Colombia: Semillas de Apego, la estrategia educativa creada para el posconflicto

Colombia/18 de Diciembre de 2017/El Tiempo

La organización Genesis Foundation lidera esta iniciativa y se llevará a cabo en Tumaco.

Genesis Foundation en alianza con la Universidad de los Andes dio a conocer el programa Semillas de Apego, una apuesta educativa creada con el fin de brindarle atención especializada a niños y niñas que han sido víctimas del conflicto armado en Colombia, particularmente en la zona de Tumaco. 

Esto, a través del fortalecimiento de procesos cognitivos y emocionales en menores de entre 0 a 12 años de lugares con alta vulnerabilidad, que han sido afectados por la violencia en el país.

Semillas de Apego no solo busca prestarle la atención y protección de la primera infancia en el país, sino también tiene como reto apoyar la construcción de una sociedad más pacífica y ética a través de la educación básica primaria. 

La organización tiene “la convicción profunda de que la educación es un elemento potente para transformar escenarios de postconflicto” menciona la directora de Genesis Foundation, Cristina Gutiérrez de Piñeres, quien también afirma que está orgullosa de “trabajar en el diseño de metodologías educativas que nos ayuden a superar la violencia y que sean replicables en diferentes zonas del país”.

La estrategia Semillas de Apego inició a través de una alianza hecha entre Genesis Foundation y la Corporación Infancia y Desarrollo de la cual nació el proyecto: Mis Primeros Pasos (MPP). Un programa creado con el propósito de incentivar el aprendizaje en los niños y niñas a través de actividades participativas que les permitieran tomar decisiones y del cual fue posible concluir que la familia juega un papel fundamental en el desarrollo de las habilidades emocionales de los niños, especialmente cuando han sido víctimas de violencia social.

La educación es una herramienta esencial para la construcción de paz y la reducción de la inequidad.

El modelo MPP fue elegido por el Gobierno Nacional en el 2012 para ser la base de la Estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia ‘De cero a siempre’, un programa gestionado por la Presidencia de la República, durante el periodo presidencial del colombiano Juan Manuel Santos y de la primera dama María Clemencia Rodríguez. 

Al cierre del 2016 y tras 16 años de gestionar modelos educativos, Genesis Foundation ha logrado con el programa Mis Primeros Pasos involucrar a más de 100.800 estudiantes, beneficiar a 1.000 instituciones educativas y centros de desarrollo infantil en 26 departamentos de Colombia y formar a aproximadamente 2.790 docentes.

Finalmente, Gensis Foundation ha venido gestionando la campaña #Orgullosos, una estrategia de participación social mediante la cual las personas que han estado involucradas con la organización e incluso quienes no pueden compartir sus experiencias a través de redes sociales

“Consideramos que la educación es una herramienta esencial para la construcción de paz y la reducción de la inequidad. Para ello, impulsamos programas con materiales y herramientas dirigidas a profesores, padres de familia o cuidadores que ayudan a mejorar y fortalecer la calidad educativa”, señala Gutiérrez.

Fuente: http://www.eltiempo.com/vida/educacion/semillas-de-apego-estrategia-de-educacion-para-el-posconflicto-creada-por-genesis-foundation-159244

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Colombia: En marcha una educación para la paz

América del Sur/ Colombia/ 9 Enero 2017/ Fuente: El Espectador.com

Expertos en educación aseguran que los retos del Ministerio para 2017 tienen que ver con la financiación de la educación superior y el posconflicto. La cartera ya tiene un plan de acción para empezar a resolver vacíos.

El 2016 pasó por una montaña rusa de episodios controversiales para el Ministerio de Educación, que van desde las cartillas de educación sexual y la renuncia de la ministra Gina Parody, hasta los desfalcos millonarios dentro del Plan de Alimentación Escolar y la homologación de títulos falsos de cirujanos plásticos. A la cartera le toca este año resolver grandes retos.
El primero de ellos, y tal vez el más importante de todos, consiste en reformar el sistema de financiación para la educación superior planteado en la Ley 30 de 1992 que, según la experta en educación Isabel Segovia, es “extremadamente desigual” dado que la repartición de los recursos por parte del Gobierno Nacional se da en escenarios “inequitativos, donde unos pocos, casi siempre los mismos, son los favorecidos mientras otros se endeudan”.
De inyectárseles más plata a las universidades públicas, también se estarían dando pasos gigantes en garantizar el acceso a la educación superior gratuita y de alta calidad, uno de los sueños más anhelados por los jóvenes.
“El ideal sería avanzar en los conceptos, las promesas y los deseos de la educación superior como un derecho y un bien público. Hay que dejar de impulsar el crédito educativo y becas en el exterior (del Icetex) como una entidad bancaria y reformular el modelo de Ser Pilo Paga para que se convierta en una política de Estado”, piensa Carlos Lopera, director del Observatorio de la Universidad Colombiana.
Lopera es un crítico del programa, pues “el 85 % de los jóvenes beneficiados se han ido a universidades privadas y el 98 % de los recursos asignados por el Estado se han ido a las mismas”, lo que revela una “favoritismo para universidades privadas tradicionales y de élite, afectando así a las universidades públicas”.
Sin embargo, la ministra de Educación, Yaneth Giha, asegura que en 2017 fortalecerá más el programa, que hoy le permite a 21.699 jóvenes de escasos recursos y con los mejores resultados en las pruebas Saber 11º estudiar en las mejores universidades del país, las que ellos elijan.
“En este 2017 esperamos llegar a 30.000 Pilos y finalizaremos el cuatrienio con 40.000 beneficiarios”, dice Giha, quien es consciente de los retos que hay en materia de educación superior.
“En los últimos años Colombia ha dado pasos importantes. Mientras que en 2010 la tasa de cobertura era del 37,1 %, 2016 lo cerramos con una del 51,6 %. Nuestra gran meta es llegar a una del 57 % antes de finalizar 2018 y eso lo logramos con créditos, becas y subsidios de Icetex”, sostiene la ministra.
Otro de los temas importantes en 2017 tiene que ver con el papel del Ministerio de Educación en el posconflicto para que los desmovilizados tengan garantizado el acceso a la educación.
Giha asegura que pondrá en marcha un Plan de Educación para el Posconflicto, “con el que llevaremos más y mejor educación al campo, combatiremos la deserción, el ausentismo escolar y brindaremos formación diferencial que contribuya a generar un mayor desarrollo en el sector rural de nuestro país”.
El plan priorizará los 187 municipios más afectados por el conflicto armado, además de continuar con el programa Universidades para la Paz, “con el que jóvenes de las zonas históricamente más afectadas por la guerra podrán estudiar en siete universidades públicas acreditadas en alta calidad sin tener que moverse de sus regiones, pues las instituciones llegaran a ellos”, remata Giha.
Asimismo, es una prioridad para el Gobierno seguir ampliando la jornada única para que cerca de 1,2 millones de niños y jóvenes puedan recibir ocho horas diarias de clases. Para lograrlo, la cartera tiene pensado entregar 3.200 aulas e iniciar la construcción de otras 8.000.
Disponible: http://www.elespectador.com/noticias/educacion/marcha-una-educacion-paz-articulo-673672
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Colombia: ¿Se firma la paz y listo? Vea el reto en educación que debe asumir el Gobierno

Colombia/03 de Octubre de 2016/Pulzo

El desafío lo expusieron expertos internacionales al referirse a lo que viene en esta materia para el post-conflicto.

Coincidieron en que la tarea de la educación en Colombia ahora se centra en el territorio rural.

Además, señalan que las viejas edificaciones de las instituciones educativas, la falta de servicios básicos en ellas, la escasez de maestros en propiedad y con niveles superiores de formación, las altas tasas de deserción escolar, y el cambio las bajas tasas de cobertura y de buenos puntajes en desempeño de los estudiantes son solo una muestra del tamaño de los retos en esta zona.

“Las inversiones en infraestructura de los municipios afectados por el conflicto tienen un rezago histórico. En una encuesta del Ministerio de Educación, realizada en 2014 a 7.168 sedes rurales, encontramos que la infraestructura tiene un promedio de 37 años, 80 % de las sedes no tienen red de gas, 70 % no tienen alcantarillado, 40 % no tienen acueducto, 13 % no tienen energía y 36 % no tienen las suficientes baterías sanitarias”, señaló Víctor Saavedra, viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, durante la XIV Asamblea Anual de la Fundación Empresarios por la Educación (ExE) ‘Los retos en la educación para la Colombia de hoy’.

AFP

Al evento, celebrado en la Universidad Católica de Colombia, asistieron los empresarios más importantes del país, quienes manifestaron su apoyo a los procesos educativos que seguirán después de la firma de los Acuerdos de La Habana y que significan cerrar las brechas de desigualdad (específicamente en el sector rural), propiciar una educación para la ciudadanía y conseguir un proceso de reconciliación.

“Lograr que todos (los estudiantes) permanezcan en la escuela, implica hacer de la educación una oferta verdaderamente atractiva, pertinente e interesante para los estudiantes y sus familias. Esto se hace más urgente hoy, cuando estamos a portas de un momento crucial para la vida de Colombia: la firma de un acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera con la guerrilla más vieja del mundo. Esta es una oportunidad para saldar las deudas que tenemos con el campo, y la educación es el eslabón principal en una cadena de transformaciones que el país debe empezar a dar”, señaló Carlos Enrique Cavalier, presidente de Alquería y vicepresidente del Consejo Directivo de la Fundación.

Además, hizo un llamado para que los empresarios mantengan la premisa de que en el capital humano encontrarán las posibilidades para hacer de Colombia un país más equitativo y en paz.

AFP / AFP

Por su parte, la directora de la Fundación, Carolina Meza, enfatizó en que el cambio que se avecina con la firma de los acuerdos da la oportunidad única de construir nación en los lugares más apartados de Colombia, “que no solo han sufrido en carne propia el conflicto, sino el más inhumano abandono de todas las instituciones, entre ellas la educativa”.

“La educación puede ayudar a cambiar los miedos y prejuicios que deja un conflicto largo y complejo como el nuestro, en esperanzas para las nuevas generaciones y herramientas que les permita aportar a la escritura de un nuevo capítulo de la historia”, aseguró.

Gobierno promete infraestructura

Saavedra aseguró que para sacar del rezago a las sedes rurales se harán asignaciones directas a los colegios. Además, los municipios afectados por la violencia contarán con 10.000 millones de pesos para hacer las adecuaciones necesarias y el país dispondrá de un fondo de financiamiento de infraestructura que tendrá recursos de la nación. Finalmente, Colombia tendrá un crédito a 10 años con el BID para seguir haciendo inversiones.

En torno a esto, una de las recomendaciones que dio a Colombia Alan Smith, de la Cátedra Unesco en Pluralismo, Derechos Humanos y Democracia y experto en educación y posconflicto, fue destinar como Gobierno importantes sumas de dinero a la educación porque es el punto de entrada para las transformaciones. Para él, la experiencia en posconflictos muestra que no es conveniente depender de dineros de los donantes, pues ellos solo están los primeros 5 años después de la firma de los acuerdos.

Por su parte, la consultora internacional Claudia Uribe manifestó la necesidad de diseñar una política educativa sobre desplazamiento que incluya las realidades que se están viendo tanto en el sector rural como en el urbano, ya que la mayoría de colombianos en situación de desplazamiento llegan a las zonas marginales de medianas y grandes ciudades.

Fuente: http://www.pulzo.com/economia/educacion-posconflicto-colombia/PP127176

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Educación como política de Estado para unir a uribistas y santistas

por Ángel Pérez Martínez

El postconflicto puede ser una oportunidad para cambiar el imaginario imperante mediante el cual cada quien busca resolver sus problemas o desacuerdos con otros mediante acciones ilegales, violentas o de confrontación con el otro.
El proceso de diálogos de la Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC dividió a los colombianos. No hay duda, la mayoría de la población desaprueba a las FARC, así lo demuestran las diferentes encuestas que se han realizado en los 2 últimos años. Luego resultó fácil hacer política utilizando la mala imagen de la guerrilla, y a la vez, aparecer como los defensores del estamento militar, quienes son presentados como los damnificados del proceso para buscar la paz (los van a acabar, a disminuir o a trasformar). El estamento militar es querido por la mayoría de los colombianos.
Para medir la importancia y el peso político que puede llegar a presentar la utilización del estamento militar para hacer política, en un país con baja participación electoral ciudadana, basta mencionar que según la presentación del presupuesto nacional del año 2016 por parte del Ministerio de Hacienda, son más de medio millón de personas, entre soldados (292.000), policías (191.000), civiles que trabajan en el Ministerio de Defensa, sus entidades adscritas o vinculadas y la justicia penal militar (24.000); a la anterior cifra habrá que agregar soldados y policías pensionados, familiares, contratistas y proveedores del sector defensa.
Bajo esta estrategia política un grupo de colombianos propuso una negociación de mano dura para los miembros de las FARC, castigo y represión para ellos; una justicia que castigue los delitos, de manera especial los de lesa humanidad. Casi que el ideal sería unos guerrilleros arrodillados, pidiendo perdón y en la cárcel. Pero claro esto no sería una negociación, sería una derrota militar que durante 60 años no logramos.
Del otro lado, está el Gobierno, mal defensor del proceso de la Habana, errático frente a la opinión pública e incapaz de explicar sus enormes responsabilidades institucionales y políticas frente a la negociación, pero, eso sí, actuando con un empeño y compromiso que no se puede desconocer. El Presidente Santos, y de manera especial, del Jefe de la Misión Humberto de la Calle no desistieron nunca en su búsqueda de los acuerdos alcanzados, que ya son es un paso vital en la construcción del camino de la paz.
Ayer se firmó una parte trascendental de los acuerdos, el que pone fin a la guerra con las FARC. En dicho acuerdo se determinó la necesidad de crear una nueva cultura que proscriba la utilización de las armas para resolver las diferencias, no repetición del enfrentamiento armado, dejación de las armas y su proceso de destrucción, así como el monopolio de las armas por parte del Estado. Además, es de gran valor la intervención de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, para certificar la dejación de las armas y la concentración de los más de 6.000 guerrilleros en 23 zonas y 8 campamentos.
Aún faltan temas por acordar, pero estamos próximos a iniciar el punto clave del proceso de paz: el postconflicto. El gobierno, los académicos, los docentes y las organizaciones pro paz debemos advertir que en el postconflicto el reto será lograr que se cumplan los compromisos con las FARC, así como asegurar la sostenibilidad de lo pactado en el proceso de paz, y esto último se alcanzará con el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos más pobres, quienes viven en el sector rural y en los barrios marginales de las ciudades; así como con el fortalecimiento de una cultura para la paz y para la vida en ciudadanía.
También es necesario seguir buscando puntos de encuentro con quienes se opusieron o apoyaron el proceso de la Habana. Sostengo que en la agenda del postconflicto (no la de la Habana) se podría acordar con Santistas, Uribistas, la izquierda y todas aquellas organizaciones políticas que representan minorías incluir una política de Estado, con la cual nos comprometamos todos para mejorar la educación de los niños y jóvenes de Colombia y para educar para una cultura de la Paz. Insisto: una política de Estado para la educación a 20 o 30 años, en la cual nos encontremos todos.
Según el experto en educación y conflictos Vicenç Fisas, “Educar para una cultura de paz significa educar para la crítica y la responsabilidad, para la comprensión y el manejo positivo de los conflictos, así como potenciar los valores del diálogo y el intercambio y revalorizar la práctica del cuidado y de la ternura, todo ello como una educación pro-social que ayude a superar las dinámicas destructivas y a enfrentarse a las injusticias”.
Una política de Estado que tenga como objetivo una educación de calidad, la cual en su diseño entre otras cosas deberá tener el propósito de ayudar a desarrollar la productividad del campo, pero también a buscar soluciones de manera participativa mediante el diálogo, la concertación y un sentido crítico sobre cómo evitar el exceso de concentración de la riqueza en el sector rural. Hoy el Gini rural es de 0.88 (una vergüenza nacional). Lo anterior explica por qué en el campo los pobres representan el 65% y los indigentes el 33% del total de quienes viven en el campo. No podemos olvidar que allí –en el campo y en la pobreza- empezó la guerra, ojalá también en el sector rural empiece la construcción de la nueva Colombia, con educación de calidad y desarrollo.
Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/educacion-como-politica-para-unir-uribistas-y-santistas-por-angel-perez/225059

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BID crea fondo de US$ 700 millones para postconflicto colombiano

El objetivo es darle herramientas al 5% de la población colombiana que vive en el 50% del territorio nacional.

El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, anunció en el Foro Económico Mundial para Latinoamérica, la creación de un fondo para el posconflicto colombiano con un capital de 700 millones de dólares. El Gobierno colombiano aportará 100 millones de dólares con créditos del BID, el cual debe ser aprobado este año, “con el propósito de ‘levantar’ otros 600 millones de dólares del resto de la comunidad internacional”, añadió Moreno.

El presidente del BID dijo que ‘Colombia sostenible’, tiene como objetivos darles herramientas al 5% de la población colombiana que vive en el 50% del territorio.

“La idea es que esos cinco millones de colombianos que salieron de sus tierras por la violencia puedan regresar y enseñarles a hacer agricultura del siglo XXI, es decir agrosustentable, proyectos de preservación de bosques, mejoramiento y cuido de la riqueza del país en esas zonas: que son las cuencas de agua”, dijo Moreno.

Fuente: http://www.portafolio.co/economia/gobierno/bid-crea-fondo-us-700-millones-posconflicto-497685
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Video para entender el acuerdo del Gobierno Colombiano y las Farc sobre participación política

América del Sur/ Colombia/ Por Staff ¡PACIFISTA!/ ABC

El punto de participación política acordado en Cuba por el Gobierno y las Farc no solo es la hoja de ruta para que la guerrilla se transforme en un movimiento político una vez deje las armas. También, es una fórmula para mejorar la democracia que será sometida a la voluntad de los colombianos, como todos los acuerdos de La Habana, cuando llegue el momento de la refrendación de un pacto de paz.

En su propósito por seguir construyendo pedagogía en torno a las negociaciones, el Alto Comisionado para la Paz lanzó el segundo capítulo de una serie de videos, creada para aclarar los detalles de lo pactado en los últimos tres años de conversaciones. Esta entrega aborda el tema de participación política que fue anunciado en noviembre de 2013.


Fuente: http://pacifista.co/un-video-para-entender-el-acuerdo-del-gobierno-y-las-farc-sobre-participacion-politica/?utm_content=buffer46986&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer .

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