Niños superdotados y diagnósticos erróneos

Por: Olga Carmona

La cuestión es que estas etiquetas se cuelgan en los niños con inusitada falta de conocimiento y responsabilidad, generando en los padres angustia

Los profesionales de la psicología, pedagogía, pediatría y en definitiva, todos aquellos que trabajamos con niños y adolescentes, hemos sido educados en la patología, en lo que no funciona como debería. Y ese “debería” algunas veces sí es un trastorno, y otras tantas que solo lo define la normalidad estadística.

Con enorme tristeza, enfado y preocupación asistimos día a día a familias a cuyos hijos se les ha colgado alguna patología porque su conducta es “anormal” en el contexto escolar y/o familiar y que sin embargo son las inocentes víctimas de la falta de información, el exceso de prejuicios y la negligencia más peligrosa.

Nos llegan muchos de ellos medicados, con anfetaminas y antipsicóticos. Si, si… con antipsicóticos para que no “se porten mal”. Las familias dudan, no saben qué hacer, si desobedecer al pediatra, al psicólogo, al profesor, no se atreven a desautorizar al presunto profesional, pero por otro lado intuyen que no deberían drogar con tanta alegría a sus hijos.

Nunca antes hemos tenido una generación de niños tan medicados como ahora, cerebros en pleno desarrollo cuya química se altera artificialmente para combatir los síntomas. Y por supuesto, no niego que hay niños con trastornos que pueden verse beneficiados de estos fármacos, lo que afirmo es que, en muchos, muchísimos casos hay un sobre diagnóstico o lo que es peor, la no detección de la alta capacidad que en demasiadas ocasiones se confunde con una patología.

Nosotros, como centro [CEIBE], hemos iniciado una cruzada para formar a psicólogos en diagnóstico diferencial, a colegios para que los docentes aprendan a diferenciar y a identificar, a las familias para que desobedezcan la pauta de medicar una vez que ya saben que lo que su hijo tiene no es ninguna enfermedad y en un futuro próximo queremos formar a los pediatras y los médicos de familia.

Lo que nos encontramos con mayor frecuencia en niños superdotados son diagnósticos de Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, Trastornos del Espectro Autista y Trastorno Oposicionista Desafiante y, en menor medida, Trastorno Obsesivo Compulsivo y algunos otros del grupo de las Psicosis.

Desde luego que pueden confluir cualquiera de ellos con una alta capacidad intelectual, pero no es lo más frecuente. En el caso del TDAH, ambas excepcionalidades comparten rasgos comunes, tales como altos niveles de distractibilidad, excesiva actividad motriz ya sea corporal o verbal y enfrentamiento o desafío con las figuras de autoridad. Sin embargo, en el caso de los niños con alta capacidad, la distractibilidad tiene que ver con el profundo aburrimiento al que son sometidos en el aula con tiempos y modos de enseñar en las antípodas de sus necesidades, y la excesiva actividad motriz desaparece cuando se encuentra enfocados en algo que atrapa su interés y son sensibles a la explicación y a la negociación a la hora de acatar una norma.

De la misma manera las altas capacidades comparten algunas características con el trastorno de Asperger tales como una memoria extraordinaria, el gusto por la memorización de datos, la obsesión y profundización en un tema determinado, un lenguaje muy rico, resistencia a los cambios y la hipersensibilidad sensorial. Sin embargo, el niño con altas capacidades no tiene un lenguaje pedante, su memoria es excepcional pero generalizada, se adaptan a los cambios, suelen ser profundamente empáticos, entienden el metalenguaje, los dobles sentidos, las ironías si bien en algunas etapas de su desarrollo pueden ser rígidos y literales. De igual manera el niño con AACC no tiene problemas de interacción social pese al estereotipo, lo que ocurre es que no encuentra afinidades entre su grupo de iguales y prefiere relacionarse con personas cuyo lenguaje, capacidad y aficiones se asemejen a los suyos.

La cuestión es que estas etiquetas se cuelgan en los niños con inusitada falta de conocimiento y responsabilidad, generando en los padres la angustia de recibir un diagnóstico grave, crónico e incapacitante. Y por si fuera poco, además se les medica.

Todavía nos enfrentamos a la creencia de muchos padres y docentes de que detectar a un niño que probablemente tiene Altas Capacidades equivale a etiquetar. Sin embargo, es imprescindible la detección precisamente para intentar evitar caer en el frecuente riesgo del diagnóstico erróneo, para tomar las medidas psicoafectivas y educativas necesarias para canalizar un potencial que, de otra forma, se les volverá en contra y se traducirá, entonces sí, en problemas de conducta, de ansiedad, de depresión y otros bastante más severos. Pero el origen no está en tener un mayor potencial cognitivo, sino en la no atención de este.

Según datos de la Asociación Española para la Sobredotación y el Talento (AEST), En España, en el año 2003, el defensor del Menor de la Comunidad de Madrid reconocía que “los padres son excelentes identificadores de sus propios hijos superdotados, ya que en el 70% de los casos la selección hecha es correcta”. Sin embargo, según los datos obtenidos en la Comunidad de Madrid, “los maestros identificaron tan solo un 44% de los alumnos superdotados que estaban en sus clases (…) Además, identificaron como superdotados un altísimo número de alumnos -97%- que no lo eran”. Según el propio Defensor del Menor, “esto indica que los profesores no están suficientemente formados para identificar a los superdotados”.

No identificar, no detectar a un niño en su excepcionalidad, no va a librarle de la etiqueta de raro, friki, peculiar, etcétera… la sociedad se deleita y disfruta la etiqueta y la categorización porque refuerza su espejismo de control sobre el mundo y les reafirma la creencia de estar en el lado “normal”, si es que eso existe. De forma tal que, aquellos que se salen explícitamente del guion serán etiquetados, peyorativamente por supuesto. No realizar una detección cuando hay señales suficientes como para pensar que tu hijo o tu alumno no son como la media, es negligencia porque estamos negando a ese niño los “escasos”, pero recursos al fin, de que dispone el sistema para atenderle, pero lo peor es que le estamos negando su propia identidad. Y desde luego al no detectarle, no le salvamos de nada porque seguirá siendo obvio para los neurotípicos, que al diferente, hay que señalarle con el dedo acusador.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/02/03/mamas_papas/1580725392_528967.html

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TDAH: guía básica de actuación para el profesorado

Cristina Martínez Carrero

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico. Se caracteriza por varios síntomas como la desatención (incapacidad de resistirse a estímulos irrelevantes, lo que dificulta su concentración durante mucho tiempo y, por tanto el mantenimiento del “trabajo consistente” en una tarea, por un periodo de tiempo más o menos largo).

Además, se encuentra la hiperactividad (alto nivel de actividad motora) e impulsividad (dificultad de autocontrol en sus emociones, pensamientos y conductas), que se presentan con mayor intensidad y frecuencia de lo esperado para su edad y nivel de desarrollo, de tal forma que interfieren de manera negativa en su aprendizaje y/o comportamiento.

¿Qué dificultades presenta?

Estos síntomas pueden manifestarse conjuntamente o bien predominar solamente uno de ellos. El TDAH no siempre cursa con hiperactividad. Una de las dificultades del TDAH es que, con una elevada frecuencia, se presenta acompañado de uno o más trastornos. Por lo tanto, es frecuente que el alumno con TDAH presente además dificultades de aprendizaje en matemáticas, lectura, escritura…

El grado de dificultad que los alumnos presentan depende de muchos factores. Nuestra labor como docentes es clave en el desarrollo y evolución de este trastorno.

PRINCIPALES REPERCUSIONES

Dificultades:

  • Mantener la atención de forma sostenida y gran facilidad para la distracción.
  • Falta de capacidad en la generación de motivación, cuando las tareas no tienen ninguna consecuencia inmediata o atracción para ellos.
  • El rendimiento académico está por debajo de su capacidad.

Viéndose afectadas:

  • Calidad del trabajo (pobre, incompleto, mal presentado…).
  • Cantidad de trabajo (no suelen terminarlos o lo terminan rápido y mal).
  • Velocidad de trabajo (muy lento o muy rápido y con muchos errores).
  • Rendimiento (puede variar significativamente de un momento para otro).
  • Automotivación (les cuesta mantener el esfuerzo).
  • Inhibición conductual. Pueden iniciar una tarea correctamente, pero después de un tiempo se dejan llevar por estímulos que en esos momentos son más atractivos. Generando a veces, conductas no deseadas en el aula, no porque no conozcan las normas o el funcionamiento de una clase.
  • Dificultades para iniciar el trabajo de forma autónoma.
  • Dificultad en la regulación de las emociones. 
  • Baja habilidad para “parar y pensar” antes de actuar.

¿QUÉ PUEDO HACER COMO DOCENTE?

Ambiente estructurado y predecible:

  • Sentarlos cerca del profesor para facilitar el permanente contacto visual y la supervisión de las tareas, en un sitio espacioso, lejos de puertas y ventanas, evitando distracciones. Y junto a un compañero tranquilo que pueda servir de modelo positivo.
  • Procurar informar siempre de las reglas y/o normas de la clase: es conveniente que estén siempre a la vista del alumno.
  • Reservar un espacio en la pizarra, en un lugar visible, para anotar fechas de controles, entrega de trabajos y tareas diarias que deben anotarse en la agenda. Esta información debería estar siempre accesible al alumno. Monitorizar agenda (asegurarnos que han anotado las cosas que les pedimos).
  • Tener el horario semanal en algún lugar visible del aula y procurar anticipar las novedades.

Excursiones y actividades especiales:

  • Preparar al alumno para el acontecimiento extraordinario, explicando con antelación a dónde van y cuál es el comportamiento que se espera de él.
  • Anticipar posibles conductas no permitidas y establecer consecuencias previamente.

Tareas:

  • El profesor debe asegurarse que el alumno ha recibido las instrucciones completas.
  • Ofrécele más tiempo, se le puede entregar la actividad el primero y recogerla el último.
  • El alumno con TDAH necesita combinar cortos periodos de atención con acción manipulativa. La mejor opción es dividir la tarea en pequeños pasos e ir supervisando.
  • Una vez por semana, ofrecerle un tiempo para ordenar el contenido de sus cuadernos.

Autoestima/ motivación:

  • Hacerle ser líder o protagonista en algunos momentos mejorará su autoestima.
  • Reforzarle positivamente en todo aquello que salga bien; necesitan no sólo tener éxito sino que se lo subrayen.
  • Comentar con él/ella que cosas le van ayudando y resultando útiles. Corregir errores y hacerle ver donde se ha equivocado, fomentará que para la próxima vez esté más pendiente. Intentar hacerlo en el momento.
  • Hablar con él/ella de vez en cuando de manera individual para ofrecerle un espacio por si tiene algún problema que necesite compartir.

Exámenes:

  • En la situación de examen acercarnos a él/ella para asegurarnos de que ha entendido bien lo que se le pregunta. Leer previamente las preguntas en voz alta.
  • Comprobar que está marcando lo importante e intentar elaborar preguntas directas y concisas.
  • Si se  trata de un examen largo, hacérselo en dos días o dos momentos diferentes. Procurar que sean a primera hora del día, y evitar, en la medida de lo posible, poner más de un examen por día.
  • Proporcionarle un esquema claro y conciso sobre los contenidos del examen para que pueda tenerlo previamente; esto a ayudará a organizarse, sobre todo, en asignaturas con bastante carga de contenidos.
  • Evitar exámenes fotocopiados a doble cara y con tama%

Fuente del articulo: https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/tdah-guia-basica-de-actuacion-para-el-profesorado/63195.html

Fuente de la imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/wp-content/uploads/2017/12/tdaH

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Entrevista a Rafael Guerrero: “El cerebro aprende en movimiento, pero no dejamos a nuestros alumnos que se levanten de las sillas”

17 abril 2017/Fuente: Educacion Tres Punto Cero

Autor del libro ‘Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Entre la patología y la normalidad’, Rafael Guerrero, profesor de la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid y del Centro Universitario Cardenal Cisneros y director de Darwin Psicólogos, nos acerca en esta entrevista la realidad que viven los niños con TDAH y sus familias. Además, nos ofrece consejos y actividades para aumentar su capacidad de atención. 

Sabemos cuál es la definición teórica de TDAH, pero para ti, ¿qué es el TDAH o qué ha supuesto en tu vida?

Llevo muchos años trabajando con niños y adolescentes diagnosticados de TDAH, y con sus familias y profesores. En el día a día veo la gran cantidad de sufrimiento que padecen en sus diferentes ámbitos (colegio, casa, con los amigos, a nivel emocional, etc), lo que me llevó a escribir un libro sobre el TDAH. En él se recogen los aspectos básicos de este trastorno con el fin de convertirse en un manual práctico para familiares, profesores y especialistas sin recursos para trabajar con esta población.

¿Cómo se detecta a un niño con TDAH?

La detección no es sencilla, sobre todo, en Infantil. Es muy importante la observación y dedicar tiempo de calidad al niño. Las cosas no van bien cuando el niño no duerme y/o come bien, cuando los resultados académicos son malos o cuando muestra unos síntomas o manifestaciones que interfieren en su día a día. En estos casos, debemos hacer seguimiento al alumno.

Muchos padres manifiestan su apoyo y amor a sus hijos en función de sus logros académicos. Esto es una barbaridad.

¿Cómo podemos ayudar a un niño de este tipo en el proceso de enseñanza-aprendizaje?

La base de todo tipo de ayuda es la mirada incondicional que consiste en no juzgar a los niños por lo que son, por su personalidad, aunque esto no quiere decir que les dejemos hacer lo que quieran. Por ejemplo, muchos padres manifiestan su apoyo y amor a sus hijos en función de sus logros académicos. Esto es una barbaridad. Lo importante es que se sienta aceptado por sus profesores, padres y por el resto de profesionales que le rodean.

¿Estamos aún muy lejos de lograr una escuela inclusiva?

Se están haciendo grandes esfuerzos y avances en este sentido. Cada vez estamos más cerca, pero debemos seguir remando todos en la misma dirección. Existe una gran resistencia por parte de muchos sectores a que la educación actual evolucione como lo hacen otras áreas de la sociedad.

Existe una gran resistencia a que la educación actual evolucione como otras áreas de la sociedad

¿Crees que existe la formación suficiente y las herramientas adecuadas para trabajar con estos niños en el aula?

En España tenemos profesores magníficos y muy bien preparados. Se forman, se superan cada día y lo dan todo por sus alumnos. En cambio, también existen otros que no disponen de las herramientas necesarias y que, además, están desmotivados. Para nosotros la formación es un pilar clave.

¿Nos puedes desvelar algunos de los ejercicios prácticos que incluye el libro para potenciar la atención de los niños con TDAH?

Existen muchas herramientas y actividades para trabajar la atención con nuestros jóvenes con TDAH, solo es necesario dedicarle tiempo y echarle imaginación. Para proponer actividades a nuestros niños de la función ejecutiva que sea (atención, inhibición, planificación, memoria operativa, etc), lo más importante es conocer y entender el concepto.  Una vez lo hemos estudiado, podemos proponer ejercicios como sopas de letras, encontrar las 7 diferencias entre dos imágenes, tachar las vocales que aparecen en una hoja llena de letras, buscar o imaginar elementos que sean de color rojo, que estén fríos o que se puedan encontrar en un colegio, etcétera.

¿Ayuda la tecnología a fomentar la concentración y memoria de estos niños?

Con las nuevas tecnologías debemos ser cautos. Como todo en la vida, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Sabemos que nuestros jóvenes diagnosticados con TDAH o cualquier otro trastorno del neurodesarrollo se sienten muy atraídos y motivados por los ordenadores, videojuegos, móviles, tabletas, etc., concentrándose mucho en estas tareas porque les resultan motivantes y atractivas. Sin embargo, para otros niños pueden resultar un tanto adictivas, además, les dificulta aspectos importantes como la tolerancia a la frustración, fomentar la espera o la perseverancia.

Está demostrado que el cerebro aprende en movimiento, pero no dejamos a nuestros alumnos que se levanten de las sillas

¿Qué tipo de metodología es la más recomendada en estos casos?

Es la que combina el pensamiento crítico del alumno y el aprendizaje cooperativo, con trabajar por proyectos y no tanto por asignaturas, ofreciendo al alumno un papel más activo en las clases. Está demostrado que el cerebro aprende en movimiento, pero en las aulas no dejamos a nuestros alumnos que se muevan de sus sillas.

¿Qué es la neuroeducación y cómo se puede aplicar en clase?

La neuroeducación estudia y aglutina todos los conocimientos que tenemos sobre cómo funciona el cerebro para aplicarlos en el aula y sacar el máximo provecho del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, se ha demostrado que el cerebro no está preparado para aprender a leer ni a escribir hasta los 6-7 años, pero en España la gran mayoría de colegios empiezan este proceso sobre los 3-4 años. Por otro lado, también se ha probado que el principio de gamificación y el de incertidumbre son claves para captar la atención de los alumnos. No tiene ningún sentido obligar a los alumnos a que me presten atención. Soy yo quien primero me tengo que encargar de que quieran escucharme.

No tiene ningún sentido obligar a los alumnos a que me presten atención. Soy yo quien primero me tengo que encargar de que quieran escucharme

Los dos últimos capítulos están desarrollados por las familias, los niños y otros profesionales. ¿Cuál era el objetivo? 

El objetivo era dar voz a los verdaderos protagonistas del TDAH: los propios niños y sus familias. Saber cómo se vive desde dentro este trastorno es muy enriquecedor para los maestros y profesionales.

¿Qué le recomendarías a una familia que se encuentra en esta situación?

Lo primero que se formen e informen bien sobre el trastorno que tienen sus hijos. Todos los familiares deben entender muy bien en qué consiste y porqué manifiestan esos síntomas. No es que no quieran, es que no pueden. Por eso, para mí es fundamental la psicoeducación, donde explicamos a las familias la dificultad o trastorno que tiene su hijo. También suelo recomendar comenzar un proceso de psicoterapia, debido al alto grado de sufrimiento emocional que vive tanto el niño como la familia.

Por último un pequeño test. ¿Qué te sugieren las siguientes palabras?:

Deberes: Ufff, ¡cuidado con el exceso! Mejor dejarles investigar, crear, ‘curiosear’ y pensar.

Evaluación: debería empezar el primer día de clase y acabar el último. Jugarte todo un curso a un examen como en la PAU es muy injusto y nada eficaz. El alumno también debería tener su espacio para autoevaluarse.

Gamificación: hacia donde tiene que ir la educación. Un cerebro en movimiento y contento, aprende más y mejor.

Neuroeducación: debemos seguir las pautas que nos muestra la ciencia del cerebro. El objetivo es potenciar al máximo el aprendizaje y el disfrute del alumno.

Familia: es el núcleo donde deben cultivarse valores, educación y ética.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/rafael-guerrero-el-cerebro-aprende-en-movimiento-pero-no-dejamos-alumnos-que-se-levanten-sillas/44809.html

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Mindfulness para niños y adolescentes: los beneficios de la meditación

Por: Observatorio FAROS Sant Joan de Déu

¿Qué es el mindfulness?

Mindfulness, o lo que vendría a ser «atención plena», es una técnica de origen budista, popularizada en occidente por Jon Kabat-Zinn, basada en una práctica de meditación terapéutica que ayuda a reducir el estrés. Es una práctica que comienza prestando atención a la respiración para centrarse en el aquí y ahora, y no en lo que podría haber sido o en lo que podría ser. El objetivo final es crear suficiente distancia respecto a pensamientos y emociones, para observarlos sin reaccionar inmediatamente.

En los últimos años esta técnica se ha convertido en una forma de tratar a los niños y adolescentes con TDAH o con síntomas como la ansiedad, los trastornos del espectro autista, la depresión o el estrés, con un alto grado de éxito.

Saltzman también llevó a cabo un estudio en colaboración con investigadores de la Universidad de Stanford, en el que demostró que después de 8 semanas de entrenamiento de la mente, había documentado una disminución en la ansiedad, y las mejoras en la atención. Los participantes estaban menos emocionalmente reactivos, eran más capaces de gestionar los retos diarios y de elegir su comportamiento.

El mindfulness en niños y adolescentes

Hay testimonios que explican cómo el aprendizaje de esta técnica en sus hijos les ha servido de manera sorprendente. En la escuela los jóvenes se sientan en círculo, cierran los ojos, y silenciosamente van tomando nota de sus propios pensamientos y lo que sucede a su alrededor. En cada sesión se puede abordar un objetivo diferente: ver consciente, la atención en el oído, la respiración consciente, o heartfulness (o el envío de pensamientos buenos para los demás). El objetivo en la escuela era que el aprendizaje de estas técnicas pudiera ayudar a los jóvenes estudiantes a mejorar académicamente en la escuela y sentirse menos estresados.

También se puede practicar en casa. Los niños que aprenden esta técnica también pueden incorporarla en su vida diaria y modificar su comportamiento. Aprenden a hacer una pausa y responder a las situaciones en lugar de reaccionar. Cuenta una madre:

«Cuando mi hija empieza a agobiarse por algo, ella misma es capaz de detenerse, respirar, y cambiar su perspectiva para llegar a una reacción productiva menos emocional y más provechosa»

También ayudan a mejorar las habilidades de comunicación, ya que los niños aprenden a estar presentes para ellos mismos y para los demás.

Los beneficios de la práctica de la atención

Los beneficios de la atención plena son muchos. Diferentes científicos han confirmado sus efectos positivos sobre la salud mental y el bienestar.

La Fundación Hawn dice que en las escuelas donde se ha implementado, el 90% de los niños ha mejorado su capacidad de llevarse bien con otros niños Alrededor del 80% eran más optimistas y habían mejorado el concepto de sí mismos, el autorregulación y la autogestión, tres cuartas partes de los niños mejoraron su capacidad de planificación y organización, y la misma cantidad había tenido un mejor control de los impulsos y menos reactividad.

El mindfulness en la familia

Es posible introducir esta práctica en casa. Lo más conveniente es que los padres también la practiquen. Crear rutinas como tomar el sol unos minutos al día para cerrar los ojos y notar la propia respiración, los propios pensamientos, emociones y sensaciones del propio cuerpo, con un sentimiento de bondad y curiosidad, puede tener un gran impacto en toda la familia.

El propósito de la enseñanza de la «atención» en nuestros hijos es darles habilidades para desarrollar la conciencia de sus experiencias internas y externas, para reconocer sus pensamientos como «sólo pensamientos,» para entender cómo las emociones se manifiestan en sus cuerpos, para reconocer cuando su atención se ha desviado y proporcionar herramientas para el control de los impulsos. No es una panacea, y no se puede pensar que eliminará completamente lo que es el comportamiento normal del niño, con sus rabietas, llantos, gritos y discusiones habituales, pero sí puede ayudar.

Si desea iniciar la práctica de mindfulness en la familia lo más importante es que no lo fuerce. Si tus hijos no están interesados, dejar estar. Si, por el contrario, ellos muestran interés, te damos algunas sugerencias para empezar:

  1. Escuchar la campana. Una manera fácil para que los niños practiquen la atención plena es centrarse en prestar atención a lo que pueden sentir. Puede utilizar un cuenco, una campana, un conjunto de campanas o una aplicación de teléfono que tenga sonidos. Deja que tu hijo se concentre en el sonido hasta que ya no pueda sentir (que suele ser de 30 segundos a un minuto).
  2. La práctica de la respiración con un compañero. Para los niños pequeños, una instrucción como «prestar atención a la respiración» puede ser difícil de seguir. Una opción es que cada niño tome un animal de peluche, y después se estire con su peluche en el vientre. Centrará su atención en el ascenso y caída del animal de peluche a medida que inhala y exhala.
  3. Pasear. Dé un paseo a través de su barrio fijándoos en las cosas que no has visto antes. Destináis un minuto del paseo a estar completamente en silencio y simplemente prestar atención a todos los sonidos que podemos escuchar.
  4. Establecer una práctica de agradecimiento. La gratitud es un componente fundamental de la atención, enseñar a nuestros hijos a apreciar la abundancia en sus vidas, en lugar de centrarse en todos los juguetes y golosinas que ellos anhelan.
  5. Compruebe su informe del tiempo personal. Quedándose quietos como una rana, anímales a «invocar el informe meteorológico que mejor describe sus sentimientos en ese momento.» Soleado, lluvioso, tormentoso, tranquilo, con mucho viento, un tsunami? Esta actividad permite a los niños observar su estado actual sin necesidad de identificarse demasiado con sus emociones. No pueden cambiar el clima exterior, y no pueden cambiar sus emociones o sentimientos, pero pueden cambiar la forma como se relacionan con ellos. Los niños pueden reconocer: «No soy el aguacero, pero noto que está lloviendo. No soy un miedoso, pero me doy cuenta que a veces tengo esta gran sensación de miedo en algún lugar cerca del cuello.»
  6. La práctica consciente de comer. El ejercicio de comer conscientemente una pasa o un trozo de chocolate es un alimento básico de la educación de la atención, y es una gran actividad para los niños.

Estos son algunos ejemplos, pero por encima de todo, recuerde divertirse y hacerlo sencillo. Seguro que en el día a día encontrará muchas oportunidades para añadir a las prácticas de atención plena.

Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/mindfulness-ninos-adolescentes-beneficios-meditacion

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Cuando la orquesta falla en nuestra cabeza

Por: Ana Torres Menárguez

Para Enrique Alonso, de 19 años, algo tan sencillo como leer un libro es un suplicio. Le cuesta retener detalles, seguir el hilo argumental y comprender la trama. Tiene Trastorno por Déficit de Atención (TDA), una patología que hasta 2013 no se incluyó en la lista de trastornos con necesidades de apoyo educativo en ley de educación (LOMCE). Cree que el desconocimiento de su dolencia por parte de los profesores hizo de su etapa escolar un calvario. “Preferían atender a los buenos estudiantes, a los que sacaban buenas notas”, cuenta. Este año ha comenzado primero de Magisterio en la Complutense de Madrid, una universidad que, como otras muchas públicas en España, ha comenzado a aplicar protocolos de ayuda para los estudiantes con TDA.

Aunque no existe un registro oficial de cuántos estudiantes hay en España con TDA y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), los expertos señalan que afecta al 5% de la población infantil. Hasta este año, la mayoría de universidades públicas no disponían de protocolos de ayuda a este colectivo. En el caso de la Complutense, fue el pasado mayo cuando se empezaron a ofrecer sesiones personalizadas para enseñar técnicas de estudio, adaptaciones de los exámenes con enunciados mucho más claros o tiempo extra, unos 20 minutos, para la realización de las pruebas. También un 50% de tiempo extra para los préstamos bibliotecarios.

«Hemos reaccionado a la demanda. En los últimos años ha crecido el número de estudiantes que han solicitado una adaptación de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) por problemas relacionados con el aprendizaje», cuenta María Antonia Durán, coordinadora de la Oficina para la inclusión de personas con diversidad de la Complutense. De los 55 estudiantes con TDAH que lo solicitaron en 2013, se ha pasado a 200 en 2016. «Hay una imagen generalizada de que son vagos y de que tienen un problema de disciplina. Falta sensibilización por parte del profesorado y ese es ahora uno de nuestros retos», explica Durán.

 ¿Qué es el TDAH? «Es un trastorno del neurodesarrollo, y los que lo sufren tienen un 33% menos de madurez cerebral que otras personas de su misma edad», explica Rafael Guerrero, profesor de la Facultad de Educación de la Complutense y autor del libro Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Entre la patología y la normalidad. Se dan tres síntomas claros: impulsividad (dificultad para gestionar las emociones), problemas para mantener la atención y, en algunos casos, hiperactividad (necesidad de movimiento constante). Existen tres cerebros: el reptiliano -el más primitivo e instintivo-, el emocional -que codifica las emociones-, y el racional -también llamado corteza prefrontal, que es el que gestiona a los anteriores y toma las decisiones. «En el caso de las personas con TDAH, la corteza prefrontal, que actúa como director de orquesta del cerebro, no es capaz de gestionar de forma adecuada los impulsos y las emociones. Carecen de filtro», aclara Guerrero.
Satisfacción inmediata

Uno de los factores que influye en el fracaso escolar de las personas con TDAH es su dificultad para retrasar necesidades. «Buscan la satisfacción inmediata y eso conlleva poca capacidad de planificación y constancia en los estudios», señala el profesor de la Facultad de Educación de la Complutense Rafael Guerrero.

El estudio Neurociencia efectiva del TDAH, publicado por la Universidad Autónoma de Madrid, señala que este trastorno se caracteriza por anomalías en una amplia variedad de regiones cerebrales. La disfunción de parte de ese circuito parece ser la responsable del «pobre control inhitorio» que les conduce a decantarse por las recompensas inmediatas.

Guerrero suele poner un ejemplo para explicar ese proceso a nivel cerebral. «Imaginemos a un universitario encerrado en su cuarto tratando de estudiar para un examen. Recibe la llamada de un amigo que le propone ir a ver un partido de la Champions. A una persona adulta sin TDAH, inmediatamente la corteza prefrontal le anticiparía que al día siguiente tiene un examen. Esa alarma le haría quedarse en casa. En el caso del estudiante con TDAH, el impulso primitivo de querer ver ese partido de fútbol gana la partida. Precisamente por la búsqueda de la satisfacción inmediata».

El TDAH es, según Guerrero, uno de los trastornos en el que los síntomas son más criticados y estigmatizados, especialmente en el entorno académico. «Se dice de ellos que son impulsivos y se ganan etiquetas de nunca se entera o siempre mete la pata. Incluso se piensa que son maleducados o malas personas», señala.

Uno de los problemas principales es el desconocimiento por parte del profesorado. «Tienen que entender que este trastorno afecta, entre otras, a la memoria operativa. Por ejemplo, en el cálculo matemático les cuesta mantener los datos, operar con ellos y procesarlos», explica. La narración es otro de sus puntos débiles. «Les cuesta seguir el hilo narrativo, leen dos páginas y retienen poco, les resulta complicado extraer conclusiones». Por ese motivo, tienen dificultades para automotivarse y requieren más estímulos por parte del profesor.

En muchos de los casos, es el propio universitario el que decide no comunicar el trastorno por miedo a ser etiquetado. «Llegan a la Universidad después de un recorrido escolar muy frustrante. Si ellos no acuden a los servicios de orientación, es difícil detectar que sufren ese trastorno». La hiperactividad, que es uno de los síntomas más palpables, disminuye con la edad, señala el estudio Trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos, de la Universidad Autónoma de Barcelona. En cambio, la inatención y la impulsividad perduran en el tiempo.

Otras universidades

En el caso de Cataluña, de los 46 estudiantes con TDAH que solicitaron una adaptación de la PAU en 2011, se ha pasado a 237 en 2016, cinco veces más, según datos de la Secretaría de Universidades e Investigación de la Generalitat de Catalunya. Precisamente en el curso 2010-2011 se registraron los primeros cuatro alumnos con TDAH en la Universidad de Barcelona (UB). El curso pasado era 41 y este ya suman 34.

«Les ofrecemos recursos similares que a los alumnos con certificado de discapacidad, pero para los TDAH no existe un protocolo específico», señala Jordi Molina, responsable del servicio de atención al estudiante de la UB. Tras entrevistar y valorar a los alumnos afectados por este trastorno, realizan un informe que luego pasan al profesorado en el que se hacen recomendaciones como secuenciar el ritmo de las actividades, promover tutorías para motivar al alumno y prestarle una atención continuada. Se les concede un 25% de tiempo extra para la realización de exámenes.

De los 55 estudiantes con TDAH que solicitaron hacer la Selectividad adaptada en 2013 en la Complutense, se ha pasado a 200 en 2016

A diferencia de otras universidades, la Universidad de Murcia aprobó el pasado mayo un protocolo de obligado cumplimiento para los profesores en el que se establece que los estudiantes con TDAH disponen de más tiempo para la entrega de trabajos, de un 25% de tiempo extra para los exámenes, ubicación en las primeras filas del aula (para evitar distracciones), una redacción más clara de las preguntas, una fragmentación de las pruebas largas en varias sesiones y cierta permisividad con las faltas de ortografía, especialmente los acentos.

«El número de universitarios diagnosticados con TDAH está aumentando por el trabajo efectivo que se está haciendo desde los institutos. La Ley solo nos obliga a hacer adaptaciones curriculares para los alumnos con discapacidad, los que tienen problemas de aprendizaje están en un limbo y dependen de la buena voluntad de la universidad y el profesorado», apunta Antonio Pérez, responsable de la Unidad de Atención a la Diversidad de la Universidad de Murcia.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2016/12/09/actualidad/1481298432_875792.html

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