17 Diciembre 2017/Fuente: Elperiodico /Autor: ALBERT BERTRAN
“Nosotros enviábamos sol, sol, sol, Irlanda lluvia, lluvia, lluvia y Noruega nieve, nieve, nieve”. La simplicidad de esta frase resume el espíritu del intercambio. Entre 1997 y el 2011 el profesor de inglés Jesús Cabrera (Tortosa, 1966) formó parte del proyecto Comenius que promueve la cooperación entre centros educativos de Europa. Tiene gratos recuerdos y los evoca frente a un té verde en un bar próximo a su actual lugar de trabajo, el Instituto Infanta Isabel d’Aragó, en el distrito de Sant Martí, en Barcelona.
-Sol, lluvia, nieve…
-Pues sí. Había que organizarse en torno a un proyecto y el nuestro iba sobre la relación entre el clima y el paisaje. Trabajábamos con una escuela de Cork, en Irlanda, y una de Tromso, en Noruega. En esa época apenas nos estábamos conociendo y nos enviábamos información básica sobre el clima.
-¿Cuál diría que era el principal objetivo del programa?
-El objetivo final del proyecto es crear una consciencia europea, que los niños españoles vean que los niños noruegos son como ellos y van al colegio como ellos, y los niños irlandeses, etcétera. Es un proyecto sobre la tolerancia, sobre el hecho de comprender al otro. Y una excelente excusa para trabajar el inglés.
-Me dijo por teléfono que había conocido un montón de países.
-Sí, con Noruega e Irlanda fue el primer proyecto, pero también tuve la oportunidad de trabajar con escuelas de países como Finlandia, Turquía, Italia, Chipre y Eslovaquia. Eso implicaba visitar las escuelas y ver cómo trabajaban.
-Cuénteme, ¿qué aprendió? ¿Qué vio que le llamara la atención?
-Bueno, la verdad es que aprendes muchas cosas, aunque no todas ellas son aplicables. De Irlanda me sorprendió la educación exquisita de los alumnos, y el respeto que sienten por el profesor. Lo valoran mucho.
-¿Aquí no?
-Hombre, aquí menos. Allí los padres son muy concientes de que la escuela es un lugar donde hay personas que los apoyan en la educación de sus hijos y valoran lo que hacen estas personas. Hay lugares donde el profesor es dios. En Eslovaquia, por ejemplo. Aquí a veces parece que sea el enemigo.
-¿Qué más le sorprendió?
-Me sorprendió que en Finlandia, por ejemplo, tocar un instrumento suma puntos para los que quieren ser maestros. Se tiene en cuenta. Quiere decir que la sensibilidad artística se considera un plus del profesor.
-Qué más.
-Hay muchas anécdotas. Por ejemplo, en Irlanda la biblioteca del colegio permanecía abierta hasta tres horas después de acabadas las clases, y durante ese tiempo la llevaban los jubilados del pueblo; y qué silencio… En Finlandia cuidan mucho que las clases sean acogedoras, hay cortinas en los salones y cada cierto tiempo un alumno se las lleva a casa para lavarlas. En Turquía los pupitres van de a dos y tienen manteles, y cada fin de semana uno de los alumnos lo lleva a casa y lo trae limpio el lunes. Para mí son detalles que favorecen la implicación.
-Esa experiencia, ¿lo volvió muy crítico con el sistema local?
-Ya era crítico, pero al ver esas realidades me volví más crítico.
-Dígame, ¿qué ha aplicado de aquí de lo que vio por Europa?
-Mire, básicamente lo que yo he intentado es establecer un contacto más cercano con el alumno. Me esfuerzo para que sepa que estoy ahí para apoyarle y ayudarle en su camino de aprendizaje. Que no soy un juez.
-¿Qué le dejó a usted, personalmente, esa experiencia?
-Bueno, se trataba de ver otras realidades y de aprender de ellas. Me hizo sentir ciudadano del mundo.
-¿Diría que es más gratificante ser profesor en otras latitudes?
-Lo es, pero aquí ya se están empezando a mover cosas. Que cada gobierno no cambiara la ley de educación ayudaría mucho.
Fuente de la entrevista: http://www.elperiodico.com/es/entre-todos/20171210/gente-corriente-entrevista-jesus-cabrera-hay-lugares-donde-el-profesor-es-dios-6485656
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