Más de 30 escuelas de Florida prohíben los deberes y los sustituyen por 20 minutos de lectura

Estados Unidos/31 de Julio de 2017/

Las escuelas del condado de Marion, en Florida, han prohibido que los profesores manden a sus alumnos deberes para hacer en casa. En su lugar, los estudiantes tendrán que dedicar un rato a la lectura diaria. Esta norma se ha implantado tras conocer a través de estudios que la lectura tiene más efectos positivos en los niños que los deberes.

Los estudiantes de la escuela primaria del condado de Marion, en Florida, tendrán más tiempo libre después de que sus colegios hayan decidido implementar una nueva política: «Prohibido hacer deberes».

El superintendente del distrito escolar del condado de Marion, Heidi Maier, ha explicado que han decido implantar esta política de no hacer deberes en sus 31 escuelas porque según estudios e investigaciones, los estudiantes obtienen mejores resultados cuando se les da un descanso.

Maier explica que un estudio de la Universidad de Tennessee, llevado a cabo por el profesor Richard Allington, reveló que la lectura tiene más efectos positivos en los niños que los deberes, según recoge ‘USA Today‘.

Por ello, en vez de mandar tarea a casa, la escuela pedirá que los niños lean durante unos 20 minutos cada día. Los estudiantes podrán elegir qué libros quieren leer, aunque recibirán orientación de sus profesores y de los bibliotecarios.

De cualquier manera, los profesores podrán mandar de manera ocasional alguna tarea para casa como proyectos o búsqueda de información, señalan las escuelas.

Fuente: http://www.antena3.com/noticias/mundo/mas-escuelas-florida-prohiben-deberes-sustituyen-minutos-lectura_20170729597c7c460cf2fcb9ffd730a9.html

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EE.UU:Community college pilots course sections for African-American students

América del Norte/EE.UU/14 Agosto 2016/Fuente: insidehighered/Autor: Andrew Kreighbaum

Resumen:  Moraine Valley Community College limita la inscripción en algunas secciones, el supuesto éxito en la universidad de los estudiantes afroamericanos genera preguntas. Esta institución desde hace años ofrece secciones de su curso requerido exclusivamente a grupos tales como atletas y personas con necesidades especiales. Después de revisar los datos de finalización de los estudiantes, la universidad este otoño ofrece dos secciones de acceso restringido a los estudiantes afroamericanos

Moraine Valley Community College has for years offered sections of its required College 101 course exclusively to groups such as athletes and those with special needs. After reviewing student completion data, the college this fall is rolling out two sections restricted to African-American students.

College-readiness courses can be especially impactful for low-income and first-generation students. Administrators at the Illinois college say academic research and experiences at their own institution show that those classes can be particularly effective when students can build support by networks by taking the course with those of a similar background. The college has more than 34,000 credit-seeking and non-credit-seeking students, according to Moraine Valley’s website — and the Education Department says about 10 percent of those students are black.

That new restriction got the attention of a handful of Moraine Valley parents, who reached out to The Chicago Tribune.

Margaret Lehner, the college’s vice president for institutional advancement, said Moraine Valley’s curriculum and support services are shaped by data-driven decision making.

“This is not something new for us. We’ve done [courses for] veterans, we’ve done women, we have done Hispanics,” Lehner said. “We find that these particular courses with these particular groups with our mentoring and peer support help them to be more successful than they would be if they did not have this particular experience.”

African-American students are also free to sign up for sections of the course, titled College: Changes, Challenges, Choice, that are open to all students.

Targeting special populations for support services is common at higher ed institutions. Sometimes those efforts are not well received by students of color themselves, as Concordia University St. Paul learned recently. But restricting course sections to a specific racial or ethnic group is not standard. Lehner said this is the first time the course restrictions have received any kind of scrutiny from the public or families of students.

A parent wrote to the Chicago Tribune’s opinion page that their son, a Moraine Valley student, wanted to know “why there are not two sections limited to Asian-American students? How about Native American students?”

Never mind that the college says it has offered course sections specifically for groups like women and Hispanics in the past, Michael A. Olivas, acting president of University of Houston Downtown, said the policy sounded well intentioned but misguided. He said it invited mischief from those who had no interest in the success of minority students. Aggrieved white people tend to fixate on programs that are exclusionary or that even attempt to target minority populations, Olivas said.

Olivas is on leave as director of the Institute for Higher Education Law and Governance at the University of Houston. He said he doubted anyone would have standing to sue over the policy but argues that courses and even support services should be opened up to participation by any student who is interested.

“I think it’s ill-advised, arguably subject to legal challenge, and you don’t want to wave the flag in front of the bull,” he said.

Lehner said politics never factored into the college’s course design and that Moraine Valley sees the course as simply another way to improve student success.

“Because a few people object to it should not be a deciding factor in limiting these opportunities for at-risk students,” she said. “We certainly are not hampering other students also being successful. We have the same courses available to them as well.”

Fuente de la noticia: https://www.insidehighered.com/news/2016/08/08/community-college-pilots-course-sections-african-american-students

Fuente de la imagen: https://www.insidehighered.com/sites/default/server_files/styles/large/public/media/MVCC2_sign.jpg?itok=0Md8X4DZ

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¿Habrá al fin un compromiso por la educación?

Por: Mariano Fernández Enguita

Me refiero a lo que todos llaman pacto, aunque yo prefiero llamarlo compromiso, ya diré por qué. El penúltimo intento fue el de Gabilondo, frustrado por la negativa de un PP que sabía que iba a ganar las elecciones; el último es el que promueve J.A. Marina, rechazado con cajas destempladas por cierta izquierda que creía otro tanto. Pero el PP está ya lejos de la mayoría absoluta y el sorpasso no ha llegado, de manera que quizá podamos todos recapacitar, empezando por entender que vivimos en democracia, un régimen que une al gobierno de la mayoría el respeto a las minorías, pero superando la aritmética elemental en estos conceptos. No nos llevarán muy lejos visiones como la cantinela de Rajoy sobre que gobierne «el partido más votado» (aunque sea también el más rechazado), el desparpajo del secesionismo que con la mitad más uno de escaños (ni siquiera votos) se cree legitimado para todo, o la disposición que algunos muestran a dar la vuelta a la tortilla con apenas más escaños o más votos positivos que negativos en el hemiciclo. Es de desear que el actual bloqueo político, que ya se antoja grotesco, ayude a comprender lo absurdo que resulta pretender blindar o subvertir una política institucional y a largo plazo, sea la que sea, con una mayoría, simple o absoluta, cogida con alfileres, es decir, con unos pocos sufragios, escaños o apenas votos en el hemiciclo. No necesitamos ni el maximin de la minoría más votada ni el minimax de la coalición menos rechazada, sino el maximax del acuerdo más generoso, el de una mayoría más amplia posible. En sentido contrario, el respeto a la minoría parlamentaria, electoral o política no se limita a no exterminarla, ni prohibirla (lo que se da por supuesto), ni hostigarla (lo que a veces se olvida), sino que pasa por tratar de gobernar para todos (es decir, con todos, además de sobre todos).
Por supuesto, esto no siempre es viable, ni siquiera necesario, por lo que muchas decisiones parlamentarias y gobiernos habrán de basarse en mayorías exiguas aunque suficientes, pero cuando llegamos a la educación hay que tener en cuenta, más allá de la deseabilidad general de acuerdos amplios en democracia, que hablamos del futuro y de la parte más vulnerable de la sociedad. De un futuro, en este caso, expresamente considerado, dado que unas generaciones, los políticos y en general los adultos de hoy, deciden por los alumnos presentes y por venir, que vivirán los efectos mañana (al ritmo actual, ya es difícil terminar la educación obligatoria sin vivir un par de reformas). Y de los más vulnerables, esto es, de quienes todos afirman que querrían resguardar de las pugnas políticas pero a quienes se expone demasiado a menudo a la incertidumbre o al torbellino. No se trata de poner la educación fuera del alcance de la política, pues eso sería privarla del amparo y del impulso de la democracia, pero sí de ampliar al máximo acuerdos que puedan perdurar más allá de los cambios de gobierno y los vuelcos electorales, por lo demás previsibles y saludables.
Pero el pacto o compromiso es difícil por varios motivos, entre los cuales destacaré cuatro. El primero y más aparente es la tremenda ideologización del debate, con discursos a veces guerracivilistas en los que unos parecen creerse en lucha contra el Santo Oficio y otros contra el demonio bolchevique, como han hecho recientemente PP e IU, en los dos extremos del arco parlamentario, desenterrando la guerra escolar. El segundo, en parte consecuencia del primero, es el vaciamiento del lenguaje, que permite blandir a la vez las exigencias más sectarias y la pretensión de que quien hace imposible un acuerdo es siempre el otro; un vaciamiento que alcanza más o menos a lo principal del vocabulario de la política educativa: libertad, equidad, calidad, inclusión, participación… y, por descontado, pacto, como cuando Rajoy, después de dos legislaturas del PP solo contra la LOE y otras dos igual de solo con la LOMCE cree hacer haber hecho algo grande con apenas algún gesto vacío y retórico sobre el pacto educativo dirigido a Ciudadanos, o cuando Garzón se descuelga en periodo electoral con la surrealista y oximorónica propuesta de un pacto por una educación republicana. Un tercer motivo, menos obvio pero más poderoso, es el papel de la escuela en las estrategias sociales de las familias, muy visible en la búsqueda de la mejor educación para los hijos, tanto da que se concrete en la mejor escuela o en el mejor desempeño individual en ella, y que tiene su contraparte en la pretensión no menos estratégica, aunque defensiva, de suprimir todo elemento de diferenciación, sea la elección de centro, el (muy discutible) modelo bilingüe, el uso de recursos digitales, los deberes para casa o cualquier otro. Cuarto, y no menos importante, el infundado paternalismo de la profesión docente, siempre tan inclinada a pensar que sabe mejor que su público lo que le conviene; esto es, a desoír a la sociedad, o a oír solo lo que quiere oír, como cuando funcionarios incondicionales de su fuente de empleo, la enseñanza pública, no quieren ver que un tercio del alumnado lleva medio siglo eligiendo la privada y otro sexto, hasta la mitad, lo haría si pudiera, o cuando los sicofantes de la inmersión lingüística ignoran que más de la mitad de la población con hijos en edad escolar ni la quiere ahí ni la practica en otros ámbitos libres de coerción y de presión; o cuando todos coinciden en que lo primero y principal que necesita la educación es, cómo no… más educadores.
Pero hay otro obstáculo formidable para un pacto: su trivialización. Asoma cuando se formula como el objetivo de ponernos de acuerdo en lo que nos une (ya se sabe: acabar con el abandono, conjugar equidad y calidad, reconocer y dignificar al profesorado, mejorar los resultados, aumentar los recursos…), o evitar lo que nos separa (los cleavages o fracturas como la religión, la financiación de la escuela privada, las lenguas propias, la evaluación del profesorado, etc.). El problema es que tales acuerdos de mínimos no sirven de mucho, o no sirven de nada. De hecho presentan el riesgo añadido de precipitar, hipostasiar, politizar o adjudicar opciones y políticas que no están adscritas necesariamente a un lado ni a otro de las fracturas habituales, desde el momento mismo en que las colocan en el centro de una negociación entre partidos y grupos de intereses; en todo caso, al dejar fuera lo que realmente ha venido dividiendo a la sociedad, simplemente posponen los problemas por muy poco tiempo, si es que no los enquistan y los agravan. Por eso no me gusta la palabra pacto, que alude por igual a la formalización de un acuerdo preexistente, entre quienes ya coinciden en algo o en todo, y a la confluencia desde el desacuerdo o el conflicto previo de intereses y valores. Es lo segundo lo que la educación española necesita: un acuerdo que cree un escenario comúnmente aceptado desde ambos lados de las viejas fracturas, en el que todos estén razonablemente a gusto aunque ninguno esté enteramente a su gusto, y que traiga consigo una suspensión duradera, que ya sabemos no será definitiva, de las hostilidades. Por eso prefiero hablar de un compromiso: compromiso entre los actores, entre los intereses en conflicto y los valores en disputa, así como entre lo deseado por cada uno y lo aceptable para los demás, lo que implica ceder y conceder.

Un compromiso por la educación debería abordar, precisamente, lo que hasta hoy ha venido arrojando a la escuela al ojo del huracán: la titularidad de los centros, el lugar de lo laico y lo religioso, la coexistencia de las lenguas propias y la lengua común, el alcance y límites de la comprehensividad, las bases económicas de una expansión sostenible, la autonomía y transparencia de los centros y la reestructuración de la profesión docente. Formular los términos es ya otra historia, tema para otro día.

Tomado de: http://blog.enguita.info/2016/07/habra-al-fin-un-compromiso-por-la.html
Imagen: https://www.google.com/search?q=%C2%BFHabr%C3%A1+al+fin+un+compromiso+por+la+educaci%C3%B3n%3F&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwji2_T1ppTOAhVBJB4KHUV0AVwQ_AUICSgC&biw=1366&bih=667#tbm=isch&q=dibujos+%C2%BFHabr%C3%A1+al+fin+un+compromiso+por+la+educaci%C3%B3n%3F&imgrc=lm6t8KOgmvgDxM%3A

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