Italia. Save the Children lanza una campaña para combatir la pobreza educativa

Europa/Italia/14 Mayo 2020/https://www.vaticannews.va/

“Reescribamos el futuro”, es la campaña que ha lanzado Save the Children con la finalidad de ofrecer educación, oportunidades y esperanza a los niños y adolescentes que viven en los entornos más desfavorecidos y así contrarrestar la pérdida del aprendizaje, causado por un cierre prolongado de las escuelas, y recuperar la motivación para estudiar, con el fin de prevenir el abandono escolar.

la Ong que está presente en Italia desde 1998, y que viene actuando con el fin de “promover mejoras significativas en el modo con el cual el mundo se relaciona con los niños y obtener cambios inmediatos y duraderos en sus vidas” – ha lanzado en Italia la campaña titulada “Reescribamos el futuro”, con la finalidad de ofrecer educación, oportunidades y esperanza a los niños y adolescentes que viven en los entornos más desfavorecidos y así contrarrestar la pérdida del aprendizaje, causado por un cierre prolongado de las escuelas a causa de la actual emergencia sanitaria, y recuperar la motivación para estudiar, con el fin de prevenir el abandono escolar.

El Covid-19 pone en riesgo la educación de niños y jóvenes

Según el informe de esta Institución, hoy en día, en Italia, más de un millón de niños viven en la pobreza absoluta. La emergencia sanitaria debida al Covid-19, ha empeorado las desigualdades y de este modo se va extendiendo rápidamente las fronteras de la pobreza. Desde que empezó la pandemia y se adoptaron drásticas medidas para contener el contagio, entre ellas el cierre de las escuelas, muchos niños se quedaron atrás; sin las herramientas y el apoyo adecuado para acceder a las lecciones virtuales, corriendo el riesgo de engrosar las filas de los llamados NEETs, es decir, de los niños que no estudian ni trabajan. La emergencia sanitaria del coronavirus seguramente pone aún más en peligro el derecho a una vida digna y llena de oportunidades para los jóvenes, así como a la educación, que es la clave para romper la transmisión de la pobreza de una generación a otra.

Una crisis que afecta a los menores y sus familias

La alarma lanzada por Save the Children con ocasión del lanzamiento de esta campaña, incluye la encuesta inédita sobre una muestra de más de 1000 niños de entre 8 y 17 años y sus padres, que incluye el 39,9% del total que se encuentran en condiciones de fragilidad socioeconómica también a causa de la crisis Covid-19. El informe arroja que, alrededor de 1 de cada 5 niños tiene más dificultades para hacer sus deberes que en el pasado y, entre los niños de 8 y 11 años, casi 1 de cada 10 nunca asiste a la enseñanza a distancia o lo hace menos de una vez a la semana. Además, 1 de cada 20 padres teme que sus hijos tengan que repetir el año, a pesar de las disposiciones ministeriales que lo prohíben, o que puedan abandonar la escuela, tasas que entre las familias con mayores dificultades económicas, se elevan a casi 1 de cada 10 y 1 de cada 12, respectivamente.

Una campaña contra la pobreza educativa

Ante esta situación, Save the Children señala que, se debe actuar rápidamente, para proteger a los niños y adolescentes de este riesgo que no sólo implica una privación económica, sino también la pobreza educativa, impidiendo que los talentos y habilidades de los más jóvenes florezcan, ya que en un periodo tan difícil como el que estamos viviendo, no se debe dejar a nadie atrás y cada uno debe comprometerse para que esto no suceda. Por ello, Save the Children lanza la campaña “Reescribamos el Futuro”, para sostener el recorrido educativo de niñas, niños y adolescentes que están viviendo en los entornos más desfavorecidos.

En tal sentido, esta Institución busca contrarrestar inmediatamente la pérdida del aprendizaje, causado por un cierre prolongado de las escuelas – que se ha dado en Italia, como en muchos otros países del mundo – y recuperar la motivación de los jóvenes para estudiar, y así prevenir el abandono escolar. Por ello, la Ong renueva su intención de estar al lado de los niños, niñas y adolescentes, ayudándoles a concluir un año escolar particularmente difícil y a enfrentar fructíferamente un verano lleno de incógnitas, para luego comenzar un nuevo año escolar.

Se necesita una escuela diferente que llegue a todos

En Italia, casi 8,5 millones de estudiantes en septiembre volverán a las aulas, y será necesariamente una escuela diferente, una escuela difusa, capaz de dilatar los tiempos y espacios de la enseñanza. Una escuela que sea punto de referencia para la comunidad educativa, que junto con los servicios sociales y el tercer sector, a partir también de las muchas experiencias hechas en estos años con el Fondo para la lucha contra la pobreza educativa juvenil, se logre alcanzar a los niños que hoy en día son invisibles porque están desconectado, y que puedan interceptar la necesidades de las familias que han caído en la pobreza material y dirigirlas a la red de apoyo del territorio italiano.

Un compromiso colectivo en favor de los niños

En esta difícil tarea educativa en tiempos de coronavirus, las escuelas y las familias no deben ser dejadas solas en el enfrentar estos desafíos. Tiene que ser un compromiso colectivo que vea a todos involucrados – ciudadanos, familias, escuelas, tercer sector, empresas e instituciones – para un reinicio que identifique los derechos de los niños como una brújula para intervenir en el presente y reescribir el futuro. El Gobierno, el Parlamento, las Regiones y los Entes locales se enfrentan a un desafío histórico, que debe ser considerado como una prioridad de la agenda política, dedicando también la necesaria inversión económica, para no dejar atrás a ningún niño como resultado de esta emergencia sanitaria. Por lo tanto, Save the Children pide que se tomen medidas tanto durante el verano como durante el próximo año escolar para combatir la pobreza educativa y el abandono escolar prematuro.

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-05/italia-save-the-children-lanza-una-campana-contra-la-pobreza.html

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Yo no ahorro en educación

Argentina / 25 de noviembre de 2018 / Autor: Daniela Leiva Seisdedos / Fuente: INED21

NO ES UN NEGOCIO

El caso analizado es el de mi país, Argentina, pero –viendo a todos los lectores y colaboradores de este sitio– veo que es un problema que nos engloba a todos.

La docencia no es un negocio. Ser docente NO es una actividad más, no lo es o ¿es el trabajo de los docentes menos importante para la sociedad que el de políticos, médicos, Ministro de Educación?

Primero, desmitifiquemos eso de que somos un país rico, somos un país POBRE, porque, si los recursos para no ser pobres no llegan a todos, somos POBRES; para mí, eso es un mito endémico. América es el continente más desigual que hay y Argentina –no lo perdamos de vista– está en América.

La educación es sistema y conjunto de procesos responsables del desarrollo humano personal. La pobreza es una negación de las oportunidades y las opciones básicas para el desarrollo humano y educación y salud califican de opciones básicas humanas.

La educación siempre debe pensarse como un compromiso social, como una estrategia de crecimiento. Cuando nos educamos, podemos conocer el mundo y, si lo conocemos, lo transformamos y, si lo transformamos, no somos bestias que nos comemos a nosotros mismos.

El ahorro dicen que es la base de la fortuna, pero en Argentina y en muchos otros países se está «ahorrando» desde hace años en educación, entonces ¿De qué fortuna hablamos?

UNA INVERSIÓN

La educación siempre

es una inversión, no un gasto

Es hora de que los gobiernos entiendan que la educación no debe ser un macro proyecto en la agenda, sino la columna vertebral del desarrollo del país. La educación siempre es una inversión, no un gasto.

Los padres, las autoridades, la sociedad ¿pensamos que lo único que deseamos para nuestros hijos, es brindarles las mejores oportunidades y herramientas para que tengan una infancia y el desarrollo seanadecuados?

Los números de las estadísticas de pobreza en Argentina parecen no indignar lo suficiente, son números fríos en un papel que no se traducen en personas –solo se ve (solo se percibe una cifra, trazos de de tinta en el papel) un número, frío. Hace ya diez años, los titulares de los diarios extranjeros informaban una noticia «Hambre en el país de la Carne»; entonces, si nacemos pobres, viviremos marginados, sin futuro. La eliminación de la pobreza no es tarea de un día, y no se resuelve por generación espontánea sin un verdadero compromiso de política pública.

POBREZA EDUCATIVA

En educación, no podemos ahorrar, los riesgos conocidos y los riesgos ocultos tienen un mismo resultado y es que se amplía la pobreza. La pobreza se considera un factor principal de riesgo educativo –según Leroy y Symes–, pero estos conceptos también son de sentido común; de hecho, vemos en nuestros salones como corolario, que la enseñanza y el aprendizaje se tornan más difíciles si se padece hambre, por ejemplo.

Siempre miramos a África como el «continente perdido» para qué mirar tanto afuera si en nuestras ciudades se palpa esto, creo que si siempre miramos afuera es parte de negar el problema y decir constantemente el otro, los otros y… ¿nosotros?

La pobreza educativa no es de este gobierno, no es de un gobierno, es desde 1810, 1990,  2000; entonces, a muchos les conviene que esto siga así, ¿serán los mismos de siempre, con las misma ideologías de siempre?… El único animal que se rasca para afuera es el perro y no somos perros; entonces, «pateamos» los problemas para adelante, echándole las culpas al «otro» y percibimos que acaso esta sea la única manera de involucrarme.

Cuando hay pobreza estructural, esta tiene su impacto en todas las dimensiones de la vida y de la sociedad; y, cuando miramos la realidad, nos damos cuenta de la necesidad de un verdadero compromiso de todos.

¿Puede la educación librarnos de este “flagelo” de círculo vicioso que vivimosLa respuesta es ; porque la educación es una actividad esperanzadora.

¿Quién quiere ser docente para hacerse rico monetariamente? Nadie, solo vivir dignamente de la profesión que hará posible un mundo más equitativo.

La estrategia de continuar la pobreza es una tragedia, que cada día cobra nuevas víctimas, especialmente entre la niñez.

La educación es el mejor plan contra la pobreza, pero, para eso, debe existir un contrato implícito y explícito de todos. ¿Qué educación queremos? La de generar un compromiso educativo que se sostenga en el tiempo, no en un gobierno. Si se educa bien, tenemos buena salud y seguridad, pero está todo en crisis.

Hay que generar la conciencia de la importancia de la educación para  ayudar a superar diferencias sociales, culturales y de privilegio; y asegurar, así, una mayor igualdad de oportunidades, esto es, equidad.

Fuente del Artículo:

https://ined21.com/yo-no-ahorro-en-educacion/

ove/mahv

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Uruguay: Admisión de rezago educativo

Uruguay/21 de Abril de 2018/El Observador

La severidad de las conclusiones de Ineed y Unicef exige la atención oficial negada hasta ahora

Las alertas sobre las carencias en la educación pública y los riesgos que conllevan para el país no han logrado hasta ahora horadar el muro oficial de desaprensión e incompetencia. Merecen mejor atención las advertencias más recientes, ya que no provienen de opositores políticos o técnicos privados sino que están contenidas en un informe conjunto de un organismo estatal y Naciones Unidas. Un estudio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y Unicef concluyó de manera tajante que si Uruguay no sale del rezago educativo, los estudiantes de hoy tendrán dificultades más adelante en encontrar empleo y sufrirá «la competitividad global del país». Y en momentos en que sindicatos docentes presionan por más recursos para la educación pública sin ofrecer contrapartida de resultados, el informe, al enfatizar «los bajos niveles» actuales en la formación estudiantil, destaca la probable inutilidad de asignar mayores partidas presupuestales si paralelamente no se reforma el sistema.
Ineed, organismo estatal autónomo, y Unicef concuerdan en reconocer avances en la generalización educativa para la primera infancia y la incorporación de tecnologías para uso pedagógico, especialmente con el Plan Ceibal. Pero advierte contra el atraso en que se encuentra Uruguay en el mundo actual en materia de calidad de la educación. Destaca que la situación es especialmente grave en la enseñanza media, por lejos el eslabón más flojo en la cadena de la enseñanza pública por sus deficiencias curriculares y docentes, y altos niveles de deserción y repetición. Enfatiza además que para llevar el país a las exigencias del siglo XXI se necesitan «consensos de largo plazo tanto políticos como con actores relevantes».
La observación está dirigida directamente a los dos sectores responsables de la pobreza educativa. La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que preside Wilson Netto, se niega una y otra vez a implementar cambios que todos conocen pero nadie pone en marcha. Incluyen adecuadas propuestas específicas planteadas por los técnicos de Eduy21 y otros muchos expertos del sector privado. Y los tres gobiernos del Frente Amplio han mostrado una incomprensible tolerancia con la renuencia de ANEP. Todo empezó con la defectuosa ley de educación, aprobada durante la primera administración del presidente Tabaré Vázquez y resistida hasta en ámbitos docentes. Siguió con la vacua promesa del expresidente José Mujica de modernizar la educación pública y ha culminado bajo el gobierno actual. Vázquez le puso a la intrascendente ministra de Educación, María Julia Muñoz, dos laderos técnicos para llevar adelante las reformas. Pero ambos desaparecieron prontamente de la escena oficial cuando Netto frenó cambios que hubieran puesto el país a rueda del mundo actual, aprovechando la tolerancia culposa del Poder Ejecutivo.
El informe de Ineed y Unicef reclama «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos», destaca como «factor de riesgo» la baja formación docente, especialmente en secundaria, y propone metas para corregir las deficiencias. La severidad de las conclusiones de ambos organismos exige la atención oficial negada hasta ahora, a menos que se acepte denigrar el futuro de la juventud uruguaya y el desarrollo del país.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/admision-rezago-educativo-n1224544
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Exclusión incluyente: Mientras la educación sea una mercancía, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas.

Colombia / 1 de octubre de 2017 / Autor: Óscar Sánchez / Fuente: El Tiempo

Pablo Gentili introdujo este concepto, que parece un oxímoron, para describir el proceso de escolarización en América Latina en los últimos cincuenta años, en el que se ha expandido notablemente el acceso de las masas recién urbanizadas (y por lo tanto, del grueso de la población) a la matrícula del ciclo básico en instituciones educativas precarias.

Es un proceso incluyente, pues sería necio negar el valor de esa presencia de los chicos en la escuela. Para entender la importancia del acceso y la permanencia que se han logrado en las ciudades de Colombia, solo hay que compararlas con el mundo rural disperso, donde la mitad de la población se queda por fuera de la secundaria y solo una cuarta parte llega a ser bachiller. Las condiciones de la población en ambos mundos son muy diferentes.

Pero en las ciudades, aun con el aumento de la cobertura, hay exclusión. No se puede llamar de otra forma a la desigualdad aberrante con la cual se ha hecho la expansión: mientras las clases medias pagan una educación con buenas condiciones, los pobres, con excepciones que confirman la regla, se quedan con el bagazo. Frente a ese hecho hay tres enfoques.

Uno que podemos llamar cínico, niega la exclusión y afirma que simplemente estamos haciendo lo que se puede. Que la desigualdad educativa es una condición temporal y que por el camino que llevamos llegaremos a la educación buena para todos, cada quien en su propia realidad. Y que cualquier esfuerzo adicional atentaría contra la sostenibilidad fiscal y la iniciativa privada. Es común escucharlo, expresado con crudeza, en boca de funcionarios a cargo de las finanzas públicas, y camuflado con eufemismos, en boca de buena parte de quienes manejan la educación.

Un segundo enfoque, que es el que venimos poniendo en práctica algunos convencidos del poder de la razón emancipadora y el empoderamiento popular, es el del desarrollo de las capacidades humanas. Este consiste en buscar gobernantes dispuestos a alimentar altas expectativas y apoyar con ingentes recursos públicos a los educadores y comunidades ejemplares en escuelas pobres, para cerrar brechas dando más al que tiene menos, sin forzar a los poderosos a una igualdad impuesta. Hemos apostado por formar a una nueva generación que entienda que la inclusión tiene que ser plena y que la buena educación, como el empleo decente, la salud preventiva y la seguridad ciudadana son derechos y no pueden ser desiguales, o dejan de serlo.

¿Seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo?

Gentili, que ha sido dirigente del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, de Flacso y del Foro Mundial de Educación, propone un tercer enfoque que profundiza el anterior. Afirma que la inserción institucional, si bien es un avance, está muy lejos de marcar el camino del goce efectivo de los derechos y las relaciones humanas igualitarias que constituyen las bases de una sociedad democrática sustantiva. Lo que este autor llama ‘universalización sin derechos’ va más allá de la idea hoy aceptada en el mundo de que no basta con el acceso y hay que apostar a la calidad.

Gentili introduce tres reflexiones: i) existen la pobreza y la desigualdad educativas, aunque haya mayor acceso a la escuela, porque la universalización de la matrícula no cambia las estructuras sociales; ii) una educación con igualdad formal ante la ley y brutal desigualdad frente al mercado da como resultado un sistema segregado, en el que la educación no es un bien común, sino uno excluyente y, por lo tanto, no es pública, aunque se haya aumentado la oferta oficial, y iii) se ha impuesto recientemente una tendencia economicista que hace ver la educación predominantemente como un factor de producción, y se ha perdido su sentido como base de la humanización planetaria, planteado en las declaraciones de derechos humanos de hace 70 años.

En algo estamos de acuerdo con Gentili: mientras la educación sea una mercancía más, la formación integral de calidad sea un privilegio y prime el fin de educarse para ganarse la vida, antes que para construirse una vida, los avances en escolaridad no nos harán mejores personas ni nos llevarán a la justicia social.

Me queda la inquietud: ¿seremos ingenuos quienes atribuimos a la educación en sí misma la capacidad de transformar el sistema ofreciendo a los débiles un lugar en el mundo? ¿El cambio de las estructuras políticas, económicas y culturales es una condición para tener un derecho efectivo a la buena educación, o cambiando las mentes con un mayor esfuerzo político y pedagógico dentro del sistema actual podemos hacer que cambien esas estructuras?

Fuente del Artículo:

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/oscar-sanchez/exclusion-incluyente-discriminacion-educativa-135392

Fuente de la Imagen:

http://www.reproduccionsocial.edusanluis.com.ar/2012/11/exclusion-educativa-en-america-latina.html

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