Hacía dónde va el mundo en educación inclusiva: 8 ideas del Foro de la Unesco

Por: Lucas Correa.

Entre el 11 y el 13 de septiembre la UNESCO se reunió en Colombia para hablar de educación inclusiva, DescLAB participó de ese evento. En esta nota les contamos las 8 principales ideas y conclusiones, para saber hacia dónde va el mundo y para saber si avanzamos en la dirección adecuada.

Idea 1. Todo empezó con la discapacidad, pero ahora vamos más allá, por todos los estudiantes excluidos o en riesgo. Las discusiones sobre educación inclusiva comenzaron con la discapacidad (o lo que en su momento se llamaba, estudiantes con necesidades educativas especiales), eran ellos quienes retaban al sistema educativo, quienes demandaban no ser segregados en instituciones especiales, quienes exigían que fuera la escuela regular quien les brindara apoyos y ajustes razonables. Este proceso llegó a su cima con la Declaración de Salamanca, que este año cumplió 25 años (Sí, llevamos en esto más de 25 años y aún queda un largo camino que recorrer).

Obviamente aún no hemos resuelto la pregunta por la educación de las personas con discapacidad, pero ahora el mundo piensa en ello y en paralelo en otros grupos que enfrentan riesgos parecidos.

Idea 2. Debemos hacernos una pregunta por los estudiantes, quiénes son, qué necesitan, qué pueden lograr; en lugar de preguntarnos qué tienen qué les falta, qué tienen o por qué no están en otro lugar. La discusión y los pasos hacia el futuro incluyen a los estudiantes con discapacidad pero van más allá. No se trata de atender a una sola población, se trata de que la escuela los incluya a todos, que sea un lugar que acoja, enseñe, proteja y transforme. No hay una lista de mercado y cada escuela tendrá retos distintos, pero hoy se llama la atención de otros grupos:

  • Población rural.

  • Población pobre.

  • Mujeres, y las mujeres que son madres.

  • Los indígenas, los afro y otras minorías étnicas.

  • La población LGBTI+.

  • Los migrantes.

  • Las víctimas del conflicto armado.

  • Los estudiantes que viven con VIH/SIDA.

  • Los estudiantes afectados por conflictos sociales que afectan a la escuela (consumo de drogas, pandillas, prostitución, etc.)

Siempre que se presenta una lista alguien reacciona: más gente; ahora estos; pero si no le damos respuesta a unos, cómo vamos a hacer con aquellos; a la escuela no le corresponde solucionar lo problemas sociales, entre muchos otras excusas. Sí, excusas.

Enfocarse en todas las poblaciones no significa cumplir con la lista de mercado, significa que la escuela tiene el reto de conocer a sus estudiantes, saber quienes son, qué los afecta, qué necesitan de la escuela (no solo en conocimientos) y qué puede hacer la escuela por ellos. Tan sencillo como: poner a los estudiantes en el centro y actuar. Siempre es más fácil seguir haciendo lo mismo y no mirar más allá del libro de texto, por eso algunos se resisten.

Idea 3. Los apoyos y ajustes razonables son el detonante, pero lo que está detrás de la educación inclusiva es un cambio estructural en donde se diseñe un servivio en el que todos los estudiantes accedan + participen + pertenezcan. La presión que los estudiantes con discapacidad generaron en el sistema educativo, demandando apoyos, ajustes razonables y modificaciones, llevó a una pregunta por el cambio estructural.

No se trata solamente de brindar apoyos puntales, de hacer ajustes razonables personalizados, se trata de revisar críticamente cómo hacemos las cosas en la escuela, cómo eso que hacemos no le sirve a todos los estudiantes, cómo eso que hacemos excluye a algunos, repite estereotipos y estigmas sociales y, con esa información decidir qué debemos cambiar, qué debemos hacer de forma distinta, con un objetivo: que todos los estudiantes accedan, participen y pertenezcan.

La escuela debe dejar de ser lo que es para transformarse en:

  1. Un lugar seguro, en donde se combaten estereotipos y estigmas sociales. En donde no hay lugar para la violencia escolar.

  2. Un lugar en donde no se discrimina, en donde todos son valorados y pueden aportar.

  3. En donde las metodologías, el currículo, las evaluaciones, las metas, la jornada permitan que todos los estudiantes participen, son flexibles a lo que cada uno de ellos necesita.

  4. En donde se evalúan los logros de cada uno, en lugar de premiar la excelencia.

  5. Un lugar en donde se aprende con la motivación y con el potencial de cada uno, en donde se aprenden habilidades, competencias y conocimientos útiles para la vida, para ser un ciudadano, no para tener un buen desempeño en pruebas estandarizadas.

Idea 4. La educación inclusiva no es un resultado ni un punto de llegada. Es un proceso, un camino que nunca llega a su fin, así que prepárese para transformarse cada día. A veces hay desesperanza, algunos dicen: ese día en que la escuela sea plenamente inclusiva no va a llegar. Otros dicen: hay que cambiar el «chip» para ser inclusivo, como si se tratara de desenchufar lo viejo y enchufar lo nuevo, como quien cambia de TV. Otros quieren volver siempre al origen: es que primero hay que capacitar a los maestros, luego todo cambiará para bien; primero hay que cambiar las lógicas opresivas del capitalismo para que la educación sea inclusiva; y así, eternos retornos que no conducen a ninguna parte.

La educación inclusiva es un proceso en donde se hacen muchas cosas, se hacen al tiempo, las hacen varios actores, en donde se cometen errores pero se aprende de ello, en donde se revisa aquello que no funciona, se innova y se transforma cada día.

Es un proceso que requiere tener un norte claro: que todos los niños y niñas puedan acceder a la escuela regular, sin barreras ni obstáculos; que una vez estén allí esa escuela les permita participar en condiciones de igualdad, que sea receptiva a lo que necesitan para lograr su máximo potencial y; que al tiempo pertenezcan, es decir, que puedan aportar, que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta. Mientras eso sucede deben aprender cosas nuevas y útiles para su vida, ser evaluados en su desempeño y, eventualmente, salir de la escuela para vivir una vida adulta incluida en la comunidad.

Como un proceso, la educación inclusiva es siempre inacabada. No se llega a la meta, no se cumple con todos los requisitos, no se alcanza la perfección para luego sentarse a contemplar el éxito. En ese proceso se ensayan cosas nuevas, se cometen errores, se aprenden lecciones, se da respuesta a unos para luego descubrir que había otros que también nos necesitaban. Al final la educación inclusiva transforma la escuela en una institución social menos rígida, menos estandarizada, menos obsesionada con los contenidos, con los logros, con el desempeño; en una institución más cercana a los estudiantes, a las personas, a los seres humanos. (La pregunta es: cómo y por qué la escuela dejó de ser así).

Idea 5. Hay que eliminar las lógicas fanáticas de la competencia y el desempeño y transformarlas en lógicas de la cooperación, de alcanzar distintos potenciales; pero esto hay que hacerlo día a día. Un sistema educativo en donde se privilegia la competencia entre estudiantes, en donde unos pierden y otros ganan, en donde se estandariza el conocimiento para medir el desempeño, para comparar, para premiar con dinero no tiene escuelas y no fomenta la educación. Hay paredes y personas que trabajan allí, que se enfocan en niños y niñas privilegiados que repiten contenidos y que toman exámenes, que hablan varios idiomas y, que interactúan con otros niños y niñas de su clase social, de su color de piel, de su misma religión. Un lugar que deja atrás a quienes no encajan, a quienes requieren más tiempo, más esfuerzo: no es educación.

Idea 6. Hay que repensar el currículo. Pero repensarlo por completo, día a día. El currículo no es la lista de contenidos que los maestros deben enseñar, ni los temas que los estudiantes deben responder en la evaluación. No es lo que el Estado considera que deben saber los estudiantes para poder certificar con un título la educación. El currículo es el tiempo que los maestros pasan con los estudiantes, las intenciones que tienen con las actividades, las habilidades y competencias que se busca desarrollar y, junto con todo eso, los contenidos que se abordan que son una excusa para cumplir los fines de la educación.

La educación inclusiva busca que el maestro tenga un amplio margen de maniobra sobre ese currículo, que tenga tiempo libre, que pueda tener lugar en muchos otros lugares distintos al salón de clase, que pueda incluir cosas nuevas, que pueda dejar otras de lado.

Idea 7. La educación inclusiva requiere de inversión pública, pero no es solo un asunto de dinero. Es un asunto de dinero bien invertido, que transforme la escuela. Escuchamos que se requiere dinero para la inclusión, que se requieren profesionales expertos, materiales, formación. Eso es cierto. La educación inclusiva requiere de inversión pública, pero el reclamo por dinero muchas veces encubre la falta de voluntad para hacer las cosas, como si comprando elegantes materiales, la última tecnología, pagando cursos de expertos en diagnósticos los maestros fueran a transformar sus prácticas.

Otras veces los recursos se invierten en cosas que no transforman la escuela, sino que están ahí para la comodidad de los padres, maestros y rectores. Se contratan ejércitos de profesionales de apoyo que lo que hacen es relevar a los maestros de sus tareas, que medicalizan la escuela. Crean una sensación errada: los maestros sienten que no es su responsabilidad y que sin esos profesionales «supuestamente» expertos no están, ellos no pueden hacer nada. La inversión de recursos debe fortalecer las capacidades de la escuela, para transformarla a ella y a las personas que la integran.

Idea 8. Información para la acción. Saber más sobre los estudiantes para tomar mejores decisiones. Se habla mucho de educación inclusiva pero se sabe poco de cómo son los estudiantes, dónde están, qué necesitan y por qué lo necesitan. Otras veces se reporta mucha información pero, estratégicamente quienes más la necesitan no la usan. La información debe estar disponible y debe ser usada para tomar decisiones, decisiones sobre cómo y en qué invertir, sobre qué colegios son inclusivos, cuáles excluyen, cuáles tienen mayores tasas de deserción, etc.

El Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación terminó con el «Compromiso de Cali» un documento que fija las prioridades y los asuntos en los que debemos enfocarnos para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 en el 2030.

Fuente de la reseña: https://www.desclab.com/post/forounesco

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Alicia de Blas: “La educación feminista asusta porque da autonomía a las personas”

Redacción: Rebelión

Educar en igualdad no es dejar a los niños sin recreo, sino reconocer y poner en valor la diversidad. Alicia de Blas es maestra y da algunas ideas para pensar unas aulas en las que poner el respeto y el cuidado en el centro.

 

Educar con perspectiva de género no es dejar a los niños sin recreo, como quiere hacer creer Vox. La lectura que el partido de extrema derecha hizo de una actividad programada en un colegio de Huelva la semana pasada, cuando la agenda del día 8 de marzo incluía que las niñas salieran cinco minutos antes al recreo para mostrar a los niños la injusticia del trato desigual que reciben las niñas por el hecho de serlo, es solo un ejemplo más del intento por desinformar sobre todo lo que huela a feminismo, es decir, a la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.

Pero en los colegios, y pese a quien pese, la educación en valores de igualdad se ha ido abriendo paso mientras la derecha reaccionaria hace listas de “colegios que adoctrinan”. “Educar con perspectiva de género permite educar a personas diversas con equidad, con respeto, con reconocimiento de su diversidad y singularidad, aprovechándola”, explica Alicia de Blas García, maestra de primaria y autora del libro 71 Propuestas para educar con perspectiva de género (Fuhem, 2018). En este manual, De Blas da algunas ideas para pensar una escuela en la que la coeducación esté por encima de las notas.

¿Qué consecuencias tiene educar con perspectiva de género?
Lo primero que querríamos que fuera el resultado de una educación con perspectiva de género es que las personas que se educaran así pudieran desarrollar un proyecto de vida autónomo, más libre, más auténtico, y que pudieran ser más felices es su vida, individual y colectivamente, que se sientan más capaces de tener el control de su vida y que fueran más felices.

Algunos sectores cuestionan la educación con perspectiva de género por considerarla “ideológica”. ¿Educar con perspectiva de género es adoctrinar?
Educar con perspectiva de género es educar con calidad, clarísimamente. Nadie puede aprender y desarrollar todas sus capacidades en un entorno que no se reconoce o que directamente le puede resultar violento. Y, además, es educar en toda la realidad, porque la educación que tenemos no representa la totalidad de la experiencia humana, por lo que hay muchísimos saberes que se quedan fuera. El currículum actual no promueve el desarrollo de capacidades que son imprescindibles para la vida y que tienen que ver con la autonomía o con el conocimiento de las propias emociones, con la inteligencia emocional. Entonces educar con perspectiva de género es hacer una mejor escuela.

Repensar el currículum es una parte de la educación con perspectiva de género. ¿En qué otros ámbitos hay que actuar? 
En un cole educa todo: educa la manera en la que organizas la case, educa el grupo, educa el hecho de promover un trabajo colaborativo o individual, competitivo o cooperativo, educa cómo das la voz en la clase, cómo repartes tareas entre el alumnado. También educa la relación que establecen las personas que están en el cole, diría que ese es el ámbito más importante. La relación no solo entre maestras y maestros sino entre todo el personal del cole, y entre ellas y con el alumnado y las familias. También es fundamental el lenguaje, porque de alguna manera es lo que le da forma a lo que transmitimos y nuestro pensamiento, y nos reconoce o nos invisibiliza, puede ser violento o cuidadoso. También los materiales didácticos: libros de texto, pero también libros de cuentos, juguetes, carteles, todos los materiales que te puedes encontrar en un cole.Y hemos querido dar mucha importancia, porque percibimos que la tiene, a los espacios. Que patios y pasillos sean lugares acogedores y no lugares de prisas y empujones; que los baños sean espacios seguros y cómodos conde cualquiera pueda satisfacer sus necesidades… Necesitamos poner una perspectiva de género porque si no los espacios atienden a las necesidades e intereses de un pequeño grupo.

Hablas de los pasillos, ¿cómo puede un pasillo ser machista? 
Si los pasillos no son más que un lugar de paso, lo importante es que el paso sea rápido y se impone una manera de usarlo, que es la del empujón y el ruido, que es una forma de la que participan más los niños en el cole frente a niñas, o niños más pequeños, o personas con discapacidad. Por ejemplo, para una persona que tiene un TEA (trastornos del espectro autista), o para una niña que está tranquilamente conversando con otra persona, que haya unos gritos estridentes en el pasillo es muy violento.

¿Cómo se traducen en un aula de primaria las desigualdades de fuera?
Muchas veces a nivel de estereotipos, también muchas veces por parte de las y los profes. Por ejemplo, a mí una cosa que me llama la atención que se la he escuchado a Kika Fumero, fue el descubrir que la mayoría de profesorado tenemos una presunción de heterosexualidad con respecto a nuestro alumnado y sus familias. Y de una manera completamente inconsciente estamos transmitiendo nuestra concepción del mundo que es bastante heteronormativa. También en cómo otorgamos la palabra y, así, los niños a partir de 5 o 6 tienen más facilidad para hacerse oír en el aula que sus compañeras…

¿Qué resistencias encuentran las propuestas de coeducación?
La primera es de comprensión, porque la sensibilidad, por lo menos en los coles de Fuhem [Fundación Hogar del Empleado], está muy compartida. Qué significa esto, cómo lo llevo a cabo, qué implica… ahí ya hace falta más trabajo. Y luego, somos parte de la sociedad y tenemos también prejuicios arraigados: para trabajarlos hay que pasar un poco por las tripas y es difícil.

¿Por qué molestan este tipo de enfoques?
Primero, porque hablan de libertad y dan autonomía a las personas para tomar sus decisiones, y eso no a todo el mundo le gusta: si todo el mundo piensa por sí mismo, tú también tienes que hacer el esfuerzo de entenderles. Desde perspectivas con mejor posición en la creación de cultural o desde estamentos más privilegiados es normal que quieran mantener las cosas más atadas, bajo su ala. Hay mucho miedo a lo desconocido y muchísimos prejuicios arraigados de años de una educación mucho más conservadora. Y supongo que quizá también por nuestra parte a veces haya fallos a la hora de comunicar y presentar las propuestas, porque estoy segura de que son beneficiosas para todo el mundo, no solo para un determinado colectivo.

El enfoque ecofeminista cala también las propuestas de tu manual, ¿por qué?
Tiene mucho que ver con mi experiencia vital de maternidad y con cómo en ese momento me doy cuenta de que hay un mundo entero que no se me ha explicado en una escuela mixta y supuestamente muy moderna, que es el mundo de los trabajos de cuidados y la cantidad de horas y energía que dedicamos las mujeres a sostener la vida. Desde esa reflexión, y sobre todo a partir de conocer a personas tan interesantes como Yayo Herrero o Amaia Pérez Orozco y el planteamiento de la economía feminista, mi principal perspectiva es la de intentar promover un modelo social que ponga en el centro todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad de la vida, tanto por parte de naturaleza como desde los cuidados. Eso, cuando lo plasmas en un cole, tiene que ver con que en el colegio también la sostenibilidad de la vida esté en el centro del currículum.

De las 71 propuestas, dime alguna que una persona que crea que coeducar es adoctrinar pueda ver claro para qué sirve la perspectiva de género…
En el currículum de ciencias naturales, todo lo tradicionalmente relacionado con el cuerpo de las mujeres no se estudia: una de las cosas que hay que hacer es intentar rescatar o visualizar contenidos que tengan que ver con la vida como la viven no solo los hombres sino personas en toda su diversidad.  Otra propuesta es la de que el alumnado de un grupo sea el responsable del mantenimiento y cuidado de los espacios que habita cotidianamente, para que no parezca que hay unos duendes mágicos que consiguen que el aula esté impecable a la mañana siguiente por arte de magia. Y para mí es importante también mostrar la diversidad del profesorado y poder hablar de nuestra vida cotidiana, familia, emociones, identidad.

¿Cómo encaja esto en un contexto en el que parece que un cole vale más cuantas más horas de inglés tiene? 
Es el pensamiento que tiene casi cualquier profe de manera inmediata: “No me da el año para terminar con todo el currículum, cómo voy a además hablar de otras cosas”. Pero la mayoría de las propuestas tienen que ver con cómo organizas tu clase y cómo te relaciones con las personas con las que convives. La educación tiene una dimensión enorme, que es la de proponer la sociedad en la que queremos vivir. Y podemos transformarla o perpetuarla. Una escuela más coeducativa es una escuela que le presta menos atención a la evaluación que dice cuánto vales con una nota a final de curso, y tiene que ver con una educación que se preocupa más por cómo creces como persona y cómo te sientes. No podemos basar la relación entre el profesorado y su alumnado en el poder de aprobar o suspender, porque ese poder va en contra de la relación de reconocimiento de autoridad que hace que las personas aprendan. Una escuela coeducativa tiene que posibilitarse desde las leyes, pero hasta que podamos conseguir eso hay muchos cambios que podemos hacer.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=254753

 

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