Page 18 of 20
1 16 17 18 19 20

María Acaso: «No existe trastorno de déficit de atención, solo niños aburridos»

La autora de rEDUvolution es a la educación lo que Ferrá Adriá a la gastronomía en la Fundación Telefónica

A la autora de rEDUvolution (Paidós) afirma durante la entrevista que «no existe Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), solo niños aburridos en clase», a sabiendas de que ha entrado en terreno cuanto menos, espinoso. A María Acaso, también directora de la Escuela de Educación Disruptiva (EED) de la Fundación Telefónica, no le importa la controversia que generará el titular, porque está absolutamente convencida de ello. A su juicio, «medicar con anfetaminas a niños de dos años con un supuesto TDAH para que se concentren es, sencillamente, una barbaridad». «¿No sería mejor pensar en cambiar la educación que reciben?», se pregunta en alto esta docente. «Resulta ya un lugar común hablar de la obsolescencia del sistema educativo actual y de la apremiante necesidad de realizar un cambio tanto de contenidos como de metodología, de romper el pasado pero… ¿cómo hacerlo?».

En rEDUvolution, su último y provocador libro, propone realizar un cambio de paradigma. ¿Es que está mal?

—No es que esté mal, es que no sirve. Los niños van con sus Mp3, sus móviles 3G… y su flauta dulce. ¡Por favor! Ha cambiado todo, y sobre todo lo que tiene que ver con la gestión del conocimiento. Igual que un médico no puede operar sin anestesia, como en el siglo XIX, hoy no se puede aprender con una lección tradicional, donde lo único que se consigue es una educación bulímica, donde te atracas de información que vomitas el día del exámen y a los tres segundos cuando has salido por la puerta has olvidado todo. Ese es el paradigma al que te lleva una educación tradicional. Hay que ir hacia una educación experiencial, motivadora, activa… Mientras que en otras disciplinas está super aceptado que el inconsciente lo que hace es modificar todo el proceso de absorción de datos, en pedagogía no. A día de hoy parece que todos los alumnos tienen que entender la clase de la misma manera, coger los mismos apuntes y decirlo igual durante el examen. El primer paso para la rEDUvolution es admitir que esto no es así. Como profesores aceptaremos que nosotros enseñamos y que los alumnos aprenden otras cosas. Tu das una clase a veinte personas y cada uno va a elaborar según su propia biografía, su creatividad, sus conocimientos… un discurso diferente. Eso es el hecho educativo.

—¿Qué supone aceptar eso?

—Ya no tiene mucho sentido programar por objetivos, porque no se van a cumplir. Quizás sea mejor elaborar en lugar de pequeños objetivos grandes metas, abiertas y flexibles.

—Su rEDUvolution conlleva aceptar las pedagogías invisibles. ¿A qué se refiere?

—Aceptar que se aprende más de lo no es explícito que de lo que es explícito. Lo explícito es lo que el profesor dice, el libro de texto, el «Power point»… pero luego hay montones decosas desde la iluminación de la clase, cómo va vestido el profesor, o cómo está organizado el aula que nos está dando mucha más información que lo que nos está diciendo este. Todo lo referente a las pedagogías invisibles se obvia en la pedagogía tradicional y hay que recuperarlo.

—¿Cuál debe ser el papel del profesor en esta nueva pedagogía?

—Su papel debe entenderse como un productor cultural, como un artista. Debe saber coger conceptos y «remixearlos», entendiendo como «remixear» el sistema de producción contemporánea. Eso no es copiar. Es relacionar. Y crear tu «playlist» de la clase.

—Usted propone empezar por cambiar la función del profesor, al que se refiere como «coacher».

—Sí, el profesor debería priorizar la agenda de tus alumnos por encima de todas las cosas, especialmente por encima del centro, del sistema educativo, de tu propia agenda. en la educación tradicional el profesor impone todo, los contenidos, las formas, las metodologías, y ahora creo que debería ser muy importante aprovechar los saberes de los alumnos e incorporarlos al revés. Qué le interesa al alumno por encima de qué le interesa al profesor. Nos referimos a las ocho inteligencias de Howard Gardner.

—Eso es una utopía, tanto si tienes cinco alumnos como si tienes diez, pero mucho más si tienes treinta.

—En cualquier caso, lo que sí que hacen los profesores es negar los intereses de los alumnos. No se trata tanto de hacer treinta clases distintas, si no de decir, voy a intentar ver qué es lo que les interesa a los alumnos y de incorporarlo al aula, en general. Si les interesa el fútbol, a lo mejor puedo incorporar este deporte como recurso para explicar las matemáticas. Enseñar videoarte a los adolescentes es muy difícil, pero si les enseñas videoarte a partir de videoclips es muy fácil. Creo que los niños, los adolescentes, tienen intereses, entonces, el profesor creativo es capaz de encontrar ese link.

—¿Por eso señala la creatividad del profesorado como cualidad indispensable?

—Siempre se habla de la creatividad del alumno, pero me parece fundamental la creatividad del profesor, pero por encima de sus competencias y de sus conocimientos, un profesor creativo va a llegar a todo y va a realizar unas unidades didácticas maravillosas. Se va a olvidar del libro de texto y va a crear unas experiencias increíbles.

Debería cambiar su formación también.

—Sí, claro. El problema que yo veo en la pedagogía es que se lleva a cabo un proceso de reproducción en la formación del profesorado. Te pasas media vida quejándote de tus profesores pero cuando tú te conviertes en uno vuelves a hacer lo mismo. Un docente novel, supertemeroso, se mete en un aula de Secundaria con cuarenta adolescentes y no sabe qué hacer y se hace el duro, sin darse cuenta de que lo que tiene que hacer es lo contrario.

—¿Dónde queda la Ley de Autoridad del profesor, tan necesaria en algunos casos incluso de agresión al maestro por parte del estudiante?

—Pedagogía y poder… En una estructura de control… No sólo hay que parecer democrático sino que hay que serlo. Todos somos democráticos de boquilla. Luego llegamos al aula y somos autoritarios. Si estamos hablando de democracia, no puedes llegar y hacer un monólogo. O no puedes hablar de democracia y subirte a una tarima.

—¿Qué estrategias de cambio propone para acabar con éxito con estas rigideces?

—La primera de ellas es crear en clase una «comunidad», en lugar de la antagonía «profesor y estudiante», que además en este momento en que el estudiante tiene muchos conocimientos pro ejemplo de tecnología, ¿que vas a hacer? En la idea de la comunidad, entra el profesor como «coach» (entrenador), como acompañante, pero es que ni siquiera es un acompañante, los profesores y estudiantes como «coachers» (entrenadores) unos de otros. Si tu tratas al alumno más como un igual, y le das más poder, sus problemas se reducen. Esos problemas aumentan cuanto más autoritario es el sistema. Si tu a un alumno le das responsabilidad, todo mejora. Si le obligas y le das disciplina solamente, al final surge el miedo. Hay que recuperar los afectos en el aula, son muy importantes.

Habitar el aula

—¿Qué es y cuál es la máxima del «edupunk», al que usted hace referencia?

–Más que una metodología es un nombre, un paraguas donde se recogen todas las metodologías que no son la metodología tradicional. La máxima es que tu no puedes cambiar los contenidos sin cambiar la arquitectura pedagógica. No puedes abogar por una educación diferente mediante una lección magistral. No puedes dar una clase con un mobiliario industrial si quieres hacer una clase orgánica. Hay que revisar el formato y cambiarlo.

–También habla usted de habitar la clase.

–Claro, la pedagogía es mente, pero también es cuerpo. ¿Cómo se entiende el cuerpo en el acto pedagógico? Sentado (horas), sumiso… No es que haya niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH), lo que hay es niños aburridos. Es un problema superserio, cómo se está medicando de forma a lo bestia, con anfetaminas, a niños desde los dos años. Menos medicina y más rEDUvolution. Es un problema terrible que vemos cada vez más, si se cambiara el sistema te aseguro que habría menos TDAH. No hay que medicar a los niños, que simplemente se quieren mover, sino cambiar el sistema.

–¿Lo más próximo que tenemos a este sistema es la metodología por proyectos?

—Sí. Definitivamente sí, pero en España hay muy poca oferta en educación alternativa.

—¿Están justificadas para usted la huelga del profesorado del pasado jueves 24 y la manifestación del sábado?

—Lo que indican ambos actos es que la gente está pidiendo una rEDUvolution. Están pidiendo a gritos que el profesorado esté mejor pagado, bien considerado, bien formado… como en el modelo finlandés, donde la clave está en el profesor.

—Los profesores finlandeses también se lo ha ganado. Al parecer son los mejores de la promoción, y luego pasan evoluciones continuas.

—Es cierto, el profesor finlandés está muy bien formado, es la élite. Pero también está super reconocido socialmente. En cambio aquí la labor del profesor está desprestigiada, precarizada… El problema fundamental es la formación del profesor.

—¿Y cómo se soluciona eso?

—Cambiando el sistema. Nota de corte para pedagogía, igual que en una ingeniería.

Sinopsis de rEDUvolution

Actualmente asistimos día a día a situaciones que hace tan solo unos años nos hubieran parecido inverosímiles y, mientras que todo se transforma, el mundo de la educación permanece igual, anclado en un paradigma más cercano al siglo XIX y a la producción industrial que a las dinámicas propias del siglo XXI. Es necesario que iniciemos la #rEDUvolution o, lo que desde hace algún tiempo se conoce como la revolución educativa.

El términorEDUvolution mediante la mezcla de los términos revolución y educación apunta a la necesidad de ejecutar una transformación real en los espacios educativos a través de cinco ejes clave:
Aceptar que lo que enseñamos no es lo que los estudiantes aprenden. Cambiar las dinámicas de poder. Habitar el aula. Pasar del simulacro a la experiencia.Dejar de evaluar para pasar a investigar.

Escrito con un lenguaje directo y nada académico, en rEDUvolution encontrarás un texto donde el lenguaje visual aporta tanto conocimiento como el lenguaje escrito. Asimismo, se incluyen una serie de propuestas que pretenden provocar el siempre difícil paso de la teoría a la práctica mediante la participación del lector o lectora en el propio libro.

¡Adelante! Es la hora de que empieces tu propia #rEDUvolution.

Fuente: http://www.aldeaviral.com/no-existe-trastorno-de-deficit-de-atencion-solo-ninos-aburridos/

Comparte este contenido:

¿Nuevo rol docente? Nuevo modelo de formación

Por: Rosa Maria Torres

Este trabajo lo escribí en 1998 y fue publicado en el Boletín No. 49 del
Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe, UNESCO-OREALC, Santiago, agosto 1999.

Derrama Magisterial, de Perú, me pidió presentarlo como conferencia magistral en su II Congreso Internacional Encinas 2008 “Políticas educativas y formación continua en el mundo de hoy». Acapté, creyendo que tendría que actualizar de manera significativa el texto, pero al releerlo constaté que lo dicho entonces sigue lastimosamente vigente, como realidad y como deseo, en sus aspectos esenciales. En estos años, la problemática docente se ha complejizado y deteriorado aún más. Hay, eso sí, más estudios sobre el tema, documentándolo mejor y aportando una mejor base empírica.

No obstante, como es sabido, en el campo educativo más estudios y mejor documentación no van necesariamente de la mano de los virajes que, desde hace mucho tiempo, vienen advirtiéndose como imprescindibles e incluso impostergables. Vemos abultarse la bibliografía y abultarse también la lista de “saberes y competencias docentes deseables” y la retórica acerca de los nuevos roles docentes, reiterada hasta el cansancio, sin que se creen las condiciones para hacerlos efectivos, ni desde el Estado, ni desde la sociedad, ni desde los gremios, ni desde los organismos internacionales.

El texto a continuación es el mismo de 1998; me he limitado a introducir unos pocos cambios, énfasis o agregados para estar a tono con los tiempos. He dejado intacta la bibliografía original, sin agregar todo lo nuevo que hoy podría agregarse y citarse, por una cuestión de honestidad intelectual y a fin de preservar la fundamental conexión temporal entre las ideas y sus referentes.

INTRODUCCIÓN

No hay respuesta única, ni posibilidad de un menú universal de recomendaciones, para la pregunta acerca de qué hacer con la cuestión docente y con la formación docente, de manera específica. No la hay por varias razones:

▸ la gran diversidad de contextos y situaciones entre regiones, países y dentro de un mismo país, haciendo difícil (o, en todo caso, irrelevante) la generalización y a la vez separación usual entre “países en desarrollo” y “países desarrollados”;

▸ la complejidad y la situación sumamente crítica a la que ha llegado en el mundo el “problema docente”, del cual la formación profesional es apenas un aspecto;

▸ la heterogeneidad de ese conjunto de sujetos genéricamente agrupados como “docentes”, así como los diversos significados que adoptan o pueden adoptar, en cada caso, la “formación” y la “capacitación»

▸ la insuficiencia e inconsistencia del conocimiento disponible respecto del cambio educativo y del aprendizaje – y del aprendizaje docente en particular – así como de experiencias que muestren avances prácticos en estos ámbitos con planteamientos sólidos y

▸ la incertidumbre y la complejidad del momento actual – caracterizado como “período de transición entre dos eras”, cuya comprensión desafía los habituales instrumentos de pensamiento y categorías de análisis – y del futuro, incluso del futuro inmediato; y,

▸ en consonancia con todo esto, la imprecisión y los sentidos diversos y en disputa de eso que se avizora hoy como la educación deseada, la “nueva” educación, “la educación del siglo 21”.

Todo esto pone en jaque la tendencia dominante a formular diagnósticos y recomendaciones uniformes, para el “mundo en desarrollo”, para toda una región e incluso para todo un país. El paso “de la hipótesis a la prescripción”, como lo ha llamado Ratinoff (1994:30).

Con docentes nos referimos aquí a los educadores que trabajan en el sistema escolar. Al hablar de su formación incluimos tanto a educadores de aula como a directores y supervisores, entendiendo la importancia de articular estos tres estamentos y de hacerlo en el marco de nociones de equipo escolar, desarrollo profesional y gestión escolar que integren, para todos ellos, tanto la dimensión administrativa como la curricular y pedagógica. Abordamos la formación docente dentro del concepto de aprendizaje permanente, es decir, entendiendo que los saberes y competencias docentes son resultado no sólo de su formación profesional sino de aprendizajes realizados a lo largo de la vida, dentro y fuera de la escuela, y en el ejercicio de la docencia.

Nos referimos específicamente a los docentes (y su formación) en los “países en desarrollo”, reconociendo no obstante – como se ha dicho – las profundas diferencias entre ellos y dentro de cada uno, así como las diferencias relacionadas con niveles y asignaturas de enseñanza y con variables tales como edad, género, etapa de desarrollo profesional, etc. En definitiva, “los docentes” -como “los alumnos”- y “la formación docente” son abstracciones que requieren afinarse en cada condición concreta, planteando el desafío de construir “certezas situadas”.

Los qués y cómos de la formación docente dependen del rol que, en cada caso, se asigne a la educación y al sistema escolar. La definición del modelo educativo, a su vez, está en relación al tipo de sociedad a que se aspira. La pregunta educación, ¿para qué?,precisamente en un mundo globalizado, dominado por un “pensamiento único” (Ramonet, 1998) que, en el campo educativo, se expresa hoy entre otros en la retórica del capital humano, no sólo no ha perdido relevancia sino que es un terreno a debatir y disputar, tanto desde la política y la economía como desde la educación y la cultura.

“Nuevo rol docente” y nuevo modelo de formación docente

La necesidad de un «nuevo rol docente»ocupa un lugar destacado en la retórica educativa. El perfil y el rol pre-figurado de este “nuevo docente” configura un largo listado de “competencias deseadas”, en el que confluyen hoy, contradictoriamente, postulados inspirados en la retórica del capital humano y los enfoques eficientistas de la educación, y postulados largamente acuñados por las corrientes progresistas, la pedagogía crítica y los movimientos de renovación educativa, y que hoy han pasado a formar parte de la retórica de la reforma educativa mundial.

Así, el “docente deseado” o el “docente eficaz” es caracterizado como un sujeto polivalente,profesional competente, agente de cambio, practicante reflexivo, profesor investigador,intelectual crítico e intelectual transformador (Barth, 1990; Delors y otros, 1996; Hargreaves, 1994; Gimeno, 1992; Jung, 1994; OCDE, 1991; Schon, 1992; UNESCO, 1990, 1998) que:

  • domina los saberes -contenidos y pedagogías- propios de su ámbito de enseñanza;
  • provoca y facilita aprendizajes, asumiendo su misión no en términos de enseñarsino de lograr que los alumnos aprendan;
  • interpreta y aplica un currículo, y tiene capacidad para recrearlo y cons­truirlo a fin de responder a las especificidades locales;
  • ejerce su criterio profesional para discernir y seleccionar los contenidos y pedagogías más adecuados a cada contexto y a cada grupo;
  • comprende la cultura y la realidad locales, y desarrolla una educación bilingüe e intercultural en contextos bi- y plurilingües;
  • desarrolla una pedagogía activa, basada en el diálogo, la vinculación teoría-práctica, la interdis­ciplinariedad, la diversidad, el trabajo en equipo;
  • participa junto con sus colegas en la elaboración de un proyecto educativo para su establecimiento escolar, contribuyendo a perfilar una visión y una misión institucional, y a crear un clima de cooperación y una cultura democrática en el interior de la escuela;
  • trabaja y aprende en equipo, transitando de la formación individual y fuera de la escuela a la formación del equipo escolar y en la propia escuela;
  • investiga, como modo y actitud permanente de aprendizaje, y a fin de buscar, seleccionar y proveerse autónomamente la información requerida para su desempeño como docente;
  •  toma iniciativas en la puesta en marcha y desarrollo de ideas y proyectos innovadores, capaces de ser sostenidos, irradiarse e institucionalizarse;
  • reflexiona críticamente sobre su papel y su práctica pedagógica, la sistematiza y comparte en espacios de inter-aprendizaje;
  • asume un compromiso ético de coherencia entre lo que predica y lo que hace, buscando ser ejemplo para los alumnos en todos los órdenes;
  • detecta oportunamente problemas (sociales, afectivos, de salud, de aprendizaje) entre sus alumnos, derivándolos a quien corresponde o buscando las soluciones en cada caso;
  • desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar los conocimientos, valores y habilidades necesarios para aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, y aprender a ser (los “cuatro pilares” de la educación, propuestos en el Informe Delors, 1996);
  • desarrolla y ayuda a sus alumnos a desarrollar cualidades consideradas indispensables para el futuro tales como creatividad, receptividad al cambio y la innovación, versatilidad en el conocimiento, anticipación y adaptabilidad a situaciones cambiantes, capacidad de discernimiento, actitud crítica, identificación y solución de problemas;
  •  impulsa actividades educativas más allá de la institución escolar, incorporando a los que no están, recuperando a los que se han ido, y atendiendo las necesidades de los padres de familia y la comunidad como un todo;
  • se acepta como “aprendiz permanente” y se transforma  en “líder del aprendizaje”, manteniéndose actualizado en sus disciplinas y atento a disciplinas nuevas;
  • se abre a la incorporación y al manejo de las nuevas tecnologías tanto para fines de enseñanza en el aula y fuera de ella como para su propio aprendizaje permanente;
  • se informa regularmente a través de los medios de comunicación y otras fuentes de conocimiento a fin de acceder a otras la comprensión de los gran­des temas y problemas del mundo contemporáneo;
  • prepara a sus alumnos para seleccionar y utilizar críticamente la información proporcionada por los medios de comunicación de masas y a través de Internet;
  • es percibido por los alumnos a la vez como un amigo y un modelo, alguien que les escucha y les ayuda a desarrollarse (UNESCO, 1996);
  • propicia nuevas y más significativas formas de participación de los padres de familia y la comunidad en la vida de la escuela;
  • está atento y es sensible a los problemas de la comunidad, y se compromete con el desarrollo local;
  • responde a las expectativas familiares y sociales en torno a los resultados educacionales, a la necesidad social de un acceso más amplio a la educación y a las presiones en pro de una participación más democrática en las escuelas (OCDE, 1991);
  • rinde cuentas de sus acciones y resultados a sus superiores dentro de la jerarquía escolar, así como a los padres de familia, y la comunidad;
  • está abierto y receptivo a la evaluación permanente, la propia y la de sus alumnos o supervisados, a través de las cuales es juzgado y premiado/castigado en términos de remuneración y carrera profesional, sobre todo por la vía de incentivos  a su desempeño.

Varias preguntas surgen frente a este listado de “competencias docentes deseables”:

  1. Suponiendo que fuese factible lograr ese “docente ideal”, que desafía los propios límites de lo humano, ¿a qué modelo educativo y de sociedad responde?. ¿Son estos valores y competencias universalmente aceptados y deseados en las distintas sociedades y culturas?. ¿Conforman todos ellos un modelo educativo coherente, o responden a modelos diferenciados y hasta contradictorios entre sí?. ¿Qué de todo ello, por ejemplo, es compatible con un modelo escolar centralizado y qué con un modelo descentralizado, qué con un modelo educativo orientado por el capital humano y qué con un modelo orientado por el desarrollo humano?.[iii]
  1. ¿Es éste el actor, y el correspondiente escenario, que están dispuestas a construir las voluntades nacionales e internacionales que toman decisiones en materia educativa?. ¿Es éste el actor y el escenario que están construyendo las actuales políticas y reformas educativas, impulsadas desde mediados de los 80 bajo el signo del “mejoramiento de la calidad de la educación”?. ¿Existe la voluntad política para introducir los cambios, financiar los costos y desarrollar las estrategias requeridas para lograrlo, en el tiempo que tome hacerlo?.
  1. ¿Qué de todo esto responde a la lógica, necesidades y posibilidades de los países desarrollados (y cuáles de ellos marcan la pauta, en particular) y qué a la lógica, necesidades y posibilidades de los países en desarrollo (y a su heterogeneidad)?. ¿Qué de todo ello es compatible con los perfiles docentes, la estructura y la tradición escolar, la formación profesional, la cultura política y los estilos de liderazgo, los niveles de pobreza y segregación social, las realidades bilingües y multilingües, los presupuestos, etc. que predominan en los países en desarrollo en la actualidad?
  1. ¿Cuáles de todas estas competencias son aprendibles?. ¿Qué de todo ello esenseñable, es decir, pasible de ser logrado a través de un esfuerzo intencional de educación, formación o capacitación?. Y, si es enseñable, ¿bajo qué condiciones, con qué estrategias y pedagogías, en cada caso, si lo que está en juego es la eficacia en los aprendizajes y su reflejo, entre otros, en la práctica docente?.
  1. ¿Qué de todo esto puede ser aprendido en la edad adulta (y en la formación profesional de un docente) y qué debe (y/o sólo puede) ser aprendido durante la infancia (y en el sistema escolar)?. ¿Qué de todo ello puede ser aprendido en la formación inicial y qué debe (y/o sólo puede) ser aprendido en la formación en servicio, en la práctica misma de enseñar?. ¿Qué requiere modalidades presenciales y qué puede ser confiado a modalidades a distancia,incluido el uso de las modernas tecnologías?
  1. ¿Qué de esto le corresponde a las instituciones e instancias de aprendizaje docente, ya sea inicial o en servicio, y qué a otras instancias como la familia, el sistema escolar, los medios de comunicación, las bibliotecas y diversas formas de autoaprendizaje e inter-aprendizaje entre pares, la participación ciudadana y política, la organiación social, etc.?
  1. ¿Cuáles son los requerimientos organizacionales y laborales (salario, tiempo, duración, etc.) para ejercer y desarrollar estas competencias y continuar aprendiendo en el ejercicio de la profesión?
  1. ¿Qué de todo esto podría ser reemplazado por tecnologías que no requieren la interacción entre personas y la presencia de un docente?. ¿Cuáles de estas competencias (y sus respectivos aprendizajes) pueden sustituirse, por ejemplo, con el texto escolar, la grabadora, la computadora, el video, el CD, la computadora, el Internet, etc.?
  1. ¿En qué medida este listado está todavía atrapado en la lógica del modelo escolar convencional, planteando a lo sumo su mejoría más que su transformación?. ¿En qué medida ese “nuevo rol docente” no alcanza aún a avizorar las tremendas carencias y las tremendas posibilidades que se ciernen sobre el futuro cercano, las complejidades de un mundo crecientemente polarizado en todos los órdenes, que avanza simultáneamente hacia la uniformación y la diferenciación, la globalización y el localismo exacerbado, el desarrollo ilimitado de las comunicaciones junto con la profundización de la fragmentación y la exclusión?

Ordenar el campo, levantar preguntas y construir la problemática, en general y en cada caso, parece esencial antes de intentar responder al para qué, qué, quiénes, cómo, cuándo y costos de la formación docente. Hacerlo permite mirar el asunto desde nuevos ángulos, superadores de las viejas y nuevas antinomias (saber general/saber pedagógico, formación inicial/en servicio, formación individual/en equipo, formación fuera/dentro de la escuela, etc.) en que se mueve dicho campo, así como la posibilidad de identificar necesidades e imaginar escenarios, antes de entrar al análisis de costos y los temas presupuestarios, hoy por hoy criterio dominante en la definición de lo deseable y posible en materia de políticas educativas.

De hecho, este listado de “competencias docentes” deseables tiene los mismos defectos de otros tantos listados que vienen circulando en el ámbito de la educación, por lo general generados en los países desarrollados y trasladados a los países en desarrollo sin la crítica y la revisión de la cual, de hecho, ya han sido objeto en los primeros (ver, entre otros: Barth, 1990; Beare y Slaughter, 1993; Fullan, 1993; Hargreaves y Hopkins, 1991; Hargreaves, 1994). La crítica a la “lógica de los listados” destaca precisamente el simplismo respecto del cambio educativo que subyace detrás de dichos listados, su pretendida validez universal, así como el hecho de que se limitan a describir un conjunto de características deseables pero no proveen elementos que ayuden a definir cómo construir esas características en situaciones concretas.

En este caso, el listado de perfiles y competencias docentes deseables no dice nada sobre qué clase de formación y qué condiciones de trabajo docente son necesarias para lograr el aprendizaje y uso efectivo de tales perfiles y competencias. La propia definición y construcción del “docente deseado” y la “escuela deseada” continúan siendo tarea abierta y desafío de cada país y cada comunidad.

  1. Políticas y reformas educativas a partir de los 1990s

Salvar la enorme brecha entre la situación deseada y el punto de partida respecto de la cuestión docente, particularmente en los países en desarrollo, requeriría un esfuerzo titánico, una estrategia sostenida y de largo plazo, medidas urgentes y políticas sistémicas, todo ello en el espíritu de una revisión profunda e integral del modelo escolar y de la situación docente, y de un viraje radical en los modos de hacer política educativa, tradicionalmente sesgadahacia la inversión en cosas (infraestructura, equipamiento, tecnología, etc.) antes que en personas, hacia las cantidades antes que hacia las calidades, hacia el corto plazo por sobre el mediano y el largo plazo.

No obstante, las políticas y medidas que vienen tomándose de cara al “problema docente” están lejos de responder a la complejidad y la urgencia de la situación y, más bien, vienen contribuyendo a reforzar algunas tendencias hacia la desprofesionalización del magisterio. El deterioro de los salarios docentes fue en muchos casos drástico en el marco de las políticas de ajuste macroeconómico de los 80s y los 90s. Los posteriores incrementos salariales no han sido lo suficientemente significativos como para revertir dicho deterioro, hacer más atractiva la profesión, y detener el éxodo de los mejores. La débil participación y consulta a los docentes y sus organizaciones en torno a las políticas educativas y a la formación docente ha seguido siendo la norma en los procesos de reforma, con la previsible resistencia y hasta rechazo del magisterio en muchos casos. Los procesos de descentralización no se han acompañado de los esfuerzos de formación y fortalecimiento de los equipos escolares que serían necesarios para hacer realidad la autonomía escolar, más allá de la descentralización administrativa y financiera. La introducción de las modernas tecnologías – la computadora, en particular – no se ha acompañado de las estrategias y los recursos indispensable para sensibilizar y formar a los docentes en el manejo de dichas tecnologías, acrecentándose así la propia brecha cultural y tecnológica entre los docentes y sus alumnos.

Dicha desprofesionalización tiene que ver no únicamente con condiciones materiales sino con un proceso gradual de “desposesión simbólica” (Perrenoud, 1996): los docentes arrinconados en un rol alienado y marginal de operadores de la enseñanza, considerados un “insumo” más del proceso educativo (Lockheed y Verspoor, 1990; Banco Mundial, 1996), crecientemente dependientes del libro de texto así como del experto y del agente externo. Los docentes y sus organizaciones son vistos como obstáculo y como “insumo costoso”, al tiempo que se deposita grandes esperanzas en el libro de texto y las modernas tecnologías, la educación a distancia y las propuestas de autoaprendizaje y autoevaluación como respuestas más “costo-efectivas” y rápidas que la inversión en formación docente, pensadas ya no sólo como complementos sino como sustitutos a la labor docente.[iv] De hecho, la tendencia ya no es sólo a ladesprofesionalización sino hacia la exclusión de los docentes (Attali, 1996; Delors y otros, 1996; Perrenoud, 1996; Coraggio y Torres, 1996; Torres, 1996a,b,c, 1997).

Curiosamente, el discurso acerca del nuevo rol docente parece seguir sin conectarse con la necesidad de un nuevo modelo de formación docente. En el marco de los “proyectos de mejoramiento de la calidad de la educación”, la formación docente continúa ocupando espacios y presupuestos menores, volcada a la preparación de los docentes en servicio (por lo general desconectada de la formación inicial) a través de programas cortos, instrumentales, atados a las necesidades de ejecución de tal o cual política o reforma, con una noción de “reciclaje” que alude fundamentalmente a la puesta al día de los docentes en los contenidos de las asignaturas, sin rupturas esenciales con los esquemas del pasado. Asimismo, el “énfasis en el aprendizaje” – destacado a raíz de la Conferencia Mundial sobre “Educación para Todos (Jomtien, Tailandia, 1990) – ha sido entendido exclusivamente desde el punto del alumno y como “rendimiento escolar”, no también – y en primer lugar – como el aprendizaje necesario de quienes enseñan.

En general, falta la conexión entre el objetivo declarado del “mejoramiento de la calidad de la educación” y el mejoramiento de la calidad docente, condición necesaria de dicha mejoría. Mientras que la brecha entre los recursos financieros disponibles y los necesarios acapara la atención y los estudios a nivel internacional y nacional, y es objeto de políticas y medidas concretas en todos los países, la brecha entre los recursos humanosdisponibles y los requeridos no ha pasado a ser tema ni de estudio ni de revisión de políticas ni de adopción de medidas. Es más: la recomendación a los gobiernos por parte de los organismos financieros internacionales ha ido en el sentido de “ahorrar” en salarios docentes (por ejemplo, incrementando el número de alumnos por docente en el aula de clase), no para invertir lo ahorrado en formación docente sino en textos escolares y otros medios de enseñanza (Banco Mundial, 1996). De hecho, en materia de políticas dirigidas a los docentes, los gobiernos en los países en desarrollo están frecuentemente atrapados entre dos fuerzas que tiran en sentidos opuestos: las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito, y los reclamos de los sindicatos docentes.[v]

  1. Las condiciones, la especificidad y la heterogeneidad de los ‘países en desarrollo’

Las políticas educativas impulsadas en los países en desarrollo han estado históricamente moldeadas por los modelos escolares, las ideas y las políticas impulsadas, en cada momento, en los países desarrollados. La premisa subyacente ha sido la de que lo deseable para los primeros coincide con lo ya implementado en los segundos, en el mismo eje más-menos que los ha diferenciado como más/menos desarrollados, asumiéndose así el problema y la solución como un avance lineal hacia la situación ya lograda o deseada por los que “están más adelante”.

Los organismos internacionales han tenido un papel clave como mediadores en dicha transportación de ideas y modelos hacia los países recipientes, los cuales, a su vez, han tendido a incorporarlos de manera acrítica. El tradicional “retraso” en la llegada de esas ideas y modelos se ha reducido notablemente en los últimos años, dado el acelerado avance de las comunicaciones y el papel cada vez más (pro)activo de  las agencias internacionales, particularmente los bancos, en la definición y financiamiento de las políticas educativas en los países en desarrollo a nivel mundial. La influencia de los Estados Unidos y de la mentalidad norteamericana en materia educativa se ha extendido y aparece hoy como hegemónica no sólo en América Latina sino también en África y Asia, sobre todo a través de la influencia también global y hegemónica del Banco Mundial.

El “docente real” que está enseñando en las aulas de los países en desarrollo -producto histórico de decisiones y políticas concretas – está muy lejos del listado del “docente deseado”. El perfil mayoritario del docente de educación básica es un sujeto pobre (y mujer, y ama de casa, en el caso de América Latina y el Caribe), con bajas expectativas profesionales, una deficiente educación general que muchas veces no incluye siquiera la enseñanza secundaria completa, producto él o ella misma de la escuela de mala calidad que se pretende transformar con su ayuda, con una deficiente (o inexistente) formación para la docencia. La investigación disponible revela vacíos importantes en la educación básica de los propios docentes (lo que se extiende al personal directivo y de supervisión), incluyendo problemas de comprensión lectora, falta de hábitos de lectura y limitado contacto con los libros, la tecnología, la producción y el pensamiento científicos. Todo lo cual ha redundado en una formación docente, inicial y servicio, que termina cumpliendo una función compensatoria y remedial. Paralelamente, se han aflojado los estándares para el reclutamiento docente tanto en los centros de formación como en el aparato escolar, que en muchos países ha abierto de par en par las puertas al ingreso de educadores legos.[vi] Los salarios, en muchos países, han llegado  a ser equiparables a los de un trabajador manual sin calificación, mal valorado y mal remunerado. En este contexto, el acceso a mayores niveles de conocimiento y calificación a menudo resulta en un salvoconducto hacia mejores alternativas de trabajo y en un continuo recomenzar de los programas de formación docente.

La realidad de los sistemas escolares y las condiciones de enseñanza y aprendizaje en la mayoría de países en desarrollo son precarias y hasta dramáticas, muy lejanas de los entornos descritos para las “escuelas efectivas” en los países de la OCDE. Un estudio encargado por UNESCO y UNICEF en 1994 sobre las condiciones de la enseñanza primaria en 14 países en desarrollo revelaba entre otros: alta inestabilidad del personal docente; países en los que 60% de los docentes sólo ha completado la escuela primaria y 20% a 30% no tiene formación para la docencia; la mayoría enseña entre 5 y 6 horas por día, a menudo en dos y tres turnos; aulas que ni siquiera tienen una pizarra, una mesa y una silla para el docente; el tamaño promedio de la clase en el primer grado va de 25 a 112 alumnos (Schleicher y otros, 1995).

De hecho, el listado de “competencias docentes” deseables, de por sí amplio, viene a agregarse a un listado también grande de tareas asistenciales que hoy en día son parte de la función de casi cualquier docente en el sector público, resultado de la creciente presión puesta sobre la institución escolar para hacerse cargo de los problemas vinculados a la pobreza, la crisis de la familia, el desempleo, la migración, entre otros. En países y sectores pobres, la escuela ha pasado a ser comedor escolar y hasta comunitario, guardería para los hermanos más pequeños, espacio de contención y socialización juvenil, dispensario médico, centro de acopio y abasto, consultorio familiar, espacio de dinamización cultural, generadora de proyectos productivos, además de sus funciones ya tradicionales como articuladora de políticas, servicios y demandas de los diversos sectores y actores sociales.

Estas son, entonces, las condiciones concretas desde las cuales los países en desarrollo deben encarar la transformación educativa, la definición de ese nuevo rol docente y de las estrategias para lograrlo.

  1. Los múltiples escenarios del aprendizaje docente: más allá de la formación docentey más allá del docente como agente escolar

Los saberes y competencias que llega a adquirir un docente (y los incluidos en este listado, concretamente) los aprende a lo largo de toda la vida: en la familia, en el sistema escolar, en los medios de comunicación, en la interaccion con los demás, en su formación específica como docentes, y a través de la propia práctica de enseñar. Desde esta perspectiva, resultan evidentes las limitaciones de un esquema (incluido el “nuevo esquema” propuesto por las actuales reformas) que continúa encajonando el aprendizaje docente en la formacióndocente, separando formación inicial y en servicio, y desligando ambas de la biografía escolarde cada docente, es decir, del sistema escolar y su indispensable reforma. Admitir la multiplicidad y la complejidad de competencias requeridas por el buen docente (el docente capaz de asegurar una educación de calidad), el enorme rezago de su formación y la acelerada producción de nuevo conocimiento y el avance de las tecnologías, supone admitir la necesidad del aprendizaje permanente – concepto más amplio y abarcativo que el deeducación permanente – como una realidad y una condición esencial de la docencia.

Adoptar la perspectiva del aprendizaje permanente implica:

▸   Reconocer la centralidad del aprendizaje docente

La posibilidad de una renovación escolar profunda, centrada en los aprendizajes, pasa en primer lugar por docentes que sean “líderes del aprendizaje” – el director como el principal líder – y la escuela una institución que aprende (Barth, 1990). Antes que preguntarse cómo lograr que los docentes enseñen mejor, es preciso preguntarse cómo facilitar y asegurar que los docentes aprendan (Alliaud, 1998).

Es necesario recuperar, no sólo para los alumnos sino para los docentes, la centralidad delaprendizaje, superando y ayudando a los docentes a superar las percepciones tradicionales respecto de la enseñanza y el aprendizaje como funciones fijas, encarnadas en sujetos y funciones diferenciadas. La propia formación docente debe pasar a verse desde el punto de vista del aprendizaje y de quienes aprenden antes que desde la enseñanza y desde la oferta (como lo revela la propia terminología: “formación”, “capacitación”, “entrenamiento”, “reciclaje”, etc.). Es necesario asimismo problematizar la esperada relación directa entre formación docente y rendimiento escolar, en la que se fundamentan hoy las propuestas de incrementos salariales y estímulos a los docentes, basada en una incomprensión del aprendizaje en general, y de los vínculos entre aprendizaje docente y aprendizaje de los alumnos en particular.[vii]

Una necesidad y un desafío de investigación que se abre en este terreno es aproximarse a una mejor comprensión de las motivaciones y la naturaleza del saber y los aprendizajes docentes, caja negra que apenas empieza a abrirse a la exploración y la investigación científica y que promete contribuir a re-pensar los esquemas tradicionales de formación docente y a ubicarla dentro del marco de una pedagogía de adultos que supere los límites estrechos con que se ha movido tradicionalmente este campo.

▸     Partir de la biografía escolar del docente y asumir la reforma del sistema escolar como parte de la estrategia de formación docente

Al asumirse que la formación docente arranca con la “formación inicial”, se ha desconocido la importancia de la biografía escolar del futuro docente, no sólo en relación a los contenidos curriculares sino al aprendizaje sobre la enseñanza y sobre el aprendizaje que tiene lugar en el aparato escolar, como parte del “currículo oculto”. En el ex-alumno escolar que es cada docente parecerían estar claves mucho más importantes y determinantes sobre las prácticas educativas y los estilos de enseñanza que en la formación profesional, inicial o en servicio. Dicha formación, en todo caso, pasa a tener una función eminentemente reproductora o “correctora” de esa matriz básica en la que se configuran creencias, saberes, y sentidos comunes respecto de lo que es enseñar y aprender.

Transformar el sistema escolar es condición de la reforma de la formación docente y de la calidad docente, en tanto:

(a) la deficiente educación general  (incluidas competencias lingüísticas básicas, la capacidad para investigar y aprender a aprender, así como el manejo del teclado y la computadora, una necesidad básica de aprendizaje en el mundo moderno) con que llegan los futuros docentes a su formación profesional (o con que se inician en la enseñanza, quienes no acceden a dicha formación), convirtiendo a ésta en una educación compensatoria y remedial;

(b) la internalización de un modelo curricular y pedagógico obsoleto, que deja huellas difíciles de borrar en el futuro docente, y que es el referente en el que se configura el sentido común y la valoración de lo educativo por parte de los padres de familia y la sociedad en general;

(c) el menor costo y mayor beneficio que implica reformar el sistema escolar (afectando al alumnado en general, y a los futuros docentes en particular) que invertir posteriormente en una formación docente dedicada a compensar los déficits de una mala enseñanza primaria y secundaria[viii]; y

(d) aprender a enseñar debería ser parte del currículo escolar, considerando el valor formativo y reflexivo de la enseñanza, el papel de educador(a) que toda persona asume en sus relaciones familiares y sociales, y la ampliación prevista de esta función en la sociedad del futuro.

▸    Asumir las múltiples identidades de los docentes

Los docentes no son sólo docentes: son hombres y mujeres, hijas e hijos, padres y madres de familia, (ex)alumnos, trabajadores, agentes comunitarios, vecinos, consumidores, usuarios de servicios, radioescuchas, televidentes, cibernautas, ciudadanos. Asumir las múltiples identidades de los docentes implica asumir los múltiples roles que asumen en la sociedad y los múltiples escenarios en los que desarrollan su vida y sus aprendizajes.  La “formación docente” ha tendido a fijar al docente en un único papel – el papel docente – y en un único escenario – la institución escolar – limitando incluso las posibles variantes en torno a estos dos ejes (formación dentro o fuera de la escuela,  pero siempre dentro del sistema escolar; formación individual o en equipo, pero siempre entre docentes; etc.). No obstante, hay aprendizajes relevantes a la función docente que los docentes hacen y/o pueden hacer mejor desde sus otros escenarios e identidades: lo que la maestra encuentra difícil aceptar como maestra, puede comprender más fácilmente como madre de familia; el poder formativo y persuasivo de los hijos sobre los adultos es muy superior al de cualquier otra persona; el programa de radio o televisión puede hacer (o deshacer) más eficazmente lo intentando con la conferencia o el seminario; la biblioteca comunitaria o pública es por lo general  mejor dotada que la biblioteca de la escuela; el programa que integra a docentes y padres de familia, o a docentes y alumnos, o a docentes y personal administrativo, puede permitir avances y rupturas que no logrará el intercambio o aprendizaje “entre pares”; un viaje, una pasantía in situ, una búsqueda en Internet, una buena película, una velada cultural, un concierto, permiten un aprendizaje experiencial que está fuera del alcance del mejor libro o manual.

  1. Un nuevo modelo de formación docente para un nuevo docente

Las instituciones y programas de formación docente han sido la mejor “escuela demostrativa” de la escuela transmisiva, autoritaria, burocrática, que desdeña el aprendizaje. Construir una escuela diferente implica, por eso, un compromiso prioritario con la transformación del modelo tradicional de formación docente. Como mínimo, un compromiso de coherencia: no es posible continuar pidiendo a los docentes que realicen en sus aulas lo que no ven aplicado en su propia formación. Tanto en contenidos como en enfoques, métodos, valores y actitudes, debe existir coherencia entre lo que los educadores aprenden (y cómo lo aprenden) y lo que se les pide que enseñen (y cómo enseñen) en las aulas.

▸   Los docentes como sujetos, no como beneficiarios

El diseño de políticas, planes y programas de formación docente requiere la participación activa de los docentes y sus organizaciones, no únicamente como destinatarios sino como sujetos que aportan un saber y una experiencia esenciales para el diagnóstico, la propuesta y la ejecución, y como sujetos que tienen la oportunidad de aprender y avanzar ellos mismos en ese proceso.

▸    Visión estratégica y estrategia de largo plazo

Formar personas y formar profesionales es inversión y tarea de largo plazo, que exige esfuerzos sistemáticos y sostenidos. Esto implica una visión estratégica que supere la mentalidad cuantitativista (número de cursos, horas, créditos, etc.) y de corto plazo (modernamente encarnada en la cultura del proyecto), dentro de la cual la propia formación docente pase a ser pensada como una estrategia. Si se piensa la formación docente como un itinerario (sistema escolar, formación inicial y en servicio, práctica docente, autoformación, medios de comunicación, etc.), se desdibujan las opciones binarias (formación inicial/en servicio, conocimiento general/especializado, saber la materia/saber enseñar, teoría/práctica, contenidos/métodos, modalidades presenciales/modalidades a distancia, etc.) y emergen en su lugar dilemas en torno a la  definición de prioridades, las combinaciones más adecuadas y las secuencias en el tiempo.

   Articular formación inicial y en servicio

Se ha dicho repetidamente que formación inicial y en servicio deben ser vistas como parte de un mismo proceso, superando la tradicional separación (e incluso moderna disyuntiva) entre una y otra. Dicha separación ha tendido a acentuarse en los últimos años: la formación inicial, cuestionada y virtualmente desahuciada, y la formación en servicio reivindicada como más “costo-efectiva”, espacio apto para la introducción de innovaciones, más acorde con la dinámica  planteada por la descentralización y por las modernas reformas. Afortunadamente, este nuevo sesgo, ahora inclinado hacia la formación en servicio, empieza a revisarse, incluso por las agencias de financiamiento.

      Recuperar la práctica como espacio privilegiado de formación y reflexión

La práctica pedagógica es el espacio más importante, permanente y efec­tivo de formación docente, como lo advierten los propios docentes. Reflexionar sobre lo que se hace, para comprender y aprender de lo que se hace, es la clave del “profesional reflexivo” (Schon, 1992). Reflexionar sobre los propios modos de aprender y enseñar es un elemento clave del “aprender a aprender” y del “aprender a enseñar”. La reflexión y la sistematización crítica y colectiva sobre la práctica pedagógica está siendo crecientemente incorporada en experiencias innovadoras localizadas e incluso en programas masivos, nacionales, de formación docente en muchos países, pero falta aún asegurar las condiciones y afinar los mecanismos para que dicha reflexión sea tal y produzca nuevo conocimiento. En esto, las universidades y los intelectuales pueden hacer una contribución importante, al verse a sí mismos, a su vez, como “facilitadores” del aprendizaje docente sobre su propia práctica y no solamente como instructores. Se plantea asimismo la necesidad de una posición crítica frente a la noción y el ejercicio de la práctica dentro del currículo de formación inicial,  la cual tiende a ser asumida acríticamente por los alumnos-docentes y su profesor-tutor (Pérez Gómez, 1996).

    Ubicar (y remover) los puntos de partida

Resolver la tensión y recorrer el tramo entre el punto de llegada (perspectiva desde la cual tiende a ubicarse el que enseña) y el punto de partida (perspectiva en la cual se ubica el que aprende) y definir las estrategias necesarias para recorrerlo, requiere la participación activa tanto de quien aprende como de quien enseña. El aprendizaje sólo puede partir de las motivaciones y saberes de quienes aprenden, tanto si son niños como si son adultos. Ubicar dichos puntos de partida (el “diagnóstico”) no significa hacer únicamente el listado de los “déficits” (lo que falta por saber, ser o tener) sino también de las fortalezas y las posibilidades (lo que ya se sabe, es o tiene), que es precisamente de donde arranca la posibilidad del aprendizaje. Obviamente, objetivo de la propia formación es trabajar con los docentes en una mejor comprensión de sus necesidades de aprendizaje, en la perspectiva de avanzar hacia ese papel docente más profesional y autónomo al que se aspira.

Es indispensable “remover la tierra para sembrar la semilla”, es decir, identificar y analizar expresamente, junto con los docentes, los saberes implícitos y las creencias que forman parte de ese sentido común sobre lo educativo que sirve de cimiento a la vieja escuela que cada uno de nosotros lleva dentro. Diversos estudios han empezado a mostrar (e intentar explicar) la ineficacia del iluminismo, el enciclopedismo y los sesgos teóricos en la formación docente, las jergas y el nominalismo en que se ocultan las incomprensiones y ausencias de sentido, la escasa incidencia práctica de dicha formación, la convivencia estrecha y sin aparentes contradicciones entre el discurso innovador y la práctica pedagógica atrasada, etc.

   Un sistema unificado, pero diversificado, de formación docente

Más que uniformar u optar entre disyuntivas, es preciso diversificar la formación docente -oferentes, modalidades, contenidos, pedagogías, tecnologías- para responder a los perfiles y posibilidades de cada contexto, buscando al mismo tiempo la unidad y coherencia de la formación docente como un sistema. En esto, el Estado tiene un papel fundamental sobre todo de cara a los esquemas de descentralización y tercerización de la formación/capacitación docente que han empezado a institucionalizarse en varios países, en los que colaboran universidades, centros de investigación, organismos no-gubernamentales, empresa privada, organizaciones docentes, haciendo indispensables la coordinación y la evaluación, así como la fijación de estándares de calidad y equivalencia.

Los mejores científicos, intelectuales, artistas, escritores, artesanos, deberían ser convidados a unirse al esfuerzo colectivo de preparar a los docentes, no únicamente en  los espacios “propios” de la docencia – instituciones de formación, escuelas – sino en esos otros entornos a los que los docentes rara vez tienen acceso: laboratorios, bibliotecas, museos, galerías de arte, talleres de expresión artística, etc. Las propias organizaciones docentes están llamadas, obviamente, a contribuir en el delineamiento y puesta en marcha de políticas, estrategias y programas renovados de formación.

Es indispensable diversificar los escenarios, contenidos y modalidades de aprdizaje docente. El Informe Delors (1996) incluye al respecto numerosas sugerencias, muchas de ellas aparentemente sencillas y hasta obvias, pero altamente innovadoras en un campo que, como el de la formación docente, se ha mantenido cerrado sobre sí mismo y tiene una vieja deuda de renovación y experimentación curricular y pedagógica. El Informe propone, entre otros, alternar la formación dentro y fuera del sistema escolar, con períodos de descanso; juntar a los docentes con profesionales de otros campos, a los nuevos docentes con docentes experimentados y con investigadores que trabajan en sus campos respectivos; movilidad entre la profesión docente y otras profesiones por períodos limitados; alternancia entre estudio y trabajo, incluido el trabajo en el sector económico a fin de acercar entre sí saber y técnica; etc.

No existe el método o la modalidad más apropiada para todos, para todo y en general; cada uno tiene sus fortalezas y debilidades. Las modalidades a distancia -hoy promovidas, argumentándose que serían más “costo-efectivas” que las modalidades presenciales – pueden ser recomendables en determinadas condiciones y para determinados objetivos; por lo demás, la buena educación a distancia es la que combina autoinstrucción con componentes presenciales e interacción grupal, volviendo de este modo borrosa la distinción presencial/a distancia y planteando, por último, la necesidad de estrategias integradas.[ix]

El menú de opciones se ha abierto considerablemente en los últimos años, ampliando el enfoque tradicional centrado en el evento, la transmisión oral y el libro (clase, curso, seminario, taller) con pasantías, grupos de reflexión y análisis de la práctica pedagógica, observación de clases, creación de centros demostrativos en torno a “buenas prácticas”, registro escrito e intercambio de experiencias, historias de vida, uso de la caricatura, el video, el socio y el psicodrama, etc. Desde la formación ha empezado asimismo a romperse con el tradicional aislamiento de la tarea docente, favoreciéndose el encuentro, el intercambio y el aprendizaje entre pares. Todo ello ha contribuido a resquebrajar el tradicional formalismo e intelectualismo de la formación y la cultura docente, introduciéndose aspectos afectivos y emocionales y no solamente cognitivos, así como el juego, la diversión, el movimiento, el manejo del cuerpo, etc.

      “Formación” más que “capacitación” o “entrenamiento

El minimalismo y el instrumentalismo de muchos programas dirigidos a docentes, a nivel inicial o en servicio, suelen justificarse aduciendo las limitaciones de una demanda (la de los propios docentes) más interesada en los cómos, en orientaciones prácticas y “recetas”, que en explicaciones y argumentaciones teóricas, así como por la premura de los tiempos políticos, las limitaciones presupuestarias o las de los “formadores de formadores”. No obstante, si bien es fundamental partir de las necesidades reconocidas como tales por los docentes,  el desafío es una formación integral, no limitada a la transferencia de contenidos, métodos y técnicas, sino orientada fundamentalmente a lograr lo que se pide a los propios docentes lograr con sus alumnos: aprender a pensar, a reflexionar críticamente, a identificar y resolver problemas, a investigar, a aprender, a enseñar. De hecho, éste es el sentido de términos como educación oformación, como diferentes a capacitación o entrenamiento.

  1. No basta con formación docente: Un enfoque sistémico y un paquete integral de medidas

Si tal “docente ideal” existiese y pudiese efectivamente desplegar esos atributos en su práctica profesional, estaríamos frente a un sujeto diferente, con una biografía escolar y profesional diferente, trabajando en condiciones y en una institución escolar diferente, gozando de estima social y percibiendo una remuneración acorde con la labor de un trabajador intelectual a quien se encarga una tarea de gran complejidad y responsabilidad social, salario y condiciones que le permiten hacer de la docencia una tarea de tiempo completo, disfrutar de ella y dar todo de sí, dentro y fuera de las aulas, asumiendo su propio aprendizaje permanente como dimensión inherente a su tarea, y contando con la posibilidad de acceder a los libros, los medios de comunicación, las modernas tecnologías, etc.

Dentro del esquema general de fragmentación de la política educativa, persiste la tendencia a aislar la formación de otras áreas críticas del desempeño docente tales como los salarios y, en general, las condiciones de trabajo. Mientras la señal que se siga dando es la de que ser docente es un oficio de pobres, mal valorado y mal pagado, sencillo y requerido de habilidades mínimas, limitadas a seleccionar de un repertorio de técnicas y a seguir instrucciones, no será posible remontar la tarea docente y, por ende, la escuela. Mientras la docencia continué siendo percibida como una opción transitoria y de segunda, la formación docente continuará siendo una extensión (y duplicación) de la mala escuela, una inversión inútil y una tarea de nunca acabar, dado el éxodo importante y la rotación que caracterizan hoy a la docencia en muchos países.

Los esquemas horizontales de cooperación entre docentes y escuelas, las ideas dedesarrollo profesional en equipo y basado en la escuela, han entrado con fuerza en los últimos años en los países en desarrollo, permeando tanto a organismos gubernamentales como no-gubernamentales. No obstante, su ejecución en condiciones reales tropieza a menudo con serios problemas en tanto algunas condiciones esenciales permanecen inalteradas. Intentos por llevar la formación a la escuela (en lugar de sacar a los docentes individuales a centros y eventos de capacitación) chocan no sólo con problemas de infraestructura y distancia, sino con el problema salarial mismo, pues este mecanismo elimina el viático, un importante ingreso complementario para muchos docentes y directivos escolares. Las propias nociones de “equipo escolar” o “trabajo colectivo” no pueden a menudo materializarse dada la persistencia de esquemas verticales en el interior de la escuela y del sistema escolar, así como el multiempleo y la alta inestabilidad docente que provocan las condiciones salariales y laborales prevalecientes.[x] Asimismo, en ausencia de toda tradición y de competencias básicas para la tarea, la elaboración de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) – generalizados en las reformas escolares, con diversas denominaciones – pasa a encargarse a equipos externos, desvirtuándose así el propio sentido y objetivo de tales PEI.

En suma: la formación docente no puede encararse de manera aislada, sino como parte de un paquete de medidas dirigidas a revitalizar la profesión docente y en el marco de cambios sustantivos en la organización y la cultura escolar en sentido amplio. La ausencia de una visión sistémica de la política y el cambio educativos continúa y continuará, como en el pasado, rebotando la posibilidad de hacer efectivos incluso esos pequeños cambios parciales que pretenden instaurarse.

NOTAS

[1] Documento originalmente preparado para y presentado en la XIII Semana Monográfica organizada por la Fundación Santillana (Madrid, 23-27 Noviembre, 1998). Incluido en: Aprender para el futuro: Nuevo marco de la tarea docente, Fundación Santillana, Madrid, 1999. También publicado en: Autoeducación, N° 55, Lima, IPP, 1999; Novedades Educativas, N° 99. Buenos Aires, 1999; Boletín N° 49 UNESCO-OREALC, Santiago, 1999.

[2] Rosa María Torres del Castillo (Ecuador). Pedagoga y lingüista. Investigadora y asesora internacional en educación. Especialista en educación básica, innovación y cambio educativo, comunidades de aprendizaje y aprendizaje a lo largo de toda la vida. Desde el año 2000 co-organizó y coordina el Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos. Modera varias comunidades virtuales y es autora de numerosas publicaciones. Ver más en el portal de Fronesis http://www.fronesis.org/

[i] El término “formación” y, en general, las denominaciones en torno a la preparación de los docentes, se usan de manera muy distinta en los países de habla hispana. Hay una diferenciación de términos, precisamente entre otras cosas para aludir a puntos de partida y necesidades muy diversas de formación. Así, por ejemplo, en México (De Ibarrola y Silva, 1997) se proveecapacitación a aquellos que no tienen ninguna preparación profesional; nivelación a los docentes que trabajan y necesitan adquirir acreditación oficial; actualización es lo que provee el gobierno central a los docentes en servicio para mantenerse al día con los conocimientos curriculares; la superación profesional se refiere a estudios de post-grado.

[ii] Usamos aquí “retórica” en el sentido que lo usa L. Ratinoff: macrovisiones de la educación con las que “cada época ha justificado la necesidad de destinar tiempo y recursos a la educación, desde perspectivas que reflejan las preocupaciones y propósitos centrales del momento” (Ratinoff, 1994:22). Las retóricas tendrían tres funciones principales: coordinar, contribuyendo a unir intereses diversos a través de valores y propósitos compartidos; movilizar, facilitando la incorporación de nuevos grupos a través de fines y justificaciones especiales; y legitimar, proveyendo una imagen de criterios de corrección aceptable para el resto de la comunidad. El autor distingue, durante el siglo XX, cuatro retóricas educativas: la retórica del nacionalismo educativo, la retórica pluralista, la retórica de la meritocracia, y la retórica del capital humano, en un recorrido que expresaría, por un lado, el gradual desplazamiento de los proyectos políticos desde las izquierdas hacia las derechas, y por otro, una progresiva internacionalización de las ideas y de los intereses. El autor advierte que “las sucesivas macrovisiones de la educación que se han formulado durante este siglo seleccionaron y pesaron las variables de una manera selectiva, destacaron aquellas implicaciones que eran consistentes con los objetivos profesados e ignoraron las informaciones y los criterios que socavaban la validez de los supuestos utilizados”, por lo que “es inadecuado tratar de evaluar las retóricas en función de normas de demostración científica; su debilidad analítica y factual es obvia y la precaria consistencia de sus proposiciones y supuestos es marcadamente simplista. La principal virtud que tienen estos argumentos públicos es su capacidad para aglutinar voluntades y para proporcionar conceptos de orden que facilitan organizar los factores. Además, sería imposible demostrar que los cambios que indican sean las soluciones más convenientes” (Ratinoff, 1994:23).

[iii] El Desarrollo Humano es definido como “el proceso de ampliación del rango de elecciones de la gente -aumentando sus oportunidades de educación, atención médica, ingreso y empleo, y cubriendo el espectro completo de las elecciones humanas, desde un medio ambiente físico saludable hasta las libertades económicas y humanas” (PNUD, 1990).

[iv] Varias voces de alerta se escuchan en este sentido a nivel mundial.  El Informe de la Comisión Delors recomienda expresamente “privilegiar en todos los casos la relación entre docente y alumno, dado que las técnicas más avanzadas sólo pueden servir de apoyo a esa relación (transmisión, diálogo y confrontación) entre enseñante y enseñado” (Delors y otros, 1996:36). Asimismo, el informe del Comité de Seguimiento de la Educación para Todos advertía que “(…) al tiempo que debemos usar mejor y más ampliamente la tecnología y los medios de comunicación, éstos sólo pueden complementar pero nunca reemplazar el rol esencial del educador como organizador del proceso instruccional y como guía y ejemplo para los jóvenes” (UNESCO-EFA Forum, 1996. Nuestra traducción).

[v] Decía al respecto en 1995 una Ministra de Educación africana: «De modo general, nuestros gobiernos están sujetos a dos presiones opuestas entre las cuales estamos bombardeados constantemente. De un lado, somos los mayores empleadores de servidores públicos, estamos entre los que más gastan, y no producimos renta. Consecuentemente, estamos en la línea de fuego del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y constantemente sometidos a medidas de austeridad por parte del Ministerio de Finanzas. Del otro lado, el magisterio como un todo, teniendo -como tiene- suficientes razones para estar insatisfecho, cierra filas contra las autoridades en defensa de sus intereses. Y es el personal del Ministerio el que tiene que negociar con los representantes y hacer lo posible para prevenir el conflicto social. Entre las medidas que se toman ‘arriba’ para achicar el servicio público, reducir el pago de salarios y redistribuir el personal, y las demandas provenientes de `abajo’ que presionan por incrementos salariales, mejores condiciones de trabajo y perspectivas profesionales, nuestro margen de negociación es sumamente estrecho«. (Fragmento de un discurso pronunciado por Aïcha Bah Diallo, Ministra de Educación de Guinea, 23 Junio 1995, en: DAE, 1995:6. Nuestra traducción).

[vi] En América Latina, según datos de UNESCO-OREALC para inicios de la década (1992), 20% de los maestros de educación básica son legos, la mayoría de ellos concentrados en las zonas rurales.

[vii] De hecho, como lo revelan diversos estudios, las actitudes y expectativas de los docentes (no necesariamente atribuibles a procesos de formación) pueden resultar más determinantes sobre el desempeño tanto del docente como del alumno que el dominio de los contenidos o las didácticas.

[viii] El Banco Mundial (1996) estimaba que es entre 7 y 25 veces más barato invertir en reformar la educación secundaria que en intentar suplir sus déficits desde la formación profesional.

[ix] Estudios comparativos de diversas modalidades de formación docente -inicial y en servicio (presencial) y en servicio (a distancia)- realizadas en la década de los 80 en Africa (Tanzania) y Asia (Sri Lanka e Indonesia), sugerían que las modalidades a distancia  pueden temer ventajas comparativas en “asuntos que se basan en información y en transmisión verbal” pero no en conocimientos vinculados a las matemáticas, las ciencias o el desarrollo de aptitudes para el trabajo en grupo (Tatto, et. al., 1991; Nielsen et.al., 1991:4).

[x] En el Estado de Sao Paulo, Brasil, dentro del Proyecto de Educación Continua del Profesorado iniciado en 1996 se establecieron las llamadas Horas de Trabajo Pedagógico Colectivo -HTPC en cada establecimiento escolar, pero, según se reporta, los profesores no tienen condiciones reales de juntarse dentro de sus horas de trabajo, dado que la mayoría rota entre diversas escuelas y son profesores por contrato. (Ação Educativa-PUCI, 1996). El mismo problema se reporta en el caso de Chile, durante el primer año de la aplicación de la jornada escolar extendida, pues los profesores no coinciden en los mismos horarios (Milesi y Jara, 1998).

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

ACAO EDUCATIVA-Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, “Coloquio sobre a política de formação de profissionais da educação no Estado de Sao Paulo”, Serie Debates, N° 5, Cortez, Sao Paulo, 1996.

ALLIAUD, Andrea y otros, El maestro que aprende. Representaciones, valores y creencias: los modos de pensar y actuar de la enseñanza, Edición Novedades Educativas, Colección Psicología y Educación, N° 23, Buenos Aires, 1998.

ATTALI, Jacques, “School The Day After Tomorrow”, in: Prospects, N° 99, UNESCO, Geneva, 1996.

BANCO MUNDIAL, Prioridades y estrategias para la educación. Estudio sectorial del Banco Mundial, Washington D.C., 1996.

BARTH, Roland, Improving Schools from Within, Jossey-Bass, San Francisco, 1990.

BEARE, Hedley and Richard Slaughter, Education for the Twenty-First Century, Routledge, London/New York, 1993.

CORAGGIO, José Luis, «Human Capital: The World Bank’s Approach to Education in Latin America», in: J. Cavanach (ed.), Beyond Bretton Woods, IPS/TNI, Washington, D.C., 1994.

CORAGGIO, José Luis y Rosa María Torres, La educación según el Banco Mundial (Un análisis de sus propuestas y métodos), Miño y Dávila-CEM, Buenos Aires, 1997.

CHARTIER, Anne-Marie, “A formação de professores na França e a criaçãô dos Institutos Iniversitários de Formaçãô de Mestres”, en: Novas Políticas Educacionais: Críticas e Perspectivas, Pontificia Universidade Católica, Sao Paulo, 1998.

DAE (Association for the Development of African Education), DAE Newsletter, Vol 7, Nº 3, Paris, July-September 1995.

DE IBARROLA, María y Gilberto Silva, «Políticas públicas y profesionalización del magisterio en México», México, D.F., 1995 (mimeo).

DELORS, Jacques y otros, La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional Sobre la Educación para el Siglo XXI, Santillana-UNESCO, Madrid, 1996.

EZPELETA, Justa y Alfredo Furlán (comp.), La gestión pedagógica de la escuela, UNESCO-OREALC, Santiago, 1992.

FULLAN, Michael, Change Forces: Probing the Depths of Educational Reform, The Falmer Press, London, 1993.

GARDNER, Howard, La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo deberían enseñar las escuelas, Biblioteca del Normalista, Cooperación Española-SEP México, México D.F., 1997.

GIMENO SACRISTAN, José, «Investigación e innovación sobre la gestión pedagógica de los equipos de profesores», en: La gestión pedagógica de la escuela, UNESCO-OREALC, Santiago, 1992.

GIROUX, Henry, Teoría Crítica e Resistência em Educação, Vozes, Petrópolis, 1986.

HADDAD, Wadi, “Teacher Training: A Review of World Bank Experience”, EDT Discussion Paper, Nº 21, The World Bank, Washington, D.C., 1985.

HARGREAVES, Andy, Changing Teachers, Changing Times. Teachers College Press, Columbia University, New York, 1994.

HARGREAVES, David and Hopkins, David, The Empowered School. The Management and Practice of Development Planning, Cassell Educational Limited, London, 1991.

JUNG, Ingrid, «Propuesta de formación del maestro bilingüe», en: Ser maestro en el Perú: Reflexiones y propuestas, Foro Educativo, Lima, 1994.

LERNER, Delia, “El lugar del conocimiento didáctico en la formación del profesor”, Quem é o professor do 3° milenio?, AVANTE, Salvador, Bahia, 1996.

LOCKHEED, Marlaine and Adriaan Verspoor, Improving Primary Education in Developing Countries, A World Bank Publication, Washington D.C., 1991.

MARCHESI, Alvaro, «Profesores, centros docentes y calidad de la educación», en: Cuadernos de Pedagogía, Nº 184, Bar­celona, 1990.

MILESI, Carolina y Cecilia Jara, “Jornada Escolar Completa 1997-1998: Aprovechar lo que tenemos para lograr lo que queremos”, MINEDUC, Santiago, 1998 (mimeo).

NIELSEN, H. Dean y M. Teresa Tatto, The Cost-Effectivness of Distance Education for Teacher Training, BRIDGES Research Report, Nº 9, Cambridge, 1991.

OCDE, Escuelas y calidad de la enseñanza (Informe inter­nacional), Paidós-MEC, Barcelona, 1991.

PÉREZ GÓMEZ, Angel, “Practical Training And The Professional Socialization of Future Teachers in Andalucia”, in: Prospects, N° 99, UNESCO, Geneva, 1996.

PERRENOUD, Philippe, “The Teaching Profession Between Proletarization and Professionalization: Two Models of Change”, in: Prospects, N° 99, UNESCO, Geneva, 1996.

PNUD, Human Development Report 1990, Nueva York, 1990.

RAMONET, Ignacio, “Herramientas para entender el ‘pensamiento único’“, en: Envío, N° 196, Managua, julio 1998.

RATINOFF, Luis, «Las retóricas educativas en América Latina: La experiencia de este siglo», en: Boletín del Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe, Nº 35, UNESCO-OREALC, Santiago, 1994.

SCHIEFELBEIN, E., C.Braslavsky, B. Gatti y P.Farrés, «Las características de la profesión maestro y la calidad de la educación en América Latina», en: Boletín del Proyecto Principal en América Latina y el Caribe, Nº 34, UNESCO-OREALC, Santiago, 1994.

SCHLEICHER, A., M.T. Siniscalco and N. Postlethwaite, The Conditions of Primary Schools: A Pilot Study in the Least Developed Countries, A Report to UNESCO and UNICEF, Paris, 1995.

SCHON, D., La formación de profesionales reflexivos, Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el aprendizaje en las profesiones, Paidós/MEC, Madrid, 1992.

TARDIF, Maurice et Clermont Gauthier, “L´enseignant como ´acteur rationnel´: Quelle rationalité, quel savoir, quel jugement?”, en: L. Paquay, M. Altet, E. Chartier y P. Perrenoud (eds.), Former des enseignants professionels: Quelles stratégies? Quelles compétences?, De Boeck Université, Paris-Bruxelles-Montreal, 1996.

TATTO, María Teresa, Dean Nielsen y William Cummings, Comparing the Effects and Costs of Different Approaches for Primary School Teachers: The Case of Sri Lanka, BRIDGES Research Report Series, Nº 10, Cambridge, 1991.

TORRES, Rosa María, «Teacher Education: From Rhetoric to Action”, in: Partnerships in Teacher Development for a New Asia, UNESCO-ACEID/UNICEF, Bangkok, 1996a.

TORRES, Rosa María (coord.), The Learning of Those Who Teach, Thematic Portfolio, UNICEF/UNESCO, New York-Paris, 1996b.

TORRES, Rosa María, “Formación docente: Clave de la reforma educativa”, en: Nuevas formas de aprender y enseñar, UNESCO-OREALC, Santiago, 1996c.

TORRES, Rosa María, Profesionalización o exclusión: Los educadores frente a la realidad actual y los desafíos futuros, Documento de trabajo de la Cumbre Internacional de Educación, CEA/SNTE/UNESCO, México, 1997.

UNESCO, Sobre el futuro de la educación hacia el año 2000, Narcea Ediciones Madrid, 1990.

UNESCO, Informe Mundial sobre la Educación 1998 “Los docentes y la enseñanza en un mundo en mutación”, Paris, 1998.

UNESCO-EFA FORUM SECRETARIAT, Education for All: Achieving the Goal, Final Report (Mid-Decade Meeting of the International Consultative Forum on Education for All, Amman, Jordan, 16-19 June, 1996), UNESCO, Paris, 1996.

UNESCO-OREALC, Situación educativa de América Latina y el Caribe 1980-1989, Santiago, 1992.

UNESCO-Plan de Escuelas Asociadas, ¿Cómo debe ser un buen maestro? Los niños opinan, Paris, 1996.

  • Articulo tomado de: http://otra-educacion.blogspot.com/
Comparte este contenido:

Exhiben personaje boricua de Marvel en Nueva York

La abuela Estela debutó este año con Marvel y que llegó al cómic con palabras en español y hablando sobre la herencia taína en Puerto Rico.Será parte del Festival de Loisaida.

Por Agencia EFE 05/27/2016 |Nueva York –

La abuela Estela, que debutó este año con Marvel y que llegó al cómic con palabras en español y hablando sobre la herencia taína en Puerto Rico, es parte de una exhibición de viñetas y dibujos, que abre mañana en Nueva York.

El responsable del personaje y de que los fanáticos de los comics conozcan detalles de la historia puertorriqueña es Edgardo Miranda Rodríguez, quien asegura que su herencia siempre estará presente en su arte.

Unas 20 piezas originales se muestran en «Guardianes de Loisaida», uno de dos cuentos del cómic que Marvel publicó el pasado febrero como parte de la serie «Guardians of Infinity» 3, que estarán hasta el próximo 28 de julio en el Centro Cultural Loisaida, comunidad donde precisamente se desarrolla la historia, que causó gran revuelo entre puertorriqueños.

La exhibición es parte del popular Festival de Loisaida que organiza cada año este barrio, con una vibrante comunidad latina que por décadas ha vivido en el Lower East Side, conocido ya como Loisaida, que surge por la forma en que los hispanos pronunciaban su nombre.

Miranda Rodríguez habla con pasión de la abuela Estela, una afro-boricua orgullosa de su origen, que para el escritor representa la importancia de la mujer en la cultura hispana.

«Es una maestra, una madre, abuela, una mujer conocida en la comunidad», dijo a Efe del personaje inspirado en la educadora, escritora y fundadora del Caribbean Cultural Center African Diaspora Institute, Marta Moreno Vega, junto a quien comenzó sus años como activista comunitario.

«Los padres y abuelos son los que se encargan de contar nuestra herencia cuando vivimos en EE.UU, sobre todos los abuelos, porque si no, esa historia se perdería», lo que precisamente hace Estela con su nieto Kian, agregó el puertorriqueño, que creció leyendo y dibujando cómics, que luego vendía a sus compañeros de escuela.

El cuento fue coescrito con su socio Darryl Matthew McDaniels, integrante de la desaparecida banda de rap Run DMC, con quien creó una compañía de la que es su director ejecutivo y las ilustraciones hechas por artistas latinos.

«Tuve a mi cargo desarrollar la historia para el cuento y se me ocurrió escribir sobre Loisaida, muy conocido por el personaje de Thing (que integró a los Cuatro Fantásticos, que también está en el cuento), creado en los ’60 por Jack Kurby, un judío que se creció en Lower East Side cuando no habían latinos», recordó.

«Para hacer el mundo más real teníamos que reflejar cómo es ahora Loisaida, cómo se ha visto por los pasados treinta años», dijo el escritor y artista.

Miranda Rodríguez también es responsable de haber dotado con herencia puertorriqueña a «Groot», un súperhéroe que parece un árbol, de la película «Guardians of the Galaxy» de Marvel, y de que por primera vez haya dicho en español lo único que sabe decir «I’m Groot».

«Sé que él es la Ceiba. Puedo sentir los espíritus de nuestros antepasados dentro de él», dijo sobre Groot la abuela, al comparar al súperhéroe con el fuerte, gigante y frondoso árbol representativo de Puerto Rico, pero también conocido en Latinoamérica.

«Muchos de nuestros antepasados taínos murieron cuando Puerto Rico fue colonizado. Eran muy espirituales, muy en armonía con la naturaleza. Aunque sus cuerpos fueron destruidos, sus espíritus viven en la ceiba», afirma Estela, dueña de un restaurante donde cuelgan fotos del árbol y máscaras de vejigantes, del folclor puertorriqueño.

Para el editor de cómics, que vivió un tiempo en Puerto Rico en un pueblo llamado también Ceiba, aunque la abuela no tiene poderes especiales, es la verdadera heroína de la historia, que enfrenta a Groot cuando es poseído por el villano del cuento.

«Sacúdete y levántate», son las palabras que dice en español a Groot, para agregar que «tú no eres malvado, tú eres la ceiba, el recipiente de todos nuestros antepasados».

Miranda Rodríguez ha creado otro personaje junto con un grupo de colaboradores, La Borinqueña, un símbolo de esperanza según el editor de cómics, que lo publicará en octubre bajo su compañía Somos Arte.

Noticia de: http://www.primerahora.com/entretenimiento/eventos/nota/exhibenpersonajeboricuademarvelennuevayork-1155698/

Comparte este contenido:

En Colombia: Ser maestro también significa reinventarse

Incentivar la lectura, mejorar competencias en lenguaje y matemáticas, algunas de las actividades.

ANA MARÍA OCORÓ LOZADA | 21 de mayo de 2016 /EL TIEMPO

Ser docente no solo implica dedicar parte del tiempo libre a preparar clase, tener paciencia para trabajar con grupos hasta de 50 estudiantes, o cumplir muchas veces con el rol de padre de familia para algunos estudiantes que no tienen ese acompañamiento.

También exige un compromiso irrompible con sus alumnos, que consiste en trabajar a diario por brindar una educación de calidad, ser innovador a pesar de los pocos recursos con los que cuenta y entender que su trabajo no es solo entrar al aula y enseñar conceptos y teorías, sino formar seres humanos con valores y competencias que les permitan tener un mejor futuro.

Cada vez son más los profesores que buscan la manera de reinventar sus prácticas e implementar nuevas estrategias buscando siempre hacer un trabajo de calidad.
Ana Rubiela Taborda constituye uno de esos casos. Es licenciada en Lenguas Modernas, con magister en Educación, de la Universidad del Valle; tiene estudios sobre énfasis en procesos de enseñanza y aprendizaje en la Universidad Uniminuto y cursa un doctorado en la Universidad Baja California en México.

Esta docente de la institución educativa Multipropósito, en el sector de La Sirena en Siloé, localidad de Cali, hace más de dos años trabaja con maestros, directivos y estudiantes de colegios públicos de la ciudad, acompañándolos en el diseño y aplicación de las herramientas pedagógicas adecuadas para mejorar el nivel educativo.

Se desempeña como tutora del Programa Todos a Aprender (PTA), impulsado por el Ministerio de Educación, cuyo objetivo principal es mejorar el aprendizaje de los estudiantes de primaria en la educación pública.

“Yo soy tutora del PTA desde el 2014 porque sentía que me estaba quemando en la institución donde trabajaba y necesitaba hacer otras cosas que no me desligaran de mi profesión, pero que sí me aportaran más experiencias, y justo se presentó esta oportunidad”, contó Taborda.

Su labor se centra en acompañar constantemente a los docentes para que juntos identifiquen las falencias y garanticen que los niños aprendan más cosas de la mejor manera.

Desde el 2014, Ana Rubiela está enfocando su trabajo en el colegio Rodrigo Lloreda Caicedo, en el barrio Mariano Ramos. “Hemos realizado un proceso fuerte y ya empezamos a recoger frutos: mejoramos en el índice sintético de calidad, pasamos de 3,37 a 5,68 puntos, y nos ubicamos entre los siete mejores colegios de Cali”, afirmó la tutora.

Actualmente, este programa cuenta con la participación de 2.900 tutores trabajando en más de 4.000 instituciones públicas en todo el país.

Durante el 2015, el PTA sufrió una reestructuración que permitió que los educadores enfocaran su trabajo y sus esfuerzos en una sola institución, y así garantizar un proceso más riguroso.

Santiago Varela, director del Programa Todos a Aprender, contó que “en 2015 hicimos énfasis en el acompañamiento en el aula, seleccionamos material educativo de calidad, y en lo que va de este año hemos enviado más de nueve millones de libros y módulos a las instituciones beneficiadas con el programa”.

Julia Emma López es otra docente que desde el 2013 es tutora en Popayán. Hasta diciembre del año pasado trabajó en el colegio Alejandro Humboldt, donde lograron mejorar el índice sintético de calidad, pasando de 4,98 a 7,02 puntos. Desde inicios de este año acompaña a los profesores del colegio Las Mercedes en la zona rural.

“Al principio fue difícil porque se generan dudas frente al sistema de evaluación de los docentes, pero con el paso del tiempo se fueron dando cuenta de los beneficios del programa y se fortalecieron las relaciones entre los maestros. Me convertí en un puente de comunicación asertiva entre los administrativos y los profes”, aseguró López.

Este esfuerzo por mejorar requiere un trabajo de formación y capacitación. Los tutores tienen semanas enteras en las que deben dedicarse a recibir charlas de sus formadores y a planear las estrategias para las clases, teniendo en cuenta protocolos y rutas de trabajo que están vigentes en todo el país.

El profesor Jorge Contreras forma parte del grupo de tutores de la Costa Atlántica y aunque no es licenciado de formación, asegura que esta experiencia como acompañante docente en el municipio La Gloria, Cesar, le ha permitido, además de trabajar por sus niños, reflexionar sobre su quehacer como profesor y cambiar algunas prácticas.

A ellos se suman otros profesores comprometidos con la educación que trabajan fuerte para que los niños de Colombia tengan las mismas oportunidades.

Opinan

Ana Rubiela Taborda
Tutora ‘Programa todos a aprender’

Este programa me ha hecho crecer y el día que yo vuelva a mi institución, voy a ser una maestra totalmente diferente.

Jorge Eliécer Contreras
Tutor ‘Todos a aprender’ (Cesar)

En mi práctica como docente he aprendido a través del PTA y estamos trabajando por una mejor educación.

Julia Emma López
Tutora ‘Pta’ en Popayán

Con este proyecto hemos podido recuperar, entre otras cosas, las relaciones entre los docentes.

Fuente: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/maestros-en-colombia-especial-educacion/16599490

Foto: Santiago Saldarriaga

Fecha de la publicación en OVE: 23 Mayo 2016

Comparte este contenido:

En Argentina: encuentro entrerriano de enseñantes

Los días 9 y 10 de junio en el Centro de Convenciones Concordia

22/05/2016 – DIARIOJUNIO

Integrantes de la Cooperativa para la Educación TEKOÀ, organizan un Encuentro Entrerriano de Enseñantes, los días 9 y 10 de junio en el Centro de Convenciones Concordia. Se trata de una más que interesante propuesta en la que teóricos y analistas ayudarán a desnudar “la realidad que transitan las instituciones educativas de la provincia de Entre Ríos”. La propuesta, según se informó a DIARIOJUNIO, “está dirigida a enseñantes  de todos los niveles educativos, profesionales involucrados con la enseñanza,  estudiantes de distintas carreras del Nivel Superior y Universitario y todo público interesado en las temáticas”. Este grupo entiende que “la escuela de hoy requiere imperiosamente  incorporar prácticas y discursos que evidencien la vida cultural de estos tiempos”.

Este grupo de educadores organizados en cooperativa (Tekoá), tiene como referentes a, Verónica López como Presidenta ; Mónica Muñoz- Secretaria ; Gabriela Rodríguez-Tesorera y Silvina Gonzalez como Sindica.

Este grupo sostiene que “es indispensable que todos,  quienes integran la red de actuación en el ámbito educativo,  se encuentren convocados a  una apertura intelectual al diálogo,  acompañados de  teóricos y analistas,  con el objetivo de dejar al descubierto la realidad que en el presente  transitan las instituciones educativas de la provincia de Entre Ríos”.

A su vez y basándose en leyes y resoluciones nacionales y provinciales, vinculadas a la formación docente continua, dicen…

“Entendemos la formación docente continua como una acción profunda con el sujeto docente, reconociéndolo y posicionándolo como protagonista de su propia formación en el itinerario de su carrera docente, la cual se ve expuesta en las transformaciones de nuestra época a requerimientos cada vez más complejos para la composición de los procesos que nos tocan vivir”.

Y también expresa:

“… asumimos y entendemos la formación como una acción profunda “con” los docentes concebidos como protagonistas de su propia formación,  apuntando simultáneamente al “saber hacer”, el “saber obrar” y el “saber pensar”; resinificándose la relación dialéctica de la teoría con la práctica y los saberes que, en  y desde la misma,  se generan…”

Se considera  que los párrafos citados  coinciden plenamente con los fundamentos de la propuesta,   que se ha  concebido con el nombre de “Encuentro Entrerriano de Enseñantes: Acontecer grupal, Prácticas Profesionales y Discusión Democrática”.

RAZONES DEL ENCUENTRO

La Cooperativa para la Educación Tekoá,  al organizar dicho encuentro, fundamenta su accionar  en la necesidad de la realización de experiencias  innovadoras,  en los cuales se pretende abarcar diversas temáticas de la realidad educativa actual,  con el anhelo de superar  lo  tradicional de las formas habituales de reuniones, capacitaciones y  congresos destinados a los  educadores.

  Este evento supone una organización que traspase los límites de lo convencional. La convencionalidad de la cual se habla,  coincide con aquello que no ha provocado cambios sustanciales en las formas de hacer escuela.  Los formatos conocidos quedan en la mera conferencia.  El que “sabe” deja un mensaje, valorable, por cierto, pero  sólo eso.  La participación,  del interesado educador,  es momentánea,   se olvida rápidamente y no hay pruebas de que los conocimientos adquiridos se concreten en el aula.  Sólo queda la asistencia, reconocida por una  mera certificación de presencia.

 Se trata de otro modo de estructura organizativa que, desde una óptica ética, política y pedagógica, provoque al debate democrático de los participantes y la conceptualización teórica del sentido de la demanda de la novedad en la escuela.

 Objetivos:

–              Dar cuenta de la dimensión del compromiso que significa la tarea docente

–              Tomar posición desde un marco teórico referencial en las decisiones cotidianas en relación a la labor escolar

–              Reconocer límites y fortalezas a partir del trabajo colectivo y el acompañamiento de especialistas en la temática

–              Reflexionar sobre las prácticas   en los distintos niveles del sistema educativo.

–              Realizar un planteamiento ético sobre las diversas situaciones del acontecer laboral

–              Mirar las rutinas escolares con ojo crítico y desnaturalizador.

Propósitos:

–              Ofrecer un encuentro novedoso  que abra  espacios  para la participación activa, el diálogo y el debate

–              Dar lugar a  la autonomía y protagonismo intelectual de los asistentes, en el rol de ciudadanos responsables de la realidad social en que viven y desempeñan su labor

–              Abrir el debate sobre la  formación profesional  y  la construcción de criterios para la actividad pedagógica.

–              Plantear un espacio de reflexión ética sobre  la acción cotidiana

–              Abordaje de los acontecimientos/situaciones  escolares, centradas en lo manifiesto

Contenidos:

–              Ética en la docencia/ Límites éticos en la escuela

–              Profesión y profesionalismo

–              La posible prescindibilidad de la escuela media

–              Escuela pública en peligro

–              Didáctica colaborativa en los diferentes niveles de escolaridad.

–              Rol del docente coformador  en la formación docente inicial

–              La familia y la escuela

–              Equilibrio emocional

–              Valores en la sociedad líquida

–              La exigencia de ser adolescente

–              La construcción del estudiante

METODOLOGIA DE TRABAJO    

Concretamente, se piensa  en un dispositivo que parta desde la representación humorística y la dramatización de estereotipos escolares para abrir  el debate, en un contexto de democratización de la palabra  y la conceptualización teórica del sentido del cambio necesario.

EVALUACION

Dada la metodología de la propuesta, la evaluación será en proceso. En cada instancia del encuentro, los participantes tendrán una intervención activa, con el uso de la palabra, en la interacción con el grupo de pares y en contacto permanente con  los analistas invitados,  que referenciaran las intervenciones desde el  marco teórico de la especialidad en que se inscriben.

Los asistentes darán cuenta del vínculo entre las acciones cotidianas enmarcadas en las propuestas de contenidos y en el sustento teórico definido en el transcurso de las actividades.

En los  talleres, la evaluación se realizará al final de cada uno de ellos y se realizará una evaluación general  en  plenario de cierre del Encuentro.

DIAS HORARIOS

Jueves 09 de junio de 2016 de 8.00 hs. a 12.00 hs. y de 15 a 20.30 hs.

 Viernes 10 de junio de 2016: 8.00 a 12.30 hs

Fuente : http://www.diariojunio.com.ar/noticia.php?noticia=76596

Fecha de publicación en OVE: 23 Mayo 2016

Comparte este contenido:

En Argentina Patricia Corbalán: “Sostengo que es persecución política”

La Izquierda Diario entrevistó a Patricia Corbalán, directora despedida del anexo C.A.E. N° 239 «Estrellitas de Colores». Denuncia nepotismo y persecución política por su militancia en el SUTE.

Corresponsal LID | Mendoza /Viernes 20 de mayo de 2016 |

Se cuestiona la idoneidad de Patricia Corbalán como directora del maternal municipal anexo C.A.E. N’239 «Estrellitas de Colores». La gestión del actual intendente municipal Lic. Walther Marcolini es muy cuestionada por los diferentes casos de nepotismo.

El viernes 13 de mayo una delegación de madres y padres se presentó en el jardín a pedir explicaciones acerca de las razones del despido de la directora Patricia Corbalán, la situación de la sala de 4 y 5 y el anexo C.A.E. Se vivieron momentos muy confusos para las madres y padres beneficiarios del Jardín-C.A.E. Por lo que decidieron escribir una nota al intendente Marcolini en donde solicitan la permanencia de los docentes del jardín, la restitución de la directora. la continuidad de la sala de 4 y 5 dentro del maternal y C.A.E. y la renuncia de la directora de educación Norma D. Ruiz por su mal desempeño, la falta de consideración y maltrato.

¿Cómo nace el proyecto educativo? ¿Y cómo funciona el Jardín maternal municipal anexo C.A.E. N° 239 «Estrellitas de Colores»?

- Es un proyecto que nace de la comunidad educativa del C.E.N.S. donde la mayoría de las mamas no tenían donde dejar sus niños mientras estudiaban, entonces, se formó un proyecto para la creación del jardín maternal anexo C.A.E. (Centro de actividades educativas) en el que participaron además de quien les habla un grupo de docentes, madres y actores de esta comunidad educativa. Finalmente, salió aprobado luego de varios intentos, en el 2009, año en el cual el municipio decide ser la entidad intermedia para poner en funcionamiento el proyecto.

¿Cuál era tu función al frente del jardín- C.A.E.? ¿Y cuál es la causa de la destitución?

- Yo era directora de toda la institución y maestra del C.A.E. y me despiden por no poseer título de nivel inicial, o esa es la excusa. Quiero dejar en claro que no hay fundamento que impida que siendo docente de E.G.B pueda desempeñar el cargo para el cual fui designada por la dirección de S.E.O.S (hoy D.E.G.S) y el municipio y que desempeñé durante siete años ininterrumpidos. En sus comienzos éstos proyectos educativos designaban a directores maestros E.G.B y con el paso del tiempo se empezó a designar maestros de nivel inicial para el sector maternal, de echo en la actualidad existe un alto porcentaje de jardines maternales y C.A.E.s con directivos con título de profesor de E.G.B y también existen al frente de éstos espacios trabajadores sociales, psicólogos sociales etc.

Como tantos trabajadores en la provincia y el país sufrió hostigamiento, maltrato y la pérdida de su trabajo ¿Sospecha que existió persecución política?

- Yo sostengo que es persecución política, pero no solo esto, sino también para reemplazar los cargos jerárquicos de los maternales con gente de su partido. Extrañamente la directora que actualmente ocupa el cargo del jardín (Mónica Emili) es esposa de un funcionario de este gobierno; pero la precariedad de estos programas (al no tener una reglamentación o un marco legal claro) se presta para que se cometan todo tipo de abusos.

Fuente: http://laizquierdadiario.com/Patricia-Corbalan-Sostengo-que-es-persecucion-politica

Fecha de Publicación OVE 22 Mayo 2016

Comparte este contenido:

Huelgas y organización docente en los orígenes del movimiento obrero argentino

PRÓXIMO LIBRO DE EDICIONES IPS-CEIP

El equipo de edición del libro Historia del movimiento obrero argentino desde sus orígenes hasta la Resistencia reflexiona, en esta entrega, sobre las primeras huelgas y organizaciones docentes.

Lorena Rebella /Domingo 22 de mayo de 2016 |

 

Historia del Movimiento Obrero argentino desde sus orígenes hasta la Resistencia es una obra que, desde Ediciones IPS-CEIP, un equipo de militantes del PTS estamos preparando a cargo de Alicia Rojo quien es una de sus autoras. Trabajadores, mujeres y estudiantes podrán recrear en su lectura la historia de la clase obrera argentina de esos años, desde una perspectiva marxista. El caudal de sus experiencias políticas y de lucha, la influencia de las corrientes anarquistas, socialista y posteriormente comunista, que dejaron impronta en sus primeras tradiciones. A su vez, realiza un balance histórico y un debate con estos grupos acerca de las posibilidades que tuvo el movimiento obrero de abrirse un camino de independencia política, además de un profundo análisis del peronismo hasta 1955 y el posterior proceso de la Resistencia.

En esta entrega nos detenemos en los orígenes y presentamos algunas reflexiones acerca de las primeras luchas y organizaciones docentes cruzadas por importantes debates ideológicos. Las traemos al presente en momentos donde la Argentina está atravesando un intento de avanzada sobre la educación pública y un debate sobre qué educación queremos.

Orígenes

En los orígenes del movimiento obrero los trabajadores fundan sus primeros sindicatos y federaciones nacionales, ponen en práctica sus métodos de clase –movilizaciones, asambleas, huelgas generales– e inauguran sus enfrentamientos con carneros y la policía. Los orígenes llevan la marca indeleble de la inmigración masiva y de las corrientes anarquistas y socialista que vinieron con ella desde el viejo continente.

En el capítulo dedicado a esta etapa nos vamos a topar con el momento en el que las docentes dieron sus primeras peleas y pusieron en pie sus primeros sindicatos. Decimos “las” docentes pues el sistema educativo obligatorio que comenzaba a ponerse en pie hacia fines del siglo XIX era, desde el punto de vista de quienes ejercían la enseñanza, un espacio casi estrictamente femenino, el de las educadoras “naturales”, la “segunda madre”, pero solteras, las “señoritas”.

En el trazado de las primeras luchas dadas por las maestras nos enteramos en el libro que la huelga que abre la historia se remonta al 20 de noviembre de 1881, que ocurre en San Luis por la falta de cobro de los salarios durante ocho meses.

Estas primeras luchas estuvieron cruzadas por grandes debates ideológicos. El de la laicidad y gratuidad es el más recordado.

Un año más tarde, en 1882, dicen que fueron las maestras delegadas las que se quedaron y garantizaron el debate acerca de la educación laica cuando la Iglesia quiso levantar el primer Congreso Pedagógico. Por su parte, Sarmiento se había negado a presidirlo y desde el diario El Nacional despotricaba contra la participación de las maestras.

También encontramos que diez años después, en 1892, surge la primera organización gremial, esta vez en San Juan. Hacia 1910 –contemporáneos al primer ascenso de la lucha de clases que vivió la Argentina en la década del Centenario– tienen lugar los primeros intentos de constituir federaciones nacionales. Ya en 1912 se produce la primera huelga en Buenos Aires.

Como señalamos, la impronta de los anarquistas, socialistas y –desde 1921 que es cuando se funda el PC argentino– de los comunistas, fue de un peso considerable en estas primeras experiencias. Como en la huelga mendocina de principios del siglo XX, que es considerada la primera de alcance nacional en la que interviene la FORA (la central sindical que era dirigida por los anarquistas).

Pero hay que señalar que estas experiencias de lucha y organización tenían un carácter más bien aislado en la docencia y que ocurrían allí donde la influencia de las corrientes de izquierda, con sus mujeres militantes anarquistas, socialistas y comunistas, estaba presente. Mujeres como Angélica Mendoza, detenida en esta huelga, o la prestigiosa pedagoga Florencia Fosatti, que sería reincorporada a su cargo recién en los años 70 para su jubilación, fueron militantes de izquierda en esa época. La primera ese mismo año ingresaba al Partido Comunista y la segunda se afiliaba años más tarde.

 Se trató de huelgas y procesos de organización que cuestionaron varios aspectos de la situación laboral como los nombramientos a dedo, el sistema disciplinario o los cambios de tareas y que señalaban, a la distancia, una pertenencia al mundo de la clase trabajadora.

Aunque ese (auto) reconocimiento llevará más de medio siglo y llegará con la extensión de la organización sindical en la docencia (como respuesta y a la vez motivo de haber cambiado las condiciones sociales y económicas más generales de los asalariados y las suyas propias) y con el primer paro a escala nacional en 1960.

Traer la historia como herramienta para el presente

En esta actualidad de ajuste y de debate acerca de qué vía necesitamos para resistirlo, tiene mucho valor recuperar las lecciones de nuestra propia historia como clase. De eso se trata el libro en cuestión y también parte de nuestra labor militante en la editorial.

Hablamos de los orígenes y sin embargo mucho se vuelve a repetir. El Estado, administrado por familias que continúan siendo los dueños del país, cambiaron sus “vacas atadas” por “paraísos fiscales”. A más de 100 años persisten muchos debates.

Funcionarias del Estado, profesionales, trabajadoras. Hasta el día de hoy se discute qué somos los docentes como si esos años y la proletarización del maestro, que dista entre un momento y otro, no hubiera existido jamás. La naturalización del rol docente como función de las mujeres; la injerencia de la Iglesia; la represión y persecución en las luchas. Bajo una mirada crítica, aspectos tan progresivos como la laicidad que surgió de las conclusiones del Congreso Pedagógico de 1882 no pueden dejar de insertarse en el marco más general de los límites e intereses con los que convivió: el aval a la influencia de la Iglesia, la legitimidad a una educación en valores conservadores y racistas, la justificación de una educación sexista o la continuidad de la exclusión de la naciente clase obrera ¿Sin embargo hoy se consideran como «cosas del pasado”?

Lo mismo el modelo de escuela. El modelo escolar burgués con sus distintos matices, con sus manuales de historia, de ciudadanía o cívica, sus actos escolares y valores que solo muestran la historia desde la visión de las clases dominantes, de la “nación”, sean éstas más conservadoras, se permitan momentos de mayor progresismo o vuelvan a acariciar el sueño tecnócrata.

No es menor la vigencia de problematizar por qué las clases dominantes no conformes con golpear materialmente a la clase obrera, esconden permanentemente su historia o a lo sumo la presentan de a girones o retazos, y por lo general distorsionados. O dicho de otra manera, ¿por qué buscan borrar de la memoria de los trabajadores toda huella de experiencias pasadas que cifren caminos de independencia de clase de las que poder asirse?

Cuando hay vientos de crisis, éstas necesitan descargarlas (el resto ya lo conocemos, un capitalismo todos los días un poco más salvaje). Cuando esto ocurre puede que con esos vientos y en esos enfrentamientos no siempre los dados caigan hacia el mismo lado.Desafiar el poder de los capitalistas, ellos lo saben, no es cosa ligera. Y los trabajadores lo han hecho una y otra vez.

“Necesitamos de la historia, pero de otra manera de como la necesita el ocioso exquisito en los jardines del saber”, dice Walter Benjamin en sus célebres tesis sobre el concepto de historia, en un epígrafe que no es de su autoría, pero que es suyo también. De lo que se trata es de nutrirnos de experiencias y tradiciones y con una mirada crítica recrearlas en base a nuestra experiencia, para llevarlas más lejos aún, de cara al futuro.

Fuente:  http://laizquierdadiario.com/Huelgas-y-organizacion-docente-en-los-origenes-del-movimiento-obrero-argentino

Comparte este contenido:
Page 18 of 20
1 16 17 18 19 20