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En Paraguay por primera vez se miden capacidades de lengua guaraní.

El desafió es incorporar cerca de 4000 alumnos mas en los bachilleratos técnicos, para avanzar hacia las metas de cobertura establecidas para el 2018.

Publicado por  Revista del Ministerio de Educación y Cultura de Paraguay Daisy.sanabria – 18 de February de 2016

Luis Alberparaguay 1to Estigarribia de la Dirección Técnica y Profesional, integrante de la Comisión del Proceso de Admisión de Estudiantes a Bachilleratos Técnicos en el Colegio Técnico y Centro de Entrenamiento Vocacional Pdte. Carlos A. López, detalló el proceso llevado a cabo en la mencionada institución.

Señaló que fue una jornada sin ningún inconveniente y que con normalidad se desarrolló la aplicación de las pruebas. Se inscribieron para el Vocacional 252 estudiantes. Por especialidad la cantidad de inscritos fue según el siguiente detalle: Construcciones Civiles 56 inscritos, electrónica 37, automotriz 75 e informática 84 lo que hace un total de 252 inscritos.

paraguay

Hoy arrancó el proceso con las pruebas de Lengua Castellana y Guaraní y mañana se continúa con matemáticas. Los resultados preliminares se estarían presentando el lunes de acuerdo con el cronograma establecido.

Estigarribia mencionó que existe un plazo para que los alumnos puedan realizar  algún reclamo si lo hubiera, y el miércoles  se tendrán los resultados finales.

 

Publicado por  Revista del Ministerio de Educación y Cultura de Paraguay Daisy. Sanabria – 18 de Febrero de 2016

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La constitución política colombiana, una perspectiva social.

Cultura de paz, cátedra obligatoria en el currículum

13 de febrero de 2016/ América/ Colombia/ Cali/ Luis Eduardo Lobato Paz / Información publicada en el periódico digital El Pueblo

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 Para cualquier país es importante que la Constitución declare en sus preceptos los principios que garanticen los derechos fundamentales sobre la base de saldar la deuda social en una relación entre iguales que asegure en plenitud igualdad de oportunidades y condiciones para que todos puedan vivir en una patria donde se respete al ser en su dimensión humana más amplia.

Desde esta perspectiva, en Colombia se debate entre críticos e intelectuales la revisión de varios artículos de la actual Constitución Política o incluso llevar a la promulgación de una nueva Carta Constitucional. Esta salida implicaría un proceso político de mediano y largo alcance.

Se puede advertir entre los partidarios de reformar la Constitución el anhelo de allanar el camino para que se cambie el modelo económico del país, se avance en la superación de las desigualdades económicas en que vive la población colombiana o se fortalezca una cultura de paz. Es más factible que se propenda por allanar caminos para reducir las desigualdades sociales y generar un marco político en el que quepan todos los colombianos sin importar su impronta ideológica.

Si se examina la historia reciente del país, se recuerda que la Constitución del 91 tuvo ese mismo propósito y fue asumida como la concreción de un nuevo pacto social. Acuerdo que permitió consignar un articulado muy amplio por medio del cual se aspiraba a constituir una sociedad más incluyente, fortalecer el estado de derecho, la cultura participativa y promover en las nuevas generaciones la convivencia en paz. Si partimos de esa premisa, el camino no sería embarcarse en la promulgación de una nueva constitución con todas las complicaciones que ello traería, sino poner en práctica todo aquello que quedó establecido en la Carta de 1991.

En los artículos que recogen los principios fundamentales, especialmente el 1 y el 7 la sola mención de que Colombia es un Estado social de derecho y que protege la diversidad étnica y cultural de la Nación, lleva a pensar que el Estado colombiano asume como una de sus finalidades básicas garantizar, no solo la protección de los derechos fundamentales sino también avanzar en mejorar las condiciones sociales de sus habitantes más desfavorecidos. Esta promesa de acción, queda reforzada por numerosos artículos en los que el Estado declara que buscará los medios para garantizar el acceso a los servicios de agua, energía, saneamiento, educación, salud, seguridad social, vivienda y recreación a todos los sectores de la sociedad. Así mismo en varios de ellos, se insiste en dar prelación para la asignación de recursos estatales a las zonas de menor desarrollo.

Con nombre propio se promulgaron artículos para favorecer las condiciones de vida de discapacitados, disminuidos físicos y psicológicos, mujeres cabezas de hogar, personas en situación de indigencia, campesinos, afrocolombianos e indígenas. Todo esto puede interpretarse como el reconocimiento de una deuda social e histórica con amplios sectores de la sociedad, que durante décadas no han tenido igualdad de oportunidades y no han podido acceder a los servicios básicos que cualquier ser humano necesita para llevar una vida digna.

Una revisión de los programas, políticas públicas o decretos establecidos por el gobierno colombiano en los 25 años que lleva de promulgada la vigente Constitución Política, puede establecerse que falta mucho por hacerse para materializar ese Estado social de derecho. Hay logros evidentes como la universalización de los servicios de salud y educación primaria, aunque la prestación del primer servicio por las EPS o SISBEN es deficiente o inequitativo en muchos casos; en la educación debe trabajarse mucho por mejorar la calidad educativa de los colegios públicos.

En lo referente a la creación de una cultura de paz, el articulado es vasto. Desde el artículo 22 y 41 que hablan de la paz como derecho y de la obligatoriedad de la enseñanza de la Constitución Política en todas las instituciones educativas del país.

Cómo puede colegirse hay suficientes herramientas para reducir el autoritarismo, fortalecer la democracia participativa, garantizar el respeto de los derechos humanos y formar a las nuevas generaciones en una cultura de paz. Aunque falta una voluntad política para llevarlas a cabo. Si miramos un hecho puntual, solo a partir de este año existe la obligatoriedad de los centros educativos para implantar la Cátedra de Paz en sus currículos.

La educación del país es clave para determinar las relaciones prácticas y axiológicas, por consiguientes no basta que la Constitución del país declare los principios que fundamentan, que la regulan en lo político, legal y social. Demanda que las Políticas de Estado en materia educativa estén cimentadas en esos preceptos constitucionales, aunado a una práctica pedagógica congruente y consistente.

Como política educativa se debe garantizar que en la práctica pedagógica cotidiana se desarrolle ese currículo que conlleve a potenciar una cultura por la paz y la sana convivencia que redimensione al ser en su justo potencial humano. En este sentido, todo cambio curricular amerita ser evaluado para implementar las medidas de reajuste según cada caso que aplique. Solo así se puede medir el nivel de impacto social.

Fuente:

http://elpueblo.com.co/constitucion-politica-colombiana-pacto-social-y-cultura-de-paz/

Fuente de la imagen:

http://elpueblo.com.co/constitucion-politica-colombiana-pacto-social-y-cultura-de-paz/

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Reflexiones sobre la Investigación Educativa en Venezuela

Venezuela/ Febrero 2016/ Autor: Jesús E. Contreras H.

POR EL AVANCE DE LAS CIENCIAS Y LA MASIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN CON CALIDAD

La expresión precedente aunque no muy original, de entrada, invita a una profunda reflexión en lo que implica el ser y el hacer de las ciencias, de la investigación, y en lo particular, la investigación educativa y sus orientaciones ontoepistemológicas como lo es la estructura sistémica de sus construcciones y por supuesto su socialización en las comunidades científicas y colectivos populares que se encuentran involucrados en las interpretaciones y transformaciones de los fenómenos y hechos educacionales.

Para que una fuente de conocimiento (El SER) sea confiable y relativamente válida se requiere de lo que Padrón (1998) señala altos contenidos de sistematización y un fuerte esfuerzo de socialización comunicativa, esto significa por una parte producciones socio-cognitivas, afectivas-emocionales y ético-morales en los distintos trabajos que se generan principalmente en las universidades y centros de estudios e investigación, donde los actores fundamentales, estructurales y funcionales lo representan; docentes, estudiantes, investigadores y asesores, que también, en la mayoría de los casos se expresan en los diversos trabajos de grados, trabajos de ascensos, trabajos investigación con financiamiento público y privado: importa en esta parte los componentes de la estructura diacrónica y sincrónica de estas producciones. Por otro lado, pero vinculado a lo anterior, la socialización de este trabajo sistémico y sistemático convencionalmente tiene lugar y manifiesto en las llamadas defensas de tesis o sustentaciones orales como últimamente se han denominado.

El asunto a manera muy personal se sitúa en el (HACER) de las investigaciones, trataré de abordar el tema desde una lógica singular que dé cuenta algunos aspectos de orden experiencial cuyo dominio relacional y operacional tienen ocurrencia en las universidades. Primero la calidad es un atributo asociado a la producción y en general a las prácticas generativas de bienes y servicios, la investigación educativa y sus determinaciones lógico- formales-curriculares (componente empírico, teórico, metodológico, operativo y contextual) no están exentan de esta distinción conceptual y operativa.

Haciendo un ligero recorrido histórico del planteamiento observamos etapas bien diferenciables: una artesanal donde el hacer de la investigación educativa viene dado por prácticas y secuencias operativas bien hechas pero sin importar el costo y esfuerzo por la implicación, donde lo que importa es crear un único producto o expresión científica. Sucesivamente, se evidencia un estadio que describe el uniformismo y sincronía de la investigaciones caracterizado por hacer muchos trabajos educativos, lo relevante es el número de prácticas en el tiempo con gran omisión que las mismas den satisfacciones y respuestas a demandas reales de problemas y necesidades educativas, esta etapa pudiera denominarse generación conductista en serie.

En otro momento se encuentran investigaciones cuya prácticas se orientan al igual que la anterior a una generación de trabajos importantes pero fuertemente apegadas a la exaltación del investigador, a sus cualidades cognoscitivas e instrumentales para hacer investigaciones, importa no sólo el número, sino la negación de unos pocos sobre la mayoría, expresado en una competencia seria por desplazar aquellas producciones que no reúnan los criterios lógicos formales y técnicos instituidos en las comunidades científicas, esta etapa está caracterizada por el egocentrismo científico ciego a las transformaciones útiles del fenómeno de la educación, pudiera referirme a una calidad que responde a lo singular pero carente de pertinencia sociopolítica de las necesidades reales que demandan continuas y sostenidas soluciones, es un orden donde todo cambia pero los problemas a resolver persisten.

En el extremo opuesto y medular de esta idea encontramos un estadio ideal posible que centra el trabajo científico en dar soluciones educativas no sólo al investigador/institución sino a la sociedad, razón y esencia de la calidad sistémica, total, gestáltica y empática del proceso, es decir, investigaciones que respondan a un alto contenido de calidad pero al mismo tiempo arraigadas a la pertinencia que transciende a lo individual para dar paso a lo colectivo y social de la educación.

Importante entonces, para todo investigador del fenómeno de la educación y el comportamiento humano, es ser consciente de todos estos estadios resumidos anteriormente y situar nuestra práctica de estudio en las demandas sociales para ofrecer confianza como valor agregado de lo humano y consciente hacia el prójimo y el semejante, y sobre todo brindar apoyo y andamiaje a los más necesitados fundamentado en las premisas de: aprender a investigar, hacer investigaciones, para luego así enseñar el aprendizaje de la investigación en el marco de las políticas públicas para la Educación Universitaria, la Ciencia y la Tecnología, pareciera un aprendizaje complejo de una psicología compleja y complicada pero sólo así, se podrá tener una visón humana transcendental del ser y el que hacer de la investigación y en consecuencia hablar de masificar la investigación con calidad y excelencia.

Padrón, (1998). Modelo de Variabilidad de la Investigación Educativa. Caracas. Venezuela.

Autor: Jesús E. Contreras H. Docente Investigador de la Universidad “Rómulo Gallegos”. Coordinador del Centro Nacional de Investigaciones Educativas CNIE-Guárico. jcontrerash134@hotmail.com.

Fuente de la Imagen: http://corresponsalesdelpueblo.bligoo.com/venezuela-curso-hacia-maestria-en-educacion-comparada-reflexiono-sobre-estado-ecologia-y-politica

Maestría en Investigación Comparada
Maestría en Investigación Comparada

 

 

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