Por: Paulette Delgado
Hay tres tipos de trastorno de déficit de atención. Conoce cuáles son y sus diferencias.
El espectro de los trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad, popularmente conocidos por las siglas TDA/TDAH, son trastornos del neurodesarrollo, es decir, que se trata de un problema con bases neurológicas y que afecta al desarrollo psicosocial de quién lo padece. Otros trastornos del neurodesarrollo comunes, especialmente en las aulas, son los del espectro autista, del aprendizaje (como la dislexia) o aquellos de aprendizaje específico y la discapacidad intelectual.
Anteriormente el complejo TDA/TDAH se consideraba un trastorno de comportamiento, sin embargo, en los últimos años se han descrito las bases neurobiológicas, genéticas y ambientales que contribuyen a la expresión de estos trastornos. Según los datos de los CDC, de 1997 a 2010, la prevalencia se ha incrementado en un 4 %, pasando de 6 % a 11 %, lo que ha generado dudas referentes a la existencia de un sobrediagnóstico de estos trastornos.
¿Qué es TDA/TDAH?
Según el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, en su quinta edición (DSM-V por sus siglas en inglés) existen tres tipos de trastorno por déficit de atención:
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Con predominio del déficit de atención
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Con predominio de hiperactividad/impulsividad
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Combinado
Y aunque existen distintos tipos, normalmente se engloba como Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). De hecho, en inglés, desde 1994 sólo se utiliza el término Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD), dejando en desuso Attention Deficit Disorder (ADD).
Las posibles causas de TDAH son factores genéticos, bioquímicos, sensitivomotores, fisiológicos y conductuales. Algunos factores de riesgo son un peso al nacer < 1.500 gramos, traumatismo craneoencefálico, deficiencia de hierro, apnea obstructiva del sueño y exposición al plomo, así como la “exposición prenatal a alcohol, tabaco y cocaína”.
Comúnmente comienza antes de los doce años y en promedio se diagnostica entre los ocho y diez años. Aun así, a veces no se diagnostica hasta después de la adolescencia, incluso ya que la persona es un adulto.
Los principales síntomas de TDA/TDAH son:
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Falta de atención
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Impulsividad
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Hiperactividad
La falta de atención normalmente se presenta con los siguientes síntomas:
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No presta atención a los detalles, cometiendo errores en las tareas o en otras actividades
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Tiene dificultad para mantener la atención, no sólo al hacer la tarea, también a la hora de jugar
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No parece escuchar cuando se le habla en forma directa
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No sigue las instrucciones ni finaliza las tareas
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Tiene dificultad para organizarse
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No le gusta realizar actividades que requieren un esfuerzo mental durante mucho tiempo
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Pierde cosas con frecuencia
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Se distrae fácilmente
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Es olvidadizo
Sin embargo, el DSM-V lista las características de la impulsividad e hiperactividad como conjunto, sin distinguir entre una condición y otra.
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Le cuesta quedarse quieto, mueve mucho las manos, pies o se retuerce
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Se levanta seguido de su asiento
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Le cuesta jugar tranquilamente
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Siempre está haciendo algo
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Habla en exceso
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A menudo corre o se sube a lugares, cuando no debería
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Responde antes de que se completen las preguntas
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No espera a que sea su turno
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Interrumpe a los demás
Para identificar algún tipo de TDAH, se basa en una evaluación exhaustiva de los aspectos de desarrollo, educativos, psicológicos y médicos de los niños. Se diagnostica en base a los criterios del DSM-V tomando en cuenta estos nueve signos y síntomas de falta de atención y nueve de hiperactividad e impulsividad. Estas características necesitan estar presentes a menudo por seis meses o menos, ser más visibles que lo esperado según su nivel de desarrollo, ocurrir en al menos dos situaciones o entornos, como en la casa y en la escuela, presentarse antes de los doce años, e interferir con el comportamiento del niño ya sea en la casa o la escuela.
Para cumplir con los criterios diagnósticos del déficit de atención, dependiendo de la edad de diagnóstico, se necesitan al menos seis síntomas de los ya descritos, presentes de forma persistente por al menos seis meses y que afecten a la persona en más de una situación. El déficit de atención del tipo hiperactivo-impulsivo exige lo mismo, pero cumpliendo los síntomas específicos de hiperactividad e impulsividad. Cuando se cumplen criterios tanto de atención como impulsividad o hiperactividad, se habla de un tipo combinado. Es difícil diferenciar entre los tipos de TDAH, por lo que el manual pide no hacer un sobrediagnóstico e identificar con exactitud si no existen síntomas de otros trastornos de desarrollo como autismo, o del aprendizaje, ansiedad, depresión o conductuales que expliquen mejor los síntomas identificados.
Entre más crece el niño, los signos de TDAH se hacen más evidentes desde el punto de vista cualitativo ya que los niños con el tipo hiperactivo-impulsivo o el tipo combinado suelen ser más inquietos, moviendo las manos o las piernas continuamente, hablan impulsivamente o no están conscientes de su entorno. Sin embargo, aquellos con TDA son más difíciles de identificar ya que no presentan síntomas físicos.
La evaluación médica busca identificar antecedentes de exposición prenatal a drogas, alcohol o tabaco, complicaciones o infecciones perinatales en el sistema nervioso central, lesión cerebral traumática, enfermedades cardiacas, trastornos respiratorios del sueño, y antecedentes familiares de TDAH. La evaluación del desarrollo busca determinar el comienzo y evaluación de los signos y síntomas por medio de comprobación de los hitos del desarrollo, especialmente los del lenguaje, y el uso de escalas de calificación de TDAH-específica.
La evaluación educativa se centra en documentar los signos y síntomas principales; implica revisar los registros educacionales, las escalas de valoración o listas de verificación. Sin embargo, estas dos a menudo no permiten distinguir si el niño tiene TDAH u otro tipo de trastorno del desarrollo.
Por otro lado, los niños son tres veces más probables de ser diagnosticados que las niñas debido a que ellas tienen síntomas más sutiles. A veces, sus únicos síntomas es que son desatentas y se les califica como soñadoras o atontadas. Si presentan síntomas de hiperactividad-impulsividad, es más probable que se les considere agresivas, hiperactivas o demasiado emocionales.
TDAH en adultos
Aunque se considera un trastorno de la niñez ya que inicia durante la infancia, persiste hasta la edad adulta y en algunos casos los síntomas conductuales siguen siendo evidentes incluso en la adultez.
En los adultos, los síntomas de TDAH incluyen:
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Dificultad para concentrarse
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Se les complica terminar tareas
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Cambios de humor
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Impaciencia
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Dificultad para mantener relaciones
La hiperactividad se manifiesta como inquietud e intranquilidad, a diferencia de la hiperactividad motora en los niños. Estos están en mayor riesgo de ser desempleados, tener menos logros académicos, abusar de sustancias y la criminalidad.
Es más difícil diagnosticar a los adultos ya que los síntomas pueden confundirse con los de trastorno del estado de ánimo, ansiedad, o síntomas por el uso de sustancias. Los médicos revisan los registros escolares, entrevistan al paciente y familiares para confirmar que los síntomas se hayan manifestado antes de los 12 años. Puesto que el autoinforme de síntomas infantiles puede ser poco fiable, los médicos pueden tener que revisar los registros escolares o de entrevistas familiares para confirmar la existencia de manifestaciones antes de los 12 años.
Existen dos tipos de tratamiento: terapia conductista o con fármacos. Aún así, la Asociación Americana de Psiquiatría aclara que la terapia conductual por sí sola no es tan eficaz como los fármacos estimulantes en niños de edad escolar, pero se recomienda como monoterapia, es decir, sola en los niños más pequeños. La farmacoterapia no corrige las diferencias neurofisiológicas del TDAH, pero ayudan a aliviar síntomas y permiten que participen en actividades que antes no podían por su escasa atención o su impulsividad e hiperactividad. Sin embargo, pueden presentar efectos secundarios como falta de sueño, depresión, malestar estomacal, taquicardia, entre otros.
Sobrediagnóstico de TDAH
En la investigación “Overdiagnosis of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder in Children and Adolescents: A Systematic Scoping Review”, los autores revisaron 12,267 publicaciones desde el primero de enero de 1979 hasta el 21 de Agosto del 2020. El estudio encontró evidencia de sobrediagnóstico y sobretratamiento del TDAH, confirmaron que las tasas de diagnóstico y tratamiento van en aumento y hay una gran proporción de nuevos casos con síntomas leves. Incluso descubrieron que hay un creciente número de adultos diagnosticados con TDAH que pueden presentar otros trastornos, como el autismo.
Estos hallazgos implican que las personas que son sobrediagnosticadas pueden ser perjudicadas por los efectos de los medicamentos durante la infancia, adolescencia e incluso la adultez. Es necesario realizar estudios más amplios para confirmar si los casos con síntomas leves pueden dañar a la persona. Para los autores, las investigaciones deben centrarse en las necesidades de los jóvenes con síntomas más graves y que tienen más probabilidades de beneficiarse. Recomiendan que los médicos, maestros y familiares piensen en los beneficios y los daños que pueden presentarse al diagnosticar y tratar el TDAH, especialmente si tienen síntomas leves.
TDAH en la educación
A veces, los educadores no conocen que existen diferentes tipos de déficit de atención, especialmente porque las características de cada uno pueden ser inconstantes e impredecibles, y pueden confundirse con otros trastornos de aprendizaje o de conducta.
El “Foro infancia y adolescencia Los Millares” da recomendaciones para el manejo de los trastornos de atención en el aula:
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Estar seguro de que el alumno realmente tiene TDA/TDAH: si sospecha que el alumno tiene déficit de atención, acercarse con la familia o expertos para saber si se realizó una evaluación o recomendar que se la haga.
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Asegurarse de que el maestro cuenta con el apoyo de la escuela, la familia y un experto.
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Que el educador conozca sus limitaciones y cuándo pedir ayuda.
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Preguntar al alumno cómo ayudarlo.
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Los niños con TDA/TDAH necesitan estructura, por lo que necesitan listas, límites, recordatorios y previsiones.
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Al poner reglas en el aula, hacer que ellos las escriban y las entiendan.
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Repetir instrucciones.
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Recordar la parte emocional del aprendizaje: estar pendientes de las emociones involucradas en su proceso de aprendizaje.
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Hacer contacto visual frecuentemente: esto sirve para encarrilar al alumno si se distrae, darle confianza a que pregunte algo, o simplemente transmitirle seguridad.
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Sentar al niño con TDAH cerca del escritorio o donde pueda verlo constantemente.
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Establecer límites dentro del salón, que el maestro tome el control.
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Hacer un calendario de actividades tan predecible como sea posible.
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Tratar de ayudar a los niños a hacer sus propios calendarios de actividades.
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Elimine o reduzca la frecuencia de las pruebas o evaluaciones con límites de tiempo.
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Enfocarse en la calidad de las tareas más que por la cantidad.
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Dividir las actividades largas en varias actividades cortas.
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No ser convencional, introducir innovaciones diarias y bromas. Sin embargo, cuidar de no sobre estimular.
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Exprésese en forma clara y determinante.
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Un sistema de bonificación con puntos es una posibilidad como parte de una modificación conductual o un sistema de recompensa para los más pequeños.
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Apoyarse en juegos al explicar un tema.
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El educador debe insistir en tener un cuaderno de comunicación hogar-escuela-hogar.
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Incentivar una estructura para el automonitoreo, hacerlos auto-observadores.
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Estos niños necesitan saber por adelantado lo que está por venir, de tal manera que ellos puedan prepararse internamente.
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La memoria es frecuentemente un problema en niños con TDA/TDAH, hacerlos escribir notas para ellos mismos ayudará a que recuerden sus responsabilidades y sus dudas.
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Promover la lectura en voz alta en la casa.
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Uno de los mejores tratamientos para el TDAH, tanto en niños como en adultos, es el ejercicio, preferiblemente vigoroso.
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Los premios y recompensas deben aplicarse de forma inmediata a lo que se necesite reforzar.
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Trate de evitar aquellas situaciones que el niño no puede controlar.
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Colocar al lado del niño con TDA a alumnos que sean modelos apropiados: atentos, ordenados y que suelan cumplir las órdenes.
Es importante recordar que, porque un alumno tenga problemas para concentrarse o sea hiperactivo, no quiere decir que tiene TDA/TDAH. Es más, por mucho tiempo era complicado identificar a los estudiantes con déficit de atención sin hiperactividad porque suelen ser lentos y tranquilos.
Aunque la familia debería de ser la encargada de llevar a su hijo a que lo diagnostiquen, los educadores a veces son los que se dan cuenta de que el niño o la niña necesita ir con un experto. Ser detectado desde una edad temprana puede asegurar que el niño no sólo cuente con el apoyo que necesita, ya sea terapia o medicamento, pero también ayudarlo a no sentirse menos por tener un ritmo de aprendizaje diferente.
¿Conocías los diferentes tipos de déficit de atención? ¿Sabías que se puede tener sin hiperactividad? ¿Has tratado con alguien con TDA/TDAH? Déjanos tus respuestas en los comentarios.
Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx