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Escuelas del futuro: Saunalahti en Finlandia

www.educacionfutura.org

En las escuelas del futuro el aprendizaje no se da solo en las aulas, cada uno de sus espacios es un lugar donde sus estudiantes pueden aprender.

La escuela Saunalahati, se ubica en la ciudad de Espoo, en Finlandia, fue construida en el 2012 por Karola Sahi en colaboración con Verstas Architects y destaca por poner enfasis en formas de aprendizaje no tradicionales como el arte, la educación física y la colaboración, las cuales son apoyadas por sus distintos espacios.

Los espacios para el arte y la educación física tienen una ubicación privilegiada en el edificio. Los talleres se abren a través de muros de vidrio hacia la calle y el patio de la escuela.

Saunalahti 2Las clases se realizan en un ambiente relajado, los niños se sientan donde quieren y pueden comunicarse entre ellos durante las lecciones. Se trabaja en grupos y las computadoras se encuentran conectadas a la misma red.

Los materiales empleados en la construcción de la escuela son ecológicos, permitiendo así tener un ambiente cálido y confortable. Los ladrillos en los espacios abiertos de la escuela fueron colocados en desorden para que al tocarlos los niños experimenten diferentes sensaciones. Las áras comunes dedicadas a la movilidad están pintadas de colores brillantes.

Además la escuela está abierta a la comunidad, su biblioteca funciona como una biblioteca comunitaria, en la cual se organizan clubes y actividades culturales. Mientras que los campos deportivos son usados por los habitantes de la ciudad.

Saunalahti 3Una escuela con una propuesta innovadora, no solo en la forma en la que enseña o en las materias que imparte, sino en sus instalaciones contribuye a que sus estudiantes tengan un bajo nivel de estrés, a que disfruten asistir a la escuela, al mismo tiempo que beneficia a toda la comunidad al abrir sus puertas.

Con información de  archdaily y genial guru.

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México. SEP presenta modelo de orientación vocacional-ocupacional

México/18 abril 2016/Autor: NOTIMEX/ Fuente: http://www.cronica.com.mx/

Una de las transformaciones fundamentales que pretende la reforma educativa es vincular de manera más eficiente y eficaz los sistemas educativo y productivo, para garantizar el crecimiento profesional que requiere el país, afirmó Aurelio Nuño Mayer.

Al firmar con Nestlé el “Lanzamiento del Modelo de orientación vocacional-ocupacional” en el Conalep Álvaro Obregón II, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) destacó que este es un elemento clave que debe atenderse para garantizar una adecuada formación profesional acorde con la demanda del mercado laboral.

De ahí la importancia del acuerdo signado este lunes y que con el apoyo del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) permitirá la vinculación de tres mil estudiantes con empresas que les brindarán la posibilidad de poner en práctica lo aprendido en las aulas.

Recordó que en México ya se aplica el denominado Modelo Dual, siguiendo el ejemplo de Alemania y Francia y que acompaña los estudios con la práctica laboral y en el que Conalep ha sido pionero al apoyar a mil 500 estudiantes de más de 88 planteles.

Durante su intervención, el subsecretario de Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, destacó en cuatro puntos la trascendencia de este acuerdo signado con la compañía Nestlé.

En primera subrayó la importancia de que se refuerce la vinculación entre la educación media superior con las empresas, a fin de garantizar la mano de obra profesional que se requiere para un desempeño de calidad.

Asimismo, garantizar la orientación vocacional para que los jóvenes se aboquen desde un principio a conocer realmente en qué consisten las diferentes oportunidades de trabajo y se profesionalice en la labor que verdaderamente quiere desempeñar.

En tercer lugar destacó que el modelo presentado permite al estudiante contar con una herramienta que le ayuda a conocer las diferentes oportunidades de desarrollo profesional que existen en el país, lo cual también ya es retomado por la SEP a través del portal “Decide tus estudios”.

También subrayó el esfuerzo conjunto con Nestlé en beneficio de otras empresas al garantizar que los egresados cuenten con la formación profesional que verdaderamente requieren.

A su vez, el vicepresidente ejecutivo de Nestlé y jefe para la Zona Américas, Laurent Freixe, destacó que el empleo juvenil es uno de los grandes desafíos de la sociedad y merecen nuestra atención.

Aseguró que muestra de este compromiso es la labor que ya mantiene esta firma con el Conalep desde 2015 y que ha traído como resultado la capacitación de estudiantes que conocen la relación de lo que estudian con lo que se desempeñarán cuando inicien su vida laboral.

Fuente de la Noticia:

http://www.cronica.com.mx/notas/2016/956117.html

Fuente de la Imagen:

http://reportejalisco.com/2016/04/18/sep-presenta-modelo-de-orientacion-vocacional-ocupacional/

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«Leer es Volar», el Plan Distrital de Lectura y Escritura de Bogotá

Bogota/ HSB Noticias/ Lunes, Abril 18, 2016 – 14:24

El alcalde Enrique Peñalosa y las secretarias de Educación, María Victoria Angulo, y Cultura, María Clara López, lanzaron este lunes el Plan Distrital de Lectura y Escritura ‘Leer es Volar’, que busca mejorar los índices de lectura en Bogotá.

A pesar de ser la ciudad con el mejor índice de lectura per cápita del país (2.7%), Bogotá tiene un 2% de analfabetismo y el 45% de los estudiantes de colegios oficiales en tercer grado están en niveles insuficiente y mínimo en las pruebas SABER de lenguaje. En quinto grado el porcentaje es del 55%, y en noveno del 56%. Adicionalmente, solo 112 de los 385 colegios públicos tienen biblioteca escolar. De ahí la necesidad de hacer un plan para enamorar a los niños de la lectura.

El Plan Distrital se propone promover la lectoescritura como base del aprendizaje, así como disminuir la tasa de analfabetismo en la capital de 2,0 a 1,6 y elevar el índice de libros leídos por habitante de 2,7 a 3,2. Esto implica aumentar el número de libros leídos en la ciudad durante los próximos 4 años hasta llegar a los 5,3 millones; y ampliar en un 25% los libros disponibles en la ciudad.

La iniciativa contará con una inversión de $150.000 millones durante el cuatrienio y se desarrollará en tres líneas estratégicas: la primera es promover la lectura y la escritura desde la primera infancia; la segunda busca fortalecer, modernizar y articular las bibliotecas públicas y escolares, y por último se fomentará la investigación, la evaluación y el diálogo de saberes frente a la cultura escrita.

Fuente: http://hsbnoticias.com/noticias/bogota/leer-es-volar-el-plan-distrital-de-lectura-y-escritura-de-bo-201676

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Pakistán y la cuestión de la educación.

Pakistán / 19 Abril 2016/ Autor: Salman Ali / Fuente: Daily Times. com

La puesta en práctica de una lengua, un programa y un sistema es la solución a largo plazo a los problemas que actúan como un impedimento en nuestro progreso nacional

La educación es una fuente básica que puede, sin ayuda, a su vez la fortuna para cualquier nación, ya que puede ser el mejor y más adecuado paso para la solución a largo plazo de cualquier problema que el estado está atravesando. Si vemos las naciones que han desarrollado su infraestructura y se encuentran en el primer puesto, que es sobre todo debido a su enfoque en su sistema educativo, pero, por desgracia, Pakistán tiene un pésimo historial en términos de educación. Es bastante lamentable que ni un solo partido político, sector individual o social ha trabajado para esta causa con dedicación completa y la hipermetropía.

Pakistán ha sido testigo de siete u ocho políticas educativas desde su independencia en 1947, ocho planes de cinco años, alrededor de una docena de otros programas de educación y un sinnúmero de campañas de educación y alfabetización pero, sin embargo, nuestra tasa de alfabetización real es de alrededor de un poco más del 50 por ciento.

Sólo para poner de relieve para mis lectores: Artículo 25-A de la Constitución obliga al Estado a proporcionar educación gratuita y obligatoria para todos los niños de cinco-16 años. Pero, lamentablemente, a pesar de la aprobación de esta ley, no ha habido ningún progreso en esta disposición y provincias todavía tienen que enmarcar la legislación para ponerla en práctica. Uno más campaña está listo para ser lanzado en el país para garantizar el 100 por ciento de la matrícula en las escuelas, como gobierno federal va a lanzar una campaña intensiva a través de Pakistán, que a partir de abril de 2016 no garantizar la inscripción de todos los niños en la escuela en 2018. El primer gol de esta campaña es conseguir que el 100 por ciento de la matrícula primaria. Después de lograr ese objetivo, el gobierno trabajará en un 100 por ciento la matrícula en instituciones de educación superior y el 100 por ciento de la matrícula primaria se alcanzaría antes de 2018.

Esta es de hecho una buena directriz del gobierno, un reflejo de las buenas intenciones del gobierno, pero la pregunta es cómo se va a hacer. No parece haber ninguna respuesta sustancial a que hasta el momento. Se podría decir que la actual campaña puesta en marcha por el gobierno federal también podría correr la misma suerte si el partido de gobierno no muestra más sinceridad y la voluntad política para que la campaña sea un éxito.

Los organismos mundiales en cuestión presentan un panorama sombrío de sector de la educación de Pakistán. Las Naciones Unidas se menciona en uno de sus informes dados a conocer en diciembre el año 2015 que el 49 por ciento de la población de Pakistán vive en la pobreza, y tiene una de las inversiones más bajas para la educación y la salud.»Pakistán gasta 0,8 por ciento de su PIB en salud y 1,8 por ciento en la educación. El informe clasificado Pakistán 146 de los 187 países en el índice de desarrollo humano, igual a Bangladesh y justo por delante de Angola y Myanmar. Pakistán se enfrenta a enormes retos en el sector de la educación, con aproximadamente 6,1 millones de niños que no asisten a las escuelas en absoluto. La situación es especialmente alarmante en las zonas rurales debido a los obstáculos sociales y culturales. Sin embargo, uno de los aspectos más lamentables es que en algunos lugares, sobre todo las zonas tribales del norte, la educación de las niñas está estrictamente prohibido por motivos religiosos. Se trata de una mala interpretación del Islam, que al igual que todas las religiones insta a los hombres y mujeres de adquirir una educación.

Las autoridades en el sector de la educación en Pakistán son buenas en el establecimiento de objetivos ambiciosos pero inepto en seguir a través. Los sucesivos gobiernos han abandonado las políticas de la administración anterior y adoptada nuevos y más ambiciosos objetivos, causando estragos en el sistema educativo, malgastando miles de millones de rupias. Como resultado, Pakistán no ha logrado alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas de la educación primaria para todos los niños para el año 2015.

Personalmente, creo que hay una falta de voluntad política y la sinceridad detrás de este fracaso. Cada gobierno anuncia una campaña para llevar a todos los niños a la escuela, pero nada importante sucede a excepción de publicación de anuncios gubernamentales, en los periódicos y eslóganes en los medios electrónicos durante unos meses. Nuestro sistema educativo ha de ser armonizada y ecualizado. La puesta en práctica de una lengua, un programa y un sistema es la solución a largo plazo a los problemas que actúan como un impedimento en nuestro progreso nacional. En la vista de la importancia de la educación, el gobierno debe tomar medidas firmes hacia la aplicación en lugar de las políticas que se proyectan. En este sentido, las asignaciones deben hacerse fácil y oportuno de las provincias a los distritos y luego a las instituciones educativas. Por otra parte, cada miembro de la sociedad debe jugar su / su papel de ser parte del progreso del país.

Por último, pero no menos importante, tengo una pregunta para el gobierno federal la respuesta a lo que sería de interés para la gente de Pakistán: cómo se lograría la meta de 100 por ciento de la matrícula, con el 60 por ciento de la población del país vive con menos de 100 rupias ¿un día?

 Fuente: http://dailytimes.com.pk/opinion/19-Apr-16/pakistan-and-the-issue-of-education

 Información de la Foto: Niños paquistanís asisten a una clase en una escuela dañada en un terremoto en el pueblo de Brun.

Dirección de la Foto:

https://s.yimg.com/ny/api/res/1.2/zGtm9MZ89tXfe8t.CmY2bA–/YXBwaWQ9aGlnaGxhbmRlcjtzbT0xO3c9ODAwO2lsPXBsYW5l/http://media.zenfs.com/en_us/News/afp.com/Part-DEL-Del8379467-1-1-0.jpg

 http://i1.wp.com/blogs.dunyanews.tv/wp-content/uploads/2016/04/education.jpg?resize=759%2C500

Socializado por:

Javier Ernesto Chávez Torrealba. Licenciado en Educación. Docente Universitario. Investigador del CIM. Coordinador del Centro Nacional de Investigaciones Educativas por el estado Portuguesa.

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Educación y mediocridad

Serxio González

Merece la pena detenerse a reflexionar sobre el marasmo mediático en el que permanecemos sumergidos, allá, al fondo a la derecha, y nuestra capacidad real para discernir la información que nos concierne del estrépito narcotizante que la rodea. Hace cosa de una semana, centenares de mentes entumecidas se congregaban en Madrid, en trincheras enfrentadas, con el encomiable propósito de salvar a Carlos Lozano, los unos, a Laura Matamoros, los otros. ¿Qué grave amenaza pendía sobre ambas criaturas catódicas que justificase semejante movilización? La expulsión de Gran Hermano VIP, ahí es nada. Días más tarde, apenas cincuenta chavales secundaban en Vilagarcía la concentración convocada por las organizaciones estudiantiles. Lo que estaba en juego no era la identidad del famosete de saldo al que conceder un saco de euros y una gorra panameña, sino el porvenir de una ley educativa que puede marcar a sangre y fuego un futuro de segregación entre quienes tengan las carteras repletas para seguir aferrados a la cúspide del sistema y quienes pierdan pie en la escalada social y se precipiten al vacío, enredados en las telarañas que habitan sus bolsillos. Padres había pocos. Algunos acababan de descubrir que la célebre LOMCE atrapará a sus hijos en un laberinto de reválidas. En eso consisten, por lo visto, las mejoras prometidas. Acuérdense de la Matamoros cuando hagan cola tratando de matricular a sus retoños en centros públicos con el personal administrativo reducido a su mínima expresión. Ella seguro que se acuerda de todos nosotros mientras se pule su maletín.

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Costa Rica: Docentes a paro en defensa de sus derechos laborales

 

 

Costa Rica/18 abril 2016/Fuente: http://www.ei-ie-al.org/

Docentes y sindicalistas de Costa Rica convocan a huelga nacional para los días 26 y 27 de abril. La huelga responde a la negociación en la Asamblea Legislativa de un grupo de leyes que podrían ser aprobadas en grupo.

Gilberto Cascante, Presidente de la Asociación Nacional de Educadores de Costa Rica, afiliada a la Internacional de la Educación, señaló que están convocando a huelga nacional para defender la educación pública en general, pues se vulneran derechos docentes y estudiantiles.

“Vamos a huelga porque no compartimos el contenido de un combo de leyes que se está negociando en la asamblea legislativa y que podría estarse resolviendo por vía rápida antes del primero de mayo. Estas leyes amenazan específicamente al sector educativo pues entre otras cosas se vulneran los derechos de los y las docentes”, puntualizó Cascante.

La huelga convoca además una marcha que saldrá del Parque La Merced en San José a partir de las 9 a.m. hacia la Asamblea Legislativa, para exigir que se archiven los proyectos de ley que atentan contra los derechos y garantías laborales de la clase trabajadora y el pueblo:

•Ley para el Ordenamiento de las Retribuciones Adicionales al Salario Base del Sector Público (Ley de Empleo Público)

•Ley de límites a las remuneraciones totales en la función pública.

•Ley para la Regulación de la Educación o Formación Profesional Técnica en la Modalidad Dual en Costa Rica.

•Reforma integral de la Ley de Semillas, que las pone en manos de las transnacionales.

•Ley de Aguas que promueve la privatización de este recurso.

El día 27 de abril, el movimiento será regionalizado y posteriormente, se informarán los lugares de concentración.

ANDE convoca el apoyo a este movimiento y salir a las calles a exigir:

1. Por el respeto a los derechos laborales, económicos y sociales de la clase trabajadora y del pueblo costarricense.

2. Por el derecho al trabajo digno para todos y todas

3. Por el aumento del salario en el sector público y privado, de acuerdo con el costo real de vida

4. Un ALTO al congelamiento salarial de trabajadores(as) en servicio y pensionados(as).

5. Derecho al agua como un bien público

6. Por la eliminación de los módulos horarios en todas las direcciones regionales del MEP

7. 8% del PIB para la educación pública

8. Menos estudiantes por grupo y más infraestructura educativa

9. El derecho a una educación pública, gratuita y obligatoria.

10. No más impuestos sobre las espaldas del pueblo

11. Se deroguen las políticas dictadas por los organismos y entidades financieras internacionales (OCDE, FMI, Banco Mundial), que buscan beneficiar a los sectores más poderosos.

12. Que los grandes empresarios, políticos y banqueros paguen al fisco lo que les corresponde.

13. ALTO a la evasión, elusión y fraude fiscal.

14. Moratoria de la deuda externa e interna para que los fondos públicos se inviertan en la salud, la educación y las necesidades de nuestro pueblo.

15. Por la defensa y autonomía de la CCSS

16. No queremos un muerto más por esperar atención médica

17. Por el respeto a los territorios indígenas

18. Tierra para los(as) campesinos(as) que la trabajan.

Fuente de la Noticia:

http://www.ei-ie-al.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1235:costa-rica-docentes-a-paro-en-defensa-de-sus-derechos-laborales&catid=73:educacion-america-latina&Itemid=2

Fuente de la Imagen:

http://revoluciontrespuntocero.com/maestros-de-costa-rica-continuan-en-huelga-por-impagos-de-salarios/

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El papel del Conocimiento en un marco emancipatorio. Contexto problemático y algunas propuestas

Santiago José Roca

En La identificación americana con la Europa segunda, Briceño Guerrero (2007: 5-36) describe la oposición entre conocimiento científico y otros modos naturales de construir conocimientos en términos de la diferenciación entre la capacidad humana de pensamiento y su expresión racional (razón primera) y la reflexión sobre dichas estructuras de pensamiento (razón segunda). La razón primera se expresa en el pensar, el obrar y en el uso del lenguaje por todos los seres humanos; y la razón segunda en los modos teóricos de comprender y operar sobre la realidad social y natural. Podemos decir que la razón primera se encuentra ejemplificada por el sentido común y la tradición, y la razón segunda en los preceptos ontológicos y epistemológicos del pensamiento filosófico de los clásicos griegos y por los principios de la ciencia moderna.

La razón primera forma parte de la tradición de cada pueblo, mientras que la razón segunda integra una “cultura segunda” que aspira a una racionalidad universal separada de las particularidades de cada grupo cultural. Desde la razón segunda, se establece una diferencia entre “cultura” y “tradición”, en el sentido de un sistema de conocimiento de validez universal en contraposición con un conocimiento contingente y arraigado en una cultura particular. Las expansión de las ideas de “civilización”, “modernidad”, “progreso” y “desarrollo”, surgen a partir de la cultura segunda.

La cultura segunda, contenida en la educación, en las políticas públicas y en las dinámicas de la ciencia y la tecnología, evalúa el devenir particular de cada pueblo desde la historia del progreso, marginando sus saberes y practicas propios, haciéndolos coherente con una cultura “universal”. La expansión de la cultura segunda funciona para asimilar/obliterar a la tradición primera: los modelos racionales de sociedad se sobreponen a los modos de construcción de sentido elaborados por cada cultura particular, los cuales son desplazados por los criterios de validez y la capacidad de manipulación generada desde la razón segunda. En suma, la cultura segunda creó una oposición radical entre el conocimiento racional y la tradición, la cual, sin embargo, resultó del proceso histórico y cultural que formó el devenir de Occidente.

Interpretando la perspectiva de Briceño, podemos afirmar que la razón primera constituye la base de toda posibilidad de conocimiento. La confrontación que ocasiona la razón segunda hace que olvidemos que toda cultura puede ser considerada como “racional”, no en los términos restringidos de una racionalidad teórico-instrumental, sino en los términos más amplios propios del sentido común, la historia y la tradición. Así, la capacidad teórica y operativa de la razón segunda se opone, al menos en apariencia, al reconocimiento de las particularidades históricas y culturales de cada pueblo.

Ahora bien, ¿cómo traducir esta distinción en términos de los modelos contemporáneos de generación de conocimiento? Y especialmente, ¿cómo superarla a través de formas alternativas de generación y difusión del conocimiento, que se basen en la necesidad de crear conocimiento endógeno?

El propósito de este artículo es indagar sobre las condiciones problemáticas que estimulan la emergencia de una concepción del conocimiento como parte de un camino de emancipación política y sociocultural. Para ello exploramos la diferenciación entre Razón y Tradición como un proceso que encierra la racionalización del mundo contemporáneo. Luego reflexionamos sobre el carácter racional (en sentido amplio) y cultural del conocimiento, el cual lo coloca por encima de la diferenciación creada por la racionalización economicista del conocimiento en la actualidad. Para terminar proponemos algunos hitos que podrían ayudar a continuar el desarrollo del tema central.

Con la cultura moderna podemos caracterizar una doble corriente en la esfera sociocultural mundial. Por una parte, ciertas formas de creación de sentido como el arte, el conocimiento práctico, el diálogo y la tradición, son aisladas y subordinadas dentro del esquema del conocimiento científico. Éste puede despojarlos del carácter de certidumbre que poseen como parte de una visión del mundo y, al mismo tiempo, interpretarlos en términos de su propia lógica (convirtiéndolos en parte de un discurso “científico”). A la vez, la ciencia y la tecnología, sustentadas por la racionalidad teórico-instrumental, reconstruyen los procesos sociales a partir de la búsqueda de una racionalidad universal y de la posibilidad de operar sobre la naturaleza. La doble corriente sirve a la racionalización de las relaciones sociales y a la subordinación modos alternativos de construir sentido sobre la realidad bajo el peso del racionalismo de la cultura moderna.

Este no es un proceso aislado sino parte del devenir de lo que comprendemos como Modernidad. Para Beriain (1996), la Modernidad se origina como proceso de ruptura frente a la tradición a partir del cual la sociedad intenta construir sus propias bases y encuentra referencia solamente en sí misma. Esto ayuda a que se instale una diferenciación social en subsistemas, estructurados según sus propias normas, que comienzan a gobernar los distintos ámbitos de la vida cotidiana ahora racionalizados de acuerdo con un sistema desarrollado para ello (la economía, la sociología, etc.). De este modo, “la Modernidad se sustenta sobre una infraestructura imaginaria, la expansión ilimitada del dominio racional que funge como racionalización de la ‘voluntad de dominio’. Ésta penetra y tiende a informar la totalidad de la vida social” (Beriain, 1996: 12).

Ahora bien, la expansión de modelos racionalistas ha servido históricamente como vehículo para la difusión de visiones del mundo hegemónicas que intentan subordinar la visión del mundo de cada cultura particular. Los modelos racionales de sociedad (traducidos en modelos económicos, sociales, legales, políticos, etc.) sirven para el traslado de los sistemas teóricos y de los recursos de países más “desarrollados” dentro de los límites de las revoluciones industriales y tecnológicas modernas (Vessuri, 1986). Esto tiene como consecuencia la mundialización de la economía capitalista y de su marco jurídicos-político, favorable para los actores mejor posicionados en las naciones industrializadas. Como ejemplo de esto tenemos las formas de gestión del conocimientos enmarcadas en el modo capitalista de la “economía del conocimiento”, según la cual “el conocimiento y los recursos de las empresas y las universidades del norte tienen que ser protegidos bajo un régimen estricto de propiedad intelectual. El conocimiento y los recursos de los pueblos del Sur constituyen parte de la herencia común de la humanidad a los cuales empresas y universidades del Norte tienen libre acceso” (Lander, 2005: 39-40). Esta es una diferencia que se traduce también, en los mismos términos de desigualdad, para los modelos económicos, jurídicos, políticos, etc.

Podemos decir entonces que la “universalización” de la cultura lleva el signo de los pueblos que han alcanzado determinados adelantos teóricos y técnicos dentro del esquema de desarrollo capitalista industrial. Esta es una perspectiva que intenta recuperar la dimensión histórica y cultural de los procesos de construcción del conocimiento, contra la perspectiva anti-histórica y anti-política que parte de la universalidad de los preceptos de la modernidad y que se enmarca en la narrativa del Progreso. La mayor “oportunidad” de cada cultura es la posibilidad de insertarse en los modelos económicos y políticos de las economías más “desarrolladas”. El costo es la pérdida de su propio suelo histórico y cultural, la explotación de sus capacidades y recursos, la subordinación política y cultural en términos de un sempiterno coloniaje. Visto así, el conocimiento transferido por la Modernidad es siempre un conocimiento propio de un Occidente en expansión sobre las demás culturas. En cuanto que la capacidad de crear una narrativa cultural y de evitar que otras narrativas emerjan es una forma de dominación política y cultural, toma importancia el que la cultura moderna haya desarrollado una narrativa que deslegitima a otras visiones del mundo, basada en ideas como “progreso” y “desarrollo” (Gallopín y Vessuri, 2006: 40).

Así, el cientificismo de la cultura moderna apuntala la homogeneización cultural y toma parte en la confrontación contra las culturas tradicionales. La globalización, como movimiento de expansión de la cultura industrial, convierte a la ciencia y la tecnología en un lenguaje privilegiado de este modo de expansión. En correspondencia con ello, el capitalismo penetró las realidades nacionales utilizando, entre otros medios, estructuras conceptuales diseñadas para comprender el mundo moderno, de forma que el desarrollo de la ciencia en nuestros países se configuró – y continúa configurándose – de acuerdo con criterios científicos de Occidente (Varsavsky, 2006).

Las restricciones para el acceso al conocimiento, presentes en el modo capitalista de generación y circulación de conocimientos, poseen, entre otras consecuencias, la exclusión de contingentes humanos de la posibilidad de participar activamente en la construcción de conocimientos y, por tanto, en la conformación de su propia cultura. Por ello tampoco pueden tomar parte en la formulación y solución de problemas sociales y ambientales. Todavía más, el cientificismo de la cultura moderna causa la erosión de la capacidad de los grupos sociales para situarse históricamente en su contexto de vida particular, lo cual crea corrientes en contra de la unidad orgánica de su cultura. El hecho de que se asuma que “conocimiento” por antonomasia es el conocimiento científico, tiene también como consecuencia que el conocimiento no se genera según las capacidades endógenas, sino de acuerdo con los marcos conceptuales hipostasiados y trasladados desde los países del centro capitalista. Por ello, se trata de un conocimiento que no atiende problemas sociales, culturales y ambientales de la comunidad que lo posee, sino que sirve para su inserción en estructuras económicas, políticas y socioculturales en expansión. Así, los esquemas mentales y culturales reflejan los códigos de los mecanismos de subordinación material y cultural en que se encuentran las comunidades contenidas estos marcos.

En este sentido, no es exagerado hablar de una suerte de “enajenación” hacia el conocimiento, que consistiría en verlo como algo extraño a la constitución de un grupo social, en cuanto que perteneciente al dominio de “especialistas” y otros actores cobijados en las relaciones sociales de poder. Aquí entramos claramente en la dimensión política de la cuestión. Este modo de enajenación se encuentra relacionado con la erosión de las representaciones culturales y la conciencia histórica de una comunidad, así como con la percepción de sus propias capacidades y oportunidades de acción en un contexto determinado. Dicho estado es aún más grave por cuanto que los esquemas cognitivos responden a estructuras de dominación que condicionan la realidad política y cultural de cada comunidad cultural. En consecuencia, el modo de conocimiento natural del hombre, presente en los conocimientos implícitos y explícitos, estructurado – por ejemplo – en la tradición, y contenido además en las formas de adaptación de conocimiento científico, se encuentra en desventaja frente al avance del racionalismo y del cientificismo de la cultura moderna.

En suma, el saber en general se encuentra reducido a la ciencia moderna, y la ciencia se encuentra a la zaga de una tecnología de orientación industrial y mercantil. Con esto, se deja de lado la idea clásica de la ciencia como “búsqueda de la verdad”, así como la idea más actual de una tecnología basada en la aplicación del conocimiento científico. Los saberes en general (como los saberes tradicionales) pueden tener, en este contexto, dos tipos de suerte: o bien son excluidos y olvidados por no representar una fuente de valor para la academia y la industria (y por lo tanto, las comunidades que los sustentan son consideradas “atrasadas”), o bien son asimilados dentro de la estructura de producción y protegidos por el derecho exclusivo de monopolio, cerrando con ellos el acceso a este tipo de bien. Huelga decir que las dinámicas y los contenidos presentes en los centros donde se produce conocimiento de forma intensiva (como en las universidades) y de forma extensiva (fábricas, talleres) quedan subsumidos bajo esta lógica, por lo cual termina por expandirse, de manera total, una forma particular de generación y apropiación social del conocimiento.

Es necesario intentar una aproximación más elemental al problema del conocimiento. Partamos de que los colectivos sociales generan representaciones sobre sí mismos según el significado que atribuyen a sus acciones en el contexto de su medio social y cultural. Una de las formas de construir este tipo de significado es el conocimiento, el cual conforma parte del trasfondo de los modos de comprender el mundo, y que se genera de acuerdo con pautas de racionalidad que son inmanentes a todos los grupos humanos (Berger y Luckmann, 2003). No se trata en este caso de la racionalidad instrumental restringida a la relación de medios-fines, desarrollada teóricamente por la cultura occidental, sino de la capacidad de raciocinio que es común a la humanidad.

Muchas formas de construir sentido sobre la realidad implican algún modo de uso del conocimiento, como la expresión artística, la práctica empírica, la tradición, el diálogo y, por supuesto, el conocimiento científico. Aunque generalmente no tengamos conciencia de ello, sólo podemos aprehender y comprender las cosas que integran nuestro mundo a través de determinado marco de conocimientos. En otras palabras, solamente podemos pensar en conceptos como “Estado”, “academia” o “localidad”, cuando los consideramos como parte de un sistema de conocimientos particular. Ello tiene importancia para la aprehensión cotidiana de los fenómenos, tanto como para su comprensión y para la toma de decisiones. Comparemos, por ejemplo, una situación cotidiana, como decidir cuál es la vía más corta para llegar a algún lugar; o una situación algo más compleja, como escoger una vocación laboral; o incluso algo más complicado, como responder a una pregunta filosófica sobre qué es “libertad”. El carácter concreto que le damos a estos problemas y el modo en que los atendemos se encuentra vinculado con un marco de conocimientos definido, el cual, a su vez, está íntimamente ligado con el entorno sociocultural en el que nos hallamos (de manera que no es “neutral”). Si normalmente no tomamos conciencia de ello, es porque este marco de conocimientos es consustancial con los contextos intersubjetivos en que nos encontramos y con el uso que hacemos del lenguaje.

Diferentes modos de construir significados sobre la realidad son considerados inferiores por el cientificismo de la cultura moderna. Esto sucede, en parte, porque las pautas utilizadas para examinar dichos modos son las propias del conocimiento científico. En consecuencia, se le otorga preponderancia a un tipo de saber nomológico, objetivo, verificable empíricamente, obtenido mediante un método específicos y a través de técnicas e instrumentos adaptados al mismo. No obstante, la “superioridad” que se le atribuye culturalmente a la ciencia se encuentra enraizada en determinados valores que hoy día se encuentran bien difundidos y no, como podría esperarse de una cultura científica, como resultado de un trabajo exhaustivo de análisis y crítica de sus principios ontológicos y epistemológicos. Por esa razón puede hablarse de que el cientificismo moderno, en tanto que convierte a la ciencia en conocimiento por antonomasia, cumple un papel como fundamento de una determinada visión del mundo que sirve a la expansión del modelo socioeconómico y cultural de Occidente.

En lo dicho hasta ahora se percibe una distinción fundamental. Sea porque se considere como una capacidad cognitiva (conocer y hacer uso del conocimiento) o como el acervo de saberes de una comunidad cultural; sea porque se le vea como un conjunto de creencias justificadas (y de allí la posibilidad de preguntar por el criterio de justificación del mismo) o de pensamientos “comprobados” sobre la realidad empírica, el conocimiento forma parte de toda visión del mundo y de toda obra humana. Así, desde una perspectiva amplia, podemos definir al conocimiento (incluyendo al conocimiento científico) como un conjunto de proposiciones a las cuales se adhiere una comunidad particular y que le sirve como modo de construir lo que considera “verdad” (Gallopín y Vessuri, 2006: 37).

La referencia a conceptos como los de conocimiento tradicional (1), indígena o local (Gallopín et al, 2006: 42-43), demuestra que es posible hablar del conocimiento sin tomar como única referencia el saber nomológico de la ciencia. En síntesis, conceptos como estos se refieren a un conocimiento que: (a) se encuentra basado en la experiencia y adaptado a condiciones sociales, culturales y ambientales particulares; (b) se transmite a través de mecanismos especiales de comunicación e intercambio de información; (c) es conocimiento colectivo por naturaleza, aunque mantenido y transmitido oralmente por personas que cumplen un papel determinado en la comunidad; y (d) forma parte del sustento material y cultural de la comunidad, además de que le permite atender problemas que surgen en sus propias condiciones de vida. Resulta interesante aquí la noción de que un marco de conocimiento se encuentra asociado con los valores y las prácticas de una comunidad particular (definida en términos culturales, no sólo territoriales).

Finalmente, suele distinguirse entre dos modos de conocimientos no aislados entre sí (Gallopín y Vessuri, 2006: 46-47):

(a) Un conocimiento explícito y codificado, capaz de ser expresado a través de reglas y procedimientos, que puede ser almacenado y utilizado numerosas veces, y que puede transmitirse como información a través de medios de soporte específicos.

(b) Un conocimiento implícito y no estructurado, contenido en experiencias personales y que toma la forma de habilidades o saberes en áreas específicas, y situado en la práctica. La cultura organizacional, las formas de educación y comunicación, entre otros aspectos “blandos” que forman parte de la interacción humana, llevan implícito este tipo de conocimientos.

En conclusión, existen formas de caracterizar el conocimiento que no se limitan exclusivamente al conocimiento nomológico. La existencia de conocimientos estructurados y no estructurados (transversal a toda forma de construir conocimientos), y de marcos epistémicos alternativos, dan muestra de que es posible hablar de conocimientos más allá del ámbito del cientificismo de la cultura moderna. Afirmar esto no implica descalificar al conocimiento científico frente a los saberes tradicionales. Más bien es un intento de llamar la atención sobre la racionalización de la “voluntad de dominio” en la Modernidad y su traducción en subsistemas que median en los modos de generación del conocimiento en la actualidad. Sobre esta apreciación se fundamenta la propuesta de formas diferentes de generación de conocimientos, en los que el saber se conciba como apoyo para el despliegue de las potencialidades humanas a través de la valoración de las condiciones sociohistóricas y culturales de cada Pueblo.

Por esta razón, la reflexión debe evitar tanto el “imperialismo científico” (la idea de que sólo el conocimiento científico posee los atributos de verdad y objetividad) como el “relativismo epistemológico” (la idea de que todos los conocimientos son igualmente válidos) (Gallopín y Vessuri, 2006: 40-41). En cambio, se debe buscar los medios para articular conocimientos estructurados y no estructurados, desde la ciencia y desde la tradición. Teniendo visto que el conocimiento nos ayuda a representarnos un sistema de relaciones socioculturales, y que al mismo tiempo dicho sistema impone dinámicas sobre la manera de construir conocimientos, el interés de un investigador apuntaría a proponer las condiciones de un tipo de conocimiento que permita dar cuenta críticamente del sistema en el que emerge, para abrir la posibilidad de transformarlo, mientras se transforma a sí mismo en el proceso (2). De esta manera, parafraseando a Dussel, en cuanto que la praxis de liberación basada en el conocimiento sea crítica, también será antihegemónica (2007, 10).

Podemos hablar de esquemas cognitivos y dinámicas socioculturales que surgen como parte de determinados sistemas de relaciones entre sujetos, y que por tanto los reproducen en diversas instancias de la vida social. Las consecuencias de este escenario – y sus posibles alternativas – pueden ser analizadas con la definición de dos dimensiones que sirven para integrar aspectos que reclaman nuestra atención:

(a) Los esquemas cognitivos de cada comunidad particular. En esta dimensión incluimos los esquemas mentales y los contenidos culturales e indentitarios de cada grupo social. Pueden rastrearse el modo en que los integrantes de una comunidad internalizan los valores de un modo de generación de conocimiento y la convierten en parte de su visión del mundo y en directrices de su práctica. Por lo tanto, incluye las representaciones sobre el conocimiento que otorgan determinado lugar a la ciencia y a la tradición, así como las propias definiciones de “verdad” y “conocimiento” (3).

(b) Las dinámicas socioculturales pertinentes para la generación, difusión y apropiación social del conocimiento. En esta dimensión destacamos las estructuras formales y no formales que inciden en la producción y socialización de conocimientos; el carácter de la producción de conocimientos en cuanto a la definición de sus propósitos, planes, objetivos, problemas y respuestas; la distribución de los recursos tangibles e intangibles, las condiciones políticas y jurídicas de acceso al conocimiento, entre otros aspectos. Incluimos también las relaciones de poder entre agentes tecnológicos, las cuales podemos describir tomando en cuenta los juegos estratégicos (la intención y las acciones de cada actor con respecto al otro), las estructuras más o menos rígidas o flexibles de dominación, y las mediaciones simbólicas que implican alguna forma de conocimiento (instituciones, leyes, tecnologías, etc) (4).

Dados estos elementos, podemos plantearnos la cuestión sobre el papel que puede cumplir el conocimiento en un marco de emancipación política y sociocultural. Esta pregunta tiene sus raíces en las bases ontológicas y epistemológicas de lo que llamamos “conocimiento” y en el sistema de relaciones sociales y políticas dominantes. Por lo tanto, la respuesta implica un doble acento: por una parte, sobre los esquemas cognitivos de generación de conocimientos, por la otra, sobre las condiciones políticas y socioculturales que los sustentan en tanto que práctica social. La emancipación, en este contexto, significa la posibilidad de tomar consciencia de la vinculación que existe entre determinados esquemas cognitivos y el despliegue de juegos sociales estratégicos, con el propósito de poder actuar afirmativamente para crear relaciones equitativas fundadas en los intereses y aspiraciones legítimas de cada sujeto.

El fin último, en cuanto al conocimiento refiere, es fundamentar la certidumbre de que la racionalidad innata del ser humano, presente en la historia y la cultura de cada pueblo (en palabras de Briceño, la razón primera), constituye la base insoslayable de toda forma de creación de sentido social. Esta certidumbre debe servir para contrarrestar la voluntad de dominación del racionalismo occidental que sustenta el interés de dominación sociocultural hacia la condición de los pueblos del Sur.

Notas

(1) El término de “tradicional” no significa que se haga referencia a un conocimiento anticuado o impráctico, sino que se encuentra ligado al devenir cultural de una comunidad. En otras palabras, el conocimiento es “tradicional” porque es creado, preservado y difundido a través de prácticas y los significados que reflejan el carácter cultural de una comunidad (Gallopín y Vessuri, 2006: 42-43). 
(2) Por ejemplo, como explican Contreras y Roca (2009), los grupos que se organizan en función de la generación y socialización de conocimientos atienden carencias de las sociedades en las que se desenvuelven, por lo cual se emprenden acciones que tienden hacia la atención de las necesidades básicas y al sostenimiento de condiciones para la vida (“atendernos” y “sustentarnos”); pero en algunos casos también inician acciones dirigidas hacia el reconocimiento y el cultivo de las formas culturales (“reconocernos” y “recrearnos”). De allí que se requiera una propuesta de trabajo que integre dichas dinámicas en un proceso de constitución de identidades colectivas (la construcción de un “nosotros” común): la atención de necesidades básicas, la reconstrucción de la historia común, la formación colectiva desde la conciencia del contexto sociocultural y la atención de proyectos comunes.
(3) Por ejemplo, podemos observar las limitaciones ontológicas y epistemológicas del cientificismo en cuanto a la autocomprensión positivista de la ciencia, que lanza un velo sobre la existencia de valores e intereses en la práctica científica (Habermas, 1971). Por otra parte, quizá se haya reducido profundamente el conocimiento científico a un saber especialmente instrumental, alejado de la discusión sobre fines y valores sociales. Un modo de construir conocimientos para la emancipación debe generar conocimiento pertinente, pero es al mismo tiempo una práctica emancipadora a través de la experiencia y de la reflexión sobre los bienes sociales.
(4) La distinción que hace Varsavsky (2006) entre sociedades neocoloniales y sociedades desarrollistas es un buen ejemplo de cómo se despliega esta dimensión en los marcos nacionales de generación y circulación de conocimientos. 

Referencias bibliográficas

Briceño, J. M. (2007) El laberinto de los tres minotauros. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores. 2º edición.

Berger, P. y Luckmann, T. (2003). La construcción social de la realidad. Argentina: Amorrortu.

Contreras, J. J. y Roca, S. (2009). La Refundación del “Nosotros Popular” en la Rebelión del Conocimiento. Revelando el Sentido de la Organización Comunitaria. Mérida, Venezuela: Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres.

David, P. y Foray, D. (2002). Fundamentos económicos de la Sociedad del Conocimiento. Revista Comercio Exterior, 52 (6), 472-490.

Dussel, E. (2007). Las transformaciones históricas del Estado moderno: tesis para interpretar las praxis antihegemónicas. Utopía y Praxis Latinoamericana, 12 (36), 9-34.

Gallopín G. y Vessuri, H. (2006). Science for sustainable development: articulating knowledges. En Guimaraes, A. et al (Eds.), Interfaces between Science and Society (pp. 35-51). Londres, Inglaterra: Greenleaf Publishing.

Habermas, J. (1971). Knowledge and Human Interests: A General Perspective. En Knowledge and Human Interests (pp. 301-317). Boston, Estados Unidos: Beacon Press.

Lander, E. (2005). La Ciencia Neoliberal. En Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 11 (2), 35-69.

Varsavsky, O. (2006) Hacia una Política Científica Nacional. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores.

Vercellone, C. (2004). Las políticas de desarrollo en tiempos del capitalismo cognitivo. En Blondeau, O. et al. Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid, España: Traficantes de Sueños.

Vessuri, H. (1986). Los papeles culturales de la ciencia en los países subdesarrollados. En Saldaña, J. J. (Ed.), El perfil de la ciencia en América. Cuadernos de Quipu (pp.7-17). México.

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