Argentina: Volverán los Jardines de Cosecha y con algunas actividades para prevenir suicidios

América del Sur/Argentina/09-12-2022/Autor(a) y Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

El próximo 16 de enero comenzará a funcionar este programa, que beneficia a unos 1.500 hijos de trabajadores.

Este año fueron suspendidos por un rebrote de covid, pero en 2023 volverán y con especial atención a los chicos vulnerables. Son los Jardines de Cosecha, destinados al cuidado y contención gratis de niños de 45 días a 12 años, cuyos padres trabajan y no tienen quién los cuide. Empezarán a funcionar en enero y con actividades para prevenir el suicidio. Sergio Sepúlveda, director de Niñez, dijo que se estima que el programa beneficiará a unos 1.500 niños. Y que arrancará el 16 de enero de 2023.

Los Jardines de Cosecha tienen el objetivo de optimizar la protección integral de niños y niñas. En este marco, está previsto incluir algunas actividades para prevenir el suicidio, una problemática que afecta a niños y adolescentes y que llevó a que el Gobierno creara una Red de Abordaje Integral para su prevención. «El equipo técnico que trabaja en los Jardines de Cosecha está capacitado para detectar entre los chicos casos de violencia, abuso y otra situación de vulnerabilidad como el suicidio. Por eso tenemos pensado incluir actividades para prevenirlo. Serán para chicos de 8 a 12 años», dijo Sepúlveda.

El funcionario aclaró que la realización de ellas dependerá de la cantidad de chicos de este rango de edad asistan a los Jardines. Agregó que a partir de las inscripciones conocerán más certeramente este dato lo que les permitirá organizar las actividades preventivas y grupales en cada sede. Y que las mismas apuntarán a trabajar las emociones de los chicos a través de juegos y expresiones artísticas, para que se animen a expresar lo que siente. De todos modos sostuvo que también se abordará el tema individualmente en caso de que se detecte un niño o niña con riesgo suicida.

Las claves

Los Jardines de Cosecha funcionan desde 2009. Actualmente hay 42 jardines, distribuidos en los 19 departamentos. Las comunas donde se cosecha cuentan con más dependencias que el resto.

Estos centros de cuidado y contención gratis para niños de 45 días de nacidos a 12 años funcionan desde enero hasta fines de febrero o principios de marzo, según el departamento.

Como algunos obreros de la cosecha pueden trabajar doble turno, los equipos en los jardines dedican hasta 10 horas diarias al cuidado y contención de sus hijos en los jardines.

En los Jardines de Cosecha, los chicos acceden a desayuno, colación, almuerzo caliente y una merienda diseñados según pautas de las nutricionistas de este programa.

El programa Jardines de Cosecha, dependiente del ministerio de Desarrollo Humano, apunta a que los niños y niñas aprendan hábitos de convivencia, higiene y educación para la salud.

Niñez llamó a licitación para la compra de materiales de librería y de juguetes para estos jardines, por un monto de $14.115.621, y para la compra de víveres por $22.190.524.

Fuente e Imagen: https://www.diariodecuyo.com.ar/sanjuan/Volveran-los-Jardines-de-Cosecha-y-con-algunas-actividades-para-prevenir-suicidios-20221204-0051.html

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Protocolos para la prevención del suicidio en los adolescentes: qué son y cómo funcionan

Por: Laura Román

El suicidio es un problema real que, en ocasiones, también afecta a los estudiantes. Conocer los protocolos de prevención destinados al ámbito educativo es clave para saber cómo actuar ante un caso de intento de suicidio.

Según el informe de UNICEF ‘En mi mente. Promover, proteger, y cuidar la salud mental en la infancia’, el suicidio es la quinta causa de muerte en el mundo entre los adolescentes de edades comprendidas entre los 10 y los 19 años de edad. En España, y según el Observatorio del Suicidio en España, el suicidio es, después de los tumores, la principal causa de muerte entre la juventud española de 15 a 29 años.

Con estos datos sobre la mesa, y teniendo en cuenta el impacto que la pandemia ha tenido sobre la salud mental de la sociedad en su conjunto y de los estudiantes en particular, los centros educativos pueden ser una pieza clave para tratar de prevenir y evitar este problema entre el alumnado. Para ello, es necesario conocer y activar los protocolos para la prevención del suicidio.

La función de los protocolos para la prevención del suicidio en educación

En los centros educativos, este tipo de protocolos funcionan como una herramienta de información para todo el personal docente en torno a un grave problema que puede darse tanto en la infancia como en la adolescencia.

Son directrices que ya funcionan en algunas comunidades autónomas como AragónBalearesComunidad Valenciana o Galicia, y ejercen de guía para que los docentes conozcan las diferentes pautas de actuación si un estudiante se encuentra en esta situación. También promueven mecanismos de protección frente al alumnado y facilitan diferentes actuaciones de carácter preventivo dentro de la comunidad educativa. Es decir, tratan de aportar toda la información necesaria para actuar de forma rápida y eficaz ante un posible caso de intento de suicidio de un estudiante.

Protocolo para la prevención del suicidio en adolescentes

Así, y para entender fácilmente qué tipo de información ofrecen, nos fijamos, por ejemplo, en el caso de Aragón, uno de los más recientes. El documento se divide en diferentes apartados en los que tanto los docentes como el personal educativo pueden profundizar en esta problemática conociendo algunos de los conceptos asociados al suicidio, como ‘riesgo de suicidio’ (posibilidad real de llegar a hacerlo), ‘ideación suicida’ (pensamientos relacionados), ‘tentativa autolítica (acto fallido)’, ‘suicidio consumado’ o ‘autolesiones no suicidas’ (lesiones autoinflingidas sin intención suicida). Estos términos van acompañados de una serie de mitos en torno al suicidio como que no se puede prevenir, que las personas menores de edad no se suicidan o que hablar sobre este tema puede incrementar el riesgo, entre otras. Todos ellos desmontados con argumentos contrapuestos.

De esta manera, y en cuanto a la utilidad en las aulas, Miguel Guerrero, psicólogo y responsable de la Unidad de Prevención e Intervención Intensiva en Conducta Suicida (UPII) Cicerón del Servicio Andaluz de Salud, considera que estos protocolos contribuyen a reconocer explícitamente la magnitud y la importancia del suicidio en las aulas. “Además, es una herramienta de mucha utilidad ya que permite saber en todo momento cómo debemos actuar, qué tenemos que hacer y sobre todo qué no deberíamos hacer ante una situación de este tipo”, señala.

Cómo detectar, prevenir y actuar

La parte principal de estos protocolos se centra en la detección, prevención y actuación. En el caso del protocolo de Aragón, y en el apartado de la detección, se establecen una serie de factores de riesgo (personales, familiares, del entorno escolar y social) y señales de alerta verbales, como sentimientos de desesperación, comentarios relacionados con la muerte o expresiones directas sobre el deseo de quitarse la vida, entre otras, y no verbales como cambios en el comportamiento, descuido en la apariencia personal o dificultades en la concentración, la atención… que pueden ayudar al docente a identificar si algún estudiante está pasando por una situación de riesgo.

Guerrero coincide con las señales expuestas y afirma que la más evidente es “cuando el estudiante explicita sus pensamientos, ideas o intencionalidad suicida”. Aunque también destaca otras: se muestra retraído, triste o excesivamente ansioso, aislado, rechaza ir al centro escolar, abandona sus responsabilidades y baja su rendimiento académico de forma súbita o se percibe una conducta de agresividad, impulsividad u hostilidad desmedida por su parte. Para ello, añade que es importante “estar preparados y educados para poder sostener una conversación con un estudiante que está sufriendo de forma desesperada”.

En segundo lugar y en el apartado de prevención, se pone sobre la mesa la importancia del factor familiar, personal y del entorno social y escolar a través de una serie de estrategias que prevengan el problema. De este modo, adquirir competencias socioemocionales, disponer de relaciones de apego y de referencia dentro del entorno familiar o construir relaciones positivas con el profesorado son algunos de los ejemplos que ofrecen en el protocolo puesto en marcha en Aragón. Asimismo, en el ámbito educativo se considera relevante darle importancia a la educación emocional, la inclusiva o los programas educativos que refuercen la relación entre el estudiante y el docente.

Protocolo para la prevención del suicidio

En tercer lugar, los protocolos de prevención ante el suicidio establecen unas pautas y estrategias de actuación que, en el caso del documento aragonés, se dividen en dos grandes cuestiones: ‘¿qué no hacer?’ y ‘¿qué hacer?’ ante un posible caso de suicidio. En el primer apartado se muestran algunas acciones que no hay que llevar a cabo, como no tomar en serio las amenazas o la información del estudiante, ocultar información a la familia o no tratar de discutir ni criticar al alumnado. En el segundo apartado se establecen las actuaciones inmediatas (dependiendo de si hay un riesgo inminente o no), además de proponer una serie de actuaciones en el propio centro como proteger al menor evitando que se encuentre solo o la posibilidad de encontrar en clase recursos y teléfonos de ayuda, entre otras cuestiones.

Con toda esta información, ¿cuáles son las primeras acciones, y más inmediatas, que debe llevar a cabo un docente que identifica un posible caso de intento de suicidio en el aula? Para el psicólogo Guerrero resultan esenciales tres pasos: “Primero hay que acercarse a la persona y ofrecerle un espacio de seguridad y respeto en el que pueda expresar su dolor y las emociones que le están haciendo sufrir. Después hay que explorar la red familiar de apoyo del estudiante, animándole a que pida ayuda y exprese su situación a sus padres, hermanos, amigos…Y, en tercer lugar, es fundamental conectar al estudiante con la red de salud mental escolar y sanitaria para habilitar un apoyo, seguimiento o intervención especializada, si lo precisa, a la mayor brevedad posible”.

Ayudar a entender lo que ocurre

En definitiva, estos protocolos ayudan al personal educativo a conocer y entender todos los matices de la situación por la que está pasando el estudiante. Algo que puede ayudar, y mucho, a los jóvenes que lo necesiten.

Protocolo para la prevención del suicidio en adolescentes

Asimismo, y además de hacer uso de esta herramienta cuando se precise, también es esencial hablar con todos los estudiantes sobre el suicidio.“No debemos negar esta realidad en las aulas. Hay que hablar normalizando la salud mental, la importancia de la educación socio-emocional y las habilidades para resolver conflictos. Hablar abiertamente no aumenta el riesgo de suicidio sino todo lo contario, permite crear un clima sano en las aulas donde se pueda expresar el malestar emocional sin miedos ni rechazos”, afirma Guerrero.

Sobre la necesidad de hablar sobre ello también coincide Silvia Melero, periodista y creadora del proyecto Luto en Colores, facilitadora de talleres sobre el duelo y la muerte y del espacio ‘¡Conéctate a la Vida!’: “Las aulas son el reflejo de lo que pasa fuera, en las familias, en la sociedad, en el mundo que construimos. El simple hecho de abrir espacios en el aula para nombrar, hablar, visibilizar, tender puentes, caminos, escucha, herramientas de apoyo… ya es mucho. Los tabúes los tenemos los adultos, y se los pasamos a las siguientes generaciones. A los adolescentes les estamos pidiendo que hablen, que no se callen sus emociones y sus problemas, que pidan ayuda… Si al otro lado encuentran adultos que hayan hecho ese trabajo interno, tender esos puentes es más fluido porque hay menos barreras”.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/protocolos-suicidio-adolescentes/

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Prevención del suicidio: ¿Qué pueden hacer las escuelas?

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El estar encerrados en casa por casi dos años debido a la pandemia, el constante cambio de rutina con las escuelas abriendo y cerrando, la distancia social y el miedo al contagio, aumentan la probabilidad de que la población infantil y juvenil presenten problemas de salud mental. Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2021 de la UNICEF, 13 % de los jóvenes entre los 10 y 19 años padecen algún trastorno mental, y en un 50 % de los casos, los trastornos comenzaron antes de los 14 años.

En España, el suicidio es la primer causa de muerte no natural de los jóvenes entre los 15 y 29 años. Incluso, en promedio, diez jóvenes deciden acabar con su vida diariamente. En el caso de México, el Instituto Nacional de Salud Pública de México estima que por cada suicidio consumado, se realizaron 20 intentos no fortuitos. ¿Que pueden hacer las instituciones educativas para evitar que se llegue este punto?

A medida que los estudiantes comienzan a regresar a las aulas, los centros educativos se vuelven el lugar donde niños y jóvenes pasan más tiempo, por lo que las escuelas juegan un rol importante en la prevención del suicidio. La conducta suicida no consiste solo de la intención de quitarse la vida, incluye los pensamientos e intentos, por lo que las escuelas deben saber cómo intervenir y tener los recursos necesarios para ayudarlos a dejar de sufrir en silencio.

Las instituciones educativas son un recurso ideal para que los alumnos aprendan habilidades socioemocionales, es el lugar donde socializan con personas de su edad y es el primer lugar donde pasan una cantidad significativa de horas sin la supervisión de sus familiares. Es por eso por lo que es importante que las escuelas aprovechen para potencializar la habilidad para gestionar emociones, el autocontrol y el cómo relacionarse con otras personas. Para ello, es necesario que las instituciones inviertan en la prevención, ofreciendo atención puntual y eficiente para los problemas de salud mental de niños y jóvenes. Según un estudio publicado en el Journal of Affective Disorders, se ha encontrado que aplicando programas de resiliencia emocional, las escuelas han reducido los síntomas de ansiedad y depresión en niños de 6 a 12 años.  Adicionalmente, existen casos donde las escuelas son los únicos lugares donde los estudiantes tienen acceso a esa clase de recursos de apoyo.

Es indispensable que también se informe a la comunidad educativa sobre cómo detectar cualquier señal de alarma que indique que un estudiante presenta problemas mentales o emocionales para guiarlo a obtener ayuda. La formación del personal educativo tras un intento de suicidio es clave, pero también preparar a los mismos compañeros para que se conviertan en buenos agentes preventivos. Que una niña o adolescente cuente con una persona con la que pueda hablar y sentirse escuchado genera una línea de apoyo vital que puede salvar su vida. Que las escuelas tengan espacios y profesionales a los cuales los estudiantes puedan acudir para hablar de temas que les preocupan es un paso imprescindible para prevenir el suicidio. Además, de esta forma también se detectan y resuelven casos de acoso escolar.

Contar con protocolos también es una medida necesaria ya que ayuda a saber cómo abordar a los estudiantes con ideación o intentos de suicidio. Saber qué hacer en estos casos puede ser lo único que evite un fatal desenlace. Aunado a esto, trabajar en las aulas aspectos de salud mental como habilidades de manejo de las emociones, solución de problemas, estrategias para la flexibilidad cognitiva, regulación de estrés y cómo actuar en situaciones de crisis, entre otros.

El metaanálisis School-Based Suicide Prevention Programs publicado en The International Handbook of Suicide Prevention, Second Edition, el cual contiene distintos programas de prevención contra el suicidio, encontró que las medidas de prevención que mejor funcionan son las siguientes:

  1. Currículos de sensibilización y educación

    • Se deben crear programas escolares que tengan un plan de estudios de concientización y educación para enseñar a los estudiantes sobre el suicidio, sus factores de riesgo y qué hacer cuando se enfrentan a una situación de estudiantes con tendencias suicidas. El estudio concluyó que las instituciones que cuentan con este tipo de currículos demostraron tener un cambio de comportamiento significativo y una reducción en la incidencia de la ideación y los intentos de suicidio, lo que demuestra que el modelo de concientización y educación de los programas de prevención del suicidio es una vía prometedora que merece una mayor exploración.

  2. La detección es clave

    • Menos del 25 % de las familias son conscientes de las conductas autolesivas y suicidas de sus hijos, especialmente porque los jóvenes no buscan ayuda. Una solución, según el estudio, es administrar un cuestionario de detección preliminar y luego remitir a los estudiantes que presentan señales de alerta al consejero escolar o facilitar que obtengan ayuda psiquiátrica emergente.

  3. Capacitar a guardianes

    • Tener estrategias de los programas enfocados a concientizar y detectar. Un ejemplo es el programa utilizado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para abordar el comportamiento de suicidio y autolesión conocido como “Preguntar, persuadir y referir” (QPR por sus siglas en inglés). Su objetivo es aumentar la conciencia sobre el suicidio dentro del personal escolar, la identificación de estudiantes en riesgo, mejorar las habilidades del personal para intervenir y, en general, aumentar la comunicación entre el personal académico y los estudiantes. Implica enseñar al personal a identificar a jóvenes en riesgo y luego responder adecuadamente al ayudar con la derivación a recursos de salud mental.

    • El estudio demostró que aquellos estudiantes en riesgo normalmente no buscan ayuda en los adultos por sí mismos, así que capacitar a los educadores a actuar como guardianes parece una solución más lógica, sin embargo, es clave capacitar a los adultos y a los compañeros, ya que estos son más conscientes de las percepciones y los comportamientos dentro de sus círculos sociales. Contar con un programa de guardianes o vigilantes entre compañeros es una estrategia aún más eficaz que simplemente, “Preguntar, persuadir y referir”.

    • Estos programas de apoyo dirigidos por otros estudiantes y guardianes se ha utilizado para capacitarlos para difundir mensajes positivos, que modifiquen las normas sociales en los entornos escolares, para que los estudiantes se animen a desarrollar habilidades y actitudes positivas para la vida, y fomenten una creencia y una estrategia que promuevan la búsqueda de ayuda de los adultos. Además, el programa busca crear una expectativa de que los compañeros también busquen ayuda cuando se enfrentan a la tendencia suicida.

  4. Entrenamiento de habilidades

    • El estudio sugiere aplicar el programa CARE/CAST que se trata de cuidar, evaluar, responder, empoderar y entrenar (CARE por sus siglas en inglés) a los estudiantes para afrontar y apoyar (CAST) ya que desarrolla habilidades para prevenir el suicidio. Primero, la parte CARE se trata de detección selectiva con una intervención directa seguido de entrevistas motivacionales. Después está la parte CAST que tiene como objetivo aumentar el afrontamiento y la regulación del estado de ánimo, disminuir el uso de sustancias y aumentar el rendimiento escolar. Se trata de capacitar en habilidades a grupos pequeños de estudiantes con promedio bajo, con alto porcentaje de ausentismo o referencias directas del personal. Se trata de 12 sesiones que buscan enseñar habilidades y el cambio de comportamiento que resultan en reducir los factores de riesgo de un suicidio.

La salud mental y la conducta suicida necesitan ser parte del contexto educativo. Más allá de sólo cumplir con el currículum académico, las escuelas, el personal educativo y los estudiantes deben ser concientizadas sobre la importancia de la corresponsabilidad social y su papel para prevenir el suicidio. Como se mencionó anteriormente, siempre hay intentos antes de la consumación de un suicidio; saber identificar estas y otras señales de alarma puede prevenir un fatal desenlace y ayudar al estudiante a salir adelante.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/estrategias-para-prevenir-el-suicidio

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CANADÁ Estrés y aislamiento detrás del aumento de suicidios estudiantiles

America del Norte/Canada/Universityworldsnews

Lo que el difunto ensayista Al Álvarez denominó «el Dios salvaje» ha cobrado un precio terrible en la Universidad de Ottawa en Canadá: cinco suicidios en los últimos 10 meses. En los últimos años, las universidades de Ontario han lidiado con números similares: cuatro en Waterloo en el suroeste de Ontario en 2018 y cuatro en la Universidad de Toronto entre 2018 y 2019.

“No creo que ningún estudiante sepa de otro estudiante que esté luchando con problemas de salud mental y muchos saben de compañeros de clase y otros que han considerado el suicidio. Sé que sí «, dice Sam Schroeder, comisionado de defensa del sindicato de estudiantes de la Universidad de Ottawa (uOttawa).

Dijo que con cada correo electrónico que informaba al campus sobre otro suicidio, la situación se había vuelto más sombría. «Ha sucedido demasiado».

En una declaración en la que señaló que uOttawa contrató a seis consejeros de salud mental adicionales para ayudar a eliminar los tiempos de espera y produjo una serie de herramientas en línea, el presidente de la universidad, Jacques Frémont, suplicó a sus estudiantes: «Si conoces a alguien que podría estar luchando, te animo a que te comuniques con ellos. Si desea conocer los signos, descargue nuestras hojas de datos de salud mental. . .. Ahora se han traducido a ocho idiomas y ofrecen consejos para identificar y ayudar a las personas en dificultades. Esto es algo que todos pueden hacer de inmediato para aumentar el conocimiento y la conciencia «.

Felipe J Nagata, presidente de la Federación Canadiense de Estudiantes-Ontario, señala que mejorar los servicios de salud mental significa tener en cuenta que las presiones que sienten los estudiantes no terminan a las 5pm.

“Los estudiantes deben poder acceder a la ayuda 24/7. Nuestro estrés no termina cuando salimos de clase. Los ataques de pánico y el estrés extremo pueden ocurrir a las 3 de la mañana mientras se trabaja en documentos y tareas ”, dice.

En uOttawa, parte de la financiación para los nuevos trabajadores de salud mental proviene de las tarifas que los estudiantes votaron para aumentar para proporcionar a los nuevos trabajadores de atención de salud mental y una línea de ayuda 24/7.

Sin embargo, no todas las universidades han actuado rápidamente. Después de que tres estudiantes saltaron a la muerte del Centro Bahen de Tecnología de la Información en el centro de Toronto, los funcionarios de la universidad más grande del país instalaron barreras temporales. Incluso una solución tan obvia fue vista como demasiado poco tarde por los estudiantes que organizaron una protesta en la Universidad de Toronto en noviembre de 2019.

Shahin Imtiaz, un estudiante de quinto año de ciencias de la computación dijo: «Todo ese sufrimiento no tenía sentido», refiriéndose a los primeros estudiantes en saltar del edificio. “Nadie aprendió nada de eso, nadie hizo nada al respecto. Sigue sucediendo Es realmente difícil conciliar; todo este sufrimiento es tan innecesario «.

Solo después de cantar: «¿Cuántas vidas se necesitarán antes de que corrijas tus errores?», Fuera del edificio administrativo de la Universidad de Toronto, se permitió a los estudiantes asistir a una reunión y el personal de los administradores se encontraba celebrando, le dijo a la Canadian Broadcasting Corporation en ese momento.

El suicidio de adolescentes y adultos jóvenes no es un fenómeno nuevo. A mediados de la década de 1770, después de la publicación de The Sorrows of Young Werther de Johann von Goethe (en la que el protagonista epónimo emocionalmente exagerado se suicida), hubo una serie de suicidios en París. La policía encontró copias del libro de Goethe en varios bolsillos de los hombres jóvenes.

Entre 1990 y 2010, la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, vio a 15 estudiantes (y otros 12) saltar a la muerte desde puentes peatonales que atraviesan las famosas gargantas del campus; en 2013, Cornell instaló redes suicidas que se extienden 15 pies desde los lados de cada puente.

Un estudio realizado por el profesor E David Klonsky de la Universidad de Columbia Británica encontró que el 19.4% de los estudiantes de primer año había pensado seriamente en el suicidio, mientras que el 14.7% había comenzado a hacer planes para suicidarse. El tres y medio por ciento lo había intentado, un número concomitante para la población general canadiense.

Los investigadores, los funcionarios universitarios y los defensores de los estudiantes señalan una serie de factores estresantes que llevan a algunos estudiantes a pensar en suicidarse, incluida la competencia por las calificaciones, las preocupaciones sobre las finanzas, el miedo a no conseguir un buen trabajo después de graduarse y los ataques de pánico.

Estudiantes mas aislados

También se citan sentimientos de soledad y aislamiento. Nagata cree que los estudiantes de hoy están más aislados que en el pasado.

“Solía ​​ser que los estudiantes se reunían después de la clase. Cuando trabajaban en un proyecto, por ejemplo, tenían que estar juntos. Ahora, gran parte de este trabajo se realiza en línea con el resultado de que los estudiantes no participan en una comunidad «.

Fomentar la comunidad en un campus del tamaño de uOttawa no es fácil. «El nuestro es en gran medida un campus de cercanías», dice Schroeder. «Los estudiantes vienen aquí, van a clase, van a estudiar a la biblioteca y se van a casa».

Mientras observaba cómo los clubes involucran a los estudiantes en la vida del campus, la asociación se dio cuenta de que la estructura de los clubes disuadía a los estudiantes introvertidos de unirse. «Es difícil para un estudiante introvertido venir solo a un club». En un esfuerzo por lidiar con esto, estamos estableciendo sistemas de amigos que invitan a los estudiantes a unirse a alguien que conocen.

Al igual que hace décadas, las familias y los médicos encubrieron los suicidios (con términos como «muerte por desventura») para que estas personas pudieran ser enterradas en un lugar sagrado, los psicólogos una vez creyeron que hablar sobre el suicidio aumentaba el riesgo de intentos de imitación.

Estudios recientes, como el estudio realizado en 2005 por la psiquiatra infantil y adolescente de la Universidad de Columbia, Dra. Madelyn S Gould, de 2,343 estudiantes de secundaria, muestran, sin embargo, que «ni la angustia ni la tendencia suicida [pensar en el suicidio] aumentaron entre toda la población de estudiantes encuestados o altos estudiantes de riesgo a quienes se les preguntó acerca de la ideación suicida [pensamientos] o comportamiento ”.

Según el Dr. Mark Sinyor, psiquiatra del Sunnybrook Health Sciences Center y profesor asociado de psiquiatría de la Universidad de Toronto: “La prevención del suicidio se trata de hablar con las personas sobre los sentimientos y reconocer que todos pueden estar angustiados en algún momento y que necesitan un plan de acción . Y si ese plan no funciona, las personas deben saber cómo pedir ayuda ”.

El objetivo, agrega, es dejar en claro que «nadie necesita morir por suicidio».

Cuando University World News le preguntó a Sinyor qué se podía hacer para que los estudiantes se sintieran solos a pesar del tiempo que pasan interactuando en las redes sociales, propuso una solución decididamente de baja tecnología: “Si estás atrapado en las redes sociales y te sientes solo y no te gusta es, la solución es invitar a tus amigos a reunirse en persona «.

Herramientas para ayudar a amigos necesitados

Una década antes de lo que Schroeder llama «un año realmente difícil» que llevó a uOttawa a crear una ventanilla única para la salud mental de los estudiantes, la Universidad Laval en la ciudad de Quebec reorganizó sus servicios de salud mental para estudiantes.

«Nos dimos cuenta de que estábamos extrañando a muchos de los estudiantes que necesitaban ayuda», dice la señora Louise Careau, directora del Centro de Ayuda Estudiantil de la universidad.

Para llegar a los estudiantes que comparó con la parte sumergida de un iceberg, la Universidad Laval instituyó una Semana de Prevención del Suicidio durante la cual hay actividades para los estudiantes donde se les dan herramientas sobre cómo actuar cuando un amigo o compañero de clase indica que están considerando suicidarse. .

El centro de los esfuerzos de la universidad es la iniciativa estudiantil Programa Sentinel. «En este programa, los estudiantes, muchos de los programas de psicología, están capacitados para detectar a los estudiantes que tienen problemas con, por ejemplo, la depresión y dirigirlos a donde puedan obtener ayuda».

Los Sentinels son especialmente activos en la mitad de los términos y el tiempo final. «Trabajan en la biblioteca buscando estudiantes en apuros», dice Careau.

Los funcionarios de varias de las universidades subrayaron el hecho de que los estudiantes internacionales tenían de alguna manera un mayor riesgo de depresión, pero era menos probable que buscaran ayuda. «Para muchos», dice Schroeder, «buscar ayuda para problemas de salud mental es difícil debido a las diferencias culturales».

Cerrar esta brecha requerirá mucho trabajo duro tanto de la universidad como de la asociación de estudiantes.

Fuente: https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20200227125212379

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