Expulsadas de sus países, esclavizadas en España

Por: Olivia Carballar

Ninguna de las mujeres que hablan en este reportaje viajó hasta España por placer o por gusto. Ninguna lo hizo para pasar unas vacaciones. Todas las mujeres que hablan en este reportaje llegaron a España por necesidad, obligadas por la situación política, social y económica de su países de origen. De allá –aseguran todas ellas– se sienten expulsadas. Acá –dicen igualmente– se sienten ninguneadas, como si el trabajo que realizan no valiera nada, como si fueran menos que nadie. Ninguna imaginaba, según su relato, que iba a pasar por situaciones vejatorias, en ocasiones, de maltrato, en este “país del primer mundo”, como en algún momento definen España. Todas aceptaron las condiciones laborales que les pusieron encima de la mesa, a pesar de que, más veces que menos, esas condiciones no reconocían –ni reconocen– su dignidad como personas, como seres humanos. Porque ninguna, ninguna de ellas, quería dejar de enviar dinero a su familia. Y porque a veces hay que recordar lo obvio: todas tienen que comer.

Son trabajadoras del hogar, mujeres migrantes de Centroamérica que decidieron dejar su vida y comenzar algo a lo que no se atreven a llamar una nueva vida. Comenzaron, por poner un nombre, otra cosa. Sus vidas, las de verdad, son las que no les dejaron vivir allá, sus carreras frustradas, la educación de sus hijos e hijas, sus casas, los abrazos perdidos de los abuelos y abuelas que ya no están. La mayoría no ha regresado a su tierra desde entonces. Todas conviven con la idea de que tardarán tiempo en hacerlo. La pandemia vino a poner, como en muchas otras desigualdades invisibles, la guinda de una situación que algunas califican como de “esclavitud moderna”.

Lo que cuenta Vanessa al otro lado del teléfono, desde Barcelona, puede encajar en esa definición. De 34 años y enfermera en Honduras, emprendió el viaje embarazada de cuatro meses, acompañada por su marido y la hija que ya tenían de nueve años. Llegaron a España el 22 de noviembre de 2016. Y aquel día empezó a formar parte del listado de fechas importantes que, para bien o para mal, nunca se olvidan. Contaban con el apoyo de su cuñada, ya asentada desde mucho antes, con un trabajo fijo y una red. Pero había un ESTO. Esto era lo que había, esto es lo que hay. Un ESTO por lo que, según los testimonios recopilados y las experiencias que comparten de otras compañeras, tienen que pasar.

Tras dar a luz a su hijo, en la primera casa donde trabajó, como interna, había días que solo dormía una hora. Lo hacía sentada en una silla de plástico, aterrorizada pensando en cuándo sonaría el timbre. “Tenía un timbre en la habitación”, narra Vanessa. Aún dice que lo escucha, años después: “Recuerdo ese timbre, el sonido de ese timbre. Nunca pensé que recibiría maltrato”. Según explica, la señora a la que cuidaba la sometía a humillaciones: “Cada cinco minutos me decía que quería agua, o pipí o galletas. Yo la tenía que mover a todos lados. Inmigrante de eme. Hija de la gran pe. Todo eso me decía. Y una no está acostumbrada a oír esas cosas. Me hice mucho daño en la espalda”.

Cuenta que la hija de aquella mujer le propuso pagarle 100 euros más. Entonces cobraba 1.000 euros: por un trabajo continuo e interno con apenas unas horas libres a la semana. No había otra cosa, no hay otra cosa, esto es lo que había, esto es lo que hay, resuena como un eco. Pero aquella vez, dijo que no. No se trataba de dinero. Se trataba ya de no sufrir, de dignidad: las fajas que tiene que llevar para aguantar el dolor y las lloreras que se pilla ahora al ver las fotos de su hijo cuando aún era un bebé y ella no podía apenas verlo. “Yo le quité el pecho para irme a esa casa, con cinco meses, no lo veía. Y cuando lo hacía, no lo podía cargar del dolor de espalda. Cuando dejé aquel trabajo y volví, mi hijo me rechazaba. Mi hijo no me quería, no me conocía. Y no quería que lo cargara”. Otra vez, en otra casa, le pidieron que limpiara la cocina a fondo y, varias horas después, le dieron cuatro euros. “Salí llorando, cuatro euros”.

Los testimonios de otras compañeras que pertenecen a la Red de Hondureñas Migradas, son parecidos: hay quien ha sufrido abusos, hay quien tiene que comprarse el papel higiénico, hay quien solo puede comer lo que come la persona a la que cuida: patatas hervidas, zanahorias hervidas. Hay quien come sopa de tomate el lunes. Y al día siguiente la come con arroz. Y al día siguiente la come en revuelto. “Es triste. Ni los cerdos comen aquí así. Es lo que hay. Mi amiga lo hace porque está sacando un curso para estudiar un módulo superior. Siempre nos mueve la necesidad y siempre tenemos claras las metas que tenemos”, explica Karla, hondureña de 47 años.

Y hay, también, quien en los meses de confinamiento se ha pasado encerrada, aguantando todas estas situaciones, con dos tetra bricks de leche para cuatro meses, como denuncia Rafaela Pimentel, una de las impulsoras de la Red de Trabajadoras del Hogar y de la asociación Territorio Doméstico. “Ya veníamos de situaciones difíciles, por eso estamos organizadas. Veníamos de años reclamando derechos básicos para mujeres que realizan un trabajo importante y un trabajo esencial. Aunque el nombre se lo han puesto ahora. Esencial. Sin nuestro trabajo, la sociedad no podría moverse. Y con la pandemia ha sido horrible. Las personas que teníamos que estar cuidando, en primera línea, no teníamos ningún apoyo. ¿Qué podríamos esperar? Pues que se complicara más”, dice Rafaela entre cortes de túneles, mientras hace el trayecto en tren desde su casa a su trabajo, en Madrid. Ella es dominicana y lleva 28 años en España. La primera vez que empezó a organizarse fue en su barrio, en Vallecas, allá por el año 95. En 2006 puso en marcha Territorio Doméstico. Estamos en 2020 y las trabajadoras del hogar continúan sin derechos básicos: ni tienen paro ni cotizan en el Régimen General de la Seguridad Social.

“Muchas compañeras tuvieron que quedarse durante los cuatro meses que duró el confinamiento en los trabajos porque, claro, los cuidados no se podían dejar. A muchas se las llevaron fuera de Madrid. Sin ver a sus familias, a sus amigas, sin ver a nadie. Y, como colectivo –prosigue Rafaela–, hemos tenido que aportar un sostenimiento de psicología terapéutica para algunas compañeras. Porque esto va a tener un impacto terrible. Muchas trabajadoras encerradas vivieron situaciones más complicadas por la propia pandemia, con más trabajo, con horarios terribles, compañeras que apenas les daban de comer, sin ni siquiera hacer una llamada, ni poder enviar dinero a su familia. Los locutorios estaban cerrados. Y mucha gente sin papeles envía el dinero por locutorios porque como no tiene cuenta en el banco…”.

Según las cifras que se manejan, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), del Ministerio de Trabajo y otras entidades, el colectivo de empleadas del hogar está compuesto por unas 600.000 trabajadoras, la mayoría mujeres extranjeras, pero unas 200.000 de ellas no cotizan. Un informe del sindicato UGT indica que los sueldos de las personas que trabajan en el sector doméstico son cerca de un 60% menores al salario medio bruto en España. Y, según un estudio de Oxfam Intermón y del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, una de cada tres empleadas domésticas vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza (el 16% en la población general) y duplican los retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca respecto a cualquier otro trabajador. El mismo informe calcula que si este sector económico estuviera legalmente remunerado equivaldría al 2,8% del PIB.

“El colectivo de trabajadoras del hogar y cuidados es el único sin derecho a paro, podemos ser despedidas sin causa justificada y estamos excluidas de la ley de prevención de riesgos laborales. Seguimos cuidando en esta situación a miles de personas que lo necesitan en sus domicilios y que no son atendidas desde un sistema público insuficiente e infradotado. Somos 600.000 trabajadoras. Hemos denunciado la discriminación histórica que sufre nuestro colectivo y hoy somos excluidas nuevamente”, decía el escrito, al inicio del primer confinamiento, que la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar trasladó al Gobierno. Porque, de la misma manera que han sido ignoradas tradicionalmente, las trabajadoras del hogar también quedaron para el final en la lista de ayudas adoptadas por el Gobierno en plena pandemia. En los primeros meses de pandemia, el sistema especial de Empleadas de Hogar perdió unas 20.000 afiliadas.

Del subsidio extraordinario por desempleo aprobado el 31 de marzo –del que quedaban excluidas las mujeres sin papeles o aquellas que no cotizan, muchas de ellas por la propia situación diabólica de precariedad en el sector–, el Gobierno ha reconocido la prestación al 80% de las solicitantes. Según una respuesta parlamentaria, hasta el 4 de noviembre, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social había resuelto 36.587 solicitudes. Hasta octubre solo se habían resuelto 23.000 de las 52.000 que habían sido presentadas. “La falta de respuesta gubernamental es tal que se ha resuelto menos de la mitad de una prestación que estructuralmente ya es insuficiente y no cubre ni la totalidad de las compañeras ni se corresponde con la realidad precarizada y vulnerable del sector”, denunció entonces el recién creado sindicato SINTRAHOCU en su primer comunicado, en el que exigía, además, la inclusión de las trabajadoras del hogar en la ampliación de todos los subsidios, entre ellos la Renta Activa de Inserción y obligar la inspección laboral y prevención de riesgos laborales adaptadas a las medidas sanitarias por la COVID-19.

Hay más colectivos que consideran que los sindicatos mayoritarios no las representan y se han autoorganizado ellas mismas, como ha ocurrido también en otros sectores como el de las Kellys o camareras de piso. Desde Barcelona, Sindihogar, Sindicato independiente de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (THC), nació, según explican, ante la ausencia de una organización independiente, con perspectiva de género, clase y raza de orden jurídico sindical. En su página web resumen el listado de reivindicaciones. O, dicho de otra manera, el listado de las discriminaciones que sufren: ratificación del Convenio 189 de la OIT (2011), que obliga a la equiparación de los derechos laborales y de seguridad social de las trabajadoras del hogar y del cuidado al resto de trabajadores/as; inclusión total del empleo del hogar en el régimen General de la Seguridad Social; derecho a la prestación por desempleo: cotización por salarios reales; obligación por parte de las personas empleadoras a realizar contratos por escrito; eliminación del pago en especie; tabla salarial con revisión según el IPC; cumplimiento de las pagas extras; derecho a vacaciones anuales y descansos diarios y semanales; derogación del despido por desistimiento de la persona empleadora; eliminación de las oficinas de colocación y de las ETT, la derogación de la Ley de Extranjería; visibilización de las situaciones precarias de las cuidadoras, las trabajadoras por horas y las internas, sensibilización; y concienciación en torno a la fundamental importancia social del trabajo del hogar y de los cuidados.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo que la prestación por desempleo había llegado para quedarse. “Que se dejen de chapuzas, queremos estar en el régimen general, que este trabajo se reconozca, que las personas que lo hacemos seamos valoradas y tengamos derechos como cualquier otro trabajador, y ya está, un salario digno que nos permita tener una vivienda digna. Eso es lo que debe hacer el Gobierno, que se deje de chapuzas”, afirma rotunda Rafaela Pimental, que gana 690 euros. En ese mismo trayecto, su teléfono no deja de sonar a diario. Es el momento de atender a las compañeras, de echar las manos, de seguir organizándose ante lo que consideran un abandono por parte del Estado. El día antes, rememora, una amiga la llamó para contarle la situación de una mujer a la que tratan de ayudar en estos momentos: “Tiene dos hijos, uno de 5 y otro de 14 años, con asilo, no tiene trabajo, que es lo único que pide. Y si no paga la habitación este mes los echan. Necesita ropa, abrigo, un techo y alimentos. Lo básico”. Y añade, para remarcar lo que significa básico: “Vamos, una mierda”.

Los testimonios de otras compañeras que pertenecen a la Red de Hondureñas Migradas, son parecidos: hay quien ha sufrido abusos, hay quien tiene que comprarse el papel higiénico, hay quien solo puede comer lo que come la persona a la que cuida: patatas hervidas, zanahorias hervidas. Hay quien come sopa de tomate el lunes. Y al día siguiente la come con arroz. Y al día siguiente la come en revuelto. “Es triste. Ni los cerdos comen aquí así. Es lo que hay. Mi amiga lo hace porque está sacando un curso para estudiar un módulo superior. Siempre nos mueve la necesidad y siempre tenemos claras las metas que tenemos”, explica Karla, hondureña de 47 años.

Y hay, también, quien en los meses de confinamiento se ha pasado encerrada, aguantando todas estas situaciones, con dos tetra bricks de leche para cuatro meses, como denuncia Rafaela Pimentel, una de las impulsoras de la Red de Trabajadoras del Hogar y de la asociación Territorio Doméstico. “Ya veníamos de situaciones difíciles, por eso estamos organizadas. Veníamos de años reclamando derechos básicos para mujeres que realizan un trabajo importante y un trabajo esencial. Aunque el nombre se lo han puesto ahora. Esencial. Sin nuestro trabajo, la sociedad no podría moverse. Y con la pandemia ha sido horrible. Las personas que teníamos que estar cuidando, en primera línea, no teníamos ningún apoyo. ¿Qué podríamos esperar? Pues que se complicara más”, dice Rafaela entre cortes de túneles, mientras hace el trayecto en tren desde su casa a su trabajo, en Madrid. Ella es dominicana y lleva 28 años en España. La primera vez que empezó a organizarse fue en su barrio, en Vallecas, allá por el año 95. En 2006 puso en marcha Territorio Doméstico. Estamos en 2020 y las trabajadoras del hogar continúan sin derechos básicos: ni tienen paro ni cotizan en el Régimen General de la Seguridad Social.

“Muchas compañeras tuvieron que quedarse durante los cuatro meses que duró el confinamiento en los trabajos porque, claro, los cuidados no se podían dejar. A muchas se las llevaron fuera de Madrid. Sin ver a sus familias, a sus amigas, sin ver a nadie. Y, como colectivo –prosigue Rafaela–, hemos tenido que aportar un sostenimiento de psicología terapéutica para algunas compañeras. Porque esto va a tener un impacto terrible. Muchas trabajadoras encerradas vivieron situaciones más complicadas por la propia pandemia, con más trabajo, con horarios terribles, compañeras que apenas les daban de comer, sin ni siquiera hacer una llamada, ni poder enviar dinero a su familia. Los locutorios estaban cerrados. Y mucha gente sin papeles envía el dinero por locutorios porque como no tiene cuenta en el banco…”.

Según las cifras que se manejan, con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), del Ministerio de Trabajo y otras entidades, el colectivo de empleadas del hogar está compuesto por unas 600.000 trabajadoras, la mayoría mujeres extranjeras, pero unas 200.000 de ellas no cotizan. Un informe del sindicato UGT indica que los sueldos de las personas que trabajan en el sector doméstico son cerca de un 60% menores al salario medio bruto en España. Y, según un estudio de Oxfam Intermón y del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III, una de cada tres empleadas domésticas vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza (el 16% en la población general) y duplican los retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca respecto a cualquier otro trabajador. El mismo informe calcula que si este sector económico estuviera legalmente remunerado equivaldría al 2,8% del PIB.

“El colectivo de trabajadoras del hogar y cuidados es el único sin derecho a paro, podemos ser despedidas sin causa justificada y estamos excluidas de la ley de prevención de riesgos laborales. Seguimos cuidando en esta situación a miles de personas que lo necesitan en sus domicilios y que no son atendidas desde un sistema público insuficiente e infradotado. Somos 600.000 trabajadoras. Hemos denunciado la discriminación histórica que sufre nuestro colectivo y hoy somos excluidas nuevamente”, decía el escrito, al inicio del primer confinamiento, que la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar trasladó al Gobierno. Porque, de la misma manera que han sido ignoradas tradicionalmente, las trabajadoras del hogar también quedaron para el final en la lista de ayudas adoptadas por el Gobierno en plena pandemia. En los primeros meses de pandemia, el sistema especial de Empleadas de Hogar perdió unas 20.000 afiliadas.

Del subsidio extraordinario por desempleo aprobado el 31 de marzo –del que quedaban excluidas las mujeres sin papeles o aquellas que no cotizan, muchas de ellas por la propia situación diabólica de precariedad en el sector–, el Gobierno ha reconocido la prestación al 80% de las solicitantes. Según una respuesta parlamentaria, hasta el 4 de noviembre, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social había resuelto 36.587 solicitudes. Hasta octubre solo se habían resuelto 23.000 de las 52.000 que habían sido presentadas. “La falta de respuesta gubernamental es tal que se ha resuelto menos de la mitad de una prestación que estructuralmente ya es insuficiente y no cubre ni la totalidad de las compañeras ni se corresponde con la realidad precarizada y vulnerable del sector”, denunció entonces el recién creado sindicato SINTRAHOCU en su primer comunicado, en el que exigía, además, la inclusión de las trabajadoras del hogar en la ampliación de todos los subsidios, entre ellos la Renta Activa de Inserción y obligar la inspección laboral y prevención de riesgos laborales adaptadas a las medidas sanitarias por la COVID-19.

Hay más colectivos que consideran que los sindicatos mayoritarios no las representan y se han autoorganizado ellas mismas, como ha ocurrido también en otros sectores como el de las Kellys o camareras de piso. Desde Barcelona, Sindihogar, Sindicato independiente de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (THC), nació, según explican, ante la ausencia de una organización independiente, con perspectiva de género, clase y raza de orden jurídico sindical. En su página web resumen el listado de reivindicaciones. O, dicho de otra manera, el listado de las discriminaciones que sufren: ratificación del Convenio 189 de la OIT (2011), que obliga a la equiparación de los derechos laborales y de seguridad social de las trabajadoras del hogar y del cuidado al resto de trabajadores/as; inclusión total del empleo del hogar en el régimen General de la Seguridad Social; derecho a la prestación por desempleo: cotización por salarios reales; obligación por parte de las personas empleadoras a realizar contratos por escrito; eliminación del pago en especie; tabla salarial con revisión según el IPC; cumplimiento de las pagas extras; derecho a vacaciones anuales y descansos diarios y semanales; derogación del despido por desistimiento de la persona empleadora; eliminación de las oficinas de colocación y de las ETT, la derogación de la Ley de Extranjería; visibilización de las situaciones precarias de las cuidadoras, las trabajadoras por horas y las internas, sensibilización; y concienciación en torno a la fundamental importancia social del trabajo del hogar y de los cuidados.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dijo que la prestación por desempleo había llegado para quedarse. “Que se dejen de chapuzas, queremos estar en el régimen general, que este trabajo se reconozca, que las personas que lo hacemos seamos valoradas y tengamos derechos como cualquier otro trabajador, y ya está, un salario digno que nos permita tener una vivienda digna. Eso es lo que debe hacer el Gobierno, que se deje de chapuzas”, afirma rotunda Rafaela Pimental, que gana 690 euros. En ese mismo trayecto, su teléfono no deja de sonar a diario. Es el momento de atender a las compañeras, de echar las manos, de seguir organizándose ante lo que consideran un abandono por parte del Estado. El día antes, rememora, una amiga la llamó para contarle la situación de una mujer a la que tratan de ayudar en estos momentos: “Tiene dos hijos, uno de 5 y otro de 14 años, con asilo, no tiene trabajo, que es lo único que pide. Y si no paga la habitación este mes los echan. Necesita ropa, abrigo, un techo y alimentos. Lo básico”. Y añade, para remarcar lo que significa básico: “Vamos, una mierda”.

“España hace oídos sordos a la OIT. A nosotras nos dejan desprotegidas si el anciano muere o la situación económica de la familia cambia, como con la pandemia. Yo no tengo a nadie en este país que me acoja si me quedo sin nada. Y eso nos hace más vulnerables. Zapatero lo dejó para enero de 2019, pero el señor Rajoy lo pospuso a 2025. Si nosotros ponemos nuestra mano de obra, si nuestro trabajo cotiza en la Seguridad Social, vamos a levantar este país”, argumenta la hondureña Karla.

Ella cuenta que tenía su propio protocolo en la casa donde trabajaba y donde sigue trabajando, en Cáceres (Extremadura). Y gracias a él, sin saber que estaba contagiada, evitó que la persona mayor a la que cuida se contagiara. “Yo sufrí el COVID cuidándola. Estuve muy mal, con apenas fuerza. Me ponía malita. Fue al principio, en abril. No supe que era COVID. Pero siempre la cuidaba con la mascarilla puesta. Me enteré en julio, porque cuando fui a hacerme una colonoscopia que tenía prevista y me hicieron la PCR por protocolo de anticuerpos positivos. La carga viral era suave. Yo me cuidé tanto por ella, porque su vida depende de mi cuidado. Muy fuerte la señora, y no lo cogió. Gran susto”.

Cuatro años después de llegar a España, Karla trabaja como interna y vive ahora, según sus propias palabras, una situación aceptable. Pero no olvida lo que ha pasado, el hambre, la necesidad, el frío y esa especie de impuesto revolucionario que tienen que pagar por ser migrante, mujer, de otro país, cuando vienen de su país de pagar otros tantos: “Allá tú tienes un negocio, llega un grupo dedicado al crimen organizado, al narcomenudeo, te dicen ‘usted tiene que darme tanto y yo la cuido’. Y eso de cuidar es que nadie te va a asaltar. Y luego hay otro grupo que se llaman maras y vienen a pedirte. Y de repente hay tres grupos delictivos pidiéndote y tu negocio no te da. Si tú decides cerrarlo o emigrar, y ellos se enteran, te matan antes de que tú cierres o te vayas. Y estás amarrada. Y lo triste es que todo ese dinero de las extorsiones va para arriba, es una cadena. El señor que gobierna tiene el control sobre esas maras. La vida no vale nada”.

Karla trabajaba para el Estado. Era funcionaria, asesora técnica financiera: “Brindaba asesoría para quienes abrían un negocio. Yo tenía un salario mes a mes, pero la situación es tan peligrosa… que sales en la mañana y no sabes si vas a volver con vida por la tarde. Vas en el coche, en el comercio, y te apartas a un lado para no pisar un charco de sangre de alguien a quien han asesinado por ajustes de cuentas. Abusan en las oficinas. Uno se recoge a las seis de la tarde por el peligro. Los negocios… Vienes del súper, abres el portón de tu casa y entran los ladrones contigo, te roban la compra, el coche y, si entran dentro, hacen y deshacen, con abusos sexuales también. Es muy fuerte. Mi familia vive en una zona de circuitos cerrados y privada. Yo vivo –lo dice todavía en presente, como si viviera allí– en una zona más modesta pero es muy buena zona. Pero te pueden perseguir y te extorsionan y muchas veces venimos huyendo de esas cosas”.

Es rotunda: “Tenemos un narcogobierno y no me da miedo decirlo. Un hombre de armas tomar. Su hermano era diputado, está preso en EE.UU. por narcotráfico. ¿Por qué los organismos internacionales no van a por él, a por el presidente? Mientras sea dignatario no le pueden poner la mano encima. Reformó la Constitución y se reeligió con fraude. Y sus secuaces van a tratar de continuar en el poder. Allá la gente que protesta es reprimida, gaseada, es desaparecida y es asesinada. El pueblo está atado de pies y manos. Además de la represión, de la pobreza y de la pandemia. Robaron todo el dinero. El encargado de los hospitales móviles le dio 40 millones de dólares a una empresa que desapareció. Y bueno, esa es la situación. Yo trabajaba para ese partido de gobierno y por eso tenía mi plaza. He sido obligada a huir. A este narcogobierno sumamos la pandemia y que acaban de pasar dos huracanes y está devastado nuestro país. Ha retrocedido cien años. Se espera una migración masiva”.

Ella logró traer a su hija, pero aún tiene en Honduras a dos hijos, que los cuida su hermana. “No traje denuncias porque lamentablemente la justicia allá es vergonzosa y te puedes encontrar con las mismas personas que te han hecho secuestro exprés. Cuando ves a un policía, no te sientes segura, sientes temor. Desde el gobierno para abajo hay una redada de corrupción y todos trabajan para los malos”, denuncia Karla. Su hija ha vuelto a solicitar el asilo, esta vez alegando el peligro que corre en su país por ser homosexual.

En estos días, previos a la Navidad, Karla anda entre la tristeza y la alegría de saber que, al menos, puede enviarles remesas. Acaba de venir, además, de una recogida de alimentos y materiales para su país en ayuda por los destrozos de los huracanes: “Qué duro fue ver –lo dice así, ver, ver desde lejos sin poder hacer nada– a mi hermana, con mis dos hijos, irse de mi casa. Se fueron con lo puesto, con lo poco que pudieron echar en una mochila para ponerse a salvo. Y todo lo que nos ha costado tener eso, pues ahí se queda para que te lo roben. Y así vamos, a veces no nos enteramos de lo que les pasa a los nuestros. Allá, en un grupo de WhatsApp, alguien dice ‘cuando le asaltaron y le quitaron el móvil’… ¡Y me entero de que es a mi hija! No te enteras de que los familiares han estado ingresados hasta que salen…”. Aunque lo más duro, según Karla, lo más duro es que viven sin ti, se casan, tienen hijos, se gradúan sin ti. “Dejas la mitad de la vida allá”.

Dania vive en Murcia. Llegó a España hace dos años con su marido. Vinieron, según denuncia, huyendo de la persecución política a la que eran sometidos en su país, en Nicaragua. “Todo empezó cuando nos casamos. Nos conocimos trabajando en el área de turismo. Yo siempre fui progobierno, era militante del partido. Pero mi marido era del partido contrario”, cuenta. Su familia está rota, dividida entre quienes apoyan al gobierno y entre quienes han tenido que huir. “El vínculo familiar debería estar antes que la ideología política. Mi propio hermano me llamaba con amenazas, que saliera de ahí”, relata, con voz suave, al otro lado del teléfono. Ella, a diferencia de Karla, sí traía pruebas, y les ha sido concedido el asilo. “Teníamos una casa a las afueras del pueblo y nos vigilaban. Dejamos de salir porque nos seguían. Nos espiaban, nos controlaban, teníamos miedo. Nos obligaron a salir sí o sí de nuestro país. Al hermano de mi marido lo secuestraron. Un país que amas tanto se ha deteriorado”, dice ahora con la voz encogida en la garganta.

En España, tuvo suerte con la primera casa en la que entró a trabajar. Pero siempre con el miedo, la incertidumbre y el desasosiego metidos en el cuerpo. “La familia era muy buena, muy buena, pero como no tienes papeles no tienes derecho a nada, ni a vacaciones, ni medias pagas, lo que te den es lo que tienes que aceptar”, asegura. “En la segunda casa, como no tenía papeles, la señora no me quería contratar. Pero confió en mí, le gustaron mis formas”. Mientras tanto, estuvo como el preso que vive con la condicional. “Ahora que ya los tengo, todo ha cambiado. Los papeles han venido a cambiar la situación. Con papeles tienes más opciones, tienes más libertad”. Ella sabe lo que es viajar por placer y viajar para huir.

La modificación de la Ley de Extranjería es otra de las reivindicaciones en el colectivo. El Movimiento estatal #RegularizacionYa, que exige la regularización permanente y sin condiciones de todas las personas migrantes y refugiadas ante la emergencia sanitaria y social por la COVID-19, llegó a presentar una proposición no de ley en el Congreso, defendida por varios partidos –Unidas Podemos, Esquerra Republicana (ERC), EH Bildu, Junts per Catalunya, BNG, Compromís y CUP–, que finalmente fue rechazada. El PSOE –partido de gobierno– alegó que tanto la legislación española como la europea lo que permiten es una regularización “puntual, individualizada y tasada”, no como la masiva que reclaman. En estos momentos, el movimiento espera, según explican en su página web, que Unidas Podemos, el otro socio de gobierno, busque, “de forma honesta y a la altura”, una solución digna a la irregularidad sobrevenida, entre otros colectivos, a las trabajadoras del hogar y cuidados.

“Exigimos que la ley se revise porque estamos obligados a trabajar en el trabajo sumergido, valga la redundancia, y estamos expuestas a abusos, maltratos, porque a un inmigrante se le permite regularizar su situación a los tres años mediante un arraigo social. Imagina, una persona tres años en España no va a vivir de ayudas. Esos son mitos, bulos, no tenemos derecho a nada porque no tenemos papeles, serán otro tipo de migrantes y en otras circunstancias. Una se ve obligada a trabajar como sea y donde sea. Muchos, amontonados en pisos, en habitaciones, en condiciones increíbles. Muchas veces la gente es engañada, los hombres van a las obras, los despiden y encima los denuncian y los meten presos. Te sientes intimidada. Entonces, al no tener nosotros ese amparo de la Ley de Extranjería…”, reflexiona Karla. “A mi criterio, si un extranjero puede demostrar que es productivo y que no le va a quitar el trabajo a ningún español o a ninguna española, ¿por qué Extranjería no puede hacer una enmienda y concederle a esa persona el permiso de trabajo? Porque aquí dicen que no hay trabajo y es cierto, el trabajo no está como que vas a salir a la calle y lo vas a encontrar. Pero si buscas, a las dos o tres semanas lo encuentras y te lo digo yo con conocimiento de causa. Solamente está en querer hacer el trabajo que se ofrece y muchos no quieren estar al cuidado de mayores, de niños, no quieren limpiar. Que no es fácil, pero nosotros tenemos una meta clara y no tenemos a nadie que nos pueda acoger. Y, sencillamente, si no trabajamos, no comemos y no tenemos para vivir, y la necesidad nos obliga a aceptar lo que sea. Y en condiciones tremendas”, insiste.

Reyna, nicaragüense de 31 años, tuvo que lanzar un crowdfunding, en colaboración con otras organizaciones en Euskadi, para poder hacer frente a la situación de desamparo en pandemia. Trabajadora social, en septiembre hace tres años que llegó a España. Su madre, que tiene 53, viajó seis meses antes por la imposibilidad de sostener a su familia: trabajaba por un salario que no llegaba ni a la tercera parte de la canasta básica –la cantidad mínima para cubrir las necesidades de un hogar–. “A mí me cerraron todas las puertas laborales porque firmé en contra del Canal Interoceánico”, un proyecto faraónico, con años de historia, que intentó reflotar sin éxito el presidente Daniel Ortega. “Nunca pensé que al llegar aquí me iba a costar un año encontrar un trabajo, precario. No sabía cuál era la realidad”. Su primer trabajo fue en una casa de seis miembros, ocho horas, por un suelo de 700 euros, también inferior, como en el caso de su madre allá, al salario mínimo de acá, de España.

A Reyna la despidieron de su trabajo el 15 de abril, un mes justo después del inicio del estado de alarma por la pandemia. “Me despidieron alegando que no sabían qué iba a pasar, me pagaron lo que quisieron. Los iba a demandar, pero era cansado, no había garantías”. Su madre también se quedó sin trabajo. Y ahí surgió, en el grupo en el que se han organizado, Feministas por Nicaragua Euskal Herria, la idea del crowdfunding. Consiguieron entre los grupos que participaron –Mujeres con Voz, Mujeres Tejiendo Red, Trabajadoras No Domesticadas, en colaboración con Fondo de Mujeres Calala, Pikara Magazine y Sortzen Consultoría– unos 18.000 euros. “Nosotras ayudamos a unas 30 mujeres con pequeños bonos porque las ayudas que había lanzado el Gobierno no eran para nosotras, sobre todo las que estábamos en situación irregular. Porque había que cotizar, un montón de requisitos que nosotras no teníamos. Y la solidaridad entre nosotras. Amigas que estaban mejor que nosotras nos ayudaban con la compra y cosas así”, explica. El 1 de noviembre ha comenzado un nuevo trabajo en una casa, donde cuida a una bebé.

Reyna habla muy rápido, como si quisiera que el tiempo transcurriera a la velocidad de la luz. “Aquí no tengo derecho ni a vivienda digna. No tengo tarjeta sanitaria. En el médico me han tratado fatal. Y con la situación política en Nicaragua me toca quedarme aquí. No veo la manera de que pasen esos benditos tres años por esa dichosa ley de extranjería, que es la peor de las violencias que podemos tener las migrantes. Tampoco puedes estudiar porque, uno, es carísimo, y dos, como estoy en situación irregular, tampoco tengo derecho a nada. Es una superdesigualdad increíble”. Literalmente, Reyna asegura sentirse encerrada. El día de la entrevista le acababan de denegar el asilo a su hermano, que también viajó a España. Tiene 15 días para abandonar el país. “Es una pesadilla, ahora no podemos ni volver por el COVID”. Y desde el COVID, además, no pueden mandar remesas. “30 o 40 dólares, pequeños envíos por si a mi hermano que sigue allí le cortan la luz. Pero mayor envío no. Ni hemos podido concretar metas que traíamos como casas, negocios y tal. Yo he solicitado el arraigo social el 1 de octubre. Con la esperanza de que mi situación migratoria cambie y poder optar a otro empleo, con mejor salario”, aclara.

Son mujeres que quieren prosperar y no pueden. Como le ocurre también a Lourdes, hondureña de 27 años. Ella llegó a España con 19, sin saber absolutamente “naaaaada”, así, con muchas aes en su dicción, con apenas 300 euros en el bolsillo. En un taxi le cobraron 100. Quiso estudiar Derecho en su país, pero su madre no pudo costearlo. “No tengo padre, me crié con mi abuela. Honduras no es país para vivir. La luz y la comida es más cara allí que aquí. Nos mataron a un primo que era periodista, y en la Corte no hay un expediente, ni juicio”, asegura.

En España ya ha estudiado un módulo de educación infantil –una opción bastante parada ahora por la pandemia– y está ahora estudiando primero de Derecho por la UNED mientras trabaja como empleada del hogar. Vive en Madrid. Tiene estabilidad y la tratan bien. Pero –y volvemos al principio– no entiende cómo en España, en España, ese país del primer mundo al que un día decidió migrar, discrimina a las trabajadoras del hogar: “Por más empleada de hogar que seas, todos los trabajos son dignos, requieren un trato justo y un salario justo. No es normal que en un país que es el primer mundo no tengamos derecho a paro”. Y lanza, también, una reflexión sobre el otro lado del océano: de su trabajo se está beneficiando el mismo gobierno que la expulsó, pero no puede dejar a su familia de allá tirada.

“Las remesas son las que sostienen a esos países realmente. Cogen los gobiernos de los países de origen y los de acá reciben sus impuestos. Pero es que si no envías, la gente de tu familia no come, ni se pueden pagar tratamientos médicos”, denuncia Rafaela Pimentel. En la Red Estatal de Trabajadoras del Hogar también tuvieron que crear una caja de resistencia: “Porque sí, muchas ayudas, pero a ver quién es la guapa o el guapo que le dice al casero que no va poder pagar la luz”. Por eso, las redes, la autoorganización, ha sido vital para sobrevivir durante muchos años, pero mucho más en pandemia. “Como organización, hemos hablado con los caseros y, así, a muchas compañeras no las sacaron de los pisos o de sus habitaciones. O a sus propios compañeros si ellas estaban internas. Ha sido terrible sostener todo eso. Pero ha sido muy importante sostenernos”, añade Rafaela. Durante todos estos meses han formado a promotoras de salud, están acompañando a muchas mujeres a interponer denuncias, en los ambulatorios… El sostén, siempre el sostén.

Y también están para sonreír. “La alegría es fundamental. Nos mandamos canciones, audios, vídeos”. Porque a ellas la pandemia también les ha arrebatado vidas. Vanessa, por ejemplo, perdió en agosto a su abuelito.

Fuente: https://desinformemonos.org/expulsadas-de-sus-paises-esclavizadas-en-espana/

Imágenes: Álvaro Minguito/La Marea

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«Chávez no se atrevió a hacer lo que tenía que hacerse entre el 2002 y el 2003»

Entrevista a Roland Denis sobre la situación política venezolana

Por: Salvador López Arnal

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana, Roland Denis es graduado en Filosofía en la UCV y fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En los años 80s militó en el Movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramérica /Movimiento 13 de Abril. Es autor de, entre otros, Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012). Actualmente participa en la organización de las “Asambleas de Militantes” centrada en el apoyo a la construcción de los territorios de “Gobierno Popular”.

***

Le quiero preguntar por la actual situación política venezolana. Antes, si me lo permite, me gustaría iniciar nuestra conversación por algunas nociones previas y centrales. ¿Qué es, qué debemos entender por revolución bolivariana?

La revolución bolivariana es esencialmente una revolución popular-democrática, fruto de la rebelión popular que comienza a mediados de los años ochenta y se extiende hasta comienzos de los noventa con las insurrecciones militares y populares que se dieron entre el 92 y el 93. Esa fase rebelde creó las condiciones para generar un movimiento unitario dentro de los sectores organizados en la base del pueblo, hasta extenderse a toda la sociedad pobre. En medio de todo ese proceso inicial se fue armando el primer ideario revolucionario ligado a la idea de justicia social, refundación nacional, proceso popular constituyente, soberanía nacional y nuestramericana, y poder popular. Más adelante ella concluye su fase de radicalización liderizada por Hugo Chávez hacia las posiciones antimperialistas y socialistas en el 2005. Sin embargo, desde ese mismo año y a pesar del radicalismo de las ideas, una casta burocrática y militar muy corrupta se fue adueñando de los mandos políticos y estatales, revirtiendo gran parte de los contenidos democráticos y libertarios originales, hasta crear una suerte de autocracia política que aprovechó el apoyo que le dio el mismo comandante Chávez. Esto fue generando lo que hemos llamado un modelo de república corporativa-burocrática confrontada con la república autogobernante que se ha creado en la base, y por supuesto la república neoliberal impulsada por la derecha. La historia sigue sobre la confrontación de estos tres grandes polos de fuerza. Desgraciadamente en los últimos tres años, la apropiación descarada de la renta petrolera por parte de los sectores transnacionales, monopólicos, financieros, con la anuencia de esta casta corrupta, ha llevado hasta el desastre la situación. Es un verdadero desfalco nacional para lo cual han utilizado los mecanismos secretos y burocráticos del control de cambio, mas toda una política financiera del estado dirigida a favorecer exclusivamente al sector bancario y oligárquico, con lo cual han llegado a apropiarse de cerca de 300 mil millones de dólares, por fuga de capitales, deuda interna, etc. Algo bestial y vomitable pero que a estas alturas con una industria por el suelo, con una hiperinflación que genera un empobrecimiento galopante, todo ello está generando las condiciones para que la derecha y la vieja burguesía se apropien del poder de nuevo. La revolución, si algo han tenido estos años de ella, está en una situación realmente crítica, y en corto plazo no se ve la posibilidad de la resurrección de una vanguardia colectiva que ponga freno a este despeñadero, mucho menos una disposición política de parte de Nicolás Maduro para liderizar el revuelo político necesario que ponga coto al desastre .

Desde 2005 dice usted, “y a pesar del radicalismo de las ideas, una casta burocrática y militar muy corrupta se fue adueñando de los mandos políticos y estatales, revirtiendo gran parte de los contenidos democráticos y libertarios originales, hasta crear una suerte de autocracia política que aprovechó el apoyo que le dio el mismo comandante Chávez”. ¿Y por qué apoyó el comandante Chávez esa autocracia política? ¿Perdió el pulso político, se confundió de arriba abajo, confió en quien no debía confiar, traicionó la revolución si me permite la expresión?

Por qué apoyó esa casta burocrática tan corrupta y por qué no quiso nunca aceptar que así lo era, al menos abiertamente, son hechos cuyas explicaciones nunca son suficientes. Hay evidentemente una razón muy subjetiva de parte de Chávez. Venido de un mundo tan cerrado y corporativo como el militar, idealizó sin duda ese componente que se puso a su lado sobre todo después del golpe del 2002. Luego eso tiene que ver con el “bonapartismo” o “caudillismo” (algo que siempre le molestó mucho que le dijeran) de su propio liderazgo, algo que por su naturaleza lo impulsaba a establecer una relación de mando con su entorno cada vez más vertical -es la psicosis paranoica que se crea en líder máximo- que no acepta la delegación, el mando colectivo, la crítica y la autocrítica sino lealtades incondicionales. Es el terreno perfecto para el oportunista, y para que se afiancen las lógicas burocráticas y autocráticas de mando. Después de ello viene la corrupción, la cajas negras respecto al uso de los recursos, la plaga bancaria, financiera, negociantes y amigos rodeando estos personajes, etc.

Esta es una situación que se extendió a todo el movimiento popular que se fue mimetizando con esa conducta del silencio y la incondicionalidad de una manera bárbara (la ilusión del pobre que le da siempre la razón al buen padre que ama). Por otro lado, tenemos un Estado -y una sociedad que domina- acostumbrada culturalmente a ese comportamiento de las castas políticas. Algo que viene desde nuestra independencia y se acrecienta mucho más con la aparición del petróleo. El estado no es solo un mando colectivo de la burguesía, es una estructura “mágica” como decía Cabrujas, que todo lo define, y todo lo es ilusoriamente, y alrededor del cual individuos y familias, por miles y miles, viven de sus frutos de poder y riqueza.

Eso es una cultura consolidada que erosionó por todos sus costados el mando revolucionario. No tuvimos antibióticos frente a ella.

Y por último, para mí lo más importante, Chávez no se atrevió a hacer lo que tenía que hacerse entre el 2002 y el 2003. Radicalizó su discurso, se hicieron muchas expropiaciones,… Efectivamente, pero los nudos centrales de dominio burocrático, militar y oligárquico no los tocó, en PDVSA la cosa más bien se empeoró terriblemente hasta hoy.

El movimiento obrero y popular que se lanzó a cambiar las cosas de verdad con respecto a la tierra y la industria (bases de una nueva sociedad) fue en gran parte aplastado por la imposición de mandos ferozmente corruptos en todas las empresas y tierras que se tomaron o se invirtieron en ellas cuando eran proyectos nuevos hasta destrozar en una inmensa proporción esta experiencia clave. Allí Chávez tiene una gran responsabilidad y, por supuesto, el tren ministerial que lo acompañaba. Su miedo a la “anarquía” acabo con gran parte de la base productiva revolucionaria. Añádele esa estupidez monetarista, estatista y reformista del control de cambio todos estos años, más las dádivas delictivas financieras a la banca y se entienden muchas cosas.

Eso lo reconoció de alguna manera al final de su vida. Estoy seguro, que esta fue una situación, subjetiva y objetivamente, que se fue haciendo tan terrible para Chávez, que no sé si por fin algún comando demoníaco imperial le indujo el cáncer o no, pero en todo caso la neurosis creciente, la psicosis paranoica que fue creando en él todo este cuadro ayudó en gran parte a desarrollar el cáncer y matarlo.

Habla usted también de la apropiación de la renta petrolera por parte de sectores transnacionales, monopólicos, financieros, con la anuencia de esta casta corrupta. ¿Nos puede documentar esa afirmación? ¿A qué sectores transnacionales está haciendo referencia? ¿Quiénes integran esa casta corrupta a la que hace referencia?

Los datos concretos de todo ese inmenso desfalco están ahora a la vista con las exposiciones que se han hecho de la comisión de Auditoría Pública y Ciudadana que se conformó este fin de semana. Creo que los datos respecto a la fuga de capitales, la manipulación de la deuda, el desvío de recursos, sector por sector, están puestas en Aporrea, por el informe inicial de esta comisión.

Por supuesto faltan muchas cosas por investigar. Por ejemplo, lo que ha pasado con los bonos soberanos, el uso del Fondo Chino, el Fonden que fue la caja chica y secreta del gobierno hasta que lo quebraron por completo junto a PDVSA. Las empresas que mas han recibido dólares allí están: General Motors, Sidor, Polar, farmacéuticas, caucheras, Colgate, Toyota, el reino de consecomercio,… pero no se sabe nada aún de las empresas de maletín y me temo que esa información la desaparecieron.

Lo que ha pasado con la gigantesca corrupción en Corpoelec, CANTV, la Misión Vivienda, los monopolios internos de alimentos y los grandes “chivos” de este negocio ligados al ministerio de alimentación. Estaremos décadas con la lengua afuera descubriendo más y más datos de este desfalco descomunal.

Y si me preguntas por los personajes concretos de esta casta…

Le pregunto, le pregunto.

No son cuatro o cinco, son centenares que a su vez han creado sus propias redes de colaboradores y testaferros. Debe haber alguno que se salve pero todos los gobernadores chavistas obviamente que están en la lista. Una gran parte de los que han pasado por los mandos mayores militares y el ministerio de la defensa, con sus trifulcas internas pero siempre muy parejos con dirigentes como Diosdado Cabello. Suma los que han manejado el Seniat (impuestos) desde Vielma Mora hasta David Cabello, hermano de Diosdado. A ministros como Osorio que han manejado el componente de la alimentación, o Elias Jaua el de tierras hoy en baja. Suma los directorios del BCV, particularmente personajes como Nelson Merentes. Todos los directos desde que se formó Cadivi oficinas que han manejado el control de cambio, especialmente personajes como Barroso. Toda la dirección de PDVSA y en articular el indescriptible Ramírez y las redes de corrupción, tráfico y contrabando de combustibles, empresas de maletín contratistas, etc, que se generaron con su administración. La mayoría si no todos los gerentes de las empresas básicas de Guayana. Los que han pasado por la corporación de alimentos que ya no recuerdo su nombre. Pero allí también hay que sumar lo que ha pasado con las aseguradoras estatizadas, o negocios de este tipo ligados a personajes de la Fiscalía General, Los tribunales principales y el Tribunal Supremo.

Cualquier militante de base y funcionarios comprometidos en cualquier lado de Venezuela hoy en día con todas sus rabias podría darte más y más datos, es el pan de todos los días para uno. La casta corrupta es ya una protoburguesía que tiene el gobierno prácticamente en sus manos, muy enriquecida, con muchos capitales afuera, integrada totalmente al fuero nacional y transnacional del capital .

No es cualquier cosa lo que acaba de decir. Cambio de tema pero sigo dentro de estas preguntas básicas. Cuando hablamos del socialismo del siglo XXI, ¿de qué estamos hablando exactamente?

Personalmente nunca entendí de qué se trataba el bendito socialismo del siglo XXI inventado por Heinz Dietrich. Una combinación o cocktel extravagante entre mercado, estado, socialización, ecología y democracia, por lo visto. De todas formas esas son tesis creadas por cabezas intelectuales aisladas que tienen la suerte de ser secundadas y asumidas en algún momento por la pasión de un líder como Chávez. Pero no hacen parte de una verdad colectiva que se va fraguando en la lucha y dentro de la razón y el pensamiento colectivo. Yo personalmente no creo en inventos revolucionarios de maletín a la venta del público, tengan o no éxito en el mercado político e ideológico. Por ello se trata de una propuesta que para mí no supone nada.

Pero el mismo Hugo Chávez, salvo error por mi parte, habló del socialismo del siglo XXI. Incluso aquí, en Europa, hay colectivos que han tomado esa denominación.

Por supuesto, la premisa ideológica del socialismo del siglo XXI hizo mucha alaraca nacional y luego internacional. Chávez se entusiasmó con ella, queriéndola tomar como síntesis de su propuesta, y luego no sabía cómo explicarla en síntesis porque no son más que discursos sobre discursos, sin piel ni alma colectiva. Eso es un absurdo y una gran equivocación, ya que la revolución socialista o directamente comunista, planteada desde hace mas de siglo y medio, no trae consigo modelos programáticos acabados, Marx se cansó de reafirmarlo.

Yo me preguntaría ¿por qué esta tesis del socialismo del siglo XXI y no el “confederalismo democrático” plateado por la revolución kurda en Turquía y Rojava?. ¿Quiénes tienen la última palabra?. La palabra en todo caso la tienen los pueblos que insurgen en su momento histórico como los kurdos en este caso, o los zapatistas y la Sexta declaración de Lacandona. Esas son tesis mucho mas interesantes y universales porque se gestan desde pueblos que rompen un orden, destrozan sus lógicas materiales y culturales de dominio y forjan una realidad nueva en plena lucha. Allí si hay mucho que aprender. Eso sí tiene todo el sentido del mundo estudiarlo y asumirlo, mas no estas pedanterías intelectuales que le venden la salvación al mundo.

¿Hugo Chávez fue un revolucionario socialista? ¿Cómo el Ché o Fidel Castro pongamos?

Mucho más parecido a Fidel que al Che en todo caso. Un hombre que como Fidel creció junto a una revolución que lideriza y a la vez tiene la claridad de interpretarla. Probablemente no tuvo la capacidad que sí tuvo Fidel de sacarse de encima toda la basura oportunista que rodea todo proceso transformador, la vida por otra parte no le fue leal y murió relativamente joven. De estar vivo vaya a saber qué hubiese hecho Chávez después de aquel último discurso autocrítico y más radical y libertario que nunca, que llamó “golpe de timón”. Hugo Chávez esencialmente fue un revolucionario bolivariano que fue asumiendo con cada vez más profundidad los horizontes generales de un socialismo libertario.

Le pregunto ahora por este discurso.

Cuando quiera.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199595&titular=%22ch%E1vez-no-se-atrevi%F3-a-hacer-lo-que-ten%EDa-que-hacerse-entre-el-2002-y-

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Sobre la situación política argentina, el fascismo, el populismo y los intelectuales

10 de enero de 2017/Fuente:  la haine

Entrevista con Miguel Mazzeo. «Si el populismo es una estrategia de regulación de la lucha de clases, lo popular es una estrategia de profundización de la lucha de clases»

Miguel Mazzeo es un escritor y un militante popular argentino. También es profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Lanús, y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Autor de varios libros publicados en Argentina, Chile, Perú y Venezuela; entre otros se destacan: ‘¿Que (no) hacer? apuntes para una crítica de los regímenes emancipatorios’; ‘Introducción al Poder Popular. (El sueño de una cosa)’; ‘Poder Popular y Nación’; ‘El socialismo enraizado: José Carlos Mariátegui: vigencia de su concepto de socialismo práctico’; ‘El hereje. Apuntes sobre John William Cooke’.

Pablo Rojas Robledo: ¿Cual es tu balance después de un año de gobierno de Mauricio Macri y la coalición Cambiemos?

Miguel Mazzeo: El gobierno de Macri y Cambiemos es, lisa y llanamente, el gobierno de las grandes corporaciones transnacionales, del capital financiero y de la burguesía terrateniente. Vinieron a establecer una “ceo-cracia” en Argentina y a poner al Estado por debajo de la condición de capitalista colectivo. Es un gobierno que busca colocar al Estado en función del interés particular de los grupos más concentrados y poderosos en contra de cualquier iniciativa que se acerque a algo parecido al interés común. El interés común para el gobierno consiste en la beneficencia, la caridad, el voluntariado.

Entonces, es el gobierno de los CEO y las ONGs. Su triunfo en las elecciones presidenciales de 2015 fue una pésima señal. Puede verse como la expresión de un deterioro general de la conciencia social. Significó un gran retroceso para el pueblo argentino. Bajó el piso en todos los órdenes. Permite, por ejemplo, que en la actualidad se idealice un Estado capitalista “normal”, no colonizado al ciento por ciento por las corporaciones; que se ansíe un capitalismo distributivo, una gestión más o menos progresista del ciclo. Por lo tanto, ni hablar de cambios radicales. ¡Todos y todas a reclamar el derecho a respirar en la república burguesa! Cada vez estamos lejos de nuestras posibilidades como pueblo, más separados de nuestra potencia.

Los que quieren convertir al país en un gran negocio no hacen más que embellecer al capitalismo piadoso, inclusivo… convertirlo en una especie de paraíso perdido. Otras políticas exhiben la pertenencia de la coalición de gobierno a la tradición reaccionaria argentina. Su política exterior no hace más que causar vergüenza a cualquier argentino o argentina con algo de dignidad y un poco de información no contaminada. Lo que ha ocurrido con Venezuela es un claro ejemplo.

Pero, además, son ineficaces. Porque no es lo mismo administrar un Estado que una empresa o porque conjugan voracidad con incompetencia. Como sea, los resultados cada vez son más evidentes. Como decía un amigo: el gobierno y una parte del Estado están en manos de una horda de chetos y tilingos egresados de colegios y universidades privadas con un absoluto desconocimiento del país, del pueblo y sus problemas.

El gobierno, además, está preso de una contradicción irresoluble: avanzar en políticas regresivas y antipopulares y evitar el conflicto social. La derecha en general está presa de esta contradicción. Ocurre que es una derecha que dice estar preocupada por las necesidades de la gente (ellos dicen así: la gente) al tiempo que impulsa las políticas de mercado más salvajes. Por cierto, los sectores más impiadosos, los más duros, critican al gobierno por derecha, porque dicen que no ha ido a fondo con el ajuste, porque mantiene alto el nivel de gasto público y porque ha conservado algunas políticas asistencialistas. Esos sectores quieren bajar el costo laboral argentino y, entre otras cosas, apuestan a la apertura indiscriminada de las importaciones y al desempleo. El gobierno va en esa dirección, pero con un gradualismo que no acepta la gran burguesía local, la llamada oligarquía diversificada, junto con los sectores vinculados al capital financiero.

Por otro lado, el macrismo y Cambiemos en general se caracterizan por la oquedad de su relato y su patetismo, por su indigencia en materia de ideas. No es casual que los globos se hayan erigido en símbolo. Por su parte, la Unión Cívica Radical aporta su republicanismo insustancial, que a esta altura, más que un respeto por las formas, es un respeto por los “buenos modales”. Como comportarse en la mesa sin apoyar los codos, sin eructar y sin limpiarse los mocos. Son unas verdaderas momias.

En fin, no hay ninguna perspectiva de que propongan un pensamiento osado y generoso en algún plano de la realidad.

¿Y el Frente Renovador de Sergio Massa?

Es evidente que el establishment se apresta a erigir a Sergio Massa en alternativa de recambio. Tiene todas las fichas. Una alternativa que, por ahora, cuenta con la posibilidad de asimilar a sectores del peronismo y del sindicalismo burocrático. Esa alternativa, tal vez, pueda ofrecerle a las clases dominantes más destreza hegemónica. Pero tendrá que lidiar con la figura de Cristina Fernández de Kirchner, que sigue siendo fuerte y tiene la capacidad de capitalizar una buena parte del descontento generado por las políticas del macrismo y Cambiemos.

En relación al kirchnerismo, ¿Tu crees que podrá recomponerse después de los casos de corrupción que han salido a la luz?

Veamos… yo creo que la política convencional, la política burguesa es estructuralmente corrupta. Corrupta por su propia naturaleza y sus lógicas inherentes. Además desde que entendí de qué trata la plusvalía, la corrupción “administrativa”, la falta de “ética” de los funcionarios públicos, me parece un tema derivado, lo que se llama un epifenómeno. Entonces, trato que el árbol no me tape el bosque. Que el pequeño negociado no me oculte el gran negocio.

Eso sí, es evidente que hay un ensañamiento de la derecha y los grandes medios de desinformación contra ex funcionarios, contra la ex presidente, contra Milagro Sala, por ejemplo. Yo no estoy de acuerdo con muchas prácticas de Milagro Sala pero, en todo caso, prefiero discutirlo con ella en libertad. ¿Se entiende? Expresado en lenguaje maoísta podríamos decir: es otro plano de la contradicción, no es la contradicción principal.

Te decía: la política burguesa es estructuralmente corrupta, agrego: cuando más a la derecha, cuanto más intensamente burguesa, más corrupta. La política de Macri es corrupta en lo general: endeudamiento externo, pago a los fondos buitres, el blanqueo de capitales, ajuste brutal, transferencia de recursos a los sectores concentrados, más todo lo que te comentaba antes. La deuda en sí misma es una fuente inagotable de corrupción. Un gran negocio para los bancos y otros intermediarios que cobran suculentas comisiones por destruir a la nación y hambrear al pueblo.

Pero la política burguesa también es corrupta en el “detalle”: las sociedades off shore en Panamá, las generosas “donaciones” recibidas por la Vicepresidente de la Nación, el mundo de las fundaciones privadas y un largo etcétera. Además, no podemos olvidar que la corrupción del krichnerismo, en buena medida, está vinculada a la obra pública e involucra directamente a socios de Macri como Nicki Caputo y Angelo Calcaterra. Del mismo modo, muchos de los que se beneficiaron con el dólar a futuro, están vinculados al actual gobierno. Al lado de estos tipos, Lázaro Báez es casi la Madre Teresa de Calcuta. Claro, en una sociedad donde predomina la lógica del espectáculo tiene más impacto un ex funcionario lumpen, un sujeto despreciable que arroja bolsones de plata al interior de un convento, que una política global basada en el endeudamiento externo, el pago a los fondos buitres, el blanqueo de capitales, el ajuste brutal, la transferencia de recursos a los sectores concentrados, etcétera, etcétera, etcétera.

Yendo al meollo de tu pregunta: yo creo que el kirchnerismo tiene chances de recomponerse, de sumar aliados que podríamos llamar “neo-kirchneristas”, de alinear a buena parte del peronismo, y de ser opción de poder nuevamente. Este es mi punto de vista, aunque muchos de mis compañeros y muchas de mis compañeras no están de acuerdo conmigo.

En un nivel muy general ¿Cómo caracterizarías la situación política de los sectores populares y progresistas en la argentina? ¿Cuáles serían a tu criterio los espacios y proyectos en pugna?

Existe Un espacio dizque nacional popular, tibio, papal. Podríamos llamarlo para-kirchnerista. Por ahora sin mucha Cristina y sin la organización “La Campora”. Pero… ¿quién sabe si en corto plazo no será con ambos en un gran frente anti-macrista?

Este es un espacio absolutamente a-crítico de la democracia delegativa-representativa. Es más, es cultor de todos sus fetiches. Allí te podés encontrar con compañeros y compañeras que consideran a PODEMOS de España como una referencia política, casi como un oráculo, y a Iñigo Errejón como un “cuadrazo”. Esto lo digo con mucho respeto por esos compañeros y esas compañeras, y también por Errejón, pero la verdad me parece de una candidez enorme. Me parece una posición política naïf. Sobre todo si, al mismo tiempo, se pretende refundar un proyecto socialista. Demasiado poco para un horizonte tan ambicioso. Todo indica que no se asumen las implicancias de ese horizonte. No hay lugar para Don Quijote, el modelo político es Sancho Panza. ¡Qué mal que estamos!

Por supuesto, rescato a buena parte de la militancia de base de estos espacios, pero lamento su escasa incidencia en el trazado de las líneas políticas principales. Me inquieta la mezquindad política de sus principales referentes y me preocupa el nivel de conciencia política de sus activistas. Veo a una parte importante de una generación militante que, por ahora, no cuestiona los sistemas de legitimación de las clases dominantes, que se adaptan a ellos. Veo un grado importante de conformismo, y hasta un cierto despotismo de lo superficial.

Cuando me pongo extremadamente pesimista pienso que sus principales referentes se mueven sólo por cierta voracidad institucional o presionados por mandatos de clase que los obligan a obtener algún “éxito” en tiempos individuales que, como bien sabemos, no coinciden con los tiempos de los pueblos. Entonces, lo que es realmente importante de cara a un proyecto emancipador pasa a ser parafernalia, adorno, artificio. Y lo accesorio se convierte en estratégico. De ahí la mística impostada, el deterioro ético que es proporcional al realismo de corto plazo. Pienso que por cuatro cargos de morondanga en alguna lista de una alianza pseudo progresista van a desilusionar a miles de pibes y pibas que se sumaron a militar con las inquietudes más sanas y las mejores intenciones. Los y las van a condenar a morirse vírgenes de auténtica rebeldía. Pero pienso en estas cosas eso sólo cuando me pongo extremadamente pesimista. Cosa que no ocurre muy a menudo. Me refiero al grado extremo.

Lo que sí pienso más seguido es que un proyecto emancipador no necesita tanto de los políticos profesionales, menos en este tiempo histórico que nos toca vivir. Necesita imperiosamente lo que Enrique Dussell llama políticos críticos: luchadores y luchadoras populares; dirigentes sociales, territoriales, sindicales, campesinos, estudiantiles; comunicadores y comunicadoras, educadores y educadoras populares y otras categorías por el estilo, ecologistas, feministas… Políticos críticos o intelectuales orgánicos, que es más o menos lo mismo. Tal vez en algún momento los políticos profesionales sean un mal necesario. No estoy tan seguro de que alguna vez podamos prescindir de esa especie. Sólo aspiro a que su intervención mediadora se dé en el marco de otras relaciones sociales de fuerzas, pero dudo que los políticos de superestructura logren modificarlas apareciendo seguido en los grandes medios de desinformación o desde algún espacio institucional marginal.

Retomo el hilo de la respuesta. Dentro de este espacio existen importantes movimientos sociales, me refiero a sindicatos y organizaciones territoriales. Pero considero que las organizaciones más desarrolladas están priorizando lógicas verticales, de fortalecimiento del aparato, buscan consolidarse como elite mediadora entre los pobres y el Estado. Por eso hoy se presentan como garantes de la gobernabilidad. Creo que hay muchos dirigentes y empleados y pocos voceros. Una especie de “vandorismo de pobres”. Te aclaro que Vandorismo viene de Augusto Vandor, poderoso dirigente que fue un emblema de la burocracia sindical argentina en la década del 60.

Luego está la izquierda que siempre es igual a sí misma. La vieja izquierda, envasada en partidos o en otros formatos. Relativamente desarraigada, sectaria, anodina. Con su media lengua revolucionaria. Con su conciencia crítica anestesiada por su tendencia a aferrarse a sus viejas estructuras ideológicas dogmáticas. Fijate que dije “relativamente desarraigada”, porque considero que el aporte de esta izquierda al desarrollo de corrientes sindicales combativas y antiburocráticas, ha sido muy importante, muy valioso. Aunque arrastre viejas taras y también sea, a su modo, conformista.

Con solo escuchar o leer lo que han dicho en torno a la muerte de Fidel alcanza para reafirmar su carácter absolutamente contingente respecto de los procesos históricos populares, plebeyos. Y no estoy hablando de eludir la crítica a la Revolución Cubana.

Finalmente existe otra izquierda más rebelde e inadaptada, que posee potencia emancipatoria, pero está fragmentada, ha perdido autoestima, carece de la confianza necesaria, se encuentra tironeada por las dos alternativas de las que te hablé antes y también ha estado y está expuesta al conformismo. Porque el conformismo a veces va de la mano de la incapacidad de desarrollar una gran política, o si preferís, una política de masas, apelando a un lenguaje un poco viejo. Al mismo tiempo esta izquierda, por lo menos en Argentina, debe lidiar con aparatos políticos, sindicales y territoriales más consolidados a la hora de desarrollar el tipo de inserción social que mejor se aviene a sus fundamentos ideológicos, a sus horizontes políticos y su perfil militante.

Pero yo creo que sólo de este espacio puede salir algo que nos entusiasme y nos apasione, esto es, que plantee realmente un proyecto emancipador, antiimperialista, anticapitalista, antipatrialcal, etcétera; que sea la expresión de la nación clandestina; que encuentre el adjetivo que nos coloque por fuera del orden establecido. Es más, confío en que pueda influir en los otros espacios donde las bases son, digamos, de “izquierda natural”, de “izquierda práctica”, para contrarrestarles las cargas reformistas, burocráticas o sectarias y para sacarlas del pantano del pragmatismo de una elite política apurada por ocupar espacios de poder institucional.

¿Que opinas del crecimiento de la derecha a nivel mundial? Podríamos tomar como referencia el triunfo de Donald Trump en los EEUU.

Más allá de las cuestiones geopolíticas, y de otras tantas que desconozco, yo creo que hay que hablar de un avance de una nueva forma de fascismo, un neo-fascismo. Una forma que tiene mucho de las formas clásicas pero que ahora es mucho peor. El viejo fascismo doctrinario permanece como expresión de minorías, aunque encuentre en este contexto histórico un ecosistema cada vez más propicio. El fascismo que debería preocuparnos es el fascismo que promueve el mercado. Porque ya está claro que el mercado ha comenzado a asumir abiertamente su incompatibilidad con la democracia, incluso con la democracia en dosis bajísimas y formales, su incompatibilidad con la naturaleza y la belleza, su incompatibilidad con la vida misma. En realidad, viene profundizando esa incompatibilidad que ha estado presente desde los orígenes del sistema capitalista.

A diferencia del fascismo clásico, el neo-fascismo no se puede reducir a un fenómeno de pequeños burgueses asustados o confundidos por un avance popular, aunque esto último, sin dudas, lo exacerba. El neo-fascismo propone vender y comprar todo, por eso, a diferencia de los fascismos clásicos, no invoca patria, religión, nada. A todo lo que se resiste a ser vendido y comprado le responde con la guerra. La trilogía sería: neoliberalismo, neofascismo, neocanibalismo.

Se trata de un neo-fascismo que inocula el mercado y que arraiga en amplios sectores de la sociedad. Sus personeros son las grandes corporaciones que están dispuestas a arrasar con los seres humanos y la naturaleza, también los grandes medios de desinformación que son la capa emergente de una internacional de la derecha y del neo-fascismo. Pero el neo-fascismo opera sobre un colchón social a-crítico, inconsciente, constituido por sociedades de espectadores y consumidores pasivos que el propio neo-fascismo se encarga de reproducir. Y como el neo-fascismo también exacerba la oscuridad, el miedo a la muerte, entonces hay seres humanos que se auto-esclavizan o se mueren de miedo a la muerte.

¿Cuáles serían para ti los signos más visibles del avance del neo-fascismo?

Hay muchos signos evidentes del avance de este neo-fascismo. Habría que fundar un observatorio del fascismo societal promedio.. Determinar que variables (conductas, prácticas, etc.) medir y establecer algunos índices. Desde la violencia contra las mujeres a la prepotencia del capital financiero, desde la violencia de los automovilistas al sadismo de los gerentes de las multinacionales y los narcotraficantes, desde los linchamientos a las guerras llamadas preventivas, desde el bulliyng a las políticas represivas y la contrainsurgencia hacia los pobres, desde la pérdida de códigos en los barrios populares a la absoluta falta de ética de las clases dirigentes y buena parte de los políticos profesionales.

El neo-fascismo se caracteriza por hacer que los seres humanos desarrollen su voluntad de odio. Es la estrategia del odio permanente. Es una estrategia que te succiona toda la humanidad. Y la bomba de succión la maneja el mercado.

El neo-fascismo es ese tipo en Miami celebrando la muerte de Fidel con una remera con el rostro del genocida Jorge Rafael Videla. O el núcleo duro de la oposición anti-chavista en Venezuela. Sí, claro, eso es indiscutible. Pero el neo-fascismo es, básicamente, un modo de producción de verdugos y, al mismo tiempo, de víctimas, en todos los planos y grados imaginables. Un modo de producción de olvido, silencio, humillación desprecio por el otro/la otra, deprecio por lo colectivo, en fin: miedo y muerte.

Claro está, existen espacios de resistencia, ámbitos colectivos contenedores y afectuosos, donde la vida se expande. Allí se gestan nuevos códigos, que debemos aprender a reconocer y en los que debemos empezar a reconocernos.

Hablemos un poco sobre los intelectuales… ¿cuál es tu posición sobre el sobre el rol de los intelectuales?, me refiero específicamente al rol político.

En primera instancia uno tiende a pensar que los intelectuales de la derecha carecen de capacidad de hegemónica, porque su relato es de un anacronismo y una superficialidad increíble y porque además su proyecto no tiene costados de integración de capas sociales subalternas, es un proyecto lisa y llanamente depredador. Pero a veces me pregunto, horrorizado, si no cabe pensar en nuevas hegemonías basadas directamente en disvalores. Esto de que el odio colonice el sentido común. Tal vez el sistema desarrolle una destreza hegemónica basada en su propia monstruosidad. En ciertos planos, eso ya viene ocurriendo. Como sea, lo que queda claro es que han sido eficaces en el corto plazo.

Hablo de los intelectuales en sentido gramsciano y detengo la mirada en la TV, en la radio, en los grandes diarios, en las redes sociales. Hablo del enorme poder de los medios de desinformación como generadores de un sentido común reaccionario e impiadoso. Han logrado disfrazar el odio con la ropa de la libertad de expresión.

Por ejemplo, aquí, en Argentina, Jorge Lanata puede ser considerado un intelectual orgánico de las corporaciones, de la derecha. Bueno, más que un intelectual “orgánico” Lanata sería un intelectual “transgénico”… Pero no tiene sentido centrarse en la persona de Lanata. Lamentablemente abundan los personajes como él. Hablo de Lanata como expresión de una estrategia comunicativa vendedora de mentiras, de mierda… que se desplaza de la ironía al desprecio por la humanidad; en fin, la expresión de la voluntad de odio a la que hacía referencia. Esos tipos han traicionado a la vida, no pueden entenderla y no saben respetarla. Lo han hecho por dinero, por egocentrismo, por idiotez moral, tal vez por todo eso junto. No lo sé.

Luego noto que, en una capa de intelectuales, existe una gran capacidad de amoldarse al nivel de “progresismo promedio” como una forma de cotizar sus saberes técnicos. Me refiero a cotizarlos material y simbólicamente, a la posibilidad de ser contratados y/o reconocidos.

Existe una corrección política progresista standard que apela a lo nacional popular, a la democracia, pero que ya es absolutamente insuficiente para mantener alerta a la conciencia. No obliga a exponer el cuerpo, a exponerse. Ese “progresismo promedio” les puede garantizar a los intelectuales cargos públicos y/o prensa. Claro, los expone a ciertos vaivenes. Por ejemplo, del Estado (cuando asoman gobiernos progresistas) a los movimientos sociales y a las organizaciones populares (cuando adquieren protagonismo histórico y gobierna la derecha) o la inversa. Tiendo a pensar, de todos modos, que fuera del Estado, la conciencia se les sacude un poco. Pero no demasiado. No lo suficiente para dejar de lado el interés por la acumulación de capital curricular o prestigio. No lo suficiente para desarrollar una auténtica pasión intelectual.

Una auténtica pasión intelectual no contempla modas; corre el riesgo del ostracismo, el silencio, la soledad, la indiferencia, y hasta la incomprensión y el olvido, pero de ningún modo los vive como una frustración. Porque es una pasión y punto. No se padecen las pasiones.

Respecto del rol de los intelectuales críticos… Me parece que no hay mucho que inventar al respecto. En todo caso, lo nuevo que puede decirse se vincula a la sutileza cada vez mayor de los mecanismos de integración de los intelectuales desarrollados por el sistema de dominación. En concreto, se pueden aportar análisis de procesos asociados al transformismo.

Yo sigo pensando que el rol del intelectual crítico (y ético) es desnudar la burguesía y al poder (al poder de verdad). Ponerla en pelotas en medio de calle, desprovista de todo concepto, y que el pueblo pueda verla tal como es: cruel, impiadosa, psicópata. Se trata de sacarle las máscaras a la burguesía y de crearle una intemperie. Al mismo tiempo creo que el intelectual crítico (y ético) debe desarrollar alguna interioridad respecto de alguna comunidad popular concreta, aunque sea pequeña y modesta. Sistematizar sus prácticas, deducir los saberes y valores no enajenantes implícitos y celebrar los explícitos.

También aportar a la construcción de lenguajes que les permitan a los pueblos constituirse como sujetos históricos y entenderse como colectivos capaces de edificar un orden justo e igualitario y una civilización profundamente humana. Sin esta vocación de los y las de abajo, la burguesía podría pasearse en pelotas tranquilamente por los siglos de los siglos y terminaría convirtiendo su aberración en sentido común o utopía. Aclaro que se trata simplemente de una metáfora, no quiero ofender a los nudistas de buena voluntad y, nunca dicho más literalmente, de carne y hueso [Risas]. Claro está, en paralelo hay que denunciar los mitos enajenantes que, lamentablemente, son muchos y se reproducen como hongos después de la lluvia.

No creo que los intelectuales puedan hacer mucho más. Y me incluyo, claro. No hay que sobredimensionar el papel de los intelectuales, salvo que se incluya en esa categoría a los poetas. A los poetas de verdad, escriban o no. Esos que logran instalarse en la memoria rebelde de los pueblos. No a los que escriben versitos y arman juegos de palabras ingeniosos.

Eso sería más que suficiente. Sería una forma de acercarse al terreno de la praxis y salir un poco del campo especulativo y burocrático de la academia, el Estado o las organizaciones sindicales y políticas convencionales… También una forma de exponer un poco más el cuerpo.

En tu último libro, El hereje, apuntes sobre John William Cooke (http://lahaine.org/fB5I, http://lahaine.org/fB5k y http://lahaine.org/fB6x), vuelves sobre los pasos de esa figura emblemática de los años 60, un precursor de la izquierda peronista… ¿Por qué hablar de Cooke en el 2016?

Siempre regreso a Cooke. Una y otra vez. Busco claves para entender este país y el tiempo histórico que me tocó. Y, a medida que pasan los años, siempre descubro claves nuevas. Cooke sigue siendo importante, por ejemplo, para no idealizar la destreza pragmática del peronismo y para darse cuenta que como materialidad concreta hace rato que no está en condiciones da ofrecerle al conjunto del pueblo argentino un proyecto rebelde, radical, transformador. Cooke, además, suministra elementos para una crítica al populismo, desde una visión popular.

¿Podrías explicar mejor esa contraposición entre populismo y lo popular? Me resulta un tanto confusa. ¿Tú no coincides acaso con los autores posmarxistas?

Bueno… el término populismo, el concepto de populismo, es muy ambiguo. Existe una definición de la derecha ultraliberal, del estilo Miami o CNN, que considera que populismo es, lisa y llanamente, el gasto público, la inversión estatal en desarrollo social y la redistribución equitativa del ingreso, aunque esta sea redistribución secundaria del ingreso. Para ese tipo de personas un poco de piedad ya es populismo. Ahora se habla de un populismo cool. El populismo puesto en práctica por la derecha liberal que debe garantizar condiciones de gobernabilidad y que tiene que hacer algunas concesiones hacia abajo.

Luego, autores como Ernesto Laclau, ya fallecido, y otros autores y autoras posmarxistas han resignificado positivamente el concepto de populismo. También están quienes lo reivindican por pura inversión simbólica. O sea, trastocan el sentido que le asigna la derecha más troglodita. Este gesto es entendible, y hasta posee núcleos de buen sentido, para usar una expresión gramsciana. Sobre todo por lo que rechaza, no tanto por lo que afirma. Por lo demás, yo no soy pos-marxista, ni pos-nada. Detesto las modas “pos”, porque son solo eso, modas pasajeras. Y no adhiero a ningún enfoque determinista, incluyendo el determinismo de los símbolos.

En términos bien cookistas –ya que estamos con Cooke– y en relación al populismo yo suelo plantear lo siguiente: si el populismo es una estrategia para diluir los contenidos populares más radicales en una totalidad que los incluye pero los subordina a través de significantes flexibles, lo popular aspira a una totalidad pero con predominio de la clase trabajadora y con subordinación de los contenidos burgueses. Si el populismo es una estrategia de regulación de la lucha de clases, lo popular es una estrategia de profundización de la lucha de clases. Si el populismo es una estrategia de politización social limitada y controlada, en cuenta gotas, lo popular es una estrategia que lleva al punto máximo esa polarización. Si el populismo es una articulación interclasista, lo popular es una articulación intraclasista.

Ocurre que muchas veces esta tensión entre lo populista y lo popular atraviesa los procesos históricos populares que suelen ser impuros y poco lineales. La Revolución Bolivariana de Venezuela es un proceso atravesado por esta contradicción y su futuro depende de cómo se salde la misma. Como podrás apreciar, mi idea del populismo no tiene nada que ver con la de la derecha y tampoco se puede emparentar a la de los posmarxistas.

Resumen Latinoamericano. Extractado por La Haine

Texto completo en: http://www.lahaine.org/sobre-la-situacion-politica-argentina

Imagen: www.resumenlatinoamericano.org/wp-content/uploads/2016/12/Miguel-Mazzeo-31-620×400.jpg

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EE.UU: President Donald Trump wins: Noam Chomsky called this political moment 6 years ago

América del Norte/EE.UU/11 de noviembre de 2016/www.independent.co.uk/Por: Christopher Hooton

Resumen: Ya en abril de 2010, Noam Chomsky ofreció una visión oscura del futuro de Estados Unidos. Hoy en día, con la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos, el filósofo, historiador y activista revisa su advertencia sobre el éxito que tendría una «figura carismática» postulada para un cargo de Presidencia. Prometiendo curar enfermedades de la sociedad, entonces, el resultado es que los elementos de la campaña de Trump lo llevaron al poder. Las similitudes con Trump son múltiples y claro, a partir de la fuerza militar que, exaltado (Trump acumula constantemente elogios en el ejército y los servicios secretos) a la cabeza de turco inmigrantes ilegales (Trump se ha comprometido a expulsarlos del país y construir un muro entre los EE.UU. y Méjico). Esto lo dijo Truthdig: «Estados Unidos es extremadamente afortunado de que una figura carismática honesta ha surgido. Cada figura carismática es un ladrón tan obvia que destruye a sí mismo, como McCarthy o Nixon o los predicadores evangelistas. Si viene alguien que es carismático y honesto este país tiene un gran problema debido a la frustración, la desilusión, la ira justificada y la ausencia de cualquier respuesta coherente. Lo que se supone que la gente a pensar si alguien dice «te tengo una respuesta, tenemos un enemigo? No fueron los Judios. Aquí será los inmigrantes ilegales y los negros. Se nos dirá que los hombres blancos son una minoría perseguida. Se nos dirá que tenemos que defendernos y el honor de la nación. La fuerza militar será exaltado. Las personas serán golpeados. Esto podría convertirse en una fuerza abrumadora. Y si ocurre será más peligrosa que la de Alemania. Los Estados Unidos es la primera potencia mundial. Alemania era potente, pero tenía antagonistas más potentes. No creo que todo esto está muy lejos. Si las encuestas son precisas no es «los republicanos, pero los republicanos de derecha, los republicanos enloquecidos, que barrerá la próxima elección. A esto Chomsky agregó que «nunca había visto nada como esto en mi vida y soy lo suficientemente viejo para recordar la década de 1930».

‘If somebody comes along who is charismatic and honest this country is in real trouble’

Back in April 2010, Noam Chomsky offered a dark vision of America’s future that was easily dismissed. Today, as América votes Donald Trump President-elect, it has turned out to be painfully accurate.

The philosopher, historian and activist warned of the success a «charismatic figure» would have if one ran for office promising to cure society’s ills, and listed elements of their campaign that would take them to power. The similarities to Trump are manifold and clear, from military force being exalted (Trump consistently heaps praise on the army and secret service) to the scapegoating of illegal immigrants (Trump has vowed to eject them from the country and build a wall between the US and Mexico).

“The United States is extremely lucky that no honest, charismatic figure has arisen. Every charismatic figure is such an obvious crook that he destroys himself, like McCarthy or Nixon or the evangelist preachers. If somebody comes along who is charismatic and honest this country is in real trouble because of the frustration, disillusionment, the justified anger and the absence of any coherent response. What are people supposed to think if someone says ‘I have got an answer, we have an enemy’? There it was the Jews. Here it will be the illegal immigrants and the blacks. We will be told that white males are a persecuted minority. We will be told we have to defend ourselves and the honor of the nation. Military force will be exalted. People will be beaten up. This could become an overwhelming force. And if it happens it will be more dangerous than Germany. The United States is the world power. Germany was powerful but had more powerful antagonists. I don’t think all this is very far away. If the polls are accurate it is not the Republicans but the right-wing Republicans, the crazed Republicans, who will sweep the next election.”

Chomsky added that he had «never seen anything like this in my lifetime [and] I am old enough to remember the 1930s.

«The mood of the country is frightening. The level of anger, frustration and hatred of institutions is not organized in a constructive way. It is going off into self-destructive fantasies.”

Trump defied the polls to win the election after sweeping a number of swing states. At the time of writing, Democratic candidate Hillary Clinton has acknowledged her defeat but has yet to give a concession speech.

Reality TV star Trump appeared before supporters in the early hours of Wednesday morning, vowing to “bind the wounds” after a toxic campaign.

“Thank you everybody. Sorry to have kept you waiting, it’s a complicated business,” Trump said, who looked as surprised as anyone.

At around 3am in New York, Trump’s tally of electoral votes stood at 279, compared to 218 for Clinton. He had secured more than 57m votes, beating his rival by a little under a million in the popular vote.

Taken from: http://www.independent.co.uk/arts-entertainment/donald-trump-president-wins-election-noam-chomsky-prediction-a7406831.html

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EE.UU: ‘Transmetropolitan’, el cómic que vaticinó la carrera de Donald Trump a la Casablanca

América del Norte/EE.UU./23 de septiembre de 2016/www.eldiario.es

El cómic. creado por Warren Ellis junto al dibujante Darick Robertson, aborda unas presidenciales en un mundo distópico a través de los ojos de un excéntrico periodista de investigación

Las elecciones enfrentan al senador Callahan (‘El Sonriente’) con el presidente del Gobierno (‘La Bestia’), un hombre de ideas fascistas y sin escrúpulos

No solo Los Simpson advirtieron hace 15 años que Donald Trump se postularía como candidato a la Casablanca. La historia de Transmetropolitan escrita hace casi 20 y ambientada en una sociedad distópica, no se aleja tanto de lo que está pasando aquí y ahora en las presidenciales norteamericanas. El cómic creado por Warren Ellis e ilustrado por Darick Robertson en los noventa tiene como protagonista a un excéntrico periodista arrancado de su particular retiro en las montañas para cubrir una disputada carrera a la Casablanca entre ‘La Bestia’, el presidente del Gobierno, y Gary Callahan ‘El Sonriente’.

El periodista Spider Jerusalem lleva al extremo el periodismo gonzo creado por Hunter S.Thompson. Es un personaje primario, malhablado, sucio, violento y con conductas moralmente reprochables. Vive en una permanente disputa con su jefe, el editor del diario The Word, en lo que bien puede funcionar como una caricatura del periodismo moderno.

Aunque, para caricatura, la que Warren Ellis hace de los líderes políticos protagonistas (y antagonistas de Jerusalem), habitantes de un mundo corrupto y superpoblado. ‘La Bestia’ es en el universo creativo de Transmetropolitan el presidente del Gobierno, un hombre con ideas fascistas y sin escrúpulos que encarna lo peor de lo peor de la política. Persigue y castiga a sus adversarios y también a los distritos que no le votaron.

Su rival, Gary Callahan ‘El Sonriente’, está modelado a imagen y semejanza del primer Tony Blair. Se presenta como una alternativa liberal a ‘La Bestia’, pero finalmente resulta ser un fiasco más -destapado por Jerusalem- que mata y muere por el poder sin dañar un ápice su perfecta imagen pública.

La serie mensual de Transmetropolitan comenzó a finales de los 90 y se prolongó hasta 2002, con una cartera de 60 números, 10 volúmenes recopilatorios y dos publicaciones especiales. También llegó a España, donde se publicó entre 2000 y 2004. Después, el cómic, dentro de la tendencia del cyberpunk, fue reeditado por Planeta DeAgostini entre 2006 y 2009. Y ahora vuelve a estar disponible gracias a la edición de ECC.

Tomado de: http://www.eldiario.es/cultura/comics/Transmetropolitan-carrera-Donald-Trump-Casablanca_0_492400993.html

 

 

 

 

 

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