Enfoques cooperativos, Hoy: Reflexiones sobre la epistemología de la Educación Cooperativa Escolar y Universitaria.

Por  Ana María Ramírez Zarza-José Yorg.

 

“La transformación sólo puede existir y materializarse a través del acontecimiento y la performatividad, concibiendo a esta última, como la capacidad que las cosas sucedan y se ejecuten de una cierta manera”. Aldo Ocampo González.

“Creo que es necesaria una ruptura epistemológica en la pedagogía cooperativa, una revolución pedagógica para acercarnos a los educandos, aprender de ellos y juntos, colectiva y solidariamente generar el conocimiento”. Mario Schujman.

Nos ilustra con toda crudeza Aldo Ocampo González en su trabajo “Comprensión epistemológica de la Educación Inclusiva: constelaciones, movimientos, encuentros y plasticidades”:

“La comprensión epistemológica de la Educación Inclusiva ha sido un tema omitido e invisibilizado por los investigadores y sus agendas, un tema no discutido con su debida pertinencia en las propuestas políticas y programas de formación del profesorado a nivel de pre y post-graduación –algunos esfuerzos dedicados a pensar su base epistemológica, incurren en el error de recurrir al aplicacionismo epistémico, esto es, el encapsulamiento de sus fuerzas analíticas en los esquemas de pensamiento proporcionados por los principales macro-modelos científicos de la filosofía de la ciencia, invisibilizando la pregunta por la autenticidad de su campo de conocimiento–, producto de un amplio espectro de equívocos de interpretación y aproximación a su objeto”.

No podemos menos que decir que tal párrafo incluye-a nuestro juicio-enteramente a la Educación Cooperativa Escolar y Universitaria y su epistemología, destacando-sin embargo- con fuerza, esfuerzos particulares de académicos y universidades que contribuyen al avance de esta modalidad educativa.

Lo primero que debemos señalar, para reflexionar desde lo epistemológico a la educación cooperativa, es que ella conlleva en sí elementos sociológicos, metodológicos, contenidos, sistema objetivos basado en valores y principios, etc, todos elementos u aspectos claramente a contracorrientes del neoliberalismo. La cooperación como filosofía utópica juzga  a la organización socio-económica capitalista, por tanto, es contestataria a ella, posee un pensamiento situado.

Entonces, si nos ajustamos a la conceptualización sobre epistemología dado por Ignasi Brunet y Antoni Morell (Epistemología y cibernética- 2001) se entiende como “reflexión acerca de lo que las disciplinas científicas están produciendo, trata de evaluar la naturaleza y calidad de su conocimiento científico, la verdad o falsedad de sus teorías o cómo proveen de explicaciones adecuadas o cuál es la estructura formal y conceptual de sus teorías”. En síntesis, “la epistemología es una reflexión sobre la producción de las disciplinas científicas y el conocimiento científico”.

La pedagogía cooperaria es la ciencia que reflexiona y aporta saberes al fenómeno cooperación en acción educativa. La reflexión epistemológica sobre la producción pedagógica cooperaria evidencia lo válido que resulta, toda vez  que el momento histórico que atravesamos bajo la pandemia exige  pensar dónde nos situamos ante el devastador efecto sobre el tejido de las relaciones, el modo en que queremos construir el futuro incluyente, y qué aportamos para esa sociedad que imaginamos mejor.

El sociólogo Boaventura de Sousa Santos plantea las Epistemologías del Sur para pensar. Nosotros coincidimos con Mario Schujman cuando afirma que “es necesaria una ruptura epistemológica en la pedagogía cooperativa”, y es que lo hemos hecho y dicho  muchas veces, en la actualidad la educación cooperativa se procesa bajo lineamientos pedagógicos liberales, aprendidos en los Institutos de formación docente oficial, en contrapuesto a ello hablamos de Pedagogía Cooperaria, reflejo de la cooperación doctrinaria.

Entonces, adherimos fuertemente a la filosofía Latinoamericana de la Cooperación, un pensamiento situado desde un continente demorado en su desarrollo por medio de la dependencia. Desde la posición genética de la cooperación en cuanto a su concepción de emancipación, autonomía e independencia.

Dicho todo lo anterior, el debate que tenemos entre manos es considerar cómo contribuir  a superar una educación claramente  colonizadora del pensar, del conocimiento, y avanzar hacia un pensamiento transformador y emancipador. De allí que no exista-para nosotros- una única epistemología.

¿Cómo abordar desde la pedagogía el proceso de descolonización del saber? ¿Cómo se presenta en la realidad la colonización del saber en los/as educandos/as? Nosotros transitamos una formidable experiencia educativa que engarzó  desde la primaria hasta la Universidad a través del ProDeCoop-Escolar y el ProDeCoop-Universitario, dos programas de educación cooperativa, esa trayectoria fue de mutuo aprendizaje.

La Educación Cooperativa es ante todo un proceso  de reeducación cultural y que naturalmente en virtud a ello, en ese proceso, se le antepone inevitablemente resistencia. Esa resistencia proviene de la arraigada fuerza de la costumbre, del hábito, del individualismo, la mezquindad, del “seguir el camino consuetudinario”, y es en ese preciso instante en que la corteza cerebral y sus funciones superiores son el escenario de una lucha por derrotar  esa resistencia para cambiar, para incorporar  nuevos conceptos, nuevas formas de pensar y actuar, para ello naturalmente debe desechar, lo que hoy llamaríamos, “chips defectuosos”.

Ese proceso reeducativo en los niños y jóvenes no presenta tanta resistencia, el problema son los adultos que experimentan altibajos, retrocesos e incluso enojos, todo proveniente de una cultura tradicional, conservadora y hasta reaccionaria.

El método de estudio y trabajo cooperativo implica   hacer oportuno recurrir al análisis y debate grupal respetuoso, facilitando comprender que el camino trasformador del pensamiento es zigzagueante y no llano.

Y es que la pedagogía cooperaria educa y forma teórica y prácticamente teniendo como eje la relación de cooperación, nutriendo con esos valores las disciplinas o saberes escolares y académicos, en suma, es la concreción de lo que  José Martí afirmó “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote, es preparar al hombre para la vida”.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Fuente: Portal Otras Voces en Educación

 

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Aprende en casa ¿y desaprende en la escuela?

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso


Los cambios que hemos vivido en los últimos meses producto del contexto de contingencia, han servido para mover en buena medida las piezas y las acciones de (nuestra) vida cotidiana. Por ejemplo, el que los hijos e hijas en edad escolar asistan a la escuela ya sea acompañados por los padres, solos o con el apoyo del transporte escolar, ha sido modificado para dar paso al “quédate en casa – aprende en casa”.

El aprende en casa ha venido acompañado de distintas aristas y fenómenos igualmente inéditos, los cuales se suman a todos los que ha traído la pandemia. Los hijos e hijas en casa deberán contar con un aparato o dispositivo electrónico que se pueda conectar al internet (contar con servicio de internet previamente), organizar los tiempos y el uso de la plataforma que la escuela en torno a elegido, enviar tareas o subir tareas, adaptarse a la modalidad de trabajo. estar en contexto de manera permanente con el profesor o profesora en turno, etc.

Este aprende en casa es un enunciado sencillo que se ha traducido en infinidad de modalidades de trabajo, los testimonios o las narrativas que ha surgido en torno a ello, dan lugar a la recuperación para esta nueva opción metodológica de una especie de ciber etnografía, que se enlaza con tener a los padres en casa acompañando a los hijos.

El aprende en casa se suma a que los padres de familia en la mayoría de los casos asuman este ancestral compromiso de hacerse cargo de acompañar y educar a los hijos e hijas desde el hogar, más que una política púbica todo ello se ha traducido en una salida desesperada. Junto a ello se deberá reconocer también que existe un número importante de padres de familia que por motivos laborales deben salir de casa y dejar solos a los hijos “educándose”.

En este lapso que va de un poco más de seis meses de continencia, muchas familias lo han sentido como si fuera una eternidad; padres y madres de familia se han reconocido desesperados, añoran más que nunca a la escuela, como un espacio encargado no sólo de educar (eso pasa a un segundo término) sino de atender a hijos e hijas para garantizar un respiro en las familias.

Para muchos la contingencia ha estado asociada a un ambiente hostil, de encierro y prohibiciones diversas. La vida cotidiana la vivíamos de manera cómoda, despreocupada y con muy pocas medidas de precaución. Hoy las condiciones entre las que nos encontramos han contribuido en la construcción de un escenario paradójico. Se educa en casa y la escuela se ha convertido en un espacio cerrado y cancelado.

La escuela que ha sido el espacio privilegiado para generar y hacer circular saberes escolares primero y legitimados más adelante socialmente, que es el espacio idóneo que garantiza el desarrollo social a través de vínculos, interacciones e intercambio de saberes simbólicos, etc., Hoy ha quedado candelada.

El problema es que, en la contraparte, el Estado no cuidó en garantizar buenas condiciones para cumplir con el aprende en casa. No se saben las condiciones infraestructurales de las familias, el servicio de internet se ha tornado en caro y malo, (el monopolio de la comunicación no pierde), los aparatos electrónicos han escaseado y se han encarecido. Y lo más desfavorable, no se conocen las metodologías de trabajo o las metodólogas de atención educativa implementadas en el “Aprende en casa. Se sabe –si-, que se ha abierto un amplísimo abanico de formas de atención, desde visitas domiciliarias a los alumnos, trabajo por Facebook, WhatsApp, plataformas como Clasrom, llamadas por Meet, Zoom y un larguísimo etcétera. Sí, pero en dónde está la regulación y una matriz reguladora que permita darle sentido a todo ello.

Parece que el deseo pandémico está por cancelarse, las escuelas pronto abrirán nuevamente sus puertas y recibirán a los escolares no tanto por prevención, sino por hartazgo. “El aprende en casa” ya llegó a su límite, se ha atendido mucho y se ha des-apto más. Ahora es necesario regresarle la palabra a la escuela para saber que tiene y que tanto puede.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/aprende-en-casa-y-desaprende-en-la-escuela/

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