Elena Martín: “La evaluación hay que llevarla al proceso, no al producto”

15 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Elena Martín

¿La comunidad educativa tiene claro el concepto de evaluación?
Yo creo que no. Asociamos evaluación a examinación y no, no son sinónimos. La evaluación no es una parte final del proceso. Debe ser un continuo y de esta forma puedes ir viendo avances, ritmos… no te la juegas todo en una última pregunta. Cuando yo reviso y corrijo estoy viendo dónde están. Todas las enseñanzas de servicio aprendizaje son una evaluación en sí misma. La evaluación hay que llevarla al proceso, no al producto.

¿Con qué finalidad evaluamos actualmente a los alumnos?
Desgraciadamente, con una finalidad acreditativa. Es decir, la importancia de poner nota está centrada en plasmar nuestro juicio de valor en una calificación y eso lleva a que hagamos la evaluación para poner una nota precisa, objetiva y justa.

¿Y cuál debería ser la finalidad deseada?
La función formativa debe coexistir con la acreditativa. Deberíamos evaluar para saber en qué punto se encuentra el alumno, hasta qué punto hemos logrado asumir objetivos con él y por qué. Solo así sabremos cuál es el siguiente paso que debemos dar. Nosotros lo que planteamos es que hay una tensión entre la función acreditativa y la función formativa de la evaluación.
La lógica de la escuela ha derivado hacia esta parte más acreditativa olvidando la formativa.

¿Es posible hacer las dos cosas?
Por supuesto. No es imposible poner nota y además hacer una evaluación formativa. Debemos entender dónde está y por qué está en ese punto, y esto nos permite saber en qué línea debemos trabajar. Lo que no podemos permitir es que la función acreditativa se coma a la pedagógica y realce una estructura muy competitiva. Es uno de los elementos más perversos y difíciles de gestionar del sistema.

¿La información que obtenemos de las evaluaciones actualmente solo se utiliza para puntuar?
Los profesores tienen que plasmar en un boletín una calificación. A esto están obligados. Pero nada les impide, además, hacer una evaluación más narrada. Esta parte más pormenorizada es la que tiene valor. Son muy poco los centros que han entrado en un planteamiento de evaluación que les permite entender mejor en qué punto tenemos al alumno y como se le puede ayudar.

¿Qué impacto tiene la evaluación en el proceso de aprendizaje del alumno?
Imagínate que un alumno ha mejorado mucho en una asignatura, pero sigue siendo el último de la clase. ¿Qué es lo que trasciende de la evaluación? Que está suspendido, pero no se refleja la mejora que ha logrado. No hay autoestima que aguante esto. Lo ideal sería que cada uno se hiciera la evaluación respecto al nivel que tenía anteriormente: esto es una evaluación individualizada. Esto permite ver si avanzas o no, pero sin compararte con otros, sino solo contigo mismo.

¿Puede ser el alumno partícipe de su evaluación?
La evaluación puede ser estimulante si conseguimos que el alumno entienda que la causa de que esté donde está es una causa transformable, que entienda porque no ha alcanzado el objetivo o porque sí, y  qué es lo siguiente que necesita hacer. De esta forma evitaríamos atribuciones del tipo “yo soy tonto” a “mí no se me da bien esto”. Estas atribuciones colocan la responsabilidad fuera y les hacen pensar que ellos no pueden controlar las causas que sí son transformables. El estudiante se construye una identidad muy incompetente. Cuando alguien piensa que no puede aprender, no aprende.

¿Qué debe hacer el profesor ante este planteamiento?
Hay que entender la repercusión. No es que debamos ser blanditos y que regalemos notas; lo importante es que el adulto haga entender al alumno en qué estadio está y que planifique, si puede ser conjuntamente, qué es lo siguiente que hay que hacer para mejorar. Si esto no es así, lo normal es abandonar una tarea para la que parece que careces de las características necesarias.

El profesor puede, entonces, influir en la autoestima del alumno.
La función de la escuela es ejercer influencia educativa. ¡Los tenemos 16 años en las aulas! Es importante que los alumnos se conozcan y la mayoría de ellos no lo hacen. Se creen que con leer 8 veces algo ya se lo saben. Además de que el docente entienda dónde está el alumno, es importante enseñar al alumno a hacer esta valoración por sí mismo. Si tiene los criterios claros de lo que ha aprendido, es también capaz de corregir sus ejercicios y los de sus compañeros. La autoevaluación y la coevaluación son procesos dirigidos a hacer que el alumno tome conciencia de sí mismo.

¿Cómo podemos fomentar este tipo de evaluaciones?
La función formadora es aquella que permite a los alumnos valorar sus propios procesos. Para ello, los profesores debemos hacer las evaluaciones de manera que no todo dependa de nosotros, sino que sean procesos que analicen lo que está pasando y que el propio alumno tome conciencia de qué ha aprendido y porqué.

¿Es adecuado evaluar de la misma forma y al mismo tiempo a todos los alumnos?
Si estamos planteando que hay que atender la diversidad en las metodologías, también debemos hacerlo con la evaluación, es evidente. Tenemos estilos de aprendizaje diversos y también tenemos alumnos a los que les puedes decir que algo está mal y no se hunden en la miseria y otros que al menor toque de atención se deprimen. Es complejo en lo que nos diferenciamos. Yo propondría a los docentes que apliquen metodologías que se ajusten tanto como puedan a su diversidad.

¿Cree que ahora no lo hacen?
Cuando llegan a la evaluación hay una regresión. Han enseñado de manera diversa pero evalúan de manera uniforme. Esto es una contradicción teórica grandísima. No se puede evaluar por igual, pero tampoco creo que deban plantearse preguntas distintas.

¿Qué sería más correcto?
Como digo, no se trata de plantear diferentes modelos. Creo que más bien tiene que ver con que hagas tareas que sean suficientemente amplias como para que se puedan responder con distinto nivel de complejidad. Es muy difícil que alguien no aprenda algo de algo relevante. Quizá no ha aprendido tanto como otro, pero algo seguro que sí sabe. Si las tareas son suficientemente amplias, todo el mundo puede demostrar cierto nivel de competencia.

¿Qué motivo damos a los alumnos para evaluarlos?
No se les explica, se da por sentado que se hace y ya está. Está tan incorporado a la lógica de la escuela que cuando los alumnos empiezan el colegio ya saben que se les evaluará. Nadie se molesta en explicarles el porqué hacemos esto o para qué sirve. Los alumnos solo tienen la perspectiva de la nota.

¿Y sería importante que se les explicara?
La escuela se ha pervertido tanto por el elemento acreditativo que los alumnos no se dan cuenta que no les evaluamos para machacarlos, sino que si no evaluamos no sabemos dónde estamos.Nadie puede educar a otro si no va viendo el progreso que hace. No se puede hacer un proceso intencional, para querer conseguir una meta, sin tener evaluación.

¿Qué opina de las evaluaciones externas?
Si una evaluación externa no sirve para mejorar, no está justificada. Pero si se hace que, sobretodo, no sirva para ir a peor.

¿Cómo cree que deberían ser?
Las evaluaciones externas deben hacerse sin rankings. No se puede poner a competir a los centros y hacer públicos los resultados. Esto no aporta nada a la mejora. Lo que debe aportar es información para que los centros se entiendan mejor. Es importante utilizar también el criterio del nivel sociocultural. Si no se controla este factor, que sabemos a ciencia cierta que es un predictor de rendimiento clarísimo, estás dando una información al centro incompleta.
Al centro hay que decirle que va bien o mal en relación a centros con características similares, no hace falta poner nombre y apellido a los centros.

¿Hay alguna evaluación que pueda servir de referente?
No sé si de referente, pero los que las hacen muy bien son los vascos. En Euskadi sus pruebas diagnósticas devuelven la información a los centros con una comparativa longitudinal: se compara el estado del centro con el estado del año anterior. Las tendencias son la información más interesante. Ellos las hacen por nivel sociocultural, pero también por modelo lingüístico, que es un rasgo imprescindible en su caso. También se comparan grupos dentro del mismo centro. A veces una media del centro hace opaca la realidad por grupos y hay grandes diferencias.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/elena-martin-la-evaluacion-hay-que-llevarla-al-proceso-no-al-producto/

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3 errores comunes en los procesos de educación virtual

09 de noviembre de 2016 / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

Por: Claudia García

¿El proceso de aprendizaje electrónico es lo suficientemente inteligente para apoyar el aprendizajemoderno? Las inversiones en el aprendizaje en línea están en aumento. Sin embargo para que este mantenga su vigencia y relevancia, tiene que adaptarse a los tiempos. Ahora se ve que los alumnosconsumen y acceden al contenido cuando y como lo necesiten.

Además usan sus propios dispositivos y una gran cantidad de fuentes tales como: Google, YouTube, redes sociales, bancos de recursos internos, entre otros.

Tres errores comunes en el proceso de aprendizaje electrónico estándar

Un proceso de aprendizaje electrónico inteligente maximiza las habilidades de las personas y trabaja hacia las necesidades de los alumnos de manera abierta y sin barreras ni puntos ciegos. Desafortunadamente, el proceso común tiene algunos errores básicos en el que las necesidades de tiempo, dinero, y los alumnos pueden desaparecer.

  1. Fallas en la comunicación

La mayor parte de la comunicación del diseño todavía se realiza a través de mensajes de correo electrónico, maquetas y documentos que van y vienen entre proveedores y clientes. A menudo se extiende en semanas o meses.

La conformación de contenido de aprendizaje a veces puede tomar tiempo por una buena razón, porque es un escenario que debe ser cuidadosamente diseñado o un juego que requiere de puntuación bien pensada. A pesar de ser el caso, manteniendo a raya en ser capaz de experimentar la interfaz, interacciones, flujo, y la sensación de aprendizaje, mientras se pule en otros lugares no alcanza la imagen completa. Es un proceso con los principales puntos ciegos.

  1. La falta de pruebas

Ya sea en proceso o modo de pensar, hay una falta de participación de los usuarios finales en el desarrollo y prueba de aprendizaje. Con una creciente presión sobre los proveedores de aprendizaje, para sincronizar con los estudiantes y demostrar su valía contra los contenidos de libre acceso, hay una necesidad de trabajar con los alumnos y abrazar la retroalimentación.

Esto es ciertamente posible con los procesos tradicionales pero quizás no ayuda por la falta de tener algo que “mostrar” a los aprendices desde el principio.

  1. La falta de flexibilidad al cambio

Después de un largo proceso de desarrollo, hay una sensación de alivio en conseguir el contenido de aprendizaje terminado desde todos los lados.

Sin embargo, los proveedores deben adoptar un enfoque más iterativo y aceptar que las actualizaciones, nuevas versiones, ya que pueden requerir ediciones. Con frecuencia, éstos son vistos como mejoras extras.

El resultado final

No puede haber un elemento de sorpresa cuando vea el producto y sus costos ocultos para ciertos cambios por primera vez.

También hay un sumidero de recursos como expertos en la materia, deben invertir mucho tiempo en la recopilación, intercambio, discusión y revisión del contenido fuera del contexto de la experiencia de aprendizaje real y fuera de la herramienta de edición.

La solución

Para romper realmente las barreras de comunicación, eliminar los puntos ciegos, y permitir que la forma alrededor de las necesidades de las personas en cada paso del camino, necesitamos un proceso que tiene la colaboración y la iteración en su base.

Fuente artículo: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/2526

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