Los bebés que aún no hablan ya saben razonar

Por: Agencia Sinc

Los niños de entre 12 y 19 meses de edad, que aún no se comunican mediante expresión hablada, son capaces de realizar deducciones racionales mostrando sorpresa cuando ocurre algo inesperado, según un estudio en el que ha participado la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Los resultados indican que el razonamiento no tiene necesariamente una base lingüística.

Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y de otras instituciones europeas han llevado a cabo un estudio que explora las capacidades de razonamiento humano en edades tempranas. Los resultados del trabajo se publican en el último número de la revista Science.

Estudios previos habían puesto de manifiesto que durante los dos primeros años de vida de un ser humano ya existen capacidades cognitivas sofisticadas. Por ejemplo, los bebés tienen la capacidad de generar y confirmar hipótesis, una estrategia esencial para comprender y predecir los fenómenos que nos rodean. Sin embargo, la manera en que estas hipótesis se formulan y se validan había sido poco explorada.

Este ha sido el punto de partida del nuevo trabajo realizado por un equipo del Grupo de Investigación en Razonamiento y Cognición Infantil (RICO) de la UPF, junto con miembros de la Universidad Central Europea de Budapest (Hungría) y del Instituto Nencki de la Academia de las Ciencias (Polonia).

Experimentos

En la investigación participaron bebés de 12 y 19 meses de edad y también adultos. Para probar sus habilidades de razonamiento, los autores diseñaron experimentos que consistían en presentar animaciones que mostraban una pareja de objetos, que variaban de color textura y forma. Los niños, a través de reglas lógicas muy sencillas, tenían que deducir cuál de los dos objetos se escondía en el interior de un recipiente.

La tarea consistía en observar las escenas mientras se registraba la manera en que visualmente exploraban su contenido. El registro de esta inspección ocular se hizo mediante un rastreador que medía la posición de los ojos cada 16 milisegundos.

Con esta metodología se estudió la inferencia lógica que el participante realizaba ante determinadas situaciones. Por ejemplo, en un experimento en la mitad de los casos el objeto quedaba oculto a la vista del participante, no siendo necesario razonamiento alguno para su identificación, ya que no se mostraba. En la otra mitad, se enseñaba el objeto, permitiendo concluir que era el otro el que quedaba escondido.

Los experimentos revelaron que los niños eran capaces de realizar deducciones racionales mostrando sorpresa cuando ocurría algo inesperado.

El diseño de las pruebas se hizo de modo que cualquier diferencia en las reacciones de los participantes se debía a los procesos de pensamiento y no a variaciones físicas en el contenido de las escenas.

Se sabe que la pupila es un indicador de esfuerzo cognitivo y que su tamaño es mayor cuando las tareas implican mayor dificultad. A través de los ensayos, se observó que, en el momento en que hay evidencia disponible para realizar una inferencia lógica, los bebés muestran mayor dilatación en sus pupilas. Aún más, esta respuesta pupilar a las escenas que requieren aplicar reglas lógicas es de una sorprendente estabilidad, no sólo ocurre en los bebés de 12 meses sino también en los de 19 meses y en los adultos.

Según explican Ana Martín y Nicoló Cesana, investigadores de la UPF y coautores del estudio, esto indica que “participantes de edades tan disímiles estarían empleando estrategias comunes para razonar sobre estos mismos contenidos”.

Estrategias comunes de razonamiento

De la misma manera, el trabajo ha constatado que la estrategia de exploración es cualitativa y cuantitativamente diferente en función de si las escenas invitan o no a realizar una deducción lógica.

Los investigadores valoran estos resultados como “una evidencia de que las estrategias que permiten a los seres humanos combinar información para razonar sobre los hechos que nos rodean están ya presentes en edades muy tempranas”.

En su opinión, el trabajo contribuye a clarificar una discusión ampliamente debatida en los últimos treinta años sobre la existencia de capacidades de razonamiento lógico tempranas en humanos, sugiriendo que algunos procesos mentales de los bebés, aún antes que empiecen a hablar, ya son parecidos a los de los adultos, y más complejos de lo que se había pensado hasta ahora.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/23/los-bebes-que-aun-no-hablan-ya-saben-razonar/

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El trabajo colaborativo: informe de la OCDE

Por: Universia

La empatía y saber razonar en equipo son actitudes valoradas por la OCDE en relación a la calidad de la educación colaborativa.

  • La OCDE analiza las capacidades de trabajo en equipo de jóvenes de 52 países.
  • Factores como su actitud colaborativa, las actividades extraescolares que realizan y su condición social son tenidos en cuenta en el estudio.
  • En un mundo en el que la competitividad ha tomado un matiz global, el desarrollo de competencias desde Primaria es muy importante para acceder a mejores oportunidades laborables.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico ha presentado un informe sobre la situación de la educación a nivel mundial. En esta ocasión, la evaluación también ha incluido el trabajo en equipo.

La razón de incluir este nuevo factor se debe a que las competencias sociales son, cada vez, más tenidas en cuenta en la formación de los futuros profesionales. El trabajo colaborativo en el entorno familiar, en el escolar y en la comunidad son necesarios para paliar los problemas de la actual era digital y las diferencias sociales que ha podido causar.

Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del informe y que marcarán la tendencia del sistema educativo:

  • Los estudiantes con mejores habilidades para la lectura y las matemáticas suelen ser muy activos en la resolución de problemas en equipo: su predisposición al razonamiento e interpretación de la información ayudan a desarrollar el trabajo en común.
  • Las chicas, a nivel mundial, presentan mejores habilidades para las tareas colaborativa y consigue una probabilidad media del 1,6 de éxito en la resolución de problemas, frente al género masculino. Este dato quizás es de los que más haya variado, porque hasta el 2012 eran los chicos los que siempre obtenían mejores resultados en las pruebas de resolución de problemas.

         La empatía o la reacción ante problemas ajenos son cuestiones que las chicas desarrollan mejor en edades más tempranas.

  • Los estudiantes que practican deporte tienen actitudes más positivas ante los trabajos en equipo y se muestran más dispuestos a colaborar. En el extremo opuesto, se encuentran los jóvenes que dedican mucho tiempo a los videojuegos y que presentan menos destrezas para conseguir un fin común.
  • Los estudiantes que asisten a centros que se caracterizan por la multiculturalidad de los jóvenes, tienden a relacionarse mejor y se desenvuelven con soltura en ambientes de cooperación. La condición social y procedencia no afectan a los resultados, en ambientes integradores y heterogéneos.
  • Las escuelas que incentivan las actividades sociales y proyectos inclusivos desarrollan mejores competencias para reducir el acoso escolar.
  • China es de los países donde los alumnos consiguen mejores puntuaciones en las materias de matemáticas, ciencia y comprensión lectora. Pero, a pesar de su soltura en la comprensión y el razonamiento lógico, al trabajar en equipo consiguen peores resultados frente a países con alumnos menos preparados.
  • Japón, Corea, Singapur, Finlandia, Estonia, EEUU y Canadá son los países con las calificaciones más altas en las pruebas de resolución de problemas en equipo.

En conclusión, y según la tendencia global del aprendizaje y del mercado laboral, los jóvenes con iniciativa y predisposición a resolver conflictos en equipo, tendrán perfiles más atractivos para conseguir trabajo.

Fuente: http://noticias.universia.net.co/cultura/noticia/2017/12/21/1156997/trabajo-colaborativo-informe-ocde.html

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