La tercera invención de la juventud Dinámicas de la politización juvenil en tiempos de la reconstrucción del Estado-Nación (Argentina, 2002-2015)
Miriam E. Kriger. [Autora]
Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-987-1309-24-5
CLACSO. Grupo Editor Universitario.
Buenos Aires.
En este libro, Miriam Kriger aborda desde una perspectiva sociocognitiva e histórica las tres invenciones de “la juventud”, ese oscuro objeto de deseo que sin ser más que una palabra ha jalonado del siglo XX al XXI la producción de ese “proyecto común” que los Estados nacionales materializan. Justamente por eso, la autora se pregunta por la politización de los jóvenes, un comodín poliforme que desde arriba y desde abajo se juega en las luchas, siempre políticas, por definir el sentido de ese proyecto que somos. Este libro es una invitación a comprender esa incesante insistencia, la de “lo político”: en el antagonismo, e incluso en su negación, es decir, en las formas bastardas de la política y la moral donde esos cuerpos jóvenes flamean sus banderas.
Dr. Juan Dukuen (Investigador. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina)
Panamá/Diciembre de 2017/Autora: Yanelis Domínguez/Fuente: Día a Día
Todos los países de Centroamérica tienen niveles de embarazos en adolescentes mayores al promedio mundial. En 2015, la región tuvo 70 nacimientos de adolescentes entre 15 y 18 años, 7 nacimientos más que el promedio América Latina y el Caribe, 25 más que la tasa mundial y casi 50 más que el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos Ocde, así lo dio a conocer la Plataforma Estadísticas de Centroamérica 2017.
Un informe del Ministerio de Salud Minsa indica que entre enero y mayo de 2017 se registraron 4,130 casos de adolescentes embarazadas.
El ministro de Salud, Miguel Mayo, aseguró que es necesaria la revisión del proyecto de ley sobre educación sexual en Panamá.
Rubiela Araúz, educadora jubilada, aseguró que antes, a las niñas se les explicaba el proceso de la menstruación y a los niños el uso de preservativos y eso era tema para ellos nunca antes conversado; ahora esa modalidad hay que cambiarla porque la generación de jóvenes no es la misma.
En mayo de este año fue la última vez que la Comisión de Trabajo, Salud y Desarrollo Social de la Asamblea Nacional abordó el tema de la ley sexual, por lo que han pasado casi siete meses y el tema sigue agarrando polvo en los archivos.
Aunque Faith Syovata casi no tenía voz debido a un resfriado, sus alumnos escuchaban con atención cada una de sus palabras casi susurradas. Con los violines debajo de sus barbillas, los chicos de 14 años de la Escuela Primaria Kawangware tenían el arco listo para cualquier movimiento mientras ella señalaba notas musicales en la pizarra.
Cuando los estudiantes comenzaron a tocar, la música sonaba un poco fuera de tono, pero eso no se interponía entre su pasión y entusiasmo al ejecutarla. Tres veces a la semana y durante dos horas, estos veintitantos jóvenes —así como un grupo de niños que los adolescentes ayudan a dirigir— tienen clases de violín como parte de El Sistema Kenia (ESK). Este nombre proviene del programa musical El Sistema, una iniciativa de acción social fundada en Venezuela por José Antonio Abreu, un economista y director de orquesta, en 1975.
Con los años, El Sistema de Venezuela se ha convertido en un programa social cuyo objetivo es ayudar a los jóvenes en situaciones vulnerables a través de la enseñanza de la música, y ha inspirado a personas dedicadas a la educación musical en todo el mundo.
Para los adolescentes de Kawangware, un barrio pobre al oeste de Nairobi, las clases son algo que esperan con ansias todas las semanas. Gibson Gathiru, un chico con ojos grandes, de baja estatura y delgado, dijo que se quedó sorprendido cuando le mostraron un violín por primera vez. “Era el primer instrumento que quería conocer”, dijo.
Asha Ibrahim dijo que cuando sus padres se enteraron del programa, que comenzó en septiembre de 2014, “pensaron que era algo tonto”. Sin embargo, contó que con el tiempo han cambiado de opinión. “Este es un sitio muy ordinario”, dijo sobre su vecindario. “¿Quién iba a decir que aquí podría surgir algo como este tipo de música?”.
En enero comenzará un nuevo programa en Juja, a unos 30 kilómetros de Nairobi, donde veinte niños de entre tres y 12 años de un orfanato local aprenderán a tocar la flauta y cantar en un coro. “Los niños han sido lo más divertido”, dijo Elly Owidi, una maestra de clarinete que ayuda a coordinar el programa en Juja, vía correo electrónico. “Su energía, su compromiso, su interés y crecimiento es lo que me hace continuar”.
Cuando Karis Crawford, una violinista clásica de Michigan, llegó por primera vez a Kenia, nunca había oído hablar de El Sistema. Había llegado al país para dar clases en una escuela internacional en el valle Rift y pronto comenzó a trabajar como voluntaria los fines de semana dándole clases de música a los niños de un barrio pobre de Nairobi.
También le pidieron ser directora de la sección de cuerdas en la Orquesta Nacional Juvenil de Kenia y después de ver un documental sobre El Sistema se llenó de motivación.
“Una de las principales razones fue que vi que el sistema de educación pública de Kenia no les brindaba muchas esperanzas ni proyectos laborales a los chicos, en especial a los de barrios pobres”, dijo Crawford, quien tiene una maestría en educación de la Universidad de Boston. “Las escuelas públicas no enseñan pensamiento crítico, a resolver problemas ni creatividad, y yo sabía que un programa de música como El Sistema podría cerrar esta brecha”.
Comenzó a leer sobre otros programas globales inspirados por el trabajo en Venezuela que surgieron por toda Sudamérica durante los años ochenta y noventa. Los programas inspirados en El Sistema después tuvieron auge más allá de la región luego de que su agrupación profesional, la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel, un egresado de El Sistema y director musical de la Filarmónica de Los Ángeles, impresionó a las audiencias de todo el mundo durante un concierto en los Proms de la BBC en 2007.
Según Eric Booth, coautor de Playing for Their Lives: The Global El Sistema Movement for Social Change Through Music, ahora hay más de 400 programas en todo el mundo en los que se intruye a un millón de niños.
Crawford pasó unos cuantos meses en un programa local en Michigan y aprendió los pormenores de dirigir un proyecto. También se puso en contacto con El Sistema en Venezuela para ver si podía usar su nombre. “No te dicen ‘sí, eres parte del programa El Sistema’ oficialmente, porque El Sistema es más bien una idea”, comentó.
Crawford comenzó una campaña en Kickstarter y pudo obtener donaciones de instrumentos para su programa gracias a varios amigos y contactos. “Empecé a traer instrumentos de Estados Unidos de gente que me decía: ‘Tengo un violín en el ático y nunca lo uso. ¿Lo quieres?’”, indicó entre risas.
“Siempre traía un violín donado en mi maleta, y de hecho mi récord es de ocho en una maleta”.
Organizó clases avanzadas con músicos de orquesta jóvenes y egresados, capacitándolos para trabajar en el programa; muchos de estos voluntarios aún participan como tutores.
“Recientemente tuvimos que cerrar una sucursal en los barrios pobres de Waithaka porque el voluntario del lugar ya no podía continuar”, dijo Syovata. “Yo estoy sola en Kawangware; ha sido difícil conseguir que más personas quieran unirse y dar clases”.
Al principio los maestros de la escuela y los padres se mostraban escépticos: muchos miembros de la comunidad en Kawangware nunca habían escuchado que se tocara un violín. “Fue difícil porque, para establecernos en la comunidad, necesitábamos que nos respaldaran”, dijo Crawford. “De manera que al ver a un maestro con un violín dijeran algo como: ‘Ah, es un maestro de El Sistema’”.
Debe haber funcionado, pues los conciertos se llenan con gente de la comunidad. Espera conseguir un financiamiento más continuo para pagarle a los maestros voluntarios y expandir el programa con una orquesta de cuerdas en la escuela. “Esos chicos saben que si van a la Escuela Primaria Kawangware aprenderán a tocar el violín”, dijo Crawford.
Aunque es difícil argumentar que la vida de los chicos no se ha visto beneficiada por la educación musical, hay un debate creciente entre académicos, expertos en educación musical y directores del programa sobre qué tanto afecta temas como que los jóvenes tengan mejores calificaciones o su desarrollo psicológico y social.
“Puedes ver dos programas diferentes y serán algo totalmente distinto”, dijo Geoffrey Baker, autor de El Sistema: Orchestrating Venezuela’s Youth. “Lo que los une es básicamente una marca y toda una industria a su alrededor con todo tipo de instituciones que usan esta forma de ganar dinero, como salas de conciertos, agencias de artistas, universidades y conservatorios”.
Crawford acepta las críticas y admite que es difícil cuantificar los beneficios educativos del programa. “Esperamos algún día contar con datos que demuestren que el enfoque de El Sistema en Kenia tiene una relación directa con que los chicos mejoren su vida y su comunidad de una manera que no sería posible lograr con otros medios”, dijo.
“Nuestros alumnos en Kawangware nos cuentan lo que sucede después de la escuela cuando salen del programa y es algo atemorizante y triste: con nuestro programa no están en las calles y aprenden nuevas habilidades que les dan esperanzas”.
El Ministerio de Educación de Ecuador rechazó este jueves de la «manera más enérgica» las situaciones de abuso sexual ocurridas en una unidad educativa de la ciudad costera de Guayaquil, provincia de Guayas, y expresó su solidaridad con las víctimas y sus familias.
En un comunicado, dicha cartera anunció que hará una intervención integral del plantel, lo cual implica una auditoría del proceso educativo, la investigación de las autoridades, a todo el personal que trabaja en la institución, la estricta aplicación del régimen disciplinario, y el apoyo sicológico a las víctimas y a las familias afectadas.
El ministro de Educación, Fander Falconí, expuso la total apertura a la información y a las acciones que se implementen desde el Ministerio para facilitar el esclarecimiento de los hechos, cuidando permanentemente que no se violenten los derechos de los niños y niñas y que no se los revictimice.
Además, el Ministerio manifestó que colaborará de manera incondicional con las autoridades judiciales y con la Fiscalía y proveerá toda la información que sea requiere para que se identifique a los culpables y se dé la contención necesaria a los afectados.
También en el comunicado se informa que se investigará y se sancionará cualquier situación de encubrimiento y negligencia que pudo haber existido en este grave caso.
En esa unidad educativa según la fiscal del Guayas, Patricia Morejón, se presume que se cometieron abusos sexuales en contra de casi un centenar de niños por parte de un profesor de Educación Física.
«El tema es muy delicado y estamos muy preocupados», comentó al respecto la fiscal Patricia Morejón. «Nosotros repudiamos todo acto de violencia. Les hemos garantizado a los padres que vamos a intervenir y queremos devolverles la confianza. No vamos a dejar en la impunidad este caso», añadió.
El hecho se dio a conocer el pasado 6 de octubre, cuando un profesor de la Unidad Educativa réplica ‘Aguirre Abad’ fue detenido como sospechoso de haber violado a cinco de sus estudiantes, de entre 5 y 7 años de edad.
Según las denuncias de los padres, los abusos fueron cometidos en el baño de la institución educativa.
Érika Lainez, subsecretaria de Educación de esa zona, indicó que se está investigando si se han seguido los protocolos establecidos para el caso y, de ser necesario, se tomarán las sanciones administrativas correspondientes.
El fiscal encargado de la investigación, César Peña, denunció que al momento de llegar al colegio el pasado viernes para realizar la detención, la administración le impidió el acceso y tuvieron que ingresar junto a los efectivos policiales por muros aledaños.
Hechos similares se han registrado más recientemente en el país. Un caso ocurrió en el colegio privado de Quito ‘La Condamine’, en el que resultó hallado culpable un profesor y sentenciado a 22 de privación de libertad; en tanto en la Academia Aeronáutica Mayor ‘Pedro Traversari’, de la capital ecuatoriana, otro educador fue condenado a 16 años de cárcel tras la denuncia de 41 casos de abuso sexual.
Los esfuerzos que hace el país para afrontar este delito contra niños y adolescentes
En días pasados, Ecuador firmó junto a Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) una iniciativa contra el abuso sexual infantil, denominada “Ecuador dice no más”.
Esta campaña busca visibilizar el problema y que se denuncien los casos, para que no queden en la impunidad. Además, se busca que las familias, los gobiernos autónomos descentralizados, unidades educativas y el gobierno central para que tomen acciones en conjunto para proteger a los menores frente a los casos de abuso sexual.
Según la publicación, “La violencia de género contra las mujeres en Ecuador” una de cada 10 mujeres fue víctima de abuso sexual cuando era niña o adolescente, el 65% de los casos fue cometido por parte de familiares o personas cercanas.
Además, el informe menciona que a una de cada 3 víctimas nunca le creyeron, y a una de cada cuatro víctimas de abuso sexual nunca avisó lo que le ocurrió por miedo a las amenazas, vergüenza o impotencia.
Por otra parte, el Ministerio de Educación firmó el 22 de junio pasado un acuerdo ministerial que consiste en un instructivo de actuación para la atención a niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual cometidas o detectadas en los establecimientos del sistema educativo nacional y los procesos para la investigación y sanción.
El objetivo es buscar el apoyo a los estudiantes y sus familias, o personas de la institución educativa que hayan sido víctimas de abusos o delitos sexuales. Además, garantizar apoyo sicológico, medidas de protección en favor de los estudiantes, y suspender de sus funciones a los implicados en esos delitos, sin perjuicio de las investigaciones civiles o penales.
Además ese instructivo establece la no revictimización de las niñas, niños y adolescentes.
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