Por: Keila López Alicea.
Cada vez más escuelas públicas y recintos universitarios crean áreas de estudio relacionadas con la agricultura
En el techo de la Escuela Superior Especializada Vocacional Agrícola (Eseva) Pablo D. Burgos Marrero, de este pueblo, árboles de papaya crecen a poca distancia de plantas de ají, cebolla, piña y canavalia.
Sin importar el calor, cinco jóvenes de undécimo grado cambiaron su uniforme escolar por camisetas y botas de goma para trabajar bajo el sol y colocar en la tierra los bejucos de las batatas que cosecharon unos días antes, para así continuar con el cultivo.
En las cinco cuerdas de terreno en las que está enclavado el plantel también hay plátanos, calabazas y café, pronto se cultivarán lechuga y cilantrillo en sistemas hidropónicos, y hay dos cerdos que los alumnos cuidan.
“Soy fiel creyente que la agricultura representa el progreso del país y es lo que nos permitirá crear un mejor mundo”, expresó Anderson Martínez Rodríguez, estudiante de duodécimo grado, de 16 años.
Lejos de ver el trabajo de la tierra como algo del pasado, los estudiantes de esta escuela vocacional ven la agricultura como la llave del futuro. El interés de los jóvenes por la agricultura es cada vez mayor, aseguró Orlando Suárez Quiles, de 17 años.
“Mi abuelo desde chiquito me llevaba a la finca”, narró Suárez Quiles, estudiante de duodécimo grado. “Antes del huracán María, el 85% de los alimentos que consumimos era importado, solo el 15% es producido en Puerto Rico. Tenemos todo lo que necesitamos para producir nuestros propios alimentos”, añadió.
En su casa, Martínez Rodríguez tiene una finca de tres cuerdas que, poco a poco, va manteniendo, aunque a los 12 años empezó a cosechar hortalizas y legumbres en solo un tercio de su terreno.
“La agricultura es lo que va a impulsar el desarrollo del país”, afirmó Martínez Rodríguez, al destacar cómo el poder en una nación, como es el caso de Estados Unidos, se puede medir por su capacidad de producir alimentos tanto para consumo de su población como para exportar.
Eseva se inauguró hace cuatro años y actualmente cuenta con una matrícula de 416 estudiantes de noveno a duodécimo grado, detalló la directora escolar, Carmen Morales. Su población estudiantil es mayormente de Corozal, pero Morales detalló que también recibe alumnos de pueblos cercanos como Toa Alta, Bayamón y Dorado.
A partir del décimo grado, los estudiantes de Eseva se enfocan en un taller ocupacional que les permite especializarse en algún campo de la agricultura: industrias pecuarias, sistema de plantas, recursos ambientales y elaboración de productos. Previamente, tenían un taller en administración de empresas, pero el año pasado se suspendió y se eliminará una vez se gradúen los alumnos que están matriculados en él, apuntó Morales.
“Los estudiantes aprenden diferentes áreas que están relacionadas con la agricultura. Cuando se gradúan, con el certificado pueden trabajar en el campo, pero muchos optan continuar estudiando. Su meta es (el recinto de) Mayagüez (de la Universidad de Puerto Rico)”, señaló la directora escolar.
Es, precisamente, este recinto universitario el que más programas ofrece en el campo de las ciencias agrícolas: nueve bachilleratos y nueve maestrías. Asimismo, el campus de Utuado de la UPR ofrece un bachillerato en agricultura sustentable, que se estrenó en 2017, y cuatro programas de grado asociado.
La Universidad Interamericana también ofrece un grado asociado, un bachillerato y dos maestrías en biotecnología, con un énfasis en la agricultura, en su recinto de Barranquitas. Además, ofrece un grado asociado en tecnología agropecuaria en los recintos de Barranquitas y Guayama.
En total, el Departamento de Educación tiene 128 escuelas con ofrecimientos en educación agrícola y cuatro especializadas en educación agrícola, precisó el director de Educación Vocacional, Kelvin Pagán La Luz. En total, 10,232 estudiantes están matriculados en cursos de educación agrícola, añadió.
Juan Diego Rivera Rivera, de undécimo grado, admite que no se planteó la posibilidad de ir a la universidad hasta que comenzó a estudiar en la escuela agrícola.
“Ahora, quiero estudiar agronomía en (el Recinto Universitario de) Mayagüez”, narró el joven, quien dedica su período libre de clases a entrar al taller de horticultura y trabajar en el sistema de hidropónicos que espera tener listo en unas semanas.