Este registro es una de las medidas que ha emprendido el Gobierno para reforzar el acceso al disfrute al pasaje preferencial estudiantil.
Un total de 216.376 estudiantes se han inscritos al Registro Nacional de Estudiantes, con el fin de obtener la data necesaria para la emisión de la tarjeta inteligente con la que se accede al pasaje preferencial estudiantil.De acuerdo a información difundida por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas en una nota de prensa, los estudiantes de diferentes niveles académicos que deseen realizar su registro en la data deberán dirigirse a la página web del ente ministerial, hacer click en la opción «Registro de Estudiantes», cargar los datos solicitados por el sistema e imprimir el comprobante.
Luego el solicitante deberá entregar el comprobante en las sedes de Unidades Territoriales del ministerio (Fundacite) para que se le haga entrega de la tarjeta inteligente.
Este registro es una de las medidas que ha emprendido el Gobierno para reforzar el acceso al disfrute al pasaje preferencial estudiantil.
El director de Educación de la OCDE y máximo responsable del informe PISA analiza las claves para que nuestro sistema educativo mejore sus resultados.
Casi dos semanas después de publicarse el último informe PISA sobre Educación de la OCDE, su máximo responsable, Andreas Schleicher, ha pasado por la Consejería de Educación de Madrid, comunidad que ha obtenido unos excelentes resultados, y ha explicado las claves para que nuestro sistema educativo, «que no ha tenido malos resultados y aparece en la media de los países evaluados», aspire a convertirse en un modelo de referencia, como puede ser el de Finlandia.
Las clases impartidas por docentes que dominan la materia funcionan
Para Schleicher, la ecuación en España no pasa por aumentar la cantidad de recursos dedicados a Educación, sino más bien por aumentar la calidad de los recursos. «Ahora mismo sería mejor invertir en la calidad de sus docentes que en tener menos alumnos por clase». Y es que según Schleicher, en la OCDE tienen cada vez más claro que lo que funciona «son las clases bien estructuradas e impartidas por profesores que dominan la materia». Para ello, subraya, «es imprescindible incentivar el talento de los docentes, impulsar el liderazgo de los mejores para que compartan sus fórmulas de éxito con el resto y hacer la carrera docente atractiva, no con más sueldo, que en España está bien, sino con más proyección profesional», afirma Schleicher.
Más autonomía para los centros
Otra de las claves para mejorar nuestro sistema educativo sería la de la libertad de los centros. Schleicher defiende que hay que combinar una carrera docente atractiva que atraiga a los mejores a la profesión, con un alto grado de autonomía de los centros. «Los centros educativos en España tienen una capacidad muy limitada para definir su programa. Eso no pasa en otros países con sistemas públicos muy potentes como es el caso de Finlandia. Además, en España los profesores están muy aislados en su aula y colaboran poco entre ellos».
Quizá con esa combinación de autonomía y liderazgo docente España podría reducir las altas tasas de repetidores que tenemos en nuestro país, uno de los datos más negativos de nuestro país. «Aunque ha mejorado, sigue habiendo demasiados alumnos que repiten. Es un fenómeno que se da en el sur de Europa y en muchos países latinoamericanos y es un grave problema porque afecta más a los alumnos de entornos desfavorecidos, lo que es injusto».
Deberes dentro del centro
El director de Educación de la OCDE también habló sobre el tema de los deberes que estos días se debate en el Congreso. No cree que los alumnos españoles tengan una sobrecarga de tareas para casa y puntualiza que tiene que haber «distintas vías» de adquirir conocimientos. Entre ellas, recalca la del «aprendizaje autónomo».
Otra cosa es, matiza Schleicher, que esos deberes se hagan en casa o en horas lectivas dentro del colegio para evitar sobrecargas a los padres. «No nos parecen mal los deberes», concluye Schleicher.
Miles de estudiantes se volcaron a las calles para protestar por las acciones que está tomando la mayoría fujimorista en el Parlamento. La protesta también se enfocó en la posible censura al ministro de Educación, Jaime Saavedra.
La suerte del ministro de Educación, Jaime Saavedra, está echada, o así parece estarlo si la bancada fujimorista decide consumar la censura que anunciaron interponer en su contra en la víspera después que absolviera un pliego interpelatorio de 18 preguntas.
La maratónica jornada de ayer estuvo llena de ataques e insultos de todo calibre, principalmente de los miembros del partido que lidera Keiko Fujimori. Se llegó, incluso, a señalar que los resultados de la prueba PISA son una “cortina de humo”.
En este contexto, en las redes sociales se comenzó a manifestar el rechazo contra lo que se considera no solo un ataque injustificado al ministro Saavedra, sino a las reformas que emprende su sector, como la Ley Universitaria.
Gremios profesionales y colectivos como ‘No a Keiko’ han decidido que marcharán contra la censura al titular del Minedu. “Como no pudieron ganar las elecciones ( por la ley), ahora quieren copar todas las instituciones del Estado ( o por la fuerza). Hoy es el sector Educativo. Jamás permitiremos que retornemos a los 90, el fujimorismo no vuelve a secuestrar el país”, expresa el grupo ciudadano.
Convocatoria responde a amenaza de la bancada de Fuerza Popular de tumbar al ministro de Educación. Avances de reformas en el sector se verían perjudicados.
San Juan / 14 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.hoylosangeles.com/
El sindicato Educamos denunció hoy que el sistema educativo de Puerto Rico está subordinado a las pautas que llegan de Estados Unidos, tras conocerse la última Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA 2015) que sitúa a la isla entre los peores territorios del mundo.
La portavoz de Educamos, Eva Ayala, señaló a través de un comunicado divulgado hoy que los resultados de PISA no deben sorprender, ya que es la consecuencia de las deficiencias de un sistema educativo que depende de las directrices que llegan de Washington, que no tienen en cuenta la realidad de Puerto Rico.
Ayala subrayó también que es importante dejar claro que la prueba solo incluyó 70 (una tercera parte) de los 201 países y territorios del mundo, además de matizar que Puerto Rico no es considerado un estado soberano dada su relación política con EE.UU.
La portavoz de Educamos subrayó que la educación en Puerto Rico siempre ha sido dirigida por los administradores de turno y nunca desde la escuela.
«El Departamento de Educación es considerado y manejado como botín de guerra electoral bajo todas las administraciones. Siempre se ponen en práctica las decisiones que bajan de los más altos niveles del Gobierno, nunca las propuestas del magisterio», señaló.
Resaltó que Puerto Rico no tiene la autoridad para decidir sobre el enfoque o programa que más conviene a sus estudiantes, ya que de lo contrario no llegarían fondos federales.
«Como los fondos federales son una mina para los que se enriquecen de la educación todos los gobiernos se arrodillan ante ese becerro de oro. El modelo educativo estadounidense no es de los mejores, según las mismas pruebas PISA», dijo la líder sindical.
Denunció además que el presupuesto del Departamento de Educación no llega a las escuelas y se desvía hacía contratos multimillonarios de amigos de la administración de turno.
Ayala recordó además que los estudiantes de escuela pública están en su inmensa mayoría bajo los niveles de pobreza, lo que no facilita un rendimiento académico óptimo.
El candidato al llamado Nobel de los profesores revela la receta del éxito de siete escuelas que están revolucionando el sistema educativo español.
Europa/España/13.12.2016/Autor y Fuente:http://www.lavanguardia.com/
Tras convertirse en todo un referente en su profesión con la publicación del libro La Nueva Educacióny la obtención de varias distinciones, el maestro zaragozano César Bona (Ainzón, 1972) ha visitado siete escuelas que están revolucionando el panorama educativo español. En estos centros, adscritos a un proyecto pionero dirigido por la Fundación Ashoka, lo más importante no es que los alumnos aprueben, sino escucharlos, motivarlos y formarlos para que sean personas socialmente responsables. En algunos de ellos no hay deberes ni exámenes; en otros, las materias nacen de las preguntas que formulan los propios niños, y tienen como común denominador el promover valores relacionados con el compromiso social en detrimento de la competitividad feroz que domina el mundo actual.
Con gran modestia, Bona asegura que no le gusta que le digan que es el mejor maestro de España, a pesar de que su labor le ha hecho merecedor de dos premios del Ministerio de Educación, quedó entre los cincuenta mejores profesores del planeta en el galardón internacional Global Teacher Prize –llamado Nobel de los profesores- y la mismísima Jane Goodall, primatóloga, Premio Príncipe de Asturias y Embajadora Mundial de la Paz, le pone como ejemplo de pedagogo fuera de serie.
Pero no todo son elogios. Los planteamientos del docente también han levantado ampollas entre algunos de sus colegas de profesión con una visión más convencional de la educación. Muestra de ello es el libro de Alberto Royo Contra la nueva educación. Pero a pesar de las críticas, César se mantiene firme en su compromiso por una educación mejor y más humana. También reconoce que “ha sido un regalo” este paréntesis que se ha tomado en su carrera como docente –está de excedencia desde 2015 de la escuela pública donde trabaja – con el objetivo de difundir cómo es el día a día en los centros educativos que protagonizan su nuevo libro: Las escuelas que cambian el mundo. Porque una nueva educación no es un sueño, es una realidad.
¿Qué recuerdos guarda de su etapa como alumno?
Supongo que los mismos que tienen los lectores que nos leerán: el ir a la escuela, tener que leer un libro de texto y, luego, soltarlo en un examen, olvidarte e ir al siguiente tema; lo que sigue sucediendo ahora años después. Y, claro, las cosas van cambiando en todos los ámbitos de la vida y la educación no debería ser diferente.
¿Cuál es el fallo de la educación convencional?
Nos tenemos que dar cuenta de que somos seres sociales, pero seguimos educando a seres individuales. Es necesario que el conocimiento ya no parta solo del maestro, sino que sea un factor compartido y no sea usado exclusivamente de forma individual.
¿Qué carencias educativas arrastramos la generación EGB?
Sobre todo sociales. Si echas la vista atrás, ¿qué importancia se le daba a las relaciones humanas en la escuela en la que nosotros vivimos?¿O qué cultura ecológica se nos inculcó?¿Cuántas veces escuchamos cuando éramos niños que las diferencias entre nosotros enriquecen? Vida y Escuela han de ser indisolubles.
La actriz Anabel Alonso presentará el concurso ‘Yo fui a EGB’, que se estrenará el 21 de diciembre en TNT (TNT)
¿En qué consiste el proyecto ‘changemarker’ al que están adscritas las escuelas en las que se basa su nuevo libro?
En escuchar a los niños, porque tienen mucho que aportar, invitarles a mirar a la sociedad donde viven e intentar mejorarla. Se trata de convertirles en agentes de cambio. Los alumnos de estos centros celebran asambleas, deciden qué colegio quieren. Y esto no significa que se suban a las barbas, sino que están más a gusto en un lugar donde pueden tomar decisiones, algo que nos sucede también a los adultos.
Usted critica que en el sistema imperante se escucha poco a los alumnos.
En realidad no es una crítica, es un hecho. Los niños y niñas en la escuela siguen recibiendo información que luego van a tener que repetir. La educación tiene que evolucionar: lo más importante para educar o enseñar es escuchar.
¿Qué diferencias hay entre los siete centros ‘changemarker’ de España?
No todos hacen lo mismo. Tenemos, por ejemplo, una escuela rural en Zaragoza –Alpartir, que tiene 39 alumnos- con una relación maravillosa con el pueblo que la acoge: los vecinos de la localidad entran en el colegio y los niños participan en el Ayuntamiento.
Interesante.
En el instituto deSils (Gironès) y en la escuela Sadako (Barcelona) tienen muy en cuenta el compromiso social. En el colegio O Pelouro,de Galicia, conviven niños de distintas capacidades y no se tienen en cuenta las etiquetas. En el centro Padre Piquer, en Madrid, los chavales de secundaria, bachillerato y FP evalúan a los profesores -también su nivel de empatía-.
Se aprende lo que se siente
¿Qué otras singularidades de estas escuelas le han llamado más la atención?
En Amara Berri, en San Sebastián, los niños rigen sus propios medios de comunicación y comparten sus proyectos y trabajos con los demás compañeros y con la sociedad. Otro ejemplo es el curso de mediación de conflictos de segundo de ESO que imparte la escuela Sadako. En este colegio los mayores apadrinan a los pequeños creando una relación muy especial. Además, es maravilloso ver cómo proyectos que pueden durar semanas nacen de una pregunta sencilla de un niño.
¿Otras peculiaridades interesantes?
En Amara Berri no se les enseña a hacer operaciones de matemáticas para que luego las plasmen en un papel, sino que las aprenden a través del juego: van a su tienda donde hacen de tenderos, negocian, compran pescado, galletas… ¡Que es como realmente aprenden los niños! En La Biznaga (Málaga) deciden todo por consenso en asambleas y da gusto verles hablar.
Pero la escuela no es un juego.
Cuando la gente lea “aprenden jugando” pensarán que estos centros desvirtúan la educación, y es justo lo contrario: lo que nos sucede es que miramos a la infancia con ojos de adulto y se nos olvida cómo aprenden los niños.
¡Ilumíneme!
Deja un niño suelto y obsérvalo un rato y verás como siempre tiene la curiosidad a flor de piel. Tenemos que saber aprovechar la esencia de los niños -curiosos, creativos…- para sacar lo mejor de ellos.
Alumnas de una escuela de primaria escriben mensajes de despedida en la pizarra de su aula al finalizar las clases (Archivo LV)
¿Y memorizar?¿También es importante para la educación?
Sí y tenemos que saber estimular y usar la memoria, pero no podemos olvidar que se aprende también lo que se siente. Lo que sucede en nuestro sistema educativo es que se busca que los chicos den una respuesta que previamente les hemos dado. Ahí está la clave: si tú te implicas en el proceso, te quedas mejor con lo que aprendes.
¿Cómo se evalúa en estos centros?
Evaluar es importante en la vida: evaluamos constantemente cada día lo que hacemos, aprendemos de los errores, al igual que hacen los niños de estas escuelas, donde hay buenos resultados académicos y sociales, que es una parte no menos importante.
¿Pero hay exámenes?
En algunos sitios, sí; en otros, no. Pero en cualquier caso el aprendizaje sí existe.
Pero al acabar el instituto o en la universidad tendrán que pasar todos ellos exámenes.
Todos estos alumnos están preparados para la vida y para pasar pruebas porque es mucho más fácil volcar la información en un papel cuando sabes buscarla. La diferencia es que normalmente se enseña a decir: “Mira, tú tienes que estudiar esto para mañana y luego me vas a demostrar que te lo has aprendido”. A los dos días eso está olvidado. Pero aquí se les invita a investigar, a compartir con los compañeros, a debatir, y eso se queda dentro. Otra cosa es el tema de la reválida…
Decir que a la escuela se va a aprender y no a ser feliz es un error
¿Qué opina de la reválida que establece la Lomce?
La reválida es un viaje en el tiempo, pero hacia atrás. Si realmente piensan que poniendo más exámenes se va a conseguir mejorar la calidad educativa están cometiendo un error: miles de estudiantes se quedarán fuera del sistema educativo. Si pretenden eso, lo conseguirán.
Hace unos días usted fue recibido por el recién estrenado ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. ¿Le trasladó sus reticencias a la nueva ley?
Estuvimos hablando un rato. En cualquier caso, no creo que fuera nada trascendente.
No, yo no me considero el mejor de España. Y esto como titular ni se te ocurra ponerlo porque no me considero así, porque hay muchos profesores que he conocido que son maravillosos. Fui allí como un maestro y le dije (al ministro): “Que sepas que cuando se marchó Wert, todos sentimos una mezcla de esperanza y de alivio”. A ver si escuchan a los maestros, a las familias y a los niños. Así empezaría a cambiar la cosa.
¿A favor o en contra de los deberes?
Estoy a favor de que los niños tengan tiempo para sí mismos, para incluso aburrirse. ¿Qué tiene de malo aburrirse? Los niños tienen derecho a disfrutar de su infancia y las familias, de sus hijos. Habrá niños que quizá necesiten algo de repaso, otros que solo necesiten investigar, pero si hubiere deberes, debería ser para que los niños investigaran o para completar lo que hacen en clase. No tienen la culpa de que el currículo sea largo. ¡No tienen que acabar en casa lo que no da tiempo de hacer en clase!
Los deberes en casa, a debate (Getty Images/Catherine Delahaye)
De hecho, muchos padres se quejan de que no tienen fines de semana por culpa de los deberes.
La gente desea que llegue el viernes para tener tiempo libre, pero muchos niños no lo tienen. “¿Tenéis dos días? ¡Tomad caña!”. Pero lo que no veo bien es que se haga una huelga contra los deberes porque para mí es un error. Secundaría un diálogo, pero esta huelga, no. No es acertada. Ya estamos otra vez enfrentados: padres y maestros…
¿Qué piensa sobre las críticas que ha recibido su propuesta educativa, como la que plantea Alberto Royo en su libro ‘Contra la nueva educación’, donde acusa a su modelo de despreciar el conocimiento y la cultura y apostar por la felicidad ignorante?
Primero, le felicito por la tipografía de su libro porque es copia exacta del nuestro; segundo, decir que se desprecia la cultura y el conocimiento es no tener ni idea de educación, es tener los ojos cerrados, es querer vivir en una educación de hace 30 o 40 años; tercero, decir que a la escuela se va a aprender y no a ser feliz es un error; y cuarto, estar en contra de la evolución es una equivocación.
¿Ninguno de los antiguos dogmas del sistema educativo son útiles?
Hay cosas que se hacen hace 40 años que sirven perfectamente ahora. No hablo de innovación, sino de sentido común. Que los niños se sientan implicados en su propia educación, que se sientan escuchados y queridos. Una obviedad tremenda.
¿Qué se consigue con ello?
Que los niños y niñas tengan ganas de volver al día siguiente, dejarles con ganas de aprender. Ahí entra también el tema de los deberes, por supuesto. Si estás saturado con tu trabajo, es imposible que al día siguiente vayas contenta y con ganas. A los niños les sucede lo mismo. Es lógico.
Sí.
Seguramente hoy habrá miles de padres o madres que lleguen con su hijo a casa y le digan: “Ahora tienes que hacer extraescolar, deberes, no se cuánto más y, luego, a cenar y a dormir. ¡Y la infancia vuela! No tengo hijos pero cuando los tenga, disfrutaré de ellos: pondré la pausa y los llevaré al parque, a la biblioteca, a la librería y no sólo aprenderán, también vivirán.
Y si mi hijo por la mañana me dice: ‘¡Mamá, no quiero ir al colegio, es que no quiero!, ¿qué es lo que falla?
¡Escúchale! y estate un buen rato hablando con ella. Pregúntale: “¿por qué?¿qué ocurre?”. Habla con la maestra o el maestro y dialoga todo lo que sea necesario. Al día siguiente tenéis que conseguir que el niño vuelva al colegio con ganas. La motivación por la escuela ya está en todos los niños, hay que saber cómo encontrarla.
Pasadas las Navidades, muchos padres empezarán a buscar escuela para el curso que viene, ¿qué les aconseja?
Antes los llevábamos en el colegio más cercano, ahora existe más interés en ver qué tipo de educación se ofrece en cada centro. Y esto significa que la gente está más preocupada por la educación de sus hijos. Hay padres que preferirán una educación más clásica y, otros, una educación que tenga en cuenta el compromiso social. Pero si yo tuviera que llevar a mi hijo a una escuela, sería un lugar donde participara en la sociedad, se le invitara a mirar su entorno e intentar cambiarlo y mantuviera intacta la curiosidad innata de los niños.
Así se lo afirmó a este diario el miembro de la Academia Nacional de Educación, Alieto Guadagni. Además, aseguró que los sectores más desfavorecidos de la sociedad no pueden acceder a la educación superior, a la vez que cuestionó a la clase dirigente al decir que “le falta compromiso con el sistema educativo”
Lejos en el tiempo parece haber quedado la época de esplendor de la universidad argentina, cuando supo ser un modelo a seguir para los países de la región. Hoy, en un simple recorrido por las distintas casas de altos estudios que cubren el territorio nacional se puede ver la falta de acciones oficiales para generar un plan estratégico que dé respuesta a la inequidad y exclusión que se vive en la educación superior, que se ha transformado en un ámbito muy elitista.
En diálogo con este diario, el director del Centro de Estudios de la Educación de la Universidad de Belgrano y miembro de la Academia Nacional de Educación, Alieto Guadagni, señaló que “a la universidad argentina no van los pobres”. Además, aseveró que en nuestra sociedad “debe existir un examen de ingreso con cupo” destinado a aquellos “que quieran verdaderamente estudiar”. A su vez, cuestionó a la clase dirigente al decir que “le falta compromiso con el sistema educativo”.
—¿En qué estado se encuentra la educación hoy en la Argentina?
—Nuestro país ha vivido en las últimas décadas un proceso muy grande de deterioro y claramente aún no se notan mejorías. En los últimos 12 años, a pesar de un discurso que hablaba de la gratuidad, se puede decir que nunca se hizo tanto por privatizar la educación como en ese lapso. Solo en el nivel primario casi medio millón de chicos se fue de la escuela pública a la privada, algo que jamás había sucedido en nuestra historia.
—¿Qué es lo que se debe hacer para producir una mejoría en esta situación?
—Primero hay que cumplir simplemente con el calendario escolar de 180 días, algo tan simple como eso. Segundo, debe haber jornada escolar extendida para el 30 por ciento de los chicos de las escuelas públicas, como marca la ley. Comencemos por esto y se van a ver enseguida grandes cambios en la educación. Empecemos por cumplir lo que está en la ley, no inventemos cosas nuevas que no sirven para nada.
—Uno de los ámbitos más criticados en la sociedad es el universitario, por el bajo número de graduados. ¿Cuáles son los cambios que se deben hacer para modificar esto?
—La situación de la universidad merece un claro debate público que hoy la clase dirigente nacional no está dispuesta a dar. La Argentina es uno de los pocos países del mundo que tiene ingreso irrestricto. Este es un régimen por el cual todos pueden entrar, pero como no están preparados, después se reciben muy pocos de los alumnos que ingresan. La mejor manera de tener pocos graduados es tener el ingreso irrestricto en las universidades. Se torna esencial y evidente que en nuestro país debe existir un examen de ingreso con cupo.
—¿Qué ocurre con la clase baja en la universidad? ¿Cómo es su recorrido educativo?
—A la universidad argentina no van los pobres, no hay gente pobre en la universidad. No hay peor agravio al futuro de la gente humilde que el ingreso irrestricto. Hay que destinar dicho ámbito para aquellos que quieran verdaderamente estudiar. En la universidad pública gratuita, por cada alumno perteneciente al 20% más pobre de la población hay ocho que provienen del 20% más rico. Estamos generando un régimen de profunda desigualdad.
—¿Cómo afecta a la educación superior que la política esté tan metida en el desarrollo de las universidades?
—Meter la política partidaria en el seno de la educación, en este caso en las universidades, solo sirve para seguir deteriorando la instrucción en las altas casas de estudios, de eso no tengo ninguna duda. Sirve para cambiar el eje del debate y que no se discuta lo básico y central que es cómo hacemos para mejorar la educación en nuestro país. En el fondo, a la clase dirigente nacional le falta compromiso con el sistema educativo, y eso se torna evidente con sus acciones y actitudes.
—¿Qué es lo que se precisa entonces para producir un cambio sustancial en el sistema educativo nacional?
—Se necesita un profundo cambio en la mentalidad de los argentinos para salir de la crítica banal que muchas veces se realiza y así poder ir a fondo para cambiar y revertir este estado de la situación. A la clase dirigente le diría que preste atención a la escuela, principalmente a la escuela pública porque, sin una escuela pública fuerte y de calidad, no puede haber justicia social en la Argentina.
“Se está nivelando para abajo”
En otro de los tramos de su charla con este medio, Alieto Guadagni fue muy crítico con respecto al nivel educativo en el ámbito universitario nacional al sostener que, desde las propias autoridades, “se baja la vara, se baja el esfuerzo, cada vez se pide menos y eso marca un fuerte deterioro en el sistema educativo nacional”.
Guadagni, que también se desempeñó como ministro de Economía y secretario general de la Provincia durante la gobernación de Antonio Cafiero, expresó que “en la educación superior, como en otros aspectos de la vida, se está nivelando para abajo. Al no tener graduados, se buscan acciones que terminan nivelando para abajo y demacrando la educación”.
Para el experto, “esto lleva a una enorme desigualdad, donde de cada 100 chicos que ingresan a las universidades estatales apenas se reciben 27, mientras que entre las casas de estudios privadas de cada 100 chicos que entran se reciben 42, mostrando la disparidad existente”.
“La matrícula universitaria argentina tiene poca proyección hacia el futuro, no piensa para las próximas generaciones y las necesidades específicas del país, como sí hacen países como Cuba, Brasil o Ecuador. En Brasil, por ejemplo, la graduación universitaria es un 79% mayor a la nuestra y las carreras están dirigidas hacia la visión de país que se tiene a futuro. Tenemos que copiar alguna vez los buenos ejemplos”, resaltó Guadagni.
Europa/Estonia/13 de diciembre de 2016/Fuente y autor: Fabian Schmidt & Carsten Schimiester
El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) muestra que los estudiantes de 15 años tanto en las regiones ricas del norte y el oeste europeo, Estado Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Japón son mejores en Ciencias Naturales, Matemáticas y lectura que en Latinoamérica, el Magreb y parte del sur y sureste europeo y ciertas zonas del sur asiático.
Motivación y profesorado eficientes
La política no puede mejorar un sistema educativo reduciendo simplemente el número de estudiantes. Es importante contar con un profesorado eficiente. «Un buen profesor puede hacerlo mejor en una clase de muchos escolares que uno malo con una clase pequeña”, dice el portavoz de la OCDE en Alemania, Mathias Rumpf. La motivación para aprender es otro aspecto importante. Sobre todo, «cuando los alumnos aprenden de sus padres que pueden aplicar más tarde los conocimientos científicos y la compresión adquiridos en su vida laboral. Cuando disfruto aprendiendo, puedo alcanzar mejores resultados”, dice el portavoz.
Existen sistemas educativos en los que los profesores pasan muy poco tiempo en clase. En Japón, por ejemplo, le dedican más tiempo al contacto directo con los alumnos y los padres. «Parece ser también un sistema exitoso”, ya que «los padres se ven involucrados en el proceso de aprendizaje y se crea una red en la que el aprendizaje puede funcionar”, explica Rumpf.
Gráfica con los resultados del informe PISA en lectura.
Estrategia a largo plazo y coherente
«Los colegios deben exigir mucho a todos los estudiantes», dice el portavoz y añade que no «puede dar buenos resultados cuando a unos se les exige mucho y los otros solo deben rendir poco”. Para este politólogo, la fórmula perfecta es que «las iniciativas políticas se concentren en clases eficientes. Los sistemas educativos exitosos centran más sus recursos en los escolares que tienen que lidiar con dificultades”, comenta Rumpf.
Si el sistema educativo de un país no ha salido bien parado en el informe PISA, el consejo escolar debería reflexionar cómo manejar los resultados. «Los países tienen más éxito cuando aplican una estrategia de política educacional coherente y a largo plazo”, advierte.
Gráfica del informe PISA en matemáticas.
En Europa, Estonia es uno de los países con mejores resultados escolares mundiales, tercer puesto. Un país pequeño que puede a partir de ahora medirse con su vecino del norte, Finlandia. La rectora de una escuela estonia en el condado de Tartu, Karin Lukk, comenta que «nos concentramos en la igualdad de oportunidades. Esto es lo que nos lleva a conseguir buenos resultados. No dividimos a los niños bajo ningún concepto”, comenta.
La procedencia étnica social tampoco juega un papel en el sistema educativo de Estonia. Como tampoco el bienestar económico de los padres. El sistema educativo se esfuerza por conceder la misma educación a todos los escolares y, naturalmente, gratis. Y aunque tanto el profesorado como el alumnado tienen plena libertad para configurar el contenido de sus clases, los métodos son conservadores y el material de estudio está definido claramente. El éxito educativo se controla a través de exámenes nacionales en los cursos 3, 6 y 9. Según el informe PISA, 2/3 de los estudiantes estonios están contentos con sus colegios y su profesorado. Solo dos países europeos se hallan entre los diez mejores del mundo, según PISA: Estonia y Finlandia.
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