Colombia/03 de Octubre de 2016/Pulzo
El desafío lo expusieron expertos internacionales al referirse a lo que viene en esta materia para el post-conflicto.
Coincidieron en que la tarea de la educación en Colombia ahora se centra en el territorio rural.
Además, señalan que las viejas edificaciones de las instituciones educativas, la falta de servicios básicos en ellas, la escasez de maestros en propiedad y con niveles superiores de formación, las altas tasas de deserción escolar, y el cambio las bajas tasas de cobertura y de buenos puntajes en desempeño de los estudiantes son solo una muestra del tamaño de los retos en esta zona.
“Las inversiones en infraestructura de los municipios afectados por el conflicto tienen un rezago histórico. En una encuesta del Ministerio de Educación, realizada en 2014 a 7.168 sedes rurales, encontramos que la infraestructura tiene un promedio de 37 años, 80 % de las sedes no tienen red de gas, 70 % no tienen alcantarillado, 40 % no tienen acueducto, 13 % no tienen energía y 36 % no tienen las suficientes baterías sanitarias”, señaló Víctor Saavedra, viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, durante la XIV Asamblea Anual de la Fundación Empresarios por la Educación (ExE) ‘Los retos en la educación para la Colombia de hoy’.
Al evento, celebrado en la Universidad Católica de Colombia, asistieron los empresarios más importantes del país, quienes manifestaron su apoyo a los procesos educativos que seguirán después de la firma de los Acuerdos de La Habana y que significan cerrar las brechas de desigualdad (específicamente en el sector rural), propiciar una educación para la ciudadanía y conseguir un proceso de reconciliación.
“Lograr que todos (los estudiantes) permanezcan en la escuela, implica hacer de la educación una oferta verdaderamente atractiva, pertinente e interesante para los estudiantes y sus familias. Esto se hace más urgente hoy, cuando estamos a portas de un momento crucial para la vida de Colombia: la firma de un acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera con la guerrilla más vieja del mundo. Esta es una oportunidad para saldar las deudas que tenemos con el campo, y la educación es el eslabón principal en una cadena de transformaciones que el país debe empezar a dar”, señaló Carlos Enrique Cavalier, presidente de Alquería y vicepresidente del Consejo Directivo de la Fundación.
Además, hizo un llamado para que los empresarios mantengan la premisa de que en el capital humano encontrarán las posibilidades para hacer de Colombia un país más equitativo y en paz.
Por su parte, la directora de la Fundación, Carolina Meza, enfatizó en que el cambio que se avecina con la firma de los acuerdos da la oportunidad única de construir nación en los lugares más apartados de Colombia, “que no solo han sufrido en carne propia el conflicto, sino el más inhumano abandono de todas las instituciones, entre ellas la educativa”.
“La educación puede ayudar a cambiar los miedos y prejuicios que deja un conflicto largo y complejo como el nuestro, en esperanzas para las nuevas generaciones y herramientas que les permita aportar a la escritura de un nuevo capítulo de la historia”, aseguró.
Gobierno promete infraestructura
Saavedra aseguró que para sacar del rezago a las sedes rurales se harán asignaciones directas a los colegios. Además, los municipios afectados por la violencia contarán con 10.000 millones de pesos para hacer las adecuaciones necesarias y el país dispondrá de un fondo de financiamiento de infraestructura que tendrá recursos de la nación. Finalmente, Colombia tendrá un crédito a 10 años con el BID para seguir haciendo inversiones.
En torno a esto, una de las recomendaciones que dio a Colombia Alan Smith, de la Cátedra Unesco en Pluralismo, Derechos Humanos y Democracia y experto en educación y posconflicto, fue destinar como Gobierno importantes sumas de dinero a la educación porque es el punto de entrada para las transformaciones. Para él, la experiencia en posconflictos muestra que no es conveniente depender de dineros de los donantes, pues ellos solo están los primeros 5 años después de la firma de los acuerdos.
Por su parte, la consultora internacional Claudia Uribe manifestó la necesidad de diseñar una política educativa sobre desplazamiento que incluya las realidades que se están viendo tanto en el sector rural como en el urbano, ya que la mayoría de colombianos en situación de desplazamiento llegan a las zonas marginales de medianas y grandes ciudades.
Fuente: http://www.pulzo.com/economia/educacion-posconflicto-colombia/PP127176