Por: Rebelión/Darío Rizzuto y Guillermina Conqueira
La UEP (Unidad Ejecutora Provincial) es un espacio dentro de la Dirección General de Cultura y Educación que funciona hace 22 años en el cual planificamos, desarrollamos y ejecutamos, desde la ciudad de La Plata, obras e infraestructura educativa en toda la provincia de Buenos Aires. Además de financiar capacitaciones docentes, se llevan a cabo adquisiciones de mobiliario e insumos escolares. Es decir, se trata de un espacio general, en el cual se trabaja para el desarrollo de una educación pública y de calidad. Abarca todos los niveles y espacios educativos públicos de la provincia (escuelas agrarias, maternales, jardines de infantes, escuelas técnicas, etc.). Con la nueva gestión, el espacio se fue frenando progresivamente en estos últimos 2 años, hasta que nos llegó un email donde nos informaban su disolución. Por lo tanto, 380 personas nos quedamos en la calle el día 29 de diciembre del 2017. Nos echaron, ya que supuestamente existe “duplicación de tareas”, es decir, dos organismos que realizan la misma tarea. Pero ¡eso no es así! Ellos argumentan que nuestro trabajo también lo desarrolla la DPI (Dirección Provincial de Infraestructura). Sin embargo, este organismo tiene otra función donde tenemos trabajos complementarios: al disolver, la UEP la educación pública se quedó con uno de ellos solamente. Nosotros planificamos y proyectamos la obra de manera completa. Por ejemplo, si vamos a construir un jardín maternal, tenemos que tener en cuenta la cantidad de salones a construir y la altura de los techos para que los pibes no se pierdan, el diseño de las aulas para que incluyan espacios de expansión para maximizar las acciones pedagógicas y la orientación del edificio para que se obtenga la mayor capacidad de iluminación. Y esa tarea no la desarrolla la DPI. Somos personas que nos capacitamos y nos formamos en esto y es lo mejor que sabemos hacer. Esto, le otorga calidad a la educación pública. No se está tomando dimensión de la gravedad que conlleva desarticular este espacio. Incursionamos en tecnología, por ejemplo, utilizando energía solar: introducimos paneles fotovoltaicos en varias escuelas, colocamos colectores solares en más de 50 jardines para que los niños accedan a agua caliente, reforzamos los sistemas de seguridad en las escuelas, desarrollamos los espacios de informática en las escuelas del Gran Buenos Aires. Le otorgamos otro temple a la educación y defendemos la educación pública.
No se tuvo en cuenta ningún factor a la hora de desvincular a los 120 compañeros: quedaron 240 proyectos truncos por esta decisión, que estaban en cartera y sólo hacía falta licitarlos para llevarlos a cabo. En Alemania, tardan casi 2 años y medio entre la planificación y ejecución del proyecto, acá en 3-5 meses tenías proyectos ya licitados: tenemos una capacidad de trabajo profesional ejemplar. Además, los despidos fueron a dedo, sin contemplar el laburo realizado dentro del espacio: se echó a a gente comprometida y a trabajadores con enfermedades oncológicas en tratamiento. En estos últimos dos años, ni siquiera se tomaron el tiempo de saber cómo trabajamos cada uno de nosotros. Actualmente, estamos en una situación incierta, en la que no sabemos si vamos a continuar en nuestros puestos de trabajo. Lo único que queremos, es trabajar y seguir con este proyecto al cual le brindamos nuestra entrega y compromiso desde 1996. Ni los 3000 jardines que prometió Bullrich y nunca cumplió, ni las aulas containers que minaron el GBA, rigen por los derechos de una escuela de calidad. ¡La UEP es otra garganta de la educación pública y gratuita!
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236661