La lógica sexista que no para

Por: Elena Simón

Son urgentes modelos humanos positivos, originales, satisfactorios, no dicotómicos, no jerárquicos, no sexistas, compatibles, para que nuestras chicas y chicos puedan educarse, crecer y ganar para sus vidas el valor de lo humano sin servidumbres de género.

La lógica sexista está instalada en redes ocultas y visibles, materiales y virtuales y, en numerosas ocasiones, pasa desapercibida porque se disfraza de “orden natural de las cosas”. Para neutralizarla, contrarrestarla y conseguir hacerla desaparecer, es menester aunar muchas voluntades y muchos esfuerzos en la misma dirección. En gran parte, esos caminos están iniciados pero no acaban de confluir por la enorme cantidad de obstáculos que encuentran a su paso, que interceptan el buen desarrollo y funcionamiento de este cambio cultural y social de enormes dimensiones. Todo lo humano que se achaque al orden natural de las cosas tiene una intencionalidad clara o confusa de hacer creer a las personas –al mayor número posible– que las jerarquías e injusticias tienen base natural convertida en material de forma indiscutible.

Así fue y así es con el orden feudal, el racial, el clasista y, por supuesto, con el orden de sexo-género. Presentando estos sistemas de dominación e injusticia como naturalmente derivados de las diferencias, se consigue inferiorizar a quienes han de sufrirlos (las inmensas mayorías) y superiorizar a quienes han de disfrutarlo (las inmensas minorías privilegiadas y dominantes).

Actualmente todo esto sigue vigente pero oculto tras discursos de humanidad y democracia, donde se presenta la igualdad, la libertad y la justicia como patrimonio de cualquier ser humano y, sin embargo, se toleran y propician por otros lugares muchas formas de opresión que se dejan de nombrar y se disfrazan de cualquier cosa. El lobo se viste de abuelita.

Estamos en una cultura narcisista que exalta los valores de la excelencia, el éxito, la popularidad y la felicidad, reservándola a minorías atrevidas y abusadoras que practican valores no demócráticos, hacen confundir derechos con privilegios y le dan a los deseos carácter mágico y surrealista. “Si tienes un sueño, se te cumplirá”. Estos mensajes aparecen de forma machacona por doquier, haciendo creer y desear que te ocurra o no te ocurra a ti lo que no le ocurre a nadie o le ocurre a todo el mundo. La cultura de los “me gusta” es el espejismo más despiadado y engañoso con el que un enorme porcentaje de la población convive y vive.

Entre estas falacias representadas de continuo -también en los medios de comunicación más convencionales- está la imagen de éxito. Los concursos, campeonatos, certámenes, etc… nos lo muestra posible para todo el mundo, al alcance de cualquiera. Y, por tanto, en tu mano está el alcanzar fama, dinero o éxito.

Lo que también ocurre es que las expectativas y los mensajes tienen altas cotas y sesgos sexistas, son diferenciales y divergentes en los mensajes de género. Los sueños de chicas y chicos se muestran en cada generación como no coincidentes ni compatibles. Y, por ello, se repone continuamente la idea de la complementariedad, cuando las realidades la descoloca.

Este es el caso de las persistentes imágenes de las mujeres puestas al día: bellas pero asexuales, amables, sonrientes, cariñosas, abnegadas, útiles, disponibles, mediadoras, listas, ocupadas en hacer la vida fácil a otros y otras. Pero también tienen que aparecer las dicotomías para aderezar el asunto: las perversas seductoras que abducen la voluntad de los hombres en su propio beneficio. En suma: brujas, madastras, hadas, princesas o cenicientas actualizadas y con looks de moda. En este momento este es el espectro para que las chicas elijan. Pequeños tintes de mujeres autónomas y asertivas decoran la escena para que no se diga y se haga creer que el sexismo es cosa del pasado, para que no se desarrollen mecanismos de oposición y resistencia.

Para los chicos, los mensajes de género, junto con la masculinidad triunfadora y feliz se han exhacerbado. La fuerza representada en los cuerpos musculados, en los deportes de riesgo, en las figuras mediáticas repetidas hasta el hastío. El dinero como muestra de triunfo y de posesión sobre las cosas y personas (sobre todo de las mujeres) y el poder de inventiva, de creatividad, de emprendimiento, como patrimonio masculino por excelencia. Todo ello muy reforzado por las maniobras fratriarcales que aparecen en los medios continuamente, donde ellos se miden sin interferencias femeninas. Las mujeres están en sus vidas pero no a su lado visible, a veces como trofeos, a veces como demasiado maravillosas, a veces como controladoras y pesadas, a veces como adornos.

Las chicas queriendo triunfar con sus rasgos de belleza y aceptación y los chicos imaginándose superhéroes que salvan el mundo a costa de lo que sea, de su propia humanidad y su propia vida.

Son urgentes modelos humanos positivos, originales, satisfactorios, no dicotómicos, no jerárquicos, no sexistas, compatibles, para que nuestras chicas y chicos puedan educarse, crecer y ganar para sus vidas un valor añadido: el de lo humano de nueva planta, sin servidumbres de género.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/06/19/la-logica-sexista-que-no-para/

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Estandarización, una amenaza para la educación

Por: Ángel Pérez Martínez

Hoy la mayoría de colegios responden a las exigencias de la sociedad en términos de calidad de la educación con los puntajes que obtengan los estudiantes en dichas pruebas. Los maestros obligados por rectores o por la necesidad de resultados reproducen y estandarizan las evaluaciones en el aula. Esto se traduce en que niños, niñas y jóvenes son medidos en los salones de clase con el mismo rasero, igual metodología y sistema de puntaje. Entre más se parezca lo que se hace en el aula con los aplicativos como Saber, Pisa, Timss, Terce y otras, mejor; al final no importa la educación, tampoco cómo formar buenos seres humanos, aquí lo vital es el puntaje.

Este panorama empeora con toda clase de contratistas externos que se traen a los colegios con el propósito de mejorar los puntajes, mediante procesos de refuerzo o en cursos tipo Pre-icfes, o preuniversitarios, en los cuales se trabaja sobre la técnica para responder la prueba. Instrucción pura, poca educación y menos formación, pero se supone que eso es calidad.

Hace un tiempo publiqué un pequeño ensayo sobre por qué la educación básica era de buena calidad en Finlandia y no en Estados Unidos, a partir de la experiencia de la profesora Americana Janet English, quien fue distinguida en los Estados Unidos con el premio Fullbright a la enseñanza. Como estímulo ella pudo viajar a Finlandia para observar, estudiar y comparar durante 6 meses el sistema educativo de ese país en el año 2013. Ella de entrada se preguntó: ¿por qué los estudiantes americanos de la educación básica, con un gasto promedio por estudiante de los más altos del mundo, no obtienen los logros de los estudiantes finlandeses en resolver problemas científicos o de matemáticas en las pruebas internacionales donde ellos participan?

La profesora English, en su análisis “Finland from a Teacher‘s Perspective”, encontró que la calidad de los docentes es similar en los dos países: como ocurre en todas partes, ella observó buenos y malos profesores. La diferencia es que el sistema educativo finlandés apoya la enseñanza y la evaluación individual para medir los avances del proceso educativo, más que las pruebas estandarizadas anuales que se aplican en Estados Unidos. Los maestros comparten sus ideas educativas para mejorar y tienen entre sus objetivos hacer seguimiento y apoyo personalizado a cada estudiante. La profesora English observó en Finlandia que todos los días, en cada clase, los profesores y estudiantes trabajan en resolver problemas a fondo. Los maestros están en la búsqueda de temáticas que interesen a los muchachos, se enseña lo que ellos quieren aprender.

En Estados Unidos hay muy poco tiempo para ir a profundidad en un tema, mucho menos uno de interés para los estudiantes. Lo más grave es que los profesores americanos están más centrados en preparar las pruebas estandarizadas que en hacer lecciones interesantes y emocionantes para los muchachos, no existe como objetivo el apoyo y seguimiento individual del estudiante, ni existe el estudiante mismo como sujeto.

En Finlandia, las necesidades y el ritmo del aprendizaje del estudiante son los que determinan el ritmo de la enseñanza y la progresión del plan de estudios en el aula. El estudiante tiene libertad de trabajar sobre tópicos de su interés. Los alumnos participan con sus profesores en resolver problemas relacionados con su entorno, con calma y tranquilidad, no hay estrés en el aula. El aprendizaje y el juego van de la mano; por cada 45 minutos de trabajo en primaria, 15 minutos son de descanso. En Estados Unidos a los maestros se les obliga a desarrollar un exceso de contenidos que, dada la rapidez con la cual son asumidos y tratados en el aula, frecuentemente dejan una cantidad de trabajos o de temas sin finalizar y sin profundizar.

Ella concluye que el sistema público educativo Finlandés “es equitativo y respetuoso de sus estudiantes, a los niños finlandeses le son dados la libertad y el suficiente apoyo para empezar a desarrollar su propia personalidad”.

Con los niños hay que tener cuidado, los docentes y los colegios deben evitar la estandarización y evaluación en masa al interior del aula, mediante la cual se reproduce en los salones escolares evaluaciones despersonalizadas y sin ninguna contribución al proceso educativo, dejando de lado el hecho irrefutable de que todos los estudiantes son distintos y ellos no aprenden a la misma velocidad. Las pruebas estandarizadas son importantes para comparar y para tomar decisiones de política educativa, pero no son definitivas para determinar la calidad de la educación, y menos en el aula donde el maestro tiene la obligación de tratar, de hablar, de compartir, de expresar emociones y de formar a la persona, es una relación humana.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-estandarizacion-es-negativa-para-la-educacion-por-angel-perez/219556

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Ministro cubano alerta sobre dominación cultural capitalista.

Cuba/09 febrero 2017/Fuente: Insurgencia Magisterial

El ministro cubano de Cultura, Abel Prieto, alertó este jueves sobre los efectos de la dominación cultural capitalista, principalmente a través del cine, en la formación de las nuevas generaciones.

Prieto aseguró que este medio para la dominación está ideado para que los jóvenes no piensen que su entorno puede ser transformado, y vean las desgracias del mundo, genocidios y crisis migratorias, como un fenómeno ajeno a su realidad.

Asimismo, expresó que hay que trabajar contra la maquinaria ‘educativa’ del sistema capitalista, pues en esencia, lo que hace es promover la superficialidad, con la idealización de los llamados famosos y celebridades.

En este sentido, señaló que esta fama no está asociada a la virtud, sino a concepciones superfluas, fenómeno que da paso a lo que denominó como culto a la tontería.

Uno quisiera que los jóvenes y adolescentes tuvieran entre sus paradigmas a los grandes emancipadores de este continente, acotó.

El también escritor afirmó que Cuba cuenta con mejores condiciones que cualquier otra nación para enfrentar este desafío, aunque opinó que ni las instituciones educativas ni maestros del país pueden confiarse.

Esa intervención de Abel Prieto formó parte del panel especial La historia a través del audiovisual de la Red de intelectuales en Defensa de la Humanidad, celebrado en el marco del Congreso Internacional Pedagogía 2017.

En este encuentro también participaron la ministra cubana de Educación, Ena Elsa Velázquez, y el periodista y crítico de cine Rolando Pérez.

Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/ministro-cubano-alerta-sobre-dominacion-cultural-capitalista/

 

 

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El acuerdo España-Vaticano sobre enseñanza de Religión tumba el currículo escolar extremeño

España/Febrero de 2017/Autor: José L. Aroca/Fuente: Extremadura

El acuerdo España-Santa Sede de 1979 que incluye la enseñanza de Religión en la escuela en las mismas condiciones que otras asignaturas es un tratado internacional que hay que respetar, y no se hace en el currículo educativo extremeño del año pasado según una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx), que considera “desproporcionada” la reducción a la mitad de las horas de clase, e inadmisible la desaparición en segundo de Bachillerato.

Es una decisión de la sala de Contencioso Administrativo de ese tribunal que da la razón a la Asociación de Padres de Extremadura Escuela Pública, Educación Integral (Apadex), en su recurso contra el nuevo currículo educativo regional contenido en el decreto 98/16 de 5 de julio del año pasado.

Ese decreto, que se aplica desde principios del presente curso, rebaja a la mitad (de dos a una) las horas semanales de clase de Religión en la Secundaria Obligatoria (ESO) y en primero de Bachillerato, y suprime la materia en segundo de este último nivel.

Fue una reacción del nuevo Gobierno regional socialista contra el decreto firmado por el anterior presidente José Antonio Monago aun después de perdidas las elecciones autonómicas de 2015, y que elevaba el horario de esa materia.

La Junta de Extremadura entiende que así cubría el mínimo de tiempo lectivo exigido por la normativa estatal, y que segundo de Bachillerato era un curso no incluido en los acuerdos España-Vaticano de oferta obligatoria (aunque luego los alumnos escojan otra asignatura) de la Religión católica.

“Desproporcionado y discriminatorio”

Los jueces del Tribunal Superior de Extremadura entienden que el núcleo del problema es la aplicación del Concordato España-Vaticano de 1979, del que se derivan las disposiciones posteriores de las leyes estatales LOE y Lomce, y el decreto del Ejecutivo de Monago de 2015.

Según ese tratado internacional la Religión se incluye entre las materias educativas llamadas específicas, que dependen de las comunidades autónomas pero cuyos criterios de evaluación decide el Gobierno estatal, de oferta obligatoria pero optativa para los alumnos, y los jueces en esta sentencia subrayan además que se trata de una asignatura ‘especial’ por razón de esa acuerdo entre dos Estados, materia que es además evaluable y cuenta para el acceso a las becas o a la Universidad.

Dado que el Concordato dice que debe impartirse en las mismas condiciones que otras materias, el TSJEx considera en esta sentencia “desproporcionada” la reducción en un 50% de su carga horaria, y discriminatorio el trato que recibe respecto a otras materias ya que en algunos casos “quien escoge religión hace una hora más”.

Por otro lado establece el tribunal que el segundo curso de Bachillerato debería ofrecer también como optativa la Religión.

Sentencia opuesta

Esta decisión judicial es opuesta a la que la misma sala tomó en septiembre pasado respecto al recurso en ese caso planteado por los obispos extremeños, pero que lo basaron en una vulneración de los derechos fundamentales, violación que los magistrados no estimaron al razonar que la Religión no se suprimía aunque sí es cierto que bajaba su peso.

Por si acaso los obispos tenían presentado otro recurso en la misma línea del ahora estimado de la asociación de padres Apadex, y además hay un tercero similar de una asociación de docentes.

La Junta ha dicho que acata esta segunda sentencia contraria pero que la recurrirá en casación al Tribunal Supremo, por lo que entiende que sus efectos prácticos de momento son nulos.

Según su portavoz Isabel Gil Rosiña, el Gobierno de Fernández Vara “no hizo un decreto contra la Religión, lo que hizo fue garantizarla y garantizar a la vez otros valores éticos y ciudadanos, que ayudan a formar los extremeños del futuro, a la vez que la enseñanza de la Filosofía. Garantizar la libertad de los padres y alumnos para optar por la Religión, o por otros valores”.

Fuente: http://www.eldiario.es/eldiarioex/educacion/Tribunal-Superior-regional-Junta-Religion_0_607539569.html

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Rosa Luxemburgo: pensamiento crítico y educación popular

Por: Zur Pueblo de Voces

En un nuevo aniversario de su asesinato, el politólogo argentino Hernán Ouviña analiza la trayectoria política y teórica de esta referente del pensamiento emancipador, en un recorrido que va “de la educación popular a la (auto)afirmación de las masas”.

Rosa Luxemburgo (1871-1919) fue una de las marxistas que, en tanto educadora popular, más esfuerzos destinó en favor de los procesos formativos como algo prioritario para la militancia. Paradójica y erróneamente, se la sigue caricaturizando como una “espontaneísta” que denostaba la teoría y la necesidad de la organización política, algo alejado por completo de su concepción revolucionaria. Desde sus primeros pasos como activista clandestina en su Polonia natal, hasta su destacado papel en el seno de la izquierda alemana y europea, siempre abogó por construir y dotar de centralidad a los espacios orgánicos y a los momentos del autoaprendizaje de las masas.

De hecho, al poco tiempo de sumarse a militar en Alemania es invitada a incorporarse en la escuela de formación del Partido Socialdemócrata por su experiencia en ese plano. Salvo en los diferentes interregnos que estuvo encarcelada, Rosa dedicó buena parte de su militancia diaria a esta tarea, a razón de cuatro veces por semana, desde 1907 hasta 1914 (momento en el que, como consecuencia de su agitación contra la guerra, sufrirá sucesivos y prolongados períodos de encierro en la cárcel). En los talleres y cursos que coordinaba por aquellos años, no permitía que se tomasen notas en el momento, ya que consideraba que era mejor que quienes asistían pudiesen seguir, sin interrupción y con la mayor atención posible, la dinámica de intercambio y exposición que orientaba a cada encuentro. “Uno no quiere simplemente repetir”, convertirse “en un fonógrafo”, sino “recoger material fresco para cada nuevo curso, ampliar, cambiar, mejorar”, que se fomente la discusión y “un tratamiento profundo de la materia mediante preguntas y conversación”, confesará en una de sus cartas.

Una parte sustancial de estas clases, en cuyos borradores Rosa trabajó para su publicación incluso durante los años que estuvo en la cárcel, fue editada póstumamente bajo el título de Introducción a la economía política, y vale la pena leer estos manuscritos porque no solamente desmitifica en ellos al pensamiento de los “sabios burgueses”, sino debido a que aborda de manera detallada -y hasta reivindica- las formas comunitarias de vida social existentes en la periferia del mundo capitalista, entre ellas las de los pueblos indígenas que aún perduran hoy en día en Nuestra América. Podemos imaginarnos lo que implicó que una mujer, polaca y judía ingrese como “profesora” en ese espacio construido y habitado casi de manera exclusiva por hombres, que además de subestimar la capacidad intelectual y política de las mujeres, en no pocas ocasiones reproducían los peores prejuicios antisemitas.

Hoy sabemos que la batalla de Rosa fue en varios frentes: contra el capitalismo como sistema de dominación múltiple, que además de intensificar la explotación de la clase trabajadora, exacerbaba el militarismo bélico y desplazaba su crisis hacia los países coloniales y la periferia global a través de la acumulación por despojo, pero también contra lo que Raya Dunayevskaya llamó “chauvinismo masculino”, que imbuía al propio partido en el que ella militaba, incluyendo a sus principales referentes teóricos y políticos, Karl Kautsky y August Bebel. Algunos de sus textos más disruptivos son producto de las querellas libradas contra las tendencias burocráticas al interior de la organización, que subestimaban de manera simétrica la capacidad de lucha y autoconsciencia de las clases populares. Uno de sus primeros escritos ¿Reforma o revolución?, constituye una brillante respuesta a las hipótesis reformistas de Eduard Bernstein, donde además explicita la centralidad del estudio y la discusión teórica: “no se puede arrojar contra los obreros insulto más grosero ni calumnia más indigna -dirá- que la frase ‘las polémicas teóricas son sólo para académicos’”. Es que para ella, como afirmará en una de sus cartas, “el socialismo no es precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo”, por lo que la disputa intelectual y la formación política tenían una relevancia ineludible.

Pero esto no significaba desmerecer las acciones militantes en la calle, sino por el contrario concebirlas, también, como profundamente formativas, en un ida y vuelta con la reflexión crítica. Huelga de masas, partidos y sindicatos, otro de sus libros más sugerentes, es un claro ejemplo de su concepción dialéctica de la realidad y del autoaprendizaje en torno a ella. A partir de la reconstrucción y análisis del proceso revolucionario vivido en Rusia en 1905, demuestra cómo la supuesta “espontaneidad” de las masas populares en las calles y barricadas de ese “bárbaro” país oriental, tenía mucho para enseñarle a la cómoda dirigencia socialdemócrata de Alemania e incluso al conjunto de Europa, respecto de cuál era el horizonte de lucha al que apuntar: “un año de revolución ha dado al proletariado ruso esa ‘educación’ que treinta años de luchas parlamentarias y sindicales no pueden dar artificialmente al proletariado alemán”, sentenciará en sus páginas más ardientes. Tal enfado generó este opúsculo escrito por Rosa, que la dirección de los adormecidos sindicatos alemanes decidirá destruir e incendiar la edición que esperaba ser difundida por esas tierras. Este texto en particular brinda una enseñanza vital en términos formativos, debido a que postula que la experiencia práctica, el aprender haciendo, resulta fundamental en el proceso autoeducativo de las masas en su caminar revolucionario.

En el contexto del desencadenamiento de la primera guerra mundial, Rosa utilizará su pluma -bajo seudónimos varios- como arma de combate y polémica contra las fuerzas nacionalistas que instaban al intervencionismo militar alemán en el conflicto bélico y advertirá sobre una disyuntiva civilizatoria que pasará a la historia como consigna de las causas populares a nivel mundial: “¡Socialismo o barbarie!”. Pero también tendrá oportunidad de realizar una lectura crítica de los primeros momentos del proceso revolucionario vivido en la Rusia soviética de 1917. Escrito entre rejas, el manuscrito Crítica de la Revolución Rusa resulta un texto clave no solamente para todo proyecto de formación política en cuanto a su método de análisis y autocrítica fraterna desde el marxismo, sino porque en él se explicita la centralidad que este tipo de propuestas adquiere en la transición al socialismo, e incluso antes de él. “El dominio de clase burgués -dirá Rosa sin medias tintas- no tenía necesidad de una instrucción y de una educación política de las masas populares, por lo menos más allá de ciertos límites muy estrechos. Para la dictadura proletaria, en cambio, ambas cosas constituyen el elemento vital, el aire, sin el cual no podría subsistir”. En efecto, la nueva sociedad implica la participación activa y consciente del pueblo, razón por la cual “la práctica socialista exige una completa transformación espiritual en las masas degradadas por siglo de dominación burguesa”. De acuerdo a la militante espartaquista, “la escuela misma de la vida pública, de la más ilimitada y amplia democracia, de la opinión pública”, es lo que iba a permitir el avance hacia un socialismo no burocratizado ni autoritario. Por ello concluirá afirmando que “la democracia socialista no comienza solamente en la tierra prometida”, sino que debe prefigurarse en el presente, ensayarse como proyecto formativo de autogobierno cotidiano.

Incluso en los momentos más duros y adversos, Rosa no temió ejercitar de manera fraterna y honesta la autocrítica, en aras de evitar un desencuentro cada vez mayor entre libertad e igualdad, algo que vislumbraba como peligro en la Rusia soviética: “La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que este sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre libertad para el que piensa de manera diferente”, se atrevió a advertirles de manera premonitoria a los camaradas bolcheviques en uno de los párrafos finales de su manuscrito, donde a la vez denuncia la falta de canales de participación real de las masas y la ausencia de debate público en torno a los principales problemas que aquejaban al proceso revolucionario. Sin embargo, sus propios compañeros espartaquistas la regañaron y le sugirieron no difundir el escrito producido por ella en la cárcel, por miedo a que le hiciera “el juego a la derecha”.

A contrapelo, para Rosa el análisis autocrítico y (en caso de ser necesaria) la rectificación, constituían un ejercicio teórico-político ineludible, ya que según su convicción, flaco favor se le hace a los proyectos emancipatorios si la militancia se convierte en mera aplaudidora de sus virtudes y, “haciendo de la necesidad virtud”, omite sus contradicciones, ambigüedades, errores y flaquezas por temor a ser excomulgada o considerada “traidora”. Hay que asumirlo de una vez por todas: ausencia de reflexión crítica, estancamiento y dogmatización van de la mano, y de acuerdo a Rosa nos sumergen en un círculo vicioso del que es cada vez más difícil salir.

Por ello, además del ejercicio de la autocrítica como una responsabilidad ética de todo/a militante, para ella resultaba imperioso romper con dos flagelos que, de una u otra manera, tienden a permear a buena parte de las organizaciones de izquierda: “recaer en la secta o precipitarse en el movimiento reformista burgués”. Para superar ambos vicios que rascan donde ni pica, se requiere según Rosa establecer un nexo dialéctico entre, por un lado, las múltiples luchas cotidianas que despliegan las clases populares y, por el otro, el objetivo final de trastocamiento integral del capitalismo como sistema, de manera tal que cada una de esas resistencias, potenciadas entre sí, devengan mecanismos de ruptura y focos de contrapoder, que aporten al fortalecimiento de una visión estratégica global y reimpulsen, al mismo tiempo, aquellas exigencias y demandas parciales desde una perspectiva de largo aliento.

Esta es, en última instancia, la verdadera diferencia sustancial entre una perspectiva socialista y una de tipo reformista: mientras que la primera considera siempre las reivindicaciones inmediatas y las conquistas parciales en relación con el proceso histórico contemplado en toda su complejidad y apostando al fortalecimiento de un poder popular y de clase antagónico, en la segunda se evidencia la ausencia total de referencia al conjunto de las relaciones que constituyen a la sociedad capitalista como sistema de dominación múltiple, lo que lleva a desgastarse en la rutina de la pequeña lucha cotidiana por reformas que -al no estar conectadas con el objetivo final de ruptura y superación revolucionaria del orden burgués- terminan perpetuando la subordinación de las clases populares.

En plena ebullición obrera en las calles de Berlín, y pocas horas antes de ser asesinada junto a Karl Liebknecht el 15 de enero de 1919, Rosa no dudó en redoblar su confianza en la capacidad autoemancipatoria de las masas, exclamando: “El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota”. A la vuelta de la historia, y en un nuevo aniversario de su desaparición física, su herencia se mantiene más viva que nunca en la infinidad de proyectos e iniciativas que germinan, desde abajo y a la izquierda, en diversas latitudes del mundo, con la plena certeza de que muchas derrotas renacerán -más temprano que tarde- como luminosas victorias. Porque las revoluciones venideras serán la conquista del pan, pero también el florecimiento de las Rosas.

Fuente: http://www.zur.org.uy/content/rosa-luxemburgo-pensamiento-cr%C3%ADtico-y-educaci%C3%B3n-popular

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