SEP: ¿Agonía del “modelo competencial” en educación?

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

«El “modelo competencial” en educación no desaparecerá con la publicación de un documento ni con un decreto…»

Como lo hemos comentado en este espacio, el documento “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, redactado por el personal técnico de la Dirección General de Desarrollo Curricular de la SEP (que depende de la Subsecretaría de Educación Básica), contiene la propuesta de reorientación curricular del actual gobierno 2018-2024.

En esta oportunidad analizaré algunos aspectos en relación con su contenido en el plano de lo pedagógico-curricular. Para ello, hay que señalar que el núcleo duro del diseño curricular dominante (durante los últimos 40 años) está representado por el llamado enfoque o “Modelo competencial”.

También hay que decir que hay una discusión interesante, generalmente académica, sobre la historia de la teoría de las “competencias” en educación.

Para algunos el concepto “competencias” en educación proviene del concepto de “competencia lingüística” de Noam Chomsky. Para otros, como Emilio Ribes, uno de los pioneros de la enseñanza de la Psicología y de la teoría conductista en México, el término “competencia” en educación fue postulado por White, y se define como una conducta observable, mensurable, con criterio de desempeño y logro.

Para Chomsky, la competencia lingüística es la capacidad que tiene todo ser humano de manera innata de poder hablar y crear mensajes que nunca antes había oído. Esta competencia se centra en las operaciones gramaticales que tiene interiorizadas el individuo y se activan según se desarrolle su capacidad coloquial.

Como sucede con los conceptos en todas las ciencias, el término “competencias” en educación ha evolucionado, pero la esencia de su significado ha mantenido la idea de identificar al aprendizaje o los aprendizajes escolares en forma de conductas observables, mensurables, con criterio de desempeño y logro. Por ello, este concepto se aplicó, primero, en la educación superior, a través de la noción de “competencias profesionales”.

En México, el orden en que se ha aplicado de manera hegemónica el concepto de “competencias” en los diseños curriculares es: educación superior y media superior, (décadas 80-90); educación preescolar (2004); educación secundaria (RIES, 2006); educación primaria (RIEB, 2009). Como se puede apreciar el enfoque o “modelo” competencial no es nuevo. Desde entonces ha dominado el ámbito del diseño curricular.

El “modelo competencial” en educación no desaparecerá con la publicación de un documento ni con un decreto emitido por las autoridades educativas, porque este se ha convertido en un modo de ser y de actuar de l@s diseñador@s curriculares; y ha sido aceptado por autoridades, directivos, asesores técnicos, mandos medios y docentes, de modo acrítico. En todos los niveles educativos; dicho esto en términos generales.

Ante la pregunta: ¿estamos frente al momento de agonía del “modelo competencial” en educación?, mi respuesta es que no. Por el momento no, porque aún no se han desarrollado esquemas o modelos curriculares alternativos, y porque no se ha dado el cambio o ruptura epistemológica y de conocimientos en este campo. Sin embargo, una aproximación que he sugerido en otros textos, quizá como el comienzo de nociones alternativas al oscuro túnel de las “competencias”, es la que proviene de la idea de autonomía en el aprendizaje y el pensamiento estratégicos, de acuerdo con Carles Monereo, en “Ser estratégico y autónomo aprendiendo”.

A qué grado ha llegado a convertirse en un enfoque o modelo dominante (el “competencial”), que hay algunas instituciones de educación superior que han creado programas de estudios de posgrado a efecto de formar a especialistas para apropiarse, manejar y aplicar dicho modelo.

El llamado “modelo competencial” en la educación básica en México, se aplicó y está documentado tanto en la propuesta curricular de 2011 (SEP, Acuerdo 592) como en la de 2016-2017 (SEP, NME). Lo único que cambió fue el lugar que ocuparían las competencias y la argumentación sobre cómo evaluarlas (estándares curriculares).

En el “Marco curricular 2022 (SEP)” se hace explícita la negación del “modelo competencial”, pero los argumentos son vagos; no son precisos ni están profundamente argumentados. Para quienes redactaron el documento preliminar, la crítica al término de “competencias” tiene su raíz en un elemento “extranjerizante” o “ideológico”, pero no pedagógico ni desde las teorías curriculares.

Veamos:

“Por ello es fundamental que las niñas, niños y adolescentes de la educación básica puedan construir saberes y conocimientos sobre la realidad en la que viven, a partir de exigencias conceptuales, metodológicas y axiológicas que tengan pertinencia con el momento histórico, el territorio y la comunidad en la que viven, y marcar un equilibrio con el currículo nacional cuya prescripción, históricamente, ha organizado el conocimiento en objetivos, competencias o aprendizajes clave dentro de marcos que no son los propios de la realidad que se quiere conocer.”

MARCO CURRICULAR 2022. (P. 66)

El problema que observo y que se ve venir, en cuestión de propuestas pedagógicas y diseño curricular para la educación básica y de la formación de docentes, es: ¿cuál es la propuesta curricular alternativa, con fundamentos justamente desde lo educativo y lo pedagógico?

Por lo tanto, en este campo de conocimientos y aplicaciones, en teorías y prácticas educativas, todavía hay mucho por pensar, reflexionar, debatir y hacer.


Fuente de la información:  SDPnoticias

 

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La Escuela Austríaca Y La Apología Del Capitalismo

Por: Julio C. Gambina

Con la escuela austriaca se abandona la teoría objetiva del valor, con el eje en la producción y la circulación, para imponer la teoría «subjetiva» del valor, con eje en el consumo, el libre comercio y la propiedad privada de los medios de producción.

La escuela austríaca emerge hacia 1871, año del primer intento de gobierno obrero, con la Comuna de París, levantamiento y experiencia derrotada por la violencia de las armas con 30.000 muertos. Hacía pocos años, en 1867, se había publicado el Tomo I de El Capital, en donde se anticipaba que los expropiados (trabajadores o propietarios de su fuerza de trabajo) tenían derecho a expropiar a los expropiadores (capitalistas o propietarios de los medios de producción). El eje de esta monumental obra se concentra en las leyes del valor y del plusvalor, sustentadas desde la abstracción, núcleo central del método en Karl Marx (1818-1883). El pase a consideraciones concretas del funcionamiento del orden capitalista se conocerá con la publicación por Friedrich Engels (1820-1895) de los borradores de Marx del Tomo II, recién en 1885; y del Tomo III en 1994. El razonamiento completo de Marx sobre la dinámica del capitalismo se completa con la difusión de su obra hacia 1894.

El fundador de la escuela austríaca es Karl Menger (1840-1921), junto con William Stanley Jevons (1835-1882) y León Walras (1834-1910), quienes generan una ruptura epistemológica con la escuela clásica inaugurada por Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823). Según John Maynard Keynes (1883-1946), es Marx quien denomina «clásica» a la escuela iniciada con la «investigación acerca de la riqueza de las naciones» en 1776, la primera sistematización de los estudios económicos y la formulación originaria de la ley del valor-trabajo. Hacia 1871 no solo está completa la exposición de la ley del valor, sino que por primera vez se sostiene cual es el origen del excedente económico, la plusvalía o plusvalor, fuente de la ganancia y sus formas concretas de manifestación en la renta o el beneficio empresario. Era la fundamentación acabada del socialismo como propuesta alternativa al capitalismo.

Con esos antecedentes tiene lógica la respuesta «austríaca» y el origen de una nueva denominación a la corriente principal de la economía, ya no clásica, sino «neoclásica». Los austríacos retoman la explicación del capitalismo, por eso «neo» y el argumento a derrotar es el socialismo en cabeza de Marx. El capitalismo ya está en su madurez y los estudios científicos, una vez sometidos a la crítica de Marx, mutan en «apología» del orden, de la propiedad privada y del libre cambio. Eso es la escuela neoclásica y la escuela austríaca, que sostendrá esos fundamentos con el tiempo, mediante los principales discípulos, caso de Eugen von Boehm-Bawerk (1851- 1914), cuya obra en polémica con Marx se publica en 1884, sustentando inconsistencias, cuya respuesta estaban en borrador hasta 1885 y 1894, con la publicación de los Tomos II y III de El Capital. Ludwig von Mises, (1881-1973) polemizó con Marx y en contra del socialismo en 1922, ya habiendo sucedido la revolución rusa y la primera experiencia por construir el socialismo vía planificación estatal. Friedrich Hayek (1899-1992), premio Nobel de economía en 1974 (otorgado por el Banco de Suecia) y cuya máxima obra es «Camino de la servidumbre» (1944) se concentra en la crítica a la planificación y en la defensa de la libertad de mercado, de precios y la propiedad privada.

Señala Perry Anderson:

«Comencemos con los orígenes de lo que se puede definir como neoliberalismo en tanto fenómeno distinto del mero liberalismo clásico, del siglo pasado. El neoliberalismo nació después de la Segunda Guerra Mundial, en una región de Europa y de América del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una reacción teórica y política vehemente contra el Estado intervencionista y de Bienestar. Su texto de origen es Camino de Servidumbre, de Friedrich Hayek, escrito en 1944. Se trata de un ataque apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza letal a la libertad, no solamente económica sino también política. El blanco inmediato de Hayek, en aquel momento, era el Partido Laborista inglés, en las vísperas de la elección general de 1945 en Inglaterra, que este partido finalmente ganaría. El mensaje de Hayek era drástico: «A pesar de sus buenas intenciones, la socialdemocracia moderada inglesa conduce al mismo desastre que el nazismo alemán: a una servidumbre moderna». Tres años después, en 1947, cuando las bases del Estado de Bienestar en la Europa de posguerra efectivamente se constituían, no sólo en Inglaterra sino también en otros países, Hayek convocó a quienes compartían su orientación ideológica a una reunión en la pequeña estación de Mont Pélerin, en Suiza. Entre los célebres participantes estaban no solamente adversarios firmes del Estado de Bienestar europeo, sino también enemigos férreos del New Deal norteamericano.

En la selecta asistencia se encontraban, entre otros, Milton Friedman, Karl Popper, Lionel Robbins, Ludwig Von Mises, Walter Eukpen, Walter Lippman, Michael Polanyi y Salvador de Madariaga. Allí se fundó la Sociedad de Mont Pélerin, una suerte de franco masonería neoliberal, altamente dedicada y organizada, con reuniones internacionales cada dos años. Su propósito era combatir el keynesianismo y el solidarismo reinantes, y preparar las bases de otro tipo de capitalismo, duro y libre de reglas, para el futuro. Las condiciones para este trabajo no eran del todo favorables, una vez que el capitalismo avanzado estaba entrando en una larga fase de auge sin precedentes su edad de oro , presentando el crecimiento más rápido de su historia durante las décadas de los ’50 y ’60. Por esta razón, no parecían muy verosímiles las advertencias neoliberales de los peligros que representaba cualquier regulación del mercado por parte del Estado. La polémica contra la regulación social, entre tanto, tuvo una repercusión mayor. Hayek y sus compañeros argumentaban que el nuevo «igualitarismo» de este período (ciertamente relativo), promovido por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos. Desafiando el consenso oficial de la época ellos argumentaban que la desigualdad era un valor positivo en realidad imprescindible en sí mismo, que mucho precisaban las sociedades occidentales. Este mensaje permaneció en teoría por más o menos veinte años.»

Una cita larga pero necesaria, ya que en la escuela austríaca está el origen de las políticas «neoliberales», que varias veces sostuvimos que eran ni nuevas ni liberales. No nuevas porque se inspiran en la antigua tradición austríaca, contra el socialismo y la crítica de la economía política y no son «liberales» porque para funcionar necesitaron del terrorismo de Estado de las genocidas dictaduras del cono sur de América desde 1973. Si en 1947 eran sector en minoría dentro de la profesión económica, hegemonizada por el pensamiento de Keynes, para 1976 con el Nobel a Milton Friedman (1912-2006) se consolida su papel hegemónico como corriente principal sustentada hasta el presente, más allá de matices entre distintas vertientes de la tradición neoclásica.

Con la escuela austriaca se abandona la teoría objetiva del valor, con el eje en el estudio de la producción y la circulación, para sustentar la teoría «subjetiva» del valor, con eje en el consumo y la distribución sobre la base del libre comercio, el individualismo y la defensa de la propiedad privada de los medios de producción. Los austríacos concentran la mirada en valor y precio, desde un enfoque a-histórico en los «bienes», a contramano de la precisión de Marx en las «mercancías» y las formas del valor que desembocan en el «dinero» y por ende en la diferenciación entre valor de uso y de cambio, el doble carácter del trabajo materializado en la mercancía. Se trata de relaciones sociales históricas que no son asumidas desde la escuela neoclásica, claramente apologética del orden capitalista.

Los austríacos remiten a la categoría de «escasez», por menos bienes que satisfacen necesidades sociales, por ende, son los bienes que tienen valor para esta corriente, sin considerar el papel del trabajo en el proceso de producción. Eso los lleva a pensar que no se pueden resolver todas las necesidades de la población y naturalizan la situación de escasez y la imposibilidad de resolver la cuestión. Piensan en lo que existe, sin considerar la historia ni la posibilidad de producir los bienes necesarios para satisfacer crecientes necesidades históricas de la población.

Desde esa tradición emergen hoy propuestas ultra liberales que disputan el sentido ante la extensión de la crisis. El derrumbe del este europeo y de la URSS, hace tres décadas, extendió la hegemonía ideológica del neoliberalismo y avanzó en un sentido común que niega la posibilidad de construir alternativa a los postulados de la corriente principal y del orden capitalista, cuyos sustentos son como señalamos apologéticos. Está en la sociedad construir nuevos sentidos en contra y más allá del capitalismo.

Buenos Aires, 2 de noviembre de 2021.

*Doctor en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y de la FCEJYS de la Universidad Nacional de San Luis, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO (2006-2012). Integra la Presidencia de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico, SEPLA desde 2016. Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, IEF-CTA Autónoma. Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación Judicial Argentina.

Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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