Todos somos responsables de educar en valores

Por: Camilo Camargo.

 

En un país como Colombia, la educación en valores debe permear todas las esferas de la sociedad. No es responsabilidad únicamente de las familias, ni de los colegios, sino de todos los miembros de la sociedad. La sociedad debe buscar la manera de asegurar que los ciudadanos del presente y del futuro estén sólidamente formados en valores, para que ellos a su vez transmitan esto a las generaciones futuras.

Hace un par de semanas, uno de los expertos a nivel mundial en educación en valores y formación del carácter, el Dr. Marvin Berkowitz, profesor de la Universidad de Missouri, lideró en Colombia un taller con cuatro colegios que trabajan este tema de manera explícita, siguiendo un marco al que llama PRIMED.

El significado de la sigla no solo aplica a instituciones educativas, sino que también constituye una guía para padres de familia, adultos que trabajan con jóvenes o cualquier miembro de la sociedad que quiera aportar para construir un país donde los valores cobren mayor importancia.

La letra P hace referencia a que la educación en valores tiene que ser una Prioridad. Nuestra responsabilidad en dar esa formación ética y en valores debe ser lo más importante que hacemos, el centro de la formación de los niños y jóvenes. Debemos aprovechar todas las oportunidades que tenemos para reforzar los valores y poner en contexto situaciones de nuestra cotidianeidad que los ejemplifican. Desde la familia y las instituciones educativas, el tema de valores debe ser visible y vivencial.

La letra R habla de Relaciones. ¿Cómo establecemos relaciones en nuestra vida diaria? ¿Qué tipo de relaciones estamos generando? El estudio longitudinal más largo de la historia —que siguió a varios hombres por más de 50 años y que midió la felicidad— concluyó que las personas más felices tienen una red muy sólida de amistades. Este componente de relaciones se refiere a esa conformación de amistades, a qué tipo de relaciones promovemos en los jóvenes y a cuáles son las bases de esas relaciones.

La letra I se refiere a la motivación Intrínseca y a cómo motivamos a los jóvenes a querer aprender y a participar en su comunidad. Las investigaciones indican que las personas desarrollan su motivación de manera sostenida cuando los incentivos no son simplemente externos. Incentivos como el postre, si se comen toda la comida, o el premio, si sacan buenas calificaciones, no contribuyen en el desarrollo de valores en el largo plazo. En lugar de esto, la motivación se promueve con retos interesantes y brindando diversas oportunidades de aportar soluciones a problemas reales.

La M está relacionada con el Modelaje, es decir, con la manera como podemos exponer a los jóvenes a modelos de valores, tanto en adultos con los que interactúan como en líderes y personalidades que muestran esas fortalezas. Acá las familias son clave para que las bases en valores estén respaldadas en el ejemplo que ven todos los días, pues como adultos debemos ser coherentes con los valores que predicamos y las acciones que hacemos. Por lo general el ejemplo tiene mucha más fuerza que el discurso.

La E habla de Empoderamiento y de dar oportunidades a los miembros de la comunidad para construir los esquemas de educación en valores ¿Cómo participan los jóvenes en su familia, en su colegio? Allí debemos buscar estrategias para que cada joven descubra que tiene posibilidades e injerencia en su entorno cercano. Por medio de estas oportunidades estamos fomentando los agentes de cambio que queremos tener en el futuro.

Pero ¿cómo ayudamos a los jóvenes a tener experiencias significativas de vida, tanto en el colegio como fuera de este, en las que puedan poner en práctica habilidades de liderazgo, empatía, servicio y acción? ¿Cómo se concreta este trabajo? La D en PRIMED hace alusión a los programas que de manera explícita e intencional están dirigidos al Desarrollo de valores y habilidades, es decir, al desarrollo del carácter.

En conclusión, el modelo PRIMED nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como adultos en la educación de los niños y jóvenes. Si logramos priorizar el tema, fomentar relaciones saludables, motivar a los jóvenes para que sean agentes de cambio y brindarles oportunidades para que lo sean, vamos a lograr consolidar una nueva generación de líderes, con una base ética y moral sólida que ayudará a formar el país que todos queremos.

Fuente del artículo: https://www.elespectador.com/opinion/todos-somos-responsables-de-educar-en-valores-columna-883474

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