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Panamá: De libertad sindical, seguridad social y jubilaciones

Panamá/2 de Agosto de 2016/Fuente: kaosenlared

Los sectores juventud, mujeres y profesionales están entre los más desfavorecido en materia laboral

Genaro López

La corrupción, la impunidad, el entreguismo, los intentos de cercenar las voces contestatarias, la criminalización de la protesta social, la incapacidad de los sucesivos Gobiernos por atender las principales demandas y necesidades del pueblo, las perversas políticas económicas y sociales de carácter neoliberal, han puesto en el centro del debate la obligación de unir esfuerzos para transformar el sistema excluyente y acabar con la falsa democracia.

A lo anterior se suma la situación de crisis económica mundial, signo claro del fracaso del modelo neoliberal, que profundiza el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías y hunde más en el desempleo, la pobreza y miseria a amplios sectores de la población.

En ese contexto Conusi celebra su VI Congreso Nacional , bajo el lema Por la libertad sindical plena, seguridad social solidaria y jubilaciones dignas , en el cual participan delegados de todo el país. En el mismo se abordan los principales problemas que enfrentan los trabajadores, el movimiento sindical y social panameño. La revisión y actualización de la Plataforma de Lucha de Confederación, a fin de responder a los retos que enfrentan la clase trabajadora y el movimiento social en nuestro país y el mundo.

El VI Congreso Nacional se da en un escenario nacional donde los recursos del crecimiento económico y los aportes del Canal al Estado no se utilizan para atender los problemas de la población: falta de agua potable, aguas servidas, recolección de basura, ineficiencia del transporte público, infraestructura escolar y de salud en franco deterioro, problemas que se acentúan sin que se dé respuesta concreta por parte de las autoridades. Los precios de la canasta básica familiar van en galopante crecimiento, principalmente los precios de los alimentos. Aunados a las amenazas de privatizar la salud, la educación e introducir medidas paramétricas a la seguridad social.

En el escenario laboral, las cifras se tornan alarmantes cuando el desempleo en el país viene aumentando (5.1 %), subempleo visible 2.0 % y el subempleo invisible 9.3 %. La informalidad laboral es otro fenómeno que se impone, el 39.9 % (575 415) a nivel nacional.

Los sectores juventud, mujeres y profesionales están entre los más desfavorecido en materia laboral; el trabajo infantil sigue siendo enmascarado en las cifras oficiales. La violación de las normas de salud y seguridad ocupacional es otra de las vicisitudes que enfrentan los trabajadores ante el incumplimiento de los patronos y la falta de supervisión del Mitradel. La precariedad laboral se refleja en los niveles de salario de la mayoría de los trabajadores en el país. El derecho a la organización es violado en amplios sectores económicos y en el sector público.

Enfrentamos problemas: la tercerización empresarial que cercena los derechos laborales y sindicales; la creciente ola de fuerza de trabajo extranjera (mucha de ella ilegal y por encima de lo permitido por ley); el incremento de los cuentapropias ; la satanización de la organización social por parte de los grupos de poder económico y político a través de sus medios de comunicación social.

En este sentido, desde hace varias décadas la clase obrera, en especial las organizaciones que impulsamos el proyecto clasista (Conusi), hemos venido luchando contra toda esta política neoliberal ejecutada a tambor batiente desde finales de la década del setenta y profundizada por los autollamados ‘Gobiernos democráticos ‘ (Endara, Pérez Balladares, Moscoso, Torrijos, Martinelli y actualmente Varela).

En este Congreso, Conusi camina hacia la consolidación de sus organizaciones sindicales, en defensa de los intereses de la clase obrera y las demandas del pueblo panameño. Afianzamos nuestro trabajo como referente a nivel nacional del movimiento sindical que avanza en América Latina contra el neoliberalismo. Luchamos por la unidad desde las bases del movimiento sindical y social. Nuestra visión es refundar el país a través de una Constituyente Originaria autoconvocada, para construir el Panamá de justicia y equidad social.

SECRETARIO GENERAL DE CONUSI-FRENADESO.

Fuente: http://kaosenlared.net/panama-de-libertad-sindical-seguridad-social-y-jubilaciones/

Imagen: http://kaosenlared.net/wp-content/uploads/2016/07/Genaro-31-300×272.jpg

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México: Académicos e intelectuales internacionales se solidarizan con maestros de la CNTE

México/18 de Junio de 2016/Tele Sur

Intelectuales y movimientos sociales de diversos países  rechazan los mecanismos represivos con que el Gobierno de Enrique Peña Nieto responde a las exigencias de los educadores de la CNTE.

Organizaciones sociales, académicos e intelectuales de varios países manifestaron a través de un comunicado oficial su rechazo a “la brutal represión que desde el Gobierno federal se está aplicando contra los maestros y maestras de México”.

>> En claves:¿por qué protestan los maestros en México?

El documento fue suscrito en el marco de los enfrentamientos entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Secretaría de Educación Pública a causa de la Reforma Educativa impulsada por el presidente de ese país, Enrique Peña Nieto.

Los maestros mexicanos, agrupados en la CNTE, han llevado a cabo una gran cantidad de actividades de protestas en los diferentes estados de ese país, para manifestar su rechazo a la medida gubernamental, por lo cual han sido víctimas de brutales represiones por parte de los organismos de seguridad.

EL DATO: Bajo la supuesta premisa de elevar la calidad educativa del país, la reforma educativa de 2013 plantea la evaluación obligatoria para que los maestros puedan ingresar y mantenerse dentro del sistema educativo, así como también para poder acceder a mejores sueldos y para poder aspirar a mejores cargos. 

Los firmantes del comunicado expresaron ser testigos de “la campaña de desprestigio” que se ha activado desde varios frentes en contra los profesionales de la educación disidentes a la reforma, quienes todo lo que persiguen es instalar una mesa de diálogo con el Ejecutivo para debatir los desacuerdos suscitados por la reforma, así como defender la educación gratuita y su trabajo.

Protesters from the CNTE teachers' union march against President Enrique Pena Nieto's education reform, along the streets in Mexico City, Mexico June 17, 2016.
Este viernes CNTE marchó en Ciudad de México en contra de la reforma educativa de Enrique Pena Nieto.

>> Padres de familia defienden lucha de la CNTE en México

El manifiesto fue suscrito por cientos de personalidades de la vida pública de México, pero a ellos también se unieron personalidades de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Estados Unidos, Francia, Ecuador, España, Irlanda, Reino Unido, Uruguay y Venezuela.

En concreto, el comunicado insta al Gobierno de Enrique Peña Nieto ha reconocer “las justas demandas del movimiento magisterial” y a que se apueste por mecanismos para solucionar la fuente de los conflictos generados en torno a este y otros temas “sobre todo en un país marcado por la violencia y la impunidad”.

Las organizaciones sociales y el grupo de intelectuales también abogaron por la liberación de los “presos políticos” de la CNTE y la cancelación de las órdenes de aprehensión que estén por ejecutarse, a fin de poder garantizar un ambiente que propicie el diálogo entre el Ejecutivo y el sindicato magisterial.

Por último exhortaron al Gobierno a garantizar la seguridad “de las miles de personas que han salido a manifestarse contra la llamada reforma educativa”, puesto que cancelar el derecho legítimo a la protesta social “es, sin duda, característica principal de un Estado autoritario”.

>> Nuño y la CNTE: hoy más que nunca todo se sabe

En contexto 
El magisterio mexicano de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene unos 200 mil afiliados en México, 80 mil de ellos en Oaxaca, y es uno de los gremios latinoamericanos que durante años ha mantenido su lucha por mejores reivindicaciones y beneficios sociales.
Fuente: http://www.telesurtv.net/news/Intelectuales-de-varios-paises-se-solidarizan-con-la-CNTE-20160618-0003.html
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Reseña de documento: Protesta social y movilización de recursos para el desarrollo social en Bolivia

Fuente UNRISD / 16 de junio de 2016

Desde la perspectiva de la movilización de recursos domésticos y su relación con el conflicto y la protesta social, el 2003 representa para Bolivia un año especialmente importante. Ello por la relevancia que tuvieron dos conflictos vinculados con el financiamiento del desarrollo, a saber: la reforma tributaria conocida como el impuestazo, que buscaba instaurar un impuesto directo al salario (febrero 2003) y la denominada guerra del gas (octubre 2003). Ambos conflictos produjeron los niveles más altos de violencia que registran los más de 30 años continuos de democracia que lleva el país. El impacto de los mismo reconfiguró el espacio fiscal boliviano al dar paso a un proceso de movilización de recursos domésticos basado en la renta hidrocarburífera.

La movilización de recursos domésticos ocurrida en Bolivia entre 2003 y 2007 fue la conjunción de tres procesos diferentes pero interrelacionados causalmente entre sí, a saber: i) la construcción de acuerdos implícitos entre Estado y ciudadanía para la movilización de recursos, ii) la disputa y negociación entre nivel nacional y niveles subnacionales del Estado por la captura y manejo de los recursos movilizados y iii) la negociación entre Estado y empresas petroleras para modificar los contratos y adaptarlos al nuevo marco normativo dado por la nacionalización de los hidrocarburos de mayo de 2006.

Esta movilización de recursos permitió a Bolivia alcanzar importantes logros en el desarrollo social y económico. Esto produjo una mejor valoración ciudadana del Estado, de su capacidad de solucionar problemas y su desempeño, sobre todo en el combate de la pobreza, del desempleo y del manejo económico. Sin embargo, los buenos resultados de un momento no garantizan que se mantenga la confianza ciudadana en el Estado si es éste deja de cumplir sus compromisos.

Santiago Daroca Oller fue investigador analista del Programa de Movimientos Sociales y Sociedad Civil del UNRISD, investigador de la Oficina del Informe de Desarrollo Humano del PNUD Bolivia y especialista en cohesión social del Programa de Gobernabilidad Democrática del PNUD Bolivia. Es candidato a doctor de la Universidad de Lausanne e investiga temas de protesta social, conflictividad y cohesión social en Bolivia.

desarrollo social en Bolivia

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Francia: «NUIT DEBOUT» La discordancia

LÉON CRÉMIEUX

«La ruptura entre los de abajo y los de arriba; las discordancias de abajo…»

Desde hace algunas semanas, el país ha entrado en discordancia.

Los medios continúan viviendo al ritmo del hablar entrecortado de los dirigentes de los partidos institucionales. Pero en estos momentos este tartamudeo se reduce a un murmullo, porque su voz es menos audible que nunca. Esto es cierto evidentemente en lo que se refiere a la pareja Hollande-Valls, que no llega ya a hacer oír su discurso de miedo y de amenazas para paralizar cualquier acción popular con el objetivo de ejecutar mejor las órdenes del Medef [patronal francesa]. Incluso la prolongación del estado de excepción hasta finales de julio aparece como una última tentativa de mantener con respiración artificial el discurso belicista y seguritario, última muleta de un gobierno a la deriva. Este tartamudeo inaudible concierne también a los demás dirigentes socialistas y a los de la derecha.

Esta pérdida de voz hacia el mundo exterior va acompañada de una cacofonía interna, tanto en el seno del Partido Socialista (PS) como entre los republicanos. Ruido de máquinas electorales que dan vueltas en el vacío en una esfera politiquera que ha perdido toda credibilidad para la gran mayoría de la población.

Todos estos responsables políticos retienen su aliento y su discurso, intentando hacer el menor ruido posible, esperando escapar lo más rápidamente posible a la pesadilla que temen ver desarrollarse delante de sus ojos. Su esperanza es evidentemente que la vida «política» normal, privilegio de un pequeño grupo de profesionales, retome su funcionamiento y plazos normales, a base de falsas primarias y dirigida exclusivamente hacia la renovación del Presidente de la República en 2017. Este silencio ensordecedor, este temor, no excluye a Marine Le Pen, vedette anunciada para esas elecciones, cuya popularidad mediática esta en impasse desde comienzos de marzo.

La cuestión es que en estos momentos, salvo ellos y algunos mensajes de los medios, todo el mundo pasa de las presidenciales de 2017.

Desde hace algunas semanas, la política ha cambiado de escenario. Ya no es el obligado perpetuo discurso de intoxicación liberal, ejecutado por los mismos políticos y los mismos expertos, en las mismas cadenas de radio y de televisión, repitiendo incansables la letanía del capitalismo.

La política se hace oír en otra parte: en las plazas, en los institutos, las facultades, las manifestaciones, las ocupaciones, las huelgas.

Con toda evidencia, los últimos meses han acabado de distender los lazos entre los gobernantes socialistas y todo lo que existe de resistencia social y sindical al capitalismo. La ley Khomri se ha convertido en un asunto político. El Medef no se ha equivocado. Desde hace 6 años, todos sus golpes bajos han sido puestos en práctica por los sucesivos gobiernos. El fracaso en la Ley del Trabajo sería un signo que impulsaría invertir las correlación de fuerza.

Pero este fenómeno supera la simple toma de distancia de los militantes del movimiento social respecto al PS. Si el debate sobre las primarias de la izquierda resulta ridículo, es también porque parece venir de otro siglo. Nadie espera ya nada de las próximas elecciones y de la monarquía presidencial, no solo porque no hay nada que esperar de los candidatos que se postulan para la segunda vuelta, sino también porque el anacronismo de uno de los sistemas políticos más reaccionarios de Europa se revela repentinamente de forma mucho más cruda.

De las manifestaciones y de las plazas de Nuit Debout suben otras voces que en primer lugar expresan todos los combates sociales y trazan las pasarelas entre ellos, hacen salir desde abajo todas las exigencias existentes contra los múltiples estragos de la sociedad capitalista, del liberalismo reaccionario. Todo lo que los medios y los portavoces del sistema intentan aplastar cada día y negar cada noche en los medios, es expresado de forma sencilla pero con fuerza por miles de voces de hombres y de mujeres, militantes de lo cotidiano, voces multiplicadas en las redes sociales. Lo que molesta a mucha gente es que estos y estas militantes no buscan un salvador, un candidato milagroso.

Más allá de estas exigencias sociales, de opciones de sociedad, ellos y ellas quieren plantear la cuestión fundamental de un funcionamiento diferente de la sociedad para quitar el poder a los bancos y a los grupos capitalistas. Plantean la cuestión del ejercicio real de un poder político y no la de la mejor forma de elegir un salvador supremo que a fin de cuentas haga la política impuesta por los poderosos. Los ejemplos reveladores de todos los gobiernos de «izquierda» en Europa, e incluso de la experiencia de Syriza, han pasado por ahí.

Estas voces no cubren aún la letanía mediática de los políticos, las plazas no reúnen centenares de miles de personas, los estudiantes de secundaria y los de la universidad no bloquean aún la mayoría de los centros, la huelga indefinida no se ha impuesto todavía… salvo en Mayotte. Pero ¿cómo no ver que todas las voces que suben tiene que ver con el malestar popular que siguió al encarnizamiento contra los asalariados de Air France y de Good Year, la revelación de la duplicación de salario hasta los 5 millones de Carlos Tavares patrón de PSA -el grupo que ha liquidado 15 000 empleos en 3 años-, los repetidos escándalos de los Papeles de Panamá, la desviación de fondos sociales realizada cada día por los grandes grupos capitalistas, en eco también con las exacciones racistas y liberticidas que han seguido a los atentados de enero y de noviembre de 2015?

Evidentemente, todo el mundo siente con claridad que esos ecos no constituyen una voz común. Existen aún otras discordancias. En el movimiento Nuit Debout apenas participan los jóvenes de los barrios populares, las y los que han sufrido más duramente las exacciones policiales, los controles por su aspecto racial y el ascenso seguritario de la islamofobia. Quienes sufren en primer lugar la precariedad y el paro entre la juventud, que la ley El Khomri va a agravar más aún. En su inmensa mayoría, las Nuit Debout son blancas…

En numerosas empresas del sector público y privado, la adhesión al objetivo de una huelga indefinida, de un enfrentamiento con el gobierno no es mayoritaria. La necesaria extensión de estas voces depende en parte de unos dirigentes sindicales que hacen lo mínimo para convertirse en sus altavoces, para estimular un enfrentamiento directo contra el gobierno, por temor a que el movimiento contra la ley El Khomri desemboque en el fracaso total de un gobierno de izquierdas.

Los dirigentes del PC y el propio J.L. Mélenchon siguen estando en gran medida «dentro» de la situación actual, los primeros preocupados por lass primarias de izquierda, el segundo por su marcha hacia 2017. J.L.Mélenchon se autoproclama dirigente y candidato presidencial «natural» y disfruta viendo que en los sondeos alcanza a Hollande. Incluso llega a fijar él mismo la fecha del 5 de junio como cita entre el pueblo…¡y su persona!, ¡cuando resulta que miles de hombres y de mujeres quieren precisamente acabar con un régimen presidencial autocrático y fijar sus propios plazos!

Las asociaciones, los militantes del movimiento social, de la izquierda radical dudan hoy, frente a las concentraciones de Nuit Debout que parecen a menudo no dejar suficiente espacio para sus combates, sus discursos por un debate político real y organizado sobre las salidas del movimiento. Paradoja, pues este ágora es claramente un ágora política, no un lugar ecuménico, «ciudadano», suma de palabras individuales sin vector ni diferenciación de clase. No todo el mundo es bienvenido en este marco que es el resultado de todo lo que la sociedad capitalista impone de explotación y de opresión. Pero la dificultad para que estas plazas, este movimiento, tomen una dinámica política es bien real. Y esto se hará forzosamente dando un lugar organizado a todos y todas las que desde hace años llevan a cabo el combate cotidiano contra el capitalismo en su sindicato, su asociación, su partido. Es también esta unión la que debe hacerse sin que nadie imponga su discurso y aprendiendo de las nuevas exigencias democráticas aparecidas en las plazas.

De la misma manera el papel del NPA no es ni tratar a Nuit Debout y al movimiento actual como un paréntesis que se cerrará más tarde para abrir LA campaña política de 2017, ni cultivar la ilusión de que este movimiento arrastraría todo a su paso, automáticamente, limpiando los establos de Augias del sistema político y de sus efluvios.

Este movimiento es la ilustración concreta de aquello por lo que luchamos: hoy se expresan en las plazas y en las calles todas las exigencias que reivindicamos desde hace años. Constituye una ocasión única, como no hemos tenido desde hace mucho, no solo para bloquear el ataque patronal y gubernamental, sino también para volver a plantear la pregunta, y quizá de encontrar un comienzo de respuesta, a la ausencia de representación política de las y los explotados y oprimidos. Muchos de quienes están en las calles y las plazas expresan una voluntad política de nuevas herramientas, de cambio en las reglas y de dotarse de medios que permitan establecer un vínculo entre todos los combates y de luchar de forma concreta para derrocar el sistema capitalista. El NPA debe trabajar en este sentido y plantear las exigencias que ponen directamente en cuestión el sistema, en particular el poder de los bancos, el poder de la patronal de tener derecho absoluto sobre el empleo asalariado y los cierres de empresas, la sumisión a las reglas de la Unión Europea. Denunciar la realidad del Estado, pretendidamente por encima de las clases, pero instrumento cotidiano al servicio de los explotadores. Poner también las exigencias democráticas de echar abajo el régimen presidencial, imponer un sistema proporcional integral en todas las elecciones.

También somos receptores y actores la búsqueda de una convergencia política realizada al calor del movimiento; convergencia que reagruparía a decenas de miles de hombres y de mujeres que combaten en el día a día al sistema. Esto no se hará ni en un día ni en una Noche, pero este movimiento también debe hacer germinar esta perspectiva.

Estamos en una situación bisagra de este movimiento. La discordancia, la ruptura entre los de arriba y los de abajo no tiene aún la dinámica suficiente para pasar a la etapa siguiente. Las discordancias de abajo entre las Plazas, los jóvenes y los trabajadores de los barrios populares, las discordancias múltiples entre los asalariados no están aún vencidas.

En los días que vienen, dos vectores pueden unificar por abajo: la fuerza del movimiento de secundaria que es el lugar privilegiado de la unión más allá de todas las periférias; la convergencia de los ferroviarios o de otros sectores importantes en la prolongación de la huelga puede dar confianza a muchas otras empresas para entrar en la batalla. El 26 y los días siguientes van a ser decisivos para la juventud y la gente asalariada.

Ahora bien, paralelamente hay que trabajar para dar todo su aliento político al movimiento. Mantener como objetivo concreto la retirada de la ley El Khomri no quiere decir ignorar todas las dimensiones del movimiento, todas las que debe adquirir.

Es preciso mediante llamamientos, mediante encuentros, hacer que se exprese un programa político que apoyándose sobre la fuerza de la huelga, de las plazas y de las manifestaciones haga converger a todos los actores del movimiento social y sindical y todas las exigencias, que trace las pasarelas concretas entre Nuit Debout, los barrios populares y las empresas en huelga, que haga que se expresen las exigencias comunes.

25/04/2016

http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article37793

Anexo:

Comunicado colectivo:

Nuit debout y sindicatos ¡Darles miedo!

Los y las abajo firmantes, participantes en “Nuit Debout” y/o miembros de sindicatos, deseamos un acercamiento entre estas dos ramas del movimiento “contra la ley El Khomri y su mundo”.

Para esto, deseamos que todas las manifestaciones, las del 28 de abril, del 1 de mayo y las siguientes den lugar a momentos de confraternización en la plaza de la République, bajo formas diversas y a imaginar debates comunes, mítines conjuntos etc.

Deseamos que la plaza de la République se convierta en el lugar de llegada de las próximas manifestaciones, a fin de que los trabajadores y las trabajadoras se mezclen con la juventud, de que las reivindicaciones comporten una parte de utopía.

Deseamos que las estructuras sindicales de la CGT, de Solidaires, de Force Ouvrière, de la FSU, de la CNT y de todos los demás sindicatos así como los y las sindicalistas opuestos a la ley El Khomri, participen en estos momentos de confraternización, desde la base, las secciones de empresa, las uniones locales, hasta la cúspide, las federaciones y confederaciones.

Deseamos que nos demos cita desde el 28 de abril, tras la manifestación, en la plaza de la Republique, para discutir sobre todo esto de forma libre, humana, hacer balance de nuestros acuerdos y desacuerdos, nuestras diferencias, así como de nuestras luchas y nuestras esperanzas comunes.

Solo esta conjunción es capaz, hoy, de dar miedo a la oligarquía y de hacer retroceder al poder.

[Texto aprobado por la Assemblée Populaire Parisienne de los días 22 y 23 de abril de 2016 ; l’Assemblée de la NuitDebout Sainte-Foy-La-Grande ; la Commission Convergence des Luttes ; la Commission Restauration ; la Commission Action ; la Commission Grève Générale ; l’Assemblée de la NuitDebout Caen ; l’Assemblée de la NuitDebout Chambéry ; la Commission accueil et sérénité ; la Commission Drogue et Liberté ; la Commission Vote Blanc ; y otras en curso…]

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

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China: Protestas laborales en el sector público: ¿retorno a los noventa?

Fuente Viento Sur/ Kevin Lin /16 de abril de 2016

En el primer trimestre de este año, una huelga de una semana de duración en una renqueante empresa siderúrgica estatal de Guangzhou, una manifestación de mineros en Heilongjiang para denuncar al gobernador por una declaración engañosa sobre sus salarios y una convergencia cargada de simbolismo de mineros del carbón en la antaño revolucionaria zona de Anyuan, en Jiangxi, hacen temer a algunos que estemos ante una nueva oleada de movilizaciones de los trabajadores del sector público.

Ha pasado más de un decenio desde la última oleada importante de movilizaciones de estos trabajadores: entre 1997 y 2003, el sector público cerró y privatizó un gran número de empresas estatales, condenando al paro de forma temporal o permanente a un total de 25 a 40 millones de trabajadores, diezmando comunidades obreras enteras y propiciando que decenas de miles de trabajadores salieran a la calle. Sin embargo, justo cuando los trabajadores chinos emigrados del mundo rural y empleados en el sector industrial orientado a la exportación empezaban a mostrar su malestar y a organizarse a comienzos de la década de 2000, la resistencia de los obreros industriales del sector público a la implantación de criterios de mercado encajó una derrota histórica. Esta se debió a una combinación de supresión pura y dura, compensaciones selectivas y el abandono gradual del proceso de implantación de criterios de mercado en estas empresas.

La conflictividad actual recuerda en muchos aspectos a la tumultuosa ola de protestas en el sector público a finales del siglo pasado y comienzos del actual. El parecido es asombroso: ante la caída de la rentabilidad y el exceso de mano de obra, los trabajadores del sector público exigen una vez más salarios dignos e indemnizaciones suficientes en caso de despido. Las imágenes familiares de trabajadores industriales del sector público manifestándose refuerzan la sensación de déjà vu. Pero ¿de verdad está repitiéndose la historia?

El sector público ha cambiado profundamente en muchos sentidos. Décadas de reforma han convertido la economía planificada china en un sector público modesto, pero estratégicamente significativo. El mismo proceso que condujo al cierre y a la venta de fábricas también trajo una restructuración radical de las relaciones laborales y del proceso de producción, sentando las bases para un decenio de rápida recuperación y expansión. Esto convirtió a su vez a las empresas públicas en los conglomerados más grandes de sus respectivos sectores industriales, asegurando una década de relativa paz laboral.

Consecuencias de la crisis financiera mundial

Sin embargo, poco después del estallido de la crisis financiera mundial aparecieron signos de tensión. Durante algunos años, la desaceleración del crecimiento de los beneficios del sector público no parecía ser amenazante, pero comenzó una batalla ideológica en torno a la idea de que era necesario y deseable introducir nuevas reformas. Las instituciones financieras internacionales, economistas neoliberales y cámaras de comercio extranjeras criticaron duramente la ineficiencia y la corrupción de la empresa pública china y propugnaron repetidamente la supresión de los subsidios del Estado y una nueva reducción del sector público. A finales de 2015 parecía que volvían a plantearse reformas del sector público, pero para decepción de los críticos, estas reformas estaban destinadas a reforzar y no seguir privatizando las empresas de este sector.

Recientemente, los apuros económicos de China han comenzado a precipitar una crisis de sobrecapacidad industrial que muchos habían anticipado. Los márgenes de beneficio de la industria siderúrgica son sorprendentemente bajos y los salarios y condiciones de los trabajadores son muy precarias en lo que se ha calificado de economía “zombi”. Dicen que las fábricas de acero y las minas de carbón llevan retrasos de meses en el pago de salarios y muchos trabajadores ya han sido despedidos. Cuando visité una acería en la ciudad meridional de Kunming en 2012, pude comprobar que apenas sobrevivía con un magro beneficio, y en ella los trabajadores cumplían largos turnos y cobraban poco más que el salario mínimo.

En los últimos dos años ya ha habido varios casos de protestas en el sector público, pero hasta ahora no hemos podido ver toda la magnitud de la sobrecapacidad industrial y de la caída de la rentabilidad en los sectores del acero y el carbón, además de toda la carga que esto supone para los trabajadores. Por tanto, no es extraño que estos emprendan acciones colectivas. Sin embargo, ¿es probable que esto se convierta en una repetición de la ola de protestas de finales de los noventa?

En cuanto al volumen de los despidos, mientras que a finales de los noventa las autoridades chinas aplicaron recortes en empresas públicas de todos los sectores, ahora los despidos parecen afectar mayormente a dos sectores: las fábricas de acero y las minas de carbón. No hay pruebas de que el gobierno esté interesado en una reconversión de todo el sector público como hace dos decenios. Los despidos previstos van de 1,8 millones de trabajadores (alrededor del 10 % de la mano de obra en la siderurgia y un 20 % de los mineros de carbón) a 5 o 6 millones, unas cifras que de por sí son devastadoras, pero que no tienen ni punto de comparación con los 25 a 40 millones de trabajadores que perdieron su empleo durante la anterior oleada de reformas. De hecho, hoy en día, el conjunto del sector público –sin incluir servicios públicos como la enseñanza y la sanidad– emplea a menos de 40 millones de trabajadores.

¿Un nuevo volcán social en ciernes?

En cualquier caso, 1,8 millones de trabajadores serán también una fuente considerable de inestabilidad social. Además, por su propia naturaleza, las protestas del sector público plantean un desafío más directo al Estado que las del sector privado. Para hacer frente a esta amenaza, el partido único parece haber aprendido las lecciones del pasado. Ha destinado preventivamente 100 000 millones de renmimbis (unos 15 000 millones de dólares) a recolocar y ayudar a los trabajadores despedidos a encontrar un nuevo empleo. Sin embargo, pese a que estos fondos ya han quedado reservados para compensar a los trabajadores despedidos, si las recientes protestas indican algo, es que la irresponsabilidad y la imprudencia de las direcciones de las empresas serán más la norma que no los arreglos pacíficos. Puede que los conflictos en las fábricas sean inevitables.

¿Se extenderán los despidos a otros sectores a causa del agravamiento de la crisis económica? No cabe descartarlo. Los sectores del carbón y el acero no son los únicos que tienen un exceso de capacidad, y es posible que la economía china se contraiga fuertemente. No obstante, gracias a los subsidios del Estado, el acceso al crédito de los bancos públicos y la protección industrial, hoy en día las empresas públicas chinas están más pertrechadas que hace dos decenios para absorber los reveses y las pérdidas. Además, es probable que el Estado recurra al presupuesto para apoyar al sector público y limitar los despidos a los dos sectores señalados.

Claro que las protestas de los trabajadores del sector público se producen en un periodo particularmente difícil, cuando ha habido movilizaciones de decenas de miles de trabajadores migrantes del sector exportador, un factor que era mucho menos significativo que a finales de los noventa. Esto sin duda puede hacer que la situación sea más explosiva. No obstante, es posible que la localización de las protestas del sector público no coincida significativamente con la de las luchas del sector exportador. Aunque una huelga reciente de trabajadores de la siderurgia tuvo lugar en Guangzhou, las minas de carbón y las grandes plantas de acero suelen estar concentradas en el interior del país, en el norte y nordeste de China, lejos de las regiones costeras del sur. Esta diferencia de ubicación de los distintos sectores no ha cambiado en las dos últimas décadas.

Tal vez una de las mayores incógnitas sea la disposición de los trabajadores del sector público. ¿Quiénes son? ¿En qué se diferencian de los trabajadores del Estado maoístas? ¿Son más propensos a protestar? Durante los dos últimos decenios, las generaciones que guardaban la memoria del maoísmo y conservaban un vínculo sentimental con él y que vivieron la ola de despidos de los años noventa han sido en gran medida sustituidos por una mano de obra más joven. A resultas de este cambio generacional, los trabajadores del sector estatal ya no emplean el discurso maoísta, que había sido uno de los ejes del repertorio de protesta de los trabajadores de este sector en los anteriores periodos de agitación.

Sin embargo, los trabajadores del sector público se enfrentan hoy a sus propios retos. Dos décadas de intensificación del trabajo, de alargamiento de la jornada y de aumento de la brecha salarial entre los trabajadores y los directivos, han incubado el resentimiento y una profunda insatisfacción. Debido a las reformas laborales, los obreros del sector público pueden identificarse más que sus predecesores con los compañeros del sector privado. Es posible que esto dé pie a que estos obreros entren en contacto con sus homólogos de las empresas privadas, desarrollando de este modo una conciencia de clase y superando la divisoria entre unos y otros.

Nuevos retos y nuevas oportunidades

Es imposible predecir si la historia se repetirá o no. Las acciones del gobierno chino tanto a escala nacional como provincial desempeñarán un papel fundamental en la concreción de la respuesta de los trabajadores. Recientes iniciativas como el intento de congelar el salario mínimo y desmontar la seguridad social a discreción de las direcciones provinciales y locales, así como la posibilidad de suavizar la Ley de contratos de trabajo, considerada “excesivamente protectora”, acentuará muy probablemente los efectos dañinos de la restructuración para los trabajadores y tal vez provoque protestas más numerosas e indignadas.

Por los motivos señalados, esta vez quizá veamos dinámicas muy distintas de las que caracterizaron la última oleada de movilizaciones obreras. Esto sería un cambio positivo. Con todo el valor y la determinación de los trabajadores del sector público implicados en las rebeliones anteriores, es importante reconocer las limitaciones de estas movilizaciones. No cabe duda de que se avecinan tiempos difíciles para los trabajadores chinos del sector público, pero los nuevos retos también traen oportunidades para el desarrollo de un movimiento obrero más fuerte y unido.

1/4/2016

Kevin Lin es investigador de políticas laborales y sociedad civil en China.

Traducción: VIENTO SUR

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