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Opinión | La exigencia a los docentes después de la pandemia

Por: Paulette Delgado

Poco se ha hablado de cómo la pandemia de COVID-19 ha aumentado la carga de trabajo del profesorado.

En julio, septiembre y diciembre del 2023, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, convocó el Panel de Alto Nivel sobre la Profesión Docente, se reunió para hablar sobre cómo transformar la educación. Gran parte de esta cumbre se centró en los docentes, ya que se les considera como “la columna vertebral de todos los sistemas educativos de calidad” y la sociedad no los valora lo suficiente. Este tema no es novedad; desde el 2018 aquí en el Observatorio hablábamos de cómo esta profesión ha perdido su prestigio y la crisis que atraviesa.

El informe del evento, titulado United Nations Secretary-General’s High-Level Panel on the Teaching Profession destacó la importancia de las y los docentes, ya que, según se mencionó, “son fundamentales para nutrir el mayor recurso de cada país: las mentes de su gente”. La realidad es que existe una escasez de educadores en el mundo, y los que hay, carecen de capacitación continua, algo que se vio durante la pandemia, por lo cual el panel se centró en dar recomendaciones y hacer un llamado a la acción para “garantizar que cada estudiante tenga acceso a un maestro profesionalmente capacitado, calificado y bien apoyado”.

La pandemia alteró el sistema educativo significativamente, intensificó la carga laboral de los docentes, los obligó a cambiar repentinamente la manera en la que enseñan y los presionó a usar nuevas tecnologías. Y aunque la ONU está enfocándose en el tema, se necesita hablar aún más de cómo este suceso sigue aumentando la demanda laboral y la presión que tiene la sociedad sobre las y los educadores.

En la pandemia, en cuestión de semanas, la enseñanza y aprendizaje pasó a ser remoto, a pesar de que muchos docentes nunca habían enseñado en línea y, por lo tanto, carecían de conocimientos sobre enfoques pedagógicos en línea o incluso de habilidades tecnológicas básicas lo que los dejó sintiéndose poco preparados y abrumados. En el contexto australiano, por ejemplo, los docentes experimentaban una disminución de la moral, agotamiento, baja autoeficacia y una percepción de falta de apoyo.

La enseñanza a distancia y la tecnología educativa cobraron una relevancia urgente y renovada debido al abrupto cambio hacia la educación en línea provocado por la pandemia, frecuentemente apoyados por diversas tecnologías y plataformas. Aunque para algunas personas, este evento fue una oportunidad para innovar y experimentar, para otras se volvió en una carga emocional y psicológica. A medida que el mundo avanza para recuperarse después de este suceso, es momento de reflexionar sobre los cambios que este ha producido en los sistemas educativos, sobre todo en la carga de trabajo de los educadores y el impacto de estas tendencias globales.

Si bien podría decirse que la pandemia ha generado una «oportunidad sin precedentes para transformar la educación en sistemas completos» y el potencial para reimaginar el papel de las tecnologías digitales en los modelos de impartición educativa, ha habido poca investigación sobre cómo este evento puede haber aumentado el uso de la tecnología en la educación por parte de las escuelas, y cuáles son las implicaciones para la organización y ejecución del trabajo de los docentes. Además, no se habla de cómo la tecnología está remodelando el trabajo docente, solo hablan de cómo estos la integran o utilizan.

Conscientes de la necesidad de investigar el tema, las docentes Mihajla Gavin y Susan McGrath-Champ escribieron una publicación titulada Teacher workload and the organisation of work: a research agenda for a post-pandemic future, centrándose específicamente en la educación pública de Nueva Gales del Sur. En su investigación, las autoras analizan patrones que se están produciendo en el mundo laboral, tales como el trabajo remoto, la automatización y el aumento de las tareas que tienen que llevar a cabo los docentes para entender qué está pasando con su profesión.

Gavin y McGrath-Champ en su investigación se preguntan: “¿hasta qué punto la COVID-19 ha alterado (o podría) fundamentalmente la impartición de educación y las nociones duraderas de aprendizaje cara a cara en la educación escolar? Además, ¿cómo puede esto moldear la organización del trabajo de los docentes e impactar su carga de trabajo?”. Las académicas explican que muchas escuelas están experimentando con formas de aprendizaje híbridas, como en Queensland, Australia y en Missouri, Estados Unidos, que están introduciendo y probando tener una semana escolar de cuatro días para ahorrar tiempo a los docentes, gestionar costos y la escasez de personal.

Además, el Departamento de Educación de Nueva Gales del Sur creó un programa llamado “Tiempo de Calidad” donde tienen bancos de material de planificación de lecciones para apoyar la preparación de las clases y ahorrarle tiempo a los docentes. Otros lugares están experimentando utilizando la inteligencia artificial para automatizar tareas repetitivas y estandarizar procesos para permitir que los educadores trabajen de manera más eficiente y eficaz. Estas innovaciones tienen el potencial de impactar la manera en que los docentes realizan su trabajo y cómo este está cambiando.

La pandemia no solo provocó repensar la forma de enseñar, también intensificó las expectativas de la sociedad sobre los docentes y como esperan que estos estén siempre disponibles y trabajando. Uno de los entrevistados por Mihajla Gavin y Susan McGrath-Champ comentó que el trabajo docente «es una locura, parece que no tiene fin, sientes como si estuvieras constantemente frente a tu computadora».

Para afrontar esto, en Nueva Gales del Sur y Queensland están creando políticas para otorgarles a las y los docentes el derecho a desconectarse digitalmente; algo que parece totalmente descabellado, tener que crear legislaciones para que los educadores puedan limitar su tiempo personal, sin embargo, es necesario. Esta medida se espera que esté disponible para toda Australia. Aunque es bueno que instituciones educativas y políticos busquen mejorar y cambiar el sistema educativo, falta ver si estas pueden perdurar en la profesión docente y sus implicaciones en su carga de trabajo; sobre todo determinar si ayudan a reorientar la atención hacia lo más importante: enseñar.

Estos ejemplos y muchos otros tipos de innovaciones han sido criticadas por su capacidad, o falta de, para abordar eficazmente el problema de carga de trabajo docente. Muchas de estas “soluciones” se centran en reducir el número de horas o proporcionar conjuntos de planes de lecciones, es decir, en el aspecto de la carga de trabajo, sin embargo, no ayudan a solucionar los puntos de presión dentro del trabajo de los docentes.

Se suele asumir sin cuestionar que la tecnología es beneficiosa pedagógicamente tanto para el profesorado como para el alumnado, sin embargo, perspectivas más críticas señalan que estas tecnologías pueden desvalorizar el trabajo de los docentes o complicar y hacer más desafiante su labor. Aunque su uso puede ayudar a hacer el trabajo docente más manejable, no significa que sea menos trabajo.

La instructora en la Universidad de Calgary, Jaime L. Beck, escribió en el 2017 sobre la intensificación del trabajo docente, describiéndolo como “horas pesadas”, ya que constantemente las y los educadores sienten que están siendo jalados en distintas direcciones debido a las demandas contradictorias y competentes en un momento dado. Esto resulta en la deserción, poco interés en la docencia como carrera y en muchos profesionales sintiéndose nada satisfechos laboralmente. Los líderes escolares también experimentan una gran carga de trabajo, ya que tienen que gestionar la escuela, marketing, recaudación de fondos y lidiar con cuestiones legales, dejándoles poco tiempo para el liderazgo educativo.

El aumento de la carga de trabajo y la intensificación del trabajo del profesorado están contextualizados y asociados con cambios en las políticas que caracterizan la mercantilización de la educación. Hasta pareciera que el objetivo de la educación pasó de buscar, como describe la Secretaría de Educación Pública de México (SEP) “contribuir a formar ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen activamente en la vida social, económica y política”, a ser considerado un bien económico privado.

Estos cambios de política crean un desempeño laboral más pesado e intenso para los educadores; su trabajo se volvió performativo debido a la cuantificación y medición constante a la que se enfrentan. Continuamente su trabajo está cambiando, hay nuevas iniciativas, nuevos programas, nuevos informes o nuevas tecnologías, y poca información sobre si alguna de estas variaciones funcionan bien. Además, deja a las instituciones con un financiamiento reducido para servicios de apoyo para que los líderes y docentes puedan ofrecer educación de alta calidad.

La carga de trabajo y la intensificación del trabajo afectan negativamente la salud y el bienestar de los educadores, especialmente porque tienen poco tiempo para descansar, puesto que tienen que llevar su trabajo a casa y sienten que tienen que estar siempre disponibles; esto los deja agotados, no solo físicamente, emocionalmente también.

La intensificación del trabajo afecta la capacidad de las y los educadores para abordar las prioridades centrales de la educación. Esto plantea la necesidad de intervenciones políticas que no solo aborden la carga de trabajo y la intensificación del trabajo, sino que también reconozcan y mitiguen la «pobreza de tiempo» experimentada por el profesorado. Esta pobreza de tiempo influye en experiencias subjetivas de estrés, agotamiento y satisfacción laboral entre los profesionistas.

Además, durante la pandemia de COVID-19, los docentes no solo se sentían abrumados por la falta de preparación para enseñar de manera remota, también tenían que lidiar con las necesidades socioemocionales de sus estudiantes. Esto, aunque necesario, agregó una capa más de agotamiento, especialmente porque la sociedad veía esto como una parte de la profesión docente.

En el mencionado panel, la ONU enfatizó la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo de las y los docentes: ofrecer salarios adecuados, condiciones de trabajo dignas, contratos estables, acceso a tecnología y recursos, así como oportunidades de desarrollo profesional. Se mencionó también que mejorar las condiciones materiales de los docentes es fundamental para garantizar la calidad de la educación, el bienestar de los educadores y la dignidad de la profesión docente. Sin embargo, la crisis actual que enfrentan los docentes no es nuevo y pareciera que, en lugar de mejorar, se ha agravado, especialmente debido a la pandemia.

Está claro que hace falta investigar más sobre el tema; saber qué medidas realmente funcionan y cuáles no, pero también permitirles a las y los docentes concentrarse en su trabajo más importante: educar.

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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Para transformar la educación, debemos primero soltar amarras y animarnos a mirar el horizonte

Por: Laura Lewin/infobae

En este nuevo mundo que se viene, solo las mentes que se destaquen podrán sobresalir. Debemos involucrar a los alumnos en la construcción del conocimiento, permitirles explorar, investigar y compartir.

Una noche, Mariana decidió hacer la receta familiar de colita de cuadril al horno con papas para cenar. Lo primero que hizo fue tomar la carne y cortarle unos diez centímetros de la punta para luego colocarla sobre la asadera. Su pareja, al verla hacer esto, le preguntó: “¿Por qué siempre que hacés colita de cuadril le cortás la punta?”. Mariana, algo desconcertada y a la vez contrariada, le respondió: “Porque se hace así. Mi mamá siempre lo hizo así, mi abuela también. Se hace así”.

Unos días después, cuando fue a visitar a su mamá, Mariana le preguntó: “Mamá, ¿por qué hay que cortarle unos diez centímetros de la punta a la colita de cuadril antes de ponerla al horno?”. Su madre, sorprendida, le respondió: “No lo sé, hija, yo siempre lo he hecho así; tu abuela la preparaba así. Mejor vamos a llamarla y le preguntamos”. Luego de escuchar la pregunta con atención, la abuela contesta: “Y, yo corto la punta de la colita de cuadril porque, si no, no entra en mi asadera”.

Este relato nos muestra cómo, en ocasiones, repetimos conductas de modo rutinario, sin preguntarnos por qué lo hacemos. Nunca nadie se planteó una manera diferente de hacer las cosas. Lamentablemente, en la educación muchas veces sucede lo mismo.

Las cosas siempre se hicieron así

Tenemos el mismo sistema educativo desde hace más de cien años. De vez en cuando, surgen reformas curriculares, entran en boga nuevas estrategias de evaluación, pero se trata de cambios superficiales. En el fondo, todo sigue igual. Es difícil imaginar las razones de esta inmutabilidad. Si los alumnos de hoy tienen un perfil completamente distinto al que teníamos nosotros, ¿cómo se explica que no podamos aggiornarnos?

Llegados a este punto, creo que todos coincidimos en que necesitamos transformar la educación. Esto no significa estar inventando la rueda todo el tiempo, pero sí repensar las estrategias educativas en función de qué necesita hoy un alumno para aprender más y mejor y poder adaptarse a las necesidades de un siglo que se las trae.

El mundo se está preparando para trabajos que hoy no existen.

Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando a pasos agigantados y ni siquiera sabemos qué trabajos van a estar disponibles en un futuro. Por lo tanto, ¿qué estamos enseñando en la escuela? ¿Para qué escenario estamos enseñando?

En este nuevo mundo que se viene, solo las mentes que se destaquen podrán sobresalir. Debemos involucrar a los alumnos en la construcción del conocimiento, permitirles explorar, investigar y compartir. El mundo cambia y se transforma a un ritmo por demás acelerado que, sin lugar a dudas, sobrepasa la capacidad de la escuela de poder acompañarlo.

Además de construir habilidades cognitivas, nuestros estudiantes necesitan desarrollar capacidades que les permitan desplegar aspectos emocionales y sociales de su personalidad. Necesitan espacios de conocimiento en donde sea posible resolver conflictos y poner en práctica la empatía y la escucha atenta, las habilidades de exposición, el estar enfocado, las de liderar y ser liderado, cualidades que ya no son optativas para la vida. Las habilidades que demanda este siglo están asociadas a la creatividad, la innovación, la resolución de problemas y el pensamiento crítico, entre otras competencias.

No ha existido otro momento en la historia en el que los alumnos hayan estado expuestos a tantos estímulos. Son chicos inquietos, curiosos y con recursos de todo tipo. Sin embargo, en muchas escuelas se sigue pregonando el mismo discurso de siempre: “Sentados y en silencio”.

Necesitamos entender que las respuestas automáticas y memorizadas no sirven en el mundo actual. El nuevo paradigma de la educación acentúa aprender en cualquier momento y en cualquier lugar. La acumulación de conocimiento ya no representa un bien socialmente valorado y esto se debe, como sabemos, a que podemos acceder a todo tipo de conceptos y contenidos a través de Internet. Lo que el mundo exige son personas que puedan adaptarse, y que puedan aplicar este conocimiento, no solo adquirirlo.

El docente que sigue sosteniendo como única estrategia de enseñanza la clase expositiva y magistral, debe saber que ese rol, el de ser la única fuente de conocimiento, ya caducó. Más que ir a la escuela a aprobar, necesitamos que los chicos vayan “a probar”, y que de ese probar surjan la curiosidad y las ganas de aprender. Ahí es donde surge el aprender: de un alumno naturalmente motivado para seguir aprendiendo por sí mismo. Si ir al colegio es aburrido, ¿cuál es la motivación?

El corte abrupto entre el nivel inicial y la primaria/secundaria

El nivel inicial es diferente porque está basado en corrientes pedagógicas que respetan los intereses del niño. Tanto Federico Froebel como María Montessori fueron pedagogos pioneros en destacar las particularidades de la infancia como el juego y el descubrimiento, y en mencionarlas como las bases para construir la enseñanza. No sucede lo mismo en la primaria ni la secundaria, instancias en las que parece ser imposible trascender la lógica de “la letra con sangre entra”.

Cuando en los colegios hablamos del perfil del egresado, nos referimos al conjunto de cualidades, habilidades y valores que, junto con los conocimientos, queremos que tengan incorporados nuestros alumnos al momento de egresar. El problema es que mucho se habla de esas características, pero poco se las tiene en cuenta en el aula.

Un futuro ambiguo, incierto y tan cambiante necesita de personas que, más que “recordar” qué hacer en situaciones nuevas, puedan “pensar” qué hacer. Para preparar a los chicos para ese escenario será necesario trabajar en las aulas con metodologías cooperativas, en donde los alumnos puedan pensar, crear, hacer, innovar, debatir, escucharse y aprender los unos de los otros. La educación está en un punto en donde o cambiamos o la historia se repetirá. Para transformarla necesitamos de un compromiso alto para generar y sostener cambios a lo largo del tiempo.

Mejorar la calidad de la educación requiere, ante todo, de una voluntad muy firme de mejorar, de trabajar de manera articulada entre todos los actores de la educación y fijar metas a corto, mediano y largo plazo que involucren mejoras en los sueldos, bienestar docente, desarrollo profesional, infraestructura, recursos, aspectos curriculares, implicancia de las familias, y muchas otras cuestiones. Necesitamos líderes que puedan poner a la educación en el centro de la escena y que puedan, a través de su idoneidad, credibilidad, liderazgo y acompañamiento, mostrar el camino.

Sin una educación de calidad, nos esperan muchas décadas desperdiciadas.

https://www.infobae.com/opinion/2023/02/15/para-transformar-la-educacion-debemos-primero-soltar-amarras-y-animarnos-a-mirar-el-horizonte/

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Ajustar la educación para los nuevos tiempos

Por: Miguel Ángel Gallegos Cárdenas

«Las escuelas públicas deben abrir sus puertas a la sociedad y a la comunidad, para dar respuesta al planteamiento que señala la ley general de educación y el programa sectorial de educación 2021-2025…»

El pasado 3 de octubre se cumplieron 101 años de la fundación de la SEP, pero al parecer fue una fecha que paso inadvertida para el grueso de los actores educativos. No hubo mensajes, conmemoraciones, ni mucho menos celebraciones.

¿Acaso no hay nada que celebrar? Al parecer de quien escribe no tenemos casi nada que festejar, pero si mucho que reflexionar, repensar y más aún por hacer. Por ello, muy particularmente celebro que hace algunos días, el Senador Israel Zamora Guzmán, haya organizado el Foro Educativo “Transformar la educación para los nuevos tiempos”, evento en que tuve oportunidad de disertar junto con los doctores Arturo Vázquez Rangel y Claudia Amanda Juárez Romero.

A dicho evento se dieron cita docentes de educación básica y superior, académicos, funcionarios, investigadores educativos, estudiantes y profesores de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros y de escuelas secundarias, entre muchos otros; mismos que abarrotaron el auditorio “Octavio Paz” del Senado de la República, para escuchar las reflexiones sobre el devenir que la educación en México debería de realizar en diferentes rubros.

En el inicio de los trabajos, el Senador Zamora Guzmán dio la bienvenida, contextualizando y reconociendo lo realizado por el sistema educativo desde su fundación, además de compartir su propia experiencia formativa y destacando la importancia de que la educación en la vida de las personas, hace trascender a quienes hacen vida en el mundo educativo, sea como estudiantes o como docentes, pero reconociendo que la educación es el camino para materializar los sueños de los individuos y de la sociedad.

Como estudioso de los temas educativos en nuestra nación, puedo mencionar que fue un excelente espacio para reflexionar sobre algunas temáticas, dimensiones y subsistemas en que se considera necesario y oportuno hacer ajustes para mejorar el quehacer, servicio y fines de la educación en México, que como lo he escrito en otros espacios, la educación tiene el único fin que formar mejores individuos para conformar mejores sociedades.

Es por ello que, me permito compartir en este espacio, algunas de las conclusiones que se vertieron durante el foro, para dar difusión de lo que a nuestro parecer se debe considerar para transformar la educación para los nuevos tiempos.

-A partir de los sucesos históricos vividos en el sistema educativo, se debe aprender y tomar lo que mejor convenga a los tiempos actuales. Los maestros han sido pieza clave en la historia de la conformación social y la nueva escuela mexicana se debe construir desde la base y con los maestros, para dar el perfil necesario y apegado a la realidad que demanda el nuevo proyecto educativo.

-La formación docente, se debe adoptar como un compromiso de Estado, fomentando ante todo el trabajo en equipo, en redes y colaborativo, partiendo del diseño curricular y brindando las herramientas y conocimientos que los docentes requieren para los nuevos tiempos de la era digital.

-Los docentes deben aprender a transformarse a partir del nuevo marco social y de la pregunta, ¿qué conocimiento social requieren los docentes ante la era pospandemia?

-Es necesaria la reestructuración, fortalecimiento y apoyo a las escuelas formadoras de docentes, sobre todo a las de educación normal. Para ello se debe trabajar conjuntamente en lo que permita pensar en transformaciones colectivas, con modelos equitativos y sostenibles. Formar para los tiempos y contextos poscovid.

-Se debe considerar que, si las revoluciones tecnológicas han estado siempre presentes, conformando nuevos paradigmas y sentidos de vida en la sociedad, entonces, enseñar sobre tecnología a los niños y jóvenes, es y será siempre una gran estrategia e inversión para pensar en posicionar a nuestra nación como potencia económica, en el entendido de que estamos en medio de una nueva revolución tecnológica-industrial, en medio de la era digital y rodeados de tecnología por doquier.

-Hablando de la educación básica y particularmente del nivel secundario y a partir de los cuatro subsistemas existentes (secundarias generales, telesecundarias, secundarias para trabajadores y secundarias técnicas), el que se centra y le da más énfasis al enfoque tecnológico es el de secundarias técnicas por lo que es el modelo más acorde y oportuno para los nuevos tiempos tecnológicos que la sociedad ha comenzado a vivir, por lo que debe replicarse en todos los subsistemas de educación secundaria, es decir, se debe unificar y transformar al subsistema de educación secundaria en secundarias tecnológicas.

-El enfoque de enseñanza tecnológica en educación básica debe de promoverse e impulsarse con mayor fuerza, dado que únicamente se imparten ocho horas a la semana en las secundarias técnicas y solamente tres horas semanales en secundarias generales y en telesecundaria, por lo que el modelo de secundarias técnicas debe reconocerse y replicarse en los demás subsistemas, lo que sería una de las mejores decisiones que se pudieran hacer para la educación básica a fin de comenzar a formar jóvenes con pensamiento tecnológico, innovador y creativo que revolucionen el devenir de nuestra nación.

-En las escuelas secundarias técnicas no debe desaparecer ningún taller o actividad tecnológica de las que aún se imparten en cada escuela secundaria, por el contrario, se debe invertir y dotar de tecnología a cada énfasis tecnológico, creando incluso y en la medida de las posibilidades nuevos talles y oferta tecnológica, acorde a las nuevas necesidades de conocimientos que el mundo social, tecno-digital y laboral requiere.

-A los estudiantes de educación secundaria técnica se les debe entregar un diploma por haber cursado la actividad tecnológica durante tres ciclos escolares, dado que es un patrimonio que debe reconocerse como se venía haciendo hace varios años. Este documento simbólico y motivante para todo estudiante no debe desaparecer.

-Las escuelas públicas deben abrir sus puertas a la sociedad y a la comunidad, para dar respuesta al planteamiento que señala la ley general de educación y el programa sectorial de educación 2021-2025, por ello, se propone que en las escuelas secundarias se continúen ofertando los cursos de formación tecnológica a personas con mayoría de edad, como sucedía hace algunos años.

Estas son solo algunas de las puntulalizaciones que se manifestaron en el foro, sin embargo, siempre hay más por decir, reflexionar, hacer y construir. Sigamos trabajando en favor de una mejor educación en México.

Enlace del video del Foro: https://www.facebook.com/watch/?v=1781623608883125

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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La SEP que conocí

Por: Margarita Zorrilla Fierro *

El 3 de octubre de 1921 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se funda la Secretaría de Educación Pública (SEP). Cumplir 100 años de existencia es un acontecimiento digno de festejar. La celebración ayuda a recordar lo hecho, lo vivido, hacer un balance y tratar de mirar al futuro, a fin de trazar nuevos caminos.

Mis primeros contactos con la SEP fueron por el tema de control escolar de mis certificados de sexto de primaria y de tercero de secundaria. Había todo un protocolo para firmarlos y ¡cuidado si te equivocabas o cometías algún error! Cuando tuve en mis manos estos documentos oficiales debidamente requisitados, me di cuenta de que debía guardarlos con mucho cuidado porque ya formaban parte de mi historial escolar y serían requeridos en múltiples ocasiones a fin de validar la escolaridad cursada.

El tiempo avanzó y llegaron los años de mis estudios profesionales. Al estudiar Ciencias de la Educación en la Universidad de Monterrey, las referencias a la SEP fueron diversas en distintos momentos. Era el año de 1974 y el sistema escolar de educación primaria y secundaria se encontraba en franco proceso de reforma del currículo y del plan y programas de estudio. También la educación superior estuvo sometida a procesos de reforma curricular, así como la educación media superior, aunque en mucho menor grado.

La SEP era una institución omnipresente y, sin embargo, lejana. Había que estar pendiente de las disposiciones que emitiera y tuvieran algún tipo de efecto en la vida escolar, así que tuvo mi atención durante todos esos años.

Pasaron los años y con ellos mi trabajo profesional como profesora universitaria. La SEP siempre era invocada para fundamentar que algo “no era posible realizar”. Los impedimentos de algún tipo de renovación en los planes de estudios de las carreras eran atribuidos a las disposiciones de esta poderosa secretaría.

En la década de los noventa del siglo XX, la SEP vio cimbradas sus estructuras y seguridades debido a la descentralización educativa anunciada el 18 de mayo de 1992. Tuve la oportunidad de vivir este proceso desde el estado de Aguascalientes. Colaboré con el organismo responsable de conducir la educación en esta localidad y de llevar a cabo la reforma educativa propuesta desde el gobierno federal, donde realizamos una lectura local de la reforma y buscamos imprimirle un sello propio que respondiera a sus necesidades educativas, que no eran pocas. Este organismo, el Instituto de Educación de Aguascalientes, se definió como la cabeza del sector educativo y asumió la responsabilidad de todos los tipos, niveles y modalidades educativas existentes en el estado.

Mi participación en la conducción de la educación estatal me permitió conocer de cerca a la SEP. Fueron tiempos de realización de proyectos conjuntos, de colaboraciones diversas y me atrevo a decir, tiempos de esperanza. Veíamos las enormes posibilidades de liderazgo tanto de la SEP como de las instancias equivalentes en las entidades federativas.

En los últimos años del siglo pasado vi nacer proyectos tan importantes para el desarrollo de la educación nacional como la incorporación de la noción de “educación básica” comprendida como un tipo de educación que incluye los niveles de educación preescolar, primaria y secundaria, lo que dio un giro de 180 grados a las comprensiones existentes hasta ese momento. Esta nueva noción impactó en una nueva estructura de la SEP que fue la creación de la Subsecretaría de Educación Básica y con ella la de varias Direcciones Generales que se ocuparían de los temas cruciales del nuevo tipo educativo.

Tuve una cercanía especial con el Programa Nacional de Actualización Permanente de Maestros de Educación Básica en Servicio (PRONAP) y pude desarrollar una versión estatal interesante y pertinente. Asimismo, pude conocer la reforma del currículo y observar de cerca la producción de libros y materiales educativos para los alumnos y los docentes. El origen y desarrollo de la Biblioteca para la Actualización del Maestro (BAM) y la Biblioteca del Normalista (BN) fueron dos iniciativas que permitieron colocar en manos de los docentes obras actuales y relevantes de la literatura pedagógica.

También conocí los proyectos relacionados con la enseñanza de las matemáticas, física, lectura y escritura y otras disciplinas, además de los proyectos de gestión escolar que introdujeron el uso del diagnóstico y proyecto escolar (hoy conocidos con otros nombres). El movimiento era constante, las ideas circulaban, las acciones sucedían, la educación escolar parecía importar.

Había un programa que me fascinaba llamado “Niños a la SEP”. Todos los días visitaban las instalaciones de la Secretaría niñas y niños de escuelas públicas de la Ciudad de México y eran atendidos durante toda la mañana por maestras y maestros de educación artística. Al final del día, hacían una visita al secretario. Era hermoso ver a los niños estar ahí. El secretario de ese entonces me dijo que este programa tenía como propósito que quienes estaban en los edificios centrales de la SEP no se les olvidara para quién trabajaban.

Sin embargo, llegaron otros tiempos y otras visiones. Se trató de cuidar lo que existía y de ir más allá. Los funcionarios cambiaron, los compromisos fueron distintos. Con variaciones entre educación básica, media superior y superior, vi a una Secretaría que se burocratizó aún más y que fue colocando lenta y firmemente la perspectiva política como el ancla fundamental de las decisiones, lo que empezó a desdibujar lo estrictamente educativo.

Fui observadora de lo que se ha escrito en muchos textos refiriéndose a una existencia pendular. En un momento el péndulo favoreció la descentralización y se vio la posibilidad de que las entidades federativas asumieran, en todo lo que significa, la conducción y operación de sus servicios educativos. En otros momentos, lentamente el péndulo se orientó hacia la centralización de las decisiones y de la operación. Momento en el que ahora nos encontramos.

Los proyectos y los programas con posibilidades de transformar la educación, de lograr que los servicios educativos sean de calidad y se distribuyan entre la población de manera equitativa requieren de voluntad, visión y conocimiento, así como de la capacidad de sobrevivir a los vendavales a los que distintos intereses los someten.

Esta inmensa secretaría necesita recuperar su propósito original que la vio nacer hace 100 años a fin de contener un proceso de pérdida de posibilidades al que por distintos factores se ha visto expuesta.

En la exposición de motivos del Decreto de creación de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos expresó: “Una dependencia federal cuyas funciones civilizadoras, llegará no sólo a una porción privilegiada del territorio, no sólo al Distrito Federal [ahora Ciudad de México], sino también a toda la República, necesitada, de un extremo a otro, de la acción del poder público y de la luz de las ideas modernas”. Su propósito fundamental era ilustrar a todos y difundir una cultura generosa y enaltecedora, ya no de una casta, sino de todos los seres humanos.

Sin duda la función civilizadora de la educación es esencial para el desarrollo de las personas en lo individual, así como de la sociedad en lo colectivo. Se requieren nuevas políticas públicas que generen acciones sistémicas y sistemáticas a lo largo del tiempo para lograr la educación de calidad para todos, a la que aspiramos los mexicanos.

Después de 100 años de vida, la Secretaría de Educación Pública deberá continuar realizando su misión con las nuevas generaciones de niños, adolescentes y jóvenes que desean aprender y convertirse en ciudadanos responsables y competentes. La SEP no debe renunciar a su mandato.

……………..

https://www.muxed.mx/blog/descentralizacion

Margarita Zorrilla Fierro (1952-2022)* Fue integrante de MUxED. Doctora en Educación por la Universidad Anáhuac. Fungió como miembro del Consejo Técnico del INEE (2002 a 2008), presidenta del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C. (COMIE), directora del INEE (2009-2013) y miembro de su junta de gobierno (2013 a 2018). Desarrolló actividad docente, desde primaria hasta posgrado, y en diversos programas para la formación y actualización de profesores. Su área académica se enfocó primordialmente al estudio de políticas educativas, la evaluación y la educación secundaria.

Fuente de la información: www.educacionfutura.org

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Una Educación rebelde para transformar el mundo

Por: Alba Bartolome/www.magisnet.com

Cristian Olivé, profesor de Lengua y Literatura, presenta su segundo libro en el que analiza el poder transformador de la Educación y la necesidad de romper los esquemas.

Cuando le pregunto a Cristian cómo se imagina la sociedad futura, me responde que le gustaría que fuese “una sociedad sin miedo, orgullosa de lo que tiene y de lo que es”. Menciona también que sueña con una sociedad “respetuosa y tolerante con lo que le rodea” y, sobre todo, “entusiasta, que aprenda por placer”.

El afán por transformar la sociedad a través de la Educación es lo que ha llevado a este profesor de Lengua y Literatura de un Instituto de Barcelona a escribir su segundo libro, Una Educación rebelde, que, según asegura, “no solo está dirigido a profesores, sino a todo aquel que esté interesado en Educación, en cambiar las cosas y romper los esquemas”.

Elige el término “rebelde” para hacer referencia a este nuevo concepto de enseñanza que “está pendiente de lo que el alumno necesita, de fomentar su creatividad y de formar personas entusiastas y reflexivas”. Considera que la única forma de cambiar el sistema educativo y la sociedad actual es a través de “un aprendizaje activo, que centre su atención en los jóvenes, les de voz y les haga cuestionarse su día a día, lo que les rodea”.

«Me posiciono a favor de una Educación que trate temas sociales de relevancia como la lucha por la igualdad»

Fiel defensor de una Educación cercana, que “mire a la cara” y que permita “compartir experiencias”, Olivé considera primordial que la relación profesor-alumno se base en el respeto y la confianza porque, desde su experiencia personal, “al final los profesores más cercanos son los que recuerdas toda la vida”.

Tratar a los alumnos “con superioridad” por el simple hecho de ser adulto puede “afectar gravemente al ego del docente”. Hay que pensar en la escuela “no como un lugar, sino como un refugio”, en el que los alumnos aprenden de los profesores y, “desde que decidimos bajarnos del pedestal, viceversa”.

Ciudadanos críticos

En su nuevo libro, Cristian asegura que “hay que pensar para poder opinar y  para poder opinar es necesario conocer las distintas verdades”. Con el fin de formar alumnos “críticos y libres”, Olivé lleva al aula temas sociales de actualidad, como la igualdad de género o la diversidad sexual. Piensa que es importante implementar estos temas “de manera natural, en cualquier momento”, no dedicar solo una sesión especial a tratarlos.

Olivé, que gracias a las redes sociales se ha convertido en una especie de “gurú” de la Educación, comparte ideas con el resto de profesores sobre cómo tratar estos temas. El año pasado con motivo del Día Internacional de la Mujer, propuso a sus alumnos analizar las pancartas utilizadas en las manifestaciones del 8M para trabajar algunos aspectos relacionados con la Literatura. Los lemas feministas, que eran “pura poesía”, permitieron a los alumnos identificar distintas metáforas, comparaciones, ironías y demás recursos literarios.

“La Educación no tiene que caminar alejada de la sociedad, tiene que evolucionar a la vez, por lo que tratar temas sociales y actuales es imprescindible”, dice Cristian asegurando que cualquier profesor, independientemente de su edad, puede proponer actividades que le permitan conocer  un poco más a sus alumnos.

«Hay que exponer a los alumnos a la realidad para que desarrollen un pensamiento propio y crítico»

Si algo tiene claro es que “en Educación toca posicionarse” y él lo hace “a favor de una Educación que trate los temas sociales de relevancia, como la lucha por la igualdad de género, la diversidad sexual, el medio ambiente y la forma en la que construimos nuestras relaciones sociales”. Contenidos que ciertos sectores tachan de “intrusivos” y “delicados” y asocian a prácticas de “adoctrinamiento”.

“No creo que lo sea. Simplemente estamos dialogando con los alumnos y exponiéndoles a la realidad para que tengan un pensamiento crítico. No hay por qué ofrecer tu opinión personal”, dice Olivé.

Ley educativa

Aunque Cristian trabaja en un centro concertado, con una visión de la Educación “muy afín” a la suya y que tiene como bandera la declaración de los derechos humanos, considera que “la apuesta sincera debe ser por la Educación pública”.

Cuando le pregunto si cree que la nueva ley educativa trata de preservar los derechos de la enseñanza pública dice que “se intenta, pero que aún queda un largo camino para conseguirlo”. Después de leerse a conciencia la nueva ley educativa, que elimina la demanda social que permite abrir nuevos centros concertados o aumentar las plazas y no permite pedir cuotas a las familias por ofrecer enseñanzas que son de carácter gratuito, puede decir que no le desagrada del todo, pero que “sigue protegiendo a la Concertadareligiosa” que, desde su punto de vista, “vive de una herencia caducada”.

La nueva reforma incluye la religión católica como materia en los niveles educativos que corresponde, siendo de oferta obligatoria para los centros y voluntaria para los alumnos. 

*https://www.magisnet.com/2021/03/una-educacion-rebelde-para-transformar-el-mundo/

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5 claves para transformar la educación

Colombia / 07 de octubre de 2018 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

Estas claves surgen de una base de evidencia –la más grande del mundo– que recoge datos acerca de aquellos elementos que funcionan mejor en las escuelas.

Durante varios años, los investigadores de un proyecto llamado Visible Learning en Nueva Zelanda, liderado por el Dr. John Hattie, se han dedicado a estudiar cientos de factores que intervienen en el proceso educativo con el fin de determinar qué factores tienen un impacto real en el aprendizaje de los estudiantes y cuáles no. Específicamente en 2009, Hattie publicó un libro donde se comparten los hallazgos de 800 metaanálisis de 50,000 estudios de investigación que involucraron a más de 150 millones de estudiantes. En éste, se evidencia la importancia del poder de los docentes y de la retroalimentación. Además se comparte un modelo de aprendizaje y comprensión basado en lo que funciona mejor en los estudiantes a la hora de aprender y enseñar.

Desde entonces, Hattie y su equipo han seguido recolectando metanálisis para la base de datos de Visible Learning. Su último conjunto de datos sintetiza 1.400 metanálisis de 93,000 estudios que involucran a más de 250 millones de estudiantes. Esta es la base de evidencia más grande del mundo sobre lo que funciona mejor en las escuelas para mejorar el aprendizaje. Los datos que ha recolectado sirven particularmente para centrar los esfuerzos en aquellos elementos que verdaderamente pueden servir para transformar las prácticas de enseñanza. Y, ¿cuáles son dichos elementos o claves que han nacido de esta gran trabajo de investigación? En un artículo del World Economic Forum la profesora Isabel Diez Uriarte rescata estos puntos que han nacido del trabajo de Visible Learning.

1. El impacto

En el contexto educativo, es clave preguntarse si lo que se está haciendo funciona y cuál es la magnitud del efecto de las acciones realizadas. En ese sentido, el equipo de Visible Learning hace énfasis en que todos los actores del proceso, incluyendo estudiantes, tienen que conocer no sólo el progreso, sino también el impacto de las actividades que realizan para aprender. Para lograr eso, es fundamental que los objetivos sean explícitos, y sobre todo, que existan evidencias de aprendizaje a las que todos puedan tener acceso.

2. Profesores apasionados

Las escuelas necesitan docentes apasionados… apasionados por enseñar y por aprender. Profesores que motiven, desafíen a los estudiantes y faciliten su aprendizaje. Como agentes de cambio, el objetivo, en otras palabras, es que los profesores logren que sus estudiantes aprendan.

3. El rol de los estudiantes

El papel de los profesores es fundamental, pero el de los estudiantes también lo es. Ellos deben ser activos y esto significa, básicamente, ser consciente sobre qué es lo que están aprendiendo, cómo lo están aprendiendo y qué pueden hacer para aprender mejor. Isabel explica que un estudiante activo sabe qué necesita aprender, pregunta sobre aquello lo que no está seguro, establece sus propios objetivos y también, se convierte en un maestro. Además, dice ella, está listo para ser evaluado, ya que sabe que puede cometer errores para mejorar.

4. La retroalimentación

Si la retroalimentación es efectiva, la retroalimentación puede tener un gran impacto en el proceso de aprendizaje de un estudiante. Una retroalimentación efectiva lleva a la acción, es decir que indica de una forma clara hacia donde se deben ir, cómo se ha llegado a determinado punto y hacia dónde deberíamos dirigirnos más adelante. Isabel explica que además, los resultados deberían ser también una retroalimentación para el propio profesor. “Una idea clave de cómo las escuelas exitosas dan retroalimentación es que lo hacen en todos los sentidos: del profesor al educando, del educando al profesor, y entre los mismos estudiantes”, afirma Isabel.

5. Los procesos

Según la investigación de Visible Learning, para que una escuela sea exitosa, todos tienen que compartir y vivir la misma cultura. Esto quiere decir que el director, los profesores, los padres y los alumnos, deben tener la misma visión acerca del progreso y el éxito. Lograr esto implica tener políticas y procesos que tengan sentido y sobre todo, que estén alineados. Isabel ofrece el siguiente ejemplo: “si la escuela quiere que los profesores colaboren entre ellos con la finalidad de planear experiencias de aprendizaje para los estudiantes, entonces tendría que haber oportunidades y tiempo para que lo puedan hacer”.

En términos generales, estos cinco puntos ofrecen claves importantes sobre el rumbo que deberían tomar las escuelas para transformar la cultura escolar y garantizar el éxito de todos y cada uno de los estudiantes. Aunque hay muchos otros factores, el trabajo de Visible Learning ha sido fundamental para enfocar el esfuerzo en esta dirección y sobre todo, esencial para rescatar puntos tan relevantes y transversales como éstos.

Fuente del Artículo:

http://eligeeducar.cl/5-claves-transformar-la-educacion

ove/mahv

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Educación de calidad, inclusiva y con equidad

Por Mauricio Ramírez Villegas

Bolivia fue anfitrión de la II Reunión regional de ministros de Educación de América Latina y el Caribe, titulada “Transformar la educación: una respuesta conjunta de América Latina y el Caribe para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4”. Bolivia participó no solo como anfitrión, sino que fue liderada por el ministro de Educación, Roberto Aguilar Gómez, quien es vicepresidente mundial del Comité de Dirección de la Unesco para el ODS 4.

Se reconoció que la educación es fundamental -y transversal- para el logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En 2015 los miembros de NNUU acordaron implementar la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que es un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Los 17 ODS son de carácter universal, integral e indivisible y conjugan las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo. Los ODS ponen a la igualdad y la dignidad de las personas en el centro y llaman a cambiar el estilo de desarrollo, respetando el medioambiente. La Agenda 2030 es ambiciosa y visionaria, requiere la participación de todos los sectores de la sociedad y del Estado.

Los concurrentes a la reunión regional, convocada por Unesco y el Ministerio de Educación de Bolivia, aprobaron los Acuerdos de Cochabamba y adoptaron la hoja de ruta regional para la implementación de la Agenda de Educación 2030 para América Latina y el Caribe. Se compartieron experiencias, se reconocieron los avances y se identificaron varios desafíos en materia educativa para el logro del ODS 4 -educación de calidad-. Algunas de las principales conclusiones fueron que a través de una educación de calidad e inclusiva podemos alcanzar la meta de acabar con la pobreza y transformar vidas, protegiendo además el planeta.

Bolivia ha trabajado con éxito en políticas para la reducción de la deserción escolar. Según datos oficiales, para 2017 la deserción del nivel primario es del 2% y del nivel secundario del 4,4%, lo cual representa una disminución del casi 50% desde el año 2006. Pero hoy, es necesario incluir en las acciones urgentes al nivel de formación superior dado que la alcanzan solo 27 de cada 100 bolivianos, de acuerdo a datos del INE.

Bolivia recalcó los avances en materia legal que ha logrado con la ley 070, que reconoce la educación como un derecho fundamental. En su artículo 1.1 establece que “Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación.”

Durante los dos días de trabajo se debatió sobre la transformación de la educación y el desarrollo, las experiencias y aprendizajes de la Cooperación Sur–Sur, la reconstrucción de los conceptos de calidad, equidad e inclusión, así como de los temas docentes. También se analizó los mecanismos de seguimiento y monitoreo con el propósito de revisar y fortalecer las políticas educativas y el financiamiento público educativo para lograr las metas a 2030. La herramienta más importante aprobada en este encuentro regional fue la hoja de ruta que contribuirá a desarrollar políticas y acciones en los temas que han sido priorizados por los países de la región: la calidad de la educación, equidad e inclusión, docentes y trabajadores de la educación, y aprendizaje a lo largo de la vida. Es un marco de referencia para el diseño y ejecución de acciones regionales en educación y contiene recomendaciones para la implementación de políticas públicas a nivel nacional. Además, apoya el avance coordinado y coherente en los temas priorizados por los países de la región.

Fuente del artículo: https://www.eldeber.com.bo/opinion/Educacion-de-calidad-inclusiva-y-con-equidad-20180814-9460.html

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