Consulta Popular y Formación Cívico Política

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Es un momento adecuado para proponer que las jornadas cívicas-políticas y democráticas, como la del 1 de agosto próximo, se conviertan en escenarios de aprendizaje…

En estos días se ha discutido en los medios públicos, especialmente en redes sociales digitales, acerca de las ventajas y desventajas de la consulta popular o pública que se llevará a cabo el próximo 1 de agosto, 2021, sobre si la ciudadanía está o no de acuerdo en iniciar procesos “esclarecedores” de los “actores políticos” del pasado.

Ésta es la pregunta que aparece en la convocatoria publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 28 de octubre de 2020:

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?” (1)

Como se puede apreciar, en la pregunta que se contestará durante la consulta popular o pública que viene (con un “Sí o No”), no se cuestiona acerca de la responsabilidad judicial, en apego con el marco constitucional y legal, de ex presidentes de la República, sino sólo, en términos genéricos, sobre “actores políticos”.

Un o una presidente municipal, una o un gobernador y un presidente de México son actores políticos.

¿Con qué figura e institución del Estado se vincularán los resultados de la consulta?

¿Se creará una comisión “esclarecedora” de hechos; una especie de comisión de la verdad? ¿Cuáles son los alcances legales, históricos, políticos y educativos de dicha consulta pública?

Una de las ventajas que tiene esta consulta es, sin embargo, de carácter educativo, pues la jornada cívico-política de agosto, tiene asociación directa con los procesos de formación cívica, ética y política de las niñas, los niños y jóvenes (NNyJ), quienes, sobre todo desde la educación básica, entran en contacto con este tipo de ejercicios y pueden recuperarlo de manera práctica, como una acción y un valor democráticos. Lo lamentable es que las y los estudiantes se encuentran, durante este periodo, de vacaciones.

Cabe recordar que a partir de 4º. Grado de Educación Primaria y durante la Secundaria, se abre la posibilidad de que nuestros NNyJ tengan acceso directo a los principios generales y a los procedimientos específicos de la convivencia social, cívica y política, en un marco de respeto, fraternidad y solidaridad entre mexicanos.

En lo formal, el plan y programas de la educación básica vigentes (2017), establecen que la formación cívica y ética: “Es el espacio curricular dedicado a formalizar saberes vinculados a la construcción de una ciudadanía democrática y el desarrollo de una ética sustentada en la dignidad y los derechos humanos.” (2)

Pregunta para estudiantes y docentes: ¿Qué diferencia hay entre una consulta pública, un referendo y una revocación de mandato? ¿Cuáles son los procesos vinculantes y cuáles no al término de una jornada cívica de esta naturaleza? ¿Nuestros NNyJ tienen claridad o certeza acerca de lo que se decidirá el 1 de agosto próximo?

“En la educación básica… la formación cívica y ética… favorece el respeto, la construcción y el cumplimiento de normas y leyes, considerando que son producto de los acuerdos establecidos entre los integrantes de la sociedad, las cuales señalan derechos y obligaciones para ciudadanos y responsabilidades para servidores públicos.”… “Asimismo, promueve la participación social y política de los estudiantes como acción fundamental para la construcción de ciudadanía.”

“La asignatura Formación Cívica y Ética brinda al estudiante oportunidades sistemáticas y organizadas para reflexionar y deliberar sobre la realidad de México y del mundo actual. Favorece que los estudiantes lleven a cabo acciones para mejorar su entorno, a nivel personal, escolar, comunitario, nacional y global, lo que contribuye a poner en práctica su capacidad para organizarse e intervenir en la solución de conflictos para el bien común.”

¿Qué tipo de prácticas o experiencias de aprendizaje se han llevado a cabo o se realizarán, desde la escuela, a partir de los ejercicios reales donde las y los mexicanos hacemos efectivos los derechos electorales y políticos?

¿Qué actividades escolares se realizaron, por ejemplo, el pasado 6 de junio durante la jornada electoral constitucional? ¿Qué tipo de reflexiones académicas están contempladas, en periodo de receso escolar, por parte de docentes y directivos escolares, como para recuperar los valores cívicos y democráticos que nos dejará la consulta?

Uno de los propósitos generales de la formación cívica y ética en México señala lo siguiente: Que los estudiantes valoren sus vínculos de pertenencia que le dan identidad con diferentes grupos sociales, (esto) con el fin de promover solidaridad, equidad, interculturalidad, valoración de la diversidad, pluralismo y rechazo a la discriminación.

También, el currículo escolar establece que las y los estudiantes participen en las “decisiones y acciones para modificar su entorno escolar, el de la localidad y el del municipio de manera organizada, responsable, informada, crítica y comprometida, en favor del bienestar colectivo y en defensa de la dignidad humana.”

La formación cívica, ética y política en la escuela: “…contribuye a la formación de ciudadanos interesados en los asuntos del lugar, país y mundo en que viven; capaces de colaborar y organizarse con otros para realizar acciones de beneficio común; que valoran la convivencia, la cultura política y la forma de gobierno democrática; y que emplean mecanismos y procesos democráticos para la deliberación, toma de decisiones y elección de representantes y autoridades.”

Es un momento adecuado para proponer que las jornadas cívicas-políticas y democráticas, como la del 1 de agosto próximo, se conviertan en escenarios de aprendizaje situados para NNyJ.

Ello implicará una modificación sustantiva al currículo escolar de la educación básica y media superior. ¿Existe la voluntad, de parte de las autoridades educativas federales y estatales, para realizar un proyecto de cambios a los contenidos de la enseñanza y los aprendizajes escolares? Aquí hay claramente una necesidad de modificaciones sustantivas.

Si a las autoridades electorales, así como a algunos medios de comunicación y a algun@s actores políticos no les ha interesado promover la consulta pública, pregunto ¿Cuál es la actitud de las autoridades educativas sobre esta clase de asuntos esenciales para la educación de las generaciones que vienen a nuestro relevo?

Fuentes consultadas:

(1) Decreto por el que se expide la Convocatoria de Consulta Popular. DOF, 28 de octubre, 2020.

(2) Acuerdo número 07/06/17 por el que se establece el Plan y los Programas de Estudio para la Educación Básica: Aprendizajes clave para la educación integral. DOF, 29 de junio, 2017.

jcmqro3@yahoo.com

Mi Twitter @jcma23


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/consulta-popular-y-formacion-civico-politica/

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Una democracia que no es pluralista es una dictadura de la mayoría

Por: Rita Segato

La antropóloga e intelectual feminista Rita Segato ha defendido en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que «una democracia que no es pluralista, que no acepta la pluralidad de presencias, de deseos, de intereses, de sensibilidades, es simplemente una dictadura de la mayoría», así lo ha manifestado en una entrevista concedida a la UIMP, en el marco del curso que ha dirigido esta semana en el Palacio de La Magdalena, titulado ‘Discriminación, violencia y crueldad como temas del presente’.

«Vivimos en un mundo plural», ha insistido Segato, quien ha destacado que este es «el mensaje central» que le ha querido transmitir al alumnado «tan diverso» del seminario que ha dirigido. Asimismo, añadió que «el pluralismo es una meta fundamental de toda buena política».  Para la antropóloga, «toda política del enemigo tiende al fascismo», concepto que ha definido como «una estrategia política, que indica la existencia de un enemigo común para beneficiarse políticamente y arrebañar a la masa en nombre de un enemigo común». En relación a esta táctica, que ha valorado como «dañina», ha reconocido que le asusta que «ciertos feminismos se definan a partir de un enemigo común».

Asimismo, la antropóloga ha rechazado la idea de un mundo en el que desaparezcan las diferencias entre lo masculino y lo femenino: «No es mi política, no es mi proyecto». Sobre esta cuestión, cree que «la masculinidad debe transformarse», porque es perjudicial.

«El mandato de masculinidad patriarcal es un mandato en potencia de poder, de demostración de fuerza y capacidad, de conquista, de capacidad de controlar territorios y controlar cuerpos como territorios, que damnifica a los hombres y a las mujeres», ha sentenciado.

crueldad. En cuanto a la teoría de la pedagogía de la crueldad, uno de los temas sobre los que gira su seminario, ha explicado que se trata de una forma de entender la realidad que enseña a ver la vida como cosa. «La cosificación de la vida es aquello a lo cual nos habituamos mediante esa pedagogía de la crueldad», ha insistido la experta.

Según Segato hay «una cantidad de escuelas» -medios de comunicación, videojuegos o burdeles- donde «se ejercita a la sociedad a ver los cuerpos, las personas, la naturaleza como instrumento para la adquisición y extracción de riqueza».

Fuente: https://www.eldiarioalerta.com/articulo/cantabria/rita-segato-democracia-es-pluralista-es-dictadura-mayoria/20190901104837061644.html

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Pluralismo reflexivo: debates y tensiones en nuestra cultura

José Joaquín Brunner

El pluralismo afirma y da expresión al principio de la diversidad de los valores, las culturas, los dioses y los modos de vida. Supone una visión abierta frente a la historia (las historias) de las civilizaciones y una celebración de la variedad. Acepta por tanto en el seno de la sociedad, en las esferas pública y privada, una coexistencia pacífica de diversidades no solamente toleradas, sino acogidas, celebradas y expresadas.

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Tópicos propios de la teoría y práctica del pluralismo están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Discutimos si es posible sentarse a la mesa a conversar con un cómplice pasivo de la dictadura. Si los representantes de una derecha “cavernaria” merecen nuestro respeto en la esfera pública. Si los mapuches son portadores de un principio de legitimidad nacional y, por ende, deberíamos aceptar la idea de un Estado plurinacional. Si la Pontificia Universidad Católica de Chile, y sus congéneres de igual confesión, deben ser reconocidas como auténticas universidades para participar en la esfera de la razón pública. Si el PC merece ser admitido por las instituciones democráticas a pesar de su defensa del chavismo, del régimen castrista y del capitalismo de partido único de la República Popular China. Si puede haber establecimientos de educación obligatoria K-12 de carácter religioso, de identidad y misión filosóficamente definida o con identidad cultural de raíces étnicas. Si acaso el Estado democrático debería promover activamente las libertades de culto, la diversidad de concepciones de mundo y una pluralidad de maneras de orientar la propia vida de acuerdo a valores autónomamente asumidos.

Mi respuesta personal a todas las anteriores cuestiones es clara y definidamente que sí.

Reacciono frente a estos asuntos de manera semejante al filósofo inglés Isaiah Berlin, quien en una entrevista recuerda una oración hebrea que se reza, cuenta él, al ver un monstruo: “Bendito sea el Señor nuestro Dios, que introduce la variedad entre sus criaturas”. Y luego explica que él se sitúa en la tradición de quienes rechazan “la idea surgida en el Siglo de las Luces en el sentido de que el hombre, en cualquier país y en cualquiera época, tiene valores idénticos”. Para esa tradición, remata, “al igual que para mí, la pluralidad de las culturas es irreductible”.

Rechaza por lo mismo con igual energía los nacionalismos agresivos y el universalismo abstracto; aquel que pretende uniformar las culturas en nombre de una racionalidad superior, habitualmente aquella provista por la razón instrumental fundada en la ciencia y la tecnología.

Por el contrario, sostiene Berlin, la variedad es una virtud. Y el pluralismo —“que entraña la posibilidad de innumerables ideales incompatibles que atraen la devoción humana”—, una vez aceptado como modo de vida, resulta difícil de aplastar por una fuerza autoritaria.

Su optimismo histórico es evidente. Cree que siempre, “tarde o temprano, la gente se tiene que rebelar contra la uniformidad y los intentos por establecer soluciones globales de cualquier tipo”. En cambio, aboga por el reconocimiento de perspectivas diferentes e incombinables. Sin embargo, al mismo tiempo, afirma la necesidad —y cree en la posibilidad— de “un mínimo de valores comunes”. Ésta es la única forma, piensa, de preservar la paz entre las naciones y evitar que las diferencias que trae consigo la aceptación amplia del pluralismo terminen destruyendo la sociedad.

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Este breve recorrido de la mano de Berlin muestra de inmediato lo difícil que resulta vivir en medio del pluralismo y la diversidad de valores. Veamos algunas encrucijadas.

Al pluralismo se opone la uniformidad; la idea de que sería mejor una sola cultura global, regida por algún principio universal como la razón científica, o una fe religiosa, o la ideología secular de un partido único.

Al contrario, el pluralismo afirma y da expresión al principio de la diversidad de los valores, las culturas, los dioses y los modos de vida. Supone una visión abierta frente a la historia (las historias) de las civilizaciones y una celebración de la variedad, como en la oración hebrea. Acepta por tanto en el seno de la sociedad, en las esferas pública y privada, una coexistencia pacífica de diversidades no solamente toleradas, sino acogidas, celebradas y expresadas.

Al mismo tiempo, según Berlin, el pluralismo no es incompatible con una base común mínima de valores que serviría para proteger el pluralismo, en primer lugar, y para promover un elemental consenso moral que facilite la integración social más allá de la solidaridad orgánica creada por la división del trabajo y por los intercambios de mercado.

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Las discusiones recientes en torno a la despenalización del aborto en tres causales son un ejemplo de deliberación pública en torno a una materia donde chocan “ideales incompatibles que atraen la devoción humana”, al mismo tiempo que dan cuenta de un esfuerzo por elaborar un mínimo ético común sobre cuya base resulte posible legislar y convivir en paz.

De hecho, durante el intenso debate en torno a dicho proyecto se tematizaron públicamente motivos científicos, religiosos, ideológicos, técnicos y de preferencia personal que parecían difíciles de articular en un acuerdo mínimo. Con todo, finalmente, tal acuerdo se logró y expresó en términos prácticos en el terreno político-legal, incluso admitiendo una objeción de conciencia —individual e institucional— en el marco de la ley.

El conflicto de valores subsiste, por consiguiente, lo mismo que la inconmensurabilidad de los valores en juego y de las visiones ético-filosóficas divergentes sobre los que aquellos se fundan. Continuará, pues, existiendo una tensión en estos ámbitos, igual que una discusión en los medios de comunicación, la academia, las iglesias, los hospitales, entre los profesionales de la salud y del derecho, en los tribunales de justicia y en el seno de las familias.

Pero, desde el punto de vista de la democracia deliberativa, qué duda cabe, se dio un importante paso mediante la elaboración de un acuerdo de convivencia cultural. Se alcanzó un equilibrio ético inestable; se energizó la conciencia moral de las personas, grupos e instituciones, y se instituyó una perspectiva cultural de integración en torno a un asunto que, en el mundo contemporáneo, es objeto de similares procesos conflictivo-deliberativos en diversos países.

Miradas las cosas en perspectiva temporal más larga, el acuerdo establecido (por ahora) significa asimismo el resultado de procesos evolutivos y de cambio en el plano de la ética social de diferentes grupos. Refleja una cierta liberalización de pautas evaluativas y unos procesos intersubjetivos de aprendizaje. Además, el reconocimiento de la complejidad de ciertas situaciones que antes se prefería mantener a la sombra de las virtudes públicas como vicios privados.

Todo esto ha conducido, eventualmente, a nuevos tipos de consensos ético-jurídicos y a una mayor reflexividad del pluralismo cultural de la sociedad chilena en este ámbito. Muestra que, incluso las convicciones que comprometen de manera más vital y emotiva la razón y el juicio moral de las personas y sus creencias religiosas, se hallan sujetas al influjo del medio ambiente, a los cambios generacionales, a nuevas evidencias científicas, al razonamiento de grupos e instituciones, y al discernimiento de las personas y de las comunidades étnicas y de fe. De allí que la clasificación de una “derecha cavernaria” en relación con este tema no pasó de ser una boutade (“intervención pretendidamente ingeniosa, destinada por lo común a impresionar”) del ilustre Vargas Llosa.

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El reciente intercambio de opiniones en torno a la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) sirve también para reflexionar sobre el pluralismo en las sociedades contemporáneas. (Debo declarar en este punto que me formé en dicha universidad y que luego fui exonerado de ella en septiembre de 1973).

Nadie duda que esta institución constituye, ante todo, una importante contribución al campo académico-científico, intelectual y cultural del país. Es una de las dos universidades líderes chilenas y goza de amplio reconocimiento internacional, especialmente a nivel de la región iberoamericana. Es, asimismo, una importante fuente del pluralismo de dicho campo institucional, el cual, a su turno, es un pilar del pluralismo político y cultural de la nación.

Además, realiza sus aportes en conformidad con la lógica de valores y con la autonomía propia del campo académico. Digamos así: la PUC es reconocida dentro de las comunidades disciplinarias y profesionales —desde historiadores a biólogos, de ingenieros a médicos y abogados— como un miembro legítimo que actúa de buena fe (bona fide) en el campo universitario.

Efectivamente, posee todos los atributos mediante los cuales se reconoce hoy a las universidades en el mundo democrático: (i) Autonomía (organizacional, académica, financiera y de recursos humanos) de acuerdo a los indicadores establecidos por la Asociación Europea de Universidades; (ii) Libertades humboldtianas de enseñanza, investigación y aprendizaje, según la auto-comprensión —y con las tensiones— con que dichas libertades se cultivan en las organizaciones universitarias contemporáneas; (iii) Principios institucionales conformados a las mejores tradiciones universitarias y a los retos del futuro, tal como estos principios se expresan en la Declaración de Glion: La universidad ante el milenio, suscrito a fines del siglo pasado por un grupo de las más prestigiosas universidades de los países desarrollados; (iv) Pertenencia a prestigiosas asociaciones universitarias internacionales, como es el caso de Universitas 21, con exigentes criterios de inclusión y excelencia para las instituciones miembros, y (v) Generación de bienes públicos y efectivo compromiso con el desarrollo nacional.

De manera que —más allá de estrechas disputas legalistas (¡que apasionan a los grupos dirigentes del país!)— no puede sorprender que la PUC aparezca, a la luz de cualquier análisis serio, como una institución pública por su misión, trayectoria, vocación, contribuciones y resultados. Ni que, como consecuencia de lo anterior, haya sido cofinanciada por el Estado chileno desde hace más de sesenta años, ininterrumpidamente, bajo los más diversos gobiernos.

Su carácter misional, más aún confesional, en calidad de universidad católica y pontificia, produce sin duda ciertas peculiaridades que una sociedad pluralista debe aprovechar (¡antes que condenar!) para enriquecer su discusión reflexiva.

Por ejemplo, cuenta la PUC con una facultad de teología que, como ya enseñaba Kant en su tiempo, ejerce la razón pública en asuntos que, decía él, interesan no sólo al Estado, sino además, a la Iglesia (protestante). Por eso, proponía que la antigua facultad reina de la universidad medieval, debía ahora, al momento de nacer la universidad moderna, situarse en un lugar jerárquicamente subordinado a la facultad de filosofía, la única que podía evaluar y juzgar con independencia el trabajo de las facultades profesionales, incluyendo junto a la de teología, a las de derecho y medicina.

Hoy, la querella de las facultades ha desplazado su eje hacia tensiones o contradicciones posmodernas (o propias de la modernidad tardía), tales como aquellas existentes entre la cultura de las ciencias y la cultura de las humanidades, o entre las ciencias naturales y las ciencias humanas, o entre la formación general (liberal) y la formación profesional y técnica.

Es decir, con el creciente pluralismo en todas las esferas de la sociedad, incluido el campo universitario, el viejo conflicto de las facultades profesionales (comprendiendo a la de teología) con la facultad de filosofía, se ha vuelto más diferenciado, sutil, entrecruzado y complejo, convirtiéndose en un conflicto multiforme: entre múltiples tribus disciplinarias, racionalidades científicas, orientaciones de valor, concepciones de mundo, modelos formativos, estilos de trabajo académico, poderes académicos, lenguajes esotéricos, asignaciones presupuestarias, etc.

Efectivamente, en los sistemas académicos contemporáneos hay por doquier una enorme variedad; un acentuado pluralismo que crece con la complejidad de las organizaciones. Conflictos entre ciencias más o menos dogmáticas o normativas, entre enfoques epistemológicos, entre formas y tipos de conocimientos, entre sensibilidades hacia lo sagrado y lo profano, ente reglas de la tribu y control de territorios del saber, entre especialidades emergentes y declinantes, entre escuelas y tendencias, entre principios jerárquicos y de participación horizontal, entre localismo y cosmopolitismo, etc.

En medio de tales tensiones y de la variedad generadas por el pluralismo interno de las universidades y su entorno exterior, los resultados formativos de las instituciones tienden a ser múltiples y variados también. Lo mismo ocurre con la PUC. Por ejemplo, durante los últimos cincuenta años ella ha dado origen —al menos parcialmente— a un número significativo de élites públicas, políticas y técnicas, como han sido las del MAPU, del gremialismo-UDI, de una sociología de impronta cultural católica, de los Chicago Boys, de la escuela CIEPLAN, de RD y otras. Sin mencionar su influencia, otra vez variada, en campos profesionales especializados como el de la medicina, la ingeniería, el derecho, la administración de empresas, la arquitectura, las comunicaciones. Y algo similar ocurre en campos especializados de las ciencias, las humanidades y las artes. Resulta difícil imaginar que estos resultados pudieran haberse obtenido en una universidad monista, uniforme, monocolor y rigurosamente vigilada por la autoridad eclesiástica.

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¿Significa todo esto que el pluralismo intrainstitucional transcurre en la PUC de una manera perfectamente armoniosa, pacífica, sin roces o querellas, rupturas y conflictos?

Sería francamente infantil suponerlo. Y no sólo en el caso de la PUC. Pues en estas instituciones, sobre todo si poseen un marcado carácter misional, la forma de gobierno tiende a ser más compleja a veces; la evaluación entre pares más exigente en cuanto a atributos biográficos, de trayectoria y fidelidad a valores comunitarios; los roces entre movilidad académica disputada y patrocinada (habituales en toda universidad) más frecuentes; los códigos de control moral más explícitos y exigibles; el peso de ciertas doctrinas más gravoso; el conflicto entre racionalidades weberianas más agudo; la tentación de ejercer censuras —implícitas o explícitas— mayor; los conflictos ideológicos más complicados y diferenciados, el choque de los dioses más fuerte y dramático.

Cualquier académico, de cualquier universidad, reconoce estos fenómenos como propios de las organizaciones y la profesión a las que pertenece. Sin duda, puede haber matices en la forma como se manifiesta la diversidad y se compone el pluralismo subyacente, según si se trata de una universidad jesuita o de tradición masónica, liberal o conservadora, estatal o privada, del Opus o de impronta empresarial, de élite o popular, de derecha o de izquierda, de base científica pesada o de artes liberales, de espíritu crítico o conformista, de horizonte nacional o internacional, tradicional o innovadora. Pero en todos los casos se producirán similares tensiones y contradicciones, según muestra la vasta literatura que hoy existe sobre tribus académicas y sus culturas disciplinarias y profesionales.

Por eso, pensar que el pluralismo y la diversidad de una universidad u otra pueden entenderse de manera monista y simplificada, a través de estereotipos jurídicos o morales, con criterios gruesos y superficiales, sólo conduce a trivializar estos asuntos. Algo similar, como vimos antes, ocurre con los debates morales sobre la despenalización del aborto. O sobre cualquier asunto que movilice la razón, las emociones y las creencias personales.

Cuando tales trivializaciones tienen lugar, las sociedades —en vez de aprender y avanzar en reflexividad— se estancan y reducen su potencial de aprendizaje. De allí que, ante lo diferente y diverso que continuamente produce el pluralismo, nuestra oración debe ser: “Bendito sea el Señor nuestro Dios por la variedad de sus criaturas, y no de temor, rechazo o banalización”.

Fuente del articulo: http://ellibero.cl/opinion/pluralismo-reflexivo-debates-y-tensiones-en-nuestra-cultura/

Fuente de la imagen: http://ellibero.cl/wp-content/uploads/2017/10/Pluralismo-645×400.jp

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Argentina: Alejandro Finocchiaro pide respetar la pluralidad

América del sur/Argentina/19 Agosto 2017/Fuente: El tribuno

Finocchiaro dijo que la escuela es laica. Bullrich había respaldado la enseñanza religiosa.

El ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, dijo ayer ser «muy respetuoso de las provincias», aunque agregó que Salta «deberá resolver cómo compatibiliza el artículo de su constitución que autoriza la educación religiosa en las escuelas públicas con el respeto a la pluralidad».

«La educación en la Argentina es laica, en la Constitución de Salta hay un artículo que debe complementarse con esta ley nacional, porque la escuela es de todos los argentinos», dijo el ministro durante la presentación del premio Maestros Argentinos, según informó la agencia Télam.

El funcionario agregó que «la ley 1420 -dictada a principios del siglo pasado- es una de las tres más importantes leyes del país, porque integró a todos los alumnos, los unificó y adoptó la laicidad para la escuela pública como modo de respetar la pluralidad de credos».

El exministro de Educación y precandidato a senador por la provincia de Buenos Aires, Esteban Bullrich, había asegurado en junio que el aprendizaje de las religiones como cultura general en las escuelas «es muy importante» y que esto «no significa romper la laicidad» sino que los alumnos sepan «qué significa cada religión».

«Los jóvenes tienen que salir conociendo las religiones. Es muy importante en un mundo donde la religión afecta tanto, desde el terrorismo religioso hasta el impacto que tiene en la política global y mundial», había opinado Bullrich.

El presidente de la AMIA, Agustín Zbar, dijo ayer que «es preferible la educación laica en las escuelas públicas y dejar que cada uno profese su religión donde corresponda, fuera del ámbito escolar».

El referente de la AMIA participó de la audiencia que se realizó en la Corte Suprema y dialogó del tema con la periodista María Alicia Alvado, de Télam.

Zbar aseguró que la «discriminación» se produce al distribuir a los alumnos en distintas clases de enseñanza religiosa según su fe.

El representante del Partido Demócrata Cristiano de Buenos Aires, Pedro Andereggen, pidió durante su exposición en la audiencia ratificar la educación religiosa en Salta.

«La enseñanza religiosa en las escuelas estatales en el horario normal es necesaria para dar efectividad al derecho humano de los niños a la educación integral, sin discriminación entre quienes pueden pagar un establecimiento privado o viven en una gran ciudad, y quienes no», afirmó.

Adventistas, a favor de un Estado neutral

Ruth Galíndez, de la Asociación Argentina de los Adventistas del Séptimo Día, aseguró ayer durante la audiencia pública que es “responsabilidad de la familia” garantizar el derecho de los niños a recibir educación religiosa.
Galíndez además manifestó que enseñar religión en la escuela obliga a las familias a expresar cuál es el culto en el que prefieren que sus hijos sean formados. “Cuando se ven obligadas a sacar de la esfera de la privacidad algo tan íntimo como las creencias y exponer a sus hijos a la segregación, no podemos hablar de tolerancia ni de respeto a la libertad religiosa”, afirmó.
La referente además consideró que “los mayores logros se han obtenido en el marco de la separación de la Iglesia del Estado” y que la neutralidad está “adulterada” en el caso de Salta.
Para Fernando Mayoraz, de la Asociación Civil Ojo Ciudadano, la alternativa de enseñar religión fuera del horario escolar que plantean algunos sectores “excede los términos de la litis” porque esa posibilidad no se planteó en el marco de la causa.
Mayoraz también argumentó durante la audiencia que, en Salta, muchos alumnos van a clase cabalgando. “Me cuesta creer que vayan a volver a la escuela a caballo en un horario distinto”, destacó.
“La expresión religiosa forma parte de la cultura de un pueblo”, expresó Fernando Mayoraz.

Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/nota/2017-8-17-0-0-0-el-ministro-de-educacion-pide-respetar-la-pluralidad

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Pluralismo Epistemológico

Autores: León Olivé , Boaventura de Sousa Santos, Cecilia Salazar de la Torre, Luis H. Antezana, Wálter Navia Romero, Luis Tapia, Guadalupe Valencia García, Martín Puchet Anyul, Mauricio Gil, Maya Aguiluz Ibargüen, Hugo José Suárez.

Año: 2009

Ciudad/país: Bolivia, La paz.

Editorial: CLACSO Co-ediciones- Muela del Diablo Editores- Comunas- CIDES- UMSA

ISBN: 978-99905-40-61-1

Sinopsis: El mundo es un pluriverso político, cultural y cognitivo. La vida se organiza y experimenta de varios modos. Se produce conocimiento a través de una diversidad de estrategias, de procesos de imaginación, que permiten comprender las diversas dimensiones de la naturaleza y a nosotros como parte de ella. No sólo existe una pluralidad de formas de conocimiento que corresponde a la diversidad de culturas sino que también al interior de cada cultura se desarrolla una pluralidad de formas de pensamiento. En este sentido que las pretensiones de verdad que se esgrimen en cualquier cultura acaban siendo una forma de desconocimiento de la diversidad constitutiva de su forma de vida, además se convierten en un acto represivo que desconoce el despliegue de una pluralidad de formas de pensar en los más diversos ámbitos, desde el estudio de los procesos de la naturaleza en sentido amplio hasta los procesos sociales y políticos.

Descargar aquí: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/olive/olive.pdf

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Ciudades de América Latina comprometidas con la inclusión social

25 de octubre de 2016/Fuente: UNESCO

El pasado 18 de octubre, se reunieron en Bogotá, Colombia, algunos de los miembros de la Coalición Latinoamericana y Caribeña de Ciudades contra el Racismo, la Discriminación y la Xenofobia, convocados por la UNESCO, la intendencia de Montevideo y la Embajada de Uruguay en Colombia, con el apoyo de la Comisión Nacional de UNESCO en Colombia.

Las ciudades reafirmaron su compromiso con la Coalición e insistieron en la necesidad de trabajar conjuntamente y compartir experiencias de políticas inclusivas, que combatan la discriminación en todas sus formas.

“América Latina ha tenido un importante crecimiento económico en los últimos años, pero estamos en deuda con tener sociedades más igualitarias. Debemos trabajar más por integrar a la sociedad en nuestras ciudades”, recordó el intendente de Montevideo, Daniel Martínez. Montevideo es actualmente la ciudad líder de la Coalición para América Latina y el Caribe.

Además del intendente Martínez, participaron Mario Ferreiro, intendente de Asunción, Paraguay; Mónica Fein, intendenta de Rosario, Argentina; Raisa Banfield, vicealcaldesa de Ciudad de Panamá, Panamá; Thiago Teixeira de Andrade, secretario de Estado de Brasilia, Brasil; Cuauhtémoc Cárdenas, coordinador de Asuntos Internacionales de Ciudad de México, México; y María Luisa Zapata, subsecretaria de Gestión del Conocimiento de Medellín, Colombia.

Durante la jornada se reflexionó sobre las diferentes formas de discriminación que hay en la región. “Enfrentamos un machismo que afecta a toda América Latina”, señaló el intendente de Asunción, Mario Ferreiro.

Por su parte, la intendenta de Rosario, Mónica Fein, insistió en que el desafío está en abordar la desigualdad social, “en las ciudades estigmatizamos injustamente a los sectores más pobres” concluyó la intendenta.

Andrés Morales, especialista regional del sector de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, resaltó la importancia que tiene la lucha contra la discriminación, el racismo y la xenofobia, en el marco de la agenda de losObjetivos de Desarrollo Sostenible, que incluye dentro de sus metas construir políticas locales inclusivas.

Se insistió en que la Coalición es un espacio ideal para trabajar conjuntamente en la búsqueda de ciudades más pluralistas, diversas y justas. Los asistentes acordaron identificar las experiencias de políticas que vienen realizando las ciudades para que puedan ser compartidas entre ellas. A su vez la Coalición buscará vincular más ciudades para que hagan parte de esta red regional.

La Coalición Latinoamericana y Caribeña de Ciudades contra el Racismo la Discriminación y la Xenofobia es una iniciativa lanzada por la UNESCO en 2006 y promovida por las ciudades, que pretende mejorar las políticas locales que promuevan la inclusión, la diversidad y el pluralismo.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/latin_american_cities_committed_to_social_inclusion/#.WA0X5uXhDIU

Imagen: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/latin_american_cities_committed_to_social_inclusion/#.WA0X5uXhDIU

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Nueva guía educativa para combatir la islamofobia en Canadá

Canadá/Septiembre de 2016/RCI

A sólo unos días del regreso a clases en el país, el Consejo Nacional de musulmanes canadienses, la Asociación Islámica de Servicios Sociales (AISS), la Comisión Canadiense de Derechos Humanos (CCDH) lanzaron este jueves un documento guía destinado a apoyar a los educadores para que hagan frente adecuadamente a cuestiones complejas como la islamofobia y la discriminación y para que la escuela continúe siendo un espacio seguro e inclusivo para todos los estudiantes.

La llegada de 25.000 refugiados sirios a Canadá en el último año, así como la retórica anti-musulmana que surgió en Canadá y en Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre 2001, están teniendo repercusiones en los estudiantes y en las aulas canadienses.

“Las escuelas han estado trabajando contra la islamofobia desde los ataques terroristas del 9 de septiembre de 2001, hasta ahora, nunca habíamos visto un interés tan claro entre los educadores para combatir el problema”, afirmó Amira Elghawaby, directora de comunicaciones del Consejo Nacional de musulmanes canadienses. “Esto ha cambiado recientemente”, dice ella.

La nueva guía que lleva por título “Ayudando a los estudiantes a lidiar con traumas geopolíticos, violencia e islamofobia” (en inglés y francés solamente) aborda el impacto psicológico del odio y de la discriminación, dando como ejemplo la situación actual en Estados Unidos en la que niños musulmanes preparan sus maletas, con sus juguetes, en reacción a ciertos comentarios, particularmente provenientes del candidato republicano a la presidencia de ese país, Donald Trump, sobre una eventual prohibición de la entrada de inmigrantes musulmanes a territorio estadunidense.

El director ejecutivo del Consejo Nacional de Musulmanes Canadienses presentando la guía a la prensa. THE CANADIAN PRESS/Justin Tang

El director ejecutivo del Consejo Nacional de Musulmanes Canadienses presentando la guía a la prensa. THE CANADIAN PRESS/Justin Tang

La guía también quiere que el lector comprenda lo que puede significar para un niño refugiado sentir rechazo y desconfianza al llegar a su nuevo país.

“La escuela debe ser un lugar donde cada niño se sienta comprendido y seguro. Esta guía le invita al lector a ponerse en el lugar de un niño musulmán que vive en Canadá, que puede haber sufrido un trauma o rechazo de algún tipo – un niño que está esperando ser aceptado y vivir en un entorno seguro en el que puedan aprender y crecer” , dijo Marie – Claude Landry, presidenta de la Comisión Canadiense de los Derechos Humanos.

Muchas escuelas han incluido en su personal a profesores e intérpretes para paliar a la demanda actual. También están preparando sesiones de orientación y otros programas a partir de este otoño para seguir ayudando a la integración emocional y social de los niños sirios.

“El pluralismo, el respeto de las diferencias y el multiculturalismo son los valores que son importantes para los canadienses y los valores con que debemos crecer a partir de una edad muy joven. Debemos ser un ejemplo para las generaciones futuras y para dotar a nuestros jóvenes de las habilidades y conocimientos que les ayudarán a hacer su camino frente a los desafíos de hoy y mañana”, dijo Siddiqui Shahina, consjera espiritual y presidenta de la Asociación Islámica de Servicios Sociales.

Shahina Siddiqui THE CANADIAN PRESS/Justin Tang

Para leer la guía en inglés haga clic aquí y en francés, aquí.

Fuente: http://www.rcinet.ca/es/2016/08/25/nueva-guia-educativa-para-combatir-la-islamofobia-en-canada/

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