México: Violencia familiar creció 46.25%; tocó su máximo histórico en CDMX

América del Norte/México/30-04-2021/Autora: Laura Gómez Flores /Fuente: www.jornada.com.mx

Ciudad de México. Los delitos, cuyas principales víctimas suelen ser mujeres, como la violación y violencia familiar siguen en aumento, pues durante el primer trimestre del año se iniciaron 489 y 8 mil 183 carpetas de investigación, respectivamente, aunque en este último se llegó a su máximo histórico, informó el director general del Observatorio Nacional Ciudadano, Francisco Rivas.

Durante la presentación de los resultados de su estudio de incidencia delictiva destacó que la violencia familiar registró un crecimiento de 46.25 por ciento respecto a igual periodo del año pasado, es decir cada 16 minutos se inicia una indagatoria.

A un año del confinamiento, la violencia familiar y de género sigue aumentando, pese a las llamadas de alerta y del posible efecto que la pandemia tendría en estos ilícitos, ante la ausencia de una política de prevención para contener este fenómeno.

La Ciudad de México ocupó el segundo lugar a nivel nacional de violencia familiar con una tasa del doble que el resto del país, de acuerdo con los datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad y la Fiscalía General de Justicia.

Ello significa que hay nueve carpetas más al día, que el primer trimestre 2020, lo cual “se veía venir en la medida en la que los ciudadanos nos hemos resguardado en nuestras casas, pues evidentemente el espacio privado se ha vuelto más complicado”, dijo.

Mientras, en violación se iniciaron 321 carpetas, cifra 227 por ciento superior a la reportada de enero a marzo del año pasado, cuando sumaron 98, lo cual representa el 80 por ciento de las indagatorias iniciadas desde 1963, destacó.

La Magdalena Contreras se ubicó en el primer sitio donde se comete el delito de violencia familiar; mientras Cuauhtémoc lo hizo en violación, extorsión, narcomenudeo, robo en transporte público y trata de personas.

Las carpetas de investigación iniciadas por feminicidio en este lapso sumaron 18; en tanto, los accidentes vehiculares disminuyeron, pero se registra un aumento significativo del homicidio culposo.

Ante ello, se requiere que la Fiscalía General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Ciudadana pongan atención de que no sea efecto de la violencia derivada de otros delitos, dijo.

El homicidio doloso, por otra parte, se ha mantenido a la baja y es un ejemplo del buen trabajo que pueden hacer las autoridades; aunque aún la capital ocupa el primer lugar en robo a transeúnte, en transporte público y a negocio.

Así como el segundo lugar a nivel nacional en robo con violencia y violencia familiar; y el décimo en trata de personas, lo que significa que cada 21 minutos se inicia una carpeta de investigación por robo con violencia y cada 20, por robo a transeúnte.

Cada hora en promedio se inicia una indagatoria por robo de vehículo; y cada dos horas por lesiones dolosas, narcomenudeo, robo a casa habitación y negocio, y a transporte público; y cada cuatro horas, por violación, señaló.

Por homicidio doloso, de acuerdo con la información proporcionada por ambos entes, donde existen algunas inconsistencias de datos, pese a contar con la misma fuente, detalló que cada ocho horas se inicia una carpeta y por homicidio culposo es cada 1horas.

Comentó que, en la madrugada se tiene la mayor concentración homicidios culposos y violaciones; en la noche se registran más homicidios dolosos, lesiones dolosas y robo de vehículo; y en el resto de la mañana y el día, se cometen los delitos más comunes.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/author/laura-gomez-flores.html

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Entre el Confesionario y el “Big Data”

Por:  Fernando Buen Abad

Entregar información en el confesionario cumple un rol estratégico en el ejercicio del control social. Es una historia que tuvo etapas primeras como “confesión pública de pecados” inspirada, incluso, en antecedentes egipcios. Se lo hace pasar por sistema de redención de pecadores que cometen faltas por des-manejode las pasiones (quitando el pecado original). Se tipifican, entre otros “pecados”: la idolatría, el robo, el homicidio o el adulterio (véanse los 10 mandamientos) cuya única vía de corrección es la penitencia que, según el tamaño del mal, tomará tiempo y esfuerzo antes de alcanzar algún grado de perdón. El sistema examina los vicios o “pecados” contra los que uno debe estar prevenido. Y eso incluye al que “peca por la paga y al que paga por pecar”. (Sor Juana Inés de la Cruz) ¿Qué hace un confesor con la información que recolecta? ¿La silencia?

Entre el Confesionario y el “Big Data”

A San Juan Casiano (entre 360 y 365 Dobruja, Rumanía) se le ocurrió la “confesión privada” que, además de la declaración de pecados, incluyó la ejecución privada de la penitencia. El confesor pasó a ser una especie de compañero espiritual con quien, producto de miedos o arrepentimientos, los fieles“comparten” problemas o “pecados”. Pero siempre fue una “privacidad” relativa. Quien suponga que todo lugar o momento es “bueno” para arrepentirse y solicitar “perdón”, se encontrará con el formato burocratizado de la contrición que otorga al confesor y al confesionario lugar, horario y formato sacramentalizadospara dar a la reconciliación un carácter oficial. Dicho literalmente. Nada de eso cancela la confesión, en otros lugares y momentos, por causa de “necesidad o urgencia”. Mayores detalles sobre la historia de la confesión y del confesionario exceden a éste espacio e intención.

En la praxis de la confesión ocurre un traslado de información y de emociones que, sépase o no, se usan para dictar criterios del “poder” sobre el territorio objetivo y subjetivo. Los recopiladores de la información saben todo lo que nadiesabe y todos ellos saben que, poseyendo semejante volumen de datos, tienen más poder. El secuestro de información “de primera mano” ha variado a lo largo de los siglos hasta consolidarse en sistemas tecnológicos también para el “control” político y mercantil. La actual catarata de denuncias a Facebook por la manipulación de información privada, provista por sus fieles, exhibe el alcance de un latrocinio económico, político y cultural de causas, de formas, de circunstancias y de ganancias. El usuario que depositainformación en las “redes sociales” no busca perdón de “pecados” pero tampoco sabe que, lo que ocurre en el confesionario digital, será convertido en negocio de magnates. Ahora hemos aprendido sin estar a salvo.

Entre el “rito de la confesión” y el “me gusta” de Facebook, surge una penitenciadisfrazada. Estando frente el ordenador, el penitente es un “confesante digital” en contacto directo con su confesor espía. Como en las figuras medievales. No hace falta que diga “Yo confieso…ante este altar…” basta y sobra con escribir saludos, comentarios, abrir páginas, guardar imágenes… aceptar contactos y desplegar lo que le gusta o le disgusta, frente al “teclado” y, así, una forma de la confesión ocurre ante un “altar cibernético”. La historia de tal entrega de información, de la confianza en los confesionarios,registra todas las traiciones en el camino hacia el  “tribunal de la misericordia divina”… que es obra de la lógica de la represión para el “control” social, tarde o temprano. Sonría lo estamos filmando.

Así que el “Big data” poco tiene de nuevo, al margen de la tecnología, por cuanto implica “recolección” de información para normar sistemas de control mercantilizadas sin el consentimiento de quien provee tal información. Trátese de lo que se trate, así sean preferencias musicales o gustos por tal o cual zapato, libro o destino turístico. Quien hace uso de las “redes sociales”, deposita imágenes, frases, rutinas de uso, tendencias o proclividades de todo género y no escapa el grado de amistad o enemistad que profesa por otros usuarios, sus disentimientos o sus debates. No importa si la “data” es política, moral o financiera. Su redención provine de otras “liturgias” tecnológicas. Lo sabe Cambridge Analytica.

En su estado actual, el uso de la información provista por “internautas” a la “web”, se norma bajo “contratos legales” generalmente desconocidos por los usuarios que, mayormente, no se detienen a revisar en profundidad, ni claridad, qué dicen las “letras chicas”… ni las letras grandes. Una especie de desidia y confianza “ciega”, hace que los usuarios acepten casi cualquier cosa escrita en los “contratos” digitales con las empresas que le proveen servicios basados en entregar información de todo tipo. Eso es un campo de impunidad legalizado internacionalmente donde las posibilidades de defensa son escasas, engorrosas e incomprensibles. Como el “misterio de la redención” en el confesionario y el perdón divino aterrizado en la consciencia del “pecador” por medición de confesores y penitencias.

Esa red empresarial que usa, y mercantiliza, a su antojo la información de los usuarios es, además de una emboscada comercial alevosa e injusta, un peligro social histórico del cuál no sabemos cómo podrán salir (en las condiciones actuales) los pueblos hacia su regulación y para sancionar lo que hubiere que someter a escrutinio racional y justo. Porque, como en el confesionario, jamás sabemos qué destino se le da a toda la información que se entrega, ingenua o inocentemente, a poderes que no se entienden, que no se conocen a fondo y que nadie sanciona cuando los usan empresarios probadamente desleales, corruptos y enemigos de los pueblos. Para eso no hay perdón ni debe haber olvido. Aunque confiesen sus “culpas”. Señor Mark Zuckerberg, por ejemplo.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Entre-el-Confesionario-y-el-Big-Data-20190829-0002.html

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