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Somos lo que comemos, nos movemos y leemos

Por: Marcelo Trivelli

A medida que aumenta el consumo de alimentos procesados, las horas que permanecemos sentados frente a las pantallas y nuestra lectura se reduce a contenidos de redes sociales, la salud física y mental de la población se va deteriorando. Estas tres situaciones de salud se han definido como las pandemias silenciosas del siglo XXI: Sedentarismo, obesidad y la cultura de la inmediatez.

El deterioro de la salud mental y física están poniendo una tremenda presión sobre el sistema de salud y sobre la calidad de la convivencia, al igual como la cultura de la inmediatez pone en riesgo nuestra democracia.

Hace pocas semanas atrás, el INTA nos informó que “Chile es el país de la OCDE con mayor obesidad y sobrepeso, alcanzando al 74% de la población adulta y al 52% de los niños”. El cambio cultural asociado a la alimentación diaria rica en azúcar y grasas trans contenidas en bebidas y comida chatarra constituyen las principales causas de obesidad.

La Organización Mundial de la Salud, define el ser sedentario como aquel que realiza menos de 150 minutos de actividad física a la semana. En Chile, el 86% de la población es sedentaria, siendo mayor el porcentaje en mujeres que en hombres, según revela la Encuesta Nacional de Salud de 2017. Esta cifra se vio severamente agravada por las medidas de confinamiento producto del COVID-19.

Las pantallas incluyen, el computador, la televisión, los celulares y videojuegos; por supuesto se considera en estas pantallas el consumo de redes sociales en cualquiera de ellas. No existen estudios en Chile que nos informen cuántas horas al día permanecemos frente a una pantalla, pero datos levantados por Nielsen en países con alta penetración tecnológica en el trabajo, los hogares y de forma individual, sugieren que niñas y niños de 2 a cinco años “consumen” pantalla 32 horas a la semana, quienes tienen de 8 a 12 años, entre cuatro y seis horas diarias, adolescentes cerca de nueve horas diarias y adultos más once horas diarias.

Sedentarismo, mala alimentación y consumo de pantallas se potencian entre sí con un efecto cada vez más negativo. Para bien o para mal, eres, o somos, fiel reflejo de lo que nos movemos, comemos y leemos.

Desgraciadamente estamos bastante indefensos ante los incentivos perversos que mueven las industrias de los alimentos, la salud y las redes sociales: comer más comida chatarra generando adicción, curar enfermedades en vez de prevenir y consumir información que refuerza nuestra posición en vez de desarrollar pensamiento crítico. El entorno que vivimos es hostil y no contamos con las herramientas para defendernos.

No basta con “predicar” más ejercicios, comer sano o consumir menos horas de pantallas. Es en estos aspectos de la vida en los que la educación debe jugar un rol fundamental para crear hábitos saludables y sostenibles en el tiempo. Esto debe considerarse uno de los pilares de una educación de calidad, porque va a la raíz de la formación de niñas, niños y jóvenes.

Si queremos una sociedad compuesta por personas con buena salud física y mental, que logre convivir en armonía y con altos grados de participación, debemos tomar conciencia que somos lo que comemos, nos movemos y leemos. De tal manera que podamos traducir en políticas públicas, cosas tan esenciales como lo expresado en artículo N°35 de la propuesta constitucional.

Fuente de la información e imagen: https://www.pressenza.com

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China mejorará educación física de sus estudiantes tras regreso a las escuelas

Asia/China/24-05-2020/Autor(a) y Fuente: spanish.xinhuanet.com

El Ministerio de Educación de China emitió una directriz para mejorar la educación física a medida que los estudiantes regresan a las escuelas.

Tras estudiar en casa durante un largo período, ahora los alumnos tienen peores condiciones de salud física y están ansiosos por hacer ejercicio, según la directriz, que llama a las escuelas a adaptar sus planes de enseñanza en consecuencia y a prestar particular atención a este tema.

El documento establece que se deben ofrecer los suministros necesarios de prevención epidémica a los profesores y alumnos, así como desinfectar los espacios e instalaciones deportivas de manera oportuna.

También se deben realizar las actividades deportivas al aire libre o en espacios con buena ventilación y no resulta necesario utilizar las mascarillas N95 durante el ejercicio, según la directriz.

Cada alumno debe hacer ejercicios físicos por al menos una hora al día, de acuerdo con el documento, que también destaca la importancia de enseñar prácticas sanitarias y cultivar hábitos saludables.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2020-05/20/c_139072562.htm

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Salud Mental: el verdadero reto del trabajo a distancia

Por: Sofía García-Bullé

La contingencia no solo se trata de detectar y atacar los aspectos que afectan nuestra salud física, la mental también importa.

Cuando pensamos en la eventualidad de trabajar desde casa, las primeras dificultades que consideramos son las técnicas, si tenemos los recursos tecnológicos para realizar teletrabajo; luego las logísticas, si podemos organizar el tiempo y las tareas para cumplir los objetivos, luego tal vez pensamos en los retos que implicaría trabajar en equipo con personas en otras locaciones y cómo lidiar el teletrabajo cuando tenemos roomates o familiares en casa.

Pero usualmente, cuando nos preguntamos cómo y cuándo el teletrabajo puede afectar nuestra salud mental, es porque ya lo hizo. La primera regla para la auto-conservación durante una situación de aislamiento, es mantenerse ocupado. Aquellos con la posibilidad de realizar sus labores desde la comodidad de sus casas ya tienen ese objetivo cubierto, pero a largo plazo, ¿será suficiente?

Los efectos psicológicos de trabajar en casa durante una cuarentena van más allá de una facilidad mayor para distraerse y la necesidad de cambiar de hábitos para cumplir las metas laborales. Entre las consecuencias de trabajar en un ambiente de aislamiento están: un sentimiento de soledad, estrés y ansiedad. Todos estos son elementos que pueden afectar la productividad de cualquiera a la larga, por no decir su salud mental.

Si estás en casa y ya comenzaste a experimentar algunos de estos efectos, te compartimos algunos consejos para mitigarlos.

1. Establece límites claros entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo personal

Esta es una de las medidas más básicas para asegurar una jornada laboral eficiente, aún fuera de una situación de contingencia. El trabajo a distancia ofrece la oportunidad de ser más flexible con tus horarios, en algunos casos te da completa libertad para trazarlos, esto es una ventaja, y un problema. El 42% de los profesionales del sector público en Reino Unido han usado una instancia de flexibilidad sobre sus horas de trabajo. En Estados Unidos, 57% de la compañías ofrecen horas flexibles. A pesar de estas ventajas, la mayoría está trabajando más horas. Esto es porque la gente tiene la tendencia de trabajar más tiempo cuando se les permite flexibilidad en su horario, a diferencia de cuando no tienen la opción. El peligro de no monitorear las horas de trabajo aumenta cuando se tiene total autonomía sobre el horario laboral y se trabaja desde casa.

Establecer un horario definido y respetarlo ayuda a marcar los límites del recurso que representa nuestro tiempo como profesionales. Entender este tiempo como un recurso limitado y no como una manera de probar nuestra entrega al trabajo o de distraernos de una situación de aislamiento, es crucial para mantenernos concentrados y productivos dentro del horario laboral, así como relajados y con menos estrés fuera del mismo.

2. El trabajo en equipo no es solo “trabajo”

El trabajo a distancia por elección no es lo mismo que el que se hace en casa ante la contingencia de una crisis de salud. La mayoría de los artículos que aconsejan cómo ser más productivo trabajando desde casa coinciden en una indicación: salir de casa. En el necesario estado de cuarentena no podemos hacer eso, sin arriesgarnos a favorecer el avance de la pandemia. En parte, uno de los aspectos más pesados del aislamiento es la imposibilidad de procurar contacto humano presencial, especialmente cuando las interacciones laborales durante el trabajo a distancia se vuelven más concisas y transaccionales. Podemos enviarnos correos o hacer juntas en línea, pero ya no se da esa pausa para el café o esa comida en grupo.

“Cuando nos comunicamos con la gente, cara a cara, esto puede ayudar a hacernos más resistentes a los efectos del estrés a largo plazo”.

Hacerlo personal también es parte del trabajo, si procuramos un tiempo en la oficina para socializar y empatizar con nuestros compañeros. La socialización es algo que también podríamos seguir haciendo en línea en los momentos que tomamos nuestras pausas o descansos. Un sistema de soporte es crucial para mantenerse saludable y concentrado, atributos necesarios para realizar un buen trabajo, sin importar en qué ramo se labore. La comunicación es la base, y gracias a la tecnología digital, esta puede ser visual sin la necesidad de ser presencial.

“Cuando nos comunicamos con la gente, cara a cara, esto puede ayudar a hacernos más resistentes a los efectos del estrés a largo plazo”, señala la Dra. Maria Cohut, en un artículo para Medical News Today. Cohut sostiene que apelar a nuestra naturaleza social, es la mejor forma de lidiar con los aspectos psicológicos negativos de aspectos como el estrés laboral y el envejecimiento. Muchos profesionales trabajando en casa están pasando por las mismas experiencias debido al aislamiento, la comunicación personal y empática con ellos es tan importante como la laboral para mantener un nivel adecuado de salud mental, a pesar del encierro.

3. Rutina y self-care: lo más básico

La incertidumbre ante una contingencia por crisis sanitaria es uno de los aspectos más complicados de procesar a nivel emocional para todos. El aislamiento no solo nos adormece, sino que vuelve más difícil encontrar los reforzamientos positivos consecuentes de la interacción social. Haciendo más fácil la llegada de problemas como la ansiedad y la depresión. La situación se agrava cuando estamos ante una fase de cuarentena, en la que no hay un tiempo definido de encierro, y generar mecanismos que nos ayuden a adaptarnos se vuelve más difícil.

“Frecuentemente, si tienes un periodo definido de tiempo en el que te vas a aislar, a la gente le va bien, hasta la mitad del mismo”, explica Lawrence Palinkas, investigador de adaptación psicosocial a ambientes extremos para la Universidad del Sur de California. “Luego experimentan decepción. Pero cuando estás en una situación como la que tenemos ahora, en la que no estas seguro cuánto te pedirán mantener esa distancia social, esto también produce ansiedad”, agrega el especialista, generando la pregunta base: ¿cómo hacer frente a esta ansiedad?

La Dra. Maurya Glaude, profesora asociada en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, EE. UU., recomienda centrarse en situaciones que se puedan controlar, como la ejecución de una agenda creada para cumplir con las tareas laborales y realizar tareas de cuidado personal. Este ejercicio nos ayudará no solamente a organizar nuestro tiempo, sino a concentrarnos en lo que nos es importante y está dentro de nuestras posibilidades. Cosas tan simples como programar el despertador, delimitar metas de trabajo, además del tiempo para obtenerlas, cocinar en casa, hacer ejercicio, dedicar un momento determinado del día para revisar objetivos con el equipo de trabajo y otro para ayudar a los hijos con su tarea, forman parte de un sistema de acciones hacia el cuidado de la  salud física, mental y emocional que necesitamos para vivir bien y trabajar, aún en tiempos de crisis.

Estas medidas en conjunto son tan importantes como revisar que tengamos los recursos técnicos y la estructura logística para trabajar a distancia. El bienestar personal es un recurso tan importante como los anteriores, es necesario cuidarlo hoy, y lo será también en un futuro próximo en el que no haya contingencia que observar.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/teletrabajo-bienestar

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Los seis años de guerra en Siria desatan una crisis de salud mental entre los niños de ese país

Siria/18 marzo 2017/Fuente: sinembargo

Después de seis años de guerra, Siria enfrenta una grave crisis de salud mental. Millones de niños y niñas presentan cicatrices psicológicas potencialmente irreversibles causadas por la exposición constante al trauma extremo de la guerra. Hisham, un profesor sirio, narra a Save The Children, cómo le ha afectado a sus hijos los 6 años de guerra en su país.

Ciudad de México, 18 de marzo (SinEmbargo).- Vivir en un estado constante de miedo puede crear una condición conocida como “estrés tóxico” que, si no se trata, puede tener un impacto a lo largo de toda la vida en la salud mental y física de los niños y niñas. Lo anterior da lugar a mayores casos de enfermedades cardíacas, diabetes, depresión y abuso de sustancias.

Para generar el informe “Heridas Invisibles”, Save The Children entrevistó a más de 450 niños, niñas, adolescentes y adultos dentro de 7 de las 14 regiones de Siria sobre el impacto psicosocial de la guerra.

Los hallazgos que se encontraron pintaron un horrible panorama de la salud mental y bienestar de los niños  y niñas después de seis años de guerra:

  • La mayoría de los adultos y niños dijeron que el bombardeo es la principal causa de estrés psicológico en la vida cotidiana de los niños.
  • Se dice que dos de cada tres niños han perdido a un ser querido, han sido bombardeado o bombardeada su casa, o han sufrido lesiones relacionadas con la guerra
  • El 80 por ciento de las personas dijo que los niños se han vuelto más agresivos, y la gran mayoría de los entrevistados dijeron que los niños sufren frecuentemente de enuresis nocturna y micción involuntaria (71%), señales comunes de estrés tóxico en los niños y niñas. Casi la mitad dijo que sabía de niños que habían perdido
  • la capacidad de hablar o sufren impedimentos del habla desde el comienzo de la guerra.
  • La mitad de los adultos dijeron que los adolescentes están recurriendo a las drogas por el estrés
  • Todos los grupos dijeron que la pérdida de educación está teniendo un enorme impacto psicológico en la vida de los niños y niñas. La mitad de los que todavía pueden asistir a la escuela dijeron que nunca o raramente se sienten seguros allí.

En este VIDEO te mostramos la entrevista que Save The Children realizó a Hisham, un profesor que cuenta cómo le ha afectado a sus hijos y a los niños los 6 años de guerra en Siria.

Fuente: http://www.sinembargo.mx/18-03-2017/3175319

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Presos en Kenia practican yoga para facilitar su rehabilitación

Kenia/07 de Noviembre de 2016/El Nuevo Día

Les invade una sensación de paz y libertad cuando levantan los brazos, respiran profundo y buscan el cielo con la mirada, pero su pijama de rayas, la alambrada de espino que rodea el patio y los guardias que vigilan celosamente sus clases de yoga les recuerdan que siguen entre rejas.

En la cárcel masculina de Athi River, a unos 30 kilómetros al sur de Nairobi, un grupo presos sigue con atención las instrucciones de su profesora Irene Auma, que dos veces por semana acude para impartir clases de yoga como parte de uno de los programas de rehabilitación con los que cuenta el centro.

«Todos necesitamos una segunda oportunidad en nuestra vida. Por eso empecé a dar clases de yoga en la prisión, para traerles la paz interior», explica a Efe esta joven keniana que, con su iniciativa «Peace Within Prisons» (Paz en las prisiones, en inglés), lleva esta práctica milenaria a varios centros penitenciarios de Kenia.

Todos en círculo y ataviados con su uniforme de rayas blancas y negras, trabajan la fuerza y la flexibilidad a través de posturas que les permiten eliminar el estrés y la tensión que acumulan en sus músculos. No son solo ejercicios físicos; también les ayudan a mantener la mente «en forma».

 

«Estoy muy contento de practicar yoga. Me aporta mucha energía y armonía», comenta George, a quien el yoga le ha cambiado la forma de ver la vida en prisión, donde cumple una condena de 10 años por «asalto indecente», según explica.

Tras experimentar los beneficios de esta práctica, asegura que le gustaría ser un ejemplo para otras personas que afrontan problemas en su vida.

«Cuando salgamos, nosotros enseñaremos a otra gente. A aquellos con problemas con las drogas, les rescataremos para que hagan yoga», dice entusiasmado.

Uno de los objetivos de esta iniciativa es facilitar a los presos su reinserción en la sociedad, donde habitualmente suelen ser rechazados cuando regresan tras cumplir su condena.

«Les estamos dando herramientas que les permitan entender la sociedad de la que proceden. Una vez lo hacen, es más fácil para ellos volver y reintegrarse», explica a Efe el responsable de la prisión, el agente Bison Madegwa.

Es importante, insiste, que los reclusos tengan su propio tiempo de reflexión para mirar hacia atrás e intentar cambiar los errores que cometieron en el pasado.

Algunos lo hacen a través del yoga, pero el centro también mantiene las tradicionales actividades ideadas para este mismo objetivo: clases de educación secundaria, talleres de carpintería o actuaciones musicales, por ejemplo.

En Athi River, muchos cumplen condena por delitos de abusos sexuales. El respeto y la admiración de los presos hacia Auma -la única presencia femenina junto a unas pocas guardias- es síntoma de que no son las mismas personas que hace años entraron por la puerta de la cárcel, aseguran.

«Este no es un buen sitio, pero cuando tenemos este momento (de yoga), podemos pasarlo bien y sentir que estamos en otro sitio. Soy muy feliz ahora», dice David, que en febrero saldrá de prisión tras pasar siete años encerrado por robo.

Una vez consiga su ansiada libertad, asegura, contactará con su profesora para poder continuar con estas clases que le han brindado la energía necesaria para seguir adelante.

Todos coinciden en que estas sesiones les han proporcionado bienestar físico y mental. «Me siento mucho mejor ahora. Nos gusta. El yoga nos está ayudando a reducir el estrés y a encontrarnos con nosotros mismos», dice otro preso.

El yoga despierta cada vez más el interés entre los cerca de 900 reclusos de este centro penitenciario, donde poco a poco el número de yoguis va aumentando.

Algunos presos no habían escuchado hablar del yoga hasta ahora, y observan desde lejos con curiosidad los ejercicios que realizan sus compañeros.

Sin esterillas, directamente sobre la hierba que crece tímidamente en el suelo, algunos de ellos se atreven con acrobacias más complicadas. No aguantan el equilibrio y caen en medio de las risas del resto, pero no se rinden y lo intentan de nuevo.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/noticias/internacionales/nota/presosenkeniapracticanyogaparafacilitarsurehabilitacion-2258081/

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