo demuestra los datos estadísticos consultados donde el incremento y el espacio ocupado de lo herbario al lado de lo biomédico crece considerablemente.

A la visión integral del acto médico herbario contribuyeron los estudios de autores reconocidos y especializados, nacionales e internacionales, que nos fueron convenciendo de que la perspectiva del acto médico herbario debía abarcar visiones más amplias e incluyentes de factores tan variados como lo social, lo étnico, lo cultural y lo ecológico a fin de facilitar la identificación epistemológica de cuatro enfoques que se interrelacionan y complementan en la práctica: objetividad, subjetividad, intersubjetividad e interobjetividad, de forma tal que se alcance la estructuración de una medicina fundamentada en el amor, la reflexividad y la trascendencia. Insistimos en sembrar la idea de que la acción médica del herbario debe emular a sus ancestros al igual que lo ha hecho la medicina tradicional indígena en todos los tiempos. Solo así adquiere un perfil científico ya que enmarca su práctica dentro del respeto y apego a los conocimientos científicos sobre la fisiología humana receptora de los tratamientos naturistas recomendados a los pacientes.

Para concluir existe una expresión en lengua Kari´ña, para denotar desprecio: ijsheja vañño, por oposición a ijshe vañño, que quiere decir amar, entre ambas significaciones ha transcurrido el tiempo de la larga travesía que los pueblos originarios emprendieron desde cualquier rincón del mundo, una vez que sus ancianos püddai, se percataron de la inclemencia de ciertos hombres poseído de ambición y poderío, y agotado de guerras y destrucción descubren entre la libre inmensidad de vivir apartados en lugares como: verdes paraderas, montanas, sabanas, ríos, lagos y lagunas, porque la vida era y pese a todo los problemas, es hermosa.

Referencia Bibliográfica

-Elena Adam de Guevara, Angel R. Villarini Jusino, Andragogía Una Antología sobre el Pensamiento Socioeducativa de Félix Adam. Fundación para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento (OFDP), FundCIÓN PARA UNA Educación de Calidad.

– Jorge C. Mosonyi (2002), Diccionario Básico del Idioma kar´ña. Fondo Editorial del Caribe. Barcelona Venezuela.

-Onlin Keith Sherwood”. U.S.A (2000), “Alternativa para la salud, Curación Espiritual”. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública (Revé Peri Medí Exp Salud Publica).

– Plasencia S., R. (2018). “El proceso de incorporación de la medicina tradicional y… Disponible: http://docs.bvsalud.org › biblioref › 2018/03 › el-… PDF. Consulta: 04/07/2021.

Reinaldo Sosa Gómez, (2000). El poder medicinal de las Plantas. Asociación Publicadora Interamericana

 

Fuente de la Información: CII – OVE

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