No bastaron ocho meses sin sueldo a los docentes en las Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ)

Por: Carlos España

Faltaba la aplicación más salvaje del neoliberalismo.

La educación en México sigue siendo un desastre; primero, como herencia; segundo, hoy hay un desprecio al humanismo. Ejemplo: los docentes en las UBBJ no tienen ningún tipo de contrato laboral, por lo tanto, cero prestaciones sociales y cero derechos. ¿A esto llaman bienestar?

Ahora que se expone la reprobable actitud de los funcionarios de la UNAM, o en el IPN, contra los docentes de asignatura; nos damos cuenta que se creó algo peor: las UBBJ.

Ingresé a través de un concurso desde 2016 cuando se fundaron algunas de las escuelas con objetivos renovadores; en 2018 se volvieron oficiales y para intentar cubrir la demanda de educación superior se amplió su número. El 22 de julio en la sede Azcapotzalco, CDMX, donde impartí diversas asignaturas y ejercí la libertad de cátedra buscando difuminar la pluralidad, la universalidad, la justicia y la reflexión del ser humano como máximas; con el pretexto de no cubrir con el perfil, me entregaron un oficio de gracias de la Dirección Académica de la UBBJ sin ningún fundamento legal.

Ejercí con profesionalismo en esta sede donde se practica el amiguismo y la mala fe; incapaces de comprender la solidaridad, pero sí muy capacitados para obedecer. Con tres carreras universitarias, 14 libros publicados y tres premios nacionales de literatura fui echado (ha habido muchos y los habrá; en la sede Cuauhtémoc ya hubo un paro estudiantil) por haber estado denunciando las mentiras informativas, la precarización laboral y el autoritarismo prevalecientes en las UBBJ.

Ninguna universidad merece limitación en saberes y derechos; ningún estudiante debe ser pasivo y dedicarse solamente a estudiar porque vive en una realidad social que requiere reflexión y acción permanente. La técnica es estúpida cuando no tiene como complemento el arte, lo humano, la cultura, las investigaciones, lo social. El capitalismo intenta paliar el dolor humano con la máscara del bienestar.

Se podrá cortar la comida, pero no se pueden coartar las ideas de desear el bien de los demás. Las mal llamadas Universidades para el Bienestar son totalmente neoliberales, funcionan como una empresa privada con presupuesto público donde los empleados están muy lejos de comprender lo público y el servicio. Son una institución reaccionaria, antidemocrática y conservadora. La ética es feroz porque muestra lo miserable.

La educación no debe partir más de la burocracia sino de una orientación colectiva hacia una realidad en movimiento. Los docentes no pueden ser dóciles y estar dispersos sino ser seres humanos dignos luchando por una real educación pública, gratuita y crítica. De este lado tenemos la locura creativa y lo sublimado que debemos retomar de los verdaderos luchadores sociales con quienes aún tenemos deudas.

Fuente de la información: Insurgencia Magisterial

Imagen: laizquierdadiario

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