La enseñanza tradicional, la de los libros, los exámenes, las clases magistrales y los deberes, es cuestionada por otras prácticas que no son nuevas pero sí están al alza
¿Han pasado de moda los exámenes, los libros de texto y los pupitres tal y como se conocían hasta ahora? En España, hay más de 600 centros registrados que emplean métodos educativos que se alejan de la mayoría, conocidos como pedagogías alternativas.
Waldorf, Montessori, Pikler o Charlotte Mason son, además de los nombres de sus iniciadores, métodos de enseñanza alternativos al sistema tradicional. A diferencia de este, que se basa en el llamado modelo de transmisión –del profesor al alumno–, las pedagogías activas son aquellas que ponen al niño en el medio y le dejan aprender por sí mismo.
La enseñanza tradicional, la de los libros, los exámenes, las clases magistrales y los deberes, es cuestionada por otras prácticas que no son nuevas pero sí están al alza. Si en la mayoría de los colegios, los profesores son los artesanos, las pedagogías activas convierten a sus alumnos en los artistas. María Montessori, Charlotte Mason o Rudolf Steinervivieron y murieron a principios del siglo pasado, pero sus enseñanzas son todavía aplicadas en colegios, guarderías y hogares todavía en 2023.
Waldorf
En 1919, el filósofo Rudolf Steiner recibió el encargo de fundar un colegio para los hijos de los empleados de la fábrica de tabacos Waldorf-Astoria. Así nace la escuela libre con el mismo nombre que tenía como características principales el ser abierta (recibía alumnos de distintos contextos escolares), mixta y con un plan de estudios que podía completarse en 12 años.
La pedagogía Waldorf se basa en un currículo que está basado en la etapa evolutiva en la que se encuentra, divididas por tramos de siete años. Por ejemplo, en este tipo de colegios no se enseñan matemáticas hasta los 7 años, en la segunda etapa. Tres conceptos definen el método: cabeza, corazón y manos, y a través de ellos el acercamiento pedagógico promueve un desarrollo global de la persona (intelectual, emocional y social y motor).
Método Montessori
Tras cuarenta años observando el desarrollo de los niños, Maria Montessori, una de las primeras mujeres médico de Italia, concluyó que si se deja que los alumnos sigan sus gustos e instintos aprenderá de manera más autónoma. El método mezcla en la misma aula a niños de distintas edades, que no tienen exámenes ni libros ni deberes para casa.
Fomentar el pensamiento crítico y el razonamiento propio son los objetivos finales de esta pedagogía, en la que se enseña en aulas sin pupitres en el que el alumno puede moverse con libertad y escoger la actividad que más le apetezca o guste, siempre de una manera guiada. Todas las opciones que se concentran en la clase están milimétricamente pensadas para los menores, con objetos (casi todos de madera) que la misma Montessori diseñó. Aunque en inicio se criticó a la educadora por fomentar el libertinaje en el aula, hay quien ve también cierta rigidez en el método.
Pikler
Las pedagogías activas se caracterizan, por regla general, en fomentar todo lo posible la autonomía de los niños. Además, el método Pikler presta especial atención a las necesidades psicomotrices, guiado por un adulto pero que no interviene, sino que tiene un papel de dar seguridad.
En los años 40, la médica austríaca Emmi Pikler trabajaba en un orfanato, donde comprobó que muchos de los niños que vivían allí tenían comportamientos asociados con el síndrome del Hospitalismo, un trastorno que sufren los bebés de seis a dieciocho meses que son separados de sus padres.
Proyecto Roma
Aunque fue concebido en su origen como un plan de investigación entre equipos de España e Italia, su impulsor, el doctor Miguel López Melero (catedrático en la universidad de Málaga), decidió universalizarlo por los beneficios que encontró en su método. La esencia de Roma es que cualquier persona puede aprender, puesto que nadie ha nacido siendo inteligente, sino que es a través del entorno y las experiencias como uno aprende.
No hay asignaturas, sino proyectos de investigación que se realizan de manera cooperativa en las aulas. A través de estos se busca que los estudiantes aprendan a comunicar, sentir, pensar, decidir y actuar.
Reggio Emilia
Además de una ciudad italiana de casi 170.000 habitantes, Reggio Emilia es la pedagogía impulsada por Loris Malaguzzi tras la Segunda Guerra Mundial. El maestro defendía que el conocimiento que han de obtener los niños les debe llegar a través de la observación y la experimentación, potenciando su creatividad.
La aventura educativa reggiana carece de programas educativos, sino una guía pedagógica que se basa en el aprender jugando con materiales poco estructurados en el que el niño es el protagonista de su aprendizaje y su maestro aprende con él. El aprendizaje se basa en el planteamiento de retos y problemas que los alumnos han de resolver mediante la investigación, la experimentación y la reflexión.
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