Entrevista a Xavier Aragay: “Estamos preparando a los estudiantes para un mundo que no existe”

Con 25 años de experiencia en gestión del sector educativo, Xavier Aragay, experto internacional en liderazgo para el cambio e impulsor del Reimagine Education Lab, quiere ampliar su ayuda a la comunidad docente de cara a un cambio que ve muy necesario. Para ello, ha elaborado este libro en el que, a través de 21 pasos, muestra el mejor camino para reimaginar la educación actual de un modo práctico.

¿Qué le llevó a escribir un libro como éste?

He tenido la oportunidad de visitar muchas escuelas y universidades de más de 16 países distintos. Fruto de mis observaciones, diálogos y debates con equipos directivos y maestros surgió una reflexión: cuando afrontamos la transformación de una escuela, hay una serie de temas que no se hablan o, si se hace, es con un enfoque muy técnico. Por eso, me pareció que debía poner sobre la mesa lo que, desde mi punto de vista, es el principal problema el cual se resume en los temas que se tratan en el libro… con un enfoque muy original.

Como bien comenta en el prólogo, no es un libro al uso. ¿Qué llevó a elegir este formato más práctico?

El objetivo principal es ayudar a los directivos, a los responsables de las escuelas y al resto de agentes que forman parte del cambio a modificar lo que yo llamo ‘marcos frontales’. Para ello, este es un libro que desea que el lector lo haga suyo, que lo subraye, que lo garabatee, que escriba en él sus pensamientos y opiniones generadas con la lectura.

¿Qué objetivo tiene este ‘Reimaginando la Educación’ de cara a los alumnos?

Nuestra responsabilidad como educadores es que los chicos y chicas que van a pasar en la escuela aproximadamente 15 años (de los 3 a los 18) tengan las herramientas necesarias para ser ciudadanos completos, con proyectos vitales intensos dentro del mundo en el que va a vivir.

¿Y a la comunidad docente?

La percepción de los educadores, en los centenares de escuelas que he podido visitar, es que hoy estamos preparando a los estudiantes para un mundo que no existe. Es el mundo que viví yo como alumno, el cual ha cambiado muchísimo. También la educación, en lo relativo a la esencia del método de enseñanza, que está anclada en lo realizado hace más de 100 años. Por eso creo que es urgente reimaginar la educación.

¿Por qué, hoy en día, debemos realizar este proceso sin demora?

Me sorprendió que la mayoría de las escuelas, cuando quieren llevar a cabo un cambio, sólo piensan en hacer más cosas. Por eso han entrado (en los últimos 20-25 años) en una dinámica muy intensa en lo relativo a actividades. Es como si pensasen que una buena educación es la que hace que los niños y las niñas estén constantemente activos. Y yo creo que es precisamente lo contrario: debe dar tiempo a reflexionar, a vivir. Por ello, el primer ingrediente del libro es ‘parar’ y mirar al centro educativo de un modo distinto.

Una mirada que también debe llevarnos al mejor camino a seguir por nuestra escuela…

Cuando me piden que vaya por los centros educativos a explicar la experiencia que he vivido, piensan que les voy a mostrar una nueva técnica. Y no es eso. Quiero ofrecer una nueva mirada, que nos detengamos y observemos. Por ejemplo, si contemplamos las aulas de Secundaria, la mayoría de los alumnos están desconectados de lo que estamos haciendo. Es como si no fuera con ellos. Por eso, es tan necesario visualizar.

Y tras ver lo que tenemos, hemos de diagnosticar sus males para llegar a la solución…

Es algo que no se debe hacer sólo. Además, el análisis se prevé profundo si lo que queremos es conocer porque no funcionan las cosas. Hemos de conocer porque no se consigue que los alumnos desarrollen esas herramientas que les van a ayudar en el futuro. Y debemos hacerlo sin miedo.

Sin miedo y bien equipados…

Hemos de hacerlo personalmente y como equipo. Yo insisto en el primero ya que pienso que la escuela son personas que hacen cosas unas con otras para que terceras puedan bucear hacia su vocación, cualquiera que sea ésta. Eso no quita que se deba poner el foco en el grupo, ya que no hablamos de liderazgos personales sino compartidos.

En ese equipo deben encontrarse todos los agentes interesados, sin excepción…

Para conseguir el cambio es necesario que la comunidad educativa participe. No es el tema de un iluminado, de una persona que sabe de pedagogía y tiene un proyecto a nivel individual. Por ello, hay que implicar a los educadores, a los alumnos (que son fundamentales), a las familias y al entorno. No debe ser una burbuja cerrada.

“Para conseguir el cambio es necesario que la comunidad educativa participe. No es el tema de una persona que sabe de pedagogía y tiene un proyecto a nivel individual”.

A todos ellos se les debe ofrecer un proyecto que, en cierta medida, les sorprenda. Para esto… ¿Es necesario partir de cero o el proyecto actual aún tiene que ofrecer para nuestro proceso de “reimaginación”?

Nadie puede hacer una tabla rasa y olvidar todo lo que había. Yo planteo un método con el que ya he experimentado y es el poner al alumno en el centro. El problema hoy en día es que el currículo y los contenidos han ido ganando espacio y, desde mi punto de vista, hay que desplazarlos ya que son sólo una herramienta para llegar a un sitio. Lo que hay es que tratar que la persona, gracias a unas habilidades (a unas competencias), afronte la vida en el tiempo que le va a tocar. Educar a persona no es abrir cerebros para implantar conocimientos.

Las acciones que llevemos a cabo deben estar bien planificadas para evitar el fracaso…

Todo es un proceso. Es imposible cambiar la educación de la noche a la mañana. Se han de variar primero los marcos mentales de todos los miembros de la comunidad educativa y, tras esto, realizar un conjunto de acciones coordinadas en el tiempo, la cuales suelen llevar entre 2 y 5 años. Por eso, se requiere de un orden.

Y de una buena comunicación… ¿Cómo debe ser ésta y a quien se dirige?

Hay que comunicar a todos los miembros de la comunidad educativa, de forma franca y directa, tanto lo que somos como lo que funciona (y lo que no). Y hemos de hacerlo con ilusión de cambio. También debemos rebajar el nivel técnico de las explicaciones, ya que a veces puede que no se nos entienda. Hemos de tener en cuenta que estamos educando personas.

Para conseguir el cambio es necesario que la comunidad educativa participe. Hay que implicar a los educadores, a los alumnos, a las familias y al entorno.

Las mismas a las que, en ocasiones, les cuesta participar de primeras… ¿Cómo se puede romper esa barrera y convencerles desde un principio de que el cambio es necesario?

A partir de la pasión y el contagio. Los líderes de cualquier transformación han de ser apasionados, han de creer que la educación puede cambiar. Así podrán movilizar a las energías del cambio.

¿Qué nos espera una vez a partir de aquí?

Espero una eclosión de ganas de cambiar, de reimaginar la escuela. Tenemos una gran oportunidad de reimaginarla, de transformarla, de mirar al futuro en lugar de anclarnos en el pasado y en lo que hemos hecho.

Fuente de la entrevista: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/xavier-aragay-reimaginar-educacion/

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¿Para qué sirven las humanidades y las ciencias sociales?

Pablo Gentili

Para qué sirven las humanidades y las ciencias sociales? La pregunta la formuló el pedagogo Pablo Gentili en el lugar indicado y en un buen momento: el martes pasado en la Facultad de Humanidades y Artes (UNR), que este año celebra los 70 años de su creación. Para responderla, Gentili también apeló a un referente histórico y en un momento clave para valorar su legado: Ernesto «Che» Guevara, de quien pronto se cumplirán 50 años de su asesinato. «El Che se subió a una moto y salió a recorrer América latina porque pensaba, con creatividad y con esa enorme fuerza que el optimismo le da a la militancia, que era posible entender el mundo para transformarlo. Ese es el gran desafío de las ciencias sociales y de las humanidades, para hacer un mundo más justo, más democrático y más igualitario», provocó el educador.

Pablo Gentili es doctor en educación (UBA), está radicado desde hace más de 25 años en Brasil, donde es profesor universitario. Actualmente es el director ejecutivo de Clacso (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), y es autor de libros y publicaciones, reconocido por su compromiso intelectual y social en todo el mundo, en particular en América latina. Así y todo, al iniciar su conferencia se propuso como «un aspirante a rosarino» para mostrar su reconocimiento por los músicos, futbolistas, académicos y luchadores que ha producido esta ciudad.
«Las humanidades y las ciencias sociales sirven para cuestionar, para interrogar, para hacer preguntas incómodas y meter el dedo en la llaga, para decir lo que falta y lo que sobra, también para reconocer lo que se hace bien, como cuando, por ejemplo, América latina pasó de tener 220 millones de pobres a 126 millones, hay que reconocer esto como una gran conquista democrática», argumentó Gentili sobre las razones de por qué estas disciplinas son clave siempre, pero más en tiempos de neoliberalismo.
Y sumó que se trata de las ciencias que enseñan lo fundamental para hacer cuando se mira la realidad social: «Hacer preguntas, interrogarla, cuestionarla, analizarla, a no creer en absolutamente nada de lo que parece natural y mucho menos a conformarse en lo que parece ser una gran conquista. Ante las grandes conquistas democráticas las humanidades y ciencias sociales nos imponen interrogaciones que nos ayuden a transformar lo que parece natural en un hecho político, lo que parece normal en un hecho social, lo que parece una tendencia en un proceso contradictorio y lo que parece una conquista en un enorme desafío».
Agendas impuestas
Gentili recordó que es esa fuerza de cuestionamiento que tienen estas disciplinas la que molesta a los gobiernos. «El gran problema es cuando nosotros decidimos no molestar más y decidimos no hacerlo asumiendo las agendas que nos ponen».
En los momentos más terribles de la historia, los sectores más conservadores apelaron a las detenciones y hasta las desapariciones y muertes de los cientistas sociales para callarlos. Gentili dice que ahora se han dado otras estrategias más sofisticadas para anular el pensamiento crítico, como por ejemplo los ránkings. Un mecanismo tan perverso como exitoso por el cual las universidades son ranqueadas en función de la producción académica, de indicadores de productividad que califican el nivel. Así, los textos publicados en inglés y en revistas especializadas pensadas en esta lógica miden «los niveles» de las universidades. Son datos bibliométricos que calculan en qué medida la producción académica de un país o de sus intelectuales es citada en otros países o por otros intelectuales.
El investigador se detuvo a desandar el circuito que se genera en esta práctica de citar textos, donde muchos publican en un inglés que ni siquiera hablan, por tanto tampoco pueden leer ni sus propios textos. Un circuito que «va creando comunidades científicas parecidas a los grupos de WhatsApp», ironizó.
Esos criterios que se imponen en las universidades —remarcó— tienen que ver con una lógica de producción de conocimiento cada vez más alejada de los problemas cotidianos de la gente, que nada tienen que ver con la posibilidad de producir conocimientos que interpelen, que se comuniquen, que dialoguen con lo que son los temas propios de investigación de estas ciencias humanas y que son la pobreza, la exclusión, la desigualdad, la violencia, la memoria, el sufrimiento, la discriminación: «Contamos las historias de los que no pueden hablar pero también aprendemos de los que hablan cuando nos cuentan sus historias. Nosotros hablamos de los olvidados, de las mujeres que luchan, de los campesinos que luchan; contamos las historias de las escuelas que nadie cuenta y vamos a buscar las escuelas que nadie vio. Vamos tras las semillas que pueden producir cosas diferentes que no van a contaminar o matar. Vamos a ver con las ciencias sociales conocimientos, saberes, sueños, ideales, utopías, perspectivas, narrativas que relatan e inventan mundos diferentes».
También acusó que esos ránkings que califican el conocimiento académico generan en las universidades competitividad y falta de solidaridad en el desarrollo de proyectos de investigación y producción colectiva de conocimientos. Además de la máquina burocrática a la que se somete a los intelectuales rindiendo cuenta de lo que hacen: «Los académicos de América latina pasan un 40 por ciento del tiempo llenando formularios, rindiendo cuenta de la plata que les dieron y en ningún momento se pregunta para que sirvió lo que investigamos porque no le interesa a nadie».
«Cuando nosotros perdemos de referencia para qué sirve lo que hacemos, en definitiva dejamos de cuestionar, acompañamos las agendas que nos imponen para poder sobrevivir en un lugar cada vez más competitivo. Las ciencias sociales y las humanidades dejan de ser un espacio de diálogo e interrogación para transformarse en un mecanismo burocrático y gerencial, cada vez más despolitizado», llamó a reflexionar.
«Es la investigación social lo que ayuda a pensar —citó como ejemplo— cómo puede ser que hay más y mejores leyes para defender a la mujer pero más violencia de género ¿Qué me muestra esto? Que el patriarcado es una institución difícil de derribar».
«Desconfíen cuando no se nombra la palabra política» en las ciencias sociales, en los discursos de quienes gobiernan, subrayó Gentili una y otra vez desde el arranque y hasta el final de su presentación, marcando el riesgo que significa «despolitizar la política».
El título de la conferencia con el que la Escuela de Ciencias de la Educación (UNR) trajo a Pablo Gentili a Rosario fue «El laberinto de la desigualdad. Educación y justicia social en América latina». Antes de profundizar sobre el reto de las ciencias sociales y de las humanidades, analizó qué pasó en esta región para que luego de tantos años de gobiernos progresistas, que impulsaron políticas públicas y sociales decisivas, indiscutidas, para cambiarles la vida a millones de personas, y volvieron mejores y más inclusivas las democracias, otra vez la derecha y el conservadorismo estén en los gobiernos.
Habló entonces de la no transformación de la matriz productiva primaria, la ausencia de una reforma tributaria de peso que afecte los intereses económicos de los más poderosos y de las corporaciones, además de la concentración de los medios de comunicación en pocas manos que conspiraron (y lo siguen haciendo) sobre las conquistas populares. Razones que siguen haciendo de América latina una región tan desigual como injusta.
Una oportunidad para reflexionar sobre qué pasa en la región
Antes de la disertación del pedagogo Pablo Gentili, el decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), José Goity, habló de la oportunidad que representaba esta presencia, en el marco de los 70 años de la creación de esta facultad. También la directora de la Escuela de Ciencias de la Educación, Verónica Zamudio, hizo notar la ocasión de esta visita, sobre todo como una oportunidad valiosa para reflexionar sobre la coyuntura que vive Latinoamérica.
Pablo Gentili expresó su satisfacción por haber sido invitado a Rosario, en los 70 años de Humanidades, en los 50 de Clacso, consejo del cual es el actual secretario ejecutivo, y a poco de cumplirse el 50 aniversario del asesinato en Bolivia del Che Guevara (el 9 de octubre). Una figura que invitó a mirar en tanto ejemplo de compromiso social. El educador valoró además su vínculo profesional con pedagogos locales, en tiempos que se forma en la UBA como académico.

 Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/las-ciencias-sociales-sirven-incomodar-y-meter-el-dedo-la-llaga-n1441422.html. Registro realizado por: Marcela Isaías.

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Cuba: Congreso Mundial-Países debatirán los desafíos para calidad educación

Cuba/30 de enero de 2017/Lístín Diario

Delegaciones de diferentes países del mundo se reunirán a partir de este lunes en La Habana, Cuba, para debatir los desafíos y perspectivas de la calidad de la educación, así como en la formación docente.

El Congreso Mundial Pedagogía 2017 se celebrará en Palacio de las Convenciones de La Habana, del 30 de enero al 3 de febrero, organizado por la Asociación de Educadores de Latinoamérica y del Caribe (AELAC).

Entre los principales temas que se debatirán se citan La educación en valores y ciudadana por una cultura de paz, El desempeño profesional del docente en el perfesionamiento y transformación de los sistemas educativos y La tecnología de la información y la comunicación en la educación.

Además, Políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación para un desarrollo inclusivo y sostenible, Educación ambiental para el desarrollo sostenible y la prevención de desastres, Organización y administración de las instituciones educativas y Atención integral a la infancia y la adolescencia.

También se analizarán la integración escuela-familia-comunidad por un desarrollo sostenible, Alfabetización y Educación de jóvenes y adultos y La Formación técnica y profesional de calidad, entre otros.

Fuente: http://www.listindiario.com/la-republica/2017/01/29/452176/paises-debatiran-los-desafios-para-calidad-educacion

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Chile: «La Caja de Pandora», el libro que disecciona los apasionados discursos en materia de educación

América del Sur/Chile/30 de septiembre de 2016/www.elmostrador.cl

Los autores de “La Caja de Pandora – hacia un nuevo mapa de la educación superior” tienen el propósito de avanzar a través de hipótesis, enunciados deliberativos e incluso emplazamientos intuiciones de Expertos, Rectores y políticos que abrazan las más diversas visiones sobre un nuevo mapa universitario y sus transformaciones en plena discusión de la reforma.

La Caja de Pandora – hacia un nuevo mapa de la educación superiores la nueva obra desarrollada por los académicos  de la Universidad de El Desarrollo, Mauricio Bravo y Mauro Salazar. El libro consiste en una compilación de entrevistas que expresan puntos de vista acerca de la situación y perspectivas de la educación superior en Chile.

El objetivo de la publicación, además de una nutrida exposición de opiniones, se orienta a romover un debate con profundidad y buscar alternativas para la crisis que se encuentra el sistema educacional. Para ello, los autores congregaron a un número importante de actores relevantes de la educación, incluyendo a Rectores, ex Rectores, intelectuales preocupados de esta temática y un par de políticos.

“Nos resultaba esencial en un ejercicio académico –cautelar la “universalidad” de miradas en nuestro libro- donde todos los actores se pronunciaran abiertamente sobre materias coyunturales, pero también sobre aspectos de orden más estructural tratando de buscar explicaciones más de fondo a la crisis de la educación superior en un marco de improvisaciones que, muy probablemente, queda somatizado en las erráticas decisiones del MINEDUC y en las fragilidades de la reforma”, cuenta Mauro Salazar, editor general de la obra.

Según Salazar el equilibrio de perspectivas fue un criterio básico para seleccionar los entrevistados con distintos acentos críticos que defienden una reforma parcial o total del sistema de educación.

“En el caso de los Rectores buscamos establecer equilibrios entre distintas Casas de Estudios y dar cuenta de distintas visiones del circuito de la educación superior. Como es el caso de Claudia Sanhueza, Fernando Atria, Ennio Vivaldi, Juan Eduardo García Huidobro, Pepe Bengoa y Camila Vallejos. Se trata de posiciones que hablan de una “masificación segregadora” y de una University Comodity».

Y de otro lado, los compiladores incluyeron los discursos críticos de Harald Beyer, José Joaquín Brunner, Andrés Berasconi, Federico Valdés, José Rodríguez que defienden el equilibrio de una mixtura público-privado y una perspectiva intermedia pero igualmente crítica tanto de la ideología del mercado que se impuso en los años 90’ como de la actual reforma traducido en la opinión del ex/Rector de la Universidad de Chile, Dr. Luis Riveros”, explica.

Según Salazar lo que se buscó con este mecanismo fue indagar y poner a prueba las fortalezas y debilidades de ciertos lugares comunes que como tales abundaban en el debate. «Lo que pretendimos fue establecer la mayor precisión conceptual, depurando como mejor pudiéramos sus núcleos extremadamente ideológicos; lucro, tri-estamentalidad, CAE, ley degratuidad, libertad de catedra masificación, etc. Pero también nos interesaba someter a prueba de consistencia socio-teórica las “externalidades positivas” de la masificación y explicitar los mecanismos de desregulación que ello suponía admitiendo algunos vicios del sistema que deben ser corregidos».

-¿Cuáles son las principales visiones contrapuestas de este libro? 

-Mauricio y yo creemos que el “manoseado” concepto de educación bajo el boom de la Universidad terciaria docente, comprende dos énfasis sobre los procesos de recepción y  circulación en una creciente “cultura de la imagen”. Algunos expertos validaban la necesidad de la Universidad docente, como una formación que no es mala a priori. Pero había discursos más radicales que planteaban que se deberían llamar “college” y volver a restituir en otro contexto los procesos de investigación y especialización. Camila Vallejos insistía en que no basta con que una Universidad genere un conjunto de externalidades públicas para recibir aportes basales, y ello se entiende –en parte- porque muy probablemente la realidad de las Universidades estatales en regiones deja mucho que desear.

En modo de conclusión, la propuesta del libro en su globalidad destaca, según las entrevistas, la inevitable necesidad de pensar en modelos mixtos o estratificados. “Respecto a la formas de financiamiento, algunos autores afirmaban que las Universidades privadas si cumplían determinados indicadores debían acceder a recursos estatales, otros se inclinaban por fortalecer el sistema de becas y, por último, están aquellos que quieren reservar eso solo para las universidades tradicionales”, concluye el editor.

Tomado de: http://www.elmostrador.cl/cultura/2016/09/27/la-caja-de-pandora-el-libro-que-disecciona-los-apasionados-discursos-en-materia-de-educacion/

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