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África, lista para jugar un papel más relevante

Redacción: Portafolio

A pesar de los problemas, el vasto continente está en mejores condiciones de lo que mucha gente imagina para tener mayor importancia en el mundo.

Es imposible generalizar acerca de los 54 países que conforman el vasto continente africano.

Algunas naciones, como Somalia, República Centroafricana y Burundi, están atrapadas en conflictos civiles interminables. Mientras tanto, Nigeria, Sudáfrica y Angola – los supuestos motores del continente – se han quedado estancados en una economía en ‘cámara lenta’. 

Pero, a pesar de la pobreza generalizada y de los enormes problemas sociales, África en general está en mejores condiciones de lo que muchos imaginan.

Un sinnúmero de cambios surgieron en el continente para comienzos de siglo cuando al menos dos eventos ayudaron a impulsar un período de rápido crecimiento y – cuando los beneficios inesperados resultantes no fueron desperdiciados – de desarrollo.

El primero fue la Iniciativa para los Países Pobres muy Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés), mediante la cual se perdonaron US$100.000 millones en las deudas multilaterales, bilaterales y comerciales de 30 países africanos. La medida les dio la oportunidad de escapar de la interminable carga del servicio de la deuda.

El segundo fue la entrada de China en África. En 2000, el comercio entre China y África fue de aproximadamente US$10.000 millones, según la Iniciativa de Investigación China-África (CARI, por sus siglas en inglés) en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins en Washington. Para 2017, eso había aumentado a US$148.000 millones (una baja del máximo de 2015 de US$200.000 millones).

Durante el mismo período hasta 2017, el gobierno de China, los bancos de desarrollo y los contratistas otorgaron préstamos por un total de US$143.000 millones a gobiernos africanos y a empresas estatales, según la CARI. El resultado fue una oleada de construcción de carreteras, de puertos y aeropuertos en un continente que clamaba por una mejor infraestructura.

Aunque ha habido preocupaciones de que es probable que países como Angola y como Zambia estén avivando otra crisis de deuda, y de que China esté actuando como una potencia neocolonial, numerosos africanos alegan que la llegada de China ha representado un beneficio neto para el continente.

Tito Mboweni, el ministro de Finanzas de Sudáfrica, atribuye parte de la actitud negativa hacia la relación entre África y China a la propaganda occidental. “No quieren que los africanos hagan negocios con los chinos porque existe la idea de que África es su patio trasero”, explicó.

Detrás de China han llegado otros países – incluyendo Turquía, India, Brasil y los Estados del Golfo – los cuales han ideado una oportunidad comercial y estratégica en África que sus contrapartes occidentales han tardado más en detectar.

En términos de población, África es el continente que experimentará el mayor crecimiento durante las próximas décadas. Para 2050, se pronostica que su población aumentará, más que duplicándose, a 2.000 millones. A finales de siglo es probable que se duplique nuevamente, en cuyo momento más de una de cada tres personas en la Tierra será africana. 

Aunque eso planteará enormes retos para los gobiernos que buscan mejorar el nivel de vida, significa que, en términos generales, los mercados africanos probablemente crecerán durante décadas.

“Los nuevos actores están viendo oportunidades debido a la demografía y a los desarrollos que muestran que África desempeñará un importante papel en el mundo”, comentó Carlos López, un economista de desarrollo de Guinea-Bisáu.

Durante los años posteriores a 2008, cuando los inversionistas estaban buscando la próxima ‘gran frontera’, estas tendencias alimentaron la corta era de la narrativa del ‘ascenso de África’. Aunque esa entusiasta frase resultó exagerada, les reveló a algunas personas el potencial del continente. Estos desarrollos han estado acompañados de mejoras tangibles, aunque desiguales, en la gobernanza y en el nivel de vida.

África ya no es el continente de golpes de estado y de guerras civiles. En 1990, 12 líderes africanos habían obtenido su posición debido a un derrocamiento militar, con sólo seis que habían asumido su cargo como resultado de elecciones multipartidistas, según la Institución Brookings.

Para 2016, 45 líderes habían pasado por un proceso multipartidista. Es cierto que algunas de esas ‘incursiones’ en la democracia, como el reciente y disputado concurso en la República Democrática del Congo, son poco más que una farsa. Pero, en el África subsahariana, casi ningún gobierno debe su posición directamente a un golpe de estado, a pesar del reciente derrocamiento militar de Omar al-Bashir en Sudán.

En áreas que incluyen desde salud hasta economías en constante expansión, el panorama refleja una gradual mejora. El año pasado, seis de las economías de más rápido crecimiento del mundo – Ghana, Costa de Marfil, Senegal, Yibuti, Etiopía y Tanzania – eran africanas. Con unos actores ligeramente diferentes, es probable que esa hazaña se repita este año.

La expectativa de vida también ha mejorado. Un bebé recién nacido en África actualmente tiene una expectativa de vida promedio de 65 años. Aunque eso se encuentra detrás de los promedios de Europa Occidental por 17 años, está muy lejos de ser lo que era hace unas décadas cuando las crisis del sida, de la malaria y de la tuberculosis habían reducido la expectativa de vida a menos de 50 años en numerosos países africanos.

Las noticias están lejos de ser todas buena. Muchas naciones africanas enfrentan retos que van desde el cambio climático hasta una salud pública y una educación inadecuadas. En casi todas las medidas de desarrollo, la mayoría está a la zaga del resto del mundo.

Aunque el continente se está urbanizando, la mayoría de las ciudades son caóticas. Pocos países han escapado de los modelos extractivos que los llevan a venderles productos básicos de bajo valor agregado a las naciones ricas.

Según la Fundación Ibrahim, la cual monitorea la gobernanza, la democracia africana ha dado marcha atrás. En África Oriental y Central, algunos líderes han cambiado la constitución para prolongar su gobierno o han celebrado problemáticas elecciones.

Sin embargo, a pesar de todo esto, la idea de que los países africanos pueden salir de la pobreza ha cobrado fuerza, señaló Lopes.

Un país que ha personificado una constante mejora es Etiopía. A pesar de su volátil situación política y – al menos hasta hace poco – de un gobierno autocrático, el país de 105 millones de personas ha cambiado mucho en los últimos 30 años.

Hoy en día es más probable que se le asocie con rascacielos y con el impulso por el estatus de los ingresos medios que con las hambrunas que definieron su imagen en la década de 1980. Los indicadores de salud y de educación han mejorado, y el país ha registrado una década de crecimiento con un promedio de alrededor del 8%.

“El nivel de ambición de los líderes ha aumentado mucho”, señaló Lopes, quien ve un continente que, a pesar de todos sus problemas, está lleno de energía. “Este es el continente con la población más joven del mundo. Esto conducirá a una transición diferente a la de cualquier otro lugar”, agregó.

Fuente: https://www.portafolio.co/internacional/africa-lista-para-jugar-un-papel-mas-relevante-533103

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El riesgo autoritario del discurso de odio

Por: Arturo Zamora

El discurso de odio y las prácticas de violencia y discriminación racial, de género y religiosa proliferan con distintos matices en diversas latitudes del planeta. Tan es así que, António Guterres, secretario general de la ONU anunció una estrategia de acción sobre el discurso de odio, consciente de que en la historia de la humanidad esta retórica conlleva exterminios, una lección que no debemos olvidar.

Entre las explicaciones de estas tendencias contemporáneas, de las cuales México no está exento, se encuentra una de índole económico ante los cambios en la estructura del capitalismo global de las décadas recientes y el atraso de las políticas públicas para regular y modular sus efectos.

Esto explica el incremento en los índices de desigualdad social y en el ingreso, el desempleo generacional y la reducción en la movilidad social ascendente, así como la profundización de las brechas sociales por las diferencias en el nivel educativo de la fuerza laboral o en el acceso a las tecnologías digitales.

En el plano político, el impacto de estos cambios sociales y económicos se expresa en el surgimiento de movimientos y gobiernos populistas, de izquierda y de derecha, y el ascenso del nacionalismo autoritario. Rusia, Turquía, Polonia y Hungría expresan esta tendencia contemporánea, como también lo hace el Brexit y, desde luego, Estados Unidos y México.

En el ámbito social, un efecto de estas mutaciones es el rechazo a los agravios contra las mujeres de movimientos como el #MeToo en EU y, recientemente, en México (#YoSíTeCreo), contra la violencia y la discriminación de género.

El tema de fondo es que el discurso de odio y la discriminación están siendo acompañados por mayorías y medidas populistas que ponen en riesgo las libertades civiles y los derechos de las minorías, así como las instituciones de la democracia liberal como las cortes constitucionales, los órganos autónomos, la prensa libre y las organizaciones de la sociedad civil.

En otras palabras, el discurso de odio y la discriminación, en sus diversos matices raciales, clasistas, de género y religiosos, alimentan la implantación de regímenes populistas y autoritarios, y la opresión del pluralismo político y la diversidad social.

Todo lo anterior subraya la relevancia de reformas y políticas públicas que reviertan el impacto social de las tendencias económicas y tecnológicas contemporáneas, igual que la polarización política.

Elevar los índices educativos y de acceso digital, ampliar las opciones de reentrenamiento laboral, universalizar los servicios de salud de calidad, regular las plataformas digitales y multiplicar los espacios de encuentro social son algunas medidas que deberíamos discutir e instrumentar para eliminar las raíces del discurso de odio y la discriminación, así como preservar las libertades y derechos civiles.

A la vista de esta agenda, cabe evaluar la viabilidad y consistencia de reformas que en México buscan la masificación y gratuidad educativa, pero rehúyen a la calidad y el mérito individual; la supresión del Seguro Popular y de las estancias infantiles sin alternativas de calidad y acceso universal; y aprovechan la desregulación para intentar manipular las redes sociales y desarticular el diálogo social. Tampoco es con foros y audiencias a modo como se desactiva la ira social contra el discurso de odio y la violencia de género.

El riesgo autoritario que conllevan el odio, la discriminación y la violencia no puede soslayarse y las medidas para evitarlo deben estar a la altura de un problema que nos concierne a todos.

Fuente: https://www.excelsior.com.mx/opinion/arturo-zamora/el-riesgo-autoritario-del-discurso-de-odio/1332736

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Millones de niños sin educación en Africa, segun Unicef

Redacción: Prensa Latina

Cerca de dos millones de niños carecen de educación en comunidades afectadas por conflictos armados en las regiones de África Occidental y Central, advirtió hoy en un informe difundido aquí por Unicef.

 

Tal situación se deriva de que el número de centros escolares cerrados en esa parte del continente hasta junio de este año es de más de nueve mil 200, cifra que triplica las instituciones de ese tipo clausuradas a fines de 2017, precisó el reporte.

Acorde con el texto, los países más afectados por la violencia e inseguridad en las escuelas son Burkina Faso, Camerún, Chad, Malí, Níger, Nigeria, República Centroafricana y República Democrática del Congo.

De cara a esa realidad, Unicef valoró que las amenazas y los ataques contra estudiantes y maestros en tales áreas geográficas crean un sentimiento de aprensión entre los niños, sus familias, comunidades y la sociedad en general.

Más delante refiere que en numerosas zonas de África Occidental y Central, ‘está surgiendo una creciente hostilidad hacia la educación por parte de facciones beligerantes’.

Demuestra tal afirmación el que más de una cuarta parte de los 742 ataques verificados contra escuelas en todo el mundo en 2018 tuvieron lugar en cinco países de África Occidental y Central, ejemplifica.

En reiteradas ocasiones, agencias de Naciones Unidas, como Unicef, llamaron a los gobiernos de países africanos, afectados por conflictos armados, a adoptar medidas de emergencia para evitar que miles de niños se queden sin recibir clases en escuelas, lo cual entorpece su normal desarrollo intelectual.

También exigieron a la comunidad internacional que aporte necesarios recursos financieros para el impulso de la educación en estados de África Central y del oeste.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=300340&SEO=millones-de-ninos-sin-educacion-en-africa-segun-unicef
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Al menos 39 millones de personas sufren de hambre en América Latina

Redacción: La FM

El aumento de la población que sufre hambre en América Latina y Caribe, que actualmente llega a 39 millones de personas, es motivo de preocupación para la FAO, en palabras de su representante regional adjunta en la zona, la estadounidense, Eve Crowley.

En una entrevista, con motivo de su visita a Montevideo para la presentación de un libro por los 68 años en Uruguay de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Crowley describió la situación actual en la región.

«(El hambre) Es una tendencia bien preocupante porque, después de décadas de descenso de la subalimentación y hambre en la región y en el mundo, ahora se ve un aumento: en América Latina y el Caribe hay 39 millones de personas que padecen hambre», alertó.

En el extremo opuesto de la malnutrición, la población en la región presenta altos niveles de sobrepeso y obesidad, que en el caso de Uruguay, según señaló la antropóloga, alcanzan el 65 % de la población frente al 60 % a nivel regional.

«Tenemos una meta asociada a la erradicación de la malnutrición en todas sus formas y, actualmente, una de sus expresiones es que en muchos países hay una combinación de problemas simultáneos: subalimentación, obesidad o sobrepeso y una deficiencia de micronutrientes como el hierro, calcio, vitamina A y D», indicó.

Sobre el alto consumo de carne en la región, a pesar de que la organización reconoce la importancia del alimento y la impulsa, la experta manifestó su preocupación por los problemas de salud asociados al sobreconsumo de proteína animal en déficit del consumo de frutas, verduras, legumbres.

«El uso de antibióticos en la cadena de producción de carne y acuícolas es una fuente de preocupación muy grande para FAO, OPS, OMS y OIE; porque sabemos que en 2050 la resistencia microbiana va a ser la principal causa de muerte en el mundo, más que el cáncer y las enfermedades no transmisibles», agregó.

Según Crowley, los antibióticos son utilizados con el objetivo de obtener un aumento en el crecimiento productivo ganadero y su consumo ocasiona que las personas se vuelvan resistentes al medicamento, que «cuando se necesitan para una herida pequeña no funcionan».

Con relación al uso de agroquímicos en la región, la experta dijo que «muchas veces la solución agroquímica puede ser esencial porque sin ella puede no haber producción. Pero, por otro lado, hay cantidades que son apropiadas y momentos de aplicación que son óptimos; con un mejor conocimiento se puede reducir significativo.

Fuente: https://www.lafm.com.co/internacional/al-menos-39-millones-de-personas-sufren-de-hambre-en-america-latina

 

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El problema de Colombia es la crisis moral ligada a un deficiente sistema educativo

Por: Ricardo Angoso

El país latinoamericano acusa los casos de corrupción, la impunidad, el fracaso del sistema judicial y la desafección de los ciudadanos ante su clase política.

La corrupción, la impunidad reinante en el país, el fracaso del sistema judicial y la escasa credibilidad de la sociedad colombiana en su sistema político tienen mucho que ver con la profunda crisis moral que padece el país desde hace décadas debido, sobre todo, al fracaso de su sistema educativo, si es que realmente es merecedor de ese nombre.

La corrupción se ha hecho algo presente, casi natural, en la sociedad colombiana, como si ya la ciudadanía se hubiera acostumbrado a la misma y la viera como un mal consustancial a nuestra clase política pero también a todos los sectores y estratos sociales, permeando todas las instituciones, empresas, organizaciones y, lo que es más grave, a todo el tejido de la sociedad civil. El problema no es sólo económico, ya que la corrupción genera pobreza, mal empleo de unos recursos públicos que podrían ser invertidos en educación y salud, el pesimismo en una sociedad que ya no cree en sus líderes, que deberían ser referentes morales y éticos, y una sensación generalizada de que el sistema está podrido y no tiene arreglo.

De ese estado de cosas que padecemos desde hace dos siglos, que tiene un dimensión más profunda que la económica al señalar a la administración como más propia de un Estado fallido que de un país moderno, funcional, justo y organizado, pueden surgir en el futuro fuerzas antisistema, movimientos de corte populista y caudillismos del más variado pelaje, tanto a izquierda como a derecha. Ahí radica uno de los verdaderos peligros que conlleva el problema.

Pero conviene que pongamos el foco en el verdadero problema: digo que la crisis de Colombia es moral y ética. Y esa doble crisis, que explica una buena parte de los comportamientos ilícitos, nefandos e inmorales de la dirigencia colombiana, está absolutamente ligada, diría que casi de una forma estructural, a la educación. Más bien habría que decir que a la falta de la misma, es decir, a la ausencia de un auténtico sistema educativo público, gratuito, incluyente y universal que fomente e implemente un conjunto de valores éticos y principios cívicos a los futuros ciudadanos de Colombia.

Un sistema que consiguiera superar la perniciosa segregación social que caracteriza al país desde la infancia, donde ya se acentúan los estratos y las diferencias entre las clases más pudientes y las más desfavorecidas, y el acceso al mismo en igualdad de condiciones de todos los futuros estudiantes. Un sistema educativo incluyente, superador de la desigualdad social y que no haga de la educación un negocio solo apto para los más favorecidos socialmente, de tal forma que solamente los ricos pueden estudiar en colegios de calidad y después acceder a los centros universitarios, discriminando, claramente, a los más pobres. Haría falta una auténtica voluntad política, algo de lo que carece en la actualidad la dirigencia, para poner en marcha ese sistema de educativo de carácter público de calidad que permita superar la crónica desigualdad social que ahora caracteriza a todos los tramos de la educación en Colombia, desde la infancia, como ya he dicho antes, hasta la formación universitaria.

Todo el mundo sabe que los colegios públicos en Colombia son un desastre, están escasamente dotados de medios, los profesores están mal pagados y deficientemente formados para ejercer sus tareas, y los centros aportan, en términos cualitativos, poco o nada a sus estudiantes; las clases más pudientes envían a sus hijos a colegios privados de mejor calidad o al menos con un nivel formativo superior a los públicos. Así las cosas, la segregación social se agudiza e incluso se intensifica antes de la llegada a la universidad, donde los sectores sociales con menos ingresos llegan con un nivel mucho más bajo y con pocas posibilidades de acceder a los centros universitarios, tanto por razones económicas como formativas, al haber recibido un aprendizaje mucho más deficiente que las clases pudientes.

Otro problema que manifiesta el ineficiente sistema educativo es la ausencia de controles de calidad de las instituciones educativas y de los profesionales que imparten sus conocimientos en las mismas; en Colombia es relativamente fácil ser docente y uno percibe que cualquiera, sin haber pasado el necesario proceso formativo, puede ejercer como profesor hasta en las más prestigiosas universidades del país. Hay muy pocos concursos públicos para dotar de docentes a la mayoría de las universidades, siendo los puestos adjudicados a dedo y generalmente a través de las famosas «palancas», y tampoco la administración ejerce ningún tipo de control acerca de la calidad de las plantillas universitarias, algo que explicaría por qué nunca las universidades colombianas están entre las doscientas mejores del mundo en ningún rankig de los que miden el nivel de calidad de las mismas en todo el mundo.

Las consecuencias de lo anteriormente expuesto explican la escasa movilidad social que se manifiesta en la sociedad colombiana desde hace dos siglos y que un reducido núcleo social, compuesto quizá por unas 40 o 50 familias -sin exagerar-, hayan controlado con un poder omnímodo sobre la vida social, política, cultural y económica del país durante todos estos años. ‘Las élites han secuestrado al Estado a través de sus relaciones familiares’, señalaba el congresista David Racero. Unas élites que no han permitido el acceso de los más desfavorecidos a la educación, quizá para seguir controlando el país por saecula saeculorum, y mantener sus privilegios feudales -aparte del indiscutible derecho al saqueo del Estado sin miramientos ni compartido con nadie-, en una sociedad que demanda a gritos un sistema educativo funcional.

Y es que, como señala el analista Mauricio Caicedo, «es un error creer que todos los problemas de la sociedad se resuelven con el crecimiento económico: el crecimiento no resuelve la pobreza, la pobreza la resuelve la educación. El problema de la desigualdad en Latinoamérica no es un problema de crecimiento económico, sino de educación»

La clave del desarrollo social y económico en Asia en el último medio siglo, con grandes economías emergentes que ya dominan el mundo, como Corea del Sur, China, Japón, Singapur, Taiwán y Vietnam, por poner solamente algunos ejemplos bien gráficos, tiene mucho que ver con la calidad de sus sistemas educativos y la consiguiente movilidad social que emana de los mismos, de tal forma que llegan a la universidad tan sólo los más aptos y preparados y no aquellos que tienen más recursos económicos. Sin sistemas educativos de calidad, no hay progreso social ni desarrollo alguno, pudiéndose decir que educación y desarrollo son un binomio inseparable y que van juntos de la mano; sin educación no hay posibilidad de cambio social y ser capaces de generar bienestar, prosperidad y riqueza para la mayoría de la sociedad.

Termino, a modo de conclusión, con un apunte del ya citado Caicedo que ilustra bien el asunto y la escasa percepción que tiene del mismo la dirigencia colombiana: «Los gobernantes colombianos olvidan que no invertir en educación equivale automáticamente a invertir en ignorancia, en fanatismo, en resentimiento y en desigualdad social, y que las víctimas de esa pedagogía negligente no son solo las gentes humildes, sino toda la sociedad, incluidos los más poderosos y los mejor educados».

Fuente: https://diario16.com/el-problema-de-colombia-es-la-crisis-moral-ligada-a-un-deficiente-sistema-educativo/

 

 

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Venezuela tiene los docentes peor pagados del mundo, según experto en seguridad social

Redacción: El Carabobeño

Un profesor universitario de mayor escalafón (titular) y con la máxima dedicación (dedicación exclusiva), no supera los $20 mensuales, es decir no percibe por su trabajo un dólar diario, cifra inferior a la estipulada por los organismos internacionales especializados que ubica a la población por debajo de la línea de la pobreza ($2). Esto los ubica entre los docentes peor pagados del mundo.

Este criterio lo expuso el coordinador de la Coordinadora Nacional de Institutos de Previsión Social de las Universidades Nacionales y coordinador del Doctorado en Seguridad Social de la UCV, Absalón Méndez Cegarra, al señalar que todo el profesorado universitario de Venezuela se encuentra en situación de pobreza, en el lindero de la pobreza extrema.

“El profesor Ferreira destaca dos hechos muy importantes que están causando estragos en la Universidad venezolana –dijo Méndez Cegarra-. Uno, la fuga de talentos por la precariedad de los salarios que perciben los miembros del personal docente y de investigación. Dos, el deterioro acelerado de la institucionalidad previsional del sector profesoral universitario, especialmente en lo que atañe al cuidado integral de la salud”.

Señaló que  Ferreira solicita al nuevo ministro de Educación Universitaria que restituya los derechos adquiridos del profesorado universitario, violados abiertamente desde el año 2018, cuando se estableció y, aun antes, 2004, cuando se dejaron de aplicar las Normas de Homologación.  Manifestó el experto en previsión y seguridad social Méndez Cegarra que consta en acta suscrita por las partes, empleador y trabajadores, que el punto de partida de la nueva escala salarial era 4,75 salarios mínimos nacionales, a partir de esa base se establecía la interescala salarial.

“Ferreira acertadamente denunció que nada de esto ocurrió y se sometió al trabajador docente universitario a una situación precaria, de pobreza extrema, pues, ni ayer y, menos aún hoy, el salario del docente universitario es digno y proporcional a la sagrada misión que por ley la sociedad y el Estado venezolano le encomiendan”.

Aseguró Absalón Méndez Cegarra que en consecuencia es necesario, y así lo pide el profesor Ferreira, restituir el salario, su capacidad adquisitiva perdida para dignificar al docente universitario.

Estima que la mueca de ajuste salarial hecha, aparentemente, en fecha reciente, es una burla al profesorado, pues no restituye para nada el poder adquisitivo del salario, al contrario, lo envilece mucho más, frente a una inflación que alcanzó, inexplicablemente, al dólar de los Estados Unidos de América.

“¡Cosa nunca vista! La hiperinflación dolarizó la economía nacional, menos los salarios de los profesores universitarios y, de paso, la inflación, también, impactó la divisa norteamericana. Estamos acorralados y sin salida”.

Recordó el coordinador de la Coordinadora Nacional de Institutos de Previsión Social que un aliciente del profesor universitario del pasado, admitiendo la precariedad salarial, era el derecho a la seguridad social y al disfrute de una institucionalidad previsional que atendía, entre otras necesidades, el cuidado integral de la salud.

“Todo esto se ha venido al suelo. El gobierno nacional creó un mal llamado Sistema Integral de Salud del Ministerio de Educación Universitaria (Sismeu), despojando a las Universidades e Institutos de Previsión Social de los recursos necesarios para atender los problemas de salud del sector universitario. Hoy, la cobertura básica del Sismeu no cubre absolutamente nada. Más gasta el interesado en obtener los recaudos para viabilizar la cobertura ofrecida que el monto o cuantía de la misma. El cuidado de la salud es vital”.

Finalmente denunció que los profesores universitarios son dignos de lástima en la actualidad. Apuntó que con marcada frecuencia se ven avisos solicitando colectas, ayudas económicas, para cubrir gastos en salud de profesores que han tenido la desdicha de enfermar o morir. Tal situación no debe continuar.

“Desde la Coordinadora Nacional de Institutos de Previsión Social y sus equivalentes (Fapuv), acompañamos los justos llamados y reclamos del Profesor Ferreira y pedimos a las Asociaciones de Profesores Universitarios, de uno y de otro sector (Averu – Arbol) y a los gremios en general, que se sumen a la campaña iniciada por el vicerrector administrativo de la Universidad de Carabobo para el recate de la dignidad del profesor universitario de Venezuela”.

Fuente: https://www.el-carabobeno.com/venezuela-tiene-los-docentes-peor-pagados-del-mundo-segun-experto-en-seguridad-social/

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África contra el complejo de ‘salvador blanco’: a juicio por la muerte de 105 niños

Redacción: El Confidencial

Una estadounidense sin estudios ni experiencia como médica dirige una clínica para tratar a niños malnutridos en Uganda. Sobre ella pesa una denuncia por la muerte de más de 100.

Serving His Children es una organización que proporciona asistencia hospitalaria a pacientes con desnutrición grave, alimentación suplementaria en hogares en los que viven niños con desnutrición moderada y madres embarazadas o lactantes en Uganda. Se presenta como un «ministerio inspirado y dirigido por Dios», asociado con el Gobierno del país, donde «hasta el 45% de las muertes de menores de cinco años se deben a la desnutrición». Detrás de este centro está una misionera estadounidense, Renee Bach, nacida en la ciudad independiente de Bedford, en el estado de Virginia, que decidió viajar a Uganda después de terminar el instituto, en 2007, sin saber muy bien a qué quería dedicar su vida. Dos años después de llegar al país africano, del que se «enamoró», constituyó esta fundación, de la que es directora.

En 2018, en la plataforma Medium se publicaba un artículo en primera persona, aunque sin nombre y apellidos, de alguien que había viajado a Uganda en 2010, cargado de un «complejo de salvador blanco» reforzado al conocer a Bach. «Así que con la educación superior y poca o nula experiencia, fundé otra ONG en la misma ciudad que ella tenía su proyecto». Su experiencia, relata, le valió para ver cómo en la fundación vecina, la de Bach, la norteamericana practicaba la medicina sin estudios ni experiencia. Y allí dice haber visto alguna muerte por negligencia. La cosa no pareció quedarse ahí: el pasado mes de enero, la organización ugandesa en defensa de las mujeres Women’s Probono Initiative (WPI) y dos madres, Gimbo Zubeda y Kakai Annet, presentaron una denuncia contra Renee Bach por negligencias practicadas en su clínica que llevaron a la muerte de sus bebés. Los datos ofrecidos por la defensa de la propia Bach definen el número de niños que fallecieron en su clínica: un total de 105. El pasado mes de marzo tuvo lugar la primera audiencia, y se espera que el juicio se celebre a principios de 2020.

Según las denunciantes, la demandada violó el «derecho de sus hijos a asistencia médica apropiada al ser tratados en una instalación médica ilegal en Masese«, ejerciendo «sin licencia», sin «experiencia médica apropiada ni certificación», lo que supone una violación de la Constitución ugandesa. En la querella (que se puede consultar completa aquí), aseguran que los servicios sociales del distrito de Jinja ordenaron el cierre de la clínica en 2015 —dato que fue confirmado por el responsable de Salud del distrito de Jinja, Dyogo Peter— y el posterior traslado de los niños en tratamiento a centros gubernamentales, pero que esta siguió operando y «admitiendo a niños enfermos». Las dos madres que presentan la denuncia junto a la WPI aseguran que creían que Bach era médica, y que a menudo se la veía vestida con «bata blanca, un estetoscopio y administrando medicamentos a niños a su cargo».

Varios exempleados de la supuesta clínica también creyeron que Renee Bach era médica, según las declaraciones juradas presentadas en apoyo de la demanda; confirmaron que vestía bata blanca y que se asumía que era una profesional de la medicina. La acusada no ha hecho muchas declaraciones públicas, pero el pasado mes de junio explicó a la cadena Fox News que «nunca» se había presentado a sí misma como «profesional de la medicina». «He asistido a nuestro equipo médico, en situaciones de crisis, pero nunca he practicado la medicina (…), ni me he puesto bata blanca ni nada de eso», señaló. Su abogado, David Gibbs, del Centro Nacional para la Vida y la Libertad, emitió un comunicado a la cadena CNN en el que aseguraba que Renee Bach «trabajó junto a los profesionales médicos ugandeses y aprendió a proporcionar asistencia en casos de necesidad, y a menudo ayudó a enfermeros y otros profesionales de salud a prestar servicios en situaciones de crisis», aunque, insisten, no practicó nunca la medicina.

En la denuncia se habla de «cientos de muertes», aunque no citan ninguna cifra concreta. La defensa de Renee Bach sostiene que murieron 105 niños de los más de 3.600 que fueron tratados en su centro; según la organización de medios sin ánimo de lucro NPR, de 2010 a 2015 trató a 970 niños con malnutrición severa, de los que 105 perdieron la vida. En una de las declaraciones juradas, el que fuera conductor de la SHC Charles Olweny aseguró que había trabajado para esta organización durante ocho años y que llevaba «de siete a diez cadáveres cada semana» a las diferentes aldeas; ofreciendo 50.000 chelines ugandeses (algo más de 12 euros), un pequeño ataúd y una bolsa de harina de maíz a cada familia, como forma de condolencia.

«Con esa tasa de mortalidad estaríamos hablando de miles de niños fallecidos, y ese dato no es exacto», defiende el abogado de la voluntaria. «Tremendamente inexacto», insiste. Con estas cifras, en ocho años se estimarían entre 2.900 y 4.100 muertes. El pasado mes de marzo, en una primera audiencia ante la justicia, se presentaron diferentes archivos, vídeos y artículos publicados en el blog de la página web del centro en los que Bach explicaba cómo trabajaba.

En un país pobre te pones una bata blanca de médico y la gente, desesperada, confía en ti

En uno de ellos, titulado ‘Patricia’ y que ya no existe en este blog, se podía leer el siguiente texto, escrito por la ahora demandada: «La llevé a la clínica, le puse oxígeno y me puse a trabajar. Mientras le tomaba la temperatura, le puse una vía intravenosa, le revisé el azúcar en sangre, la examiné para detectar si tenía malaria (…). Necesitaba una transfusión de sangre. A los 30 minutos de la transfusión, comenzó a a mostrar signos de una reacción anafiláctica. No era bueno, nada bueno. En 15 minutos le afectó a la respiración, que iba de mal en peor: la garganta empezaba a cerrársele… Le pusimos antihistamínico y nos fuimos a Kampala». Según la propia Bach, tuvo que recibir una segunda transfusión, y sostiene que sobrevivió. Después de haber sido trasladada a un hospital de Kampala.

Arthur Caplan, fundador y director de la División de Ética Médica en la Universidad de Nueva York, denunció que lo que Bach estaba haciendo en Uganda es «éticamente horrible». «Cuando tú estás en un país pobre y te pones una bata blanca, llevas un estetoscopio y hablas como un médico la gente, desesperada, confía en ti. Traicionar esa confianza es lo peor que alguien puede hacer. Creo que quiso hacer el bien, pero ese impulso de querer gestionar situaciones de salud muy difíciles la llevó por un camino equivocado, y no sirve como excusa».

Imagen de Renee Bach en una campaña de GoFundMe para recaudar fondos para la demanda contra la estadounidense
Imagen de Renee Bach en una campaña de GoFundMe para recaudar fondos para la demanda contra la estadounidense

Organismos como ‘No White Saviors‘ acusan a Bach de haber aprendido a realizar algunas prácticas sanitarias a través de tutoriales de YouTube, mientras su abogado insiste en que «señalarla de fingir ser médica o de presentarse como enfermera no tiene sentido». «Renee tiene una gran experiencia médica, ha aprendido a hacer RCPs, o a colocar una vía intravenosa… pero nunca ha sido doctora. Así que solo ayudaba cuando podía ser útil«.

De la nada a la medicina

Bach había estado siempre implicada en programas de voluntariado: según el diario ‘News Advance’, periódico local del condado de Bedford y otros adyacentes también en Virginia, su familia tenía un terreno, la Granja de las Muchas Bendiciones, en las que practicaban la hipoterapia (terapias con caballos), y al terminar los estudios consideró que su año sabático lo dedicaría a algo relacionado con los niños. «Me interesaba trabajar en un orfanato; creo que es bastante común cuando no sabes nada del mundo y piensas en niños que se te ocurra lo del orfanato (…). Nunca había oído hablar de Uganda. Es como un país tan pequeño… no sabía mucho del país, ni conocía a nadie que hubiera estado allí, pero di un ‘salto de fe’ y sentí que era donde el Señor me estaba llamando para que fuera», explicó al citado diario.

Nunca había visto antes desnutrición (…) pero decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como necesidad urgente

Su año sabático terminó y regresó a Estados Unidos, donde trabajó en otra organización para personas con necesidades especiales, pero volvió a sentir la llamada. «Sentí que había una necesidad que satisfacer y que aquella comunidad no estaba consiguiendo, y que tal vez yo podría formar parte de ello». Así que regresó, se instaló en el barrio de Masese, un área «marginal» de la ciudad de Jinja, y fundó su organización. «Pensé que era extraño, porque nunca antes había visto antes desnutrición, y era como ‘¿qué está pasando?’, era muy raro (…). Pero después de haber visto a 12 niños malnutridos pasar por diferentes hospitales, y tener malas experiencias, decidí que este era un campo que el Señor me estaba mostrando como una urgente necesidad, y que ahí era donde teníamos que poner el foco».

Después de un periodo de prueba tratando a niños malnutridos, SHC se registró como centro de rehabilitación, en acuerdo con el Gobierno de Uganda. Lauri Bach, madre de la misionera y responsable de la organización en Estados Unidos, sostiene que le costó unos 25.000 dólares ejecutar el trabajo durante el primer año, aunque en 2017 el gasto se elevaba a 17.000 dólares mensuales. Y aunque la directiva está compuesta únicamente por familiares de Bach, los empleados son nacionales porque, según la propia fundadora de SHC, «los ugandeses son capaces y no necesitan un salvador blanco«.

«Creo que esta es la mentalidad de muchas personas, incluso yo la tuve cuando llegué por primera vez. Pensaba que simplemente no podrían hacerlo. Pero claro que pueden. Y definitivamente lo aprendí muy rápido, que a mí no me necesitaban allí«.

«No solo había desnutrición, había enfermedad»

En declaraciones a NPR, una enfermera recién egresada de Dakota del Norte, Jackie Kramlich, se unió a Bach en su centro de Uganda, al que entró con «mucha admiración» en el verano de 2011, cuando el centro solo tenía unos años, y se gestionaba desde la propia vivienda de Bach. Había tres enfermeras ugandesas contratadas, y una habitación que llamaba ‘la clínica’ con equipo médico: en el centro había más de una decena de niños en tratamiento al mismo tiempo. Pero cuando llegó, Kramlich fue consciente de que los niños que había allí no solo tenían malnutrición, sino otras enfermedes más complicadas: «Había neumonía, parásitos intestinales, tuberculosis… muchos incluso estaban en la etapa 4 de VIH», aseguró. Y casi cada semana moría un niño.

Tal y como Kramlich relató a la NBC, su preocupación aumentó cuando fue consciente de que Renee Bach no conocía el síndrome de realimentaciónun desequilibrio electrolítico que tiene lugar cuando a los niños desnutridos se les ofrece comida y bebida demasiado rápido, y que puede llegar a ser mortal. Kremlich confirma, además, que Bach practicó procedimientos médicos, tales como medición de medicinas, inicio de vías intravenosas o realización de transfusiones de sangre. No obstante, la gota que colmó el vaso fue la historia de Patricia, historia que desapareció del blog del SHC. «Estaba horrorizada. Ahí pensé que esto no iba de ayudar a niños, sino de que alguien quería involucrarse en esto para su propio beneficio».

Kramlich abandonó SHC tras poco más de tres meses, a causa del comportamiento de Bach, y se sumó a la demanda contra su organización ofreciendo su testimonio. La fundadora de Serving His Children, no obstante, quiso rebatir sus críticas por el caso de Patricia: «Entró en ‘shock’ anafiláctico, sí. Pero eso pasa en Uganda. No es raro.La gente contrae el VIH a través de transfusiones sanguíneas», dijo Bach, quien defiende que ella no fue la encargada de realizarla, aunque «los profesionales que le habían enseñado a hacerlo, tanto en Uganda como en Estados Unidos» le habían trasladado que «era una habilidad en la que era buena».

Contra los ‘white saviors’

La propia Kramlich, junto a otra compañera, está ahora detrás de la campaña Barbie Saviortras una década trabajando como voluntarias en Uganda, comenzaron hace algunos años esta iniciativa para criticar a los recientemente calificados como ‘influencers sin fronteras’, aunque no tienen actividad en las redes sociales desde hace más de un año. Su idea era parodiar a la gente que viaja a países subdesarrollados y publica en las redes sociales su ‘selfies’ rodeados de niños o de mujeres de las comunidades, imágenes que refuerzan los estereotipos de estos países.

Se denomina ‘salvadores blancos’ a esos voluntarios que actúan supuestamente para ayudar a otras personas no blancas, pero en un contexto que puede concebirse como egoísta. Las críticas saltan cuando detrás de este ‘salvamento occidental’ están personas famosas, como ocurrió con la ‘influencer’ Dulceida en un viaje patrocinado al continente africano, donde regaló una serie de gafas de sol a varios niños africanos. «Tu viaje de voluntariado a África te beneficia más a ti que a África«. así definen desde AfroPunk la realidad de los ‘white saviors’ que viajan, en la mayor parte de los casos temporadas incluso cortas, para «ayudar a los demás».

Desde No White Saviors denuncian toda esta actividad, que perjudica más de lo que beneficia al país. En las últimas semanas, desde esta organización incluso han criticado cómo en países como Estados Unidos se están llevando a cabo adopciones de niños huérfanos que, en realidad, no lo son. No es ninguna novedad: en noviembre del año pasado, el diario ‘The Nation‘ llevó a cabo una investigación que destapó el mercado de adopciones en Uganda, detrás de la cual había otros ‘salvadores blancos’.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-08-15/white-savior-uganda-centro-ninos-nutricion-muertes_2176283/

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