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La crítica de las ideologías frente a la crítica de la religión. Libro descargable en formato (pdf)

SBN 978-987-722-822-9
CLACSO.
Buenos Aires.
Febrero de 2021

*Disponible sólo en versión digital

Este libro reúne un conjunto de trabajos que ensayan una aguda lectura de la obra de Marx con el propósito de demostrar cómo el autor de El Capital procuró sustentar un humanismo científico no exclamatorio o, dicho de otro modo, un humanismo de la praxis. Es decir: un humanismo a partir del cual el ser humano sea reconocido y tratafo como el ser supremo para el ser humano.
«Hinkelammert lee a Marx con la meticulosidad y el cuidado de quien se agarra al hilo de Ariadna para transitar por la crítica del capitalismo actual».
Del prólogo de Carlos Aguilar

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Curas y militares: ¿continuismo o transformación?

Por: Marcelo Colussi 

Nunca más oportuna una cita: ejército e iglesia son instituciones conservadoras, hiper jerárquicas, autoritarias. No permiten el disenso, la pregunta creativa, el cuestionamiento.

¿Qué significa la revolución socialista? Es un gran cambio en la historia, un parteaguas que marca un antes y un después. No es cualquier cambio: es la transformación político-social, económica y cultural más grande que pueda concebirse. Es, para ser congruentes con lo pensado por los clásicos decimonónicos, Marx y Engels, el inicio de un camino hacia el comunismo, hacia la sociedad sin clases sociales, aquella pretendida «unión de productores libres asociados«, aquel lugar donde rige la máxima «de cada quien según su capacidad, a cada quien según su necesidad«.

Ha habido algunos procesos de esos en la historia, muy pocos, que marcaron rumbo, que iniciaron un camino socialista, habiendo logrado fenomenales mejoras para su población: Rusia en 1917, China 1949, Cuba en 1959. Hubo procesos que se acercaron a la construcción de esos nuevos paradigmas: Vietnam, Corea, Nicaragua. Hubo igualmente numerosos momentos de cambio en la historia reciente, que no pasaron al socialismo en sentido estricto, pero fueron buenos intentos: los socialismos africanos, los socialismos árabes, interesantes procesos en Latinoamérica.

Sin dudas, cambiar radicalmente paradigmas no es fácil. De ahí que, pese a tanta sangre derramada, tantos esfuerzos, tantas luchas heroicas de pueblos que se alzaron contra las injusticias, lograr edificar una sociedad nueva es una tarea titánica. La toma del poder político, el asalto final a la Casa de Gobierno, es apenas un paso, minúsculo en relación a la magnitud del cambio en ciernes. Lo más dificultoso viene después: edificar el socialismo no es solo industrializar o electrificar un país, como decían los bolcheviques en 1917. Eso puede ser básico, pero no alcanza.

¿Qué significa entonces una revolución socialista? Es un cataclismo social, en el más amplio sentido de la palabra. Es decir: no se trata solo de cambiar -transformar de raíz, no con cambios cosméticos pasajeros sino cambios irreversibles- la estructura económica de base, confiscar en nombre del pueblo alzado las grandes propiedades privadas del capitalismo (extensiones territoriales, grandes empresas privadas de producción industrial o de servicios, la banca). No se trata solo de transformar el Estado, de órgano de dominación de clase en un Estado obrero-campesino-popular; no se trata solo de desarticular los órganos represivos de la otrora clase dominante: fuerzas armadas, policía, todos los mecanismos de control e inteligencia, sino que se trata también de cambiar la ideología, la cultura dominante, transformar de raíz el pensamiento autoritario, machista-patriarcal, racista, adultocéntrico, homofóbico que permea todas las sociedades. Es decir: es una revolución en todos los campos, al mismo tiempo, que libera todas las fuerzas sociales, las expande, que no tiene miedo a nada, que no es conservadora.

Sin dudas, la magnitud del cambio en juego es fabulosa. Por eso cuesta tanto, y no hay manual que presente los pasos «correctos» para lograrlo. ¿Quién es el encargado de ese cambio? Eso es un complejo proceso, y lo que las experiencias exitosas de revoluciones socialistas nos enseñan es que se deben conjugar necesariamente dos factores: una población hastiada de las injusticias y penurias debidamente movilizada, y un grupo que, en articulación con esa movilización, esté en condiciones de conducir políticamente toda esa energía. En otros términos: si no se dan ambos factores, con una potencia revolucionaria que saca de una vez a la hasta ese entonces clase dirigente, no hay revolución. Puede haber cambios superficiales, pero no revolución. La revolucionaria polaco-alemana Rosa Luxemburgo, analizando la revolución bolchevique de 1917, expresaba: «No se puede mantener el «justo medio» en ninguna revolución. La ley de su naturaleza exige una decisión rápida: o la locomotora avanza a todo vapor hasta la cima de la montaña de la historia, o cae arrastrada por su propio peso nuevamente al punto de partida. Y arrollará en su caída a aquellos que quieren, con sus débiles fuerzas, mantenerla a mitad de camino, arrojándolos al abismo«.

Una movilización espontánea, tal como las que se han visto en muchos puntos del mundo últimamente, y en especial hacia fines del 2019 antes que llegara -casualmente- la pandemia de COVID-19, sin conducción, sin proyecto político revolucionario a mediano y largo plazo, termina extinguiéndose; allí no hay revolución socialista (la Primavera Árabe, las cuantiosas protestas en Latinoamérica, los “chalecos amarillos” en Francia, etc.) Y una vanguardia -intelectual o guerrillera- sin conexión con las masas movilizadas, igualmente no es revolución socialista. Ejemplos de fracasos al respecto -tristes y estrepitosos en algunos casos- sobran en la historia. El mesianismo debe dejársele a los Mesías. Y parece que mesías, fuera del oratorio compuesto por Haendel en 1741, no hay.

Hablando de este segundo elemento, del grupo conductor, vale profundizar el análisis. «¿Qué representa una minoría organizada? Si esta minoría es realmente consciente, si sabe llevar tras de sí a las masas, si es capaz de dar respuesta a cada una de las cuestiones planteada en el orden del día, entonces esa minoría es, en esencia, el partido» [revolucionario], decía Lenin en 1920. Ahora bien: ¿quién forma ese partido, vanguardia, elemento de conducción o como quiera llamársele? Gente que tiene una firme convicción en el ideario socialista, gente con sólida preparación ideológico-política y con una ética de la solidaridad a toda prueba. Obviamente, ningún «político» de cualquier partido de la democracia restringida que presenta el capitalismo cumple con estos requisitos. Ellos son, en definitiva, quienes manejan el aparato que custodia los capitales y que está destinado a continuar con las cosas tal cual están. Puede haber maquillajes reformistas, socialdemócratas, pero de allí no pueden pasar. Si lo intentan (Salvador Allende en Chile con un socialismo por vía democrática, Jean-Bertrand Aristide en Haití con importantes reformas sociales o, salvando las distancias, John Kennedy en Estados Unidos intentando oponerse al poderoso complejo militar-industrial, por poner algunos ejemplos) terminan desplazados del poder con un golpe de Estado, o con un balazo en la cabeza.

Ahora bien: ¿pueden militares o religiosos ser revolucionarios? ¡Absolutamente imposible! ¿Por qué? Porque en su ADN ideológico no hay revolución posible alguna. Ambos estamentos sociales están preparados para otra cosa: obedecer y no cuestionar. «Un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre» rezaba una pinta del Mayo Francés. Nunca más oportuna la cita: ejército e iglesia son instituciones conservadoras, hiper jerárquicas, autoritarias. No permiten el disenso, la pregunta creativa, el cuestionamiento.

Muchas de las experiencias de nacionalismo socializante que se ha dado, y se sigue dando, en Latinoamérica, con tonos antiimperialistas a veces, no pueden pasar de reformismos capitalistas con cierta preocupación social. Pero de revolución socialista: nada. Y muchas de esas expresiones han sido conducidas justamente por militares: Juan Domingo Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Jacobo Árbenz en Guatemala, Juan Velasco Alvarado en Perú, Omar Torrijos en Panamá, Hugo Chávez en Venezuela. Es que, si son militares los que conducen el cambio, no puede haber cambio revolucionario genuino y sostenible, porque ellos (muchos formados en el más visceral anticomunismo, incluso en la Escuela de las Américas regenteada por Estados Unidos) están listos para «matar enemigos», cumplir órdenes y desfilar (payasada que alimenta un pensamiento no pensante, que solo acata voces de mando). Solo para poner un ejemplo: en Guatemala, los comandos kaibiles -el grupo elite más avanzado- tenía como consigna militante sentirse «máquinas de matar». ¿Puede alguien preparado en esta lógica, en el más absoluto respeto a la autoridad sin cuestionamiento alguno, en el acatar sin deliberar, estar en condiciones de cambiar las estructuras profundas de la sociedad? ¡¡No, en absoluto!!, porque está preparado para conservar esas estructuras.

El general Jorge Rafael Videla en Argentina no entendía por qué lo estaban juzgando como criminal de guerra, cosa que expresó públicamente, si se consideraba un «salvador de la patria ante el avance del comunismo internacional»… ¡Y tenía razón en su razonamiento! Si se dedicó a «matar enemigos», según los manuales con los que se formó, no podía entender por qué ahora lo criminalizaban. Él, al igual que todos los militares latinoamericanos, están para servir al capital, para mantener el estado de cosas y no para cambiarlo. Hugo Chávez en Venezuela pudo afirmar sin vergüenza que en ese país «no hay lucha de clases». «Nosotros, el Movimiento Bolivariano, yo Hugo Chávez, no soy marxista pero no soy antimarxista. No soy comunista pero no soy anticomunista«. ¿De verdad? Intríngulis difícil de digerir.

¿Y los curas? Su máxima expresión de preocupación social fue la Teología de la Liberación, surgida luego del Concilio Vaticano II, cuando la iglesia católica, en sintonía con el clima contestatario dominante en ese entonces: década de los 60 del siglo XX, propuso su «opción preferencial por los pobres». Pero «optar por los pobres» no significa transformar de raíz su situación de exclusión histórica. Fue un movimiento importante, sin dudas, que incluso sirvió para alimentar grandes luchas sociales en su momento, e incluso movimientos de acción armada, pero que no pudo pasar de un reformismo samaritano. En numerosas ocasiones los sacerdotes (¡todos varones, ni una sola mujer!, déficit inaudito ya de entrada) se plantearon la posibilidad de salirse de la curia romana, más nunca lo hicieron. Finalmente, como proyecto transformador no cuajó, no pasó nunca de una buena intención. Más aún: en Latinoamérica fue neutralizado por la llegada en masa de los nuevos cultos neopentecostales, con un discurso enfermizamente anticomunista e individualista. Al no salirse de la égida de Roma, acatando las órdenes del Vaticano finalmente, terminó esfumándose (la imagen del padre Ernesto Cardenal arrodillado frente al Papa Juan Pablo II pidiéndole perdón en Managua lo dice todo).

Definitivamente un proceso revolucionario necesita de revolucionarios. O, para decirlo de otro modo (pues suena demasiado altanero, petulante, cuestionable incluso llamarse «revolucionaria» una persona; los pueblos, a veces, son revolucionarios), necesita la conjunción de masas movilizadas y conducción coherente. Alguien preparado para matar, o alguien que hizo votos de castidad, definitivamente no puede entender de verdad lo que es la gente común (que no mata y que sí tiene actividad sexual).

Por tanto, sabiendo que curas y militares no pueden, aunque quieran, llevar adelante un proceso revolucionario (en las academias castrenses y en los seminarios se prepara a jóvenes para distanciarse de la gente, para sentirse distintos, para no cuestionar el orden dado), sabiendo todo eso, habrá que pensar en algo distinto. Todos los procesos de reforma social con talante antiimperialista que se conocieron en Latinoamérica a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI impulsados por militares «progresistas» terminaron fracasando, no caminaron hacia el socialismo. Cuba se mantiene. ¿Habrá que estudiar el porqué? Todos los procesos conocidos en Latinoamérica inspirados en la Teología de la Liberación, murieron. ¿Habrá que estudiar el porqué? Una revolución socialista la hace la gente común, que no está preparada solo para recibir órdenes. Diferencia absolutamente fundamental.

Marcelo Colussi

Analista político e investigador social, autor del libro Ensayos

mmcolussi@gmail.com,

https://www.facebook.com/marcelo.colussi.33

https://www.facebook.com/Marcelo-Colussi-720520518155774/

https://mcolussi.blogspot.com/

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/211075
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Libro (pdf). La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina. Verónica Giménez Béliveau (Comp)

El presente volumen es el resultado de las discusiones del grupo de trabajo CLACSO “Religiones, espiritualidades y poder en América Latina y el Caribe”, que funcionó desde 2013 hasta 2016 abordando temáticas relacionadas con los fenómenos religiosos y espirituales desde la perspectiva de las Ciencias Sociales. Enmarcado en una línea de reflexión que desde hace años reúne a investigadores, pensadores
y profesionales de América Latina, es la continuidad de dos Grupos de Trabajo (GT) precedentes (2005-2008 y 2009-2012) que buscaron profundizar distintos aspectos de las temáticas relacionadas con lo espiritual y lo religioso, y que continuará luego en el GT “Religión, neoliberalismo y poscolonialidad” en el período 2016-2019.
Nuestra experiencia de investigación como grupo nos ha llevado a profundizar la recomposición de las creencias socio-religiosas en América Latina y el Caribe: las personas no dejan necesariamente de creer, en muchos casos las creencias se reconfiguran, cambian de forma y de objetos, generan sociabilidades renovadas. A su vez que estas otorgan legitimidad a espacios de ejercicio del poder y de la dominación (Dri, 2011), también contribuyen a la consolidación de tiempos y lugares de resistencia y de alternativas sociales y culturales relacionándose desde allí con otras instancias de poder (Mella, 2008; Lozano, 2008). Las sociedades de América Latina y del Caribe han demostrado  una vitalidad en el campo religioso que se expresa en la pluralidad de religiones y espiritualidades asociadas a procesos de emancipación, y
también a dominaciones variadas.

Link de descarga: Beliveau-La-religion

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20200604051639/Beliveau-La-religion.pdf

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Islamofobia y creación del otro en Europa

Por: Sarah Babiker

La Francia de Macron se ha puesto a la vanguardia de un discurso que sitúa al Islam como amenaza a la identidad europea y que lleva años de apogeo gracias a la extrema derecha.

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Entrevista a la escritora y periodista Cristina Fallarás «La Iglesia católica es la fuente de todo el dolor para la mujer»

Por: Juan Losa

Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968) se ha saltado dos de sus máximas a la hora de sentarse a narrar; no escribir novela histórica y no estudiar para escribir. La culpa es de María Magdalena, o mejor, de la imagen de puta que la Iglesia ha perpetuado sobre su figura. Su último libro, El evangelio según María Magdalena (Ediciones B, 2021), planta cara a una versión patriarcal que ha resultado devastadora para las mujeres.


De prostituta a santa, el periplo de María Magdalena a lo largo de la historia no es cosa menor, que diría aquel…

Y el caso es que en La Biblia jamás aparece como prostituta ni nada que se le parezca. Ella en realidad es la que acompaña a Cristo en los evangelios y la única que está ahí cuando resucita, sólo ella puede dar fe de lo que ha ocurrido. Hay una contradicción tremenda en la construcción del personaje de María Magdalena, una contradicción que se hace evidente cuando encuentran los papeles del Mar Muerto y de repente la Iglesia católica no puede seguir ninguneando su figura.

Aquel hallazgo deslizaba la hipótesis de que María Magdalena venía de una «ciudad judía rica» y que cuidaba de Jesús con sus propios medios…

Y que era una persona culta perteneciente a la élite del momento, una mujer privilegiada para la época. De repente, la cúpula de la Iglesia con Bergoglio a la cabeza decide de la noche a la mañana que hay que santificarla, la hacen incluso apóstol de los apóstoles…

Pero el daño, entiendo, ya está hecho.

Exacto, María Magdalena será ya por siempre la puta. Pero es que esto no es lo que pone en los evangelios, y no sólo eso, es que resulta además redundante porque nosotros ¡ya teníamos una puta!La escritora Cristina Fallarás en su casa de Madrid. Fernando Sánchez

Ah, ¿sí?

Claro, Eva, la del pecado original. Por eso sorprende que conviertan a María Magdalena en prostituta siglos más tarde, es una redundancia en toda regla.

No contentos con una…

Eva es la que ofrece la manzana de la tentación y por su culpa tú trabajas con el sudor de tu frente y yo paro a gritos de dolor, ella es culpable de todo lo que somos y por lo tanto merecemos castigo. Pero ahí no queda la cosa, es que también está la Virgen María, que es la madre de Dios y que siendo virgen da a luz, no como tú, puta, que para parir necesitas follar, y que incluso exiges gozar. Y ahí tienes un segundo castigo, que es el castigo de la sexualidad femenina.

Una sexualidad que, además, aborda con tremenda crudeza en el libro.

Es que a las vírgenes se les llamaba así no porque las casaran sin haber follado, sino porque las casaban sin la regla. Así que lo que les pasaba a aquellas muchachas es que el tipo las empezaba a follar cuando ni siquiera tenían la regla, eran crías de trece o catorce años, no estaban suficientemente desarrolladas y las pobres reventaban.

Y cuando esto sucedía, eran ellas, también, las que se encargaban de curarlas.

No sólo de curarlas, es que eran ellas las que se ocupaban de todo lo doméstico. El parto, la crianza, la salud, la higiene… La mujer no participa en el ámbito público, eso se lo apropian los hombres, la mujer permanece en el castigo, en el oprobio.

Ni penitente, ni prostituta, ni sirvienta… La María Magdalena de Fallarás es independiente y dura. ¿Así la imagina?

No hace falta imaginarla. Le doy la vuelta. Simplemente introduzco otro punto de vista a lo que narran los evangelios; el punto de vista de una mujer. Y al mirarlo así, te das cuenta de que todo lo que son grandes gestas, toda esa ampulosidad y esa épica, todos esos milagros, se convierten en asuntos cotidianos, porque la ampulosidad, la guerra y los milagros forman parte de un relato masculino, de esa épica masculina.Cristina Fallarás. Fernando Sánchez

Y frente a esa épica, ¿lirismo?

Sólo en el estilo. Frente a esa épica; lo práctico, lo doméstico. Las narraciones épicas se convierten en historias domésticas. Así, cuando se escucha aquello de pedid y se os dará, en realidad de lo que se está hablando es de qué coño, todo se os dará porque nosotras ordeñamos las cabras, amasamos el pan, parimos, cuidamos, limpiamos la casa… De repente, todo es verosímil, es decir, todos aquellos milagros pasan al plano de lo cotidiano.

¿Qué opina de que ahora las mujeres puedan dar la comunión y leer textos en la misa?

Bueno, partamos de la base de que a mí la Iglesia católica me aterra. En realidad me aterran todas las religiones, pero la católica en particular; la Iglesia católica es la fuente de todo el dolor para la mujer. El papel de las monjas es el papel de aquellas que obedecen lo que de verdad la Iglesia querría para todas las mujeres. Fíjate en los votos de castidad de las monjas, en el de silencio o el de obediencia, es aterrador porque reproduce exactamente el papel que quisieran para la mujer. Quizá por eso las monjas se dedican a la educación y por eso somos como somos. A mí me educaron las monjas.

Pues algo no fue del todo bien…

Porque yo me revolví de puro cristiana, es decir, yo fui cristiana de la misma manera que ahora soy marxista, y por las mismas razones.

¿Abrazó una nueva fe?

Busqué otra construcción de la igualdad y del reparto de la riqueza. En realidad, si lees los evangelios te das cuenta de que te están hablando de igualdad.

Fuente: https://rebelion.org/la-iglesia-catolica-es-la-fuente-de-todo-el-dolor-para-la-mujer/

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Impostor

1

El iracundo Zar Ivan Grozny, (Iván el Terrible) muere en 1583 y su único hijo Dimitri Ivanovich es asesinado en 1591. La falta de herederos es mal que nunca aqueja a los poderosos. En julio de 1605, el difunto hijo Dimitri resucita, asesina al adolescente zar Teodoro II y con apoyo de nobles polacos y boyardos a quienes promete eximir de impuestos asume el trono imperial y casa con Marina Mniszech. En mayo de 1606 aristócratas y curas ortodoxos temen que el renacido Dimitri (conocido como samozvanets, el Impostor) los subordine a la católica Polonia;  lo asesinan, lo creman, disparan sus cenizas hacia dicho país. A trono vacante nunca falta heredero.

2

Pero el dos veces difunto Dimitri resucita por segunda vez en 1607, reúne  milicias de moscovitas, cosacos, lituanos y polacos,  es reconocido inmediatamente por su viuda Marina Mniszech y tras turbulenta guerra civil controla el sudeste de Rusia, hasta que en 1610 el tártaro Piotr Urusov lo encuentra borracho, lo  asesina y lo decapita.

3

Matar a un impostor es abrir la puerta a otro. En 1611 el tres veces asesinado Dimitri vuelve a la vida en la ciudad de Novgorod, y es reconocido por la pequeña nobleza de Pskov y por los cosacos que se entretenían saqueando Moscú, quienes al poco tiempo se decepcionan de él, lo encierran en una jaula y lo remiten a la capital rusa, para ser asesinado por cuarta vez en 1612. Resucitar puede convertirse en  mala costumbre.

4

En el Londres de 1705 todos celebran, comentan,  conocen o quieren conocer al deslumbrante George Psalmanazar. Dice ser nativo de la isla de Formosa, hoy Taiwan. Su libro An Historical and Geographical Description of Formosa, an Island Subjet to the Emperor of Japan es devorado por los desconfiados ingleses, y traducido al francés, al alemán, al holandés. Para asombro de curiosos detalla la Historia, la Geografía, la Religión, las costumbres, las vestimentas, el sistema monetario, el idioma, el alfabeto, la gramática de Formosa. En él se revelan hechos tan verídicos como el que los formosanos desayunan con carne cruda y serpientes, navegan en aldeas flotantes y piraguas con torres y sacrifican anualmente 18.000 niños a su Dios. Psalmanazar viaja frecuente y extensamente difundiendo por Europa las exóticas noticias sobre su isla natal. Se gana la confianza del doctor Johnson, escéptico redactor del primer gran diccionario de la lengua inglesa. Un grupo de admiradores le otorga una pensión que le permite continuar difundiendo sus fidedignas informaciones.   Nadie cuestiona las extravagantes noticias de Psalmanazar, salvo su inventor. En sus Memorias de ***, comúnmente conocido como George Psalmanazar. Por no empañar con la suya la fama de su país,  confiesa jamás haber estado en Formosa, y que todos sus relatos anteriores no son más más que  sartas de mentiras. Nadie le cree.

5

El 17 de julio de 1918 soldados soviéticos ejecutan en Ekaterinemburg al Zar Nicolás II Romanov, su esposa Alejandra y sus hijos Alexei, Olga, Tatiana, María y Anastasia.  Dos años más tarde, la policía de Berlín rescata del río Spree a Franziska Schanzkowska, una obrera polaca que intenta suicidarse, y la interna en el hospital siquiátrico Dalldorf. A pesar de que no habla una palabra de ruso ni explica cómo habría ido a parar de Rusia a Berlín, la rescatada dice ser la resucitada princesa Anastasia, y no tarda en opacar a numerosos otros autoproclamados sobrevivientes de la ejecución interesados en cobrar la fortuna de los Romanov depositada en varios bancos suizos. Su aristocrática carrera es financiada por el compositor Sergei Rachmaninoff; en Estados Unidos  casa con el historiador Jack Manahan y fallece en 1984 recluida en otra institución siquiátrica. En 1991  se realizan pruebas de sus restos que certifican que su ADN no coincide con el de los Romanov, sino con el de su hermana, la plebeya polaca Schanzkowska. La ciencia siempre echa a perder las historias bonitas.

6

Tiempos de inquietud vive hacia 1982 la Venezuela Saudita. El negociado de la burguesía nacional de exprimirle dólares al gobierno para exportarlos de inmediato  llega a su límite. Seguramente vendrá a rescatarnos la burguesía extranjera, aportándonos sus fortunas para lograr lo que no pudimos  con las nuestras. El empresario minero Juan Manuel Mezquita conoce en Curazao al Jeque Alá Al Fadilli Al Tamini, quien está dispuesto a invertir 500 millones de dólares en Venezuela y países aledaños. Mezquita obsequia al Jeque frascos rebosantes de pepitas de oro como muestras de sus minas guayanesas. Convencido por esta generosidad, el Jeque viaja a Caracas a rescatarnos con sus fabulosas inversiones, y se instala en el Hotel Tamanaco, donde paga con cheques –que para la  época tardaban mucho en conformarse- y regala a los innumerables empresarios que lo visitan las mismas pepitas que le donó Mezquita y relojes Rolex también cancelados con cheques contra sus cuentas en los bancos Royal y del Caribe. A nadie extraña que el pródigo musulmán baile salsa como guatireño,  beba whisky como  pagano y no hable una palabra de árabe. La crema de la crema de la perspicaz burguesía  productiva, los más avisados inversionistas, los más astutos gobernantes,  las más bellas damas de alcurnia se entregan al gran festejo donde el Jeque obrará el milagro de salvarnos con las esperadas inversiones foráneas. En medio del júbilo festejante, el Jeque recauda  veinte millones de dólares y desaparece sin más rastro que un reguero de cheques sin fondos para pagar festejos y conciencias. La policía sigue buscando al generoso musulmán, y algunas dirigencias esperando que vengan a salvarnos los capitales extranjeros.

7

El más comunista de los comunistas, Boris Yeltsin, elegido Presidente de la Unión Soviética, impone un programa neoliberal, manda cañonear a la Duma que lo eligió y disuelve la Unión Soviética. El más fiel de los ejecutores del programa progresista de Rafael Correa, Lenin Moreno, electo Primer Magistrado implanta el neoliberalismo y permite a los yanquis instalar una base militar en las Galápagos. Un elegido por nadie  se autoproclama Presidente interino de Venezuela; de inmediato lo reconocen el Presidente de Estados Unidos y las cancillerías de cincuenta países. Ninguno considera que según el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, un presidente de la Asamblea Nacional sólo puede asumir la presidencia del país en caso de falta absoluta del Presidente electo, sólo por un período de treinta días consecutivos a dicha falta y durante el cual se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta del nuevo Presidente de la República.  En pocos meses la Asamblea Nacional elige nueva directiva: el elegido por nadie deja de ser su presidente y los integrantes de ésta cesan de ser diputados al vencerse su período el 5 de enero de 2021. Sin reparar en ello  el autoproclamado –o más bien Estados Unidos y los cómplices que lo apoyan- roban a Venezuela casi todos los activos en el exterior. Quien dice impostor dice ladrón.

8

Empeño imposible sería escribir la Enciclopedia de los Impostores. Son casi tantos o más que los personajes auténticos. La celebridad atrae impostores como la luz polillas. No hay jerarquía ni talento inmune a la impostura. Cinco condiciones son relevantes para postular a la paradójica condición de verdadero impostor. La primera, ser una nulidad. Nadie que vale algo quiere ser otra cosa;  para pasar por otro es preciso un pasado que nadie recuerde. La segunda, un proyecto de ascensión social. Nadie finge ser menos de lo que es. La tercera, encontrar un nicho vacío que ocupar. No funda el impostor fortunas, dinastías, escuelas, organizaciones ni ideologías: se instala en las ya creadas por otros. La cuarta, ser estéril. La moneda falsa corre sólo porque remeda a la auténtica: el impostor vive del modelo que  suplanta. La quinta condición es el consentimiento del  público  en el engaño. Al creer un infundio inadmisible porque nos complace pasamos de víctimas a  cómplices.  Más fácil autoproclamarse que llegar a gobernante legítimo, más cómodo que hacer elegir un  Presidente de verdad, aclamar uno de pacotilla. Más sencillo que hacer una Revolución, esperar que los capitalistas la hagan por nosotros. Más provechoso  sacrificar ideas a intereses,  que intereses a  ideas. Más arduo ser, que  decir que somos. Revisémonos.

Fuente: https://rebelion.org/impostor/
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Investigación BBC | «Levanté la mirada y vi que tenían grilletes»: las escuelas islámicas en las que encadenan a los niños

Cuando conocí a Ahmed, estaba en un cuarto solo y encadenado. Su cuerpo estaba marcado por las palizas que le habían dado. No sabe cuántos años tiene, pero probablemente tiene 10.

La escuela en la que lo encontré es una de las 23 instituciones islámicas en Sudán, conocidas como khalwas, que filmé encubiertamente durante un período de dos años, empezando a comienzos de 2018.

Fui testigo y filmé a muchos niños, algunos de apenas 5 años, que recibían severas golpizas, rutinariamente encadenados y recluidos sin comida o agua por los jeques, u hombres religiosos, encargados de las escuelas.

Algunos de los niños que no aparecieron en nuestro documental me dijeron que habían sido violados o sometidos a otras formas de abuso sexual.

Niños encadenados

Hay unas 30.000 khalwas en todo el país, según datos del gobierno sudanés. Reciben dinero del gobierno y de donantes privados tanto de Sudán como alrededor del mundo.

A los niños se les enseña a memorizar el Corán. Debido a que no cobran nada, las familias las consideran una alternativa a la educación tradicional, especialmente en las aldeas remotas donde no hay escuelas administradas por el gobierno. Los estudiantes son internos y sólo regresan a sus hogares durante las festividades.

Niños sentados en una de las escuelas

Para muchos, estas escuelas que han operado durante generaciones son elementos centrales de la cultura sudanesa y son vistas como parte de la identidad nacional.

Sin embargo, en años recientes, los videos de niños golpeados han sido compartidos ampliamente en las redes sociales y se han publicado historias en los medios locales sobre jeques acusados de violación en las khalwas.

Los medios, el gobierno y hasta las organizaciones de derechos humanos han ignorado las denuncias.

Quise revelar lo generalizado que es el abuso y darles una voz a estos niños que no tienen la oportunidad de compartir sus historias.

Hasta yo tuve mis propias experiencias. Como adolescente, asistí a una khalwa. Cada día era un suplicio para tratar de evitar recibir una golpiza de los maestros.

Sabía que me pelearía con amigos y familia por esta investigación, pero la historia había que contarla. En el camino algunas de las personas que entrevisté me acusaron de ser parte de un «complot occidental para atacar a la educación religiosa».

Fateh Al-Rahman Al-Hamdani
Pie de foto, Fateh Al-Rahman Al-Hamdani

Cuando contacté a la BBC, ya había estado varios meses filmando encubiertamente por mi cuenta. Una de las primeras khalwas que visité se llamaba Haj el-Daly, donde me dijeron que se habían perpetrado abusos.

Entré en la mezquita de la escuela con todos los demás durante las oraciones de mediodía y filmé secretamente con mi teléfono.

Cuando me arrodillaba, escuché un sonido metálico. Mi corazón se detuvo. Levanté la mirada y enfrente vi que los niños tenían grilletes en las piernas. Estaban encadenados como animales.

Concluidas las oraciones, los niños salieron arrastrando los pies. Pero cuando yo salía, escuché gritos violentos y llantos reprimidos.

Niños encadenados caminando en fila

Los sonidos me guiaron a un cuarto de estudio con poca luz, donde encontré a un niño llorando calladamente, con sus piernas juntas encadenadas. Empecé a filmar secretamente lo que veía.

Este era Ahmed. Me dijo que quería regresar a casa. Intenté tranquilizarlo, pero podía escuchar las voces de los jeques acercándose, así que dejé de filmar y me fui de la khalwa.

Pero regresé al día siguiente para poder revelar más de lo que pasaba allí.

Cuando estaba filmando con mi teléfono, me di cuenta de que un estudiante mayor me miraba. Salió súbitamente y regresó un poco más tarde con el jeque encargado de la escuela.

El jeque me gritó, preguntándome por qué estaba filmando a los estudiantes. Logré salir rápidamente por la puerta hasta la calle.

La administración de Haj el-Daly le dijo a la BBC a partir de entonces que hay un nuevo jeque encargado de la escuela y que las golpizas y el encadenamiento han cesado.

Recuerdos de mi propia khalwa

Regresé a casa perturbado. Si el enfrentamiento con el jeque se hubiera agravado, nadie sabría dónde estaría.

Pero también estaba traumatizado por lo que vi. Me trajo recuerdos de mi propio paso por una khalwa cuando era adolescente, donde las golpizas eran cosa común, aunque no encadenaban a nadie.

Anticipaba con tanto entusiasmo mi primer día en esa khalwa cuando tenía 14 años. Me probaba mi jalabiya -la vestimenta tradicional- y esperaba impacientemente la mañana.

Pero muy pronto me di cuenta de que algo no andaba bien. Noté que los otros niños parecían atemorizados por los jeques y los maestros.

El abuso empezó en las sesiones vespertinas. Si estábamos soñolientos o cerrábamos los ojos, el jeque nos azotaba. Eso sí que te despertaba.

Me quedé en la khalwa como un mes, aguantando muchas golpizas. Cuando regresé a casa, le dije a mis padres que no quería volver, aunque no podía confesarles el abuso que había sufrido. No estaban contentos con que yo interrumpiera mis estudios, pero no me forzaron a regresar.

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Después del altercado con el jeque encargado de Haj el-Daly, tuve dificultades para recuperar mi confianza y seguir filmando en las khalwas.

Llevé mis pruebas al grupo Reporteros Árabes de Periodismo Investigativo (ARIJ, por sus siglas en inglés), quienes me pusieron en contacto con el Servicio Árabe de la BBC. A partir de entonces, todo cambió.

Mi editor en Londres me asignó un productor, Mamdouh Akbik. Él es sirio y yo soy sudanés, y aunque ambos hablamos árabe, nuestros dialectos son muy diferentes. Pero no pasó mucho tiempo antes de que trabajáramos juntos muy bien.

Planeamos qué khalwas investigaríamos, recopilamos evidencia y hablamos sobre seguridad y logística. Pero el momento crucial fue cuando recibí equipos de grabación encubierta. Eso me dio confianza para continuar con mi trabajo.

Sudán es un país extenso, que abarca montañas, el mar Rojo y amplios desiertos. Durante la investigación, debí haber atravesado más de 4.500 kilómetros del territorio, casi todos en autobús.

Conocí familias cuyos hijos habían sido muy maltratados. En algunos casos habían muerto mientras estaban internos y era difícil establecer la causas de sus muertes.

Fatima ha entablado una demanda contra la escuela a la que asisitió su hijo
Pie de foto, Fátima ha entablado una demanda contra la escuela a la que asistió su hijo.Los jeques ostentan tanto poder e influencia en sus comunidades que es raro que las familias los denuncien. Los casos que logran llegar ante los tribunales se dilatan tanto que las familias se dan por vencidas. O terminan aceptando algún tipo de compensación.

La dura batalla legal contra los jeques por las familias que se ve en nuestro documental es la excepción, no la regla. Muchas familias sinceramente creen que los jeques quieren lo mejor para sus estudiantes y si se cometen «errores», es la voluntad de Dios.

Mi propia familia comparte esas creencias y tuve que mantener en secreto mi investigación. Eso resultó ser particularmente difícil cuando visité una khalwa en nuestra localidad, en Dafur del Norte, donde muchos de mis parientes todavía viven.

Después de que se publicó el documental, me expulsaron de un grupo familiar de WhatsApp. Pensé que al menos querrían hacerme preguntas o debatir conmigo; en cambio me trataron como un extraño.

Pero recibí llamadas de mis padres, quienes me dijeron que me apoyarían, aunque estaban preocupados por mi seguridad. Sentí alivio de que mi familia fuera tan comprensiva.

Niño encadenado

La reacción al documental

El documental ha tenido un gran impacto en Sudán. Las familias en el centro de nuestra investigación han estado inundadas de ofertas de apoyo financiero, legal y emocional de parte de gente en sus comunidades locales y alrededor del mundo.

Ha habido clamor en las redes sociales, con llamados para cerrar las khalwas, mientras que otros dicen que nuestro documental es un ataque al islam y acusan a la BBC de propaganda antiislámica.

Pero hay una voz poderosa que ha relucido por su lenta respuesta: el gobierno de transición de Sudán, que en el último año ha estado hablando de reformar las khalwas.

En nuestra cinta, el ministro de Asuntos Religiosos, Nasreddine Mufreh, declaró que no habría más «golpizas, tortura, violación de los derechos humanos o los derechos de los niños de ninguna clase».

Tras el lanzamiento del documental, el gobierno sudanés dijo que abriría procesos contra todas las escuelas en las que la BBC filmó.

También emitieron una ley prohibiendo golpear a los niños en instituciones educacionales y cortaron el financiamiento de las khalwas mientras hacen una revisión de las escuelas.

Algunos de esos procesos son señales de que Sudán está lidiando con los fantasmas de su pasado reciente, pero la presencia de miles de niños encadenados y abusados en khalwas continúa creando problemas para el país.

Que el gobierno tome medidas será una prueba de su voluntad para desafiar a las poderosas instituciones religiosas en Sudán.

Algunos nombres han sido cambiados.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55508309

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