#SalarioDocenteDignoYa: el hashtag que no se debe olvidar

Por: Rose Mary Hernández Román

En Venezuela, los acontecimientos políticos y sociales no dejan de marcar pauta, a tal punto  que en las tres últimas semanas se han convertido en marcadas tendencias en las redes sociales mundiales. Las etiquetas que construyen los ciudadanos e instituciones nacionales o internacionales reflejan la aguda postura que se han asumido en torno a muchas realidades o imaginarios encarnados desde la experiencia de vida individual y colectiva.

Uno de los temas que más han generado escozor en las redes es el salarial. El pago que reciben los educadores en cualquiera de sus niveles ha puesto en peligro la permanencia de profesionales en sus lugares de trabajo, manifestando estar frente a una desvergonzada desprotección social en toda su historia laboral al encontrarse desamparadxs por el gobierno nacional en este tema, quien a pesar de los reclamos justos, aún no termina de sentarse con las partes involucradas para dar salida positiva a la situación.

La persistencia del alto costo de la vida, marcado entre otras cosas por una economía manipulada malsanamente por empresarios inescrupulosos, con el claro propósito de invisibilizar  la posibilidad la existencia y crear escenarios  de violencia y agresión es asunto que tampoco ha tenido por parte del gobierno, las medidas ni previsiones necesarias para erradicarlo. Cada vez se hace más complejo adquirir  cualquier artículo de consumo principal como los alimentos, amén de medicinas, vestido, calzado o un poco de higiene mental.

Los temas de conversaciones en la mayoría de los académicos han dejado de ser sus deseos de formación, las producciones intelectuales o los trabajos de ascenso. Se ha perdido el interés por pertenecer y permanecer  en colectivos científicos y de investigación que puedan dar respuesta a las exigencias de las comunidades o al desarrollo del país. Ahora, lo común es saber dónde venden algo que puedan costear con el deseo de no llegar sin nada a la casa, pues se tienen necesidades y compromisos familiares que son ineludibles. De manera preocupante y ya casi nada sorprendente, se comentan entre los que asisten, los malabares y odiseas para poder “cumplir” cotidianamente con tales responsabilidades. Aventuras que suelen terminar adversas y desfavorables dadas las dificultades reales por encontrar y pagar lo que se busca. Se es presa fácil del bachaquerismo inescrupuloso que se suma como otro problema social, alimentando la cultura del “más vivo” ante la crisis.

En el docente,  se ha hecho notoria la desmejora de la imagen o recordada buena presencia. La alegría poco se percibe muy a pesar del esfuerzo que se hace por seguir siendo personas contentas, entusiastas, de buen trato y agradable convivencia. El sentimiento depresivo como trastorno emotivo se es  casi general, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de  mostrarse acompañado por la ansiedad y desespero

Esas situaciones junto a otras han hecho que un elevado número de docentes se marchen del país a diario. “El talento se nos va”. Incierto viaje emprenden en búsqueda de un mejor porvenir, el sueño  de conquistar otro tipo de consideración remunerativa hace que llenen la maleta  y posiciona a nuestros profesionales en otro contexto donde tal vez tampoco sean valorados, pero lo írrito, la tristeza y hasta la frustración se apropia de sus pensamientos y proyecta en su imaginario una ilusión por un mejor porvenir.

Ante estas desgarradoras verdades será que las máximas autoridades ministeriales se ha preguntado: ¿si quienes parten son madres o padres que no tienen otro apoyo para proveer lo necesario en sus hogares?, ¿Si tienen familia y enfermos que dependen de ellxs? ¿Cómo hacen para sobrevivir con estas remuneraciones?,¿Por qué dejar que nuestra gente se vaya a otros países que también sufren crisis económicas o delincuencia? O peor aún ¿por qué dejar partir a nuestrxs hermanoxs a países donde nos hacen la guerra? ¿Qué tan insignificante ha sido la inversión nacional en formar profesionales que antes de recibir su título ya han marchado a otras fronteras? ¿No importan los y las grandes docentes que forman a nuestrxs niñxs y  juventudes para el gobierno, que sin mayor esfuerzo por reconsiderar los pagos asignados en las contrataciones colectivas legalmente firmadas los deja ir?.

Los  venezolanos  que han partido cuentan que la vida de un inmigrante no es sencilla. La discriminación y xenofobia se hacen presentes. Cuesta encontrar un buen trabajo, aunque hay quienes luchan y demuestran ser capaces de salir adelante, pero con el precio de honrar otra bandera, cantar otro himno e incluso no trabajar en su formación académica y lo más desgarrador, abandonar temporalmente a su hogar. Esto último representa un costo que no todxs logran soportar.

Para el colectivo docente, la mayor causa de deterioro emocional ha sido el desconocimiento de las Contrataciones Colectivas  desde el pasado agosto 2018, acto que  se cataloga de irrespetuoso e inconstitucional. Es absurdo y contradictorio creer que las convenciones pueden quedar por debajo de lo que decreta el Presidente y pasar una tabla rasa a la experiencia y al conocimiento que tiene un educador.  Que  a los profesionales de la docencia aún con postgrados de 5to nivel, el salario se ha hecho insuficiente incluso para pagar el pasaje, menos se puede financiar  alquiler de vivienda, medicinas, costear estudios de sus hijos que puedan estar en instituciones públicas, se ha vuelto una odisea, todo esto debido a que las condiciones de pobreza son cada vez mucho más evidentes.

Otra realidad en el tapete es la discrepancia fenomenológica que hoy vemos en quienes luego de ser sindicalista de lucha social y gremial pasan a cumplir funciones ministeriales, colocándose a espaldas de la realidad económica que viven los maestros, maestras y profesores del país, convirtiéndose  en un tema sutil con urgencias investigativas,  donde seguramente emergen dolorosas categorías de mezquindad, oportunismo, falsedad, traición, engaño, bajeza, crueldad, inhumanidad y otros tantos calificativos negativos merecedores.

Quienes aún nos mantenemos en el ejercicio docente muy a pesar de esta delicada situación descrita pedimos a las autoridades respectivas, que no se hagan oídos sordos y menos aún que sigan simulando que no está pasando nada. Esta cruda realidad está afectando en todas las dimensiones de nuestras vidas y socavando la posibilidad de seguridad laboral.

Es por estas y otras verdades no manifestadas en este artículo de opinión que, los trabajadorxs de la educación en los últimos días protagonizamos asambleas y movimientos de calle en contra de medidas económicas desfavorables que pauperizan al gremio con sueldos por debajo del precio de la canasta básica, lo que limita cualquier posibilidad de vida digna.

En definitiva, el  llamado es a rescatar en nuestro país la importante figura de los Educadores del siglo XXI, nacidos  en medio de contrariedades y que en el momento presidencial de Hugo Chávez recibieron otra connotación.   #SalarioDocenteDignoYa de lo contrario “Pareciera que ante tal indiferencia hay un ataque a la educación pública”.

 

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