Socialización y violencia machista. leamos los datos, unamos los puntos y cambiemos el sistema.

Por: Alba Lara. El Diario de la Educación. 20/12/2017

Una de las primeras conclusiones mencionadas en el Barómetro 2017 del ProyectoScopio es que «el 87% de la población joven considera que la violencia de género es un problema social muy grave». El titular que los periódicos han publicado dice, en cambio, que: «El 27,4% de los jóvenes cree que la violencia de género es “normal” en la pareja». Las dos afirmaciones son correctas según el informe. Ambas sirven de ejemplo para recordarnos que los datos son delicados y que la decisión de destacar unos u otros, o de interpretarlos de una manera o de otra, puede condicionar nuestra visión de la realidad.

El objetivo del proyecto realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción es «ampliar la información disponible sobre la juventud española acerca de elementos menos conocidos que no se encuentran sistematizados en otros indicadores existentes nacionales o europeos». Es una buena noticia que los resultados de un estudio así obtengan tanta atención de la prensa, pero cabe hacernos algunas preguntas sobre su cobertura. A la hora de escoger el titular, podríamos pensar en qué información beneficiaría más a la lucha por erradicar la violencia machista: ¿los datos que refuerzan el trabajo hecho hasta el momento en materia de sensibilización o los focos de resistencia que requieren más esfuerzo? ¿Cómo más puede la prensa contribuir al debate que afortunadamente abre el Barómetro?

Casi ningún medio incluye, en primer lugar, el enlace a la encuesta. Si la fuente de la información es tan accesible, ¿por qué no mencionarla? ¿Por qué no permitir que alguien pueda hacer su propia lectura de los datos y de la manera en que estos fueron recogidos?

Las noticias tampoco incluyen especificaciones de género que el informe sí proporciona, no presentan los datos segregados. Y, en este caso, esa diferencia aporta información relevante para el análisis. Las mujeres respondieron estar significativamente menos de acuerdo que los hombres con enunciados como «la violencia de género aumenta por la población inmigrante» o «es un tema que está politizado, se exagera mucho» o «aunque está mal, siempre ha existido. Es inevitable».

Estos datos deberían hacernos pensar en la posibilidad de que los hombres se sientan menos apelados como responsables de actos de violencia machista y la consideren un problema ajeno (inmigrantes, politización) o se muestren más cómodos con su aceptación como algo inherente a la sociedad y, por tanto, inmutable (siempre ha existido). Si hablamos simplemente de “los jóvenes”, estamos viendo una realidad sesgada.

Hace unos días, el Ministerio de Salud, Asuntos Sociales e Igualdad se vio obligado a retirar de la circulación unos carteles de su última campaña de concienciación sobre hábitos de consumo de alcohol de menores. Uno de los carteles presentaba la foto de un hombre adolescente acompañada de la frase «su consumo continuado ocasiona daños físicos y genera conflictos familiares». Otro retrataba a una mujer y advertía de que «tras su consumo, se constata un mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas».

En las redes sociales se llamó la atención sobre lo inapropiado de retratar al hombre como potencialmente violento y a la mujer como víctima posible, reafirmando estereotipos que ratifican subliminalmente ese aunque está mal, siempre ha existido. Es inevitable que aparece en la encuesta de ProyectoScopio. El alcohol, parece decir el anuncio, puede sacar la bestia que hay en ti si eres hombre. El mensaje que reciben las chicas es que son vulnerables y deben defenderse. ¿Tiene alguna relación la elección de estas frases con los resultados del Barómetro? ¿No son los resultados de la encuesta una consecuencia de la manera en que educamos a hombres y mujeres en nuestra sociedad?

Veamos otros ejemplos.

Las mujeres están mucho más de acuerdo con la importancia de «respetar las leyes», mientras que, sorprendentemente, los hombres responden con más frecuencia que están interesados por temas políticos. También son mayoría los hombres dentro del 20% de encuestados que se plantea la aceptabilidad o directamente rechaza que gais y lesbianas adopten un hijo. ¿No sería interesante también abrir con este punto el debate sobre la relación entre homofobia y violencia de género como síntomas de un mismo sistema?

Las mujeres se muestran menos de acuerdo con las prácticas que implican algún tipo de violencia, como romper señales de tráfico, maltratar a un detenido para conseguir información, enfrentarse violentamente a agentes de la policía, participar en acciones violentas de protesta ciudadana, etc. ¿Se educa a las mujeres para reprimir su rabia y su violencia? ¿Ocurre lo mismo con los hombres, que reconocen en mayor proporción haberse involucrado en conductas de riesgo como conducir bebido, habiendo consumido drogas o haber participado en peleas?

Las mujeres son mayoría al reconocer que subir fotos a las redes sociales, emborracharse, no usar preservativo (aunque también son mayoría afirmando que han mantenido relaciones sexuales sin usarlo), consumir drogas o conducir a mucha velocidad son comportamientos de riesgo que no obtienen suficiente compensación. ¿No podrían ser todos estos datos indicadores de que, una vez más, estamos educando a los hombres para excusar en la temeridad comportamientos peligrosos y a las mujeres para ser cautas, prudentes y en extremo responsables?

Las mujeres incluyen más entre sus valores la defensa de los animales, el apoyo a personas refugiadas y a las vulnerables en un sentido más amplio. Los hombres, por el contrario, coinciden en que les interesan temas como la defensa del medio ambiente, de la democracia, del orden y la seguridad o el crecimiento sostenible y los conflictos internacionales. ¿Seguimos educando a las mujeres para ser cuidadoras por norma? ¿Por qué estas respuestas sugieren que los ámbitos domésticos y de menor escala interesan más a las mujeres y, en cambio, la preocupación por los temas que afectan a las estructuras globales está más asociados con los hombres? ¿Esperamos cosas diferentes según el género de la persona a la que educamos conjuntamente madres, padres, docentes y sociedad al completo?

El 22,2% de las personas encuestadas que admite tener algún grado de acuerdo con la afirmación de que la violencia de género «es un tema politizado. Se exagera mucho» tiene razón. Pero no porque la violencia de género sea un tema banal, sino porque las decisiones institucionales, gubernamentales, policiales, jurídicas y culturales que vemos cada día son absolutamente políticas. Que una campaña para prevenir el consumo alcohol se enfoque en presentar a las mujeres como víctimas y a los hombres como agresores incontrolables es un acto político. Que una mujer sea asesinada después de haber denunciado a su expareja y de tener una orden de alejamiento, como ha sucedido recientemente en Elda, es un acto político y deja a la vista las débiles costuras de un sistema que pide a las mujeres que denuncien, pero que no les ofrece protección. Que una cuenta de guardias civiles tuitee cosas como «Tú cuida de tu mujer o de tu novia y mira a ver si dentro de 9 meses no te trae un regalito. Es lo que tiene que haya en Cataluña 7.000 compañeros guapetones y fornidos» es un acto político que pone de nuevo el cuerpo de la mujer como campo de batalla en el que se enfrentan las masculinidades. Que los patios de colegio estén frecuentemente ocupados por un campo de fútbol y a las mujeres les resulte más difícil hacer uso de ese espacio y deban conformarse con la charla y la inactividad en los recreos es un acto político.

No creo que ninguno de las informaciones que he mencionado más arriba pulule por el universo desconectada de las otras. Tenemos que agradecer el trabajo de ProyectoScopio y eso solo puede hacerse abriendo debates reales tras la lectura de sus datos. Reconociendo, de una vez por todas, que la violencia de género no ocurre solo en casos excepcionales ni se manifiesta únicamente en forma de violencia física o asesinatos.

Tenemos que plantear todos estos datos como indicadores de un mismo sistema y mostrar sus conexiones para poder acabar con él. Los datos, por sí solos, no cambian nada. Eso sí, tenemos tiempo para trabajar en su análisis, para actuar, para trabajar en conjunto para que los datos del Barómetro del próximo año nos muestren unos resultados aún más alentadores.

*Fuente: eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/27/socializacion-y-violencia-machista-leamos-los-datos-unamos-los-puntos-y-cambiemos-el-sistema/

Fotografía: Aquí Actualidad

Comparte este contenido:

Comprensión lectora: Comrensión del mundo

Por: Adolfo del Ángel Rodríguez.

Constantemente en las aulas se habla de la comprensión lectora como un déficit en los alumnos, como uno de los obstáculos para la mejora de los aprendizajes dentro del aula, lo que conlleva a los docentes a buscar las mejores estrategias para “enseñar” a los pequeños a comprender lo que leen, sin reparar en que lo esencial de la lectura es que no se enseña: se contagia, y he ahí el problema: ¿cómo contagiar algo que no se posee? Por lo que merece la pena replantear la manera en que hasta el momento se ha abordado la comprensión lectora en las aulas.

Así las cosas, lejos de abordar la comprensión lectora como parte de la vida diaria, ésta ha sido concebida como una asignatura más, como un contestar preguntas acerca de un texto, como si las respuestas pusieran de manifiesto que se puede acceder a un significado de la lectura, aunque fuera del aula no trascendiera, aunque ni por error se tome un libro en casa ni se tenga un acervo significativo que estimule la práctica de la lectura.

Ahora bien, en las aulas y aun en las Cartillas de Evaluación de nuestro Sistema Educativo, en ciclos anteriores, se contemplaban rubros que pretendían institucionalizar la lectura como algo medible, como si la velocidad en que se lee o las respuestas que se den a las preguntas hechas acerca de un texto fuesen determinantes para una mejor comprensión de lo que se lee. Yendo más allá, al concebir la comprensión lectora como una asignatura debería trascender las aulas, es decir, debería dotar al lector de la capacidad de no solo comprender un conjunto de grafías sino de comprender e interpretar el mundo, puesto que no se concibe que alguien que lee no tenga intenciones de influir en su entorno inmediato, de querer combatir injusticias, de cambiar de actitud ante el mundo. Si la lectura no proporciona esas herramientas entonces algo está mal.

En la escuela, como ente social, se habla de la comprensión lectora como un problema-asignatura al que hay que enfrentar y no como un asunto social general, es decir, que no sucede solo en las aulas ni que el alumno es el único agente que sufre de ello, pues va el asunto va más allá, desde el papel de los medios de información (impresos, auditivos y visuales), los cuales en alguna ocasión promocionaron la lectura como un compromiso de “20 minutos”, pero que en su programación solo siguen una línea comercial que no es constructiva para la población, pues no promueve la investigación ni la exploración de materiales para expandir el conocimiento del mundo, basándose solamente en temas banales que privilegian el entretenimiento superfluo.

Entonces el trabajo no es solo en las aulas, sino que es todo un trabajo social, pues como dice Gabriel Zaid en su texto La lectura como fracaso escolar: “el interés (o desinterés) de los padres en la lectura se reproduce en los hijos. Habría que medir esto, no sólo en los hogares, sino en las escuelas y universidades. Una encuesta centrada en el mundo escolar, seguramente mostraría que los maestros no leen, y que su falta de interés se reproduce en los alumnos, por lo cual multiplicar el gasto en escuelas y universidades sirvió para multiplicar a los graduados que no leen”, por lo que es interesante hacer una revisión de los supuestos que ponen a la comprensión lectora como asignatura y comenzar  concebirla como un problema social que solo se puede comenzar a atacar desde nuestras propias trincheras haciendo de la lectura un modo de vida que se pueda “contagiar” a los pequeños y no enseñar.

Fotografía: adninformativo

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/comprension-lectora-comprension-del-mundo/

Imagen: insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/03/adninformativo.jpg

Comparte este contenido: