Por: Paulina Chavira. NYT. 30 de junio de 2017
En el primer partido de la Selección Mexicana ante Portugal, en la segunda jornada de la Copa FIFA Confederaciones el 18 de junio, noté que, en contraste con los jugadores portugueses, los apellidos en las camisetas de los futbolistas mexicanos no tenían tildes.
La tilde, el acento, ese signo ortográfico que es una raya oblicua que se coloca arriba de una vocal para marcar que esa sílaba ha de pronunciarse con más fuerza dentro de una palabra. En la cancha se podía leer “HERNANDEZ”, “LAYUN”, “JIMENEZ” (así, en mayúsculas) en las espaldas de los mexicanos, sin acento, mientras los portugueses “CÉDRIC” o “ANDRÉ GOMES” portaban uno de los signos ortográficos latinos que distinguen al español.
Israel Márquez, jefe de Prensa de la Federación Mexicana de Fútbol —sí, a pesar de ser mexicanos y de pronunciar [fut-BOL] nuestra federación sí acentúa esta palabra— dice que el registro de los nombres y apellidos que las federaciones de fútbol hacen ante la FIFA no pueden cambiarse. “Para registrar a un jugador en una competencia, debemos hacerlo con un documento oficial, en este caso el pasaporte”, me explicó Márquez en un correo electrónico. Los pasaportes mexicanos, emitidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), tienen los nombres de sus portadores en mayúsculas… y sin tildes.
¿Con base en qué documento de identificación se expiden los pasaportes mexicanos? Obligatoriamente —al igual que con la credencial para votar, que emite el Instituto Nacional Electoral—, con el acta de nacimiento. Este “documento madre” es expedido por el Registro Civil de cada entidad y es el que se usa para inscribirse en una escuela, solicitar una cuenta bancaria o acreditar que somos quienes decimos que somos. The New York Times en Español ha buscado una entrevista con el director general del Registro Civil de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales, Daniel Padierna, sin éxito.
El Registro Civil debería aclarar cuál es la razón que sustenta el que los nombres y apellidos en las actas de nacimiento de los mexicanos no tengan tildes. Algunos argumentarán que se debe a que los nombres están escritos en mayúsculas y que las mayúsculas no se acentúan. La misma Ortografía de la lengua española, editada por la Asociación de Academias de la Lengua Española, relata que en épocas pasadas “se justificaba” la falta de tildes por “razones técnicas: en la composición tipográfica antigua muchos juegos de caracteres no contaban con mayúsculas acentuadas y no había un espacio reservado para la tilde”. En las máquinas de escribir convencionales tampoco se podía “escribir con tilde las mayúsculas sin herir el cuerpo de la letra”.
Pero en la ortografía se aclara que en la actualidad “el empleo de mayúsculas no exime de poner la tilde cuando así lo exijan las reglas de acentuación gráfica”.
De acuerdo con Rubén Ramírez, de Comunicación Social de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales de Ciudad de México, a partir de la década de los noventa las oficinas mexicanas del registro civil “se han modernizado” y ya no se trabaja con máquinas de escribir que no permitan usar mayúsculas acentuadas, sino con computadoras que sí lo permiten.
Entonces ¿será que los abogados que trabajan en las oficinas del registro civil desconocen esta norma ortográfica básica? ¿Es la falta de actualización educativa la que genera un error ortográfico de magnitudes masivas?
La falta de una tilde en tu nombre o apellido no impediría que recibieras una herencia o escrituraras una propiedad —siempre y cuando demuestres tu identidad con la ayuda de dos testigos—. Sin embargo, ¿cómo podemos confiar en la precisión de las actas de nacimiento —“el” documento de referencia por antonomasia— si quienes están encargados de redactarlas no saben que las mayúsculas sí se acentúan?
Corregir esta falta de conocimiento o cualquier otro error ortográfico en su acta de nacimiento no tendría un costo para los ciudadanos que quisieran ver sus nombres bien escritos. Para eso hace falta solicitar una rectificación, un trámite sencillo, de acuerdo con el notario Ángel Gilberto Adame López (quien precisamente hizo una rectificación para agregar las tildes faltantes a su nombre y apellido). “No tardas más de una hora y puede realizarse en cualquier registro civil”.
“La gente debe exigir y fijarse, a la hora en que se registre a un niño, que las tildes vengan correctas”, señala Adame. No obstante, el pasado abril una amiga acudió a registrar a sus hijas cuyo apellido es García, y exigió la tilde que faltaba en la i; la representante del registro civil le dijo que “ninguna acta lleva acentos para no generar confusión”.
¿Confusión para quién?
Al menos queda una esperanza: al igual que los beisbolistas latinoamericanos que juegan en las Grandes Ligas que hicieron la campaña #PonleAcento, los futbolistas mexicanos, a través de sus representantes en la FMF, lucharán por ponerle el acento a sus nombres.
“Estamos seguros de que para próximas competencias, tendremos las playeras con los nombres acentuados”, escribió Márquez.
Fotografía: glotologia.wordpress